Camilaski: me urge terminar esto, ya llevamos 50 capitulos y tanto no es bueno! esto ya se a alargado mucho :c
Cristina: gracias por comentar, en wattpad subi este capitulo hace como 3 días y apenas lo voy subiendo aqui, pero es que es muy laborioso!
Mar sant: Si, definitivamente debe terminar pronto, para darle paso a nuevos proyectos :3 Ufff, te refieres a mis viejos fics? ay diosito, hahahahaha no los leas, me da mucha pena porque tienen tremendas faltas de ortografia y fallas en la trama, la historia no es mala, pero no me hago responsable por tu cegera! hahahahahahha ;3
–¡Ich habe den Ehering!– Jack gritó a todo pulmón en medio de la música de Tokio Hotel que retumbaba en el elegante salón donde se estaba celebrando la boda de Rapunzel y Eugene.
–¿Qué dijo?– le preguntó Elsa a su prima sin borrar la sonrisa de su rostro al ver a su novio caer lento pero seguro en una terrible borrachera.
Rapunzel, que se veía radiante en su vestido de bodas salido de un cuento de hadas, se encogió de hombros como si no supiera de lo que hablaba Jack y agradeció al cielo que Elsa no supiera mucho alemán.
Rapunzel Corona y Eugene Fitzherbert se realizó en Alemania, tal como ellos habían deseado hacer, sus amigos tuvieron que ahorrar un montón para poder pagarse el viaje hasta allá, aunque la chica se cercioró de pagar todos los gastos de estadía para sus amigos, e incluso habían traído a Emma, justo como lo habían prometido.
.
.
.
–Vamos, Emma, solo unos metros más– Elsa gruñó tratando de mantener el equilibrio en sus tacones de aguja y luchando porque el corto vestido purpura que Punzie había seleccionado para las damas de honor no dejara ver de más.
–¡Jack!– la jovencita le propinó cinco cachetadas a su hermano mayor, pero ni así se despertó.
Las dos estaban arrastrando el peso muerto del peliblanco.
–Elsa– Hipo susurró tratando de no hacer mucho ruido, eran las 4 am y los demás huéspedes del hotel dormían. Habida subido tan pronto como pudo para ayudar a su amiga –Tranquilas, yo me encargo– les dijo mientras tomaba a Jack por las piernas y se lo echaba al hombro, como si de un muñeco se tratara.
–Gracias Hip– Emma se frotó los ojos adormilados, el jet lag todavía le cobraba factura y este desvelo no ayudaba en nada.
–Emm, te ves muy cansada, lo mejor será que te vayas a dormir, nosotros nos encargaremos– Elsa le frotó los hombros tratando de tranquilizarla.
–Está bien– bostezó –Nos vemos mañana– la rubia se inclinó para despedirse de ella con un beso en la mejilla como solían hacer.
–Descansa, bobalicón– besó la punta de sus dedos y depositó el beso en la frente de su hermano mayor, no iba a acercársele mucho con ese terrible hedor a alcohol que emanaba –Mañana te arrepentirás de haber tomado como si fueran agua–
La adolecente deslizó la tarjeta de su habitación individual y se metió en está despidiéndose con una mano.
–Nuestra habitación es esa– señaló la rubia la puerta 623 casi al final del pasillo.
–Hey, Els– Hipo se aclaró la garganta –¿Qué harás mañana?–
La rubia soltó una risita –Ayudar a Jack con su resaca, eso es seguro–
Hipo tambien se rio dándole una nalgada a su amigo quien se percató de esto y comenzó a murmurar con los ojos cerrados –Elsa, ahora no, me siento muy cansado–
Los dos amigos sobrios se miraron intentando contener la risa.
–Muchas gracias, Hipo, te debo una– ella deslizó su propia tarjeta por la puerta y la abrió.
–No fue...– Hipo apretó los dientes con una mueca de dolor al escuchar el sonoro golpe de la cabeza de Jack contra el marco de la puerta –¿Nada?– mostró sus blancos dientes a Elsa de forma nerviosa.
–Estara bien, suele darse muchos de esos– Elsa lo tanquilizó con un gesto de la mano, al parecer era muy frecuente para ella que Jack se golpeara la cabeza.
–Como decía, mañana Astrid y yo iremos a dar una vuelta junto con Kriss, ¿Por qué no vienes con nosotros?–
Ella no se inmutó, era bastante común que entre su grupo de amigos organizaran salidas todos juntos o a veces en diversos grupos pequeños, ya que a veces varios querían hacer otras cosas.
–Claro, mañana Jack se la pasará con Emma–
–Perfecto– se alegró el chico dejando a Jack tumbado boca arriba en la cama.
–¿Podrías ayudarme a quitarle la ropa?– le pidió con algo de vergüenza.
–Creo que es lo más raro que me has dicho... pero está bien– sin protestar le ayudó a ella a despojar a su amigo de su smoking.
–Solo dejémoslo así, le gusta dormir en ropa interior en verano– ella se alegró de no tener que hacer el doble de esfuerzo.
Hipo la miró con burla –¿Disfrutando de la vista?– bromeó al ver a Elsa mirando a su amigo fijamente.
–Como si no hicieras lo mismo– ella se la devolvió el doble
El castaño se le quedó viendo a su amigo, dormía con profundidad –Dudo mucho que despierte– miró a Elsa de forma divertida –Pero si lo hace y se pone impertinente, puedes ir a buscarme–
Ella negó con la cabeza –Tranquilo, puedo lidiar con un Jack ebrio, además... no quiero molestar a Astrid, menos en su estado–
–Solo está embarazada, descuida... pero no le digas que dije eso, ¿si?– su rostro reflejó preocupación y temor.
Elsa puso los ojos en blanco –Tranquilo, no diré nada–
–Bien, te veré mañana– se despidió cerrando la puerta tras de sí.
Elsa se quitó los zapatos dejándolos en una esquina, comenzó a quitarse el vestido para quedar en ropa interior.
–¡Ah!– ella se giró al escuchar a Jack gritar, lo encontró cubriendo su rostro con una almohada.
–Esto va a ser interesante...– se murmuró para sí misma. Jack era un ebrio impredecible, siempre salía con cualquier bobada y eso le intrigaba, cada que se ponía en ese estado siempre le daba curiosidad respecto a que faceta nueva descubriría de él –Despertaste– ella no se molestó en cubrirse, solo se sentó en el borde de la cama.
–¿L-le importaría, por favor, vestirse?– arrastró las palabras sin separar el rostro de la muñida almohada.
Elsa se rio –¿Por qué?, no hay nada que no hayas visto antes–
–Se equivoca, señorita– esto la hizo arquear una ceja, ¿acaso estaba lidiando con un Jack ebrio olvidadizo? –Tengo novia y siempre le seré fiel–
–Owww– aquello la conmovió hasta el tuétano –Jack, soy yo... Elsa– le dijo con gentileza acariciando su cabeza.
El joven de 25 años se dejó caer de la cama buscando alejarse desesperadamente de ella, todo esto sin abrir los ojos.
–¡No, Elsa es la mujer más hermosa del mundo!, no hay manera de que usted sea ella– no supo si sentirse halagada u ofendida.
Ella suspiró –Bien, me vestiré– se puso de pie para abrir su maleta y buscar su pijama.
–¿Ya?– preguntó Jackson cubriéndose los ojos sentado en el suelo en pose de loto, parecía un niño pequeño.
–Sí, puedes abrir los ojos– respondió abotonándose el ultimo botón de su camisón de seda.
–¿Segura?– volvió a preguntar.
Ella suspiró, ya estaba comenzando a cansarse un poco de esto –Si, segura–
Jack la miró de abajo hacia arriba tambaleándose, se veía indignado por su ceño fruncido –Esa... esa es la ropa de Els–
–Ella me la prestó– fingió sabiendo que no iba a convencerlo de lo contrario.
–¿Dónde está Els?– gateó por el piso alfombrado de la habitación –Necesito un abrazo–
–Jack, ven, vamos a dormir– ella lo ayudó a ponerse de pie guiándolo a la cama.
–¡No!– se apartó con brusquedad –No puedo compartir a cama con alguien que no sea Els, ¿Dónde esta Elssssss?– hizo un puchero.
–No podrá dormir aquí hoy, pero tu si debes dormir, acuéstate y todo estará bien– insistió en tratar de tenderlo en la cama –Yo dormiré en el sillón–
Él negó con la cabeza –Nononononononono... yo... Yo dormiré en el sillón, usted puede tener la cama– tomó la manta entre sus dedos y la arrastró hacia el sofá.
Elsa se alegró de haber pedido una manta extra por si acaso.
–Bien, pero debes de dormir– se aseguró de que él se acostara en el sillón y después ella hizo lo mismo con la cama, no sin antes apagar las luces, todas excepto una... la del baño, la dejo encendida con la puerta abierta, por si Jack necesitaba usarlo.
No pasaron ni 40 minutos cuando sintió las manos de Jack sacudir con gentileza su cuerpo –Hey, señorita, despierte–
Renegó, apenas se estaba quedando dormida cuando él la trajo de vuelta a la realidad, abrió los ojos, muy a su pesar y miró el reloj de la mesita de noche... pronto serían las 6 de la mañana
–¿Qué sucede, Jack?– preguntó frotándose los ojos.
–Mira esto– él se arrodilló a su lado, Elsa se sentó en el borde de la cama –Pero no le vayas a decir a Els... es un S-E-C-R-T-A– Ella dirigió sus ojos hacia un lado tratando de procesar lo que acababa de decir él.
–¿Un secreto?– preguntó ella.
–Sí– él levantó en alto la pequeña cajita y la abrió mostrando su contenido.
–Jack– ella jadeó llevándose las manos a la boca tratando de contener la emoción, estaba a punto de llorar con tan solo ver aquel anillo. Era perfecto, era un anillo plateado con incrustación de diamantes que formaban un copo de nieve, combinaba perfectamente con el collar que él le había regalado en navidad hace muchos ayeres.
–Se lo voy a pedir– el muchacho comenzó a cerrar los ojos –Me tomó mucho conseguirlo, pero voy a cumplirle lo que prometí– dijo quedándose casi dormido.
Elsa tomó la cajita de la mano de él, lo ayudó a subirse a la cama y se cercioró de guardar el anillo en un sitio donde estaría a salvo, la maleta de Jack.
Ella se acomodó abrazándolo y besó su frente antes de cerrar los ojos –Sí, sí quiero casarme contigo Jack Frost– susurró deseando soñar miles de escenarios de él pidiéndole matrimonio.
