Capítulo 32: La visita de Shino

A Sasuke no le gustaban las visitas. Había sido una persona muy solitaria desde que era niño y no había dejado de serlo siquiera cuando había comprendido la verdad sobre su clan y superado el odio que le tenía a Konoha. Sin embargo había hecho dos excepciones en menos de un mes y no estaba arrepentido de ello.

La primera había sido cuando Hinata se mudó con él. El joven Uchiha consideraba que era lo menos que podía hacer después de toda la ayuda que le había brindado y que debía protegerla, no solo por ser una amiga de Naruto.

Hinata había destruido muchas de las ideas que había se había creado en torno a ella, demostrándole que era una persona agradable, amable y gentil, había logrado convertirse en alguien preciado para su corazón sin que se enterara. Hinata estaba convirtiendo el distrito Uchiha en un verdadero hogar.

La segunda excepción fue Shino. El shinobi había expresado sus deseos por ver a su amiga y Sasuke estuvo de acuerdo. No conocía a Shino demasiado, pero sabía que no se trataba de alguien impulsivo y que muchas de sus acciones tenían un motivo. Ambos llegaron juntos, observando casualmente el entorno. Varias miradas se posaron sobre ellos, pero Sasuke sabía que eso era lo normal. Él estaba acostumbrado a recibir atención, ya fuera de manera positiva o negativa. Ser amigo de Naruto había influido en gran medida para que no se le viera como el enemigo que en un momento había intentado ser.

—¿Qué planeas hacer? —le preguntó Shino.

Hinata y Sasuke intercambiaron miradas.

—Todavía no lo hemos decidido.

—Sigo creyendo que lo mejor es deshacernos del Consejo.

La expresión de Shino no cambió en lo más mínimo. Permaneció callado por varios minutos y cuando lo hizo tomó por sorpresa tanto a Hinata como a Sasuke.

—No me parece una mala idea. El clan Hyuuga no cambiará si se siguen aferrando al pasado y los del Consejo ya dejaron en claro cuáles son sus intenciones.

—Es lo que le dije a Hinata. Ella tiene la ventaja y debe aprovecharla.

—No quisiera asesinarlos.

—¿Acaso hay otra forma de que pierdan el poder?

Sasuke rememoró su infancia. Pensó en el conflicto del clan Uchiha y en como Itachi fue perdiendo puntos ante los otros Uchiha, provocando que estos llegaran a sospechar de sus verdaderas intenciones. Se preguntó si su hermano habría perdido su posición como heredero y creía que era probable. Nunca se habló del tema, pero el comportamiento de su padre lo hacía sospechar. Fugaku comenzó a prestarle atención y eso le hacía pensar que había empezado para que se convirtiera en el reemplazo de Itachi.

—Sé que mi padre es el líder, pero no tiene poder absoluto. Algunas veces son los del Consejo quienes toman decisiones.

Sasuke lo entendía. En el clan Uchiha solía pasar algo parecido, pero eran todos los que podían participar en las reuniones del clan, Uchiha adultos, quienes tenían el poder de tomar decisiones y no solo un reducido grupo. Itachi, al ser un prodigio, era una excepción a la regla.

—¿Cambiaría algo el demostrar que son unos corruptos?

Hinata se mostró pensativa.

—Necesito investigar más sobre las leyes del clan, pero creo que podría funcionar su sabemos jugar bien nuestras cartas.

—En ese caso iré por los mercenarios que intentaron matarte, tengo el presentimiento de que los necesitaremos.

Sasuke salió de la aldea poco después de la visita de Shino. Hinata y Naruto eran los únicos que sabían de sus planes y eso era algo que no quería ni consideraba prudente de cambiar. Varias veces se le había dado la oportunidad de volver a ser un ninja, pero siempre lo rechazaba. No era un asunto de redención, le gustaba ser el dueño de su propio tiempo y no tener que darle cuentas a nadie.

Sasuke se dirigió a Amegakure. Descubrir que los shinobis que habían atacado a Hinata no eran realmente ninjas fue algo que lo sorprendió al principio. Después de pensarlo le pareció evidente que contrataran a mercenarios de una aldea con tantos problemas.

Encontrarlos no fue tan difícil como llegó a imaginar, pero sí algo que les tomó tiempo. Sasuke aplicó todo lo que había aprendido durante el último viaje que había hecho en compañía de Karin. Se dirigió a un bar y pretendió necesitar la ayuda de un asesino a sueldo.

Escuchar todas las conversaciones fue tedioso. Escuchó quejas sobre la situación de la aldea, sobre la falta de comida y la lluvia que parecía interminable, sobre la falta de trabajo y la crueldad de las mujeres que los rechazaron. A Sasuke no le importaba nada de ello, él no era Naruto, no tenía complejo de Atlas ni quería cargar con todos los males del mundo. Si bien hubo un tiempo durante el que quiso convertirse en el enemigo de la humanidad para garantizar la paz también lo era que estaba inconsciente de lo ingenuo que había sido. Crear a un enemigo en común no haría que la humanidad decidiera estrechar lazos y olvidarse de todas sus diferencias. El mundo era mucho más complicado que eso.

Sasuke obtuvo resultados durante el quinto día. Se dirigió al mismo bar de la noche anterior y se sentó en la misma mesa. Ordenó las mismas bebidas que había pedido previamente y, para su molestia, escuchó las mismas conversaciones que escuchó las noches anteriorer incluso si los clientes eran levemente diferentes. "Patético", pensó Sasuke con fastidio.

No fue necesario que Sasuke se acercara a los mercenarios, el bartender se encargó de ello. Lo señaló de una forma muy poco sutil y le indicó al par de criminales que alguien estaba interesado en los servicios que ofrecían.

—¿Es cierto que necesita ayuda para deshacerse de un... pequeño estorbo?

Sasuke no pudo evitar hacer una mueca de desdén.

—Se podría decir que sí. Un ratón le está causando problemas a mi novia y quiero que se encarguen de ello.

—¿Qué tan grande es ese ratón?

—Es un anciano, no les causará muchos problemas.

La cara de los mercenarios cambió cuando Sasuke les dio la dirección de la persona a la que quería que mataran. Sabía que estaba dando demasiada información, pero era algo que consideraba necesario.

—¿Es un Hyuuga?

—¿Hay algún problema con ello? —Sasuke pretendió ignorancia —, alguien debe enseñarle una lección a esos bastado arrogantes y no voy a esperar a que alguien más lo haga.

Los dos hombres intercambiaron miradas. Ninguno parecía estar del todo convencido. Ambos se apartaron por unos instantes y Sasuke pretendió no estar enterado de lo que pasaba. Para él resultaba evidente que querían sacarle más dinero.

—¿Los asusta lidiar con un Hyuuga? ¿O es por el dinero?

La reacción de los mercenarios fue exactamente la que Sasuke esperaba.

—No sería la primera vez que lidiamos con uno,pero si tomamos en cuenta que el trabajo deberá realizarse en sus territorios, consideramos que merecemos un pago extra.

—El dinero no es un problema, ya les dije que estoy dispuesto a pagar.

—No hablamos de dinero.

—Queremos algo más.

Sasuke los observó con desconfianza, pero dispuesto a sacarlos del bar. Planeaba emplear la fuerza y no estaba seguro de que fuera una buena idea hacerlo con tantos testigos y posibilidades de escape.

—¿Qué quieren?

Ambos hombres se dedicaron a debatir por un rato. Sasuke fingió no prestar atención a la conversación, aunque lo cierto era que no se perdía ningún detalle. Cada palabra que decían solo reforzarban lo que él sospechaba.

—Queremos los ojos del anciano y un pequeño pago extra.

Sasuke asintió. Necesitaba que ellos creyeran que habían ganado antes de pasar a la siguiente parte de su plan.

Respuestas:

Genesis: Él conoce a Hinata y sabe que cometió ciertos errores, Hideo también lo hace, pero estaba cegado por la culpa. Gracias por tus palabras.