108. Presente

Duo sacudió su cabeza. Los coletazos de la noche anterior seguían dándole problemas para concentrarse en el proceso de investigación del ensayo. El maldito Heero en serio lo había dejado desvariando un beso que entonces no se sintió capaz de obtener y ahora quería más que nada.

A trompicones logró avanzar varios párrafos, su única motivación para cumplir la entrega era no recibir otro despectivo "llamas la atención", pero pronto se atajó pensando en ese momento en la cancha en que tuvo la oportunidad de besarlo. Casi podía sentirlo: tenía a Heero bajo su cuerpo, su cara a su altura, su boca era llegar y reclamar.

¿Por qué había cambiado de idea? No se lo perdonaba, aunque en el fondo sabía que no se había acobardado. Simplemente creyó que Heero ya tenía suficiente en mente con lo de los pacifistas como para molestarlo con algo más.