T2 - Capítulo 1 – Un vistazo al pasado

En la cafetería de 'Dona Joe', todo era silencio. Parecía que luego de la declaración de Sunset Shimmer, todos, a excepción de ella, habían quedado en estado de shock. Al ver los rostros de miedo y confusión que tenían sus amigas, Dusk finalmente pudo salir momentáneamente de su estupor, y se levantó lentamente del piso.

"¿¡Dijo que ella es mi novia!?" Pensó Dusk, aún aturdido por lo que acababa de pasar.

"Eso… Eso no…" Dijo Dusk asustado, no sabiendo a quién mirar, si a sus amigas, a su maestra o a Sunset Shimmer.

"No hay nada que explicar." Dijo Sunset Shimmer sonriéndole amablemente a Dusk, interponiéndose entre él y las cinco yeguas. Luego mirándolo fijamente con una intensa mirada. "Después de tantos años, tenemos muchas cosas de las que hablar… a solas."

Al sentir la intensa mirada de Sunset, Dusk nuevamente se paralizó. Esa mirada lo había atormentado por años, la mirada de su primera y única amiga, la mirada de quien se había ganado su confianza, y luego lo había traicionado. Una mirada marcada a fuego en su corazón por años, como recordatorio de que la amistad no existía. Y el miedo a ese trauma se apoderó nuevamente de Dusk.

Parecía que Dusk había perdido la capacidad de hablar, sin embargo, pese a que Sunset le tapaba casi totalmente la vista, por un instante él pudo ver a sus amigas, y su corazón se forzó para luchar contra su miedo y su trauma.

"Yo…" Repitió débilmente Dusk, luchando contra sus miedos del pasado.

"Me lo debes…" Susurró Sunset Shimmer antes que Dusk siguiera hablando, por un segundo perdiendo su fuerte mirada y mostrando leve temor en ella. Y esas palabras fueron todo lo que se necesitó para que Dusk perdiera la poca convicción que tenía para hacerle frente a Sunset en ese momento, y un sentimiento de culpa se apoderó de él.

"E… Está bien…" Dijo Dusk débilmente, bajando su cabeza.

"¡Bien dicho!" Dijo Sunset sonriendo amablemente y moviéndose hacia el lado de Dusk, muy apegada a él. Luego Sunset miró sonriente a las demás yeguas presentes mientras Dusk también las miraba, con una mirada de pena y culpa. "¡Un gusto conocerlas! Espero no volver a verlas nunca, ¡Adiós!" Agregó Sunset sonriendo amablemente, iluminando su cuerno y haciendo que tanto ella como Dusk desaparecieran de allí.

Luego del flash brillante producto de la teletransportación, las cinco amigas de Dusk permanecieron estáticas por varios segundos mientras intentaban procesar todo lo que acababa de ocurrir, poniendo la guinda al pastel a la noche más extraña de sus vidas.

"¿Q-Qué acaba de pasar…?" Preguntó finalmente Fluttershy, sin saber si estar triste, enojada o confundida.

"¿¡Quién rayos se cree esa yegua que es!?" Dijo Rainbow Dash furiosa, finalmente saliendo de su aturdimiento.

"Ella es Sunset Shimmer." Dijo repentinamente Celestia, acercándose a las cinco yeguas, quienes se sorprendieron un poco, ya que casi olvidan que estaban en presencia de la princesa. "Es una antigua alumna de la escuela de magia de Canterlot, donde Dusk estudió sus primeros años."

"¿Pero a dónde se llevó a Dusk? ¡Debemos ir tras él!" Dijo Pinkie Pie muy preocupada, mirando a la princesa.

"¿Crees que Dusk se fue a la fuerza? ¿Acaso no lo viste?" Dijo Applejack molesta, sin siquiera mirar a Pinkie Pie, solo con una expresión de frustración en su rostro. "Todas sabemos lo hábil que es Dusk teletransportándose. Si él lo quisiera… ya estaría de vuelta aquí." Agregó Applejack, pensando con tristeza que eso también se aplicaba a lo ocurrido en el castillo, cuando la mayordomo se llevó a Dusk justo después que ella se le declarara.

"S-Sí, pero… no sabemos todo lo que ocurrió con ellos dos. Quizás… ¡Quizás ella lo obligó de alguna forma para que la siguiera!" Dijo Pinkie Pie asustada, queriendo creer que Dusk no las abandonaría así, menos aún después de la declaración de amor que ella le había hecho en el salón de baile.

"Lo siento Pinkie, pero… estoy con Applejack." Dijo Rarity con una triste mirada. "Dusk sabía que esta noche era importante para nosotros. Y si decidió irse con esa yegua, es porque creía que era lo correcto ir con ella, en vez de estar conmigo… con nosotras."

"P-Pero…" Dijo Pinkie Pie mirando con angustia a sus demás amigas. Ya no tenía argumentos para convencer a sus amigas, quienes parecían todas estar igualmente tristes por la repentina desaparición de Dusk. Y ella misma también debería estar igual de triste y dolida, pero Pinkie sentía que había algo más allá entre Dusk y esa tal Sunset Shimmer, sentía que había algo que estaba pasando por alto, pero no lograba recordarlo.

Finalmente las cinco amigas se quedaron mirando al piso con tristeza y resignación, cada una creyendo que estaba más abatida que el resto de sus amigas, pues aunque las demás no lo supieran, cada una se le había declarado a Dusk esa noche, y para su desgracia, no habían recibido respuesta alguna.

En ese momento los ojos de Celestia se abrieron con sorpresa al entender verdaderamente la situación y lo que había ocurrido con las declaraciones amorosas de Dusk.

"Parece que las campanas anunciaron el final de la Gala, creo que es hora que volvamos al castillo." Dijo Celestia acercándose más a las cinco yeguas, y levantando suavemente las abatidas cabezas de las cinco yeguas y sonriéndoles amablemente. "Conozco a Dusk Shine tan bien como ustedes. Y reconozco cuando mi querido alumno está perdido y confundido con sus pensamientos y sentimientos, más aún con la llegada de su antigua amiga. Pero les aseguro que una vez que Dusk se calme, hablará con todas ustedes y responderá todas sus dudas."

Entonces el cuerno de la princesa se iluminó, y las seis yeguas desaparecieron de aquel Café, dejando a un Dona Joe muy sorprendido, que no entendía nada de lo que acababa de ocurrir en su local.

Por su parte, en una de las pequeñas torres aledañas al castillo, con un flash de luz aparecieron Dusk Shine y Sunset Shimmer.

Lo primero que hizo Dusk fue sorprenderse con lo rápido que ambos se habían teletransportado, pero su asombro pasó a segundo plano al darse cuenta que Sunset los había teletransportado sin siquiera avisarle. Dusk se dio cuenta que había abandonado a sus amigas sin darles ninguna explicación, lo que lo hizo sentirse peor de lo que ya se sentía.

"No sabes lo mucho que me sorprendí cuando supe que la princesa había dejado que vivieras aquí, en la torre Sur." Dijo Sunset mientras miraba a su alrededor. "Solo una cama y estantes llenos de libros… Igual que la habitación de tu casa. Parece que no has cambiado en nada."

En ese instante Dusk levantó su vista y miró a su alrededor, y por un momento dejó de lado su pena y culpa al reconocer dónde estaban.

"Esta es… mi habitación del castillo." Dijo Dusk asombrado al reconocer que ahora estaban en la torre que había servido como su hogar en los últimos años antes de mudarse a Ponyville.

Desde que viajara a Ponyville por 'orden' de la princesa, Dusk no había vuelto allí en todo ese tiempo, y se había mantenido intacta. Solo faltaban algunos libros y pertenencias de Spike, que los guardias habían enviado a Ponyville una vez se establecieron allí. Pero su antigua cama, al igual que los estantes llenos de libros, que Dusk obviamente no se llevó ya que ahora vivía en una biblioteca, todos seguían allí.

"Huff… estoy tan cansada…" Dijo Sunset, arrojándose sobre la cama de Dusk y estirando su cuerpo, alistándose para dormir, como si nada importante hubiera pasado en los últimos minutos.

Al ver que Sunset parecía totalmente despreocupada, Dusk miró precavido a la yegua amarilla, y lentamente se acercó a ella.

"Sunset… Tú… ¿Cuándo fue que volviste a Canterlot?" Preguntó Dusk temeroso, sin estar seguro si esa era la pregunta indicada con la que empezar su charla, ya que Dusk tenía decenas de preguntas en su mente y no sabía por cuál empezar.

Ante la pregunta de Dusk, Sunset solo guardó silencio, con sus ojos cerrados y una pequeña sonrisa mientras inhalaba fuertemente y se relajaba. Entonces el cuerno de Sunset Shimmer brilló y Dusk se vio rodeado de un aura dorada, que lo levitó lentamente y lo acostó justo al lado de ella.

"He viajado casi desde el otro extremo de Equestria para llegar hasta aquí. De verdad estoy exhausta." Dijo Sunset mirando a Dusk tiernamente y luego abrazándolo, apoyando su cabeza sobre el pecho de Dusk. "Sé que tienes muchas preguntas. Prometo que mañana hablaremos de todo y planearemos nuestro futuro." Agregó Sunset, abrazando más fuertemente a Dusk, cayendo dormida con una enorme sonrisa.

Sorprendido ante el radical cambio de actitud de Sunset, viéndola pasiva y relajada, Dusk solo abrió grande sus ojos, sin saber cómo reaccionar. Una parte de él decía que se la sacara de encima y le exigiera respuestas en ese preciso instante. Otra parte de él le decía que simplemente la abandonara y regresara con sus verdaderas amigas. Pero al pensar en aquello último, otra parte de Dusk le dijo que en gran parte de su infancia, Sunset había sido una parte importante de su vida, y que no podía abandonarla… pese a lo que ella le hubiera hecho.

Y con ese último pensamiento, Dusk también comenzó a quedarse dormido debido a lo exhausto que estaba, recordando precisamente esa parte de su vida…


'Flashback de Dusk Shine.'

El primer día de escuela es importante para la gran mayoría de los potrillos, y Dusk Shine no era la excepción. Luego de haber sido aceptado en la escuela de magia de Canterlot, Dusk se sentía el potrillo más afortunado del mundo, pues no solo podría ir a la mejor escuela de magia de Equestria, sino que incluso podría reunirse con la grandiosa princesa Celestia, quien al parecer estaba muy interesada en ayudarlo a controlar su magia luego del estallido mágico que él hizo accidentalmente el día de su prueba.

"¡Mamá, date prisa! ¡Voy a llegar tarde!" Dijo el pequeño Dusk saltando de la emoción frente a la puerta de su casa, sin importarle que estuviera cargando una alforja con varios libros, su entusiasmo era tal que ni el peso de esos libros le impedía mostrar su emoción por ese día.

"Tranquilo Dusk, ya vamos." Respondió tranquilamente la madre de Dusk, Twilight Velvet, una yegua de pelaje gris blanquecino, con una melena color blanco con lila, y tres estrellas como su cutie mark.

Justo cuando la madre de Dusk se disponía a salir de la casa, una fuerte tos comenzó a escucharse en uno de los cuartos de la casa, por lo que Twilight Velvet se detuvo y fue inmediatamente al cuarto. Allí se encontraba la querida abuela de Dusk, Twilight Twinkle, quien había enfermado hacía un par de días y lamentablemente no parecía tener mejora.

"Cielos mamá, parece que esa tos solo empeora… Lo mejor será que te lleve a ver al doctor." Dijo Twilight Velvet, mirando preocupada a su madre.

"¡Coff! ¡Coff! Tonterías, estoy bien." Respondió la abuela sonriendo. "Lleva al pequeño Dusk a la escuela, es su primer día, es importante. Yo estaré bien… ¡Coff! ¡Coff!"

Al escuchar lo mal que sonaba la tos de su madre, Twilight Velvet decidió ir en contra de lo que su testaruda madre decía, y llevarla al médico inmediatamente, lo que dejaba el problema de quién acompañaría al pequeño Dusk hasta la escuela. Night Light, el padre de Dusk, se encontraba fuera de la ciudad haciendo unos encargos, por lo que la única opción que quedaba era que el hermano mayor de Dusk lo acompañara.

Luego de discutir con su madre, de mala gana Shining Armor aceptó llevar a su pequeño hermano hasta la escuela. En cuanto Dusk vio quién sería quien lo acompañaría finalmente, su alegría inmediatamente disminuyó, y sus orejas bajaron como señal de preocupación.

"Vamos." Dijo Shining sin siquiera mirar a su hermano, solo comenzando a caminar, esperando que el pequeño potrillo lo siguiera.

Mientras caminaban por las ajetreadas calles de Canterlot, ambos hermanos se mantuvieron en todo momento en un incómodo silencio. Con Shining Armor siempre mirando hacia el frente, manteniendo su ceño fruncido; y con Dusk Shine con la cabeza gacha, pensando en cómo poder arreglar las cosas con su hermano.

Desde que Dusk tenía memoria, ambos hermanos siempre habían sido muy competitivos, pero nunca habían llegado al extremo de no hablarse. Sin embargo, luego de los acontecimientos sucedidos en la prueba de Dusk para ingresar a la escuela de magia, parecía que Shining ya no era capaz ni siquiera de ver a Dusk a los ojos.

"¿Sigues molesto conmigo?" Preguntó Dusk tímidamente mientras caminaba rápidamente para alcanzar el rápido ritmo de caminar de su hermano.

"Tú sabes por qué estoy enojado." Respondió Shining Armor de forma seca, sin dejar de caminar. "Y ni siquiera admites que eres un tramposo."

"¡Yo no soy un tramposo!" Reclamó Dusk inmediatamente.

"¿Ah, sí? Entonces, ¿Cómo fue que rompiste el techo el día de tu prueba? ¿Cómo fue que lograste abrir un huevo de dragón?" Preguntó Shining, dándole una fugaz y molesta mirada a su hermano.

"Yo… No lo sé…" Respondió Dusk lentamente, bajando triste su cabeza al recordar el día de la prueba.

"No sabes lo difícil que ha sido para mí en la escuela. Todo el esfuerzo que he puesto de mi parte para demostrar que a pesar de no ser de una familia de renombre, puedo llegar a ser tan bueno como ellos, ¡O incluso mejor!" Dijo Shining sintiéndose frustrado, recordando cómo lo molestaban en la escuela, en especial aquellos de familias nobles, quienes parecían odiarlo tan solo al verlo. "Y justo cuando pensaba que por fin me estaba ganando su respeto, ¡Tú llegas y lo arruinas!"

Fue imposible para Shining no recordar el día posterior a la prueba de magia de Dusk, que coincidió precisamente con el primer día de pruebas para ingresar a la academia de instrucción de la Guardia Real, a dónde Shining había soñado unirse desde que era un potrillo.

Aquel día Shining inmediatamente superó con las notas más altas las pruebas preliminares de conocimiento y aptitud física. Sin embargo, en vez de recibir los halagos que bien merecía, de lo único que se hablaba entre los demás candidatos, e incluso entre los guardias que tomaban la prueba, era si Shining estaría haciendo trampa en las pruebas, al igual que su pequeño hermano, quien incluso había logrado engañar a la mismísima princesa Celestia.

"Ahora puede que todos esos años de esfuerzo se vayan a la basura por tu culpa…" Dijo Shining con una mezcla de pena e impotencia, mirando de reojo a su pequeño hermano, y pensando que a pesar que su hermano insistía en que él no hizo trampa, simplemente lo que había hecho era imposible de hacer con su magia.

Aún así, Dusk era su hermano, y muy en el fondo, detrás de toda esa rabia y frustración, Shining sabía que no podía culpar de ese modo a su hermano. Sin embargo, cuando su corazón se empezaba a ablandar un poco, Shining no pudo evitar mirar de reojo la cutie mark de Dusk, lo que le hizo endurecer nuevamente su corazón.

"Y lo peor de todos es esa cutie mark…" Murmuró Shining frunciendo el ceño mientras caminaba, más hablando consigo mismo que con Dusk. "Ni tu ni yo debimos haber tenido esa marca…"

Sin entender el último comentario de su hermano mayor, pero sabiendo que probablemente era otra causa de que su hermano estuviera enojado con él, Dusk simplemente bajó su cabeza y siguió caminando, sintiendo que toda la alegría y emoción con la que había empezado ese día, había ya desaparecido.

Así fue como finalmente ambos hermanos llegaron hasta la entrada de la escuela de magia para potrillos, y se detuvieron en la entrada. En ese instante los ojos del pequeño Dusk se abrieron con asombro al ver el gran edificio, lleno de unicornios de todas las edades, todos corriendo alegremente, listos para entrar a sus salones antes que empezaran las clases. Lo que hizo que el inocente corazón de Dusk saltara nuevamente de la emoción ante lo que tenía ante él. Tanto así que olvidó completamente que su hermano estaba enojado con él y comenzó a caminar rápidamente para entrar allí de una vez.

Al ver que su pequeño hermano se alejaba con una sonrisa llena de esperanzas, el duro corazón de Shining se ablandó por un instante.

"¡Dusk!" Gritó Shining antes que Dusk se alejara por completo, lo que hizo que su pequeño hermano se detuviera y se volteara a verlo. Al ver el inocente rostro de Dusk, Shining abrió su boca para decir algo, pero entonces se dio cuenta que quizás podía estar asustando a su hermano sin razón. Pero aún así, Shining sabía la clase de ponies que iban en esta escuela especial, por lo que finalmente decidió decirle algo. "Dusk… No… No dejes que nadie te diga vales menos que los demás." Dijo lentamente Shining, comenzando a preocuparse por su hermano.

Entonces el corazón de Shining volvió a blindarse, y simplemente se dio vuelta y comenzó su camino de vuelta a casa. Pensando que en vez de preocuparse por su hermano, tenía que resolver antes sus propios problemas, problemas causados justamente por Dusk Shine.

Luego que Shining Armor se fuera, Dusk finalmente entró en la escuela, asombrándose con cada cosa que veía en su camino: los grandes salones, las decenas de unicornios entrando en ellos, incluso el olor a libro que tanto le agradaba. Así fue como Dusk llegó al salón al que debía ir, el cual era el salón para los unicornios más jóvenes, quienes se iniciaban en la escuela de magia.

En cuanto entró, Dusk sonrió al ver todos los ponies de su misma edad que allí había, todos en distintos grupos charlando alegremente. Había un grupo de potrancas riéndose ruidosamente, otro grupo de potrillos que al ver a Dusk desviaron inmediatamente la mirada, y otro gran grupo de potrancas y potrillos que parecían estar rodeando a una potranca en particular, todos riendo e intentando conversar con dicha potranca, a la que Dusk no alcanzó a ver bien.

La campana de la escuela sonó, y rápidamente todos los potrillos y potrancas corrieron a sentarse en sus asientos antes que llegara el profesor. Dusk miró hacia todas partes buscando un asiento libre, pero parecía que ya no había.

"Los alumnos deben estar sentados en sus pupitres antes de comenzar la clase." Dijo repentinamente desde atrás de Dusk una áspera voz. Al darse vuelta, Dusk vio que era un viejo unicornio de cara arrugada, melena negra y larga, vistiendo un traje y capa completamente negros.

"Y-Yo… lo siento. Es que no encontré un asiento." Dijo Dusk tímidamente al ver la cara de pocos amigos que tenía el profesor.

"Ah, ya veo. Tú debes ser nuestro 'caso especial'." Dijo el profesor arrugando su nariz, como si hubiera olido algo desagradable. Entonces el viejo profesor usó su magia para hacer aparecer otro pupitre en el salón y lo colocó al fondo de este. "No es nuestra culpa que no hubiera otro pupitre. No sabíamos que íbamos a tener un 'caso especial' este año." Agregó el profesor gruñendo, ignorando a Dusk y avanzando hacía su escritorio.

"¡Muchas gracias!" Agregó Dusk feliz, caminando hacia su pupitre, sin darse cuenta de los murmullos que había en el salón mientras lo hacía. Feliz al pensar que ser 'un caso especial' era bueno, porque significaba que él debía ser especial; sin siquiera imaginar que aquello solo era una forma despectiva de referirse a él y su familia.

Una vez el profesor comenzó la clase, comenzó a hablar sin parar, charlando sobre los fundamentos de la magia y toda la teoría básica que esta involucraba. Avanzando a un ritmo vertiginoso, en el cual la mayoría de potrillos del salón apenas alcanzaban a tomar apuntes de lo que el profesor decía.

"Si están en esta escuela es porque son parte de la elite de Equestria, así que no solo deben saber usar la magia. Deben saber cómo funciona desde sus bases, toda la teoría que hay tras un hechizo." Dijo el profesor mirando seriamente a todos sus alumnos. "¿Cuáles son los tres elementos fundamentales para invocar un hechizo?"

Ante la pregunta del profesor, solo dos cascos se levantaron. Uno de estos era el del pequeño Dusk Shine, el cual el profesor notó primero, pero simplemente lo ignoró y señaló al otro casco levantado.

"Los tres elementos básicos son 'Poder', 'Concentración' e 'Imaginación'." Respondió tranquilamente la potranca que había levantado el casco.

"¡Muy bien! Parece que alguien sí ha estudiado como es debido." Respondió el profesor satisfecho, dando una fugaz mirada de desagrado a Dusk antes de seguir con su clase.

Mientras el profesor continuaba con su clase, Dusk no pudo evitar sentirse decepcionado porque el profesor no lo hubiera visto, ya que él también sabía la respuesta. Entonces Dusk miró desde lejos a la potranca que había respondido correctamente la pregunta, la cuál estaba sentada en primera fila frente al profesor, y también había sido la potranca a la que ese gran grupo de potrillos y potrancas habían estado rodeando antes de empezar la clase. Era una potranca de pelaje amarillo, con melena roja y dorada, pero lo que más destacaba en ella era su bella cutie mark, la cual era un sol rojo y dorado. Dusk nunca había visto una cutie mark de un sol más que en la princesa Celestia, por lo que le llamó mucho la atención.

Luego de dos horas de Teoría de la Magia, finalmente la clase terminó y los potrillos pudieron salir del salón a un pequeño descanso. Dado que Dusk estaba sentado hasta el fondo del salón, fue el último en salir. Al hacerlo, vio que nuevamente varios potrillos habían rodeado a esa potranca amarilla, intentando hablar con ella y captar su atención, como si quisieran congraciarse con ella.

Dusk no era experto en acercarse a otros ponies. De hecho, normalmente era bastante tímido, y luego de haber aprendido magia, eso solo había empeorado, ya que sus ratos de ocio se las pasaba leyendo en vez de jugar con otros potrillos. Sin embargo, al ver a esa potranca tan popular, que también parecía saber mucho acerca de magia, y que tenía esa peculiar cutie mark; hizo que Dusk sintiera que debía acercarse a ella y conocerla mejor. Así que tímidamente, Dusk comenzó a acercarse a ese grupo de potrillos.

El pequeño Dusk solo alcanzó a dar dos pasos antes que alguien lo empujara y lo hiciera caer.

"¡Oh! Disculpa, no te vi." Dijo un potrillo de la edad de Dusk, pero mucho más fornido que él. Quien había chocado intencionalmente con Dusk para hacerlo caer.

"No hay problema." Respondió inocentemente Dusk sonriendo, sin pensar en que el otro potrillo lo había empujado a propósito.

"No pensarás en acercarte a Sunset Shimmer, ¿Verdad?" Dijo otro potrillo, al lado del que era más fornido, un potrillo alto y delgado. Con ese dato, Dusk pudo adivinar que al parecer Sunset Shimmer era el nombre de esa popular potranca. "Ella está a otro nivel. No es un pony común como tú. Ella tiene un gran futuro por delante." Agregó el potrillo delgado, apuntando al flanco de Sunset, donde se podía ver su cutie mark.

"Sí. Ni siquiera con todo el estudio del mundo podrás algún día alcanzar a la elite de Canterlot." Agregó el potrillo fornido, riéndose y dándole la espalda a Dusk.

Aún en el piso luego de la caída, Dusk pestañeo confundido ante lo que acababan de decirle esos ponies. ¿A qué se referían con no alcanzar nunca la elite de Canterlot?

"Quizás ellos creen que yo no sabía las respuestas a las preguntas del profesor…" Pensó Dusk ingenuamente, sin tener aún concepto de discriminación social en su mente. "¡Debería demostrarles que puedo ser igual de bueno en los estudios que ellos!"

En ese instante, Dusk abrió grande los ojos al recordar que esa misma tarde tendría su primera reunión con la princesa Celestia, ya que ella le había pedido que fuera a visitarlo luego de las clases en la escuela. Y si lo que esos potrillos decían era verdad, tal vez la princesa esperaba que él demostrara que era bueno en los estudios y que estaba al nivel de la clase. Y si era así, él no podía perder tiempo intentando charlar con otros ponies.

Así fue como Dusk rápidamente abandonó la idea de acercarse a conversar con esa potranca amarilla, o con cualquier otro potrillo del salón, y se retiró para volver a repasar los libros de estudio. Así, tanto sus compañeros como la princesa, podrían ver que él podía ser tan bueno estudiando como cualquier otro. Y mientras Dusk se retiraba de aquel lugar, cierta potranca lo miró alejarse, manteniendo su mirada fija en él.


Las semanas pasaron y Dusk ya había aprobado los exámenes de medio semestre de su primer año escolar. Habiendo sacado notas sobresalientes, Dusk se sentía orgulloso por ser el segundo con mejores calificaciones de la clase, solo por detrás de Sunset Shimmer, quien realmente parecía un prodigio en la magia. Lo único que amargaba ese día, es que luego de haber asistido a unas pocas lecciones privadas con la princesa Celestia, Dusk iba a tener su última reunión con ella.

Sin que Dusk lo supiese en ese momento, la A.E.E. 'Asociación Educativa de Equestria' y los nobles de Canterlot, habían presionado para que la princesa Celestia dejara de darle clases particulares a un simple potrillo como Dusk, en desmedro de todos los demás estudiantes, ya que se le estaba dando un privilegio especial. Y pese a que Celestia era la regente del reino, debía mantener la paz y dar el ejemplo al seguir los reglamentos de las distintas instituciones del reino. Así que de mala gana, Celestia tuvo que aceptar que esa sería la última reunión que podría tener con el pequeño y adorable Dusk Shine.

"¿Qué tal se encuentra el pequeño Spike?" Preguntó Celestia una vez Dusk se reunió con ella en los jardines del palacio. Pensando que a pesar de ser esa su última reunión oficial como maestra y alumno, disfrutaría de conversar con el pequeño Dusk.

"Él está muy bien, ya se acostumbró a que lo deje solo cuando voy a clases. Aunque las primeras semanas… fueron difíciles…" Dijo Dusk con una nerviosa sonrisa, recordando lo agotador que fue controlar el apetito y los estornudos de fuego del pequeño bebé dragón los primeros días.

En una de las primeras reuniones que Dusk y Celestia habían tenido, la Princesa del Sol le había encargado a Dusk una particular e importante labor: la de cuidar al bebé dragón que él mismo había hecho nacer el día de su prueba de magia. Celestia aún recordaba con risa cómo ella había asustado al pequeño Dusk al mirarlo seriamente y decirle que era su deber ya que él ahora era el papá de ese dragón, la cual se convirtió en la primera broma pesada que ella le jugaría a Dusk. Sin embargo, lo que no era broma era que Dusk sí cuidaría de ese bebé dragón, ya que Celestia sabía que ambos tenían un fuerte lazo mágico que los unía y debían permanecer juntos. Además… Celestia tenía otro motivo para que Dusk cuidara de Spike: para que Dusk tuviera un amigo.

"¿Y qué tal van las clases en la escuela? ¿Has seguido los consejos que te he dado?" Preguntó Celestia, muy interesada en aquella última pregunta, ya que ella se había dado cuenta que Dusk comenzaba a aislarse de los demás ponies, por lo que sus últimas lecciones, en vez de enfocarse en enseñanzas de la magia, se habían centrado en consejos y tareas para que Dusk comenzara a hablar con los demás potrillos de su clase.

"Sí, eh… creo que no he tenido mucho tiempo para hacer amigos, jeje." Respondió Dusk tímidamente, avergonzado por no poder cumplir con la tarea que le había asignado la princesa. "Además… parece que yo no les caigo bien a los demás…" Agregó Dusk con una triste mirada, recordando algunas bromas pesadas que los demás alumnos del salón hacían contra él. Bromas que parecían ir en aumento tanto en cantidad como en gravedad, pues justamente ese día, antes de ir con la princesa, los dos bravucones que siempre lo molestaban, lo habían encerrado en un casillero durante toda la mañana. Y aunque él pidió ayuda, y los demás alumnos y profesores lo escucharon pidiendo ayuda, nadie fue en su rescate.

A Celestia le rompió el corazón ver al pobre Dusk tan desanimado. Ella sabía que algún día Dusk se daría cuenta de la verdad y vería que los profesores y demás alumnos de la escuela lo discriminaban por su procedencia y su relación con ella. Pero por más que Celestia quisiera intervenir en favor de Dusk, no podía, ya que precisamente ese favoritismo que tenía hacia el tierno Dusk era la razón de que los ponies de alta alcurnia lo despreciaran.

"Esto no puede seguir así… Aunque no pueda hacer algo directamente, ¡Debo encontrar una forma de ayudar a Dusk!" Pensó Celestia, sintiéndose frustrada consigo misma por tener tanto poder y no poder hacer nada al respecto.

Justo en ese momento, el jefe de los mayordomos del castillo, Kibitz, un viejo potro de pelaje color beige, vestido muy elegantemente como lo ordenaba su trabajo, entró al jardín del palacio llevando consigo una bandeja con bocadillos y té para la princesa.

Celestia no pudo evitar distraerse al ver entrar a su fiel mayordomo. Pero su atención no fue dirigida hacia Kibitz, sino a sus pequeñas nietas: Sweet Creme y Sweet Caramel, quienes llevaban varios meses en el palacio, siempre acompañando a su querido abuelo en sus labores, para aprender desde jóvenes las labores de mayordomo real, que por años habían estado a cargo de su familia.

"Tanto en su vida diaria, como en su escuela… Dusk necesita descubrir la importancia de la amistad." Pensó Celestia, entrecerrando levemente los ojos al ver a las pequeñas potrancas acercándose con su abuelo.

Al día siguiente, el pequeño Dusk asistió como siempre a otro día más de escuela. Él ya no asistía a la escuela con la sonrisa con que había ingresado el primer día de clases, ahora, antes de entrar al salón, él entraba con una mirada temerosa, asustado por lo que podrían hacer sus compañeros para molestarlo ese día. Pese a todo, aquel día los bullies del salón parecieron sentirse piadosos esa mañana, y solo se limitaron a reírse y burlarse de él mientras caminaba cabizbajo hasta su asiento y se sentaba tristemente a esperar la clase.

El profesor entró al salón y la clase comenzó, continuando con su clase de 'Teoría de la Magia'.

"¿Alguno ha estudiado lo suficiente para indicarme cuáles son los hechizos 'Accio' y 'Lumos'?" Preguntó el profesor, siempre de mal humor, decidiendo comenzar la clase de ese día con una pregunta difícil.

Nadie en el salón levantó el casco para responder, lo que no sorprendió al profesor, ya que esa no era una pregunta para estudiantes de primer año. Lo que sí sorprendió al profesor fue que justo cuando estaba a punto de dar la respuesta, un estudiante levantó tímidamente su casco. Era el 'caso especial' sentado al final del salón.

Por varios segundos el profesor fingió no ver a Dusk Shine, y se centró solo en ver la primera fila de estudiantes, en donde incluso su alumna estrella, Sunset Shimmer, no levantó el casco para responder esta vez. Esta vez, en vez de responder, la potranca amarilla vio a Dusk Shine de reojo y desvió la mirada molesta, como si estuviera frustrada por no poder responder esa pregunta.

Finalmente el profesor no tuvo más opción que señalar de mala gana a Dusk Shine para que respondiera, siempre con la esperanza de que ese vulgar potrillo se equivocara al responder.

"Esos… Esos son los nombres en ponylatín antiguo para el hechizo convocador y el hechizo de iluminación." Respondió Dusk tímidamente, sorprendido al ver que finalmente el profesor lo había señalado para responder.

"Sí… Hay hechizos básicos que deben aprender incluso en su lengua nativa…" Dijo el profesor sin felicitar a Dusk por su respuesta correcta, al contrario de como siempre hacía con los demás estudiantes, y simplemente prosiguió con su clase. Sin embargo, aquello no le importó a Dusk, él simplemente sonrió satisfecho al poder finalmente mostrar sus verdaderos conocimientos sobre la magia.

Una vez terminada la clase, el profesor salió rápidamente del salón, seguido por los alumnos, sin embargo, esta vez Dusk Shine no fue el último en salir. Justo cuando Dusk iba a salir del salón, los dos bullies del salón se devolvieron y lo empujaron con fuerza, causando que cayera bruscamente al suelo.

"¿Por qué sonreías en clase? ¿Acaso te crees muy importante solo porque respondiste bien una pregunta?" Preguntó el potrillo fornido que siempre buscaba pelea con Dusk, llamado Rocky Landcastle.

"Quizás debamos hacer algo para quitarle esa tonta sonrisa de la cara…" Respondió el potrillo alto y delgado que siempre acompañaba a Rocky, llamado Squire. Entonces ambos bullies levantaron sus cascos, listos para darle a Dusk una pequeña paliza.

"Deténganse." Dijo repentinamente una tercera voz, justo cuando Dusk cerraba fuerte sus ojos y cubría su rostro para esconderse.

Al abrir sus ojos, tanto él como los dos bullies se sorprendieron al ver que quien se había acercado hasta allí era nada menos que Sunset Shimmer, quien se había alejado de las potrancas que siempre buscaban conversar con ella, y ahora miraba molesta a los dos bravucones. Los dos potrillos que habían estado a punto de golpear a Dusk miraron a Sunset, pensando que si bien respetaban a la potranca amarilla por su supuesto 'legado real' venido de su particular cutie mark, ninguno de los dos estaba seguro si ese respeto era tanto como para hacerle caso y seguir sus órdenes. Por su parte, solo ese momento de vacilación bastó para molestar a Sunset, quien activó velozmente su magia e hizo que ambos potrillos salieran volando de allí.

"Cuando yo digo algo no es una petición, es una orden." Dijo Sunset mirando sin misericordia a los dos potrillos a los que había arrojado a unos pasos de allí, quienes se levantaron adoloridos y se alejaron rápidamente, temerosos de lo hábil y rápida que había sido la magia de Sunset.

"T-Tú… ¿Me ayudaste?" Dijo Dusk tímidamente, aún sin poder creer que la potranca más popular de la clase lo había ayudado. "Gra… Gracias."

Por un instante Sunset no dijo nada, ella simplemente se quedó viendo a Dusk con una fría mirada, como si lo estuviera analizando.

"Nadie merece que lo golpeen solo por usar su cerebro." Dijo finalmente Sunset, desviando la mirada molesta. Entonces ella se giró y comenzó a caminar lentamente, alejándose de Dusk mientras este simplemente se quedó viéndola con una cara embobada, lleno de asombro y admiración por esa potranca.

"¿Acaso vas a quedarte ahí tirado en el piso todo el día?" Dijo repentinamente Sunset, deteniéndose y mirando molesta a Dusk, para total sorpresa del pequeño potrillo lavanda. "Al menos sé útil y lleva mi alforja." Agregó Sunset, levitando su alforja y dejándola al lado de Dusk.

Lo que Sunset acababa de decirle a Dusk era arrogante, como si lo que pedía fuese una orden. Pero aquello no le molestó a Dusk, pues lo único que él vio fue que Sunset Shimmer, la potranca más popular, inteligente y valiente de todas, le estaba pidiendo que la acompañara. Así que Dusk rápidamente tomó la alforja de Sunset y corrió para estar junto a ella.

Desde ese día, las cosas comenzaron a cambiar en la escuela para Dusk. Sunset obligó a la potranca que se sentaba a su lado a intercambiar asientos con Dusk, cosa que obviamente no le agradó a sus demás compañeros, pero parecía que nadie se atrevía a contradecir a Sunset. Para aquellos potrillos y potrancas provenientes de familias nobles y adineradas, la procedencia lo era todo, y eso se veía reflejado en las cutie mark, las cuales, principalmente en esas nobles familias, mostraban rasgos de linaje y elegancia, y entre las cutie marks más respetadas estaba la del Sol, por lo cuál, todos respetaban la sangre real que debía de correr por las venas de Sunset, pese a que nadie conocía a en realidad a sus padres.

Con Sunset sentada a su lado, Dusk finalmente pudo dejar de estar aislado en la clase. Pese a que no conversaban mucho en clase por lo estricto que era su profesor, Sunset siempre comentaba cosas al lado de Dusk, como lo aburrida que era la clase, o que cierto hechizo se podría hacer de otra forma, lo que hacía a Dusk muy feliz. Y en los descansos entre clases, Sunset y Dusk podían conversar más tendidamente, en donde a Sunset pareció sorprenderse al descubrir que Dusk también era un ávido lector, por lo que cada vez que salían de clases, conversaban sobre los distintos hechizos y los grandes ponies de la magia que habían estudiado y que sus compañeros ignoraban, simplemente porque ambos estaban demasiado adelantados en sus estudios.

Los abusos hacia Dusk también disminuyeron, pues cada vez que los dos bravucones que acosaban a Dusk lo esperaban para molestarlo o empujarlo, siempre llegaba Sunset y les daba una paliza, con lo que poco a poco, los abusos cesaron finalmente. Sin embargo, pese a que Dusk siempre le agradecía a Sunset por salvarlo, parecía que a Sunset le desagradaba aquello, pues siempre después de asustar a los abusivos, se negaba a hablar con Dusk y se mantenía con una mirada enojada por el resto del día.

Aprendiendo a conocer lo que a ella le gustaba y lo que le disgustaba, Dusk finalmente pudo volver a sonreír en la escuela al sentir que tenía a alguien con quien hablar y compartir. El único gran pero que Dusk notó en su nueva relación con Sunset, fue que al parecer las potrancas que tanto adoraban a Sunset antes de juntarse con Dusk, ahora ya no lo hacían, e incluso, parecía que ahora todos los demás alumnos del salón también la habían aislado a ella. Aunque aquello no sucedió como lo hacían con Dusk, ya que a pesar de no hablarle a Sunset ni de acercársele, en vez de verla con desprecio como lo hacían con Dusk, ellos la miraban con miedo y resentimiento.

"Sunset… ¿No te molesta que los demás ya no te hablen ni te sigan a todas partes?" Preguntó Dusk un día mientras él y Sunset charlaban en un rincón de la escuela sobre hechizos de defensa, que el profesor les había enseñado recientemente. "Quizás… Es por mí culpa…" Agregó Dusk, sintiéndose culpable por hacer que los demás dejaran de hablarle a Sunset.

"¡Pfft! No es como si los necesitara. No necesito a nadie, y menos a unos tontos que solo están interesados en mí por mi cutie mark." Respondió Sunset molesta, mirando a lo lejos a sus demás compañeros que conversaban en otro sector, y dándoles una mirada de desprecio.

Aquellas palabras aliviaron un poco el sentir de Dusk, ya que se dio cuenta de lo fuerte que era Sunset en el interior, mucho más fuerte que él. Pero esa misma respuesta dejó otra inquietud que había tenido en su cabeza hacía mucho y que quería resolver.

"Ehm… Tú… Nosotros… ¿Somos amigos?" Preguntó tímidamente Dusk, mirando temerosamente a Sunset al preguntar, quien por su parte, pareció sorprendida con la pregunta y se quedó en silencio por varios segundos mientras miraba fijamente a Dusk.

"Supongo que sí, aunque nunca antes he tenido uno." Respondió finalmente Sunset, desviando la mirada para que Dusk no viera su rostro, justo cuando sonaba la campana para entrar a su siguiente clase. Entonces ella miró a Dusk fijamente. "Te haré la pregunta: ¿Quieres ser mi amigo? Si respondes que no, está bien; pero si respondes que sí, recuerda, no importa lo que pase, al final yo siempre velaré por mí misma y por mis propios intereses." Agregó Sunset, comenzando a caminar.

"Yo… ¡Sí! ¡Quiero ser tu amigo!" Respondió Dusk con una gran sonrisa, tomando su alforja y la de Sunset, y corriendo para alcanzarla.


Dusk y Sunset comenzaban su segundo año en la escuela de magia de Canterlot. Aquel día en particular, Sunset había llegado atrasada a la escuela por un 'problema' que tuvo en su hogar. Llegando de mal humor, ese humor no pudo más que empeorar al ver que en la entrada de la escuela estaba Dusk Shine, siendo molestado por Rocky Landcastle y Squire. Quienes al parecer habían aprovechado que Sunset no había llegado a la escuela esa mañana para volver a atormentar a Dusk y empujarlo para mantenerlo tirado en el piso.

"¡Dejen de ser un estorbo!" Dijo Sunset de mal humor, usando su magia para empujarlos fuertemente lejos de Dusk, un lanzamiento que fue mucho más poderoso de lo que había sido la primera vez que usó su magia contra ellos, pues en tan solo un año, las habilidades mágicas de Sunset habían crecido enormemente.

Luego que Sunset usara su magia contra ellos, los bullies se levantaron velozmente y corrieron para ingresar al salón de clase. Mientras tanto, Sunset se acercó lentamente a Dusk, molesta como siempre luego de tener que defender a Dusk. Sin embargo esta vez Sunset puso una mirada confundida, ya que a diferencia de otras veces, Dusk no le sonrió para agradecerle, sino que se mantuvo en el suelo, con su cabeza gacha mientras unas lágrimas caían por sus mejillas.

"¿Qué pasa? ¿Acaso esos tontos te golpearon muy fuerte?" Preguntó Sunset con una mezcla de confusión e incomodidad al ver llorar a Dusk.

"No es eso…" Dijo Dusk lleno de tristeza, secándose sus lágrimas. "Es… Es solo que ayer murió mi abuela…" Agregó Dusk lentamente, sin poder evitar ponerse a llorar de nuevo al recordar a su querida abuela, y que él no estuvo allí para verla.

Mientras Dusk lloraba, Sunset se quedó inmóvil durante unos segundos, luego ella levantó lentamente un casco y lo puso suavemente sobre la cabeza de Dusk, lo cual el potrillo sintió reconfortante, al sentir que una amiga lo intentaba ayudar. Pero ese sentimiento de calidez duró solo un segundo, ya que Sunset usó fuerza en su casco y empujó fuertemente a Dusk para que volviera a caer al piso, dejando completamente sorprendido al pequeño potrillo lavanda.

"¡Ya basta! ¡Por eso es que abusan de ti! ¡Porque eres débil!" Dijo Sunset mirando desde arriba a Dusk con enojo.

Ante la fiera mirada de su amiga, Dusk bajó su cabeza e hizo lo posible por no llorar. Sunset debía tener razón, ella siempre la tenía… Con ese pensamiento Dusk secó sus lágrimas y finalmente se levantó del suelo, decidido a que debía mantener ocultos sus sentimientos para ser tan fuerte como Sunset.

"Vamos, estamos llegando tarde a clases." Dijo Sunset arrojándole su alforja a Dusk para que, como siempre lo hacía, fuera el potrillo quien cargara con sus cosas.

Desde el momento que Dusk y Sunset se volvieron oficialmente amigos, ambos ya no solo charlaban en la escuela. Dusk había invitado a Sunset a su casa y ella a regañadientes aceptó ir, pensando que sería una pérdida de tiempo ir a la casa de un 'amigo' a jugar. Sin embargo, para su alivio, Dusk era más parecido a ella de lo que había pensado, y al igual que su habitación, la habitación de Dusk estaba llena de libros de historia y de magia. Por lo que las veces que Dusk la invitaba a su casa, ambos finalmente terminaban estudiando juntos, siempre intentando superarse mutuamente, buscando formas de avanzar en sus estudios de magia. Así fue como esas reuniones extra curriculares fueron haciéndose más comunes, aunque siempre fue Dusk quien invitaba a Sunset a su hogar, nunca al revés, Sunset nunca mencionaba nada de su hogar ni de su familia…

Y como el tiempo que Dusk y Sunset pasaron juntos fue aumentando, hubo algunas ocasiones en que Dusk invitaba a Sunset a visitar el castillo. Esto porque casi al mismo tiempo que Dusk y Sunset se volvieron amigos en la escuela, Dusk recibió una invitación de Kibitz para tener una tarde de juegos con sus nietas. Aquellas reuniones fueron algo difíciles para Dusk, ya que a diferencia de Sunset, con quien tenía muchos temas en común para charlar, Dusk y las gemelas Sweet no podían encontrar muchos temas en común para charlar. Sin embargo, con el paso del tiempo, Dusk y las gemelas mayordomo se dieron cuenta que sin importar lo poco que tuvieran en común, podían simplemente jugar y divertirse, cosa que hizo que Dusk atesorara esas reuniones. Y esas reuniones para jugar en el palacio duraron hasta que Dusk un día invitó a Sunset a jugar con ellos… Dusk nunca supo por qué, pero desde ese día, las gemelas nunca más invitaron a Dusk a jugar con ellas en el palacio, y toda relación de posible amistad entre ellos se terminó.

Así fue como finalmente, tras un año de asistir a la escuela de magia, Dusk Shine solo tenía un amigo en su vida: Sunset Shimmer, y para él, ella lo era todo. En cuanto a Sunset, Dusk nunca supo lo que ella realmente pensaba de él. Lo cierto es que ella lo trataba muchas veces como un súbdito, que siempre debía llevar sus cosas, y a quien odiaba si él no hacía o respondía lo que ella quería; sin embargo, Sunset debía admitir que le gustaba tener como compañero de estudio a Dusk. Ambos seguían siendo los mejores de la clase, muy adelantados a todos los demás de su clase en cualquier área de estudio, y Sunset se sentía satisfecha con tener un subordinado tan capaz, y que también la empujara a ser aún mejor y más fuerte.

Aquella tarde, luego que Dusk y Sunset llegaran atrasados a clases, y que finalmente la escuela terminara, Dusk y Sunset iban conversando sobre los hechizos de alteración que el profesor les había enseñado, riéndose al recordar que ellos habían estudiado esos hechizos por su cuenta el año anterior. Pero toda esa conversación se detuvo abruptamente cuando Sunset se paró en seco antes de llegar al portón principal de la escuela.

Al ver que Sunset se había detenido y que miraba con una extraña expresión, Dusk miró hacia donde ella veía, que era justamente hacia la entrada principal de la escuela. Allí, un potro adulto, vistiendo una capa de color azul oscuro, con unas pocas estrellas doradas en su borde y un gran medalla dorada en su pecho, cubriendo su rostro con una capucha, esperaba impacientemente a que los potrillos que allí estudiaban salieran, y cuando vio que Sunset lo miraba, él también se quedó mirándola fijamente, con una mirada que asustó incluso a Dusk.

"¿Ese el archimago? ¿Qué hace aquí?" Dijeron unas voces asombradas desde detrás de Dusk y Sunset, de unos potrillos que estaban en unos años superiores en la escuela.

Dusk no conocía a esos potrillos, pero no hizo falta preguntarles qué era un archimago, pues bien lo sabía. Ese era el cargo más alto que podía tener un unicornio en los estudios de la magia, y no había habido más de veinte unicornios con ese grado desde Star Swirl el Barbado. Y hasta donde Dusk sabía, solo había un archimago en la actual generación de magos de elite de Equestria.

"De prisa." Dijo el archimago con una voz indiferente, mirando a Sunset fijamente, quien tampoco se había movido de donde estaba.

"E… ¿Ese es tu padre?" Preguntó tímidamente Dusk, sorprendido al ver que el archimago buscaba a su amiga Sunset.

Ante la pregunta de Dusk, Sunset solo entrecerró sus ojos molesta, y lentamente caminó hacia la entrada de la escuela.

"No soy su hija… Solo soy otro objeto más de su colección…" Respondió Sunset de forma sombría mientras dejaba atrás a un confundido Dusk. "Pero no será así por siempre…" Murmuró Sunset para sí misma antes de llegar donde el archimago.

La mañana siguiente en la escuela, parecía que la noticia que el archimago había visitado de sorpresa la escuela había llegado a todas partes, y todos los alumnos de la escuela comentaban sobre aquello, y lo imponente de su presencia, pues el archimago también provenía de una importante familia noble y era el modelo a seguir para muchos de los estudiantes. Y mientras muchos de los estudiantes se sorprendieron con la llegada del poderoso unicornio, otros más se sorprendieron al enterarse de que la famosa potranca que iba en segundo año y que tenía la prestigiosa cutie mark de Sol en ella, parecía ser familiar de él.

"¿Sabías que la hija del archimago asistía a la escuela?" Comentó un potro de quinto año, caminando por el pasillo de la escuela.

"¿Estás seguro? Yo había escuchado que había abandonado a su familia." Respondió una yegua, compañera de clases del potro. Mostrando como todos parecían estar hablando de lo mismo en la escuela.

Aquella mañana la clase aún no comenzaba, así que Dusk se quedó esperando fuera del salón hasta que Sunset llegara, ya que, conociendo sus reacciones, sabía que se molestaría cuando oyera que toda la escuela estaba hablando de ella, y Dusk quería estar ahí para calmarla y que no destruyera todo con su magia.

Finalmente Sunset llegó y Dusk se alivió al ver que parecía estar normal, sin pizca de enojo.

"Me alegra que estés bien." Dijo Dusk con una sonrisa, al recibirla fuera del salón.

"¿Por qué no lo estaría?" Preguntó Sunset alzando una ceja. "Si te refieres a lo de ayer, supongo que ya todos en la escuela están hablando de eso… No es algo que me importe, ya te lo he dicho, no hay que ponerle atención a los ponies sin cerebro." Agregó Sunset con su ceño fruncido, entrando en el salón, siempre yendo un paso por delante de su 'amigo-súbdito' Dusk.

En cuanto entraron, Dusk y Sunset se sorprendieron al ver que el asiento habitual de Dusk estaba ocupado, por la misma potranca que, al comienzo del primer año, había sido una de las más cercanas a Sunset, y que posteriormente la misma Sunset había obligado a que intercambiara asientos con Dusk.

"¿Qué haces ahí?" Preguntó Sunset molesta, poniéndose de frente a la potranca y hablando como siempre, con su voz autoritaria.

"Tú no me volverás a dar órdenes, ¡Menos a mí, que sí soy de una familia noble! Descubrí la verdad, y ahora sé que no eres más que una don nadie." Dijo la potranca con una mirada arrogante, cruzándose de cascos como señal de que nadie la movería de allí.

Sin una pizca de duda, Sunset usó su magia y a la fuerza sacó a la potranca de su asiento, y lentamente comenzó a arrastrarla de vuelta hacia el final del salón. Pese a que la potranca usaba su fuerza física y su magia para contrarrestar la magia en su contra, la magia de Sunset simplemente era más fuerte y no podía evitar que la arrastrase.

"¡Suéltame! ¡Tú solo eres una miserable huérfana del orfanato!" Gritó furiosa la potranca que iba siendo arrastrada por el salón.

En cuanto la potranca dijo esas palabras, la magia de Sunset desapareció. Y como si eso hubiera sido una señal, todos en el salón comenzaron a reírse y a burlarse de Sunset, quien solo mantuvo su cabeza agachada y quien, Dusk pensó, debía de estar furiosa en ese instante. Pero antes que Sunset actuara, Dusk fue más rápido, pues ella era su amiga, y él sería el primero en defenderla.

"¿¡Qué importa cuál sea la familia de Sunset y de dónde venga!?" Gritó Dusk, mirando furiosos a todos en el salón. Por primera vez en su vida, enfrentándose a sus compañeros. "¡Sunset es mi amiga! ¡Es fuerte, inteligente, hábil y valerosa! ¡Y eso es todo lo que a mí me importa!" Gritó Dusk enojado, tanto así que su cuerno se iluminó y sacó chispas por lo molesto que estaba.

Al ver el cuerno de Dusk listo para atacar, los demás alumnos dejaron de reírse en su mayoría, pero ahora todas las miradas fueron dirigidas hacia Dusk.

"Claro que tú dirás eso, ¡Porque en tu familia también son unos don nadie! ¡No, peor que eso! ¡Son escoria que ni siquiera debería estar pisando el mismo suelo que pisan los de familia noble!" Dijo furiosa la misma potranca que le había gritado a Sunset.

Ante que alguien más pudiera decir algo, el profesor entró en el salón, y los potrillos y potrancas supieron que debían dar por terminada su discusión, y todos fueron rápidamente a sus asientos. La potranca que había iniciado toda la discusión miró furiosa una última vez a Sunset y volvió a sentarse en la primera fila, en tanto que Dusk, para no generar más problemas, volvió a sentarse en el último asiento del salón. Con todos los potrillos ya sentados, solo quedó Sunset, aún de pie en medio del salón, quien finalmente caminó lentamente hasta la última fila del salón y miró con una mirada fulminante a un torpe potrillo que allí había, quien rápidamente entendió y desocupó el asiento. Entonces Sunset levitó ese pupitre para quedar más cerca de Dusk, y ambos se sentaron al final del salón.

Dusk se quedó muy sorprendido de ver que Sunset había decidido sentarse junto a él allí, pero lo que sucedió después lo sorprendió aún más, pues por primera vez, desde hacía casi un año que se conocían, Sunset miró a Dusk, y le dio una genuina sonrisa.

Una vez terminaron las clases, nadie volvió a acercarse a Dusk ni a Sunset, pero aquello no les importó, ya que sabían que se tenían uno al otro, y eso les bastaba. Sunset nunca más le pidió a Dusk que llevara su alforja, y esos fueron los primero cambios que ocurrieron en su relación.

Conforme los días y semanas pasaban, Dusk y Sunset se volvieron inseparables, siempre estudiando juntos en todo momento, tanto en las horas de escuela como posteriormente en la casa de Dusk. Y más que poder pasar más tiempo juntos, lo que más alegró a Dusk en esa época de su vida, fue que Sunset comenzó a ser más abierta y a sonreír mucho más en su compañía. Tanto disfrutaban estudiar juntos, que incluso comenzaron a reunirse en la biblioteca para comenzar a adelantarse aún más en los estudios, infiltrándose de vez en cuando hasta en la sección prohibida de la biblioteca, en donde libros con hechizos difíciles y peligrosos eran leídos por solo dos pequeños potrillos que ya estaban a un nivel de conocimiento mágico muy superior para su edad.

"Mira este hechizo… ¡Puede hacer que los demás vean los pensamientos de otro pony!" Dijo Sunset emocionada un día mientras veían a escondidas los libros en la sección prohibida de la biblioteca, en específico, un libro sobre magia mental, que había interesado mucho a Sunset recientemente.

"Sí… No quiero que lo pruebes en mí." Dijo Dusk con una pequeña sonrisa nerviosa, ya que la semana anterior Sunset había insistido en usar un hechizo de control mental en Dusk, y este había estado con jaqueca por 3 días seguidos. "Creo que es un poco peligroso hacer hechizos que alteran de alguna forma la mente de alguien."

"El hechizo de control mental es algo difícil, pero el desmemorizante estoy segura que estoy a punto de lograrlo. Y este otro hechizo, es de nivel intermedio, solo es para visualizar lo que otros piensan. Debe ser más sencillo." Agregó Sunset leyendo con mucho cuidado el hechizo, ya que tal como le recordara Dusk, sus primeros intentos con hechizos mentales habían sido un fracaso.

"Huff… Supongo que si pudiéramos hacer ese hechizo, los demás podrían ver lo que realmente pensamos y sentimos, y podríamos llevarnos mejor con los demás potrillos del salón..." Dijo Dusk con algo de nostalgia, pensando en voz alta sin darse cuenta.

"No necesitamos a nadie más. Solo importo yo y nadie…" Dijo Sunset sin despegar la vista del libro, hablando con las palabras egoístas que siempre le habían enseñado. Sin embargo, esta vez no pudo terminar lo que iba a decir y alzó su vista para mirar a Dusk Shine por unos segundos. Entonces ella dejó de lado su libro y tomó los cascos de Dusk junto a los suyos. "¡Solo somos tú y yo! Un día nos casaremos y reinaremos en toda Equestria juntos." Dijo Sunset mirando fijamente a Dusk con una intensa mirada.

"¿C-Casarnos? ¿¡Gobernar Equestria!?" Dijo el pequeño Dusk sorprendido, sin saber cuál de esas dos propuestas lo asombraba más.

"¡Juntos por siempre! ¡Promételo!" Dijo Sunset sin pestañear, mirando fijamente el rostro de Dusk, forzándolo a responder en ese preciso instante.

"E-Eh… Sí, lo promet-" Respondió Dusk, hasta que el sonido de una puerta abriéndose los distrajo.

"¿¡Qué hacen aquí!? ¡Les dije que esta sección está prohibida para potrillos!" Dijo molesta la vieja bibliotecaria, corriendo para atrapar a los potrillos, quienes con la juventud de su lado, tomaron los libros que estaban leyendo y rápidamente huyeron de allí.


El segundo año de escuela de Dusk había traído muchos cambios y sorpresas, y una de esas era que ahora tendría una niñera. Dada la partida de la abuela de Dusk, y que su padre necesitaba ayuda extra en su trabajo en el exterior, fue que su madre debió contratar a una niñera para que cuidara de Dusk en las tardes, dado que ella tendría que estar fuera por varias semanas. Y cuando la madre de Dusk buscaba a una niñera, se sorprendió de ver quién estaba promocionándose para esa labor en el reino. Una sorpresa menor a la de sus hijos, al ver quién sería quien cuidara finalmente de Dusk.

"¡Hola! Mi nombre es Cadance y seré su niñera." Dijo una adolescente princesa Mi Amore Cadenza, la primera vez que llegó a la casa de la familia Twilight. Siendo recibida por Dusk y Shining Armor.

"Eh… Eh… ¡Y-Yo no! A mí no me vas a cuidar. Yo… ¡Yo soy un potrillo grande!" Dijo Shining Armor completamente rojo al ver a la hermosa princesa Cadance frente a él. "¡L-Lo cuidarás a él! A-A-Adiós…" Agregó Shining, moviendo a Dusk para dejarlo frente a la princesa, y entonces se retiró de allí, caminando robóticamente, más nervioso de lo que jamás había estado en su vida.

Mientras Shining se retiraba, Cadance no pudo evitar voltear la mirada para verlo y reírse por lo tierno y torpe que se veía, pensando que era muy lindo. En cuanto a Dusk, aún estaba embobado al ver a una princesa en la puerta de su casa. Él le había dicho a su madre que no necesitaba una niñera, pero a pesar de todos sus conocimientos mágicos, Dusk seguía siendo solo un pequeño potrillo que recién iba en su segundo año de escuela, y por lo mismo, debía tener supervisión al quedarse solo.

Las primeras tardes que Cadance se quedó a cargo del cuidado de Dusk, fueron maravillosas. Dusk nunca pensó que una princesa podía ser tan divertida como Cadance lo era, quien sabía muchos juegos y bromas, y genuinamente parecía disfrutar del tiempo que ambos pasaban juntos. Tanto así, que incluso crearon un saludo secreto entre ambos. Y cada vez que se reían, Cadance no podía evitar abrazar al tierno Dusk, quien se dejaba apapachar por la yegua más dulce y linda del mundo. Y quizás esa relación de amor fraternal entre ambos hubiera seguido por siempre tal cual, si no hubiera sido porque Sunset entró en escena.

Un día Dusk invitó a Sunset a sus habituales reuniones de estudio, con la diferencia que esta vez no estarían ni su madre ni su hermano mayor para cuidarlos, sino que Cadance. En cuanto Sunset llegó, Cadance la saludó con su siempre alegre sonrisa, pero Sunset, lejos de sonreír o de tener una mirada de asombro como otros potrillos de su edad tenían al ver a Cadance, simplemente se la quedó viendo fijamente con indiferencia, como si la analizara con la mirada.

"¿Así que esta es tu amiga, Dusk? ¡Es muy bonita!" Dijo Cadance sonriéndole a Sunset, intentando que ella sonriera también. "Y díganme, ¿Quieren jugar a algo? Quizás podríamos cocinar algo delicioso, o tal vez-"

"No vengo a jugar a las muñecas como una tonta potranca." Interrumpió la pequeña Sunset, mirando molesta a la princesa. "Yo me reúno con Dusk para estudiar, leer y practicar magia. Los juegos en la vida son solo un estorbo."

"Oh… Pero siempre es bueno relajarse de vez en cuando." Dijo Cadance sin dejar de sonreír, viendo que la pequeña amiga de Dusk sería todo un reto, pero como buena niñera, ella no ser rendiría. "Está bien ser estudioso y querer aprender, pero también debes dejar un tiempo para relájate con tus amigos y disfrutar la vida, ¿Verdad Dusk?" Agregó Cadance, mirando a Dusk para que ambos convencieran a su amiga de jugar juntos.

Dusk miró a Cadance y luego a Sunset, y se dio cuenta de lo distintas que ambas eran, y que ambas lo miraban fijamente, esperando a que él les diera la razón a cada una, lo que lo puso muy nervioso. Así que Dusk decidió intentar quedar en un punto medio, sin perjudicar el argumento de ninguna.

"Eh… bueno… No siempre estudiamos con Sunset. A veces también jugamos ajedrez…" Dijo Dusk con una nerviosa sonrisa.

"Solo juego a eso porque estimula el pensamiento y la estrategia." Agregó Sunset, sin querer dar su brazo a torcer.

"¡Bien! Suena divertido." Dijo Cadance sonriendo, pensando que al menos eso sería un buen comienzo para hacer que Sunset se relajara.

Tras eso, Dusk y Sunset comenzaron a jugar ajedrez, mientras Cadance observaba desde cerca y daba muestras de exagerado asombro ante todos los movimientos que ambos potrillos hacían, ya que de verdad le asombraba lo bien que ambos jugaban, además, era su forma de animarlos y de sentirse incluida en el juego. Algo que comenzaba a exasperar a Sunset, debido a los ruidos que Cadance hacía.

"¡Jaque mate!" Dijo Sunset luego de vencer a Dusk en el tablero, mirándolo fijamente. "Sigues siendo muy débil. Debes recordar, este mundo solo es para los más fuertes, y el más fuerte siempre sobrevive." Agregó Sunset con una sonrisa arrogante mientras levitaba su pieza de reina y le daba uno de sus clásicos consejos a Dusk.

"Oh, yo no creo que sea así." Dijo Cadance interrumpiendo, quitándole la reina que Sunset levitaba con su magia y volviéndola a poner en el tablero, solo que frente a una pieza de peón. "Yo creo que la función del fuerte es la de proteger al más débil." Agregó Cadance con una sonrisa.

Al ver la tierna sonrisa de Cadance, Dusk no pudo evitar sonreír y pensar que quizás era Cadance y no Sunset quien tenía la razón esta vez, pese a que Dusk siempre intentaba poner en práctica los consejos de amista de Sunset. Por su parte, al ver a Dusk mirando embobado a la princesa, Sunset frunció sus cejas molesta.

"Para ti todo es fácil porque eres una princesa, pero el mundo no es color de rosa como tú crees. Este es un mundo cruel y las emociones solo entorpecen la lógica, esa es la realidad." Dijo Sunset molesta, mirando enojada a Cadance.

"Eso no es cierto. El mundo es un lugar bello. Y las emociones no te hacen alguien débil, sino todo lo contrario." Dijo Cadance tranquilamente, sin dejar de sonreír, lo que irritaba aún más a Sunset. "¿Por qué crees que el mundo es un lugar cruel? ¿Acaso el archimago te ha dicho que ocultes tus emociones? ¿Él te ha enseñado eso?" Preguntó Cadance preocupada, dándose cuenta que lo que decía la pequeña Sunset no eran palabras que nacieran naturalmente de ella, sino que más bien parecían frases grabadas aprendidas a la fuerza por alguien más.

Ante la pregunta de Cadance, Sunset se sorprendió un segundo y luego se quedó mirándola fijamente, aún más enojada.

"¿¡Por qué no te vas de aquí!? ¡Nadie te invitó! Dusk y yo estábamos bien solos antes que tú te entrometieras." Dijo Sunset, sintiendo que esta vez jugaba una partida de argumentos contra la princesa, y no perdería, pues ella jamás perdía. "Para mí, tú eres una inútil. Tienes todo ese poder alicornio con el que podrías hacer grandes cosas, pero te rebajas a ser solo una simple niñera." Agregó Sunset, decidiendo atacar a Cadance a nivel personal.

"Soy niñera porque algún día quiero ser madre, porque amo a los potrillos y potrancas. Siento que así puedo conocer mejor a los ponies que me rodean, y algún día podré ser una buena gobernante para todos esos pequeños potrillos que cuidé." Respondió Cadance sin inmutarse, siempre sonriendo. "Además, no es como si fuera obligada a cuidar de los potrillos. Yo soy quien elige a quien cuidar, y solo ofrezco mis servicios de niñera a los potrillos más lindos y mejor portados de Canterlot." Agregó Cadance, guiñándole un ojo a Dusk, lo que hizo que Dusk sonriera tiernamente y que Sunset se irritara aún más.

Sunset se levantó velozmente y se paró frente a Cadance con una mirada desafiante.

"¡Te reto a un duelo de magia!" Dijo Sunset mirando furiosa a Cadance.

"¿Un duelo?" Dijo Cadance sorprendida, luego poniendo una nerviosa sonrisa. "No creo que sea correcto. Tú eres muy buena en la magia, y yo no soy-" Cadance dejó de hablar cuando una chispa mágica explotó frente a sus narices, causando que sus largas pestañas casi se achicharraran.

"No seas condescendiente conmigo. ¡Eres una alicornio! ¡Muéstrame tu poder! Yo no me voy a contener." Dijo Sunset llena de determinación, acumulando magia en su cuerno, lista para lanzar otro hechizo sin previo aviso.

Lo primero que pensó Cadance era que ella era la adulta y que no podía rebajarse a pelear con una potranca, y que debía hacerla entrar en razón. Sin embargo, Sunset no dio tiempo para que Cadance hablara, ella rápidamente comenzó a lanzarle rayos de magia, que Cadance apenas pudo contener con su propia magia debido a lo repentino de los ataques.

Al ver que Cadance se defendía, Sunset sonrió arrogante y comenzó a ser más agresiva en sus ataques, tanto en poder como en velocidad, siempre lanzando el mismo ataque de rayo mágico, pero a tal velocidad que Cadance inconscientemente comenzó a retroceder paso a paso para intentar contener a Sunset, y por cada paso que Cadance retrocedía, Sunset avanzaba uno, para arrinconarla cada vez más. Finalmente Cadance chocó de espalda contra la pared de la habitación, lo que hizo que se distrajera un poco, dándole la oportunidad a Sunset de atacar a Cadance directamente sin que ella se alcanzara a defenderse.

"Jaque mate." Dijo Sunset con una sonrisa, lanzando su más fuerte rayo mágico.

"¡BASTA!" Gritó Cadance asustada, con sus ojos brillando en blanco por un segundo. Al tiempo que por reflejo activó su magia alicornio, causando que con una gran ola de poder su cuerno brillara y Sunset saliera volando hasta el otro extremo de la habitación y golpeara fuertemente la pared.

"¡Sunset!" Gritó Dusk asustado luego de recuperar la visión tras aquel flash de luz, corriendo a ver a su amiga al verla tirada en el piso.

Mientras Dusk veía como estaba Sunset, Cadance se quedó paralizada, respirando agitadamente, aterrada por lo que acababa de hacer. Ella era un símbolo de luz, belleza y paz en el reino. No debía usar su magia contra otros ponies, menos contra una potrilla. Ella podía decir que Sunset la obligó a eso, pero ella era una adulta, y no podía ser que se dejara provocar tan fácilmente por una potrilla.

En el otro lado del salón, Sunset abrió lentamente los ojos y sonrió con una risa perversa mientras miraba a Cadance.

"¿Lo ves Dusk? Esa es la verdadera Cadance." Murmuró Sunset, poniéndose de pie con la ayuda de Dusk. "Ella no es linda ni amable, solo está fingiendo. Ella podría despedazarnos en un segundo con su magia alicornio si así lo quisiera." Agregó Sunset con una risa malvada, mientras Dusk se daba vuelta y miraba temeroso a Cadance.

Por su parte, Cadance siguió inmóvil, con una mezcla de pánico y tristeza al haber caído en la trampa de Sunset y al ver cómo la confianza que Dusk tenía hacia ella se desmoronaba en tan solo un segundo. Ver a Dusk viéndola con miedo, hizo que su corazón sintiera una punzada de dolor en él.

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"Esta potranca… es peligrosa." Pensó Cadance casi a punto de llorar, pero con una nueva determinación creciendo en ella.

Desde ese día, Sunset también tuvo una niñera que cuidara de ella. Cadance habló con Celestia e intercedió con el archimago, quien de mala gana le permitió a la princesa Cadance que cuidara de Sunset algunas tardes en su casa cuando él no estuviera presente, que era casi todo el tiempo.

Cadance había entendido lo manipuladora y maliciosa que podía llegar a ser Sunset, pero también entendió que aquello no era su culpa. Siempre había un culpable, y en este caso debía de ser su tutor. Y si su tutor, el archimago, no le daba un buen ejemplo a seguir, como autoproclamada guardiana de los potrillos y potrancas del reino, Cadance se aseguraría que Sunset no fuera por el mal camino.

Pese a la promesa que se hizo Cadance a sí misma, poco pudo hacer cuando iba de niñera al hogar de Sunset. Cada vez que ellas estaban a solas, Sunset simplemente la ignoraba y se ponía a escribir en su diario. No importaba que Cadance le sonriera o la invitara a bailar o a jugar, para Sunset, era como si Cadance no estuviera en su habitación, y solo se mantenía escribiendo en su pequeño diario sin parar.

Algo muy distinto a lo que ocurría cuando Sunset iba de visita a la casa de Dusk. Cada vez que Dusk estaba involucrado, Sunset cambiaba radicalmente de actitud y hacía todo lo posible por discutir con Cadance. Ya fuera en temas de estudios mágicos, en los consejos de amistad que Sunset le daba a Dusk, o en cualquier otro tema, Sunset siempre le llevaba la contra a Cadance, y con su gran habilidad para irritar a los demás y descubrir sus puntos débiles, Sunset siempre lograba que Cadance se molestara o le gritara que se detuviera. Aquello hizo que Dusk cada vez viera con más desconfianza a Cadance y se acercara más a Sunset, lo que llenaba a la potrilla amarilla de satisfacción al saber que podía mantener controlado el corazón de Dusk, mientras Cadance se llenaba de frustración al no poder controlar la malvada astucia de Sunset.

Las semanas pasaron, y un día Dusk Shine fue citado al palacio real. Algo que no había ocurrido en meses, y además, la invitación tenía el sello de la princesa Celestia, así que Dusk estaba emocionado por ver nuevamente a la princesa del Sol, algo que no había hecho en casi un año, desde que la obligaran a dejar de darle clases particulares a Dusk.

Una vez Dusk llegó al palacio, un guardia lo escoltó hasta una de las habitaciones en donde debía esperar. Sin embargo, los minutos pasaron y la impaciencia infantil de Dusk pudo más, y ya que él ya conocía gran parte del castillo, decidió ir él mismo hasta el jardín real, que era donde Celestia siempre se reunía con él. Una vez allí, Dusk se detuvo al escuchar que la princesa parecía estar conversando con alguien más. Y aunque Dusk pensó alejarse un poco para no escuchar aquella conversación ajena, no pudo evitar distraerse y ponerle atención luego de escuchar nombrar su nombre.

"Estoy segura que todo esto ha servido para que el pequeño Dusk crezca como un pony de bien." Dijo Celestia. "Esto ha servido para que ambos crezcan juntos y descubrieran lo que es la verdadera amistad."

"Tía… Sé cómo te sientes con Dusk, es un potrillo muy especial. Pero cuando él descubra lo que hiciste, podría no tomarlo de buena manera." Dijo Cadance, que era la pony con la que Celestia discutía. "Creo que lo mejor es decírselo cuanto antes."

"Creo… que él lo descubrirá a su debido tiempo. Y cuando llegue el momento, creo que me lo agradecerá." Dijo Celestia, con un leve todo de preocupación en su voz. "Cadance, si lo hubieras visto antes… No sabes lo impotente que me sentía al descubrir que los demás ponies de su clase lo aislaban y lo molestaban."

En ese momento Celestia dejó de hablar al ver que alguien se asomaba desde la puerta, y se impactó al ver que precisamente era el pony de quien hablaban: el pequeño Dusk Shine.

"¡Dusk…!" Dijo Celestia sorprendida, acercándose a Dusk para darle un pequeño abrazo, dado que hacía mucho que no se veían directamente. Sin embargo, en el último segundo, Celestia se detuvo y simplemente le sonrió. "Lo lamento Dusk, tengo algunos deberes de los que ocuparme. Pero Cadance tiene algo muy importante que informarte." Agregó Celestia, sin poder evitar acariciar maternalmente el rostro de Dusk antes de salir del jardín real.

Luego que Celestia se fuera, Cadance suspiró resignada. Ella quería decirle a Dusk lo que había descubierto, pero su tía Celestia se había negado. Incluso ahora, con Dusk llegando tan de improviso en medio de su conversación, Cadance no sabía si hubiera sido mejor si Dusk escuchara aquello o no. Sin embargo, Cadance decidió respetar los deseos de su tía, y evitar contarle a Dusk aquello, al menos por el momento.

"¿Qué es lo mejor? ¿Una verdad que duela, o una mentira que lo haga feliz?" Pensó Cadance, aún insegura sobre si contarle a Dusk lo que había descubierto acerca de Sunset.

"Ehm… ¿Por qué me citó la princesa aquí?" Preguntó Dusk tímidamente, luego de ver que Cadance parecía perdida en sus pensamientos.

"¡Oh! Lo siento. Ella… Ella quería que yo te avisara sobre algo muy importante que ocurrirá. Lo hubiera hecho ella misma, pero en esta etapa ella no puede mostrar favoritismos hacia ningún potrillo." Dijo Cadance, indicándole a Dusk que se acercara a ella. "El día de mañana, tu profesor anunciará que la próxima semana se realizará una prueba especial para elegir al próximo estudiante personal de mi tía Celestia."

"¿¡El estudiante personal de la princesa!?" Dijo Dusk asombrado. "P-Pero pensé que la princesa no podía tener un estudiante personal… Por eso fue que ya no me dio más clases privadas."

"Así era. Por eso fue que durante estos meses ella tomó clases para que la A.E.E. la aprobara como maestra privada." Respondió Cadance sonriendo. "Ella de verdad quiere ser una maestra. Y aunque no pueda decirlo, a ella le gustaría mucho ser TÚ maestra. Así que me pidió que te dijera que te esfuerces lo más posible el día de la prueba. Que demuestres todo lo que has aprendido para que todos vean el grandioso unicornio que sabemos que puedes llegar a ser." Agregó Cadance abrazando a Dusk para darle ánimos.

"Woow… Entonces, si gano esa prueba… ¡La princesa volverá a darme lecciones!" Dijo Dusk asombrado y emocionado.

"Hehe, lo importante es que ganes esa prueba a toda costa… Incluyendo a Sunset Shimmer." Agregó Cadance, frunciendo el ceño al recordar a la potrilla amarilla.

Con el comentario final de Cadance, Dusk finalmente entendió el verdadero punto de esa reunión y sintió el verdadero peso de la responsabilidad que le estaban dejando.


Tal como le dijera Cadance, al día siguiente en la escuela dieron el gran anuncio, lo que causó un gran revuelo, en especial en los potrillos de primer y segundo año que serían los que darían dicha prueba. Y durante toda la siguiente semana, el ambiente en el salón de clases cambió radicalmente.

Todos los estudiantes sabían que solo habría un ganador, un solo cupo para volverse el pony más cercano a Celestia, la pony más importante y conocida de Equestria y del mundo. Por lo que todos los lazos de amistad previos en el salón de clases, parecieron romperse. Cada uno de los potrillos y potrancas se aislaron completamente, estudiando en cada espacio libre que tenían e intentando responder todo lo que el profesor les preguntaba en clases. Y aquello también incluyó la amistad que había entre Dusk y Sunset.

Desde que se dio el anuncio, pareció que Sunset desviaba la mirada cada vez que Dusk la veía, y si él se acercaba a ella o le intentaba hablar, Sunset simplemente lo ignoraba y se concentraba en su libro de magia. Aquello hizo que Dusk, a diferencia de todos los demás, perdiera motivación para estudiar y sintiera que quizás ganar esa competencia no fuera lo mejor…

Finalmente el día de la gran prueba llegó, y decenas de ponies importantes, incluyendo a la mismísima princesa Celestia, se reunieron en el gran auditorio de la escuela, mientras todos los potrillos y potrancas que darían la prueba, ingresarían uno por uno a demostrar sus mejores hechizos y qué tan aptos eran para convertirse en el estudiante personal de la princesa.

Uno a uno los potrillos y potrancas fueron llamados. Y uno a uno todos salían satisfechos con lo que habían demostrado, seguros de que eran los mejores, y que si no lograban ser el mejor, al menos sus padres podrían interceder para asegurarse de ganar ese preciado puesto. Finalmente solo quedaron Dusk Shine y Sunset Shimmer, y primero, fue el turno de Sunset.

Una vez fue llamada, Dusk apretó sus labios preocupado. Su preciada amiga no le había hablado en toda la semana, y Dusk sabía el por qué. Para Sunset, este era su sueño. Ella siempre había querido llegar a lo más alto de Equestria pese a haber nacido huérfana, y esta era su gran oportunidad, y tal como ella dijera al momento de volverse amigos: 'Recuerda, no importa lo que pase, al final yo siempre velaré por mí misma y por mis propios intereses.' Y eso era lo que le dolía a Dusk.

"¡Sunset!" Gritó Dusk antes que Sunset ingresara al auditorio. Entonces Sunset se detuvo. "¡Suerte!" Agregó Dusk sonriendo.

Por primera vez en una semana, Sunset se volvió a mirar a Dusk a los ojos, con una mirada fría, casi perdida.

"La suerte es para los débiles. Solo los fuertes llegan a lo más alto." Dijo Sunset con un tono de voz frio, volviendo a mirar al frente y entrando en el auditorio.

Los minutos pasaron, y por un segundo Dusk escuchó una ovación de asombro y varios aplausos, que seguramente era por algún gran hechizo que Sunset hizo. Y aunque no pudo ver nada, y deseaba con todas sus fuerzas lograr ganar la prueba para convertirse en el alumno de la princesa, una parte de él no pudo evitar sentirse orgullosos por su amiga. Entonces Dusk también comenzó a aplaudir, sabiendo que lo que deseaba era contradictorio, pero deseando también que Sunset ganara.

Finalmente la prueba de Sunset terminó, y ella salió del auditorio. Sin embargo Dusk no alcanzó a hablarle, ya que inmediatamente lo llamaron para que entrara al auditorio. Entonces Dusk no tuvo más remedio que entrar, sin poder hablar con su amiga antes del gran momento.

El auditorio estaba completamente lleno. Todos los padres de los potrillos que dieron la prueba estaban allí. Decenas de ponies adinerados, y de alta cuna, la nobleza impenetrable de Canterlot. Y en los primeros asientos se encontraba la princesa, sentada junto a otros tres ponies muy ancianos que Dusk nunca antes había visto.

"Ese es el potrillo de la familia… ¡De aquella vulgar familia!" Susurró desde el público una anciana yegua, muy bien vestida, con una tiara en su melena, indicativo de su noble procedencia.

"No tiene ninguna oportunidad. Aunque con la actuación de la anterior potranca, ya se sabe quién es la ganadora." Susurró otro potro desde el público.

Solo esos fueron los rumores que Dusk alcanzó a escuchar del público, pero fueron suficientes para hacerlo sentir más que nervioso mientras se paraba en el escenario central.

"Muy bien, chico. Muéstranos lo que tienes." Dijo uno de los ponies ancianos sentados el frente, quien parecía ser uno de los jueces.

"Bien, llegó el momento. Solo haz lo que has aprendido…" Pensó Dusk suspirando para tranquilizarse, recordando sus clases, y más importante, recordando todo lo que había aprendido junto a Sunset. Y con aquel último pensamiento, Dusk sonrió y finalmente se tranquilizó. "¡Demuestra todo lo que aprendiste con tu amiga y da tu mejor esfuerzo, como ella también lo hizo!"

Al instante Dusk activó su magia y usó su mejor hechizo, la teletransportación. Un hechizo que un potrillo de segundo año no debería conocer, pero que él y Sunset habían practicado día y noche hasta hacerlo a la perfección. Con eso, Dusk se teletransportó a un rincón del escenario, y cuando todos descubrieron donde se había ido, él volvió a teletransportarse hasta otro rincón del auditorio, repitiéndolo una y otra vez. Realizando todo a una gran velocidad, haciendo que todos en el público se asombraran con la velocidad y técnica mágica que usaba ese pequeño potrillo lavanda.

Tras mostrar su mejor hechizo, Dusk recordó sus prácticas con Sunset y mostró otros hechizos de materialización, luz, transformación, todos realizados a la perfección y que ninguno de los presentes creería que un potrillo de la edad de Dusk podía realizar. Hasta que finalmente Dusk terminó su presentación realizando uno de los hechizos favoritos de Sunset, el cual era invocar luciérnagas mágicas que iluminaran todo el salón. Aquel hechizo nunca le había salido tan bien como a Sunset, así que solo invocó unas pocas antes de agotar su magia. Terminando así con un secreto homenaje a quien la había ayudado a mejorar tanto en la magia, su única y mejor amiga.

Una vez Dusk terminó su presentación, la mayoría de los ponies en el salón comenzaron a aplaudir por el extraordinario talento de Dusk. Aunque hubo unos pocos, que Dusk rápidamente adivinó que eran los ponies nobles de Canterlot, que simplemente miraron con desprecio a Dusk sin aplaudir ni decir nada.

"¡Brillante!" Dijo el juez que había sido el primero en hablarle a Dusk. Hablando con los demás jueces presentes, que, al ser todos ancianos, hablaban muy fuerte entre sí, por lo que todos en el auditorio alcanzaban a escuchar lo que conversaban. "La magia de este potrillo está al mismo nivel que la de la última potranca que entró."

"Sí… Es una lástima que la pequeña potranca hubiera fallado en ese último hechizo." Dijo otra de las juezas. "A veces mucho puede ser perjudicial, eso le jugó en contra."

"Bien, ya que este es el último potrillo que dará la prueba, creo que es justo decir que él es quien ha ganado esta prueba." Agregó el tercer juez, algo que los otros dos jueces también aceptaron.

"Dusk Shine. Felicidades. Te convertirás en el nuevo estudiante de la princesa Celestia." Dijo el juez principal, sonriéndole amablemente a Dusk.

En cuanto el juez dio el anuncio, nuevamente se escucharon decenas de aplausos en la multitud, siempre exceptuando a los nobles, que simplemente se levantaron indignados y comenzaron a retirarse del auditorio. Por su parte, Dusk aún no podía creer que hubiera ganado. Solo cuando Celestia se le acercó con una gran sonrisa, fue que el cerebro de Dusk pareció reaccionar a lo que ocurría.

"¿Lo logré…?" Preguntó Dusk aún incrédulo.

"Sabía que lo harías." Dijo Celestia sonriendole dulcemente.

Aquel momento fue uno de los más dichosos en la vida de Dusk, unos segundos llenos de absoluta felicidad y satisfacción. Al menos, hasta que la vista de Dusk vio hacia el público que se retiraba, en donde, cercana a la puerta, vio que estaba Sunset Shimmer, mirando de lejos a Dusk con una mirada muy extraña. Entonces Sunset se dio la vuelta y se retiró del salón.

"¡Espera!" Gritó Dusk desde el escenario, pero dado el bullicio y la cantidad de ponies presentes, su grito fue ahogado.

Olvidando por completo que estaba al lado de la princesa, Dusk corrió y subió las escaleras del auditorio, abriéndose lentamente paso entre los ponies que se retiraban para intentar alcanzar a Sunset.

Una vez fuera del auditorio, Dusk miró hacia todos lados, pero no podía ver a Sunset por ningún lado, hasta que muy a lo lejos, Dusk alcanzó a ver la cola roja y dorada de su amiga, que iba calles abajo, lejos del centro de Canterlot. Entonces Dusk corrió a toda velocidad y rápidamente acortó la distancia, Dusk solo necesitaba doblar una esquina y podría alcanzarla, pero justo en ese instante, algo golpeó de frente fuertemente contra Dusk, y lo hizo caer de bruces contra el suelo.

"¡Pfft! Mira quién está aquí. Es el tramposo número uno de Equestria." Dijo Rocky Landcastle, el bravucón que siempre acosaba a Dusk y que se había interpuesto a propósito en su camino.

"Sí. No te bastó con hacer trampa para entrar en la escuela. Ahora hiciste trampa para ganar esa prueba en el auditorio." Dijo el cómplice de Rocky, Squire, empujando nuevamente a Dusk cuando este intentó ponerse de pie.

Dusk no quería perder el tiempo con esos bravucones, pero vio en el rostro de esos torpes abusivos, que esta vez parecía ser diferente. Ellos iban a golpearlo aprovechando que no había nadie más a la vista, todo por sentirse superados por ese vulgar potrillo lavanda que no era de su misma clase social.

"¡Sunset!" Gritó Dusk, recordando que debía ir a hablar con su amiga, que si no hubiera sido por esos abusivos, él la hubiera alcanzado.

"De nada te servirá pedirle ayuda a tu amiguita aquí." Dijo Rocky con una mirada llena de malicia, levantando en alto su casco y dándole el primer golpe a Dusk en su estómago, haciendo que este se quedara sin aire.

Entonces ambos bullies comenzaron a golpear a Dusk mientras seguía en el suelo, impidiendo que se pusiera de pie y riéndose de lo débil que era y de lo patético que se veía.

"Así que este es el nuevo estudiante de la princesa Celestia, ¡Jajaja!" Dijo Rocky mientras seguía golpeando a Dusk.

Soportando las burlas y los golpes, Dusk solo cubrió su rostro, sin entender por qué esos potrillos eran tan malos con él. Rogando porque alguien viniera en su ayuda.

"¿¡Qué es esto!?" Dijo repentinamente una voz femenina.

Al escuchar la voz, los bullies inmediatamente se detuvieron y miraron asustados hacia atrás. A Dusk le tomó unos segundos más poder abrir sus ojos por el miedo y el dolor en sus cascos, y al hacerlo, sintió que su alma volvía al cuerpo. Allí estaba su amiga, quien siempre lo salvaba de los abusivos.

"Sunset… Ayúdame…" Dijo débilmente Dusk, mirando con una mirada suplicante a su amiga.

Cuando Dusk vio a Sunset, pareció que la mirada de Sunset se congeló, y así se mantuvieron por varios segundos, que para Dusk pareció una eternidad.

"¿Por qué habría de ayudarte? Ya no me eres útil. Ya no te necesito." Dijo Sunset con una fría mirada, haciendo que un escalofrío recorriera el cuerpo de Dusk.

"¿Q-Qué…?" Preguntó Dusk incrédulo, sintiendo que el frio se apoderaba de él. "N-No es cierto… Nosotros somos amigos."

"¡Jajaja! ¿Amigos? ¿Por qué alguien querría ser amigo de un pony tan patético como tú?" Se rio Sunset burlándose de Dusk.

"¿E-Es porque gané la prueba? Yo… ¡Yo pensé que tú ganarías!" Dijo Dusk lleno de culpa y dolor. A lo que Sunset respondió desviando la mirada rápidamente.

"Ser reconocida y llegar a lo más alto de Equestria, eso es lo que siempre quise… Y tú me lo arrebataste." Dijo Sunset sin ver a Dusk a la cara. "Si no puedo ser grande aquí, entonces me volveré más fuerte en otro lado. No volveré a Canterlot hasta que sea lo bastante poderosa como para que todos se rindan ante mis cascos." Agregó Sunset, dándole la espalda a Dusk y comenzando a retirarse.

Antes de irse, Sunset se detuvo una última vez y miró de reojo a los dos bullies que allí estaban.

"Hagan lo que quieran con él. Golpéenlo tanto como quieran, yo no lo defenderé nunca más." Dijo Sunset con una fría mirada, luego continuando con su camino.

Al escuchar aquello, a Dusk se le rompió el corazón, sintiendo que caía en un abismo sin fin. Por su parte, los dos bravucones se miraron entre sí, y pusieron miradas malvadas, sabiendo que ahora nada podía detenerlos.

Sin esperar ni un segundo más, ambos potrillos abusones volvieron a lanzarse contra Dusk, golpeándolo tanto como quisieron. En tanto que Dusk apenas podía cubrirse su rostro. En su mente él intentaba concentrarse, pero lo único que podía escuchar una y otra vez eran las palabras de Sunset, diciéndole a la cara que nunca habían sido amigos.

"No puede ser… No puede ser…" Se repetía una y otra vez Dusk en su mente, recordando los buenos momentos que había pasado con Sunset, y se repetía que no podían ser una mentira.

"¡No puede ser!" Gritó repentinamente Dusk, sintiendo un dolor inmenso en su corazón y descontrolando por un segundo su magia, causando una explosión de luz que hizo que ambos abusivos salieran volando.

Respirando agitadamente, Dusk miró a su alrededor y se dio cuenta de lo que había hecho. Pero había algo más importante que hacer que preocuparse de eso. Sin pararse a pensar, Dusk nuevamente comenzó a correr hacia donde había visto a ir a Sunset, que era justamente hacia las afueras de Canterlot, en específico, la estación de trenes.

Como si fuera un presagio de lo que buscaba, la luz del atardecer caía sobre los andenes, con el aire lleno del humo de los trenes que anunciaban que estaban pronto a partir. Pese a la poca visibilidad, Dusk buscó desesperado por todas partes, hasta que a lo lejos vio la cola de Sunset. Entonces Dusk corrió y corrió a través del humo de los trenes, pero por más que corrió, nunca pudo alcanzar a Sunset, y lo último que recordó Dusk fue el sonido del silbato del tren cuando este partía con rumbo desconocido, lejos de Canterlot.

Al día siguiente, Dusk asistió a la escuela, y tal como temiera, Sunset no se presentó, ni volvería a asistir. Con Sunset fuera, los abusivos tuvieron rienda suelta para seguir abusando de Dusk en los recesos de clases, quien solo lograba zafarse gracias a su gran habilidad para teletransportarse. Sin embargo, hubo un par de veces que Dusk se sintió tan abatido y triste que simplemente dejó que los abusivos le dieran unos golpes, sintiendo que aquello era un medio para expiar su gran culpa.

Luego de terminar las clases, Dusk debía de asistir a su primera lección privada en el palacio, sin embargo, aquello poco le importó, y en su lugar fue hasta donde sabía que debía estar el hogar de Sunset, la casa del archimago. Una vez allí, la tristeza de Dusk aumentó al ver que ya no había nadie viviendo en esa torre. Dusk entró en la casa y revisó cada habitación, viendo varias repisas llenas de libros, como si los que se hubieran ido lo hubieran hecho apresuradamente, pero no había ningún indicio de Sunset. Entonces Dusk se arrojó al piso y comenzó a llorar.

"Perdóname…" Lloró Dusk, sintiéndose culpable por la huida de Sunset.

"¿Dusk?" Dijo una dulce voz, entrando lentamente en aquella abandonada casa.

Era Cadance, quien al descubrir que Dusk no había ido a su primera lección, lo buscó en varios lugares hasta que finalmente lo encontró allí. Al ver llorar a su querido Dusk, Cadance rápidamente se acercó a él y lo abrazó.

"Tranquilo Dusk…" Dijo suavemente Cadance, sintiendo que le rompía el corazón ver llorar al pequeño Dusk. "Dime, ¿Por qué lloras?"

"'Sniff'… Es mi culpa… Es mi culpa que Sunset se fuera." Dijo Dusk llorando. "Yo no debí dar nunca esa prueba… Yo sabía cuánto Sunset quería ser la estudiante de la princesa… ¡Y yo le quité su sueño! ¡Yo la traicioné! 'Sniff'"

Al escuchar aquello, Cadance se quedó unos segundos en silencio, solo acariciando la pequeña cabeza de Dusk, pensando en si sería correcto decirle la verdad a Dusk, sabiendo que podría lastimarlo.

"Tú no tienes la culpa, Dusk. Ella fue la que se equivocó." Dijo Cadance intentando calmar a Dusk.

"Yo… Yo no iré a las clases. Yo ya no quiero estudiar magia nunca más…" Lloró el pequeño Dusk, sintiendo que aquello era lo correcto luego de haber sido tan mal amigo con su única y preciada amiga.

Al escuchar aquello, Cadance apretó fuerte sus ojos, aun indecisa en si debía hablar con Dusk o no. Pero finalmente, Cadance decidió que antes de poder sanar, Dusk necesitaba saber la verdad. Entonces ella se separó lentamente del abrazo de Dusk y lo miró con una mezcla de culpa y preocupación.

"Dusk… hay algo que debes saber." Dijo Cadance cerrando sus ojos. Entonces ella usó su magia e hizo aparecer unas hojas de papel, levitándolas frente a ella. "Deberías leer esto."

"¿Qué es eso?" Preguntó Dusk, confundido al ver esas hojas flotando, sosteniéndolas en su casco.

"Es… una copia del diario de Sunset." Dijo Cadance con una mirada arrepentida. "Yo… Yo no debí haber hecho esto, pero estaba preocupada por ti y por cómo... Sunset influía en ti."

Con incredulidad, Dusk comenzó a leer las hojas. Al hacerlo, inmediatamente reconoció la letra de Sunset, por lo que lo que decía Cadance era verdad, aquello era una copia mágica del verdadero diario de Sunset.

Mientras leía, Dusk se sintió aún más culpable por invadir la privacidad de su amiga, pero esa culpa pasó a segundo plano cuando comenzó a leer, y su culpa se volvió en tristeza, y luego dolor…

"Hoy fue el primer día de escuela. No hay mucho que contar, solo ponies mediocres que intentan llevarse bien conmigo solo por mi cutie mark.

Odio a estos ponies y odio la escuela. Parece que nadie está a mi nivel, ni siquiera el profesor, que solo nos enseña cosas básicas que ya sé hace mucho. Y el más patético de todos es ese potrillo lavanda a quien todos odian, ¿Cómo se llamaba? ¡Pfft! ¡A quién le importa! Solo es un don nadie al que la historia jamás recordará.

Lo ponies grandes nacen para ser grandes, y los mediocres, son solo ganado que sigue a los grandes.

Hoy la princesa Celestia me invitó al palacio. ¿¡Quién lo diría!? Pensé que finalmente la princesa había escuchado de mis grandes habilidades y talentos. Pero no, para lo único que me llamó fue para pedirme un favor. Ella quería que me hiciera amiga de ese tal Dusk Shine, ¡Ja! ¡El perdedor de la clase! ¿¡Por qué tendría que perder mi tiempo fingiendo ser su amiga!?

El archimago insiste en que cumpla con los deseos de la princesa. Quien sabe, quizás si ayudo a la princesa con su tonto proyecto, entonces la princesa estará en deuda conmigo.

¡Por Celestia! ¡Ya no lo soporto!

Luego que le salvé el trasero de esos dos torpes, Dusk no se quita de mi lado. El tonto cree que soy su amiga, y no entiende que para mí es solo un parásito. Un pequeño parásito que al menos puede llevar mi alforja. Si va a estar conmigo, que ese inútil sirva para algo.

Cada día tengo que estar junto a ese debilucho y fingir interés en todo lo que dice. Lo único bueno es que ese tonto de Dusk sabe lo mínimo de magia para que pueda tener una conversación semi decente con él, pero en todo lo demás, es un completo inútil. Cada vez que pone esa tonta sonrisa, me dan ganas de golpearlo en la cara. No sé cuánto más podré soportar.

Otro día más fingiendo ser amiga de este tonto. Aunque esta vez fue divertido.

El tonto de Dusk me llevó al palacio. Siempre es grandioso ver el castillo y pensar que algún día será mío. Lo único molesto fue fingir que me divertía con Dusk y esas dos sirvientas. ¡Sirvientas! ¿¡Qué tan patético puede ser Dusk para querer ser amigo de dos simples sirvientas!? Bueno, al menos ya me encargué de eso y no se volverá a repetir.

¿Por qué alguien querría acercarse al tonto de Dusk? Solo hay una respuesta, es porque quieren acercarse a la princesa. Aún no entiendo porque la princesa Celestia lo protege tanto, y supongo que era cosa de tiempo que otros se dieran cuenta de eso y quisieran aprovecharse del tonto de Dusk. Pero eso no pasará… ¡Yo soy la única que se aprovechará de su conexión con la princesa!

¡Jaja! Es tan fácil deshacerse de todos esos que se quieren acercar a Dusk. El otro día una tonta del otro salón… Moondan o algo así, quería acercarse a conversar con Dusk. Tuve que explicarle 'de forma clara' que eso no ocurriría. La tonta se fue llorando… Todos en esta escuela son tan débiles… ¡Odio a los débiles!

Esa tonta de Mi Amore no deja de observarme. Estoy segura que hizo algo en mi habitación cuando me distraje.

De todas las ponies, creo que a ella es a quién más odio, por…

Odio que siendo una princesa con tanto poder, sea tan débil. En casa de Dusk ella pudo acabar fácilmente conmigo, pero incluso aunque la provoqué, ella se contuvo.

Lo único divertido de ella es ver cómo se desespera cuando pongo a Dusk contra ella. Ella no lo entiende, pero Dusk hará todo lo que le diga. Después de todos estos años juntos, Dusk me adora, Dusk saltaría de un puente si se lo pidiera.

Me pregunto qué pasara cuando Dusk descubra la verdad… No, jamás lo hará, mi actuación fue perfecta, como yo."

Mientras más leía, el pequeño Dusk sentía que su garganta se apretaba más y más, y con cada nuevo párrafo leído, el sentimiento de traición y dolor se hacía cada vez más intenso, casi insoportable. Finalmente Dusk no pudo contenerlo más, arrugó las hojas y lloró con una extraña mezcla de sentimientos que jamás había sentido, con un dolor tan grande que apenas si podía pensar y respirar.

Dusk le había entregado todo a Sunset, y todo fue una farsa. Para ella, él no fue más que un juguete, algo desagradable que apenas podía soportar. La pony en la que más había confiado en su vida, la única pony a la que había llamado amiga en su vida, siempre se había burlado de él en secreto y lo había odiado desde el momento que se conocieron, hasta el momento de su despedida.

Descubriendo la amarga verdad, Dusk no pudo parar de llorar, mientras que Cadance, viendo sufrir de tal manera a su querido potrillo, saltó a abrazarlo y se puso a llorar con él, compartiendo el dolor de su traición y sufrimiento.

"Ella… Ella era mi amiga…" Lloró Dusk lleno de dolor, descubriendo que había vivido una mentira. "No… Nunca lo fue…"

Cadance siempre había tenido un don, el de comprender y compartir las emociones de los demás ponies mejor que ningún otro. Normalmente ella compartía la felicidad que sentía con los demás, y le alegraba hacer felices a los demás. Pero en esta ocasión, sintiendo la pena y dolor de un ser querido como lo era el pequeño Dusk, por primera vez en su vida Cadance se vio obligada a recibir esa ola negativa de emociones, y por primera vez en su vida, Cadance sintió que odiaba a alguien por causarle ese dolor a su querido Dusk.

"Yo nunca… jamás… tendré un amigo de nuevo…" Lloró Dusk amargamente mientras una marca se grababa a fuego en su corazón, una marca que lo acompañaría por muchos años, una marca que solo lograría sanar cuando en su futuro, visitara un pueblito llamado Ponyville.

'Fin del flashback.'


Las cinco amigas de Dusk habían vuelto en completo silencio a Ponyville. A diferencia del viaje de ida a Canterlot, ninguna de las cinco dijo palabra alguna mientras iban de vuelta en la carroza. Cada una estaba perdida en sus propios pensamientos y preocupaciones, todos centrados en Dusk Shine, su declaración de amor, y lo que había sucedido después. Ninguna había obtenido respuesta a sus sentimientos, y peor aún, Dusk se había ido con una desconocida yegua sin explicarles nada.

Pinkie Pie había llegado a Sugarcube Corner hacía más de una hora, y aunque ya se encontraba acostada en su cama, aún no podía lograr quedarse dormida. En su mente, ella repasaba lo vivido aquella noche, desde que habían llegado al castillo, hasta que Dusk desapareció del Café.

"Siento… que estoy olvidando algo…" Susurró Pinkie Pie, pensando en voz alta. Cerrando sus ojos debido al cansancio, finalmente pareciendo que el sueño la había alcanzado.

Mientras Pinkie Pie empezaba a entrar al mundo de los sueños, ella se mantenía recordando lo vivido esa noche, y en ese momento, recordaba lo que les había dicho la Princesa Celestia luego que Dusk desapareciera.

"Ella es Sunset Shimmer. Es una antigua alumna de la escuela de magia de Canterlot." Había dicho la princesa Celestia. "Reconozco cuando mi querido alumno está perdido y confundido con sus pensamientos y sentimientos, más aún con la llegada de su antigua amiga..."

Y perdida en sus recuerdos, justo cuando su mente se desconectaba del mundo real, otro recuerdo vino a la mente de Pinkie. Pero este no fue un recuerdo de esa noche, sino uno mucho anterior, de la vez que Pinkie ayudó a Dusk en el bosque Everfree, cuando iban a enfrentarse contra Nightmare Moon.

"En esos tiempos solo confiaba en una yegua, mi mejor amiga… pero ella jamás hubiera resuelto un problema riendo… Ella decía que todos los problemas tenían solución lógica, los sentimientos solo entorpecían a los ponies, principalmente emociones tontas como la risa." Había dicho Dusk, luego que Pinkie lograra que Dusk saliera de su pesadilla con el poder de la risa.

Con esa última pista escondida en sus recuerdos, fue que el cerebro de Pinkie hizo 'click', y ella abrió sorpresivamente sus ojos al recordar aquello.

"¿¡Cómo fue que no nos dimos cuenta…!?" Dijo Pinkie asustada, pensando en voz alta. "¡Ella era ESA amiga de Dusk!"

Finalmente descubriendo lo que tanto la había estado incomodando desde que Sunset había aparecido, Pinkie Pie se quedó sentada en su cama con una mirada preocupada. Entonces Pinkie Pie puso una mirada seria, algo muy pocas veces visto en ella.

"Debo avisarle a las demás."

# Fin del capítulo 1