¡Buen finde a todos! Ando bastante liada, así que os dejo ir directos al grano. Un saludo a jcarbono008, esperamos que sigas leyéndonos cada semana ^^.


Capítulo 133: ¿Dos bandos?

A nadie le había pasado por alto el repentino cambio de Emily. Desde que bajó del Skid, la chica parecía haberse convertido en una especie de mercenaria de Kouji. Cada vez que se hablaba de algo relacionado con la misión en las profundidades marinas, la chica saltaba antes que el guerrero de la luz, apuntando con sus acusaciones a Koichi y a Aelita.

—¡Que no! —exclamó la de gafas dando un puñetazo en la mesa —. ¡Que vosotros dos os metéis en el Skid porque me llamo Emily Leduc! ¡Vuestros trajes también necesitan ser comprobados!

—Hay más cosas a tener en cuenta a la hora de decidir quién baja y quién se queda en tierra —dijo Aelita, encendiendo aún más a la chica.

—¡¿Como qué?!

—Por ejemplo, mi hermano —dijo alzando ambos brazos —. ¿Quién podría enfrentarle?

—¿Cualquiera? —logró hablar Kouji —. En serio, Aelita, esa excusa es patética. Tu padre dejó claro que el poder de Apollomon es superior al de cualquiera de nosotros actualmente. Así que estamos todos en igualdad de condiciones.

—¡Si no se prueba, no se sabe!

—¿Qué parte de que está una evolución por encima de nosotros no te entra en la cabeza, Aelita? —preguntó Emily, tentada a tirarse de los pelos aun cuando Mikemon retenía sus brazos.

—Mira, yo no puedo entretenerme bajo el agua —negó la pelirrosa —. A demás, de unirme a la expedición en las profundidades, sería como piloto del Skid.

—Pues ni eso haces —acusó Kouji, logrando encender a la chica —. No solo nos cargas con faena a Em y a mí, sino que encima sigues dejando todo el peso de la nave sobre Yumi y Ulrich. ¿Tienes compasión por alguien?

—Eh, pero hay que decir que Aelita tiene un punto a favor —intervino Koichi, llamando la atención de todos y evitando que la discusión fuera a más.

—¿Y tu patética excusa de esta vez cuál es, Kimura? —preguntó Emily, ajustándose las gafas.

—Mi hermano y yo somos gemelos. Él puede probarse mi traje y decidir por mí —dijo con una sonrisilla nerviosa.

—¡Y UNA MIERDA! ¡Tanto trabajo ahí abajo está haciendo que tu hermano tenga más músculo que tú! —dijo la chica, tirando del brazo del otro y dando golpecillos —. ¿VES? ¡COMO PIEDRA!

—¡Yo también estoy fuerte! —lloriqueó el de la oscuridad.

—No, ahora en serio —suspiró Mikemon —. ¿Por qué no bajáis?

En el exterior, la gran mayoría mantenía una oreja pegada a la puerta o las ventanas, intentando captar absolutamente todo cuanto se decía en aquella reunión de "desactivadores" cuyo final preocupaba a todos. Casi veinte minutos más tarde, el sonido de sillas arrastrándose hizo que muchos echaran a correr para ocultarse y fingir no haber estado escuchando mientras que otros se sentaban tal cual en el suelo con la vista al cielo.

—Jeremy ha programado otra inmersión para dentro de una hora —dijo Kouji desde la puerta —. Por la cuenta que os trae, estáis moviendo vuestros gordos culos al Skid.

—¡Te he dicho que te pruebes tú mi traje!

—¡Si mi hermano aparece por aquí, quiero ser yo quien lo detenga!

—¡ESTOY HARTA DE VUESTRAS EXCUSAS! —gritó Emily.

—Déjales —suspiró el de la luz —. Del gato miedica de mi hermano me esperaba la rajada, porque es así, pero de Aelita no esperaba ese egoísmo.

—¿Qué insinúas, Minamoto? —preguntó con gravedad la pelirrosa. Quienes aún permanecían escuchando disimuladamente sintieron un sudor frío bajando por sus espaldas.

—Lo que quiere decir —se adelantó Mikemon antes de empujar a Emily al exterior. Ni tan siquiera la miró cuando tropezó con sus sandalias y cayó, casi arrastrando consigo a Kouji —, es que Em al menos ha entendido que a cualquiera que no sea Chiaki le sienta fatal meterse bajo el agua tan continuo. Por eso ella está haciendo el esfuerzo de meterse, aun cuando no le hace ni pizca de gracia, para que Kouji descanse. Pero Yumi y Ulrich no están teniendo la misma suerte gracias a ti y a Jeremy, aunque él es harina de otro costal al que, si se le arrastra, es para meterlo en un Navskid.

Empujando aún más a los otros dos, acabó de salir del cuartel y cerró la puerta con furia evidente. Cogió aire un par de veces, lo soltó y miró a ambos con una sonrisa tranquila que, por el estado en el que aún seguían los otros dos, no preocupó en absoluto, pero a quienes seguían espiando acentuó aún más el mal presentimiento que sentían.

—¿Vamos a nadar un poco para despejar la mente? Iré a buscar los flotadores —dijo.

Con alguna protesta murmurada de Emily, los dos siguieron el camino de la gata atigrada, permitiendo al fin respirar a los valientes que se habían quedado ahí y haciendo aparecer a quienes habían huido.

—Esto es un problema enorme —dijo JP.

—¿Por qué? —preguntó Dracomon.

—Koichi y Aelita se niegan a bajar a las profundidades y Kouji y Em no parecen querer hacerlo más —dijo.

—La verdad es que sí es preocupante —admitió William.

—No, nada de eso —negó Tommy.

—¿Cómo que no? Evidentemente, si las cosas no se solucionan entre esos cuatro, la lucha contra Xana-Lucemon no acabará jamás.

—Kouji no nos dejaría tirados si aquellos dos decidiesen seguir dándole largas —dijo Zoe.

—Tiene razón —señaló Takuya —. Podemos contar con Kouji para cualquier cosa aunque pueda serle más problemático a él que a cualquiera de nosotros. Me sorprende que dudes así, JP.

—No es dudar, es que me preocupa la situación —intentó defenderse.

—Em tampoco nos dejaría tirados —dijo Yumi cruzada de brazos —. Pero si lo que te preocupa es que ese cuarteto la líe, podemos pasar a la misión secundaria.

—¿Misión secundaria? —preguntó más de uno.

—Posicionarte a favor de alguna de las dos ideas y apoyarla hasta que la otra ceda —explicó —. Yo ya tengo claro a quién le doy mi apoyo.

—Pero eso puede romper el grupo —comentó Katsuharu —. Sería perjudicial para la "misión principal".

—No tiene por qué —dijo la geisha —. Os lo voy a demostrar.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó Zoe.

—Aportar mi granito de arena a esta situación —sonrió —. Algunas de las cositas que hemos oído me han llamado lo suficiente la atención como para querer lo mismo que ese par...

—¿Cuál de los dos pares? —preguntó Teppei, pero la chica se alejó sin responder.

Cerca de una hora más tarde, Timy dando golpes con un cazo y un cucharón alertaron a gran parte del grupo. Aunque Zoe sabía a qué se debía el repentino jaleo de la digimon, no pudo evitar entrar al hangar con pasos firmes y los puños apretados.

—¡Belpois! ¿Es que no puedes enviarnos a Gaomon que le pides a Timy que nos llame? ¿Acaso has olvidado lo que esta cría hace? —señaló. A sus pies, Ace no podía controlar la risa.

—Eso mismo le han dicho Gao y Ace —sonrió la elfita, lanzando al aire los objetos que había estado usando cuando Kouji fue a atraparla.

—Me he dejado llevar por el "soy más rápida que Gao" —suspiró Jeremy, la cabeza apoyada en una mano. Algunos dudaron entre si era agotamiento por trabajar tanto, dolor de cabeza por el ruido de la digimon del tiempo o si había estado dándose golpes por el despiste.

Un simple vistazo le bastó a Yumi para ver que ni Koichi ni Aelita estaban allí reunidos. Con un suspiro, esperó las indicaciones de Jeremy y caminó al Skid seguida de Ulrich. Lo último que escuchó antes de sentir a Kouji tras ella fue una mezcla entre grito y maullido que atribuyó a Emily.

—Vamos —suspiró rendida.