Todos los créditos a sus autoras y creadoras de los personajes del mundo Candy Candy Misuki e Igarashi.

CON TODA EL ALMA

Capítulo 45

CERRANDO CÍRCULOS

GEORGE Y DOROTHY.

Albert y Candy decidieron quedarse por un tiempo más en América… sus hijos estaban sanos y eran felices pasando temporadas largas en Lakewood, Candy instó a Albert para que se reincorporara a lo que a él más le apasionaba, Albert era su apoyo pero también sabía que no era un hombre que le agradara estar estático viendo su vida pasar de largo sabiendo que había algo que lo llenaba como ser humano y profesionista y ese era su trabajo, en algunas ocasiones lo sorprendió recibiendo correspondencia que tenían que ver con el consorcio y de alguna manera se sentía culpable… era muy feliz en ese momento, con sus tres hijos se sentía más que satisfecha pero había una parte de ella que también necesitaba ser saciada y por eso lo entendía, y cuando Albert decidió volver jamás antepuso los intereses de otros antes que a su familia, cada día volvía con la ansiedad e ilusión de llegar a su hogar y jugar con sus hijos, bañar y ayudar a Candy en la crianza de Anthony, William y Pauna… ese era el futuro que una vez él anheló y hoy por hoy esa era su realidad, una realidad que estaba dispuesto a vivir a lado de su familia.

Albert…

¿Qué pasa amor?

¿podrías quedarte con nuestros hijos el próximo fin de semana? – ella estaba acostada de lado en la cama sosteniendo su cabeza con una mano, él volteó a verla un tanto extrañado.

¿hay algún motivo, razón o causa por que yo deba cumplir con sus órdenes? – le preguntó con una coquetería descarada, Candy sonrió y se hincó en la cama extendiendo sus brazos, y ni tardo él se acercó a ella besando sus labios, ella le quitó la corbata de las manos y se la anudó mientras le devolvía la sonrisa.

Amor… Dorothy tendrá a su bebé – se lo decía con ilusión en su mirada – y le prometí estar con ella.

Y me puede decir Sra. Andley ¿Cómo se supone que debo alimentar a nuestros hijos en tu ausencia? – Candy puso los ojos en blanco y se sentó sobre la cama cruzando las piernas.

He pensado… – jugando con sus dedos – bueno realmente Margareth me ha ayudado a hacerlo – le sonrió y saltó de la cama tomándole de la mano llevándolo casi corriendo hasta la cocina, abrió la nevera y le sacó una pequeña botella y se la entregó, él la miraba un tanto confundido,

Amor… ¿Qué se supone que es esto? – Candy evitaba mirarle a los ojos y es que en realidad no quería saber si se negaba o no.

Bueno… es la comida… la leche… de… de Pauna y William – él estaba un tanto serio levantando la ceja.

¿y cuando tienes pensado ir? – entregándole la botella y dándole la espalda… a Candy se le cayó el alma a los pies "esa no era una buena señal" pensó.

Amor… te dije que el próximo fin de semana – él salió dejándola sola en la cocina y cuando reaccionó salió corriendo tras él - ¡Albert! – se detuvo a media escalera al escucharla - ¿Qué significa esto? – él bajó los pocos escalones que la separan de ella.

Cariño – suspiró hondo – sabes que jamás te negaría nada… es solo que – no terminó la frase y la besó en los labios regresando a la recámara para ponerse el saco y salir… ella aún se encontraba en la escalera cabizbaja, la tomó del rostro y volvió a besarla – te amo Candy.

Amor…

¿Qué te parece si lo platicamos en la tarde?

Albert… iré a casa de Annie…

Cierto… déjame llamar George…

¿Cómo? ¿no irás a trabajar? – mientras volvían a bajar.

Un día que no vaya no afectará en nada… ¿y bien? Cuéntame tu plan.

Albert… no es necesario – en eso momento la campanilla de la entrada sonó.

Por favor Milles ve a ver quien toca con insistencia.

Como ordene señor – ambos estaba parados en la base de la escalera cuando George y Dorothy entraron a la mansión… Candy se quedó sin palabras y miraba alternadamente a Albert y a los visitantes… corriendo hacia ellos.

Pero… Albert ¿Qué…? Dorothy… deberías de estar en reposo ya estás próxima a tener a tu bebé.

Ellos se quedarán aquí amor… nuestro ahijado nacerá aquí en casa… ¿Por qué crees que mande a acondicionar una de las recámaras? Candy llegó a él y lo besó en los labios.

Gracias amor.

Milles – llamó al mayordomo – ordena que lleven las pertenencias a la habitación de huéspedes… por favor Dorothy siéntete como en casa… tus padres vendrán en unas horas.

Gracias Albert – vieron como George y Dorothy subían las habitaciones mientras Albert y Candy entraban a la biblioteca y cuando cerró la puerta se acercó a ella abrazándola por la espalda.

No podía permitir que estuvieras tanto tiempo lejos de nuestro hijos – besando su nuca – perdóname mi amor… se que he actuado de una manera egoísta… muchas noches te vi llorar y hace algunos días descubrí tu plan… mi amor… el día que tengas la seguridad de dejar a nuestros hijos no quiero que lo hagas teniendo una carga de conciencia.

¿a que te refieres Albert?

De que también quiero que hagas lo que te gusta hacer… no negarás que deseas regresar al hospital ¿o si? – ella acariciaba una de sus manos y con la otra trataba de limpiar sus lágrimas – Deseo que sigas con cada una de las cosas que alguna vez soñaste… tenemos una familia… ¿eres feliz? – ella asintió acariciando sus brazos dándose la vuelta quedando frente a frente acariciando su rostro – quiero que te realices y sigas si así lo deseas trabajar como enfermera… no porque lo necesites… sino porque no quiero que te ancles… y cuando ese día pase tengas la seguridad de que nuestros hijos seguirán siendo siempre nuestra prioridad…

Gracias Albert… gracias mi amor… ¿sabes? quisiera esperar hasta que nuestros hijos tengan un año… sé que será difícil pero si te soy sincera… si deseo regresar a trabajar pero antes quiero prepararme y preparar a nuestros niños para cuando ese día llegue – ambos así como estaban abrazados se regalaron la complicidad y el amor en sus miradas.

DOS SEMANAS DESPUES.

¿Cuanto tiempo llevan dentro? ¡Dios mío están tardando demasiado! – se paseaba de un lado a otro del pequeño recibidor quitándose el saco y desanudándose la corbata, desde Afuera escuchaba las voces del médico y de Candy animándola a seguir con el parto.

Toma ésta copa – en ese momento se abrió la puerta de la recámara

George – era Candy quien lo llamaba en su rostro había un poco de preocupación – Dorothy necesita de tu ayuda – el hombre se puso un tanto pálido – no queremos que Dorothy llegue al limite de sus fuerzas… necesitamos que la ayudes a dar a luz…

Pero…

Ella está inquieta y nerviosa…

Bien…

Perfecto… lava tus manos hasta los codos – George hizo todo lo que Candy le decía, entraron a la habitación y ver a su esposa lo llenó de fuerza, la vió sudorosa y con el rostro sonrojado por el esfuerzo.

Mi amor – besando su frente, ella le sonrió.

Colócate atrás de ella… Dorothy debe quedar recostada sobre tu pecho… cuando empiecen las contracciones deberás empujarla hacia adelante – después de mucho esfuerzo y una hora después ambos tenían entre sus brazos al pequeño Harold, él lloraba en silencio abrazándolos a ambos.

Te amo Dorothy… gracias mi amor… es tan perfecto – mientras acariciaba con ternura la pequeña mata de pelo cobrizo.

George… tenemos que asear a Dorothy.

Claro – mientras salía de la cama – volveré en un momento – la besó de los labios.

Fuera de la recámara Albert y Archie lo esperaban con una copa en la mano, se acercaron a George, su rostro mostraba orgullo y alegría.

¿Qué fue? – preguntó Albert.

¡es un niño! – había una emoción atípica en su rostro y brindaron por esa nueva vida.

Después de ese momento cada segundo se maravillaba de ambos, Dorothy se veía felíz amamantando a su hijo… había una sonrisa perpetua cuando tenía a su bebé en sus brazos, todo era nuevo para él que cuando lo tuvo por primera vez en sus brazos sabía que no podría vivir una vida separado de su familia, se paró frente a una de las ventanas permitiendo que los suaves rayos del sol le permitieran contemplar en todo su esplendor el rostro de su hijo.

Mi hijo – apretando suavemente en un abrazo su diminuto cuerpo, regresó donde se encontraba su esposa descansando y colocó a su niño en el moisés y se sentó a un lado de ella atrayendo su cuerpo al suyo – te amo Dorothy Johnson… me haz hecho el hombre más feliz.

JAMES Y ELIZA.

Estaba a unos pasos de ella y estiró la mano sintiendo como las puntas de sus cabellos rojizos le rosaban los dedos, conteniendo las ganas de abrazarla por la espalda cuando vió que Eliza dio la vuelta, aún con las lágrimas que se abrían paso por sus mejillas ella aferró más a su cuerpo el cuerpecito de su hijo, el niño volteó su rostro y se inclinó con sus bracitos extendidos hacia James, él lo tomó observando el rostro del niño, se dio cuenta que el color de sus ojos era exactamente igual a los de él y a los de su madre, los rizos cobrizos de sus cabellos se alborotaban con la brisa, el pequeño Jamie lo abrazó por el cuello escondiendo su carita en el cuello, Eliza aún lo sostenía negándose a soltarlo y al ver James la angustia de ella se acercó y los abrazó a ambos… y ahí estaban en la orilla del mar sintiendo como la humedad del agua salada los alcanzaba y se correspondieron en un abrazo sin soltarse.

Te amo Eliza – buscó sus labios y la besó con ternura - ¿Por qué? ¿Por qué no me dijiste? – Una parte de él quería sentirse enojado por la reciente revelación… no había duda era su hijo y ahora más que nunca haría lo posible porque estuvieran juntos… ella se quedó callada… tantas veces había soñado con este momento que el tenerlo por fin frente a ella sus palabras simplemente se negaron a salir – ¿Eliza?

James… – sus ojos no paraban de derramar lágrimas – yo… yo no quería… Porque no quería echar a perder lo que tienes con tu familia… quería que fueras feliz…

¿feliz? No lo fui Eliza… porque tú te trajiste mi corazón – se apartó un poco de ella – y por lo visto también una parte de mi – ambos sonrieron haciendo que las mejillas de Eliza se sonrojaran – Eliza… mi amor vine a pedirte que seas mi esposa… vine a reclamarte… por favor Elizabeth no soporto mi vida sin ti – para ese momento Eliza era un mar de llanto y con las manos tapando su cara ocultaba su emoción y lo abrazó por la cintura.

Si James… si quiero ser tu esposa – Jamie se removió de sus brazos pidiendo ser bajado y ambos iban siguiéndolo por la orilla del mar, cuando el cielo se coloreó de anaranjado una joven se acercó a ella ofreciéndoles toallas cargando al niño, James estaba un tanto confundido y al ver que la joven tomaba en brazos al niño, él se acercó y de manera protectora le quitó a su hijo, Eliza apretó su brazo – no te preocupes ella me apoya con el niño cuidándolo – él se relajó un poco tomándola de la mano.

CINCO MESES DESPUÉS.

Ella iba caminando del brazo de Neal hacia el altar, el hermoso vestido que portaba era un regalo de la abuela de James quien a su vez lo recibió complacida, cuando las mujeres McArthur la vieron se admiraron de lo bien que ajustaba el vestido a su cuerpo, su suegra cruzó desde los hombros hasta su cintura el tartán de los McArthur… James la esperaba al fondo con la felicidad pintada en el rostro, meses antes todo cambió cuando ambos llegaron al castillo McArthur Lord James, Evelyn y Caroline los esperaban con los brazos abiertos fue un tanto extraño para Eliza regresar y sentirse aceptada… el pequeño Jamie enamoró a toda la familia y cuando vinieron a ver una boda estaba siendo preparada, cuando iba camino hacia él simplemente lo vió con ese atractivo tan arrebatador… nada era como ella lo había ilusionado alguna vez… era mejor… Lord James rasgó un lienzo de su tartán y unió las manos de sus hijos mientras pronunciaban sus votos… sus hijos les estaban regalando el mejor de las honras… si su hija porque muy a pesar de todo gracias a ella había continuidad para su clan.

La ceremonia religiosa fue simplemente preciosa, la recepción, la música, los bailes… todo… ambos decidieron no ir de luna de miel porque después de todo en ese lugar tenían todo lo que necesitaban y eso la sorprendía cada día más a Eliza… ya nada la limitaba a desearlo… a amarlo porque a partir de ese día fueron uno solo.

UNA SEMANA ANTES…

¿vendrán? – ambos hermanos estaban sentados en una banca que daba al jardín del castillo, Eliza negó con la cabeza.

Sería un verdadero milagro si lo hicieran – él la tomó de la mano dándole un poco de consuelo – pero has venido tú y eso me hace feliz… gracias Neal ¿sabes? Tenía miedo de estar sola… hoy veo de manera diferente todo… por un momento pensé que jamás superaría lo que hemos pasado.

James es un buen hombre… jamás se te ocurra defraudarlo – le dijo mirándola a los ojos.

Lo sé…

Y por favor… ya no pienses en el pasado… no atraigas ese dolor Eliza, es un nuevo comienzo… una nueva oportunidad que la vida nos está brindando… No la desperdicies.

¿me perdonas?

¿Qué quieres que te perdone exactamente? ambos fuimos manipulados por ella… y bien pudimos haber tomado mejores decisiones… dejemos todo atrás… ahora tienes al pequeño Jamie… prométeme que serás feliz Eliza – ella asintió con lágrimas en los ojos – y de paso hazlo feliz a él también.

Gracias Neal – él tomó su mano y besó el dorso.

ARCHIE Y ANNIE.

Cada uno de ellos… los Andley eran felices a su manera… todo el amor, la ilusión y la pasión que sentían al estar juntos se desbordaba cuando llegaban a los diferentes lugares que habían elegido para pasar sus luna de miel… por cuestiones de seguridad viajaron por toda Latinoamérica y cuando regresaron a casa ambos estaban irreconocibles, la blanca piel de Annie lucía más bronceada… jamás había disfrutado tanto exponerse al sol y estar en los brazos de Archie era divino, por momentos se preguntaba como sobreviviría ya no tener dispuesto a su esposo durante el día y con picardía pensaba "pero existe la noche" disfrutaban cada momento juntos que separarse durante el día era agónico para ambos y aún así encontraban la manera de complementarse… un día ella esparció sobre la cama sus sueños haciendo que Archie admirara el talento de su esposa.

¿desde cuando comenzaste a hacer éstos bocetos? Son geniales – lo decía mientras pasaba de una hoja a otra.

¿de verdad te gustan?

Por supuesto amor… son exquisitos.

He pensado en ofrecerlo a alguna diseñadora de modas – le decía con dudas.

¿Cómo?... no mi amor… éste es tu trabajo y como tal nadie se lo adjudicará ¿Qué quieres hacer?

Pensé que jamás lo entenderías – saltó a sus brazos besando con pasión sus labios – Y así como estaban hicieron una vez más el amor… entregándose a esa cadencia de sus cuerpos.

Sra. Cornwall… sus deseos son órdenes para mí – mientras embestía con ternura, pasión y dureza su cuerpo.

Te amo - le decía con voz ahogada.

Cuando terminaron, entre risas trataban de rescatar cada uno de los dibujos… Annie lo contemplaba desde su lugar de la cama veía la pena que había en el rostro de su esposo.

Deja eso ahí Archie – extendiéndole la mano.

Amor… lo siento – ella chasqueó la lengua.

No te angusties amor… aún no estaban terminados y la mayoría de ellos los retomé y los perfeccioné para ponerlos en un portafolio.

¿de verdad? ¿no lo dices para que no me sienta mal?

No amor… ven… te quiero junto a mi.

¡me encanta estar así contigo! – tanto para Annie como para Archie la idílica relación que empezó siendo apenas unos adolescentes terminó siendo la mejor de sus historias.

¿me amarás por siempre? – le preguntó Annie

Todos los días de mi vida.

Cada uno de ellos estaban encontrando la balanza en sus vidas, cada lágrima, cada sonrisa estaba siendo recompensada por lo que sentían en esos momentos ¿alguna vez se lo imaginaron? Si… hubieron decisiones equivocadas y acertadas pero al final las segundas oportunidades les permitieron reconsiderar el futuro que ahora tenían, lo que empezó con una triste melodía en honor a una hermana perdida… a una despedida escrita en unas líneas destrozando su corazón de niña tejieron sin querer el futuro de ambos… no lo pretendían… no lo buscaron pero al final Albert y Candy no se buscaron pero se encontraron.

FIN

GRACIAS a todas y a cada una de ustedes por permitirme ser parte de sus vidas… GRACIAS por sus mensajes, hubieron aportaciones tan valiosas que tomé en cuenta que espero les hallan gustado… si Dios lo permite nos leemos en otra historia.

sayuri1707

Carol Aragón.

Krilu

Salgaby

Mía8111

Guets1

bea03

Guets2.

GRACIAS a todas aquellas personas que hicieron de ésta historia su favorita GRACIAS mil GRACIAS.