The Old Republic: Revan
"Hay algo allá afuera: Un gigante de maldad dispuesto a destruir a la República — a menos que un único Jedi despreciado y rechazado pueda detenerlo."
Rey veía de un Senador a otro, sentia ganas de gritar o de dejarlos paralizados por medio de la fuerza, las pruebas que el Senador Bes había presentado en contra de la Reina de Naboo habían sido contundentes y el escándalo que siguió a eso le estaba dando dolor de cabeza.
- Hux ¿No deberías...?
- Déjalos que se destruyan un poco.
- Es que verás, estoy pensando muy seriamente...
- ¡Oh está bien! Le quitas la diversión a todo.
Hux se hizo cargo de la situación junto con Leia y el Senador Bes y cuando todos estuvieron calmados un grupo de soldados junto con Ushar y Phasma rodearon a la Reina.
Está le dió una mirada de odio a Rey que estaba hablando con Leia y justo en ese momento un movimiento que hizodejó ver su vientre abultado.
El odio que sintió la Reina al ver eso fue tal que le quitó el blaster a uno de los stormtroopers si medir las consecuencias de sus actos y disparó pero antes de que tocara a Rey Hux se puso frente a ella que hizo uso de la fuerza desviando el disparo.
Otra conmoción se hizo presente en el recinto hasta que un disparo más los hizo callar de nuevo, Phasma había tomado cartas en el asunto dejando a la Reina de Naboo sin sentido con un disparo aturdidor.
- Al parecer estás tomando las costumbres de Trudy de aturdir a la gente - le reprochó Ushar a la capitán con una sonrisa.
- Debo admitir que aunque es un metodo poco ortodoxo funciona.
- ¿Ahora que hacemos con ella?
- Podrías tomarla en brazos para llevarla a una celda.
Ushar dió un paso atrás como si de una alimaña se tratara.
- ¡No!
- ¿Dónde quedó la caballerosidad?
- Soy un caballero créeme.
- Si, se nota ¡Muchachos llevensela!
Dos stormtroopers se acercaron y sin ninguna seremonia se llevaron arrastrando a la Reina, Leia y el Senador Bes movieron la cabeza sintiendo pena ajena.
- Esto es lo que hace la ambición - dijo Leia mirando a los demás Senadores.
- Así es princesa Organa - corroboro el Senador Bes - ahora ¿Podemos pasar a lo que es importante?
- Bien, ¿Que propone Lady Rey? - preguntó el anciano ya hartó de la situación.
Rey los miró a todos y respondió muy segura de si misma.
- Que las cosas sigan como hasta ahora con la primera orden, la resistencia y el senado galáctico, de nada sirve una alianza política si solo una de las partes hará su trabajo.
- Pero...
- Pueden traer a la primera orden sus peticiones, se que hay muchos planetas que necesitan ayuda, pero se les dará el apoyo de manera individual y de acuerdo a sus necesidades.
- ¿Y si no estamos de acuerdo con eso mi Lady? - preguntó el Senador Malik.
- ¿Me está diciendo que no aceptara la ayuda solo porque no es bajo sus condiciones? ¿Acaso no le importa que la gente de su planeta sufra?
El Senador que no esperaba una respuesta tan rápida y directa enrojeció y murmuró una disculpa antes de quedarse en silencio.
La mayoría estuvo de acuerdo con la propuesta de Rey excepto un par de Senadores que pidieron hablar primero con el líder supremo por lo cual también fueron duramente criticados.
Después de otro momento de tensión la reunión siguió de manera tranquila y un par de horas después Rey salió del recinto visiblemente agotada.
Leia la llevo a su nave para que descansara un poco antes de ir al Fulminatrix.
Isa se acercó a darle un vaso con jugo mientras hux se comunicaba con Rose que estaba en el crucero.
Leia estaba asombrada por como se había llevado a cabo la reunión con el Senado Galáctico, los Senadores que al principio habían querido intimidar a Rey se llevaron una sorpresa a ver qué sabía defenderse y hablar por si misma.
- Odio la política - dijo la chica después de tomarse el jugo.
- Lo hiciste muy bien Rey.
- Porque ustedes me ayudaron Leia, yo no habría sabido que hacer.
- Te equivocas, eso que les dijiste fue...
- ¿Me pasé verdad? - preguntó apenada.
- ¡No! Todo eso no fue más que la verdad y ya hacía falta que alguien lo dijera.
- Me deben odiar.
- Que no te importe Rey, tú tienes el poder, eso es lo que les molesta.
- Pero yo no quiero estar al mando de la primera orden ¿Hux, tú sabes por qué Ben hizo éso?
- ¿Que cosa? - preguntó el pelirrojo con cautela.
- Ponerme al mando de la primera orden.
- Tendrás que preguntarle a él.
Hux estaba por darse a la fuga para evitar más preguntas cuando se desató el desastre.
Una serie de explosiones se escuchó cerca de donde estaban las naves de la resistencia y la primera orden.
- ¡Mi Lady venga con nosotros! - Ap'lek y Tara llegaron corriendo a buscar a Rey mientras Isa le pedía un par de blasters a un miembro de la resistencia y Hux se comunicaba con Kuruk que estaba en unos de los destructores para que enviara un escuadrón al templo.
- ¡Pero...!
- ¡Ve con ellos Rey! - Leia la hizo caminar a la salida de la nave.
- ¿Y tú, y los demás?
- Vamos detrás de ustedes no se preocupen.
Poe ya estaba en el Halcón Milenario esperando a que Rey llegara para irse cuando vio al causante de las explosiones.
- ¡Rayos! ¿Hux dónde está Rey?
- ¡Conmigo Dameron!
- ¡Creo que ella es el objetivo!
- ¿Bromeas verdad?
- ¡No!
Rey iba llegando al Halcón Milenario custodiada por un sin fin de soldados, Ap'lek, Ushar, Phasma y las dos doncellas cuando los rodeó la guardia del Senador Malik.
- ¿Hux que está pasando?
- Creo que te quieren a tí.
- ¿Por qué?
- Verá mi Lady - el Senador Malik se adelantó apuntandole a directamente a Rey - el líder supremo no dudará en negociar conmigo a cambio de su libertad.
Poe bajó sigiloso de Halcón y se escondió tras un Caza Tie esperando el momento correcto para actuar y Leia y Maz también se habían acercado.
- Está cometiendo un gravísimo error Senador - Hux trataba de distraer la atención de sujeto mientras los soldados de la primera orden los rodeaban.
- No lo creo General Hux, el líder supremo me dará lo que le pida por su hermosa y embarazada esposa, mi Lady porfavor venga conmigo.
- Hux se refería a otra cosa Senador - Rey caminó hacia el Senador siempre custodiada por Ap'lek y Ushar - verá, no voy a necesitar que mi esposo me rescate.
- ¿Por qué está tan segura?
- Mire detrás de usted.
El Senador vio con espanto que mientras él amenazaba a Rey, poco a poco los habían rodeado soldados de la resistencia, de la primera orden y Cazas Tie que eran completamente de color negro, sintió escalofríos y un segundo después se quedó completamente paralizado.
Rey lo tenía inmovilizado por medio de la fuerza y lo veía furiosa.
- No me gusta que me amenacen Senador y solo porque mi embarazo es más importante para mí en este momento que darle una lección que si no, créame que no le quedarían ganas de volver a intimidar a nadie en lo que le resta de vida.
- ¿Y ustedes? - preguntó Ushar a la guardia del Senador - ¿Arreglamos esto pacíficamente o por las malas?
Todos soltaron sus armas y uno de ellosse dirigió a Rey con miedo.
- Lo siento mucho mi Lady pero nos amenazó con hacer daño a nuestras familias si no obedeciamos.
Rey vió en el rostro del soldado que decía la verdad, Isa y Tara se acercaron a ella también y vieron con desprecio al Senador.
- Mi Lady, él es cómplice de la Reina - Tara estuvo tentada a decir algo más pero pensó que ya no tenía caso.
- ¿Ah sí?
Ambas doncellas asíntieron viendo como los soldados lo esposaban.
Para ese momento todos los Senadores habían llegado al lugar y veían asombrados lo que pasaba sin atreverse a intervenir.
- ¿Alguien más quiere amenazarme, dispararme o secuestrarme? - preguntó Rey bastante molesta.
- Siento mucho todo esto mi Lady - el anciano Senador se acercó a Rey con paso cansado - es obvio que hay mucho que poner en orden por aquí.
- Usted deberia ir a descansar señor, se ve agotado.
- Ya estoy viejo para estas cosas niña, creo que es tiempo de retirarme.
- ¿Que quiere decir?
- Que me voy a retirar de la política ya es tiempo de que los jóvenes se hagan cargo de su futuro. Cuídate mucho y dale saludos a tu esposo.
Rey se quedó observando como el anciano se retiraba seguido de los demás hasta que Leia se acercó a ella y la instó a irse al crucero.
- Ve hija, es peligroso que sigas aquí.
¿Que le pasa a la gente? ¿Por qué actúan así?
- La ambición es mala consejera.
- ¿Mi Lady que hacemos con él? - Phasma se acercó a Rey también y está recordó a la Reina de Naboo.
- ¿Dónde está...?
- En uno de los destructores - respondió la capitán entendiendo la pregunta - ¿Creé que le agrade tener compañía?
- Es posible, al parecer son muy cercanos.
- Pensé que iba a haber más acción - dijo Poe acercandose también y ganándose una mirada de reproche por parte de las doncellas y Phasma.
- ¡Poe! - Leia lo reprendió mientras Phasma y un grupo de soldados se retiraban llevando al prisionero con ellos.
- Mi Lady vámonos, tiene que descansar un poco - Isa y Tara empujaron a Rey suavemente hasta el Halcón Milenario y Poe rápidamente se puso en marcha.
Cuando llegaron al Fulminatrix Rey se comunicó con Trudy para saber como estaban ellos.
- ¡Trudy! ¿Están bien? - la chica contestó un par de segundos después.
- Si Rey, estamos bien pero ¿Por qué los refuerzos? - preguntó la chica sorprendida pues de la nada había llegado un escuadrón y solo les habian dicho que era órdenes de Hux.
- Solo por si acaso los necesitan, tengan mucho cuidado por favor.
- ¿Está todo bien?
- Si, no te preocupes ya estoy en el crucero.
- ¿Cómo te fue en la reunión con el Senado?
- Creo que me gané algunos enemigos pero nada de que preocuparse.
- ¡Wow! Entonces te veo después.
Se despidieron y Rey fue a sus aposentos deseando estar lejos de ahí.
Ben seguía en su meditación bajo la atenta mirada de Revan que caminaba de un lado a otro con tranquilidad, el sable que le había dado a Ben flotaba como una pluma delante de este que mantenía sus ojos cerrados.
En ocasiones pasaban por su mente destellos de recuerdos de su pasado oscuro que lo hacían fruncir el ceño.
- Saca todo de tu mente - le decía su maestro cuando sentía la tensión en él - concentra tu atención en el cristal.
Anakin se había retirado unas horas antes prometiendo volver, el asunto que se traía en manos estaba dando buenos resultados y pronto le podría dar la sorpresa a Rey y a su nieto.
Ben empezó a sentir un débil latido en el cristal, ya no era ese latido que quemaba y lastimaba, era un latido suave y cálido que iba subiendo de a poco la intensidad.
También sintío como si se transportara a otro espacio, a otro tiempo, se sentía flotar, como si su alma hubiera abandonado su cuerpo, por un momento sintío temor pero buscó su conexión con Rey y se tranquilizó al sentirla fuerte como si estuviera ahí a su lado.
No supo cuánto tiempo pasó pero siguió con su atención puesta en el cristal hasta que escuchó la voz de Revan.
- Abre los ojos Ben Solo.
Lo hizo lentamente y lo primero que vio fue un lugar desolado, seco, parecía un desierto, pero aún en los desiertos había vida, ahí no había nada.
- Es verdad, no hay vida aquí - le dijo Revan al percibir sus pensamientos.
- ¿Dónde estamos?
- Esto es Nathema, tu última prueba. Hace siglos un compañero mío tuvo una visión cuando luchamos contra Lord Vitiate, un Jedi terminaría con él, pero no era yo, un Jedi despreciado, rechazado. ¿Te suena esa historia?
Ben iba a preguntar a qué se refería cuando las partes mecánicas de su sable láser aparecieron frente a él, tomó el sable de Revan y solo entonces recordó abrir su mano.
El cristal lanzaba destellos plateados y su sorpresa fue genuina pues esperaba ver de nuevo el color azúl que había tenido cuando lo encontró.
- ¿Por qué es de este color?
- Lo purificaste, pasó por un proceso de transformación igual que tú Ben, nunca abrazaste por completo la oscuridad, aún cuando sentías que todos te despreciaban y a pesar del rechazo de Rey, siempre hubo luz en tí.
- Si, era cómo una pequeña chispa, aún en mis días más oscuros dentro de la primera orden.
- Si, aunque estabas ahí, querías huir del conflicto dentro de ti y también del que había fuera, al final lo hiciste, encontraste la fe que necesitabas en Rey, ella te dió la paciencia y el sosiego que hacía falta, eso te empujó a dar el paso definitivo.
- Aún hay oscuridad dentro de mí.
- Esa oscuridad siempre ha sido parte de tí y ya demostraste que puedes controlarla, es lo que nos ha traído a este momento.
- ¿Por qué aquí maestro?
- Para que te conviertas en lo que siempre debiste ser. Estos son tus últimos pasos Ben Solo, ya sabes que hacer.
Ben colgó el sable de Revan en su cinto y soltó su cristal entre la piezas de su propio sable, se concentró e hizo fluir la fuerza, le llevo tiempo aunque no fue tan difícil como la primera vez pero no se dió cuenta que había dejado el detalle de la forma de cruz hasta que abrió los ojos.
- ¡Vaya! Pensé que tomaría otra forma. Ahora debo ver si funciona.
- Podrás comprobar eso ahora mismo - respondió Revan activando su sable láser de color rojo - prepárate Ben Solo.
Pensó que Revan iba a enfrentarse a él pero en ese planeta carente de vida de pronto se sintió una fluctuacion en la fuerza cerca de donde ambos estaban y también se puso en alerta.
- ¡Oh! Lo olvidaba maestro, esto es suyo - le tendió la mano con el sable láser pero Revan negó con la cabeza.
- Es un obsequio, ahora te pertenece.
Encendió ambos sables al mismo tiempo y los cruzó sobre su cabeza deteniendo un ataque que llegó desde arriba por su espalda.
El lado oscuro de la fuerza se manifestó frente a ellos y de pronto estuvieron rodeados de Siths, los sables de color rojo centellante resonaban en el silencio del planeta.
- ¿Que rayos...? - Ben vio llegar a uno que sobresalía entre todos ellos, era la oscuridad en su máxima expresión.
- Darth Revan.
- Lord Vitiate, no puedo decir que es un placer.
- Maestro ¿Él es...?
- El causante de todo esto - Revan señaló al rededor.
- Él fue quien hizo el ritual.
- Si y al parecer su hambre de vida no tiene límites, igual que Darth Nihilus, quiere más.
- Por eso hay tantos Siths juntos.
- Quieren hacer un nuevo ritual, supongo que estaban decidiendo a que planeta...
- ¡Coruscant! - exclamó Ben sintiendo como su sangre se helaba al pensar en Rey.
- ... ir.
- Entonces hay que terminar con esto aquí y ahora - dijo Ben con férrea determinación.
- Si.
- No eres rival para mí Revan, ya te he vencido dos veces.
- Y no habrá una tercera Vitiate, no soy yo quien va a luchar contigo.
- ¿Entonces quién, tu aprendiz?
- Él no es cualquier aprendiz.
- ¿Maestro? - Ben había esperado muchas cosas menos eso ¿No habían quedado en que él reuhia de los conflictos? Suspiró resignado, al parecer los conflictos lo seguían a todas partes.
- Demuestra de que estás hecho Ben Solo.
Revan clavó su sable rojo en el suelo carente de vida, tomó posición de meditar y cerró los ojos, era más fuerte que Vitiate cuándo estaba en el terreno de la meditación, tal vez así podría ayudar un poco a Ben.
- Creo que tu maestro no te aprecia, pues te ha traído aquí a morir.
Ben sintío una energía conocida invadirlo, era la fuerza de la conexión que compartía con Rey y también algo más, un aura antigua y poderosa rodeándolo, impregnando su ser.
- Si así lo quiere la fuerza, sea entonces.
El choque de los sables fue brutal, algunos de los Siths ahí presentes fueron arrojados a metros de distancia por la onda expansiva.
Vitiate superaba a Ben en poder pero en el manejo de los sables este llevaba ventaja y más por qué estaba usando los dos, el que le había obsequiado Revan y el suyo, no había tenido tiempo de pararse a observar su nueva apariencia, pero este destellaba como una hoja de plata desprendiendo energía por los orificios laterales del mango.
Los años de entrenamiento en ambos lados de la fuerza y las batallas posteriores estaban dando frutos en ese momento y Ben tomaba confianza a cada segundo que pasaba, ambos sables parecían extenciones de sus brazos, parecían moverse por si solos.
Bloqueba los ataques con uno de los sables y con el otro trataba de herir a su oponente pero se había dado cuenta que era inútil, nada le provocaba heridas, aún así siguió luchando con fuerza y confianza en si mismo,
Sintió llegar varios ataques laterales pero ninguno lo tocó, al parecer Revan hacía lo suyo, no se permitió distraerse, su oponente era demasiado poderoso, los ataques que le daba podían ser letales si alguno llegara a darle.
En un giro de su muñeca atravezó a Vitiate con el sable morado pero no le causó daño algúno, se retiró de un salto un par de metros y detuvo con ambos sables en cruz la descarga de poder que este le lanzó.
- ¿Cómo vences a alguien inmortal? - Se preguntó en un murmullo - a menos que...
Volvió a la carga esperando que su plan funcionara, en cierto momento apagó su sable, lo dejó en su cinto y siguió atacando, bloqueaba los ataques de su oponente con la fuerza pero ya se estaba cansando y en un descuido fue lanzado también unos metros.
Lord Vitiate se acercó a él lentamente con una sonrisa sombría en su rostro mirando hacía un lateral de Ben.
- Eres iguál que tú maestro, no son rivales para mí, no pueden derrotarme.
- Lo sé - respondió Ben levantándose y cuando vitiale llamó el sable que este había dejado caer sonrió recordando un bosque helado.
- Despídete de tu aprendiz Revan.
- Podemos huir a nuestro destino Vitiate, pero tarde o temprano este siempre nos alcanza.
- Aún tengo muchas cosas que hacer antes de hecerme uno con la fuerza.
- Si tú lo dices muchacho, este es un diseño muy curioso, parece el sable de un Sith, será un buen souvenir - Vitiate examinaba el sable de Ben seguro de su victoria.
- Es el sable de un usuario del lado oscuro de la fuerza.
Ben se fue sobre el Sith tomándolo por sorpresa, le clavó el sable en el corazón y con las manos libres le sujetó la mano donde tenía el otro sable activandolo.
- ¿Quien... eres... tú? - preguntó Vitiate alejándose de Ben con los dos sables clavados en el pecho.
- La sangre Skywalker corre por mis venas.
- El... príncipe.
Fue lo último que dijo, después cayó al suelo sin vida pues había muerto por su propia mano.
- ¿Cómo supiste que hacer? - Revan estaba junto a Ben viendo los ojos sin vida del temido Sith.
- Fue una loca teoría que se me ocurrió de repente.
- No fue tan loca porque funcionó.
- ¿Que sigue ahora maestro? Todavía quedan varios Siths.
- Yo me hago cargo de eso, ahora tienes que ir con tu mujer.
Ben se sintió caer en un vacío apareciendo en el templo de Coruscant un momento después rodeado de los fantasmas de la fuerza.
- ¡Ay no! ¿Otra prueba? - exclamó sin poder evitarlo.
- No joven Solo - el maestro Yoda se acercó a él - al nuevo Jedi hemos venido a ver.
- Toma tu sable Ben - ahora fue Obi-Wan quien se acercó.
Ben obedeció y lo encendió.
- Un color extraño, pero la joven Rey y tú cualquier Jedi no son, espero que un buen maestro para ella seas cuando el momento llegue.
- Lo intentaré.
- Bienvenido Caballero Jedi.
Ben hizo un saludo en señal de respeto mientras los fantasmas se despedían uno a uno, cuando todos se fueron Anakin se hizo presente ante él.
- Abuelo.
- Estoy orgulloso de ti Ben, lo lograste.
- Gracias abuelo.
- Ahora ve con Rey, yo los veré en tres meses.
- ¿Tres meses? ¿Abuelo cuánto tiempo estuve...?
- Dos días, ahora largo de aquí
- Pero...
La pregunta quedó en el aire pues el fantasma ya no estaba, solo quedaba él con los dos sables, hizo un gesto de resignación, al parecer siempre heredaba legados que no quería.
Salió apresurado del templo, se moría por ver a Rey, en la puerta lo esperaban los caballeros y Trudy felices de verlo, le hicieron muchas preguntas que respondió gustoso antes de apresurarlos para ir a la nave Lanzadera dónde se dejó caer agotado en un asiento.
- Les prometo que después les contaré todo, ahora lo que quiero es ver a mi mujer.
- A la orden maestro - Vicrul puso rumbo al Fulminatrix feliz de salir de Coruscant.
- ¿Cómo se siente mi Lady?
Isa y Tara revoloteaban al rededor de Rey preocupadas por ella y el bebé, pues de un momento a otro se había sentido mal provocando un alboroto a su alrededor.
- Ya les dije que estoy bien, solo me sentí cansada.
- ¡Pero si casi se desmaya! - Isa la llevó hacía la cama mientras Tara retiraba las mantas.
- Es que todo lo que ha pasado me abrumó y toda la tensión acumulada me hizo sentir mal, pero ya me siento mejor.
- Entonces recuestese y descanse un poco, el doctor lo ordenó.
- Si con eso me van a dejar en paz por un par de horas está bien.
- Nos preocupamos por usted mi Lady - Tara se sentó junto a ella y le tomó la mano.
- Lo se chicas, gracias.
Sin querer se quedó dormida casi de inmediato y las doncellas aprovecharon para poner orden en la habitación.
Rey despertó cuando el bebé empezó a moverse y un par de segundos después sintió a Ben cerca.
- ¡Papá ya viene mi cielo!
Tara la ayudó a incorporarse y le acomodó las almohadas para que estuviera más cómoda.
- ¿Necesita algo más mi Lady?
- ¿Pastelillos?
- ¿Cuántos se ha comido hoy?
- Juro que solo el que me comí en el desayuno.
- ¿Mi Lady? - Tara cruzó los brazos y la miró con sospecha.
- ¡Es verdad!
- Está bien, voy a ir a buscarlos, cuando llegue el líder supremo.
Ben descendió de la nave Lanzadera y casi corrió a sus aposentos, se moría por abrazar a Rey, por sentirla junto a él.
Ella también estaba desesperada por verlo y cuando él entró a la habitación le sonrió feliz.
- ¡Mi amor lo lograste!
Ben fue directamente a ella y se acostó a su lado para abrazarla y llenarla de besos. Tara salió de manera discreta para darles espacio.
- Gracias a tí, tú me diste la esperanza, la fuerza, estuviste siempre conmigo - la miró a los ojos - me salvaste Rey.
- Siempre voy a estar contigo Ben, pase lo que pase, nada me va a separar de tí y tú también me salvaste.
- ¿Ah sí? ¿Cómo?
- Me sacaste de mi soledad y ahora estoy aquí contigo y... - Rey señaló su vientre abultado con la mirada.
- ¿Cómo está nuestro bebé?
- Extrañándote también, mira.
Le tomó la mano para ponrserla en el vientre justo donde el nene daba golpecitos.
- Yo también los extrañé mucho.
- ¿Ya terminaste lo que tenías que hacer?
- Si, pasé todas mis pruebas y ahora tienes ante ti a un Caballero Jedi.
- ¿Que alegría me da escuchar eso?
- Faltas tú pero ya habrá tiempo para eso.
Ben quitó los sables de su cinto y los dejó a un lado llamando la atención de Rey.
- ¿Y éso? - señaló el sable.
- Es un obsequio, después te cuento.
- Está bien, ahora ¿Puedo pedirte algo?
- Lo que quieras.
- Vámonos de aquí porfavor.
- Cómo usted ordene mi Lady.
- No me digas así, creo que ya escuché eso lo suficiente cómo para toda una vida.
- Está bien ¿A dónde quieres ir mi cielo?
- A dónde sea siempre que esté lejos de aquí.
Ben le dió un beso antes de comunicarse con Leia y Hux.
- ¿Madre estás ahí? - esperó unos segundos antes de escuchar la voz de su progenitora.
- ¡Ben! ¿Estás bien, dónde estás?
- Estoy bien no te preocupes, ya estoy con Rey, solo quería avisarte que nos vamos.
- ¿A dónde?
- A Naboo ¿Puedes venir tú también?
- ¡Por supuesto que voy a ir, no me perdería el nacimiento de mi nieto por nada en la galaxia!
Ben sonrió y cortó la comunicación para pedirle a Hux que pusiera rumbo a Naboo, este estuvo feliz de acatar la orden y un momento después sintieron el leve movimiento que provocaba la velocidad luz, solo entonces volvió a los brazos de Rey que le sonrió agradecida.
- ¡Te extrañé tanto Ben!
- Y yo a ti mi amor, mucho - le dió pequeños besos en los labios para después besarla profundamente, Rey sintío en su muslo la prueba de que él en verdad la había extrañado.
- Estás pálido - le dijo ella cuando el beso terminó.
- Siempre estoy pálido.
- No tanto, voy a pedir algo para que comas.
- Estoy bien mi cielo, solo un poco cansado.
- ¿En serio? - Rey arqueó una ceja y señaló a su muslo.
- No hagas caso de eso, ya pasará.
Ben recostó su cabeza en el pecho de ella y le puso un brazo en la barriga.
- Ben tienes que comer algo.
- Más tarde, yo... - un suave ronquido fue lo último que escuchó Rey pues él se había quedado dormido, le apartó el cabello del rostro y le dió un beso para después abrazarlo.
- Descansa mi amor - cerró los ojos también y pronto se quedó dormida, así los encontró Tara cuando volvió con los pastelillos, los cubrió con las mantas y salió en silencio cerrando la puerta.
Tres meses después...
Ben y Rey se habían instalado en el palacio de Naboo, aunque ella prefería algo más sencillo había aceptado vivir ahí por él y por Leia, a su suegra le agradaba la idea de estár en la casa de la que había sido su madre. El nombre de la Reina Padme Amidala aún tenía mucho peso.
Esperaba con impaciencia el nacimiento del bebé, se moría por tenerlo en sus brazos, todos a su alrededor estaban igual pero Ben era el peor, no la dejaba mover ni un dedo, la vigilaba constantemente, llevaban todo ese tiempo viviendo en paz, la galaxia estaba en aperente calma y Naboo tenía otra Reina esta vez elegida de manera democrática.
La anterior Reina había sido juzgada junto con sus cómplices y la habían enviado a una prisión en un planeta del borde exterior, toda su familia había huido dejándola abandonada a su suerte.
Miró a los lagos recordando todo lo que había pasado, afortunadamente parte del daño que había hecho se había podido reparar ahora que ya no estaba y poco a poco el planeta estaba volviendo a la normalidad, Leia era muy apreciada entre los Naboo y ese cariño se extendía a ella y al bebé, a Ben lo veían con algo de temor y respeto pues seguía teniendo esa apariencia imponente.
Cómo siempre pasaba lo sintío cuando iba llegando y suspiró felíz
- ¿Mi amor que haces aquí sola?- le preguntó después de darle un beso.
- No estoy sola Ben, Ap'lek está ahí - señaló un punto en el jardín que rodeaba la terraza.
En efecto, el Caballero se encontraba vigilando y aprovechando la tranquilidad de la que gozaban también entrenaba un poco con Cardo que no dejaba ir ni una oportunidad para estar cerca de Tara.
- ¿Cómo te sientes?
- Un poco cansada pero estoy bien.
- Ya falta poco mi amor - se inclinó hasta darle un beso en la prominente barriga.
- Si, ya quiero verlo, abrazarlo, llenarlo de besos.
- Yo también ya quiero tenerlo entre mis brazos y a ti.
- ¡Ben! ¡No digas eso! - le recriminó Rey sonrojada.
- ¿Por qué no? Hace un mes que no hacemos el amor y te extraño mucho, me muero por hacerte mía, por perderme en tu cuerpo y sentir tu humedo calor abrazando mi...
- ¡Basta! - le cubrió la boca agitada - ¿Tienes idea de lo que me hace escucharte decir eso?
- Lo noto, tus pupilas están dilatadas - le dijo después de quitar su mano y darle besos en la palma.
- Eres malo - le dijo con una mirada de reproche.
- Te amo Rey, pero creo que iré a buscar algo en que entretenerme...
- ¡Tu no vas a ningún lado líder supremo!
Rey lo atrajo y lo sujetó de la chaqueta para besarlo mientras él trataba de reprimir la risa ante sus celos.
- Mi amor - cuando el beso terminó le tomó el rostro en sus manos - preferiría morir antes que tocar a otra mujer, para mí solo existes tú.
Se quedaron abrazados hasta que un dolor en la parte baja de la espalda hizo que Rey soltara un gemido ahogado.
- ¿Que pasa? ¿Te sientes mal?
- ¡Ben... creo que...!
Otro latigazo de dolor la hizo quejarse más fuerte y se dobló hacia adelante.
- ¿Es el bebé verdad? - Rey asintió
Sin perder tiempo la alzó en brazos y fue a su habitación con ella.
- ¡Isa, Tara!
Ambas doncellas corrieron a ver qué pasaba pues el líder supremo casi nunca levantaba la voz delante de ellas.
- ¿Señor? - estaban acostumbradas a verlo con Rey en los brazos así que no entendían el porqué de los gritos.
- ¡Busquen a mi madre, a Maz y al doctor! ¡Rápido!
- ¡Si señor! Tu quédate Tara yo voy - Isa corrió por los pasillos de palacio hasta la habitación de Leia, afortunadamente Maz estaba con ella así que no tuvo que buscar más.
Ap'lek y Cardo que habían escuchado los gritos de Ben iban entrando e Isa los envío a buscar al doctor.
- ¿Le pasó algo a mi Lady? - preguntó el Caballero preocupado.
- ¡Ya va a nacer el bebé!
No preguntaron más y fueron en busca del doctor que por razones obvias estaba en el palacio desde hacía una semana.
Mientas, Leia y Maz llegaban a la habitación donde Tara ya tenía casi todo dispuesto para la inminente llegada del nene.
Hubo un momento de discusión por qué Maz le pidió a Ben que saliera de la habitación pero este se negó, sin mencionar que Rey tampoco lo quiso soltar.
- Hijo porfavor, espera afuera - Leia trato de convencerlo pero fue inútil.
- ¡No voy a dejar a mi mujer sola!
- Pero Ben no va a estar sola.
- ¡No madre! ¡He esperado por esto mucho tiempo y no me lo voy a perder por nada en la galaxia!
- Muchacho necio.
Otra contracción hizo que Rey exclamara por el dolor y la discusión paró para centrar la atención en ella, el doctor llegó en ese momento y apartir de ahí se hizo cargo de todo junto con Maz y un droide médico.
- Va a tardar un poco señor, debe tener paciencia, le voy a aplicar a mi Lady algo para el dolor.
- ¡No! - negó Rey que estaba recostada sobre el brazo de Ben.
- Mi amor por favor, no quiero que sufras.
- No Ben, quiero pasar por toda la experiencia de dar a luz a nuestro hijo.
- ¿Estás segura?
- Si, pero no me dejes sola.
- Aquí voy a estar contigo.
Las horas pasaron de manera lenta hasta que por la tarde las contracciones ya eran más fuertes, las doncellas iban y venían preparando la ropa y las mantas para el bebé, incluso Tara había recomendado tener a la mano un par de cápsulas médicas en caso de alguna emergencia.
En cierto momento Rey gritó por el dolor tan fuerte que le causó la contracción y fue entonces que Maz y el doctor se pusieron manos a la obra.
- Ya casi es el momento Rey, cuando te diga pujas con fuerza - Leia había decidido recibir ella a su nieto y se quedó ayudando a Maz siguiendo las instrucciones del doctor.
Rey ya se sentía agotada pero su instinto maternal le daba fuerzas y Ben, que la sostenía en sus brazos tomándole la mano también le daba ánimo.
- ¡Ben...! - Rey seguía al pie de la letra las instrucciones del doctor y se sujetaba con fuerza de la mano de su esposo.
- Mi amor ¿Quieres que te den algo para el dolor?
- ¡No!
Una contracción más la asaltó y pujó con fuerza cuando Leia se lo dijo.
Ben sentía que su mano se fracturaba pues Rey se la apretaba con mucha fuerza, pero no le importaba, si con eso le ayudaba podía fracturar todo sus huesos si quería.
Un par de contracciones después Rey pujó por última vez y el dolor se fué de repente, Leia recibió al bebé, el doctor se apresuró a cortar el cordón umbilical, limpió sus fosas nasales, su garganta y unos segundos después un llanto se dejó escuchar en la habitación, el pequeño príncipe había llegado a la galaxia.
- ¿Está bien? - preguntó Rey preocupada al escuchar a su hijo llorar.
Leia le sonrió mientras limpiaba y vestía al gritón bebé antes de dárselo, mientras Maz y Tara se encargaban del resto.
- Está más que bien Rey, al parecer tiene buenos pulmones - esta no pudo reprimir más el llanto y se dejó caer en los brazos de Ben que le apartó el cabello húmedo de la frente.
- Ya pasó todo mi cielo - Rey asintió feliz sin poder dejar de llorar.
- Me parece que alguien quiere conocer a sus padres.
Leia se acercó a ellos y dejó al bebé en los brazos de Rey que lo esperaba ansiosa.
- Hola mi pequeño Nahiel, soy mamá.
- Y yo soy papá - dijo Ben tomando la pequeña manita que se agitaba en el aire, al escuchar las voces el nene poco a poco dejo de llorar y se metió el otro puñito a la boca.
- Creo que...tiene hambre - Ben frunció él ceño al ver que el nene soltaba su mano buscaba con la boquita abierta en el pecho de Rey.
- Si, pero primero vamos a asear a su mamá, tómalo en tus brazos Ben - Leia le mostró como hacerlo y esperó.
Con mucho cuidado él tomó a su hijo y al sentir el cálido cuerpecito junto a su pecho un par de lágrimas escaparon de sus ojos. Sentía una emoción indescriptible, había pensado que no podía sentír más amor que el que sentía por Rey, estaba equivocado, este era un amor diferente pero era igual de intenso.
Le murmuró palabras de cariño al bebé mientras Leia y Maz se encargaban de dejar a Rey limpia y cómoda, Isa y Tara también se apresuraron a dejar todo en orden porque estaban seguras que tendrían muchas visitas ansiosas de conocer al nene.
