Disclaimer:

Good Omens es una serie de televisión basada en la novela de 1990 Good Omens: The Nice and Accurate Prophecies of Agnes Nutter, Witch de Terry Pratchett y Neil Gaiman.

Todos los personajes utilizados aquí pertenecen a su autoría.

Este fanfic sucede en un Universo Omegaverse.

La sociedad se divide en tres géneros los: Alpha, Beta y Omega. Tienen unas diferencias muy particulares, sobre todo entre alfas y omega, los dos extremos de la jerarquía.


Si yo tú, si tú yo contigo

CCCXC

"¿Está lista para orden señorita?"

Una camarera se acercó a la mesa de Dagon, quien peinaba una y otra vez su cabello sujeto en una cola de caballo.

"N-no, yo espero a alguien, solo tráigame un vaso de agua por el momento, por favor…"

"Como usted guste…"

"Esperando a alguien…"

Masculló entre dientes Uriel, quien se encontraba justo en la mesa trasera de su posible ex-novia, asegurándose de no ser descubierta mientras escuchaba todo.

"¡Dagon!"

Voz de mujer, pensó la pelinegra, ¿será una Alpha? Me gustaría poder ser capaz de descubrirlo sólo con la capacidad de detectarlo con el aroma.

"¡Mamá!"

"¡Mi pequeña Dagon!"

"¡¿Eh?!"

Esta vez la chica no pudo evitar girarse para observar con sus propios ojos lo que estaba pasando, encontrándose con un par de Betas que probablemente ya pasaban de los cincuenta años.

"Ya no soy pequeña papá…"

"¡¿Papá?!" Nivelo lo más posible el sonido de su voz, ahora agradeciendo no tener feromonas que pudieran revelar su ubicación en el lugar.

"Lamentamos tanto la tardanza" Habló nuevamente la mujer "Tu padre no se decidía porque ropa usar el día de hoy…"

"¡Quería verme bien para mi niña, mujer!"

Mientras la conversación se volvía más y más trivial, lo único que se le ocurrió hacer a Uriel fue hundirse en su asiento, completamente avergonzada.

"¡¿Qué rayos?!" Dijo con su rostro escondido detrás de sus manos "¡Realmente su cita era con sus padres! ¡No soy más que una de esas novias psicópatas!" Avergonzada hasta el punto de querer llorar, la Beta sólo deseaba desaparecer en ese mismo momento.

"Nos alegra tanto que estés bien…" Mencionó la madre de la castaña una vez que la mesera tomo las órdenes.

"Tienes un buen empleo, estas sana" Continúo el padre "¡¿Qué más podemos pedir para ti en la vida?! ¡Realmente nos haces sentir orgullosos!"

"Y-yo, vaya, gracias, no saben lo mucho que significa para mí saber eso…"

Entre más escuchaba Uriel de la conversación, peor se sentía consigo misma y la forma en que había actuado, estaba lista para retirarse en cuanto tuviera la oportunidad, además de ofrecerle todas las disculpas posibles a la castaña, o al menos ese era su plan hasta que la mujer mayor volvió a hablar.

"Sin embargo nos preocupa que tanta responsabilidad y trabajo te alejen de ser feliz…"

"¿Alejarme de ser feliz?"

"Ya sabes a lo que tu madre se refiere" Continúo el padre "Conocer a un buen Beta o Alpha, tener hijos y darnos nietos…"

"Y-yo…"

"A menos…" Sonrió la madre de Dagon "Que ya hayas conocido a alguien… Siempre fuiste muy tímida para hablarnos de tus novios, pero vamos, aunque a veces parezca que no, sabemos que no eres más una niña…"

"Y-yo…"

"Sólo te pido que por favor sea un buen muchacho, nada de pandilleros o personas que no trabajen…"

"En realidad…" Hubo un largo silencio, donde la castaña parecía querer decir algo, pero sin atreverse "¡No hay nadie! Estoy soltera y la verdad como estoy en un nuevo proyecto no tengo tiempo aún para relaciones, ya saben cómo es esto, uno debe priorizar ciertas cosas…"

"Bueno si ese es el caso, hay un muchacho al que le hemos hablado de ti y queremos saber si, ya sabes, pudieras darle una oportunidad…"

"Mamá…"

"¡Por nosotros! ¡Velo una vez y ya! ¡Te prometemos que si no te gusta no insistiremos!"

"De acuerdo…" Termino aceptando la Beta "P-pero no vuelvan a hacer algo como eso ¿de acuerdo? Saben que detesto las citas a ciegas…"

"¡Lo vas a adorar! ¡Es contador…!"

Uriel ni siquiera puso atención al parloteo sobre el pretendiente, agacho la cabeza mirando su limonada casi intacta y sin importarle ser o no descubierta, se puso de pie para salir del lugar.

"Uno de sus hermanos se casó con una preciosa joven y ahora están esperando un bebé…"

Por un instante Dagon ignoró la conversación, volteando la cabeza sin mirar ningún lugar en particular, cuando noto un vestido muy familiar, reconociendo a la figura que lo usaba en un instante.

"¡¿Uriel?!" La castaña se puso de pie, y cuando la aludida se giró, pudo notar la tristeza en su rostro herido y como aceleró su paso para alejarse.

"¿Pasa algo Dagon?" Preguntó su padre preocupado.

"Y-yo… ¡Discúlpenme un momento por favor! ¡Vuelvo enseguida!" Sin esperar respuesta se apresuró a seguir a la Beta, dejando a un par de muy confundidos padres.

Una vez fuera, corrió tratando de encontrar a su pareja, pero entre las personas que pasaban por el lugar y la cantidad de automóviles estacionados, le costó trabajo poder dar con ella.

"¡Uriel!" Gritó hacia ningún lugar en específico, hasta que se le ocurrió llegar donde se encontraba la parada de autobuses "¡URIEL!"

La Beta no respondió, mientras trataba de llamar a un taxi, sin éxito.

"¿Qué haces aquí? ¡¿Me seguiste?! ¡¿C-cuánto escuchaste…?!"

"¿Realmente soy algo para ti?" Se giró la pelinegra aún con la mirada dolida "Me hiciste creer por tanto tiempo que sí para derrumbarlo en un segundo…"

"¡N-no es lo que piensas!" Trato de defenderse la castaña "Y-yo…"

"Tú te avergüenzas de mí…"

"¡No! ¡No es eso Uriel! ¡Lo estás malinterpretando todo!"

"¡¿Malinterpretando?!" Gritó de regreso la más joven "¡Acabo de escucharte decirlo! ¡A tus padres!"

"Si me dejas explicarte…"

"¡Te di la oportunidad de explicarte y no la tomaste Dagon! ¡Me mentiste! ¡Y lo peor es que estabas tan segura de que creería cada una de tus palabras que ni siquiera te cruzó por la mente que pudiera descubrirte! ¡Así de tonta me crees!"

"¡Yo no creo que seas tonta!" Replicó la más alta con desesperación.

"¡¿Entonces que crees?! ¡¿Qué soy para ti?! ¡¿Tu juguete?! ¡¿Tu diversión?!"

"¡Por favor hablemos de esto en casa!" Casi suplico la más alta.

"Si vamos a hablarlo será aquí y ahora, porque de eso dependerá si habrá o no una casa para ambas…"

"Uriel…"

"¡Dagon!"

Si las cosas estaban siendo difíciles para la Beta ahora, la aparición de sus padres no facilito nada en absoluto.

"¡¿Qué pasó?! ¡¿Por qué te fuiste de ese modo?!"

"Mamá… Papá… Y-yo… Bueno…"

"¿Quién es ella?" Señalaron a Uriel, quien bajo la mirada sosteniendo uno de sus brazos.

"Si Dagon… ¿Quién soy yo?"

"Ella es…" La duda invadió a la castaña, quien no tenía idea de a quien dirigirse "Es…"

Apretó los puños, mirando nuevamente a la Beta, pensando en cuanto tiempo había pasado a su lado, y como ella se había mostrado tal y como era desde la primera vez que se conocieron, antes de que fuera consciente de ello se había enamorado, formado una familia y todo sin haber sido honesta consigo misma.

"Ella es Uriel, y es mi novia… Llevamos más de cuatro años saliendo, vivimos juntas, conozco a su padre y… Bueno, yo la amo…" Se acercó hasta la otra chica, extendiendo su mano para que la tomará "Espero que ella aún lo haga también…"

"Dagon…"

"¡¿Tú novia?!" El gritó de ambos padres sacó de su trance a la pareja "¡Nunca nos dijiste…! ¡¿Una novia?! ¡¿Una Beta?!"

"¡No es así como te educamos!" Indicó la madre enojada "¡Siempre te inculcamos lo importante que es la familia!"

"¡Al menos pudiste buscar una Alpha!" El padre hizo una pausa, tratando de asimilar la noticia "¡¿Y fuiste capaz de escondérnoslo por tantos años?! ¡Estamos muy decepcionados de ti, señorita!"

"¡¿Cómo puedes hacernos esto?! ¡¿Qué hicimos mal para que no pudieras elegir una vida como una persona normal?!"

Las lágrimas amenazaban con aparecer en los ojos de la castaña, y Uriel se dio cuenta entonces del porque no había podido ser honesta con ella.

"¡Sea con quién sea que ella decida hacer su vida!" Exclamó la pelinegra dando un paso al frente "¡No desmerita todo lo que ha logrado!"

"Uriel…"

"¡Ella sigue siendo trabajadora, inteligente y por sobre todo eso! ¡Ella es su hija!" Apretó con fuerza la mano de su pareja mientras continuaba "¡Y deberían sentir el mismo orgullo y amor que le tenían veinte minutos, porque nada en ella ha cambiado!"

"¡Esto no es un asunto que te incumba!" Declaró la madre furiosa "¡De seguro tú fuiste la mala influencia para ella!"

"¡Ven con nosotros en este instante!" Le amenazó el padre "¡Vamos a hablar de esto en TU casa!"

Por un momento, Dagon dudo en que hacer, si obedecer a su padre o permanecer en su lugar, pero cuando sintió la cálida mano de Uriel apretando la suya con fuerza, tomo su decisión.

"Yo ya tengo una casa" Declaro con voz firme "Mamá, papá los amo, no pude haber pedido unos padres mejores, pero, yo amo a Uriel también y no quiero dejarla… Por favor, no me hagan elegir entre ambos…"

"O tienes padres o la tienes a ella, no puedes pedir ambas cosas…"

La declaración hizo temblar las piernas de la castaña, pero esta se mantuvo firme en su lugar, mirando de manera suplicante a sus padres.

"Llámanos cuando te decidas a hacer lo correcto…"

Ambos se giraron, dándole la espalda a la hija que tan emocionados estaban por ver horas atrás.

"Dagon yo…" Uriel intento disculparse, pero la castaña solo la abrazo con fuerza, encondiendo su rostro en su cuello.

"Lo siento, debí decírtelo hace tiempo, es solo que no creí que esto llegará a pasar…"

"Dagon…"

"¿Podríamos quedarnos así solo un poco más?"

La pelinegra nunca había escuchado llorar así a su compañera, en realidad jamás la había visto llorar en absoluto, la abrazo con toda la fuerza que le fue posible, tratando de ser el soporte que alguna vez había sido para ella.

El camino de vuelta a casa fue silencioso, las manos de las Betas estaban entrelazadas con fuerza, mientras el sol comenzaba a ocultarse.

Al bajar del taxi, Dagon fue la primera en entrar, seguida de una arrepentida Uriel, quien no podía dejar de sentirse culpable por lo que había ocurrido.

"Lamento que las cosas terminarán así" Comenzó a disculparse sin poder mirar a la castaña "N-no… Yo, no debí aparecer así y… Lo siento tanto, entiendo perfectamente que estés furiosa conmigo ahora y entenderé cualquier decisión que tomes…"

"No estoy enojada contigo…" Cuando Uriel alzó la vista, se encontró con una suave sonrisa en el rostro de la más alta "Entiendo muy bien cómo te sentiste, yo no fui honesta contigo y lo descubriste, intentaste hablar conmigo, pero seguí mintiéndote, probablemente yo hubiera hecho lo mismo, tal vez yo hubiera hecho todo un escándalo…"

Intentó reír, pero el gesto quedó a medias aún sentía como su corazón estaba destrozado en mil pedazos por dentro.

"Siempre quise hablarles sobre ti ¿sabes? Desde que empecé a ser consiente de estos sentimientos, deseaba poder contárselos… Pero siempre supe que reaccionarían así…"

Camino hasta el sofá, donde se dejó caer pesadamente, arrojando su saco sin cuidado y soltando su cabello.

"Soy hija única, y mis padres han sido geniales conmigo, pero…" Uriel aprovechó esa pequeña pausa para sentarse al lado de la castaña "Ellos siempre han esperado algo que sea algo que no puedo ser y siento que el fondo lo saben, pero no quieren aceptarlo…"

"Pero ellos te aman, ellos…"

"Aman a la Dagon que creen que soy, y yo no quería decepcionarlos… Así que siempre les di la vida que querían que tuviera, mientras yo buscaba mi propio camino… En verdad pensé que, bueno, no iba a llegar el momento en que estos fueran a encontrarse"

"¿Cómo se suponía…?" La pelinegra mordió su labio para evitar continuar hablando, pero decidió que debía terminar aquella pregunta "¿Cómo se suponía que vivirías así? ¿Me ibas a esconder por siempre? Y si en un futuro ellos quisieran venir a conocer tu hogar… ¿Qué ibas a hacer?"

"Yo…" La más alta se recostó, pasando sus manos sobre su rostro "¡No lo sé! ¡Sólo quería tenerlos a ambos! ¡Y no creí que lastimaría a nadie con eso! Hasta que… Vi tu rostro dolido en el restaurante y me di cuenta de cuan mal había hecho mintiéndome a mí misma…"

"Dagon…" Con cariño la Beta acarició la mano de su compañera "Ellos no dejan de ser tus padres, no dejas de ser la niña que vieron crecer, y deben entender que tienes derecho a vivir la vida que tú desees no la que ellos quieran… Lo que trato de decir es que… Les des tiempo, para que se den cuenta de que te aman sobre cualquier cosa…"

"No creo que sea tan sencillo" La castaña se inclinó para que su cabeza reposará sobre el hombro de su pareja "A veces te envidió a ti y tu padre… Para él lo único importante es tu felicidad y nada más… No el qué dirán, no si eres Beta, no si habrá hijos… Sólo tú…"

"Recuerda que ahora somos tu familia también, y que nos importa tu felicidad…" Rodeo con ambos brazos a la más alta, atraiéndola con cuidado contra ella.

"Gracias… Oh y Uriel…"

"¿Sí?"

"Espero que esto no haga que te vuelvas una novia psicópata, aunque admito que la idea de ti enojada es bastante sexy, realmente no creo que sería muy sano tomar esa senda en nuestra relación…"

"¡No soy una novia psicópata!" Gritó avergonzada la Beta "¡No digas eso por favor!"

"Realmente creíste que te estaba poniendo los cuernos ¿verdad?"

"¡Eso fue culpa de Txus!"

Dagon río por la reacción, y luego ambas terminaron estallando en carcajadas, se miraron a los ojos y compartieron un largo beso, para después permanecer abrazadas con fuerza una al lado de la otra.

Los días comenzaron a pasar, después semanas que se volvieron meses, y aunque la Beta lo disimulaba bien, Uriel se daba cuenta de cómo sus ojos se entristecía de vez en cuando, o como miraba su teléfono como esperando una llamada, a veces la atrapaba observando por la ventana como si esperar una visita que no parecía llegar, para luego suspirar derrotada, hasta que llegó el momento en que pareció rendirse y no esperar más.

"¡¿A qué hora llega la comida?!"

"¡Papá!"

"¡Tengo hambre!"

"Ya casi está aquí no desespere, hombre…"

"¡Tan caro que cobran todo para que además tengamos que esperar por horas…" Murmuró el hombre de mal humor.

"¡Papá! ¡Deja de ser tan gruñón! ¡Te vas a enfermar!"

"¡Enfermar, enfermar! ¡Soy fuerte como un roble!"

El sonido del timbre en la puerta detuvo la discusión, para alivio de la Beta.

"¡Seguro que es la comida! ¡Dejen que yo abra! ¡Quiero asegurarme de que lo trajeron bien!"

"De verdad…"

"Déjalo Uriel" Indico la castaña riendo "Pelear con los repartidores es como un pasatiempo para él…"

"¡No lo incites! ¡Van a terminar por vetar esta dirección!"

"¡Dagon!" El gritó del hombre se escuchó desde la entrada.

"¡Lo ves! ¡De seguro es la policía ya!"

"¡Te buscan en la puerta!" Agregó para confusión de ambas Betas.

Cuando se acercaron hasta allí, la sorpresa de la castaña fue inmensa al ver de quienes se trataban.

"¿Los conoces?" Pregunto el mayor, moviendo su silla de ruedas para darle espacio a la joven de moverse.

"¿Mamá? ¿Papá? ¿Qué hacen aquí…?" La pareja se miró entre sí y cada uno abrió la boca sin saber que decir.

"Venimos porque… Bueno, eres nuestra hija… Y eso nunca va a cambiar…"

"Te extrañamos, y queremos disculparnos"

"¿Eh?" La castaña abrió los ojos sorprendida sin tener palabras para responder.

"Dagon, no queremos que nos saques de tu vida, aun cuando no sea la que queríamos para ti" Continúo la mujer "Por eso… Podrías ¿darnos otra oportunidad? Por favor…"

"Tampoco queremos obligarte a nada, sólo… No sabemos que hacer… Hija por favor, perdónanos por lo que dijimos, tú siempre serás nuestro orgullo y lo que más amamos en el mundo…"

"Yo también los extrañe…" La Beta se lanzó en un mar de lágrimas, para abrazar a sus padres, mientras estos no dejaban de pedir disculpas.

"¿Y estos quiénes son?" Susurró desde atrás Alfonso.

"Son los padres de Dagon…"

"Oh… ¡Pero invítalos a pasar! ¡Han de creer que no tenemos modales!"

"Y-yo, no lo sé… Es un momento familiar…"

"¡Tengo que presentarles a alguien!" La incertidumbre de la pelinegra fue interrumpida por la castaña quien corrió hasta ella para tomar su mano y arrastrarla hasta la entrada "Mamá, papá, ella es Uriel, es mi novia y la amo mucho…"

"Ah… U-un gusto… Señor, señora…" Trato de responder, presa del pánico y dio gracias porque el sonrojo de su rostro no fuera notorio.

"Un gusto Uriel…"

"Gracias por cuidar de nuestra hija, tú la defendiste cuando más lo necesitaba…"

"También debemos pedirte una disculpa…"

"N-no, n-no, eso no es necesario, y-yo hice lo que debía, no quise ser grosera en serio…"

"¡Pero no se queden allí!" Intervino ahora el padre de la Beta, al ver el nerviosismo de su hija "¡Entren! ¡Estábamos esperando la comida! ¡Recuerden que entre más seamos, mejor sabe!"

Temerosa la pareja acepto la invitación, aliviados de saber que, a pesar de sus miedos, Dagon era feliz y con eso era suficiente para ellos.

Por su parte, el par de Betas se dio cuenta que ese era apenas uno de los muchos días que les quedaban por compartir juntas, y aunque no sería fácil, sabían que se tenían la una a la otra.