Destellos azules pasaban ante los ojos de Rey quien sentía un nudo en el estómago, mucho más que cuando habían ido a Exegol a enfrentar a Palpatine, se sujetó con fuerza a la mano de Ben que estaba junto a ella también pensando en lo que les estaría esperando al llegar a Coruscant.

- Tranquila mi amor, todo va a salir bien, ya verás.

- Lo se Ben, es que...no puedo evitar sentirme amenazada.

- ¿Por qué?

- Vamos a estar separados no se cuánto tiempo y temo que algo malo te pase.

- Va a ser poco te lo aseguro y si tú estás cuidando mi espalda estaré bien.

- ¿Tanto confías en mí?

- Con mi vida Rey.

- Gracias.

Ben la abrazó por la espalda y se quedaron así un par de minutos hasta que Hux los llamó para poner en marcha el plan.

Rey se quedó junto a Ben mientras trazaban las rutas de los cruceros y de los destructores estelares, todo iba bien hasta que Hux dijo que al partir de Corellia ellos con Rey irían por una ruta y Ben junto con la resistencia irían por otra distnta.

- No estoy de acuerdo.

- Rey.

- Pensé que iríamos juntos hasta Coruscant.

- Es mejor así Rey por favor.

- ¿Por qué?

- Es parte del plan que tengo.

- ¿Que plan?

- Ellos no saben que estoy casado y me pedirán hacer un decreto que deje a mi esposa a cargo de todo si yo muero...

- ¿Que?

- Tranquila mi amor, voy a acceder...

- ¿Pero Ben?

- Por eso la importancia que tú estés detrás mío.

- Esto no me gusta.

- Lo se, pero cuando la flota de Coruscant esté inhabilitada tanto arriba como abajo, tú te reuiniras conmigo.

- ¿Y quién se va a hacer cargo de las tropas en tierra?

- Eso ya está resuelto.

- ¡Ben!

- La resistencia se va a encargar de eso.

- Rey - Rose que había permanecido en silencio decidió intervenir - él tiene razón, si queremos que todo salga bien alguien debe quedarse atrás.

- Es verdad señora - le dijo Hux a Rey que le dió una mirada de enojo al pelirrojo.

- No me digas señora Hux, es peor que mi Lady.

- Como sea, uno de los dos debe estar protegido y lo más sensato es que sea usted - Hux señaló la barriga de Rey y esta suspiró derrotada.

- Está bien ¿Que tengo que hacer?

- Las tropas nos están esperando en Corellia, ahí te diré lo que harás - Ben tomó la mano de Rey y la acercó más a él.

- ¿Hay algo que aún no me has dicho verdad?

- No es nada malo mi amor, es solo la última parte del plan.

- ¿Leia sabe de todo esto?

- Si pero ella y el senador Bes estarán conmigo para encargarse de la parte política, yo no tengo paciencia para eso.

- ¿Puedo hacer una pregunta? - Rose veia de Ben a Rey con el ceño fruncido.

- Si - respondió Ben impasible.

- ¿Cuántos destructores estelares piensas usar?

- Cuatro.

- ¡Vaya! ¿No es un poco exagerado?

- Tal vez pero es mejor así.

Se quedaron un rato más discutiendo detalles menores hasta que el estómago de Rey protestó, solo entonces hicieron una pausa y Ben fue con ella a sus aposentos para que comiera algo.

En otra parte del crucero Poe discutía con Trudy pues como ya se sentía mejor después de la transfusión sanguínea y de un par de parches de parches de bacta, estaba lista para levantarse.

- Trudy por favor.

- Ya me siento bien y tenemos que ayudar a Rey.

- Lo se pero todavía faltan unas horas para llegar a Corellia y otras más para arribar a Coruscant, ¿Por qué no descansas otro poco?

- Vamos a hacer un trato tú y yo piloto.

- No me digas piloto.

Trudy estaba sentada en la camilla dónde la habían pasado y Poe la atrapó poniendo las manos a cada lado muy cerca de sus piernas.

- ¿Como...quieres que te diga?

Estaba muy cerca de ella y recordó el beso que le había dado enrojeciendo al momento.

- Sabes como me llamo.

Se acercó a ella hasta que sus labios se rozaron. El aliento cálido de él le provocó un estremecimiento que a duras penas disimuló.

- Yo...

- Vamos Trudy, dilo.

- Poe.

- ¿Ya ves que no es tan difícil?

La besó antes de que protestara atrapando en sus labios el débil gemido de la mujer que tímida subió sus manos al cuello de él. Poe también la tomó de la cintura y con cuidado la acercó a su cuerpo, la respuesta un poco torpe de Trudy le dejo clara su falta de experiencia y un momento después se separó de ella.

- Ahora señorita vamos a ir dónde Rey y después usted va a volver aquí para que la revisen y descanse.

- Pero...

- El señor Dameron tiene razón niña.

Las voz del doctor les llegó desde la puerta y las mejillas de Trudy se pusieron aún más rojas provocando que Poe sonrienra de manera pícara.

- Pero doctor ya me siento mejor.

- Lo se, pero debes descansar al menos otro día más.

- Te lo dije.

Trudy le dió a Poe una mirada de reproche y suspiró.

- Está bien doctor.

- Puedes ir dónde mi Lady treinta minutos y volver a tu habitación.

- ¡Eso es muy poco tiempo!

Poe la tomó de la mano, negó con la cabeza y habló con el doctor

- Yo me encargo de eso.

- ¡Pero Poe!

- Es eso o nada, tú decides.

- ¡Oh está bien! Ustedes ganan.

El doctor sonrió y se fue dejando a la pareja solos y Poe estaba por besar de nuevo a Trudy cuando Tara e Isa lo interrumpieron entrando como tromba en la sala médica.

- ¡Señorita Trudy! - gritaron las dos al mismo tiempo corriendo a abrazarla haciendo al sorprendido hombre a un lado sin ninguna seremonia.

- ¡Chicas! ¡Están bien!

- Si, gracias a usted y a los gigantes - respondió Isa apartándose igual que Tara.

- ¿Ya se siente mejor? - preguntó Tara al ver que ya no estaba conectada a todos los aparatos médicos.

- Si, gracias por cuidarme.

- Usted nos salvó primero así que estamos a mano.

- No es que no me alegre verlas pero ¿Que hacen aquí?

- Estamos al servicio de Lady Rey por petición de la princesa Organa pero ella ahora está con el líder supremo así que decidimos venir a cuidarla a usted.

- Presisamente hace un momento el doctor me dió permiso de ir dónde ella.

- Treinta minutos nadamás - intervino Poe cansado de ser ignorado.

- Entonces le ayudamos a vestirse, usted señor fuera - le dijo Isa al sorprendido hombre.

- ¡Pero...!

- ¡Fuera! - la doncella lo tomó del brazo y lo llevó a la puerta - un caballero no observa a las señoritas mientras se visten.

- ¿Y bien, por dónde empezamos? - preguntó sonriente después de sacar a Poe de la habitación.

Trudy sonrió, ahora entendía por qué la General había puesto a Rey al cuidado de esas chicas, eran increíbles y muy eficientes.

Cuando terminaron de arreglar a Trudy las chicas salieron con ella y Poe que la estaba esperando la tomó de la mano sin hacer hacer caso a las risitas de las doncellas.

- Vamos a tu habitación para que comas algo - le dijo empezando a caminar con ella - enséñame el camino.

- Yo quiero ir dónde Rey - respondió enfurruñada.

- Necesitas comer, además ella también debe estar comiendo en este momento.

Y era verdad Rey estaba prácticamente devorando la comida bajo la mirada atenta de Ben que cuidaba que no se excediera con los pastelillos que solía comer de postre.

- ¿No hay más? - pregunto cuando el tercero desapareció en su boca.

- No.

- ¿Ben?

- ¿Que?

- En los últimos días solo traen tres pastelillos ¿Por qué?

- No sé - la evasiva respuesta hizo sospechar a Rey y se acercó a él para mirarlo a los ojos.

- ¡Tú diste la orden!

- Es por tu bien mi cielo.

- ¡Nada de mi cielo!

Ben la atrapó para llevarla al sofá y sentarla en sus piernas, le fue dando pequeños besos en las mejillas y el cuello hasta que ella dejó de protestar.

- No te enojes, solo quiero que estés bien.

- Eres un... tramposo.

- Cuando se trata de tí si.

Rey no contestó a eso por qué estaba segura que ella haría lo mismo, lo tomó del rostro y lo besó para después apoyar su mejilla en el hombro de él.

- Te amo tanto Ben.

- Lo se, puedo sentirlo, es ese amor lo que me da la fuerza que necesito, sin ti estaría perdido Rey.

La recostó en el sofá para poder apoyar la mejilla en el redondeado vientre y hablar con el bebé.

- ¿Creés que te escucha?

- No sé, pero me gusta hablarle.

Ella enredó los dedos en el cabello de él para atraerlo sobre si.

- ¿Tenemos que volver a reunirnos con Hux?

- No en este momento ¿Por qué?

- ¿Podemos quedarnos aquí? Porfavor di que sí.

- Claro que si mi amor ¿Por qué no tomas una siesta?

- ¡No! Quiero quedarme así contigo, abrazándote, besándote.

- ¿Solo eso? - la miró a los ojos y se acercó para besarla de manera muy tierna

- Solo... eso - respondió Rey agitada cuando él liberó sus labios - ¿Que estás pensando Ben Solo?

- Pues verás, estamos solos, sin nada que hacer por el momento - le retiró la túnica y la blusa para acariciar sus pechos - y quiero aprovechar contigo cada segundo que queda antes de llegar a Coruscant.

Sin darle tiempo a protestar tomó un pezón en su boca mientras con una de sus manos la sujetaba de la cadera para pegarla a él y hacerla sentir su endurecido miembro.

Cuando Rey empezó a gemir se levantó y la tomó en sus brazos para llevarla a la enorme cama donde la dejó con cuidado y se quedó sobre ella obsevandola.

- Te deseo Rey - le susurró muy cerca de sus labios.

- Y yo a ti.

Fueron esas palabras las que necesitaba Ben para terminar de desnudarla, hacer el amor con su embarazada y sexy esposa era un placer del cual no se privaría por nada en la galaxia.

CORUSCANT

En la sede del senado galáctico las cosas estaban tensas, algunos de los Senadores temían la audiencia con el líder supremo pues uno de ellos les había hecho ver qué le estaban restando importancia al hecho de que era la primera orden a quien se iban a enfrentar.

Y la discusión se salió de control cuando les recordó el clataclismo de Hosnia y también les dijo que le habían llegado rumores de todo lo que había hecho el actual líder supremo estando bajo las órdenes de Snoke.

- ¡Un momento! - el Senador de Cantonica levantó la voz para hacerse escuchar entre la discusión y cuando se hizo el silencio se puso de pie - señores ¿De quién fue la brillante idea de tratar de chantajear al nuevo líder supremo?

- Fue la Reina de Naboo la que vino con esa propuesta - uno de los miembros más anciano del senado habló con pesar - se encontraba aqui cuando llegó la noticia de que el antiguo canciller supremo Palpatine había sido derrotado de nuevo.

- ¿Y solo lo aceptaron así, sin pensar en lo que les estaba pidiendo?

- Fue muy convincente.

- ¿Saben qué? Yo no pienso participar en esto, es un suicidio, no se puede simplemente mandar un comunicado al líder supremo diciéndole que si no acepta casarse con quién el senado elija le declaran la guerra sin esperar consecuencias.

- ¿Usted cree que fue un error? - el anciano sentía que sus días disminuían a cada segundo.

- ¡El peor error de todos! Somos solo una sombra de lo que solía ser el Senado Galáctico, refugiados en estas ruinas por qué la primera orden destruyó la Nueva República y ustedes van y amenazan al líder supremo que además es nieto del antiguo Lord Darth Vader.

- Tal vez si pedimos ayuda a la resistencia...

- ¿Ya olvidaron a la General Organa? ¿La que fue despreciada por este mismo Senado? ¡Ella es la madre del nuevo líder supremo! ¿De parte de quién creen que se va a poner?

Todos se quedaron callados y el pequeño grupo de Senadores que habían apoyado desde el principio a la Reina de Naboo ya no estaban tan seguros de lo que habían planeado, pensaban que no era conveniente enfrentarse al nieto de Darth Vader, no si tenía a la primera orden bajo su mando y la resistencia le daba también su apoyo.

- Esto es un desastre - dijo el anciano con expresión de derrota - mañana decidiremos que hacer pero creo que es mejor seguir con el plan inicial y tener la flota preparada, yo...me retiro.

El Senador de Cantonica y otros más también se retiraron y solo quedaron reunidos los complices de la Reina de Naboo debatiendo entre ellos si seguían con el plan o se retiraban mientras tuvieran oportunidad de salvarse, lo que no sabían es que ya era demasiado tarde para eso.

La reina de Naboo que ya había sido rescatada iba de vuelta a Coruscant no tan feliz pues esperaba que fuera el líder supremo quien acudiera en su ayuda, grande fue la decepción al ver que solo eran unos cuantos soldados y ninguno de ellos le respondía las miles de preguntas que hacía.

- ¿Dónde está el líder supremo? ¿Por qué no vino él? - había preguntado furiosa y la respuesta que recibió fue muy escueta.

- Tenemos órdenes de llevarla a Coruscant.

El soldado volvió a sus ocupaciones y la dejó con la palabra en la boca, algunos miembros de su tripulación reprimieron las ganas de reír y solo observaron en silencio la rabieta que la desagradable mujer hacía.

Mientras en algún punto de la galaxia el líder supremo llenaba de atenciones a su esposa a quien observaba dormir después de haber hecho el amor, la suave caricia en la mejilla la despertó y le sonrió al hombre que se acercó a darle un beso.

- Hola dormilona.

- Hola mi amor.

- ¿Descansaste?

- Si ¿Y tú?

- Un poco, me gusta velar tu sueño.

- Se supone que yo no iba a dormir.

- Bueno, es que quedaste agotada.

- Me dejaste agotada, pero no me estoy quejando, me encanta que me hagas el amor.

- ¿Ah sí?

Ben se acercó a besarla sin darle tiempo a decir más y ella sintió en su muslo como cierta parte de la anatomía de él iba creciendo, cuando liberó sus labios para bajar a besar sus pechos lo tomó del cabello y se arqueó buscando estar más cerca.

- ¿No...deberíamos levantarnos?

- Dame un momento pequeña.

Se puso sobre ella que enseguida lo abrazó con las piernas pero Ben se deslizó hasta llegar a su vientre dónde volvió a recostar la mejilla, tenía un par de segundos de estar así cuando un movimiento los sorprendió a ambos, se arrodilló y le puso las manos en el vientre mientras Rey se sentaba también con sus manos junto a las de él esperando volver a sentir el pequeño golpecito.

Y ahí estaba, lágrimas de felicidad brotaron de los ojos de ambos y Ben la volvió a recostar para llenarle la barriguita de besos.

- ¡Ben! ¡Es nuestro hijo, está aquí, puedo sentirlo!

- ¡Si mi amor!

Un momento después el movimiento cesó y Ben volvió a abrazar a Rey mientras le secaba las lágrimas.

- ¡No llores!

- Es que estoy feliz, sabía que nuestro hijo estaba aquí - se tocó el vientre mientras hablaba - pero sentirlo es... indescriptible.

- Lo se.

Siguieron en ese abrazo estrecho por un rato más disfrutando ese momento que era solo de ellos.

- Debemos levantarnos Ben - dijo Rey con desgano - aún hay mucho que hacer antes de llegar a Coruscant.

- No quiero pero tienes razón, debo ultimar un par de cosas con Hux.

- Yo quiero ir a ver a Trudy.

- ¿No quieres comer algo antes?

- ¿Unos pastelillos? - la mirada suplicante hizo reír a Ben que le pellizcó la mejilla.

- Solo dos.

- Está bien.

Se levantaron a asearse y después de que Rey comiera sus pastelillos salieron juntos a ver a Trudy pero al llegar a la sala médica les dieron la noticia de que habían dado de alta y decidieron ir a buscarla a su habitación donde la encontraron al cuidado de las doncellas que discutían con Poe en la puerta.

- ¿Que está pasando aquí?

- ¡Oh! ¡Mi Lady! - Tara le sonrió a Rey y después le dió una mirada de enojo a Poe- nada importante, el señor ya se iba.

- Pero...

- Ven conmigo Dameron - Ben interrumpió la protesta de Poe que solo pudo ver a Trudy de lejos antes de irse.

- ¿De dónde salieron esas chicas? - preguntó con enojo.

- No soy experto ni nada parecido Dameron pero te voy a dar un consejo, nunca discutas con una mujer y menos si está acompañada de otras.

- ¿Por qué?

- Perderás, siempre.

- ¡Rayos!

- Hay que dejarlas que nos destrocen por un rato, tenemos cosas que hacer.

- Está bien ¿Qué es lo que estás planeando?

- En un momento te voy a poner al tanto de todo pero también quiero pedirte algo.

- ¿Que?

- Quiero que a partir de mañana te conviertas en la sombra de Trudy.

- Yo encantado Solo pero ¿Por qué?

- Por qué es posible que traten de engañarme.

- ¿Cómo?

Iban llegando a la sala de reuniones cuando se tropezaron con BB-8 que huía de Hux y fue a esconderse tras Ben quien se apretó el puente de la nariz y suspiró.

- ¿Ahora que pasa?

El molesto beep beep se escuchó por encima de los reclamos de Hux a Poe y Ben optó por ignorarlos para entrar a la sala de reuniones dónde estaban ya algunos miembros del personal.

Rose lo siguió y pasaron la siguiente hora ultimando los detalles para la llegada a Coruscant, atento a todo BB-8 no perdía detalle de nada y cuando todos se retiraron Ben se quedó solo con el droide, Hux, Poe y Rose.

- Ahora que estamos solos, quiero pedirles que no pierdan de vista a Rey y a Trudy.

- Antes me ibas a decir el por qué de esa petición Solo ¿Por qué quieres que la vigile?

- Conozco a mi esposa Dameron, Trudy va a ir conmigo en uno de los destructores y es posible que trate de cambiar de lugar con ella.

- ¿Será capaz?

- De eso y más.

- Pero tú puedes sentirla, digo, por la fuerza y todo eso.

- Así es, pero eso no va a evitar que lo intente.

- Bien, yo me encargo de Rey y tú de Trudy - le dijo Rose a Poe que asíntio - también Isa y Tara pueden vigilarlas.

- Es verdad, a esas niñas no se les escapa nada Solo.

Ben estuvo de acuerdo e hizo nota mental de hablar con ellas más tarde.

Y no estaba tan equivocado en sus sospechas pues cuando Rey se quedó con Trudy, envío a las chicas por té mientras ellas hablaban.

- ¿Cómo te sientes?

- Estoy bien Rey, solo tengo que descansar otro día y ya.

- Quiero pedirte algo.

- ¿Está todo bien?

- Si, es que... ¡No quiero separarme de Ben!

- ¿Que es lo que estás tramando Rey?

- Tú irás con él en uno de los destructores y yo...

- Si estás pensando que cambiemos lugares no creo que se pueda.

- ¿Por qué no?

- Él sabrá que eres tú.

Rey que no había pensado en eso suspiró con derrota y se sentó. Trudy se acercó a ella y le tomó la mano.

- ¿Que pasa Rey? ¿Desconfias de él? Porque sabes que te ama más que a su vida.

- ¡Lo se! Es que...y si lo obligan a...

- Eso no va a pasar, no lo permitirá y por eso estarás tú cuidando de él.

- ¡Por favor Trudy! ¡Yo quiero ir con él no...!

Al verla así Trudy recordó el día que había despertado después de haber encontrado a Ben y a dos de los chicos, había pasado un par de días inconsciente por la fiebre y recordó la súplica que le había hecho al que ahora era su maestro.

- Rey mírame.

Los ojos verdes y húmedos por las lágrimas la miraron suplicantes y Trudy se sentó junto a ella para empezar a hablar.

- Cuando conocí al maestro y a los chicos yo estaba huyendo de unos contrabandistas, ellos ya habían atrapado a mi hermana, ella...se sacrificó por mí y todo porqué yo no hice caso a lo que me habían dicho mis padres de ocultarme.

- Ellos iban a tratar de distraerlos para que mi hermana y yo escaparamos pero yo no quería quedarme, siempre hacia lo que yo quería, nunca lo que me pedían, estaba acostumbrada a salirme con la mía.

- Ese día no fue la excepción, pensé que mis padres se iban sin mí y salí corriendo del escondite...ellos al verme volvieron y quedaron en medio del fuego cruzado.

Trudy se secó las lágrimas y Rey le apretó la mano.

- Mi hermana al ver que los maleantes casi me atrapan llamó su atención y la atraparon a ella, yo corrí lo más que pude hasta que el cansancio pudo conmigo, fue cuando llegué a un callejón sin salida donde me encontré con el maestro, estando ahí con él ví como la nave donde llevaban a mi hermana explotaba.

- No supe que más pasó por qué perdí el sentido y desperté dos días después, no recordaba lo que había pasado y ellos no me dijeron nada, hasta que yo lo recordé.

Las lágrimas seguían corriendo por las mejillas de la chica y Rey la abrazó.

- Me sentí como la peor escoria de la galaxia, por mi culpa mi familia ya no estaba y trate de acabar con mi vida pero Cardo me descubrió y me hizo sentir peor, me dijo que sí era escoria por no por lo que había pasado si no por lo que estaba tratando de hacer, me dijo que era una cobarde.

- Tardé varios días para entenderlo pero me di cuenta que tenía razón. Fue entonces cuando decidí cambiar, me costó mucho pero lo logré, además empecé a entrenar con los chicos y descubrí que se me daba bien el combate cuerpo a cuerpo y el manejo de las armas.

- El maestro me dijo que es por que soy Echani, pero yo creo que es porque desde muy niña empecé a entrenar y era buena, en lo que siempre fallé en disciplina.

- Trudy yo...lo siento mucho.

- No, está bien, ya aprendí a vivir con eso pero en ocasiones me pregunto que habría pasado si yo hubiera hecho lo que me pidieron mis padres, mi madre siempre trató de educarnos a mi hermana y a mi de acuerdo a las costumbres Echani pero yo siempre iba a mi aire, aprendí la lección de la peor manera.

- ¿Que estás tratando de decirme?

- Que hagas lo que Ben te está pidiendo, no lo tomes como una orden si no como una petición de alguien que solo confía en tí para cuidar su vida.

Rey se quedó pensando un momento y se dió cuenta que de alguna manera ella también era como Trudy pero por qué había estado sola desde muy temprana edad, estaba acostumbrada a hacer lo que quería o lo que consideraba conveniente sin pensar en nadie más que ella pero ahora era su esposo el que la necesitaba.

- Está bien, pero esto no me gusta, además ésa... - evitó mencionar a la Reina de Naboo pero Trudy la entendió.

- Lo se pero yo estaré cerca de él, si la tipa trata de acercarse se las verá conmigo, me debe una.

Rey apretó los puños y sus mejillas enrojecieron por el enojo.

- Ya celosa, te doy mi palabra de que no permitiré que se acerque a menos de tres metros.

Rey sonrió y ya no respondió porque Tara e Isa iban llegando con el té.

- Esta nave es enorme - se lamentó Isa - nos perdimos dos veces.

- Tendrán que acostumbrarse chicas - respondió Trudy riendo.

El gesto de la chica hizo reír a Rey que aceptó la taza de té que le dieron pero al momento la dejo caer y salió corriendo seguida de Trudy y las doncellas que trataron de detenerla pero no pudieron

- ¡Mi Lady espere! ¡No puede correr así!

Rey simplemente las ignoró, lo que no pudo pasar por alto fue la perturbación en la fuerza que sintió.

Después de la reunión que Ben tuvo con Hux y los demás, los dejo a ellos discutiendo algunos detalles menores y fue por Rey pero a medio camino sucedió algo que ni en sus más locos sueños habria esperado.

- Ben Solo.

Frente a él estaba un fantasma pero no estaba seguro si era un Jedi o un Sith, los sables que portaba lo confundían, uno rojo sangre como el suyo y el otro morado, lo que hablaba del gran poder que había tenido, que todavía tenía pues podía sentir su firma en la fuerza.

- ¿Quien eres? - apesar de la apariencia peligrosa que tenía el visitante, Ben no sentía temor, al contrario, algo lo impulsaba a acercase a él.

- Tú lo sabes.

- No... - pero si lo sabía, lo sentía, aunque nunca lo había visto lo reconoció.

- Alguna vez fui como tú.

- Darth Revan - Ben inspiró con fuerza, una leyenda estaba frente a él.

- El mismo.

- ¿Por qué estás aquí?

- El cristal de tu sable sufre, necesitas ayuda Ben.

- Ya me habían dicho que podía sanarlo, pero no sé cómo hacerlo.

- Encontraste el balance dentro de ti, debes darle ese mismo balance a tu cristal, te espero en las ruinas del templo de Coruscant.

Rey iba llegando a dónde sentía la presencia de Ben cuando alguien le cortó el paso.

- ¡Abuelo! ¡Perdón, maestro Skywalker!

- Tranquila niña, él está bien.

- Pero...

- Ve con tu esposa Ben Solo y recuerda de dónde proviene tu fuerza.

Y antes de que Ben pudiera preguntar algo más el fantasma desapareció.

- ¡Maestro...!