Apoyo de Romance (Annette/Mercedes)
Para ese punto, Annette no estaba segura si algún día volvería a salir de su habitación, la humillación que sufrió ese día sin dudas la hizo plantearse muy seriamente esa idea, pero luego de lo sucedido con Nino, ahora si tenía motivos de sobra para no volver a mostrar su rostro en la orden… en especial luego de las amenazas de Rebecca.
Annette se mantenía acostada boca abajo en su cama, ocultando su cabeza bajo su almohada, hundiéndose en su propia vergüenza y frustración… ¿Qué estaba haciendo?, se suponía que ella era una representante de la Academia Garreg Mach y, lo único que estaba provocando era que tuvieran una mala imagen de la academia…
No quería ni imaginarse que pensarían sus profesores si se enteraran de, no solo los errores que cometió, sino también del hecho de que era superada por bastante margen por personas que no recibieron ni la mitad de su adiestramiento y mucho menos poseían una marca…
Mientras se ahogaba en su miseria, unos suaves toques la sacaron de sus tortuosos pensamientos.
-¿Annie, te encuentras bien?-escuchó la suave voz de Mercedes desde el otro lado de la puerta, su respuesta se limito a un gruñido lastimero-¿Puedo pasar?-cuestionó Mercedes amablemente, el segundo gruñido de su amiga le confirmó que podía hacerlo.
Mercedes entro a la habitación con una pequeña sesta en su mano, al juzgar por la posición en la que estaba acostada Annette, su humor no debería ser el mejor, afortunadamente como manera preventiva, había llevado algo que la ayudaría a sentirse mejor.
-Día difícil, ¿Verdad?-cuestionó Mercedes en tono simpático, colocándose a lado de la cama de Annette, sus quejidos eran la única respuesta que necesitaba-Anímate Annie, gracias a cierta invocadora pude tener acceso a una cocina privada en la que pude hacer mis dulces especiales en tiempo récord-expresó Mercedes en tono animado.
-¿Hiciste los de mi sabor favorito?-cuestionó Annette de manera suplicante sacando levemente su cabeza de la almohada.
-Sí, y traje también tu té favorito para acompañarlo-agregó Mercedes con una sonrisa.
No paso mucho para que Annette con renovados ánimos se pusiera de pie y empezara a preparar las cosas para hacer la deliciosa infusión, en poco tiempo las dos amigas tenía la mesa lista con todo lo que necesitarían para una fiesta del té, mientras avanzaban su alegre charla entre bocadillos y bebida, no pasó mucho tiempo para que discutieran un tópico más serio.
-¿Así que, estás preocupada por la imagen que estas dejando de Garreg Mach?-cuestionó Mercedes en tono pensativo.
-Siento que lo único que he hecho es cometer error tras error-suspiró Annette en tono afligido.
-Estas siendo demasiada dura contigo misma Annie-observó Mercedes en tono preocupado.
-Es solo que…-comenzó a decir Annette en tono desanimado-Siento que lo único que he hecho es avergonzarme-suspiró Annette cansada.
-Annie, nadie aquí te juzgara por aquellos pequeños deslices-afirmó Mercedes en tono tranquilo.
-Pero…-comenzó a decir Annette débilmente, cuando Mercedes la interrumpió con suavidad.
-Además, no has hecho nada especialmente grave-continuo Mercedes en tono suave-Lo del baile por lo que escuche, Lord Héctor y Lady L´Arachel, siempre acaban haciéndolo por no tener más cuidado con sus apuestas-agregó bebiendo un poco de té.
-¿Y qué hay de Nino?-cuestionó Annette en tono preocupado.
-Annie, la examine junto a Lady Maribelle y concluimos que estará bien, solo tuvo un caso de agotamiento, te aseguró que en un par de días estará como nueva-afirmó Mercedes con una sonrisa.
Annette fue capaz de por fin respirar un poco más tranquila, de verdad temió que la condición de Nino fuera más grave de lo que creyó y, le alegraba de corazón que las cosas no pasaran a más.
-Gracias Mercie-expresó con una sonrisa sincera.
-Esa sonrisa era la que quería ver-señaló Mercedes en tono alegre-Recuerda que sin importar lo que pase, estaré siempre a tu lado para ayudarte-afirmó Mercedes en tono seguro, pero dulce.
Annette asintió como respuesta con una gran sonrisa, mientras continuaban su conversación sobre las cosas que hacían en la orden o de los proyectos que realizarían juntas, Annette comenzó a darse cuenta que sin falla, cuando más necesitaba que alguien la animara, siempre estaba Mercedes ahí para ella.
Incluso en sus años en el colegio Fhirdiad, Mercedes siempre fue su apoyo en todo momento, aun si las cosas eran sencillas o difíciles, siempre podía contar con que Mercedes estaría a su lado hasta el final… incluso… dejando de lado sus propios problemas para ayudarla…
No era un secreto para Annette la difícil vida que llevó Mercedes, ella fue expulsada de la supuesta familia que quería ayudar a su madre y a ella, apenas su madre le dio un hijo con cresta a su infeliz padre y… por lo que sabía el nuevo padre adoptivo de Mercedes tampoco la veía más como una futura moneda de cambio gracias a su cresta…
Era una situación que Annette aborrecía con toda su alma y, no podía esperar el día en que ella misma cobrara venganza en nombre de su amiga, en especial porque Mercedes, no estaba dispuesta a tomarla por su propia mano, en especial porque eso estaba en contra de todas las enseñanzas que le iglesia le había inculcado.
Annette siempre se preguntó como una persona tan buena y noble como Mercedes, tenía que lidiar con semejante calvario, en especial por todas las habladurías de la gente del colegio y de la academia que no paraban de decir de ella…
Y aun así… Mercedes no solo se mostraba optimista… sino que también sin dudarlo daba su tiempo para ayudar a los demás y en especial… a ella…
-¿Annette, te encuentras bien?-cuestionó Mercedes preocupada, en especial porque su amiga ya llevaba un buen rato callada.
-¿Ah?-exclamó Annette algo confundida-¡N-No es nada!, solo me quede pensando en el guiso que practicaremos mañana con Catria-aseguró Annette tratando de calmar a su amiga y ligeramente sonrojada.
-Descuida, no somos las mejores guisando, pero estoy segura de que nos las apañaremos bien-expresó Mercedes con optimismo.
-Sabes que juntas, somos prácticamente invencibles-agregó Annette en tono animado.
Observando la emoción de su amiga y como esperaba aprender un poco más sobre la cocina del mundo de Catria, Annette se prometió a si misma que sin importar lo que pasara, siempre estaría a lado de Mercedes no solo para apoyarla, sino también para proteger aquella radiante sonrisa que sin falla, lograba que su corazón latiera de alegría.
