DISCLAIMER: InuYasha y Co. son propiedad de Rumiko Takahashi. La siguiente narración es creación propia y está hecha sin fines de lucro, con el propósito de entretener a los lectores.

SUMMARY: [Serie de Viñetas] Tras la derrota de Naraku, todo es diferente. Las cosas cambiaron, pero la vida que tenemos es muy distinta a la que imaginé. Sin embargo, debemos seguir apoyándonos, porque eso es lo que nos hace estar tan unidos. Porque eso es lo que querría la señorita Kagome.


Hook us up


El cálido sol me pega fuerte en la cabeza mientras avanzo hacia el almacén donde guardamos nuestras provisiones, haciendo memoria de lo que Sango me pidió que llevara porque ya no quedaba en casa. A lo lejos diviso a la anciana Kaede, quien me hace un gesto con su mano y espera a que llegue a su lado para saludarme.

—Buenos días, su Excelencia. ¿Cómo está? Y Sango, las niñas, el embarazo… ¿va todo bien?

La pregunta me hace sonreír con su sincera preocupación, asiento con un gesto para responderle.

—Sí, todo marcha bien.

—Me alegra escucharlo. Hace días que no veo a su familia en la aldea, supongo que el avanzado embarazo le dificulta las cosas a Sango, ¿verdad? —Sonríe de medio lado al tiempo que llegamos a mi destino.

—Bueno, dice que este pequeño es más inquieto que las gemelas. Ha estado lidiando bastante con sus patadas.

—Entonces, tendrá que armarse de paciencia y energías. Sospecho que lo que viene no será sencillo —sonríe con seguridad, dándome un par de palmadas en la espalda —. Así que quizá sea mejor que me deje a mí los asuntos de la aldea —asiente con calma y luego comienza a caminar sin esperar respuesta, despidiéndose con un gesto mientras regresa a la aldea.

XCV —

"Priority"

Inhalo profundo, sabiendo que sus palabras son ciertas, y luego ingreso en el almacén para revisar cuántas provisiones tenemos y tomar lo que Sango necesita. Vuelvo a casa y me encuentro con una escena caótica que sólo causa impregnarme de intranquilidad.

—¡Pequeñas, dejen de jugar con la comida! —La exclamación de Sango es completamente ignorada por nuestras hijas, que se encuentran en un rincón, cada una con un pocillo con su porción de alimento, las manos, el rostro y sus kimonos sucios con el contenido de sus platos. —¡Por favor, Mao, Mei! Ah, no… no empieces tú también…

Apoya una de sus manos en su vientre en tanto niega con un gesto, el ceño fruncido seguramente a causa de algún movimiento brusco del pequeño que aún no nace. Chasquea la lengua y me mira suplicante, la situación la está superando.

—Bien niñas, fue suficiente alboroto por hoy —me acerco a las gemelas, que creen que voy a unirme a su juego y me lanzan algo de comida entre risas. Logro quitarles los pocillos y dejarlos fuera de su alcance para luego tomarlas, ellas comienzan a llorar y gritar a modo de protesta. Alzo la voz para hacerme escuchar sobre la suya —. Iré a bañarlas para cambiarlas, ¿puedes llevarme agua caliente a la habitación?

—Por supuesto, dame un minuto… —Se acerca a la olla con agua puesta sobre la fogata y niega con un gesto, la frustración demasiado evidente en su rostro. —Ay, no… Se apagó el fuego y no me di cuenta, el agua está fría… lo siento, soy una completa inútil…

—Sanguito, no digas eso… sacaré agua del onsen, no te preocupes, sólo… Respira un momento, ya regreso.

Me apresuro en realizar la tarea de limpiar a nuestras hijas y luego de lidiar brevemente con sus pucheros y posterior intento de guerra con agua, regreso con ellas a la sala, en donde encuentro a Sango llorando mientras intenta cortar algunas verduras para cocinar, volvió a encender el fuego y el agua borbotea esperando por los alimentos que serán cocinados en ella. Suelto un suspiro, las gemelas corren hasta su madre y le abrazan las piernas con cariño.

—¡Mama, no tiste! —Exclaman las dos en coro, intentando calmarla, aunque su acto sólo causa que Sango solloce de nuevo y más lágrimas caigan de sus ojos.

Me acerco a ella y la abrazo, inmediatamente busca refugio en mi pecho, llorando con más ganas ahí mientras las niñas me miran interrogantes. No sé qué decirles, porque no entenderían lo que ocurre, de hecho es difícil hasta para mí poder comprender el abatimiento de mi mujer.

—L-Lo siento, estoy complicando todo… debería… —Intenta separarse de mí, limpiándose las lágrimas con el dorso de su mano. —Tengo que preparar la comida, ya estoy bastante atrasada con eso, y aún no he podido terminar de lavar la ropa, las sábanas de las gemelas no alcanzarán a secarse y… y yo…

Vuelve a llorar, ocultando el rostro otra vez en mi pecho, niego con un gesto y le acaricio la cabeza, intentando tranquilizarla un poco.

—Preciosa, no tienes que presionarte tanto. Te dije que podía ocuparme de las tareas domésticas para que tú descansaras…

—Pero no es justo, también tienes cosas que hacer en la aldea, sé que cuentan con tu ayuda y yo no puedo… —Vuelve a sollozar, más lágrimas caen de sus ojos.

—Claro que puedes. Tú eres mi prioridad, Sango —levanto su rostro y le sonrió con calma —. Los aldeanos también cuentan con la anciana Kaede, y aunque ella no pudiera ayudarlos, deben entender que no siempre voy a estar disponible. Mi única responsabilidad impostergable está aquí, contigo y nuestra familia.

Vuelve a ocultar su rostro en mi pecho, abrazándome con más fuerza mientras intenta controlar su llanto.

—Eres tan amable… No lo merezco, ni siquiera soy una buena esposa y aún así, tú… ¿Por qué eres tan considerado conmigo?

—Porque te amo, somos un matrimonio y estamos juntos en esto. Además, no creo que seas una mala esposa, y si hay alguien aquí que no merece esto, ese sería yo… ya sabes, mi pasado no es muy favorecedor…

Sango suelta una risa en medio del llanto, limpiándose las lágrimas para luego sonreírme algo más tranquila.

—No te conviene recordarme tu pasado en estos momentos, monje pervertido

—Bueno, me atengo a las consecuencias si con eso detengo tus lágrimas… —Le sonrío, ella me devuelve el gesto. — Aunque, si soy sincero, algo de lo que dijiste es cierto: no mereces esto, sino mucho más y lamento no poder dártelo. Eres la mujer más maravillosa que he conocido, nunca me cansaré de decírtelo, y me gustaría poder evitar que te sintieras así…

Niega con un gesto suave antes de responder.

—Miroku, me haces muy feliz. Tú, nuestra familia, la vida que tenemos… es todo lo que deseo. Puede que todo el caos doméstico me termine agobiando, pero aún así… no cambiaría esto por nada. Te amo.

Sonrío nuevamente, aliviado con sus palabras y luego le beso la cabeza para terminar el abrazo, señalándole las verduras que aún esperan ser preparadas.

—Me encargaré de la comida y luego iré a ver la ropa. Tú sólo descansa un momento, le pediré a InuYasha ayuda con las niñas —ella asiente mientras les pide a las gemelas que la acompañen a su rincón para jugar un momento con ellas y yo comienzo a encargarme de lo que hace falta —. Por cierto, Sango… Tú también me haces feliz. Te amo.

Me devuelve la sonrisa y volvemos a respirar tranquilos, porque a pesar de lo caótica que llega a ser la vida de casados, ambos somos felices y no deseamos nada más.

Palabras sin incluir disclaimer ni notas: 1158


Hola~ Aquí vengo con el siguiente capítulo de mis amadas viñetas, ya preparando el terreno para lo que será el nacimiento de su hijo y el regreso de Kagome.

Quiero agradecer con todo mi corazón a todos los que comentaron el capítulo anterior y me dieron ánimos. Quería decirles que he decidido continuar con un post manga, para no quedarme con mi headcanon sólo ahí, en mi cabeza. Ahora, la gran interrogante es si hacerlo en un nuevo fic aparte, o si ustedes prefieren que siga escribiendo infinitamente en este? Estaré atenta a sus apreciaciones al respecto, son amor (L)

¡Y vamos en 365 reviews! Qué emoción :3 Agradezco con lo más profundo de mi corazón su apoyo, en especial a tsubasa . kakeochita (me acabo de dar cuenta que esta cosa borró tu nombre al llevar el punto... lo siento v.v), Katsa Graceling, LudTB, Lady Manne y Rina-chan, todos son amor (L). También a mi amada beta, Nuez. No sé qué haría sin sus palabras, apoyo y paciencia. Todos son el sol y la luna :)

Hasta aquí mi reporte, nos estaremos leyendo pronto!

Yumi~