N/A: Soy novata, pero novata de verdad en esto de escribir así que tenedme paciencia. Siento si se me escapan algunas faltas de ortografía.

Y como siempre, muchas gracias a esas personitas por los Reviews.

Disclaimer: Personajes, hechizos, lugares, etc... es todo propiedad de la maravillosa J.K Rowling.


La visita de Astoria se alargó mas de lo todos esperaban. Malfoy y ella, desayunaron sin parar de hablar bajo la incomoda mirada de la Sra. Malfoy. A la que claramente no le agradaba la presencia de la muchacha.

Hermione se preguntó por que sería. Astoria venía de una familia de alta alcurnia, y de semejante pureza en su linaje. Aunque si que era cierto que la chica no desprendía ese constante desprecio, ni esa enfermiza obsesión por mantener una intachable imagen. Ella se reía, comentaba y soltaba alguna que otra palabrota que hacían que el entrecejo y el bigote de Narcissa se arrugasen cada vez que la oía, y que sin embargo, su hijo parecía recibir con gracia.

A Hermione la sorprendió ver la extremadamente buena relación que tenían esos dos. Había visto a Malfoy rodeado de mucha gente, pero nunca con ese aire de comodidad y confianza que tenía mientras hablaba con ella. El rubio se reía cómplice, hacía bromas, y discutía en una misma conversación con la chica, que al parecer sabía perfectamente que puntos atacar para pincharle. Intentaba disimular su curiosidad, y no quedárselo mirando, pero le resultaba complicado prestar atención a algo mas en aquella mesa esa mañana. Le recordaban tanto a sus momentos con Harry y Ron... Suspiró con añoranza mientras recodaba a sus amigos.

Después del animado desayuno, la pareja de serpientes decidieron ir a dar un paseo por los jardines, aprovechando el sol de la mañana. Hermione, que ese día no había sido solicitada por el Sr. Marrus para ayudarle, decidió, que ya que no podrían practicar Oclumancía, aprovecharía la luz de la sala de estar para leer. Así que tras subir a su habitación a por el libro, escogió el sitio que mejor luz tenía, y allí se sentó recogiendo sus pies sobre el mullido asiento para estar mas cómoda. Como Nott le había dicho, ese libro no tenía desperdicio.

Pronto se sumergió tanto en sus paginas, que no se dio cuenta que había llegado la hora de comer hasta que escuchó a la matriarca de la familia dar indicaciones del menú a los elfos desde el comedor. Cuando uno de ellos, preguntó si Srta. Greengrass se quedaría a comer, la mujer le respondió con un cortante "Esperemos que no" que despejó las pocas dudas que podía tener sobre su relación con la amiga de su hijo.

Volvió a fijar la vista en el libro, pero no fue capaz de leer ni un solo párrafo antes de que se perdiera de nuevo en sus propios pensamientos, y cavilaciones del por que de esa antipatía hacía Astoria. Según analizaba cada posible punto, encontraba mas similitudes entre ambas familias, que diferencias... Ambas tenían un buen linaje, buena fortuna, una hasta ahora intachable imagen social, que incluso se arriesgaba a decir que era mejor la de los Greengrass, que la de los Malfoy. Y ahí, encontraba otra cosa que mantenían en común, el verse afectados por que un miembro de ambas familias había sido Mortifago, y se encontraba en Azkaban...

-¿Entonces que podía haber pasado?... .- Sin darse cuenta la pregunta escapó de sus labios en voz alta.

-¿Esa pregunta es para mi?.- Hermione se sobresaltó cuando escuchó a alguien contestar en la misma habitación. Se giró buscando la procedencia de la voz, y se encontró con la protagonista de sus pensamiento junto al armario de las bebidas sirviéndose una copa de vino.- Disculpa, no quería asustarte. Cuando entré parecías tan concentrada en lo que fuese que estaba haciendo que no quise molestarte.

La castaña se re-colocó el pelo tras la oreja y la sonrió tímidamente mientras la chica se acercaba hacía ella. Hermione asintió cuando la rubia la preguntó si podía sentarse en el sillón que había a su lado.

-Estaba leyendo... .- Subió el libró para mostrárselo antes plegar la esquina de la hoja por la que se había quedado y cerrarlo para dejarlo sobre su regazo.

-Es un buen libro.- Astoria tomo un sorbo de vino.- Ojala mas gente lo hubiese leído, las cosas habrían sido diferent...

-Diferentes.- Dijo a la misma vez que la rubia, que se quedó observándola extrañada.- Perdona alguien hace poco me dijo lo mismo.

-¿Theo?.- Hermione asintió, y no le paso inadvertido el leve sonrojo de sus mejillas al hablar de él.- Tenemos muchas cosas en común.

La castaña se quedó con ganas de preguntar si además de el gusto por la lectura, también tenían algo más intimo en común, pero no era ni el momento, ni se consideraba con el derecho de hacerlo.

La conversación se había quedado en un incomodo stand-by, que Hermione decidió romper. Aun se sentía avergonzada por lo sucedido esa mañana, y no quería que al habérsela encontrado en la habitación de Malfoy pudiese pensar algo que no era...

-Respecto a lo de esta mañana... .- La rubia levantó las cejas expectante tras su copa de vino.- No... no pasó nada, osea... que yo estaba ahí, pero, pero no por lo que puedas pensar. Que a lo mejor no piensas nada, pero...

-Tranquila Granger..- Hermione agradecía la interrupción de la chica, estaba empezando a ponerse nerviosa, y cuando eso pasaba no es que fuese muy clara.- Draco me lo ha explicado todo.

-¿Todo?

-Aja, me costó mucho sacárselo, pero si...

-Oh...

-Y déjame decirte, que una disculpa de Draco Malfoy no es algo que todo el mundo consiga, así que si lo hizo, es por que de verdad era importante para él.- Hermione no esperaba tales palabras, pero solo reafirmaron el echo de que lo sucedido la noche anterior no había sido cosa de la verborrea del alcohol, si no que había sido sincero.- Y no le digas que he dicho esto pero... .- Astoria bajó la voz y ella se acercó levemente para escucharla mejor.- … cada vez estas mas cerca de conocer al verdadero Draco Malfoy.

-Creía que después de tantos años ya lo conocía.- Dijo con sarcasmo.

-Eso es lo que piensan todos. Pero una vez lo hagas querida, ya no habrá vuelta atrás... .- Hermione arrugó el entrecejo sin saber muy bien el significado que tenían las palabras de su ex-compañera.- Y por lo que veo, él esta mas que dispuesto a dejarte.

La Slytherin se irguió de nuevo sobre el asiento mientras movía la copa en círculos antes de beber de un sorbo el ultimo resto de vino que quedaba en ella, como si hubiese adivinado que Malfoy iba a entrar un segundo después por la puerta. El chico se quedó quieto bajo el umbral de esta unos segundos antes de internase en la habitación. Saltó rápidamente la vista de la una a la otra, fijándose primero en la Griffindor, que evitaba mirarle directamente, mientras un rubor adornaba de forma adorable sus mejillas. Y luego en su amiga, que con ese porte elegante alisaba las arrugas de su falda antes de levantarse.

-Bueno, ha sido agradable.- Observó desde su posición como Astoria alargaba su mano hacía la castaña, y como ella se la estrechaba tímidamente.- Continuaremos la conversación en otra ocasión.

-¿Qué conversación?.- Preguntó curioso con una ceja levantada al presentir que había sido el tema principal de esta. Miró a su amiga que caminaba hacía él aleteando las pestañas con aire inocente, que contrastaba con la sonrisa que cruzaba su rostro.- Astoria...

-Querido, di a tu madre que siento no poder quedarme a comer.- La rubia le dio la copa, y le besó de forma breve en la boca ante la atenta mirada de la Griffindor que no sabía exactamente hacía donde mirar después de pillarla por sorpresa ese gesto.- Nos vemos el Lunes en el ministerio.

El se ofreció a acompañarla a la puerta y Hermione agradeció esos minutos de soledad para poder asimilar lo que había visto.

¿Acaso Greengrass y Malfoy estaban juntos?

¿Por eso él le había contado todo?. ¿Por que había tenido que dar explicaciones a su novia al encontrarla a ella en su habitación?.

¿Y en que lugar encajaba ella?

Pero algo le resultaba raro. Malfoy no actuaba como si tuviese una relación... bueno, su fama no era precisamente del hombre mas fiel de la tierra...

¿Sabría entonces Astoria lo de Pansy?

Tal vez tenían una relación abierta...

-Granger.- Su voz la sacó de sus pensamientos y la trajo de vuelta al presente, donde el rubio la observaba, y agitaba su mano frente a sus ojos dándola a entender que no era la primera vez que la llamaba.

Hermione sacudió ligeramente la cabeza para despegar su mente y le miró.

-Tenemos que practicar.- Soltó de repente dejando a un lado sus anteriores pensamientos, y centrándose en lo que mas importaba en esos momentos. El la miró confuso durante un rato antes de asentir, e indicarla que le esperara en su habitación después de comer, y allí practicarían.

Y así lo hizo.

Hermione subió a su habitación, y esperó a que él llamase a la puerta y entrase tras su permiso. Su habitación era mas pequeña que la de él, pero se podía hacer magia, así que era el lugar indicado. Ambos se sentaron en el suelo, el uno frente a otro, y no hablaron mas que de lo referente a las practicas. Había un ambiente un poco tenso por parte de el chico que Hermione captó enseguida.

Hizo los ejercicios de respiración que le había enseñado en sus primeras sesiones, y vio como él los hacía al mismo tiempo. Sabía que estaba nervioso por lo sucedido la ultima vez que lo habían intentado. Así que prefirió permanecer en silencio, y seguir con lo que él la indicaba.

Deseaba estirar una de sus manos y tocarle, pero ahora que había sido testigo de su relación con Astoria Greengrass, no estaba segura de fuese buena idea.

-¿Lista?


Estuvieron practicando durante lo que restaba de Sábado, y cada momento que disponían de tiempo a solas el Domingo. Y los progresos ya eran mas que notables.

Ambos se había relajado después de la primera intromisión, y ella se había dado cuenta que Malfoy iba con un medido cuidado que hacía todo más fácil. El la había dicho que le avisase si había algo que no quisiera que viese. Ninguno quería arriesgarse.

Y en seguida, entre sus indicaciones, y su empeño por llegar a superarse, lograron que fuese capaz de evitar que llegasen a eso que no debía mostrar.

Aun no era especialmente hábil en disimular sus rechazos, y su expulsiones eran aun bruscas, pero si llegaba a concentrarse lograba desviar los recuerdos sin llamar la atención. Y así habían decidido que lo haría. Movería los recuerdos en lo que él aparecía, y los sustituiría por otros.

-Bien, me has dejado en lo mejor, pero... .- Malfoy salió de su cabeza con suavidad, y ella se masajeó las sienes por el dolor que tanto esfuerzo le provocaba.- … si lo haces así, tenemos posibilidades de que no nos descubran.

En esa ocasión había intentado ver la conversación que había mantenido con Astoria el día anterior, y ella le había dejado hacerlo hasta la parte en la que esta se acercaba para susurrarla sus ultimas palabras.

-¿Que hora es?.- Hermione se levantó del suelo del despacho, y Malfoy la ofreció una copa cuando se sirvió una. Negó con la cabeza, y se sentó en el sofá que tenía mas próximo.

-La una y medía.- El rubio se sentó en el sillón de al lado degustando su copa.

-Un poco tarde para beber, ¿No?.

-Nunca es mala hora para beber, si puede que sea la ultima vez.- Dijo el rubio amargamente.

-No digas eso.- Hermione le miró con el entrecejo fruncido.- Tu mismo has dicho que íbamos bien.

-Si, en Oclumancía. Pero no se me juzga por liarnos...

Hermione no hizo caso a su ultimo comentario, pero la molestaba que no tuviese un poco mas de fe en la justicia del ministerio.

-De todas formas, según lo que nos ha dicho tu abogado esta mañana, tenemos asegurada la victoria.

-No estoy tan seguro.

-Pues yo si.- Se reclinó un poco para coger impulso y se levantó para situarse frente a él, que no opuso resistencia cuando ella le arrebató el vaso de las manos.- Así que ya puedes dejar de beber, e intentar dormir para estar lo mas preparado para mañana.

El separó su espalda del respaldo del sillón, y se levantó quedando casi pegado a ella, que no se había movido ni un centímetro de su posición.

-No tengo sueño.- La susurró de forma provocadora el rubio inclinándose hacía ella. Su pulso comenzó a aumentar, según la distancia se iba reduciendo entre ellos.- Aunque tal vez puedas ayudarme con eso...

-¿Me estas invitando a dormir contigo otra vez?.- Le preguntó imitando su tono sin poder apartar los ojos de los de él, que la miraban con ese brillo peligroso cargado de intenciones, que hacía que cada vez le fuese mas difícil resistirse a su impulso por ceder, y ver cuales eran.

-Puede.- Su aliento la acarició los labios provocando que una especie de corriente la estremeció pies a cabeza. Hermione cerró los ojos unos segundos intentando aplacar las ganas que tenía de volver a sentirle. Pero en seguida su beso con Astoria la volvió a la cabeza, y la hizo reaccionar. Retrocedió un paso poniendo la distancia necesaria para poder pensar con claridad, y recuperar el control de sus sentidos, que siempre se veían aturdidos con él cerca.

-Nuestra tregua no incluye compartir cama.- Hermione le sonrió de medio lado divertida desde su posición.

-¿Y sofá?.- El intentó disimular la petición oculta que tenía esa pregunta. Pero ella era demasiado avispada, y sabía leer al trasfondo de la gente. No quería quedarse solo.

-Eso puede que lo incluya.- El disimuló una sonrisa, que borró en cuanto la observó caminar hacía la puerta.- Voy a preparar un poco de chocolate caliente, ¿Quieres?

El negó con la cabeza mas relajado, y ella desapareció por la puerta.

Se dejó caer sobre el sillón y levantó las piernas para apoyar los pies sobre la mesa baja que tenía enfrente. Cruzó uno sobre el otro, y echó la cabeza hacía atrás con un suspiro.

Iba a decirla que podía pedírselo a los elfos, y así no tendría que dejarle solo. Pero sabiendo como era ella, hubiese sido en vano, ya que habría que despertarlos, y ella, fiel defensora de su raza, jamás osaría a molestarlos para su propio beneficio.

Esa chica no dejaba nunca de sorprenderle, cada vez que ella le daba la oportunidad de acercarse, descubría cosas aun más especiales de su persona.

Como el poco rencor que albergaba después de todo lo sucedido, su constante optimismo, y su fuerza a la hora de afrontar los problemas, sobre todo si afectaban a los demás. Hermione Granger tenía un carácter tan altruista, que era capaz de ofrecer un chocolate caliente, y quedarse a hacer compañía a alguien como él, que se había dedicado en cuerpo y alma a hacerle la vida imposible desde el colegio. Primero por sus prejuicios, luego por envidia, y después... después por lograr algo de atención por su parte.

Llevaba tantos años buscando eso, aunque solo fuese un poco de atención por parte de la castaña, que había llegado a conformarse con que fuese un intercambio de insultos, y discusiones la mayoría sin sentido, que él buscaba con el objetivo de asegurarse el no perder el poco interés que ella podría tener en él... No dejaba de preguntarse que habría pasado si las cosas hubiesen sido diferentes, si en vez de comportarse como un cretino con ella, hubiese... no se... intentado hablar con ella en la biblioteca en alguna de las veces que acudía allí solo para verla estudiar... o si la hubiese pedido perdón después de llamarla Sangre Sucia por primera vez en el patio del colegio. Esa fue también la primera vez que la vio llorar, y ese momento no le abandonaría jamás.

En ese momento no lo había entendido. Entonces solo quería la aprobación Lucius, llegar a ser como él... Pero con el paso de los años, se había dado cuenta de que no había algo peor que eso. Su padre era el reflejo de todo lo malo, de todo lo oscuro y doloroso de su vida. El le había educado para despreciar a los de su clase, para odiarla, y sin darse cuenta, a pesar de eso, había logrado todo lo contrarió.

¿Quién iba a decirle a ese niño, que estaría ahora rogando por que aquella chica a la que hizo llorar, se quedase con él para disfrutar tal vez de la ultima noche que le quedaba en libertad?

Por que si, podía haber llamado a cualquier otra, o aceptar la propuesta de Pansy que le había hecho llegar esa mañana, y que había acabado arrugada en el fondo de la papelera. Podía haber disfrutado de la noche follando con cualquier chica, pero no quería. No necesitaba aquello, la necesitaba a ella, solo a ella.

Podía haberse preguntado el por que. La razón a la cual prefería pasar una noche tranquila con la Griffindor antes de una buena sesión de sexo, a la que jamás había renunciado. Pero no quería hacerlo. Por que pensar en ello solo traería otra serie de preguntas a las que ahora no tenía respuesta.

-Ya estoy aquí.- Levantó la cabeza en su dirección dejando sus anteriores pensamientos de lado al verla entrar con dos tazas humeantes en las manos.- Al final te he hecho una, seguro que te sentará mejor que el Whisky.

Suspiró dándose por vendido, asumiendo que esa noche, mientras ella se mantuviera cerca no volvería aprobar una gota de alcohol. Pero cuando el aroma a chocolate llenó la habitación y acarició su olfato tampoco le importó sustituirlo por la taza que ella le tendía.

Volviendo a sorprenderle, la chica tomó asiento junto a él, pudiendo haber elegido cualquier sillón individual.

Mentiría si no reconociese que el haberse sentado en el único de varios asientos no había sido únicamente por su comodidad, si no que de manera inconsciente había elegido ese para tener la posibilidad de tenerla más cerca. El sofá era de dos plazas, pero tan amplías, que en ocasiones habían cabido hasta cuatro personas.

El olió el aroma del chocolate de su taza, y sopló un par de veces antes de dar el primer sorbo. El chocolate calentó su garganta, y contentó a su estomago, pues enseguida tomó otro trago. Mientras observaba de reojo como ella, se descalzaba y subía ambas piernas recogiéndolas sobre el sofá y pegándolas a su cuerpo. Draco se fijó en sus pies descalzos, finos y bonitos. Sus ojos se fijaron entonces en que bajo el tobillo izquierdo, habían dos pequeños lunares separados por escasos dos milímetros, que le hicieron recordar al que tenía junto a su ombligo, y que él mismo había tocado. Sin darse cuenta estiró su mano y los rozó con suavidad sobresaltándola.

-Curioso.- El separó su mano enseguida como si nada, y continuó bebiendo el contenido de su taza.

-Son una herencia.- Ella los observó con nostalgia.- De la familia de mi madre.

El notó el cambió en sus ojos, y como sus hombros bajaron tras soltar un pesado suspiro.

-¿Hace cuanto que no los ves?

-Un año, y cuatro meses.

-Los desmemorizaste.- Era mas una afirmación que una pregunta, ya que le resultaba absurdo preguntar algo que el mismo había visto en sus recuerdos. La vio removerse incomoda, y como el brillo de sus ojos se acentuaba.

-Tuve que hacerlo, Voldemort estaba cerca, y tenía que protegerlos.

-Tomaste la decisión correcta.- La castaña se encogió de hombros simplemente.- ¿Crees lo contrarió?

-No lo se. Sinceramente, hay días que me preguntó que hubiese pasado si no lo hubiese hecho.

-Habría sido egoísta, y te conozco demasiado como para saber que si tuvieses que volver a hacerlo no te arriesgarías a lo contrario.

-Es tan difícil... -La chica giró la cara ocultándose de él, pero su voz se quebró delatándola.

-¿Sabes donde están?.- Ella asintió.- La investigación sobre contrarrestar un Obliviate está cada vez más avanzada.

-Lo se.- Draco se mantuvo en silencio respetando que ella quisiera zanjar el tema ahí.- Pero... ¿Y si es demasiado tarde?

El rubio volvió a posar de nuevo lo ojos sobre ella a tiempo para ver como recogía una pequeña lagrima con su dedo. Ese gestó le hizo sentirse horriblemente culpable por haber sacado el tema de sus padres.

-No pienses en eso.

-Tengo que hacerlo, cada día que pasa dificulta su posible recuperación. Y por favor no me digas que no pierda la esperanza, o que muy pronto los tendré de vuelta, tu no...

Ella le miró por fin directamente a los ojos. Podía ver la mezcla de rabia y dolor a través del castaño de estos. Entendía lo que quería decir con ello, por que el mismo pasaba por algo similar. La gente tendía a dar esperanzas, a dar palabras de animo, por que creen que es eso lo que necesitas oír, y a veces es así, pero también necesitas que te digan la parte no tan buena, la opción con la que no quieres contar pero que esta ahí. Y ella esperaba eso de él.

-Todos se esfuerzan tanto por hacerme sentir bien...

-Que no ven que el sentirse mal es tan valido como lo otro.- La castaña le miró con asombro unos segundos antes de darle la razón.- Tienes razón. Yo no voy a hacer como si no existiese la posibilidad de que los pierdas para siempre, y hacer como si esa no fuese la consecuencia de una decisión de la que aun dudas.

Hermione le observaba atónita, con la mente bailando entre la sorpresa, y el golpe de escuchar por primera vez de una boca ajena esas palabras, que tantas veces se había dicho a si misma.

-Aun hay un cincuenta por ciento de posibilidades de que vuelvan, pero también es cierto que según pasa el tiempo, ese porcentaje disminuye.

Hermione sintió como sus entrañas se comprimían dolorosamente, y tras digerir sus palabras, con una entrecortada exhalación, su corazón volvía a coger impulso ante el alivio de sentirse libre de mostrar ese dolor, y a esa angustia que la destrozaba por dentro. Y se permitió por primera vez desahogarse sin restricciones, sin el condicionamiento de pensar que sus problemas tal vez parecerían pequeños en comparación con los de los que la rodeaban. Por que si, así se sentía cuando estaba con sus amigos. Todos había pasado una guerra, habían perdido a gente, y cada uno los llevaba como podía. Pero con él se sentía diferente.

Por eso cuando la quitó la taza para dejarla sobre la mesilla, y alargó su mano rodeando su espalda para agarrar su brazo y tirar de ella, se dejó llevar y escondió la cara en su pecho cuando quedó recostada sobre él.

Refugiada entre sus brazos que la abrazaban con fuerza, Hermione no solo encontró un lugar donde llorar y encontrar consuelo a su desahogo, si no que también le brindaban una seguridad y comodidad que jamás había sentido con nadie.

Malfoy le había dado lo que quería. Oír la verdad, por muy dura que fuese, y ahí estaba, ella en un proceso interno de asimilación, y auto-restablecimiento emocional, y el apoyándola. No supo cuanto tiempo necesito para vaciarse, pero el se mantuvo en silencio, acariciando su espalda reconfortándola, hasta que ella comenzó a calmarse. Poco a poco, cuando sintió recuperar le control de sus emociones, sus lagrimas dejaron de salir. Desde su posición podía escuchar los latidos del Slytherin golpear bajo su pecho.

-¿Mejor?.- Se sorbió la nariz mas tranquila y limpió el agüilla que goteaba por su nariz en la manga de su jersey antes de asentir levemente con la cabeza sintiendo la tela de su camisa moverse con el movimiento.- Bien...

Cuando la sintió mas tranquila, aflojó su agarre sobre ella. Pero no llegó a separar mas que unos centímetros los brazos de su cuerpo cuando Hermione, al sentir que no había tenido suficiente, le detuvo.

-¿Puedo quedarme un rato mas?.- Ella que había agarrado una de sus mangas lo miraba desde abajo con una mezcla de vergüenza y necesidad por no dejar el refugio de sus brazos. Notó la confusión y la duda en sus ojos, y como su cuerpo se tensó momentáneamente bajo el suyo.

Pensó por un segundo que el rubio la apartaría, o la diría que no. Que por otro lado, pensó, sería lo mas lógico. Pero cuando sus brazos volvieron a rodearla y estrecharla levemente contra él, no hizo falta que pronunciase palabra alguna para que ella aprovechase su consentimiento, y volviese a colocar la cabeza sobre su pecho. Donde en seguida volvió a disfrutar del compás de su corazón.

-Gracias, por esto... y por ser sincero... .- Dijo en un susurró mientras se atrevía a posar una mano sobre su abdomen dejándola reposar cómodamente.

-De nada, no es que hacerte llorar me suponga un esfuerzo desmesurado así que... .-Su comentario irónico la sacó una sonrisa. El ambiente se fue relajando al mismo tiempo que ella, que sin darse cuenta, inconscientemente se fue dejando llevar por el estado de ansiada paz y confort, que su calor corporal, su agradable aroma, y el regular latido de su corazón la proporcionaban.

-Esto es raro... .- Su voz sonaba cada vez mas pesada.- … pero se siente bien.

-Si.- Los parpados comenzaron a ceder ante la relajación a la que estaba sometido su cuerpo, y el sueño la hizo bostezar.- Supongo que después de esto, podrás plantearte el incluir dormir juntos en la tregua.

Hermione sonrió con los ojos cerrados arrugando en su puño la camisa del chico.- Puede que lo haga...

Las palabras fueron perdiendo su fuerza hasta que al final solo terminó saliendo una suave y cálida exhalación, que atravesó la fina tela de su camisa y acarició de forma breve su piel haciendo que un agradable cosquilleo le recorriese todo el cuerpo. Draco la observó dormir hasta que su propio cansancio le venció, y terminó quedándose dormido aun con la pregunta, que ahora con mas fuerza que nunca rondaba su cabeza.

¿Qué le estaba ocurriendo con Hermione Granger?

Unas horas después, cuando el sol aun no iluminaba al completo la habitación, la puerta del despachó se abrió dejando a aquel que había entrado, paralizado con el pomo en su mano. Se había despertado el primero. Había programado el despertador para que así fuese. Tenía muchas cosas que hacer antes de acompañar al Sr. Malfoy al ministerio. Sabía que sería un día particular, pero jamás se hubiese imaginado encontrarse con tal escena.

Las gafas resbalaron por su nariz, mientras el seguía con la mirada fija en ambos chicos, que permanecían dormidos de una forma, que cualquiera que los hubiera visto, y no fuese conocedor de su aversión hacía el otro, hubiese asegurado que se trataba de una joven pareja enamorada.

El hombre carraspeó la garganta sin saber muy bien que hacer. Aquel ruido hizo que el chico se moviese, y comenzase a abrir los ojos despertando, haciendo que con su propio movimiento, la chica que aun permanecía refugiada en sus brazos abriese los suyos también.

Apartó la vista un poco avergonzado por su intromisión, y escuchó como ambos se desperezaban a gustó y quedaban súbitamente en silenció cuando se percataron de su presencia. La primera en hablar fue Hermione, que sintiendo como sus mejillas ardían al imaginar el escenario que había encontrado el hombre, miró al rubio, que parecía igual de incomodó que ella, y se acercó al dándole los buenos días.

-Solo venía a por unos documentos, que necesitamos para el juicio.- El juicio, a Hermione se le cortó la respiración unos segundos al recordar que hoy era el día. Miró sobre su hombro al sentir que el chico caminaba hacía ellos.- Pueden ir preparándose, después del desayuno partiremos...

En cuanto entraron en la calle principal que daba a al entrada del ministerio, encontraron a un montón de gente agolpada en esta.

El coche aparcó lo mas cerca que pudo, y enseguida captaron su interés.

-Y eso que iba a ser privada.- Comentó el rubio sarcásticamente mientras se estiraba la chaqueta del traje preparado para salir. Durante el viaje Narcissa no había dejado de agarrar la mano de su hijo, al cual, si no ponías una atención especial en sus ojos, no notabas mas que su habitual imagen de indiferencia. Sus ojos tenían una mirada lo mas fría y neutra que podía fingir, pero si le mirabas de verdad, se podía ver reflejado en ellos la angustia, y preocupación que de verdad le afligían.

Cuando el chofer abrió la puerta, él fue el primero en salir. Y enseguida los flashes empezaron a destellar, y centenares de voces rompieron el silencio que se había mantenido dentro del coche. Hermione salió unos segundos después, y no fue capaz de ver a que distancia se encontraba Malfoy, pues fue pisar un pie en el suelo, y fue cegada por decenas de flashes que la aturdieron por un instante. Lo que tardó en sentir como el abogado de la familia agarraba su brazo y tiraba de ella suavemente para sacarla del circulo que se había formado a su alrededor.

Pestañeó varias veces mientras miraba al suelo para recuperar la nitidez de su retina mientras se dejaba guiar por el pasillo que habían hecho los guardias del ministerio para dejarles paso. Levantó la cabeza recuperada, y vio como el rubio ya subía los primeros escalones de la escalera de la entrada del ministerio seguido por varios guardias que lo escoltaban a él y a su madre.

La gente no dejaba de intentar acercar sus grabadoras a su cara mientras la preguntaban a gritos tantas cosas a la vez, que no era capaz de entender ninguna con claridad. Lo que si se escuchaba claramente era una ristra de insultos que iban sonando según Malfoy avanzaba, en los que se incluían tales palabras como "Asqueroso Mortifago", "Asesino", y "Deberías estar pudriéndote en Azkaban".

Hermione sintió como la rabia la embargaba, se sentía tan irritada, como si los insultos fueran hacía su persona. Quería gritarles que se callasen, que esperasen a saber la verdad antes de juzgarle, pero eso solo empeoraría las cosas, e intentó quedarse al margen. Pero cuando justo antes de poner pie sobre el primer escalón de la escalera, una periodista de El Profeta, le preguntó en un tono de lo menos amigable y profesional, como podía ser que una Heroína de Guerra como era ella, traicionara sus ideales, y era capaz de defender a un delincuente de tal calaña como lo era Draco Malfoy; Hermione no pudo hacer oídos sordos y se paró en seco, haciendo que el abogado lo hiciese con ella. Ahora que estaba claro que su defensa también se había filtrado, no tenía por que ocultarlo.

-¿La están obligando?.- Preguntó de nuevo acercando de forma temeraria la grabadora mágica a su cara.

El hombre intentó hacer que siguiesen con su camino, pero ella le pidió unos segundos antes de clavar la vista duramente sobre la reportera, que sonreía complacida por haber sido la única que había logrado que alguno de ellos se parase. Hermione sonrió irónica antes de retirarse con calma un mechón de pelo que había quedado pegado a sus labios por el revuelo.

-Bien Señorita...

-Sullivan, del periódico El Profeta.- En cuanto los demás se dieron cuenta de que iba a hablar, se hizo el silencio entre los presentes.

-Si, lo imaginaba. Solo en ese periódico son capaces de contratar a gente tan poco profesional.- Hermione vio como la chica arrugaba el entrecejo mientras se escuchaban un par de risitas por parte del resto de periodistas.- Bien Señorita Sullivan, antes de nada me gustaría dejar claro ante todos, que mi presencia hoy aquí no tiene mas fin que el de declarar a favor del Señor Draco Malfoy, y por voluntad propia.

-¿Cree en la inocencia del acusado?

-Firmemente.- Los periodistas y mas gente que estaba tras ellos prestándola atención soltaron una pequeña exclamación de sorpresa.

-¿Que opina de la acusación que se ha hecho al Sr. Malfoy?

-Que es totalmente injusta.- La voces que se habían mantenido en silencio, comenzaron a alzarse como un barullo de murmullos en los que se podía entender comentarios de protesta ante sus palabras, otros de sorpresa, y otros que recapacitaban y hablaban sobre la posible inocencia de Malfoy, si ella lo decía.

-¿Como puede estar tan segura de su inocencia Srta. Granger?

-Por que fui testigo de lo ocurrido, y esa es la razón por la cual estoy aquí.

-¡Traidora! .- Fueron varios los gritos de esa índole que se escucharon.

-No se esta juzgando a Draco Malfoy por su pasado como Mortifago.- Alzó la voz para que aquellos que la había insultado de esa forma la pudiesen escuchar bien.- Todos me conocéis...

La mayoría asintió de manera automática.

-... me considero una persona justa, y sincera. Y lo que esta ocurriendo hoy aquí es un atropello a la verdad. Se le esta juzgando por una acusación cuyo único objetivo es recibir una compensación económica no merecida.

-¿Y si sale culpable?.- "No lo hará" Pensó para si antes de decirlo tan siquiera. Pero antes de que pudiese hacer el amago de contestar la chica de El Profeta, de la cual ya había olvidado el nombre volvió a dar el toque de gracia con otra de sus elocuentes preguntas. Toda una verdadera aprendiz de Rita Skeeter.

-¿No temería seguir compartiendo el mismo techo con un Mortifago reincidente?

-De la misma manera que no lo temo ahora, no debería hacerlo en un futuro, y menos si sale culpable de un falso delito que no cometió.- Sintió un tirón en el brazo por parte de uno de los guardias, que había decidido intervenir, al ver que se caldeaban los ánimos ante sus palabras.

-No mas preguntas.- Dijo el agente mientras tiraba de ella para que comenzara a andar de nuevo. Hermione se dejó llevar escaleras arriba mientras escuchaba las voces de la gente levantándose tras ella.

-Bien hecho.- El abogado de la familia Malfoy le abrió la puerta para internarse por fin tras la seguridad del ministerio. Tal vez había convencido a mucha gente de darle una oportunidad, pero también había cabreado a mucha otra, que como la habían dicho, se sentían traicionadas.

Cuando entró sintió a alguien rodearla en un cálido abrazo que por un momento la descolocó, pero cuando se fijó en los cabellos rojizos de Ginny, imitó su gesto y la devolvió el abrazo. El guardia la dejó libre, y el abogado caminó hacía Narcissa que miraba en una dirección diferente al resto. Siguió automáticamente sus ojos, y vio como una cabeza rubia desaparecía tras la puerta del baño de caballeros y un guardia le seguía de cerca.

-Herm, ¿Estas bien?.- Miró a Ginny unos segundos antes de asentir.- Has hablado genial.

-¿Estas de acuerdo con lo que he dicho?.- La preguntó extrañada mientras sus ojos se dirigía de manera inconsciente hacía el baño.

-Claro, Malfoy no es que sea de mi agrado, pero si tu dices que es inocente es qu...

-Disculpa Ginny.- Cortó a su amiga cuando vio como el guardia que le había seguido para vigilarlo, salía disparado de allí dos segundos después, con la cara descompuesta. Su amiga la miró confusa.- Hablamos luego ¿Vale?.

Escuchó la afirmación de su amiga a su espalda mientras ella caminaba apresurada hacía allí. Vio al guardia que parecía casi mas joven que ella, y le indicó que no dejase pasar a nadie. No esperó confirmación por su parte, pero supo que hizo lo que le había dicho al escucharle colocarse frente a la puerta.

-Malfoy soy yo.- El chico salió de uno de los baños individuales y la miró fugazmente antes de ir hacía el lavabo y echarse agua en la cara. Hermione se acercó y miró su reflejo. Estaba mas pálido de lo normal, y su cara reflejaba todo lo que debía de tener por dentro.- ¿Cómo te encuentras?

Ella se atrevió a poner una mano sobre su espalda y tocársela en círculos con suavidad.

-Solo necesito un momento.

-Vale, te esperaré fuera...

-No, no te vayas.- Hermione volvió a colocar la mano sobre sus omóplatos, que quedaban a su altura ya que él se mantenía apoyado con ambos brazos sobre el oscuro mármol que rodeaba el lavabo.

-¿Quieres que vaya a por Astoria?

-No.- Hermione no pudo evitar sentir una pizca de regocijo al preferirla a ella, por encima de su...

¿Amiga?

¿Novia?

-Esta bien.- Se acercó mas a él.

-Estar aquí no me trae muy buenos recuerdos.

-Me lo imagino.- El verle se esa forma, la angustiaba de tal manera, que sentía la necesidad de consolarlo, de hacer algo que pudiese disminuir su malestar.- Es normal, pero esto saldrá bien.

El la miró a través del espejo.

-Siempre tan optimista.- La dedicó una pequeña mueca de sonrisa afligida que la partió el corazón.

-Alguien de los dos debe serlo.- El volvió a ocultar su rostro de ella.- También estoy preocupada, pero no podemos pensar en negativo.

-Pues yo no hago otra cosa.- Soltó un sonoro suspiro que hizo que su espalda de contrajese.- Si me declarasen culpable...

-Eh, Malfoy... .- Hermione tiró de él haciendo que este se viese obligado a erguirse, y ella se colocó frente él, entre la fría piedra, y su cuerpo.- No es momento de pensar eso.

-No me creerán.- Sus ojos grises la miraban a través de las pestañas sin esperanza alguna.

-Pues me creerán a mi.- Ella levantó una mano hasta posarla en su mejilla y hacer que levantase un poco la cabeza.- No pueden culparte de algo que no hiciste, así que tranquilo ¿Vale?

Sus ojos conectaron de esa manera particular, y única para ambos. Todo lo que había al rededor se difuminaba, y ensordecía de tal forma que solo se sentían el uno al otro. Hermione se estremeció ante su tacto, cuando este rodeo su cintura y la acercó mas a él. Se agarró con ambas manos a sus brazos cuando se inclinó sobre ella lentamente.

-¿Puedes protegernos?.- No estaba segura, pero al ver la necesidad con al que la reclamaba no pudo decir que no. Sabía lo que conllevaba esa respuesta, pero aun así asintió, y se puso de puntillas para recibir su beso. Fue un beso lento en el que ambos disfrutaron el uno del otro después de tanto tiempo resistiéndose a ello. El la apretó con mas fuerza, como si no quisiese que ese momento terminara, y ella resbaló su manos por sus brazos y hombros para entrelazar su nuca, y así poder profundizar en ese beso. Ese beso diferente al resto de los que habían compartido, en el que ambos volcaron todas las preocupaciones, y miedos que pudieran tener, además de la gratitud mutua por el consuelo que habían encontrado el uno en el otro.

Sus labios se abrieron y sus lenguas se envolvieron en un reconocimiento lento de caricias, que hizo que ambos cuerpos se estremecieran bajo la agradable y liberadora sensación de volver a sentirse de esa forma. Solo cuando el aire empezó a faltar, separaron sus bocas, pero mantuvieron la unión a través de sus frentes. Donde reposaron unos segundos mientras respiraban agitados por el ferviente beso.

-No sabes cuanto necesitaba esto... .- Hermione abrió los ojos al darse cuenta que lo había dicho en voz alta.

-Yo...

Unos toques en la puerta interrumpieron lo que fuese que iba a decir. Malfoy respiró profundamente antes de separarse, y dar el permiso de entrada. Su abogado asomó la cabeza por el hueco de esta.

-Es la hora.- Hermione sintió un escalofrió que hizo que la piel se la pusiera de gallina.

-Bien.- Dijo el rubio peinándose el pelo con las manos hacía atrás. Ella subió las manos hasta su corbata y le arregló el nudo de esta. El la asintió levemente con al cabeza y tras acariciarla fugazmente la mejilla, salió tras su abogado dejándola sola.

Hermione se giró para mojarse la cara con un poco de agua fría. Se miró unos segundos en el espejo mientras hacía unos ejercicios de respiración que lograsen calmar la angustiosa sensación de miedo que le provocaba la sola idea de que las cosas finalmente no salieran como esperaba, y que ese momento que acababan de compartir no se pudiese repetir jamás. Y ese pensamiento, solo la turbo más.

Cuando salió, las pocas personas que iban a presenciar el juicio, ya estaban entrando en la sala. Ella como testigo principal del acusado, debía permanecer fuera para que su juicio no se viese condicionado con ninguno de los testimonios que allí se iban a dar por ambas partes.

Hermione se quedó acompañada del resto de guardias que la custodiaban. No permitían a cercarse a nadie, ni a Ginny que lo había intentado en cuanto la vio. Ella se mantenía sola, sentada en uno de los bancos del ministerio cerca de la puerta donde el juicio se celebraba.

Según fueron pasando el tiempo, cada minuto se le hacía eterno. No había ningún reloj a la vista que la informase del paso de este. Su preocupación fue aumentando progresivamente según veía mas cerca la hora de testificar. Cerró los ojos un momento encontrando la calma que Malfoy le había dicho que era indispensable para lograr proteger su mente, y recordó los ejercicios que él la había enseñado.

Unos minutos después, se sobresaltó cuando un guardia tocó su brazo.

-Es su turno Srta. Granger.- Hermione resopló pesadamente antes de levantarse, y seguir al guardia que guiaba su camino. Cuando se internó en la sala, todos giraron sus cabezas en su dirección. Se secó el sudor de las manos sobre su pantalón, y buscó entre la gente la única mirada que la importaba. No la costó mucho encontrar su orbes grises sobre ella. Malfoy mantenía su porte recto y su imagen imperturbable, ojala ella pudiera parecer tan tranquila.

Junto a él se encontraban Narcissa, que la miraba de esa manera tan suya, y Astoria, que susurraba algo al oído de su amigo en esos momentos, que hizo que este rodase los ojos hasta ponerlos en blanco. En ese momento, también captó la presencia de Minerva McGonagall en uno de las gradas centrales, que veía como testigo presencial neutral.

Cuando llegó al centro de la sala, antes de sentarse en la silla, miró al lado contrario al que estaban los Malfoy, encontrándose con una mujer regordeta con un tirante moño azabache coronando su enorme, y colorada cabeza, que la miraba intentando intimidarla. Mientras su hijo, que estaba a su lado, y que aun tenía algún rastro de las heridas en el rostro, lo escondía de ella. Al observarles intuyó que el juicio no iba muy bien para ellos, cosa que la dio mas confianza.

La ronda de preguntas fue mas corta de lo que imaginaba, logró mantener orgullosa la compostura cuando la madre del chico, la chillo que esa era su oportunidad de meter a un Mortifago en la cárcel. Como si eso fuese a convencerla... no lo hubiese hecho antes, ahora menos.

Después de contestar a las preguntas que el jurado vio oportunas hacerle, llegó el momento que tanto había temido. Cuando el ministro anuncio que era el momento de ver lo sucedido desde su punto de vista, la mujer soltó un sonoro bufido que hizo que Shacklebolt la llamase la atención.

Una vez le explicaron el procedimiento que iban a llevar a cabo, procedieron a ello. Fueron dos personas, entre ellas el ministro quienes miraron sus recuerdos con la intención de que fuese mas complicada la posible opción de retocarlos. Después de la primera intromisión, Hermione pidió unos segundos para recuperarse. Shacklebolt, que fue el ultimo en meterse en su mente, fue mas delicado que su compañero, y se dejó guiar con facilidad por ella. A Hermione le dio la sensación de que tenía lo sucedido tan claro, que le resultaba hasta tedioso tener que repetir de nuevo aquello. El hombre miró lo que le mostraba, y ella se relajó demasiado segura de que nada se le colaría. Pero creyó mal, cuando él notó que bajaba la guardia, se coló de forma inesperada en el momento que habían compartido ese día mientras le curaba. Hermione tardó unos segundos en recomponerse, y cerrar su mente, pero ya era tarde. El ministro había visto como ella se acercaba para que el la besase.

Salió de su cabeza, pero antes de separarse de ella, que le miraba tensa sin poder parpadear esperando por su reacción, la sonrió de manera disimulada, lo que la tranquilizó y la agobió a partes iguales. No había visto el beso en si, pero no había que ser muy listo para adivinar lo que había sucedido después...

-Bien... .- El ministro volvió a su atril, y les pidió que abandonaran la sala para que el consejo deliberase. Miró de soslayo a Malfoy, que también la miraba preocupado. Ella asintió levemente con la cabeza sin estar muy segura de que haría Shacklebolt con lo ultimo que había visto.

En esa ocasión los guardias dejaron que se pudieran juntar sin problema, total, las cosas ya estaban decididas. Hermione se sentó en los escalones de la escalera interior del ministerio junto a Ginny, que se acercó a ella en cuanto la vio salir. La informó de todo lo sucedido, exceptuando lo obvio. Sorpresivamente, la pelirroja se posicionó a favor de Malfoy. Cambiaron de tema, cuando sintió que ya estaba todo dicho, y su amiga sacó el tema de Harry, y sus misiones. Hermione supo en seguida lo que la pediría a continuación.

-¿Has podido hablar con Malfoy sobre Rookwood?.- La castaña negó.

-Perdóname Ginny. Las cosas no han estado fácil...

-Tranquila.- Ginny agarró su mano para tranquilizarla. ¿Podía tener una amiga mejor?

-Hablaré con él, Malfoy te ayudará.- Lo haría, ahora se llevaban mejor, o al menos lo suficiente para sentirse con la confianza para preguntarselo.

-¿Con que la ayudaré?.- Ambas chicas se sobresaltaron ante la interrupción del rubio.

-Hola Malfoy.- Le saludó Ginny poniéndose en pie.

-Weasley.- El le devolvió el saludo con una inclinación de cabeza.

-Os dejo, seguro que tenéis mucho de que hablar.- La pelirroja besó la mejilla de Hermione antes de irse.- Por cierto, buena suerte Malfoy.

-¿Y bien?, ¿En que puedo ayudaros?. -El rubio se sentó a su lado, sustituyendo el lugar de Ginny.

Hermione se giró para mirarle.- Harry esta tras la pista de Rookwood, y tal vez tu podrías proporcionarle algo de información extra...

-¿Yo ayudando a Harry Potter?.- Soltó una pequeña carcajada.

-Venga, sería un punto a favor en un futuro. Que el gran Harry Potter te deba un favor no es algo que se vea todos los días.

-Chantajista.- Dijo con una sonrisa de medio lado.

En ese momento, uno de los guardias anunció en voz alta que volvieran a entrar, pues el ministro ya tenía su deliberación. Ambos se miraron nerviosos. El fue el primero en levantarse.

-¿Que tal si hacemos un trato?.- La tendió la mano, y la ayudó a levantarse.- Si me libras de esto, te daré todo lo que se sobre ese capullo.

Hermione sonrió aceptando el trato, y bajó los escalones sacudiéndose la parte de atrás de los pantalones.

-Hecho, ya puedes ir preparando la información...

Unos minutos después, cuando la sala volvía a estar tan llena como antes, las partes se pusieron en pie para oír el veredicto que el ministro iba a dar. Hermione que se encontraba justo detrás de Malfoy, su madre y Astoria, se retorcía nerviosa las manos sobre sus piernas. Cerró los ojos cuando escuchó como Shacklebolt pedía silencio en la sala, y empezó a suplicar en silencio por que el veredicto fuera a su favor.

El silencio de la sala era sepulcral, nadie se atrevía a hablar, y aun con los ojos cerrado podía notar la tensión entre todos los presentes, especialmente la del rubio. Deseo poder estar en el lugar de Astoria, y ser ella quien agarrase su mano para darle su apoyo. ¿Te estas escuchando?

¿Desde cuando Draco Malfoy era tan relevante en su vida?

Lo tenía claro, desde que vio que no era tal como lo que él pretendía ser. En tan solo una semana, había pasado de sentir una simple atracción física, a algo un poco mas profundo.

Después de haber compartido algo tan intimo y personal, como lo era el dolor de sus cicatrices, o que él no se retirase y la prestase su apoyo cuando ella le habló de sus padres... había cambiado algo en ella, y sentía que en él también. Percibió en cada uno de esos momentos, como una barrera había cedido y caído, acercándolos de una manera, que jamás había creído posible entre ellos. No es que fuesen amigos de repente, pero si que había una conexión con él, y era esa conexión especial, la que hacía que en esos momentos ella fuese capaz de sentir la angustia y desazón que Malfoy estaba sintiendo en ese instante.

-Señor Draco Malfoy, acérquese al centro de la sala para escuchar su veredicto.- Hermione abrió los ojos, y le vio caminar hacía el punto que le habían indicado manteniendo ese porte recto y señorial que lo caracterizaba.- Se le acusa de un delito de agresión contra el Señor Astér , por el cual se le pide, una cuantiosa indemnización, y si se resolviese como culpable del mismo, además significaría su ingreso inmediato en la prisión de Azkaban. ¿Comprende lo que le digo Sr. Malfoy?

-Si, señor.

-Bien... .- Contuvo el aliento, sintiendo como el corazón estaba a punto de salírsele del pecho ante la inquietud de lo fuese a decir a continuación el ministro. Miró de soslayo hacía las gradas donde estaban su madre, Astoria y Granger. Su vista se centró en la castaña, la cual le sonrió, a pesar de la preocupación que reflejaba su mirada. Draco se reconfortó en sus ojos avellana, que brillaban de manera espectacular entre todos los presentes, recobrando un poco de confianza, y la fuerza necesaria para volver a mirar al ministro, y esperar por lo que fuese, que el destino le tuviese preparado en esa ocasión.- … después de analizar con detenimiento las pruebas aportadas, y los echos que en sus mentes hemos podido ver, el ministerio le declara inocente, y por lo tanto denegamos la demanda de los Señores Astér...

El aire escapó de sus pulmones con un liberador suspiro, que hizo que toda la tensión, y adrenalina del momento bajase de golpe, y tuviese que hacer un esfuerzo por mantener la compostura. El silencio que se había mantenido en la sala, había desaparecido, y ahora era sustituido por un ruidoso murmullo de sorpresa, y criticas, y las quejas de la estúpida mujer que le había metido en todo esto.

Malfoy los miró vanagloriándose de su reconocimiento de inocencia, antes de volver a prestar atención a Shacklebolt, que mandó silencio para seguir hablando.

-Señores Astér, dejen de quejarse, por que aun puedo imputarles el delito de mentir al Ministerio, en un asunto tan importante.- Ante la amenaza del ministro, la mujer por fin guardó silencio, y arrugó el morro mientras su cara se volvía mas roja, si podía ser posible.- Señor Malfoy, no me gustaría terminar este juicio sin recordarle lo delicada que es su situación actual. Esta a expensas de un juicio mucho mas importante, y cosas como esta ponen en riesgo innecesario su libertad provisional.

-Lo se.

-Procure mantenerse al margen de todos estos conflictos.- Asintió levemente con la cabeza.- Y ahora, me gustaría darles un consejo a todos los demás, sobre todo a ustedes Señores Astér. Creernos con la libertad de juzgar, y aprovecharnos de los errores de los demás, para sacar un beneficio que no nos merecemos, no nos hace mas justos, si no peores que ellos.

Hermione que observaba principalmente las reacciones de los Astér ante lo que había sucedido, vio como la mujer giraba la cabeza con indiferencia hacía las palabras del ministro, pero como volcaba la frustración apretando con tanta fuerza el brazo de su hijo, que este, juraba estaba apunto de soltar alguna lagrima.

-Hemos pasado por mucho en este ultimo año, y creo firmemente que ya es hora de que el rencor, y el odio se vaya difuminando, y por el contrarío pongamos el mismo esfuerzo en reconstruir nuestra hermosa sociedad mágica.

Hubo unos cuantos que aplaudieron el discurso de Kingsley, y otros en cambio que aun gruñían por lo bajo por la creída injusticia que se acababa de cometer. Nunca llueve a gusto de todos... Siempre hay una parte que pierde cuando una gana, y gracias a Merlín, en esa ocasión les había tocado ganar. Y ahora podía respirar tranquila, al saber que se había hecho justicia.

-Sr. Malfoy, ¿Quiere tomar algún tipo de represalia legal contra los Astér?.- Hermione lo observó atentamente, Malfoy miró a la mujer unos segundos meditando su respuesta. Ella sabía que se estaba debatiendo entre la venganza y el dejarlo pasar. Y para su sorpresa, le vio negar con la cabeza en dirección al ministro.

Hermione se puso en pie captando el interés de todos los que allí estaban. Miró a Astoria, y Narcissa que la observaban igual de confusas que el rubio y los demás presentes. Carraspeó la garganta antes de hablar.

-Sr. Ministro, yo tengo una petición.- Kingsley hizo una mueca que la dio a entender que era el único en la sala, al que su reacción no le pillaba por sorpresa.

-Acérquese Srta. Granger.- Hermione caminó bajo la atenta mirada de todos hasta situarse al lado de Malfoy. Le miró brevemente antes de fijar la vista sobre Shacklebolt.

-La escucho.

-Creo que después de todo lo sucedido, tanto Draco Malfoy, como su familia merecen una disculpa publica.- El hombre meditó su petición unos segundos mientras miraba a sus compañeros del consejo, y estos afirmaban con un asentimiento de cabeza, dando por aceptada la propuesta.

Hermione sintió un roce en el dorso de la mano, e inclinó la cabeza lo justo para captar que aprovechando la proximidad que tenían entre ambos, el Slytherin había acercado de forma disimulada su mano a la suya y la acariciaba como si fuese algo accidental.

-Me parece justo.

Una vez la sala estuvo despejada, la familia Astér fueron los primeros en abandonarla. La mujer que iba con la cabeza tan alta como su corto cuello la permitía, iba seguida por su hijo, el cual al pasar por al lado de Malfoy, agachó la cabeza con vergüenza. Una vez los guardias creyeron oportuno que podían salir, Hermione se tomó la libertad de acercarse a Kingsley para agradecerle todo lo que los había ayudado. Mantuvieron una breve conversación que duró hasta que su mano derecha le reclamó. El hombre se despidió con una leve inclinación de cabeza, y ella caminó hacía la salida.

Cuando llegó al vestíbulo del Ministerio, miró entre las pocas personas que aun quedaban por allí, por si veía a Ginny, pero al no encontrarla, pensó que tal vez se había marchado.

A los que si localizó en seguida, fueron a los Malfoy, que estaban reunidos a un lado junto a su abogado. Nada mas verla, este le hizo un gesto con la mano para que se acercase.

El hombre estaba exponiendo ante sus clientes, la posibilidad de que fuese ella quien hablase con la presa a la salida, y aprovechar la atención de esta sobre ella, para salir de la forma mas disimulada posible. Además aportó que nadie mejor que ella para informar de lo sucedido, ya que al parecer los Astér, habían salido tan rápido, que ni si quiera se habían detenido a hablar con la prensa.

Draco se opuso a la idea, no tenía por que volver a dar la cara por él. El se valía por si mismo, y si le tocaba pararse a hablar con esos estúpidos chupatintas, lo haría. Y estaba convencido a ello, hasta que su abogado le expuso su idea a la Griffindor y esta aceptó de inmediato. Cuando intentó rechistar a su decisión, esta le refutó, exponiéndole que demasiado caldeado estaba el ambiente, como para arriesgarse a empeorarlo. A Draco no le quedó mas opción que aceptar a regañadientes, cuando Astoria apoyó sus palabras, y a su madre, al juzgar por su expresión, la daba exactamente igual ese tema.

-Bien, yo la acompañaré.- El abogado la hizo un gesto con el brazo indicándola que la seguía, y ambos salieron, siendo recibidos inmediatamente después de traspasar la puerta de Ministerio, por centenares de flashes, y de preguntar sonando unas encima de otras.

Draco desde dentro, con su madre colgada de su brazo, y Astoria hablándole sobre como iban a celebrar la victoria, observaba con detenimiento los gestos que hacía la castaña al hablar con la prensa. A primera vista, se la veía tan profesional, y segura de si misma, que de no ser por que él conocía cada gesto suyo a la perfección, podría jurar que era algo con lo que se enfrentaba a diario. Pero solo le hacía falta fijarse en como colocaba de manera demasiado repetida uno de sus mechones tras la oreja, o como se secaba el sudor de las manos en el lateral de su pantalón, para saber que los flashes, le resultaban de todo menos cómodos.

Según salían por las puertas, su madre comentó algo que capto su atención, haciendo que apartase la vista de ella unos segundos, segundos en los que todo pasó de manera imprevista.

Oyó lo que le pareció su nombre de la boca de un hombre, y acto seguido, se escuchó un estruendo tan fuerte que le hizo encogerse, y retroceder con brusquedad. Sus tímpanos vibraban parcialmente ensordecidos ante la dureza del sonido. Draco miró a su madre para comprobar que se encontraba bien a su espalda, esta le dijo algo, pero no llegó a comprender el que.

Cuando miró de nuevo al frente, no encontró mas, que lo que parecía ser humo por todos lados, y un fuerte olor a quemado. Por un momento le costó reaccionar, solo veía como la gente corría a cámara lenta, mientras otros se levantaban del suelo, o ayudaban a los que estaban tendidos sobre el. Fijó inmediatamente los ojos en el ultimo punto donde la había visto, y al encontrase con que esa zona era la mas afectada, le dio un vuelco el corazón, que de no ser por la necesidad imperiosa de localizarla, muy seguramente sus piernas ya habrían cedido al peso de su cuerpo.

-Granger.


NOTA FINAL: ¡Hola personitas! Por aquí ando de nuevo. Siento la tardanza como siempre.

Respecto al cap: Bueno, pues poco a poco, y sin darse cuenta, ambos se van acercando mutuamente, y parece ser que han encontrado el uno en otro un buen "pañuelo de lagrimas". Por otro lado, el juicio ya ha tenido lugar, y al final, tanto esfuerzo ha tenido su recompensa, y Draco a salido inocente. Pero no todo iba a ser de color de rosas, por que la gente no esta contenta, y mira tu por donde, lo que parecía ser un final feliz, a resultado ser uno bastante agridulce.

¿Qué le habrá pasado a Hermione?

Nadie muere, no aun al menos :p

Este es el capitulo mas largo que he escrito hasta la fecha, y es una vez me puse, no sabía muy bien donde poder cortarlo. Espero que os haya gustado.

Como siempre, muchas gracias por la paciencia y vuestros comentarios.

¡Un abrazo mis personitas y nos vemos en el siguiente cap!