- Pero… - se apoyó en su mano, habiendo dejado el codo apoyado encima de la mesa mientras que terminaba de comerse el otro del bizcocho de zanahoria que había conseguido sacar del interior de la famosa bolsa-. ¿Cómo que tu padre no se ha atrevido todavía a decirle nada a tu madre?
- Ya, yo tampoco lo entiendo. Ahora me ha salido con la excusa de que tendrían que mudarse para estar cómodos los dos – se encogió de hombros-. Yo no entiendo nada. Cuando volví la última vez de Marte, mi padre se reía de mí porque me había ido directamente con él, porque no iba a dar por sentado que me iba a ir contigo sin que me lo dijeras tú primero… Pero es que eso era más normal que lo que está haciendo él ahora,
- Bueno – hizo una pausa para terminar de tragar-. Tampoco te creas que mucho más normal… ¿Qué? No me mires así, que justo veníamos de pasar – hizo el gesto con los dedos de contar los meses que habían pasado juntos en el Sur – casi seis meses juntos en tu casa…
- Por si acaso… Mira que te quito el bizcocho… - alargó la mano como si fuera en serio su amenazada.
- ¡No! – protestó rápidamente-. Pero échame otro poco, que lo tienes más cerca tú, por favor…
- ¿Quieres más leche? – le dijo haciendo lo que le había dicho. Al final no había encontrado gran cosa con lo que prepararle algo rápido para la cena a Sora, por lo que simplemente había optado por sacarle la bebida y dejar de marearla con el pobre. Le llenó el vaso al verla asentir, haciendo lo mismo con el suyo y decidiendo repetir él también-. Pues eso, que la verdad es que no sé por qué mi padre tiene tanto miedo. Hasta yo he demostrado que soy capaz de más o menos dejarme de dar tantas vueltas por ahí… Tal y como están ellos ahora no sé a qué viene tanto drama.
- ¿Sabes qué creo que le pasa a tu padre? – le dijo tras unos segundos distraída mirando a Yamato parlotear sobre el tema-. Le pasa que tiene miedo. Tiene miedo a una convivencia que pueda volver a traer problemas que vuelvan a mandar todo a paseo.
- Sí, eso es lo que creo yo también – asintió a sus palabras-. Tampoco puedo culparlo… Pero tal y como llevan estando desde hace una buena temporada ya yo creo que pocas sorpresas se pueden llevar.
No era capaz de saber exactamente el momento en el que todo aquello había vuelto a comenzar. La primera evidencia descarada que había podido llegar a ver había sido en su boda, cuando revisando las fotos en la Luna de Miel se había terminado cayendo en la piscina por haberlos visto mucho más cercanos de lo que hubiera podido esperar. Luego, simplemente había dio fijándose más hasta que ya todos se habían cansado de disimular. Habían pasado ya casi… cuatro años.
- ¿Se consideraría muy rastrero ir a rondar a mi madre? – acabó por decir tras quedarse ligeramente distraído.
- Un poco… Dale algo de crédito a tu padre. Hasta tú fuiste capaz de pedirme que me casara contigo tú solito… - sonrió de forma traviesa antes de morder otro trozo.
- En realidad, tenía algo de presión mediática. Si me llego a aterrorizar yo solo otra vez y me voy sin habértelo pedido Taichi y mi padre que sabían que quería hacerlo hubieran ido a buscado a Marte si hacía falta…
La respuesta de ella fue echarse a reír nada más escuchado a sabiendas de que era una verdad bastante realista. Y, además, era el mejor ejemplo que se le podía ocurrir con el que comparar la situaciones porque posiblemente hubiera los mismos motivos por los que la respuesta hubiera podido ser negativa en ambos casos como para que la otra parte entrara en pánico.
- Dile que a tu abuelo que se venga a Tokio a pasar unos días… ¿Ya te lo había comentado él, no? Pues díselo y que se quede con nosotros… Asi seguro que es capaz de estrenar a tu padre de tal manera que se lo acabará diciendo y delante de las narices de Michel solo para tocarle las narices…
- Pues no suena demasiado mal – contestó divertido por la ocurrencia de ella-. Aunque si se entera de que ha sido idea tuya igual va a empezar a dejar de tenerte en el pedestal que te tiene por ser capaz de aguantar a su hijo…
- Es un riesgo que voy a tener que correr – se rió alargando la mano para tirar de él hacia ella y poder darle un beso en la mejilla antes de volver a coger un trozo de comida-. En serio llama a tu abuelo e invítalo a venir con nosotros unos días para que esté con los niños.
Yamato sonrió, observándola mientras que terminaba el intento de cena que había conseguido que su cuerpo aceptara. Se entretuvo en vaciar también su vaso mientras tanto, levantándose para poder dejar junto con el resto de platos.
- Termina tranquila, yo voy a ir recogiendo esto para mañana…
- Oye, haz el favor, que estarás cansado de haber estado trabajando – protestó.
- Claro, como si tú no lo hubieras estado haciendo. Tranquila, te prometo que puedo sobrevivir a tirar a la basura lo que estorba y meter las cosas en el lavavajillas – dijo divertido riéndose -. ¿No ves que trabajo para el programa espacial?
- ¿También os preparan para eso? – sonrió divertida siguiéndole la corriente.
- Claro, ¿qué te crees que hacemos durante el confinamiento? Si alguno protesta viene Mai y nos da una colleja…
- Algo me dice que a alguno no le vendría ml – sonrió antes de llevarse el último trozo a la boca y hacer lo mismo que él para poder ayudarlo.
- En serio, Sora…
- Nada, quiero ayudarte, venga… Así acabamos primero.
Yamato se quedó mirándola unos segundos, no pudiendo aguantarse la sonrisa ladeada apareciendo en su rostro y terminando por inclinarse hacia ella para poder murmurarle algo por lo bajo.
- ¿Y para qué quieres tú acabar primero, ¿eh?
- ¡Yamato! – protestó entendiendo perfectamente el comentario de él, notando como se le ponían rojas las mejillas.
- Mira qué mona te pones cuando se le suben los colores… - la esquivó, riéndose cuando le adivinó las intenciones del manotazo, yendo a meter los platos que había aclarado al lavavajillas-. No te me pongas agresiva, que luego tengo que dar explicaciones en el trabajo.
- Vas a dormir en el sofá, lo que sepas.
- No me obligues a tener que convencerte de lo contrario…
- Yamato, que me dejes – protestó con un tono que bien podía haber usado Aiko-. Que antes estaba muriéndome de sueño por las esquinas y me había mentalizado para irme a la cama en cenando a dormir, no para tirarme a tu cuello cuando no mires…
- No seré yo el que te diga que eso suena mal… - sonrió, encogiéndose de hombros-. Vete a ponerte el pijama si quieres y yo termino de recoger aquí. Venga, que me queda poco y así te echas primero.
Entretenido pudo verle el gesto de resignación, terminando por asentir. Realmente estaba cansada y se le notaba en la cara, solo habia estado bromeando durante aquel raro y esperaba que ella lo hubiera entendido como tal. La siguió con la mirada hasta que la vio desaparecer tras la puerta de la cocina.
Yamato miró hacia su lado, dándose cuenta de que Sora estaba completamente dormida. Cuando habían terminado la reunión con el director de la escuela y habían vuelto al coche, ya le había notado la cara. La tenía ya lo suficientemente calada como para verla venir antes de que se quejase. Le había llegado a parecer hasta extrañó que no se le quedara dormida por el camino. Alargó la mano hacia su portátil, el cual había quedado encima de la mesita tras haber estado escribiendo un mail a su abuelo.
Había algo que estaba rondando en su cabeza desde hacía unos días lo que Sora le había dicho sobre que podían ir a pasar un fin de semana fuera. Él no lo podía ver mejor. Y además, si dejaban a la pequeña con su padre, seguramente cuando le diera la noticia de que había invitado a Michel a pasar unos días no le tiraría nada a la cabeza.
Abrió la lista de lugares que tenía marcados en el Maps, quedándose entretenido un rato buscando posibles destinos no demasiado lejos de la ciudad. Quizás tendría que hablar con la secretaria de Sora para poder asegurarse bien los horarios, pero contando que era la dueña, podía jugársela a darle la sorpresa de verdad.
Se quedó mirando los destinos, empezando a abrirlos en ventanas aparte y mirando también lugares en los que quedarse que le pudieran gustar. Era temprano y no tenía sueño por lo que podía aprovechar para dejarlo todo preparado. Con lo bien que les estaba yendo todo en el embarazo, estaba encantado de que su máxima preocupación fuera dónde ir o no a pasar un par de días.
Por un lado le apetecía también llevar a la niña con ellos, ya que si iban los cinco él estaba más que encantado, pero, sin duda alguna, el comentario que ella le había hecho y en el contexto en el que lo había hecho, hacían que se le viniera a la cabeza otro tipo de escapada. Y no simplemente por el hecho de poder ponerse más cariñosos de la cuenta sin tener que tener cuidado con la niña, sino porque había conseguido que le apeteciera pasar un fin de semana los dos completamente solos. Hacía tiempo que no tenían uno de esos y siempre venían bien.
Se dio cuenta de que estaba sonriendo él solo ante sus pensamientos al poder verse en el reflejo de la pantalla del ordenador. Negó con la cabeza, divertido, centrándose algo más en serio en lo que estaba haciendo para poder dejarlo hecho todo para que solo fuera ir a rondar a su padre.
Bajó la tapa del portátil, estirándose para volver a dejarlo en dónde lo había cogido con intención de apagar la luz, alargando el brazo para darle al interruptor y acomodarse en la cama, quedándose mirando hacia el techo unos segundos.
- ¿No tienes sueño? – escuchó la voz de Sora, girando la cabeza para ella para darse cuenta de que se había ladeado hacia él.
- ¿Te he despertado?
- No… - su tono la delató totalmente, sin dar demasiado pie a dar por sentado que tan siquiera estuviera despierta.
- Seguro que no – sonrió divertido, colocándose para dejar que lo usara como apoyo si ella quería, ampliando la sonrisa al ver que lo hacía de forma automática.
- ¿Te ha gustado el colegio de hoy?
- Sora… Duérmete.
- No tengo sueño…
Volvió a tener que reírse, escuchándola bostezar. Estaba seguro de que no era consciente ni de lo que estaba diciendo. Giró la muñeca para poder empezar a jugar con el pelo de ella de forma distraída y que se quedara dormida antes. No solía fallar, y, a la vez, él mismo notaba como se le iban cerrando los párpados.
