129. Ataque
Abrió los ojos de golpe. No estuvo seguro si sintió algo, un sonido o roce, que lo previniera antes del ataque. Sin embargo, apenas fue tocado, su respuesta instantánea desató de inmediato un forcejeo intenso.
Quien intentaba reducirlo o eliminarlo era hábil. No tardó en tenerlo sujeto por los bíceps y piernas, manteniéndolo contra el colchón. No le dio oportunidad para salir de bajo su cuerpo ni espacio para asestar una patada, aunque las cobijas que lo cubrían desde el pecho hacia abajo también estaban funcionando en su contra, limitando sus movimientos. Trató de ejecutar una llave en su cuello que buscaba quebrarlo, pero fue mordido con fuerza en el hombro y eso lo hizo gruñir fuerte entre dientes.
Se defendió tratando de darle un cabezazo que, aunque fue evadido con facilidad, hizo que la fuerza del enemigo aflojara, lo que aprovechó para tomar su arma con la mano izquierda.
No perdió tiempo. La elevó buscando el ángulo perfecto para acertarle un tiro en la cabeza.
