Todos los personajes y la historia pertenecen a JK Rowling

POV DRACO MALFOY 33

El boggart se dirigió a por Harry y cuando estaba por transformarse de nuevo, el profesor avanzó con rapidez poniéndose entre el boggart y Harry. Apareció una esfera de un blanco plateado que flotaba en el aire, delante de Lupin.

¡Riddíkulo! —dijo Lupin casi con desgana haciendo que la esfera se transformara en un globo y se fuera disparado al armario.

El profesor con un movimiento de su varita cerró el armario y éste tembló violentamente de nuevo.

—¡Muy bien! —gritó el profesor Lupin mientras la clase aplaudía—. Muy bien. Todos lo habéis hecho muy bien. Veamos... cinco puntos para Gryffindor por cada uno de los que se han enfrentado al boggart... Y otros cinco por Harry.

—Pero yo no he intervenido —dijo Harry.

—Tú y Hermione contestasteis correctamente a mis preguntas al comienzo de la clase. Y ya le di puntos a tu compañera previamente —dijo Lupin sin darle importancia—. Ahora es el turno de Slytherin.—

Estaba muy nervioso, no quería que mi mayor miedo lo vieran los alumnos de mi clase. La cosa que más me aterraba en el mundo no era una cosa, era una persona. Y esa persona era mi padre. Lucius Malfoy.

—Draco, da un paso adelante. Empezaremos contigo. —dijo Lupin, sonriente.

—Preferiría que no, profesor. —dije con sudor frío.

—Vamos, Draco, no tengas miedo. Voy a abrir la puerta del armario. —continuó Lupin.

Tragué saliva con dificultad. Iba a ser la mayor humillación en mi vida. Taurus me miró con preocupación.

—Esta clase es una chorrada. Empezaré yo. —dijo Taurus salvándome el pellejo.

—Aún estás lastimado, no sería prudente ... —comenzó diciendo Lupin cogiéndole del brazo no escayolado.

—Aparta, profesor. —dijo de mala gana Taurus. —Me han recomendado que no use magia hasta la semana que viene. Pero da igual, no necesito una varita para derrotar a un boggart, porque yo no temo a nadie.—

—Un momento, Taurus ...—intentó convencerle Lupin.

—Abre la puerta de una vez, Lupin. —dijo mi hermano, con voz autoritaria.

—No es una buena idea ... —dijo dubitativo Lupin.

—Está bien, si no la abres tú, la abriré yo. —continuó Taurus acercándose al armario. Abrió la puerta del armario con su mano buena, y dio unos pasos atrás.

Me intrigaba muchísimo saber lo que podía asustar a mi hermano. ¿Qué podría ser? El boggart empezó a transformarse hasta adoptar la forma de un niño de unos 8 años. Un momento ese niño ... ¡Era Taurus!

—JAJAJAJAJAJAJA. El boggart ha comprendido que no le temo a nada y ahora está confuso. —dijo Taurus acercándose a su yo niño. —¿Por qué no te das media vuelta y te vuelves al armario antes de que te de un puñetazo con mi mano buena?—

—No lo entiendo ... —dijo Lupin, anonadado.

El Taurus niño y el Taurus real se retaron con la mirada.

—Eres débil ... —comentó el Taurus-boggart con los ojos inyectados en sangre.

—¿Así pretendes asustarme? ¿Mintiendo? —dijo mi hermano con una sonrisa ladina.—¡Yo no soy débil! ¡Jamás he sido débil!—

—Patético ... —continuó el Taurus-boggart con una mueca de desprecio. —Te engañas a ti mismo, pero sabes que tengo razón. Aquellos que nos importan sufrirán por tu culpa. —

—¿De qué rayos estás hablando? —dijo Taurus nervioso. Ya no estaba presente su sonrisa de superiorida.

—Te has dejado influenciar por seres inferiores. Tu debilidad provocará la caída de tu familia. —añadió Taurus-boggart acercándose lentamente a mi hermano. Sus ojos se tornaron en cuencas vacías.

—Yo ... yo ... —tartamudeó Taurus dando un paso hacia atrás. —Yo ... no ... soy ... débil ... —

Con un tic en el ojo, Taurus, empezó a dar pasos hacia atrás por cada paso adelante que efectuaba el boggart-Taurus, hasta que Taurus chocó con una pared y miraba aterrorizado a su versión joven y sin ojos.

—Aléjate ... de ... mí. —dijo Taurus.

—Confían en ti. Confían en tu fuerza. Les decepcionarás y sufrirán las consecuencias. —dijo el Taurus-boggart con un tono siniestro.

—¡Estás mintiendo! —gritó mi hermano con la poca valentía que aún le quedaba.

¡Riddíkulo! —gritó Lupin. Taurus niño adquirió la apariencia de un bebé chupándose un dedo.

Una sonora carcajada de la clase se escuchó antes de que el boggart estallara en mil volutas de humo y desapareciera.

—Muy bien todo el mundo. Ha sido una clase estupenda. Como deberes, vais a tener que leer la lección sobre los boggart y hacerme un resumen. Me lo entregaréis el lunes. Eso es todo.—finalizó Lupin.

La mayoría de alumnos abandonaron entusiasmados la sala de profesores. Harry y Taurus, sin embargo, no estaban contentos. Se quedaron callados en todo el trayecto a la siguiente clase. El que más me preocupaba era Taurus que tenía la mirada perdida e ignoraba los intentos de Pansy de tratar de levantarle el ánimo.

—Voy al baño. —dijo con voz monótona Taurus a nadie en particular.

—¿Estás bien, Taurus? ¿Quieres que te acompañe? —pregunté.

—Estoy bien. —contestó con la mirada concentrada en el suelo. —Id yendo.—

—¿Seguro que estás bien, Taurus? —preguntó Goyle.

—¿ES QUE ESTÁS SORDO O QUÉ COJONES TE PASA? ¿CUÁNTAS VECES TENGO QUE DECIR QUE ESTOY BIEN? —gritó enajenado Taurus cogiéndole del cuello de su túnica con su mano buena.

—Taurus ...—dije.

—¡HE DICHO QUE ESTOY BIEN, JODER! ¡TENGO GANAS DE CAGAR, ESO ES LO QUE ME PASA! —volvió a gritar Taurus, empapado de sudor, y soltando a Goyle. —¡Ahora dejadme tranquilo! —

A regañadientes y asustados, la gente de su alrededor le hizo caso. Yo no estaba tranquilo así que lo seguí a escondidas. Por suerte, dejó la puerta del baño abierta. Oí el sonido de cristales rompiéndose. Asomé mi cabeza y lo que vi me dejó helado. Taurus golpeaba repetidamente con los nudillos de su mano sana el espejo del baño reventándolo en mil pedazos.

—¡JODER, JODER, JODER! —gritaba mientras seguía golpeando el espejo roto con sus nudillos ensangrentados. —¡SOY FUERTE! ¡SOY FUERTE! ¡SOY FUERTE!—chilló mirándose en el espejo.

Luego comenzó a inhalar y exhalar aire repetidamente hasta calmarse.

—Eres Taurus Malfoy Black, no dejes que un estúpido boggart te quiebre. —dijo Taurus al espejo roto con un tono tranquilo. Abrió el grifo de la pila y se mojó su mano ensangrentada.

Salió del baño y cruzó su mirada con la mía. Abrió los ojos algo sorprendido, pero luego recobró la compostura

—Si entras al baño, ten cuidado que hay cristales en el suelo. —dijo mi hermano, fingiendo que lo de hace un momento no había ocurrido.

—Taurus ... —dije mirándole con preocupación.

—Draco ... —dijo mi hermano posando su mano en mi hombro y sonriéndome con amabilidad. —Estoy bien. El deber de un hermano mayor es preocuparse por su hermano pequeño, y no viceversa. Así que no te preocupes por mí. —dijo aparentando normalidad.

Se alejó de mí y fue hacia el aula de la siguiente clase, dejándome sólo en el pasillo del baño.

¿Qué debía hacer? Sé que mi hermano no está bien. Pero también sé que nunca aceptaría mi ayuda ni la de nadie.

Qué difícil era todo ...