109. Inquieto

El texto que entregó en clases lo había dejado profundamente inquieto. Era un ensayo de historia previa a la creación de las colonias espaciales que lo hizo preguntarse si la guerra azotaría con la misma intensidad a la Tierra de no existir dónde vivir en el espacio, de no tener dónde querer extender su poder militar.

Si tenía en cuenta los desastres que investigó, como las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki en la Segunda Guerra Mundial, la respuesta era sí. El ser humano no parecía poder vivir sin conflictos, dejando a otros en la paradoja de reprimir violencia con violencia, en una búsqueda casi irrisoria de la paz.

Ridículo o no, no dejaría de intentar conseguirla.

Heero se sentó en su escritorio y abrió su computadora, la que mantenía bien oculta de Duo y de cualquier otro ser humano. Su intención era revisar si tenía alguna misión en puerta o si los enemigos se habían movido de forma peligrosa para las colonias que había jurado proteger con su vida.