Descargo de responsabilidad: Ninguno de los personajes me pertenece a excepción de Oliver. Todos son propiedad de S. Meyer.
Jacob Pov
Un sudor frío recorre mi espalda cada que recuerdo ese sueño, verán, en el aparecía un niño de cabello castaño, piel pálida como la luna y ojos azules como el mar, se acercaba a mi lento pero decidido.
Al llegar cerca de mí, no pude evitar agacharme para estar a su altura pues su presencia emanaba ternura y su cara era simpática.
-¿Estás perdido amiguito?-pregunté delicadamente.
-Yo no, pero tú al parecer sí-contesto con voz chillona.
Su respuesta me sorprendió, pero no pude contestarle nada pues después de eso se dedicó a exhortarme, diciéndome que no había aprendido nada de mis pasadas experiencias, que mi terquedad se llevaba todo lo bueno de mí, que siempre cometía el mismo error, siempre me empeñaba en poseer lo que no debía y que por eso venía a arrebatármelo, me sorprendió la soltura y la autoridad de su voz chillona, pues el niño parecía tener menos de siete años.
¡Estaba estupefacto pues no sé a qué se refería!
Al terminar de decir eso, y sin más preámbulos introdujo su pequeña mano en mi pecho; el dolor que sentí era insoportable podía percibir como traspasaba mi piel, rasgándola sin ningún miramiento, para después romper los huesos de mi tórax junto a los músculos que ahí se encontraban.
Mi corazón palpitaba como loco por el horror, sentía que el oxígeno no llegaba a mis pulmones, mi cuerpo no respondía estaba paralizado del miedo.
Recuerdo quejarme del dolor, a lo cual el niño solo me dedico una sonrisa ladeada, algo tan lindo rápidamente se volvió siniestro, enfermándome.
-Vamos Jacob, esto solo es el principio no te quejes-dijo, al terminar pude percibir como tomaba mi palpitante corazón y lo arrancaba de una vez por todas de mi cuerpo, aullé de dolor en el sueño, mientras sentía como la vida se me iba del cuerpo.
Lo tomo en su pequeña mano color leche, la cual ahora estaba cubierta por mi sangre creando un horripilante contraste.
El pequeño levantó la mirada otorgándome un gesto de suficiencia y orgullo.
-No te preocupes lobo, ahora esta donde pertenece-dijo mientras posaba su otra manita encima de mi órgano para finalmente darse la vuelta y marcharse con rapidez mientras yo me moría lentamente.
El solo recordarlo me pone mal y hace que mi pecho duela como si su mano siguiera traspasando mi cuerpo, mientras mi mente da vueltas acerca del significado de ese sueño.
"Jake, Jake, Jake" la voz de Seth me saco de mis pensamientos.
-¿Qué pasa?-pregunté confundido.
-Llevo horas preguntándote el lugar donde pondrás estas sillas-contesto curioso.
-Ah sí, colócalas en la parte de atrás- dije mientras le señalaba el lugar.
Seth, Leah, Sam y su manada me ayudaban a ultimar los detalles para la fiesta sorpresa de Nessie, todo debe de quedar perfecto, ella debe amar el lugar.
-No entiendo por qué demonios debemos de esforzarnos para hacerle su fiesta sorpresa al engendro del demonio ese- dijo Paul despectivamente.
-Paul, ella es la impronta de Jacob debes de respetarla, no vuelvas a hablar mal de ella-dijo Sam severamente.
-Y si lo vuelves a hacer yo te borraré la sonrisa esa de la cara a puros golpes-dije mientras me acercaba para confrontarlo.
-No es necesario pelearnos, al contrario deberíamos de festejar que muy pronto Jake será un hombre casado y vaya que con una preciosura-dijo Quil emocionado mientras me sujetaba evitando que le rompiera la nariz a ese bocón.
-Lo siento, no lo volveré a hacer-respondió Paul mientras me dedicaba una sonrisa ladeada. Siempre le había gustado provocarme.
-Es cierto, debemos de estar en paz-dijo Sam.
Después de tanto tiempo la manada aún no asimilaban a los vampiros y no los culpo yo tampoco lo haría si estuviera en su lugar.
-Mejor iré a ver a Nessie, antes que Paul me haga perder el control-dije mientras me marchaba, debía de salir de ahí o habría una pelea.
Diciendo esto me marché del lugar hasta llegar a la casa de los Cullen, al acercarme pude observar a Carlisle parado en la puerta mientras Edward bajaba a una dormida Nessie del auto, se veía tan bella dormida, así que sin poderme resistir me acerque.
-Que bueno verte Jacob-dijo Carlisle mientras me dedicaba una paternal sonrisa.
-Hola doc-respondí desinteresado, pues mis ojos estaban clavados en la figura de mi impronta.
-Jacob, que raro que estés aquí-respondió Edward, quién desde hace tiempo está molesto conmigo.
No sé por qué, bueno sí sé, desde que Renesmee cumplió siete años mi mente divaga en pensamientos impuros en donde ella es la protagonista además está molesto por el incidente de mi primer beso con Nessie.
-Dámela, yo la iré a acostar-dije mientras trataba de tomarla en mis brazos.
-No, yo lo haré, gracias-respondió mientras apretaba a Nessie contra su pecho.
El hecho me ofendió mucho; ¿acaso no sabe que para mí tocarla es tan necesario como respirar o beber agua?
-Yo la llevaré-dije entre dientes, estaba muy estresado como para que venga él a quererme evitar tocar a mi chica.
-Ya te dije que no-respondió mientras Rosalie se paraba a su lado.
-Ya lo escuchaste Fido, su padre la llevará-añadió una molesta Rosalie.
Mi relación con la vampira rubia siempre ha sido mala, ella fue la primera que protesto acerca de mi impronta con Nessie, se la quería llevar lejos, pero después de plantearles a los Cullen que tal acción iniciaría una guerra con nosotros desistieron de la idea.
Sin embargo siempre está cerca de nosotros, como un chaperón permanente en cada cita, no he podido tener mi manera con Renesmee gracias a su molesta intrusión.
-Ella es mi impronta-respondí enojado.
-Eso no significa que decidas por ella, recuerda no es tu propiedad-contestó enfurecida.
-Basta, los tres cálmense, no despertemos a Nessie, hijo por favor llévatela-indico Carlisle.
Sin más Edward subió las escaleras con Nessie en brazos, mientras la rubia me bloqueaba el camino.
-No pueden hacer eso-exclamé
-Claro que podemos Jacob, te agradecería si te retiras porque mi nieta no puede atenderte-respondió el doctor Colmillos.
Vaya que me dolió su respuesta, siempre ha sido él quien más me ha apoyado en cuanto a mi relación con Nessie, ofendido me marché al bosque en donde me transforme, quedándome en los alrededores, si no podía estar adentro, estaría afuera, pero no me iría, no podrían arrancarme de su lado.
"Vámonos dulzura" escuché decir a Carlisle mientras se llevaba a Rosalie del patio.
La situación me tenía molesto, pero me confortaba saber que mañana mi Nessie aceptaría ser mi esposa para que así nada ni nadie me pueda separar de ella, ni siquiera su molesta familia.
Estando entre los árboles inhalé el aroma del lugar, pues gracias a mis habilidades como lobo podía oler todo a mi alrededor, incluida mi chica, quién extrañamente emana un aroma desconocido, un dulzón extraño, característico de los chupasangres.
Pero ese olor no es de ninguno de los Cullen, menos de ella.
¿De quién será?
La sola idea encendió todas mis alarmas.
--Seattle--
-Su novia debe es una chica muy afortunada-indico la vendedora.
-No es mi novia-afirmo un estoico castaño.
-Lo siento, es solo que un presente así de lindo no se da a cualquiera-añadió apenada la vendedora.
-¿Usted cree que le guste?-preguntó dudoso el joven de rostro angelical.
-Claro que sí, estoy segura de que lo amará-indicó la regordeta señora.
-Bien, entonces prepárelo para enviarlo-indicó el joven.
-Sabe, si la persona a quien se lo va a enviar le importa de verdad debería añadirle algo más-aconsejo la dependiente.
-¿Como qué?-preguntó el joven, quien nunca había regalado nada a otra chica que no fuera su hermana.
-Pues verá a una chica…..-siguió la tierna mujer.
