Advertencia sexo explícito

Jakku, tres meses antes.

Una nave del antiguo imperio descendió sobre el desierto de Jakku y sus dos ocupantes se sorprendieron al ver al lugar.

- Llegamos.

- ¿Aquí es?

- Según la coordenadas que me dió el caballero Jedi este es el lugar - Anakin se hizo presente y señaló un viejo AT-AT en medio del desierto.

- Es justo ahí.

Ambos, el hombre y la mujer que iban en la nave estaban acostumbrados a verlo aparecer así de repente que ya no se sorprendían.

- ¿Aquí vivió? - preguntó la joven mujer con un nudo en la garganta.

- Si Lana, eso la hizo ser la mujer que es ahora.

- Debió sufrir mucho aquí sola.

Anakin observó al rededor y solo vió arena y más arena

- ¿Están seguros que quieren quedarse?

- Lo estamos - respondió el hombre viendo a su compañera que asíntio.

- El único trabajo que van a encontrar es de rocolectores de chatarra.

- Si ella pudo nosotros también lo haremos señor respondió el hombre - Anakin vio la decisión en los ojos de ambos y asíntio.

- Está bien, estaré pendiente de ustedes.

- ¿Cuando podremos verla? - la ilusión de podía ver en los ojos de la mujer.

- Pronto, tengan paciencia, ella sabrá de ustedes.

- Está bien, esperaremos - el hombre le tomó la mano a su compañera al escuchar la tristeza en su voz.

- Si, disculpe mi impaciencia, es solo que pensé que ella iría a Mustafar.

- Lo había pensado - respondió Anakin - pero después lo consideré mejor debido a su embarazo.

- Un bebé.

- Una nueva vida, un nuevo comienzo para todos, cuidense, vendré pronto.

- Gracias.

Cuando Anakin se fue ambos entraron al AT-AT y se quedaron un momento observando, las pocas cosas que había ahí estaban llenas de polvo, un camastro, una pequeña estufa, una rústica muñeca, pero lo que les llamó la atención fue la enorme pared de metal tapizada de marcas, muchas marcas.

- Ella...siempre esperó.

- Apesar de que pasaron tantos años.

- ¿Da...Danien, tú crees que él...?

- El caballero Jedi nos dijo que ya no está.

- Hizo mucho daño.

- Ya quedó en el pasado, no pensemos más en eso Lana.

Era raro para ellos volver a empezar pero como había dicho Anakin Skywalker, era un nuevo inicio para todos.

- Está bien - ella miró el lugar y arrugó la nariz - ¿Sabes qué? Voy a la nave por algunas cosas, hay que limpiar todo este polvo.

Al final fueron los dos a la nave que estaba solo a unos metros, y en el transcurso del día se dedicaron a limpiar y a hacer varios viajes para llevar algunas cosas que necesitarían durante el tiempo que estuvieran ahí.

Por la noche cuando ya todo estaba limpio se sentaron a cenar y a hacer planes para los siguientes días, como habían dicho, esperarían pacientes el tiempo que fuera necesario para verla.

Naboo.

Trudy entró como tromba al palacio con Poe siguiéndola un poco más calmado, les habían avisado de la inminente llegada del bebé de Rey un par de horas antes, cuando ya iban de vuelta a Naboo, la emoción de ver al nene volvió a la chica un poco loca y se había olvidado de todo.

Volvían de un viaje largo, habían ido a dejar a los prisioneros a un planeta del borde exterior dónde pasarían el resto de sus vidas, después de todo lo que había pasado aún les sorprendía que Ben no hubiera buscado venganza por el intento de secuestro y asesinato en contra de Rey, aunque sospechaban que ella misma tenía mucho que ver en eso.

Se les había hecho un juicio justo y los habían desterrado a un planeta minero dónde tendrían que trabajar, Poe se había ofrecido a escoltarlos hasta ahí, Pryde y sus cómplices dentro de la primera orden y la ex Reina de Naboo con el Senador Malik, todos habían corrido con la misma suerte.

Aunque al llegar a su destino habían armado un zafarrancho, lo habían controlado de inmediato, quienes controlaban el planeta habían sido partidarios de la resistencia y estaban contentos con los cambios que se estaban llevando a cabo en la galaxia.

Ahora estaban de vuelta en Naboo con la novedad de que el bebé ya había nacido.

Rey estaba de nuevo recibiendo a su bebé en brazos y Leia le dijo cómo acomodarlo en su pecho para alimentarlo.

- Vas a sentir una sensación extraña hija pero te acostumbrarás.

- Gracias Leia, y a ti también Maz.

- No me agradezcas, solo permíteme estar cerca de él - la pequeña mujer se acercó a obsevar al bebé que buscaba con la boquita abierta el pecho de su mamá.

- ¡Claro que si! Tú serás cómo su abuela también, digo, si quieres.

- ¡Por supuesto que quiero! ¿Ya tiene nombre mi nieto?

- También es mi nieto Maz.

- No seas envidiosa princesa.

Ben y Rey rieron al escuchar la discusión y fue él quien les dijo el nombre del bebé.

- Se llama Nahiel Solo

- Es un bello nombre para un príncipe ¿Nadamás tendrá ese apellido?

- Si mamá, Rey tomó mi apellido cuando nos casamos.

Ben estaba absorto viendo como el bebé encontraba el pezón y empezaba a succionar.

- ¡Auch! - Rey sintío un poco de malestar pero el ver a su hijo alimentándose la hizo olvidar la incomodidad.

Leia y Maz al ver que ninguno de los dos les prestaba atención salieron de la habitación para darles privacidad, necesitaban ese momento a solas con su hijo, al salir les dijeron a los que estaban esperando afuera que todo había salido bien, aunque Isa y Tara ya les habían dado la noticia.

- ¿Podemos ver al pequeño? - preguntó Ap'lek que estaba rodeado de los demás Caballeros.

- Más tarde podrán verlo muchachos, ellos ahora necesitan un momento a solas.

- Mientras pueden ir a cambiarse esa ropa por otra más normal para que no asusten al bebé - dijo Isa en voz baja

Ap'lek la miró de mala manera y los demás se veían unos a otros.

- ¿Que tiene de malo nuestra ropa niña? - preguntó Cardo con los brazos cruzados.

- ¡Oh nada! Solo que no creo que al bebé le cause buena impresión ver cinco tipos gigantes y vestidos de negro.

- Trudy también viste de negro - rebatió Ap'lek a la chica.

- Ella es linda.

- ¿Qué?

- Ya, ya, suficiente - Tara tomó a Isa del brazo y se la llevó para poner fin a la discusión mientras Leia y Maz veían divertidas el intercambio.

- Pueden volver más tarde muchachos.

- Si General, creo que iremos por un obsequio para el pequeño príncipe.

- Vayan, vayan - los instó Maz.

- Pagaría por ver a esos grandulones comprando algo para un bebé.

- Yo también Leia, yo también - respondió Maz al verlos alejarse.

Dentro de la habitación Ben y Rey observaban al bebé alimentarse sin poder creer aún que ya estuviera con ellos.

- Se parece a tí mi amor - dijo Rey feliz observando a su hijo, tenía una mata de cabello negro y los rasgos de su pequeño rostro eran muy parecidos a los de Ben.

- Es hermoso, solo que tengo un reclamo.

- ¿Que? - preguntó Rey sorprendida.

- No tiene pecas.

- ¡Ben! Que cosas dices.

- ¿No te he dicho que amo tus pecas?

- No, nunca.

- Pues ya lo sabes.

Unos minutos después el nene se había quedado dormido y Ben lo volvió a tomar en brazos para sacarle el aire de la pancita tal como lo habían visto en uno de los holopads. Le dió un beso en la suave mejilla y lo dejó en la cuna un momento.

- Yo quería tomarlo en brazos otra vez - Rey miro esperanzada a su esposo pero este negó con la cabeza.

- Espera un momento mi amor.

Se acercó a la cama y se arrodilló.

- ¿Que pasa?

Por toda respuesta Ben extendió las manos hasta ponerlas en el vientre de Rey y cerró los ojos dejando fluir la fuerza, el cosquilleo que sintió en los dedos le indicó que estaba haciendo lo correcto.

Rey pensó protestar pero cuando el agotamiento y las molestias empezaron a desaparecer se quedó callada. Cuando terminó Ben se sentó en la cama y se inclinó sobre ella para besarla.

- ¿Por qué lo hiciste? ¿Y como supiste que hacer?

- No quiero que sufras mas de lo necesario y...te estaba observando cuando sanaste a...

- ¡Ben! - lo atrajo hacia ella y lo besó también.

- Gracias mi amor por el hijo tan hermoso que me has dado - Ben la observaba con los ojos húmedos - soy el hombre más feliz de la galaxia.

Rey lo miró y le puso la mano en la mejilla donde había estado la cicatriz.

- Y yo la mujer más afortunada, tengo al esposo más guapo y amoroso y un hermoso hijo.

- No soy guapo.

- Para mi lo eres, tú no puedes verte cómo yo lo hago, eres muy atractivo.

- ¿Aún con la cicatriz?

- Aún así, para mí tú siempre has sido muy guapo.

- No puedo creer que se haya borrado.

- Me sorprendí mucho ese día cuando me desperté y te vi sin ella.

Tres meses antes

El día que él había vuelto del templo y se había quedado dormido en sus brazos estaba tan feliz de verlo que no le había prestado atención al hecho de que en su rostro ya no estaba la cicatriz.

Se había despertado antes que él y lo había observado dormir, fue entonces cuando lo vio bien, su rostro volvía a lucir normal cómo cuando se había quitado el casco en aquella sala de interrogacion, aunque ya no parecía un niño perdido pues durante el tiempo que llevaban juntos había madurado y ahora se veía más imponente.

Le acarició la mejilla con cuidado para no despertarlo pero aún así él abrió los ojos.

- Hola mi cielo ¿Por qué me ves así?

- Ya no está - respondió Rey.

- ¿Quién no está?

- La cicatriz, ya no está.

Ben se pasó la mano por la mejilla asombrado y se quitó la chaqueta que aún tenía puesta y la camisa para buscar en su pecho pero tampoco había nada.

- ¿Será posible que...?

- ¿Qué?

- Cuando sanaste a Kylo Ren es posible que también hayas sánado esa cicatriz.

- ¿Tu crees?

- Mi amor, tú heriste a Kylo Ren, no a Ben Solo y lo sanaste a él.

- Mmmmmm...

- ¿Que?

- No sé, esto de la fuerza es complicado.

- Ya no pienses tanto, te dolerá la cabeza.

- Está bien ¿Descansaste?

- Si, me voy a dar un baño - le dió un beso y se levantó de la cama - vuelvo enseguida.

Rey se sentó y pidió que les llevarán algo para comer, se acarició la barriga pensando en todo lo que habían tenido que pasar, en cierto momento su mirada fue a dar a dónde estaban los dos sables, tenía curiosidad pero esperaría hasta que Ben le dijera que había pasado.

Cuando las doncellas llegaron con los alimentos Ben estaba por salir del vestidor pero esperó a que se fueran.

- ¿Necesita algo más mi Lady? - preguntó Tara después de dejar todo listo.

- No, gracias.

Las doncellas salieron y Rey cerró la puerta y volvió para tomar un panecillo.

- ¿Por qué no sales de ahí? - preguntó a su esposo, pues lo había sentido.

- Porque necesito privacidad para lo que quiero hacer - respondió al salir.

Lo observó con la ceja arqueada pues solo lo cubría una toalla.

- Tienes que comer.

- Si tengo hambre pero no de comida - tenía a esa mirada de depredador que Rey conocía muy bien.

- Alejate de mi Ben Solo.

Rey trató de escapar pero él la atrapó fácilmente, sin ningún esfuerzo la levantó en brazos y la llevó a la cama.

- Ya sabes que no puedes huir de mí.

- Tienes que comer algo antes de... hacer otras cosas.

- Quiero comerte a tí.

- Eres insaciable Ben.

- Mi vida, no me niegues el placer de hacerte el amor.

- Nunca.

Le quitó la bata y se dió un festín con sus labios y sus senos, Rey enredó sus dedos en el cabello humedo y se dejó hacer, sentía la erección en el muslo y se movió buscando sentirlo entre sus piernas.

- Extraño sentir tu cuerpo sobre el mío.

- Por ahora no se puede así mi amor, ya habrá tiempo.

No volvieron a hablar más pues las caricias y besos los mantuvieron ocupados por un tiempo.

Naboo.

Rey volvió de sus recuerdos al escuchar la voz de Ben.

- ¿En qué piensas?

- Estaba recordando.

- ¿Que?

- Todo lo que pasamos para llegar a este momento Ben.

- No es el final.

- Lo se, este es el comienzo de nuestra nueva vida, aún faltan muchas páginas por escribir en esta historia.

- Lo haremos juntos Rey, tú y yo con nuestro hijo y todos los que han estado con nosotros desde el principio.

Ben se acostó junto a ella y la envolvió en sus brazos.

- Descansa, yo estaré aquí contigo.

- ¿Puedo tener en brazos al bebé solo un momento antes de dormir?

- Claro que si - Ben fue a la cuna por el bebé y con cuidado lo dejó en los brazos de Rey.

- No me canso de verlo Ben, es tan hermoso, se parece a ti.

- Yo no soy hermoso.

- Eres muy guapo, aunque te cueste admitirlo.

- Si tú lo dices, ahora mi Lady tienes que descansar y este hombrecito también.

Rey le dió un beso al bebé antes de darselo a Ben para que lo dejara en su cuna.

- Te amo mi pequeño Nahiel.

Ben lo tomó en brazos y lo llevó a la cuna, se quedo un momento observando el suave respirar y sonrió feliz. Volvió a la cama y se recostó al lado de su esposa.

- ¿Te vas a quedar conmigo?

- Siempre Rey, siempre voy a estar contigo, pase lo que pase mi esposa y mi hijo son mi prioridad.

Ella se abrazó a él y no tardó en quedarse dormida. Ben que aún sentía los restos de la adrenalina en su cuerpo veló su sueño todo el tiempo.

Leia y Maz iban por los pasillos cuando se encontraron con Trudy.

- ¿Ya nació? - preguntó la chica emocionada.

- Ya nació - respondió Maz con una sonrisa - pero tú niña tienes que darte un baño antes de entrar a verlo.

- ¡Si! Vuelvo enseguida.

Volvió a alejarse a paso rápido y solo se detuvo a darle un beso a Poe que iba llegando a dónde estaban las dos mujeres mayores.

- General

- ¿Cómo les fue Poe?

- Bien, los prisioneros quedaron a buen resguardo y no creo que vuelvan a molestar a nadie en lo que les resta de vida.

- Me alegra escuchar eso, ¿Sabes algo de Rose?

- Lo último que supe fue que estaba en Canto Bight clausurando unos cuantos casinos y haciéndole la vida imposible a Hux.

Rose había decidido viajar por la galaxia visitando aquellos planetas dónde se necesitará hacer cambios, el Senador de Cantonica les había pedido ayuda con esa ciudad en particular y después del apoyo que él les había dado no dudaron en acudir. Hux que se había unido al escuadrón de Rose se sorprendió al ir conociendo a la chica y aunque al principio habían tenido una fuerte discusión por acontecimientos pasados ambos habían estado de acuerdo en que la guerra siempre sería así.

No habían quedado como amigos pero por lo menos se respetaban uno al otro y trataban de pasar el tiempo sin discutir.

- Ese muchacho ha cambiado mucho - comentó Leia.

- Tal vez Rose tiene mucho que ver en eso.

- Es posible Poe, quien me preocupa es Finn.

Este había decidido buscar a su familia cuando Rey y Ben le habían dado los registros que guardaba la primera orden acerca de su origen, después de dejar todo en orden en Coruscant le había comunicado a Leia su decisión.

Se había marchado con una de las brigadas que comandaba Phasma y en ocasiones tenían alguna noticia de él.

- Ya encontrará su camino General.

- Eso espero y también espero que tenga éxito y encuentre a su familia, también los miembros de la resistencia que decidieron buscar su propio camino, espero que puedan hacer una vida un poco normal después de tanta guerra.

- No te preocupes más por él Leia, si no quiso ir a entrenar con Luke sus razones tendría, el camino del Jedi no está hecho para todos y los demás creo que después de todo lo que pasaron también merecían un cambio.

- Tienes razón Maz, espero que todos sean felices dónde quiera que la fuerza los lleve.

- Deja la melancolía a un lado y vamos a preparar un festejo, hoy es un día para celebrar.

- ¡Maz! ¿Cómo que un festejo? Rey debe sentirse agotada.

- Si conozco bien a tu hijo no creo que la deje mucho tiempo así.

- ¿Tu crees que él...?

- ¡Oh sí! Anda vamos, hay mucho que hacer.

- Yo también iré a darme un baño si vamos a festejar - Poe se despidió de las dos mujeres y fue tras Trudy.

Entró a la habitación que compartían cuando estaban en el palacio y la encontró con el rostro limpio de todo el maquillaje que solía usar, y aunque estaba muy hermosa con toda esa pintura encima, sin nada parecía un ángel, pudo ver en sus ojos dorados algo de incertidumbre pero no dijo nada, solo le sonrió mientras empezaba a quitarse la chaqueta y la camisa.

- ¿Que crees que haces Poe Dameron?

- Me voy a dar un baño, al parecer hay una fiesta en honor al bebé y estamos invitados.

- ¡Oh! Entonces no...

- ¿Por qué siempre piensas lo peor de mi?

- ¿Tal vez porque estoy empezando a conocerte??

Poe terminó de desvestirse y caminó hacia la ducha desnudo sin poner atención a la mirada de Trudy o eso creía ella.

Hizo un mohín y fue tras él, se metió a la ducha también y un momento después él la abrazó por la espalda y se apoyó en su hombro.

- ¿Que te pasa?

- Nada.

- ¿Estás segura?

- Bueno, es que...

Poe le dió la vuelta y le tomó la barbilla para verla a los ojos.

- ¿Que pasó con la emoción que tenías por conocer al bebé?

Ella se quedó en silencio y se mordió el labio.

- ¿Trudy?

- ¿Tú quieres tener hijos? - soltó de repente sorprendiendo a Poe.

- ¡Tonta! ¡Claro que sí! Cuando sea el momento correcto, todavía tenemos mucho que aprender uno del otro.

Trudy sonrió feliz y se lanzó a besarlo con ganas lo cual Poe aprovechó para pegarla contra la pared de la ducha y hacer de las suyas.

Mientras Leia y Maz les comunicaban al personal del que habría fiesta y en menos de media hora el palacio era un hervidero de actividad, todos estaban emocionados por el nacimiento del pequeño príncipe y participaban con alegría en la preparación del festejo.

Más tarde Rey estaba despertando de su siesta justo cuando el nene empezó a llorar, Ben se levantó y fue por él aúnque como todo padre primerizo no sabía que pasaba y decidió llamar a Leia que llegó unos minutos después.

- ¿Que le pasa madre?

- Tiene hambre y necesita un cambio de pañal, aunque creo que un baño le vendría mejor.

- ¡Yo quiero ayudar! - Rey se sentó en la cama.

- ¡Tranquila niña, no te puedes estar moviendo así!

- Ya me siento mejor Leia, Ben...me ayudó un poco.

- Eso es trampa ¿Lo saben verdad?

- Lo se pero... ¿De que me sirve tener el don de sanar si no puedo usarlo con mi esposa?

Leia iba a seguir con la reprimenda pero se lo pensó mejor y decidió llevar al nene a darle su primer baño.

Rey y Ben observaron y escucharon atentos las instrucciones que Leia les iba dando, cuando terminó Rey lo tomó en brazos y con miedo y torpeza consiguió vestirlo.

- Es tan frágil - murmuró mientras le ponía un patuco en el diminuto pie.

- Ya crecerá - Leia la observó con una sonrisa - y entonces querrás que vuelva a ser un bebé.

Rey terminó, lo tomó en sus brazos y fue con él a una mecedora que había a un lado de la cuna dónde se sentó y lo acomodó en su pecho para alimentarlo.

- ¿Cuánto tiempo va a estar aquí con ustedes?

- Solo unos días madre - respondió Ben - después dormirá en la habitación de al lado, mañana vendrán a poner una puerta para que conecte con esta, así podremos cuidarlo.

Él y Rey habían decidido eso antes de que naciera el bebé, aunque en ese momento quisieran estar todo el tiempo con él

- Me parece bien, ustedes necesitan espacio y él también, además es más sano para su desarrollo.

Cuando el nene terminó de comer rey se lo pasó a Ben para que le sacará el aire, y Leia vio con alegría que ambos estaban dispuestos a compartir todo como padres.

- Cómo veo que Rey ya está mejor los espero para la cena, habrá un festejo en honor del bebé.

- Madre...

- Nada, es mejor que los demás conozcan al bebé en un espacio más amplio que está habitación.

- Tu mamá tiene razón Ben, ademas así podremos retirarnos temprano a descansar.

- Está bien pero no estaremos mucho tiempo.

- Como tú digas - Leia se marchó y Rey se levantó para acercarse a Ben.

- ¿Lo cuidas mientras me doy un baño?

- Anda ve.

Ben caminó por la habitación con el bebé hablándole en susurros, acariciando sus mejillas y las manitas.

- Mi pequeño Nahiel, eres el mejor regalo que pudo darme la fuerza, junto con tu mamá.

El bebé fue cerrando sus ojitos y se quedó dormido escuchando los susurros amorosos de su padre.

Cuando Rey salió del vestidor lista, Ben la observó de arriba a abajo con preocupación.

- ¿Qué? ¿Por qué me miras así?

- ¿Cómo te sientes?

- Un poco agotada pero creo que es normal y me siento rara sin la barriga.

Se acercó a ella para darle el bebé y aprovechó para besarla.

- Ya no estás gorda - le murmuró al oído y Rey no pudo evitar la risa.

- Eres malo.

- Voy a bañarme.

Rey se sentó en la mecedora, aún le abrumaba la sensación de tener a su hijo en brazos, era tan parecido a Ben que los ojos se le humedecieron.

- ¡Mi amor! - exclamó con alergia y lo llenó de besos.

Cuando Ben estuvo listo salieron juntos de la habitación pero en el pasillo la tomo por sorpresa al levantarla en sus brazos junto con el bebé, quiso protestar pero él la silenció con un beso.

- No digas nada.

Llegó al salón donde era el festejo y con mucho cuidado la dejó de pie. Todos se acercaron cautelosos a ver el pequeño bulto en los brazos de Rey, los más curiosos eran los caballeros y Trudy que se asomaron a verlo aguantando la respiración.

Leia, Maz y las doncellas también se acercaron y se quedaron junto a Rey.

- Trudy, muchachos, les presento a Nahiel.

Rey acomodó al bebé en sus brazos de manera que todos pudieran verlo.

- Es muy guapo - dijo Trudy y le pasó un dedo por la mejilla con mucho cuidado.

- Es... diminuto - Cardo solo lo oberbava igual que los otros.

- ¿Ese muchachito es el que comía tantos panecillos dulces? - Ap'lek veía por encima del hombro de Trudy

- Si, él es quien me pedía tantas golosinas.

- Bienvenido pequeño - el rudo caballero le tomó la manita con cuidado.

- ¿Puedo tomarlo en brazos? - Trudy veía esperanzada a Rey y esta con cuidado le pasó al bebé.

- Mi Lady usted debería estar sentada - las doncellas se la llevaron a un sofá que estaba a un par de metros, Trudy la siguió y Ben se quedó con los caballeros.

Poe al ver a la chica con el bebé en brazos se acercó a conocerlo.

- Es muy pequeño - murmuró al verlo.

- Prepárate piloto por qué quiero por lo menos cuatro como él - le dijo Trudy con una mirada maliciosa.

- ¿Qué...? - se puso pálido y dió un paso atrás - voy por una copa.

Ambas se empezaron a reír y Trudy puso al bebe en brazos de Rey.

Fue entonces que Rey recordó la visión que había tenido el día que conoció a la chica, la había visto sonriendo feliz y traviesa mirando a alguien, ese alguien era Poe, ahora lo sabía, sonrió y se lo guardó para si, al parecer la fuerza había tejido los hilos hacía ya mucho tiempo.

- Es muy hermoso, felicidades Rey.

- Gracias Trudy.

Se quedaron charlando con todos los que se acercaban a ver al bebé hasta que que Rey empezó a sentirse cansada, fue cuando Ben se acercó y se despidió de todos antes de tomarla en brazos para ir a su habitación.

- Ahora si, ustedes dos a descansar.

- No tenías que llevarnos en brazos Ben.

- No, pero quería hacerlo.

Cuando entró con ellos a la habitación había alguien esperando.

- ¡Abuelo! - exclamaron él y Rey al ver a Anakin.

- Vaya, es la primera vez que se alegran de verme.

- ¡No...! - Ben se lo pensó mejor y dejó a Rey sentada en la cama decidiendo ignorar el reproche - ¿Qué haces aquí?

- Vine a conocer a mi bisnieto y a despedirme.

- ¿Cómo? ¿No va a volver? - preguntó Rey sorprendida.

- Volveré en unos años, cuando mi bisnieto me necesite, pero por ahora debo irme. Dejé un regalo para tí Rey, espero que te agrade.

Anakin se acercó a tocar la cabecita de bebé y le dió un beso a Rey en la frente antes de empezar a perder su forma corpórea y volver a ser un fantasma.

- ¿Un regalo? ¿Dónde?

- Ya lo sabrás a su debido tiempo, cuídense y que la fuerza los acompañe.

Fue lo último que escucharon pues Anakin se desvaneció sin decir más dejando a Rey con mucha curiosidad.

- ¿Qué...?

Ben se acercó a ella y la tomó de la mano.

- No te tortures pensando, ya sabes cómo es él.

- Lo voy a extrañar.

- Yo también.

Dos semanas después.

Rey estaba en la habitación del bebé con las doncellas y Trudy, unos minutos antes los caballeros habían llevado los muebles dándose a la fuga de inmediato alegando que la decoración era cosa de mujeres.

- Bueno chicas, a trabajar - Trudy empezó a guardar la ropita del nene que estaba ahí con ellas dormido en una cuna portátil.

- ¿Saben quién nos hace falta aquí? - todas voltearon a ver a Isa que llevaba los brazos llenos de mantas - la señorita Rose.

- ¡Me extrañaron! - la puerta se abrió de improviso y Rose asomó la cabeza.

- ¡Si! - todas fueron a darle un abrazo a la chica que estaba feliz de estar ahí.

- ¿Donde está? - preguntó después de los saludos.

- Aquí - Rey fue a la cuna y tomó a su hijo en brazos para que Rose pudiera verlo - te presento al pequeño Nahiel.

- ¡Que guapo! Se parece a su papá.

- Si, es igual a él.

- Te felicito Rey.

- Gracias Rose ¿Tú cómo estás?

- Pues...bien, aunque es un poco raro trabajar junto con Hux.

- ¿No se llevan bien?

- Me pidió disculpas por lo de mi hermana, pero si me pongo a pensar hay muchos culpables en eso así que creo que no tiene caso ir por la vida odiando a todo aquel que haya tenido algo que ver, el odio no me va a devolver a Paige, tengo que pasar página, mantenerme ocupada es bueno, además nunca me aburro con el pelirrojo, tiene un carácter muy amargo pero por lo menos he podido evitar que vaya por ahí explotando cosas.

- ¡Vaya! Jamás me imaginé a Hux pidiendo disculpas - Rey estaba sorprendida.

- Yo tampoco - Trudy se acercó a Rose - él es más de levantar la nariz despectivo e irse.

Todas rieron por el comentario de Trudy y siguieron arreglando la habitación, se tomaron un descanso para comer y por la tarde ya estaba todo listo para que el nene pasara su primera noche ahí.

Rey observó todo satisfecha con el resultado, era una habitación sencilla, infantil, le dió las gracias a todas y fue a su habitación con el bebé a esperar a Ben.

Estaba recostada en la cama observandolo cuando su esposo llegó.

- ¿Cómo están mis dos amores?

Rey le sonrió y se levantó para abrazarlo.

- Bien, Nahiel es un angelito.

- Lo se, pero ya verás que cuando empiece a caminar, no le vas a seguir el paso.

- ¿Tú crees?

- Estoy seguro ¿Ya cenaste?

- Te estaba esperando.

- ¿Que pasa?

- La habitación del bebé ya está lista.

Ben se acercó a ella al ver el miedo en su mirada.

- Rey, ya lo habíamos hablado, es lo mejor para él.

- Si pero, no puedo evitar sentir un poco de miedo.

- Vamos a estar a un par de metros para cuidarlo, quita esa cara, no me gusta verte así.

- Está bien, ya casi es la hora para que coma, le voy a poner su pijama.

- ¿Puedo ayudar?

Antes de que Rey pudiera responder Ben ya había tomado al bebé de la cama y caminaba con él a la otra habitación.

Un par de horas después Rey estaba en el baño preparándose para dormir, estaba nerviosa por lo que estaba por hacer, algo tonto considerando que Ben la conocía por completo, pero aún así sentía temor.

Desde antes que el bebé naciera no hacían el amor y él no hacía ningún intento de seducirla así que había decidido dar ella el primer paso pero no era tan fácil.

- No seas cobarde Rey, es tu esposo - le murmuró a la imagen en el espejo.

Suspiró y fue a la habitación pero al acercarse a la cama solo había una pequeña lámpara encendida y Ben le daba la espalda, apretó los puños molesta y se quitó el coqueto camisón que se había puesto, se metió a la cama y se cubrió con las mantas hasta la cabeza.

Ben sonrió malévolo y se dió la vuelta para abrazarla, había escuchado todo lo que pensaba y sé sintió felíz de que ella quisiera dar el primer paso.

La enlazó de la cintura y bajó la mano por su vientre hasta su intimidad, él también estaba desnudo y muy exitado.

- No sabes cuánto te deseo Rey - le dijo al oído - pero quería esperar a que estuvieras lista.

Ella sintío en su espalda la prueba de lo que le estaba diciendo.

- Pensé que ya no te gustaba.

Al escuchar eso Ben le dió la vuelta y se puso sobre ella.

- Me gustas mucho, más que antes y te deseo a todas horas, pero tenías que recuperarte.

- Ya estoy bien y quiero que me hagas el amor.

- ¿Estás segura?

- Muy segura.

Lo enlazó con las piernas por la cintura y lo atrajo para besarlo, Ben se tomó su tiempo para acariciarla, en cierto momento la puso sobre él y le pasó las manos por la espalda y los glúteos sin dejar de besarla, se sentó para sentirl más cerca, ella lo volvió a abrazar con las piernas, lo tomó del cabello.

Se besaron desesperados, Ben no estaba seguro de poder reprimirse más, sentía la humeda intimidad en su miembro erecto y con rapidez la volvió a dejar debajo de él, se guió con su mano y poco a poco la hizo suya atento a la expresión de su rostro.

- ¡Rey! - gimió con placer cuando el humedo calor lo envolvió por completo y la miró a los ojos - te amo, no pienses que no me gustas o que ya no te deseo, lo que siento por ti nunca va a cambiar.

La penetró más profundamente y Rey movió las caderas para ir a su encuentro mientras él la besaba con pasión. El placer iba en aumento, los gemidos de Rey se perdían en los labios de Ben que se reusaba a dejar de besarla.

En cierto momento se dió la vuelta y la puso sobre él, Rey se quedó quieta un momento y empezó a moverse sin dejar de besarlo. Liberó sus labios para respirar y lo mordió en el hombro presa del placer que estaba sintiendo.

- Eres mío Ben, solo mío.

- Para siempre Rey.

La dejo debajo de él de nuevo y la sujetó de las caderas para penetrarla más fuerte, llegó a ser un poco brusco pero a Rey no le importó, se movió también para ir a su encuentro, la estaba llevando a la cima del placer, se aferró a su espalda cuando el orgasmo llegó como una explosión y lo arrastró con ella.

Ben apoyó la cabeza en el pecho de Rey mientras recuperaba la respiración y dejaba de temblar, ella estaba igual, sentía palpitaciones en todo el cuerpo, fue soltando el abrazo y volvió a enredar los dedos en el negro cabello.

Ben levantó el rostro y le acarició las mejillas.

- Eres mía Rey.

- ¿Te queda alguna duda? - ella lo envolvió con las piernas y le dió un leve mordisco en la oreja.

- Ya no, hace tiempo que estoy seguro de eso y espero que tú también estés segura de lo mucho que te amo y te deseo.

Rey asíntio y Ben se retiró con cuidado de ella antes de besarla profundamente, después fueron a asearse antes de que el bebé despertara para su tomar su alimento nocturno.

Fueron a verlo y se quedaron abrazados junto a la cuna observando el suave respirar del pequeño.

- Somos muy afortunados Rey.

- Si, la fuerza nos dió lo más valioso.