Disclaimers: Los personajes de Harry Potter pertenecen a J.K. Rowling y a los que han comprado parte de los derechos de autor, lo cual NO es mi caso, y sólo los utilizo sin intención de lucro alguno, la trama me pertenece, al igual que algunos personajes.
Hola, hace mucho tiempo que no escribo nada, pero bueno, es el final de este fic, y quiero agradecerles a las pocas personas que han seguido el fic de principio a fin, muchísimas gracias por todo su apoyo, espero que la historia sea de su agrado, a los pocos que puedan llegar hasta aquí, una vez que se terminó de publicar la historia, muchas gracias, no importa cuanto tiempo tenga terminado el fic, que lo lean, significa demasiado para mí, y muchas gracias.
Sé, posiblemente que este epílogo no sea lo que se pudiese esperar del fic, pero lo escribí y borré muchas veces, hasta que al final, quedó esto, y créanme, ha sido el mejor final de todos los que se escribieron, muchas gracias por todo, y... espero vernos en alguna otra historia.
Gracias por todo.
Lily gruñó, no quería volver a esa vida, así que lo mejor era, que hiciera ese favor y se regresara a Norteamérica con Scorpius, que una vez que le prometió a James que no le involucraría en asuntos así, se había dedicado a apoyarla, contrario a su familia, no quería salir con tipos por dinero, ahora tenía una carrera, no había alcanzado la fama del éxito, porque no quería que Scorpius le diera el puesto, quería ganarlo ella sola.
—Hugo, en serio, no quiero estar involucrada en esas cosas de nuevo.
—Sí, lo sé, pero verás, James y yo, debemos alrededor de 45 mil dólares, pero puedes culparlo a él, nos estaba yendo bien en las apuestas del casino, pero él decidió seguir, ¡a pesar de que empezó a perder! –gritó a alguien, así que supuso que a su hermano.
Lily suspiró, suponía que de cierta forma, ella también era culpable, la única razón por la cual James se pondría de ese modo, es porque realmente le había ido muy mal con el rubio sentado a su lado.
—Bien –soltó irritada.
—Pasaremos por ti en media hora.
—No, dame la dirección, yo llegaré sola.
—Pero ¿estás segura?
—Sí, y haz lo que digo, antes de que pierda la paciencia y no les ayude –bufó.
—Genial, eres la mejor, Lily.
La pelirroja se puso de pie completamente enfadada, tomó una ducha y se arregló tal y como Hugo le indicó, para su fortuna, Scorpius se ofreció a llevarla, para asegurarse de que todo estuviese bien, en realidad, le dijo que podía llamarlo si las cosas iban mal, y la sacaría de ahí.
Odiaba que fuese tan considerado con ella, y por su culpa, no pudiese estar con su hermano, le sujetó de la mano y le dio un suave apretón.
—Si no te gusta el ambiente, o se pone insoportable, no dudes en llamarme ¿de acuerdo?
—Bien, gracias por traerme –le sonrió, se estiró para besarlo en la mejilla y entró al lugar.
Scorpius se bajó del auto una vez que Lily se perdió de la vista, suspiró y observó al castaño que salió de las sombras con una cara tranquila e impasible.
—Lamento hacerte pasar por esto, es la última mentira –informó James.
—Qué bien, porque nunca me ha gustado ser el secreto de nadie ¿lo comprendes? –Soltó en tono enfadado.
—Nunca lo fuiste, y nunca lo serás ¿bien? –Le sonrió.
Scorpius sintió su espalda golpear contra el auto, el cuerpo de James Sirius se pegó a él, mientras lo besaba de forma apasionada, como años atrás, mientras estaba ahí, siendo besado y acariciado por el chico que le gustaba desde hacía cinco años, se preguntó, porque realmente había huido de él todo ese tiempo.
La verdad, le había asustado todo lo que James le hacía sentir, a pesar de lo poco que tenían de conocerse y de comenzar a salir, y no se equivocó, a pesar del corto periodo que duró su relación, logró causar un caos enorme en su vida, a pesar de la distancia, la única persona que existía para él, era el mismo chico, que en ese momento, le estaba devorando en un beso tan apasionado y sensual.
—Consíganse un cuarto –soltó Hugo Weasley, recargándose en el auto a lado de ellos –puedo quedarme yo a vigilar.
—No seas amargado –bufó James, apartando sus labios de su novio, para responder a su primo.
—Bueno, agradece que estoy ayudando en este plan –informó.
—Ya te dije, que lamento haberme acostado con Audrey –soltó el castaño.
—No sigas por ese camino, Potter o me uniré a tu primo –soltó Scorpius, frunciendo el ceño.
— ¿Alguien te ha dicho que te ves guapísimo celoso? –Sonrió el castaño.
—No tientes a tu suerte, mira que la última vez, fueron cinco años.
—Entonces, en ese caso, voy a encadenarte a mi cama, para que no puedas huir de mí –sonrió.
—Bueno, en ese caso, debería acostarme con él –soltó Hugo –para regresarte el favor, y quedar a mano ¿te parece?
—No eres de mi tipo, así que no llegaría a la cama contigo –le informó Scorpius, con una cara de disculpa.
—Yo no sabía que estabas enamorado de ella, Lily nunca lo dijo, y Audrey tampoco lo comentó.
—Te acostaste con ella, y las chicas ni siquiera te gustan –bufó Hugo, golpeándole el brazo.
—Las chicas me gustan, son hermosas y sensuales –reafirmó James –pero me gusta más Scorpius.
—Lo cierto, es que no puedo dudar de eso, pasé demasiado tiempo viéndote llorar por los rincones desde que se fue.
—Ah –lo acarició Scorpius –eso es tierno, yo me fui de fiesta en Alemania y me acosté con dos chicos –le besó la mejilla –mientras pensaba en ti –le sonrió al ver la cara seria de su novio.
—Te estás vengando, ya lo sé, Malfoy.
—Sí, pero también hice eso –se encogió de hombros.
—M—
Ted observó el reloj de la computadora, ya era hora de que estuviera en casa y como su amiga vivía con él, ahora no se preocupaba mucho por Ada y Adam, sabía que estaban en buenas manos, aun así, se puso de pie, avanzó hasta el perchero y se colocó su saco, decidido a marcharse a casa.
—Hey ¿A dónde crees que vas? –Lo detuvo Victoire.
—A casa, con mis hijos ¿por? –Elevó una ceja.
—Tienes una reunión de último momento, y sí, es urgente, solo tendrás tiempo para irte a duchar y cambiar.
—No creo que vaya –informó despreocupado.
—Yo creo que sí, es una reunión inicial, Ted, no puedes quedar mal, y no puedo cubrirte, el cliente te pidió específicamente a ti, así que bueno –se encogió de hombros –es el patrimonio de Ada.
—De acuerdo –suspiró.
—Al final, si no te agrada la persona, bien puedes rechazar el trato.
—Veremos lo que pasa.
Teddy llegó a su casa con algún tiempo de sobra, así que se dedicó a jugar un poco con sus hijos, y subió a bañarse cuando Maya decidió cubrirlo, aun así, le ayudó a elegir lo que debería ponerse, conducir al lugar de la junta le hizo sospechar de qué clase de cliente tendría que ser, un lugar apartado de la ciudad, con una mesa improvisada en la azotea, tendría que comenzar a pedir ciertos formularios y referencias futuras, para evitarse aquel tipo de encuentros incómodos.
Observó desesperado el reloj de pulsera que llevaba, ni siquiera se había fijado cual había elegido May, era el que le había obsequiado Lily, así que suspiró.
—Su cita ha llegado, señor Lupin –informó un chico que le resultaba extrañamente familiar.
—Gracias, ya era hora, supongo –comentó incómodo.
Ted Lupin se giró, vio a un hombre alto aparecer por las escaleras donde hacía quince minutos él había subido, se giró un momento y extendió su mano, para sujetar una delicada mano femenina, el castaño observó la mesa, solo había dos asientos ¿dónde se sentaría la mujer? ¿En las piernas del tipo ese? Gruñó ante la idea, le parecía repugnante.
—Gracias, el vestido no es tan cómodo como parece –soltó una voz suave, que lo hizo tensarse.
Cinco años, y sin acento británico, pero su voz la reconocería en donde fuese, la figura de Lily Luna Potter apareció en la azotea, con su largo cabello perfectamente peinado y una ajustado vestido negro de lentejuela, sus zapatos altos y de tacón fino, remarcaba su esbelta y perfecta figura.
—Su cita está por acá –le informó.
—Gracias –sonrió encantada.
Él no dijo nada, ya que la chica aún no se giraba a observarlo, pero la duda lo carcomía ¿por qué ella lo había citado en ese lugar de aquella manera tan misteriosa? Tenía la impresión de que no lo quería volver a ver lo que le restaba de vida.
Lily se giró, lo único que vio fue a un hombre castaño dándole la espalda, pero todo, desde la postura, el cabello castaño y hasta los músculos perfectamente cubiertos por ese traje se lo dejó saber, su cita era Edward Lupin, pero ¿por qué había hecho algo así solo para reunirse con ella? ¿Era de familia endeudar a las personas solo para tener acceso a otra cosa?
—Buenas noches –saludó, fingiendo no haberlo reconocido.
—Hola –se giró él, su reacción fue impasible, bueno, después de todo, había orquestado todo aquello, era obvio que no se sorprendería.
—Sabes, lo cierto es que no tengo tiempo para perderlo contigo, así que dime ¿Por qué me citaste aquí? Y mejor ¿en serio imitaste a Scorpius solo para que esto funcionara? –Bufó.
—Yo no sé de lo que estás hablando –se defendió –claramente eres tú, la que hizo todo esto, toda la pinta de que es una reunión ilícita, pidiéndole a Victoire engañarme…
—Pedirle a Victoire –se burló –si yo le dije a mi prima, que no quería volver a verte o saber algo de ti –soltó indignada –mi primo y mi hermano me trajeron aquí…
La chica puso los ojos en blanco, y soltó el aire, indignada, observó a su alrededor, todo aquello tenía pinta de ser un plan de Hugo y Victoire, tendría que haberlo sabido, qué buena idea involucrar a James, para poder hacerla "ayudarlos".
—Sabes qué, ya que los dos estamos claros en que no está de acuerdo, ni organizó este circo, es mejor que me vaya.
Ted y Lily se giraron cuando comenzó a sonar un violín, que llamó su atención, la adolescente dejó de tocar el instrumento, y les dedicó una sonrisa encantadora.
—En realidad, he sido yo quien organizó esto –sonrió Ada Lupin –como pueden ver, tienen el mantel como el de la Dama y el Vagabundo –hizo un ademán señalando la mesa.
—Ada ¿qué rayos haces aquí, te dejé en casa, además qué tiene que ver eso del mantel?
—Es mi película favorita –informó Lily, sonriendo al ver el detalle.
—Sí, también la comida –admitió la chica –y para ti, la abuela Drómeda te envío esto.
Ted sujetó lo que le aventó con la mano derecha, la caja aterciopelada de color verde esmeralda, le hizo saber que era la sortija que su abuelo Ted le había dado, y que su padre, Remus, le dio a su madre, Nymphadora, y que por lo tanto, era turno de él, dársela a Lily, pero no estaba muy seguro de hacer eso.
—Gracias por organizar todo esto, Ada, pero es una pérdida de tiempo –soltó la pelirroja, así que me iré en este momento.
—No –la detuvo –Lily, en serio, lamento haber sido una imbécil, como ya te lo dije, yo no quería que papá te robara de mi lado, tú eras mía, no de él, él no podía alejarte de mí, al inicio, creí que si tú te casabas con papá, yo podría tenerte todo el tiempo en casa, que me querrías más de lo que ya lo hacías, pero mi padrino me dijo que no –bajó la vista –mi padrino Sebastian me dijo que si tú y papá salían, o se casaban, tú pasarías todo tu tiempo con él, porque tendrías miedo de que otra te lo quitara, y a mí me dejarías al último.
—Ada, eso jamás hubiese pasado –informó Lily –mi cariño por ti fue casi instantáneo, te quise primero que a él –señaló a Ted.
—Gracias –soltó ofendido el castaño.
—Es la verdad –informó –pero como te lo dije, tú no hiciste que mi relación con tu padre terminara –suspiró –fue él, con sus soluciones, creyendo que casándonos…
—Ah, basta –soltó Ted, yendo hasta Lily –en ese caso sería tu culpa, porque rechazaste la idea de inmediato, de casarte conmigo.
—Eso no es cierto –bufó Lily.
—Sí, dijiste que ni siquiera volviera a mencionarlo, así que tuve que quitar de mi lista y de mis esperanzas, la posibilidad de casarme contigo, incluso, si mencionaba la frase "cuando nos casemos", te pondrías histérica, obviamente no era una solución, ni la mejor opción para ti.
—Casarse como método de escape a una familia podrida no es ni debería ser una opción para una mujer que se siente acorralada ¿te agradaría algo así para tu hija o para tu hijo? –Soltó ofendida.
—No, yo solo te propuse vivir conmigo, como pareja…
—Y solucionar mis problemas, como si fuese una callejuela sin salida.
—Eres una persona obstinada y de mente demasiado cuadrada, igual que tu padre, quizás por eso te desagrada tanto ahora –soltó Ted.
—Vete al infierno, Edward Lupin, y no salgas de ahí.
La chica se dio media vuelta, completamente ofendida, pero él la sujetó del brazo, acercándose a ella, acercando tanto sus rostros como fuese posible, pero sin besarse todavía.
—Dime ¿dónde crees que he estado todo este tiempo sin ti? –Cuestionó –si piensas que de paseo, siendo la persona más feliz del mundo, te equivocaste, lo único que ha mantenido unido todo lo que soy, es mi hija…
—Y tu hijo –soltó Lily.
—Adam no es mi hijo –le informó –pero estuve ahí en cada etapa, desde que May supo que venía en camino, y que lo vea como un hijo, no lo hace mi sangre, pero puedes preguntarle a tu prima Rose, ella recordará el caso que le ayudó a ganar.
El silencio reinó por completo aquella azotea, mientras la mirada de Ted se perdía en la de Lily, incluso llegándose a olvidar de que su hija estaba presente, quería besarla, sujetarla contra su cuerpo y hacerle suya en esa mesa, pero por la forma en la que la chica seguía tensa, jalando su brazo de su agarre, sabía que ella no lo quería y mucho menos, lo permitiría.
—Lamento que tu vida no haya sido color de rosa, Edward –musitó Lily, un poco dolida –tú al menos tenías a Ada a tu lado, para sostener y juntar lo que se rompió, yo estuve sola, pegando cada trozo de mí, desde luego, no quedó muy bien, pero mi mundo giró de nuevo, y no entorno a ti, fuiste alguien importante en mi vida, vamos, fuiste el primer hombre con el que estuve, la persona con la que descubrí lo maravilloso que es amar a alguien, pero ya no soy esa chica –sonrió.
Ted observó a Lily alejarse, observó a otro lado cuando se sintió derrotado, sonrió triste cuando su hija fue hasta él, lo abrazó fuertemente y comenzó a sollozar, solo para terminar en un llanto doloroso.
—Todo está bien, Ada –la confortó Ted, acariciando su cabello y su espalda –no es el fin del mundo.
Aunque para él, claramente lo era.
Tenía que ser fuerte, su hija ya se sentía suficientemente culpable, como para hacerla sentir peor, así que intentó con todo su ser, hacerle saber que no tenía por qué sentirse así.
Ted sostuvo a su hija hasta que dejó de llorar, se había agotado tanto que había terminado dormida, así que la sostuvo en brazos y la llevó hasta su auto, conduciendo a su casa, bastante absorto en sus pensamientos.
—M—
Lily sonrió encantada cuando llegó a la parte de abajo del lugar, su hermano James, estaba besuqueándose con Scorpius, al menos algo bueno había salido bastante bien.
—Oigan, oigan, cálmense ustedes dos, o consíganse un cuarto –rió encantada.
—Bueno, usaremos la reserva que claramente tú y Lupin, no van a usar –murmuró Scor.
—Sí, eso ya termino –informó dolida.
—Lily –la reprendió su hermano –estás enamorada de él y por lo que se puede notar, fuiste tú quien tomó la decisión, no él.
—Bueno, él solo puede ver a papá en mí, así que, bueno –sonrió.
—En muchos aspectos, sí, lo eres –informó Hugo –siempre te apresuras a juzgar y sacar conclusiones apresuradas.
—Y yo creí que él no te agradaba, ahora estás de su lado.
—Bueno ¿recuerdas en clases? ¿Cuándo me dijiste que Audrey estaba enamorada de tu hermano y éste de ella? –Elevó una ceja –porque iba en serio su relación, bueno, rompiste mi maldito corazón, Lily, sabías que estoy enamorado de ella, y aun así, fuiste cruel, diciéndome que se acostó con tu hermano.
—Bueno, yo…
—O cuando le dijiste a ella que no era digna de alguien como yo –se burló –los dos tenemos que agradecerte mucho, que no estemos juntos ahora –murmuró.
—No es mi culpa, Hugo, ella y tú…
—Ves, es exactamente lo que estoy diciendo.
—Yo no te dije lo de Scorpius precisamente por lo mismo, cuando pienso que te pondrás de mi lado, siempre te pones del lado de papá, cuando dijiste que era mi culpa todos los problemas que él me ocasionaba porque me casé por impulso y me divorcie, me estaba enamorando de un chico –informó James –no lo tenía muy en claro, pero sabía que no quería perder lo que estaba iniciando con él, así que no tuve el valor de hacerte partícipe, me dije a mí mismo muchas veces: "No, ella es tu hermana, te quiere, va a apoyarte", pero la voz lógica me decía: "¿estás completamente seguro que no dirá que eres un depravado degenerado, como tu padre lo dice de otros chicos que son gay?"
—Entonces, en resumen, soy una mala persona –sollozó.
—No –dijo Hugo –lo único que te estamos diciendo, es que hasta que no conociste a Lupin, nadie sabía si había un porcentaje de ti, que realmente fuese desafiante a tu padre y qué tanto, eras tú, sus ojos y oídos.
Aquellas palabras dolieron en el alma a Lily, pero no podía culparlos, dejó de hablarle a su hermano porque en algún momento, pensó que todo lo merecía por sus acciones, y era un castigo suficiente y adecuado, había dejado muchas cosas de lado o descartado porque no iban con su modo de pensar, ni de ella, y por lo tanto, de su padre.
—X—
Lily Luna observó a su padre, estaba tranquilamente de pie en el jardín, con su taza humeante de café, sus ojos brillaron en cierta satisfacción, se distrajo un momento, viendo a su madre y a sus abuelos a la mesa al costado de donde estaba su padre.
—Lily, cariño –sonrió Ginny, pero se quedó quieta ante la mirada de su esposo, en desaprobación.
—No vine aquí a humillarme, si es lo que piensas, papá –le informó –solo vengo a decirte, que eres un monstruo dictador –soltó.
—Si lo fuera, honestamente, querida ¿crees que me tomaría bien que me llamaras dictador? –Se burló.
—No me interesa como lo tomes, solo quería decirte, que la única razón por la que no he vuelto con Ted, es porque sé que es lo que incluso ahora estás esperando que haga.
—Bueno, no tiene nada de malo que piense que es un hombre digno de mi hija ¿o sí?
—Tienes razón, no solo aumenta tus números, sino que aumenta los míos en la cama –informó, haciendo que su padre frunciera el cejo, en desagrado –tienes ojos y oídos en todos lados, pero…
—Ya lo sabía –informó Harry, tranquilo, dándole otro trago a su café –sé el momento en que te empezó a gustar, incluso antes que tú, también sé que te fuiste con él a Alemania, y que nada pasó ahí, bueno, sabes a lo que me refiero ¿no?
—Harry –pidió Molly Weasley.
—No, Molly, es que ella y su hermano el desviado, piensan que pueden tener una vida secreta y que yo no me enteraré –se burló –pero no, querida hija, los he estado dejando jugar a tener un poco de libertad ¿crees que no sabía de qué tu hermano era un degenerado? –Negó –si has tenido ayuda económica, es porque Draco Malfoy la ha hecho llegar a ti a través de su hijo ¿en serio crees que irte a Norteamérica cortaría mi control sobre ti? –Se burló –el dinero es dinero, Lily, aquí, en América, en Asia, en todas partes, todos tienen un precio.
—Claro ¿pero sabes qué no va a darte el dinero? –Sonrió –el cariño y respeto de tus hijos, o el de tu esposa –observó a su madre –qué lástima, papá, tendrás todo el poder que quieras, podrás hacernos miserables a tus hijos y a todos los que quieras, pero… solo moriremos en agonía odiándote completamente.
Aquellas palabras parecieron lastimar a su padre, no lo dijo, pero su mirada cambió, y aunque le dio un trago más a su café, supo que en esta ocasión, le supo tan amargo, como su soledad.
—Es una lástima, que odies tanto lo que es diferente de ti –murmuró –lo que más me arrepiento, es haber sido tan estúpida por querer complacerte todo el tiempo, en ser un poco parecida a ti, menospreciando a todos a mi alrededor, solo porque no eran dignos de mi o de ti –negó –es una lástima, porque te amaba tanto, quería enorgullecerte tanto, para que no te sintieras mal por lo que mis hermanos hicieron y hacían –negó –pero ellos solo se rebelaron de ti, buscaron su felicidad, y para tu información, James es tan feliz con Scorpius, que por eso vine aquí, a decirte todo esto, a ninguno de los tres, nos importa tu dinero, jamás nos importó, solo queríamos ser dignos de ti, pero… ya estamos en la misma página los tres, sabemos que ni volviendo a nacer, eso sería posible.
—M—
Lily Luna observó bastante sorprendida a su madre, no podía creer que el monstruo dictador de su padre la dejara ir a verla, pero no tenía mucho tiempo, a pesar de que viajaba en un jet privado con Scorpius, tenían un vuelo programado, él por asuntos de trabajo, ella para volver a casa con su supuesto novio y la vida que tanto le había costado crear en esos años.
—Scorpius ya me dijo que no tienen mucho tiempo –informó Ginevra Weasley, poniéndose de pie.
—Entonces, habla rápido, mamá –soltó en tono irritado.
—Comprendo que para ti, y tus hermanos, tu padre es un monstruo sin corazón, pero no es así, heriste el suyo, con esas palabras crueles.
—Bueno, él ha hecho cosas peores, y no creo que le dijeras que dejara de ser tan maldito, con nosotros.
—Los dos, solo queríamos lo mejor para ustedes, él no tuvo unos padres buenos y comprensivos, como sabes, tus abuelos murieron, y sus tíos fueron muy crueles con él, a pesar de que tenían todo el dinero que tus abuelos tenían a su disposición, lo hacían dormir en una alacena.
—Sí, mamá, fue cruel su vida, pero no es justificación para que se comportara igual que sus tíos, con sus propios hijos.
—Lo sé –admitió la mujer.
—Nos hizo prometer celibato, y fue bastante cruel ante ello, castigando a mis hermanos por romperlo.
—No tiene de malo el celibato.
—Intenta mantenerlo por 19 años –sonrió.
—Soy una mujer casada, es complicado…
—Ya lo sé, pero parece que nunca fuiste joven, que las hormonas jamás…
—Sé lo que hacen las hormonas, tu padre y yo, estuvimos juntos antes de casarnos –informó.
La cara de Lily fue un poema, uno lleno de ira, sus padres eran unos malditos hipócritas, ellos mismos habían tenido una vida de sexo desenfrenado, y los habían forzado a ellos al celibato.
—No siempre fuimos tan tradicionales, tu padre era un quebrantador de reglas, solía meterse en problemas todo el tiempo, no siempre lo buscaba, pero los problemas siempre llegan a él fácilmente, aun ahora, con ustedes –admitió.
—No nos culpes de…
—Terminé embarazada joven –la interrumpió su madre –no pensábamos casarnos, pensábamos vivir la vida… como hasta ese momento, él un joven rebelde, menor de edad, con sus tíos adueñándose del dinero de sus padres, yo, como sabes, no vengo de una familia adinerada, como él, así que no teníamos nada, nos esforzamos mucho, sí –sonrió –pero perdí a ese bebé.
La mirada de Lily se posó en su madre de nuevo, el dolor en su mirada aún era palpable ¿cuántos años habían pasado de ese acontecimiento? Y aquello le seguía carcomiendo en lo más profundo de su ser.
—Yo, lo lamento, mamá, nunca pensé que…
—El chiste es, Lily, que tu padre cambió toda esa libertad, todos los problemas, todo, por el futuro de la familia que quería tener, recuperó la poca fortuna que sus tíos dejaron de su inmenso caudal, y se dedicó a incrementarlo, no quería perder a otro hijo, cambio demasiado –admitió –sí, es un monstruo, sí quieres verlo así, pero los ama como no pueden imaginarlo, esa actitud despreocupada, prepotente, es una máscara que usa para mantenerlos independientes.
—Nosotros hubiésemos comprendido todo esto, mamá, pero, decidieron hacer cosas crueles.
—Y sin embargo, todos ustedes han podido sobrevivir gracias a ustedes mismos ¿no es así? –Sonrió –tu padre hizo mal al intentar forzarte a un matrimonio –admitió –pero al ver a Ted Lupin, recordó su propio pasado, un hombre rebelde, que cambió todo por una mujer y su hija –sonrió –él cree, que no hay hombre en el mundo, que vaya a amarte tanto o más que Edward Lupin, pero como es tu decisión, como todo lo que has hecho desde hace cinco años, no culpes a tu padre, por las malas decisiones que has tomado en todo este tiempo.
—M—
Ted Lupin se reprochó a sí mismo el haberse ofrecido a ir por el café una vez que las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer, no tardó mucho en que aquello se volviera una lluvia torrencial, maldijo por lo bajo cuando una gota le cayó en el ojo, así que tuvo que tallarlo de manera brusca, enfadado, avanzó hasta la intersección para dirigirse a su oficina, tendría que ir a su casa a cambiarse, aquello tampoco lo alegraba, ya que había demasiado trabajo que hacer.
Levantó la mirada cuando la luz se puso verde para darles paso a los peatones, se quedó en la acera, viendo a la joven pelirroja al otro lado de la observándolo fijamente.
No supo que hacer, así que cuando la vio bajar de la acera, él hizo lo mismo, se detuvieron a la mitad, observándose, el corazón de Ted se aceleró en cuanto la vio sonreírle.
