Harry Potter pertenece a JK Rowling.

Star Wars pertenece a George Lucas (y a Disney)

Harén de Harry.

HP: Hermione Granger, Daphne Greengrass, Padma Patil y Susan Bones.

SW: Aayla Secura, Ahsoka Tano y Maris Blood.

44: La Tercera Prueba.

Draco Malfoy se la había pasado, mirando a Harry con un odio para nada simulado, y con lágrimas en los ojos, confundido, trató de buscar respuestas. Respuestas que aparecieron, de la mano de Lavender Brown, quien salida de la nada, le tocó el hombro amablemente, y entregó a Harry una copia del corazón de bruja, en la página 25: «Harry Potter, un rompe corazones», allí, se veían fotos del baile de navidad, al haber bailado por las cuatro chicas, y se le veía feliz con ellas, había incluso, una foto de Harry sacando del lago a Daphne, y la foto tenía un marco de corazón.

Harry lanzó una risilla. ―Solo faltan fotos de Aayla y Maris. ―Se dijo a sí mismo, con una sonrisa.

Daphne reía y detrás suyo, también Susan, ingresaron en la clase de Pociones, con un Snape más enfadado de lo normal. La clase fue bien, no hubo contratiempos, a causa de que eran Slytherin-Hufflepuff.

Cuando la clase ya había visto su final, ingresó Karkarov.

―Tenemos que hablar, es urgente ―dijo el director de Durmstrang.

―Los Gryffindor y Ravenclaw de segundo año, no tardarán en ingresar, Karkarov ―dijo Snape. ―Nos vemos a las... aproximadamente: dos... cuatro y media, cuando tengo la última clase de hoy.

―Quiero hablar ahora, no quiero que te escabullas, Severus. Me has estado evitando. ―Señaló Karkarov.

―Después de clase ―repitió Snape, sin inmutarse.

Harry, empleando sus conocimientos en alquimia y una diminuta ave de Origami, le infundió vida, y colocó runas que permitirían ver y oír, lo que la criatura viera u oyera, antes de darle (literalmente y sin romanticismos), un soplo de vida, y enviarla al salón. Cerró los ojos y vio a través del ave.

―Esto, es lo que me preocupa ―dijo Karkarov, subiéndose la manga izquierda de la túnica. ― ¿Qué te parece? ―Harry, a través de los ojos del ave diminuta, vio un raro tatuaje, el cual era idéntico a la llamada "Marca Tenebrosa", que había aparecido en el cielo del Mundial de Quidditch, ¿pero por qué tenía aquello en el brazo Karkarov? ―Nunca antes había estado tan clara, como ahora.

―Hablaremos, cuando las clases finalicen... Karkarov ―gruñó Snape, sacándolo del salón.

Al salir, se encontró de frente con Harry, quien ya lo esperaba. ― ¡Petrificus Totalus! ―usando La Fuerza, ingresó en la mente del hombre, y lo convirtió en su marioneta, tenía una hora entera, así que guio a Karkarov, hasta una habitación vacía, y selló la puerta. Nuevamente, usó la Fuerza y escaneó los pensamientos del hombre. Si supiera lanzar el Legeremens, sería mucho más útil, para sí mismo, escanear los pensamientos.

Vio algo de... cuando Karkarov tenía unos dieciocho, lo vio recibiendo esa cosa, en su brazo, de parte del mismo Voldemort. Al parecer, esa cosa interconectaba a todos los Mortífagos, con su amo, permitiéndole llamarlos, cuando lo necesitara. Manteniendo, lo máximo que pudo, el control sobre Karkarov, para que no hiciera nada, pronto se sintió estúpido y volvió a colocarlo bajo el Petrificus Totalus, para luego ingresar a su mente, y eliminar sus recuerdos de él, su encuentro furtivo, al salir del salón de pociones.

Fue a buscar a Hermione, a quien le comentó sobre el símbolo en el brazo de Karkarov, algo que, al parecer, todos los Mortífagos tenían en sus brazos, y ella prometió investigar, cuando mencionó que aquello parecía darles algún tipo de alerta, sobre el poder de Voldemort.

En la siguiente clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, Hagrid llevó a pequeñas criaturas de pelaje negro y largo hocico. ―Estas criaturas, se llaman Escarbatos, suelen encontrarse en las minas, donde ayudan a los Aldaboneros, una rama de los enanos. Los Escarbatos, ayudan a encontrar oro y plata. Quien atrape al Escarbato que mayor cantidad de monedas consiga encontrar, se llevará un premio. Pero primero, tienen que quitarse, las cosas de valor que tengan encima.

Harry tomó a su Escarbato, y no pudo evitar sonreír, verdaderamente, era muy lindo.

Era por mucho, la clase más educativa y divertida de Cuidado de las Criaturas Mágicas, que habían tenido hasta entonces. Los escarbatos entraban y salían de la tierra, como si fuera agua, y sobre su pico, tenían, a veces pequeñas piedrecitas o tierra, a veces algunas monedas, y pronto, descubrieron que los Escarbatos, tenían cintas de colores, y que Hagrid iba anotando en un tablero, los que encontraban los galeones o virutas de plata o bronce.

Cuando Goyle estaba tratando de quedarse con los galeones, creyendo que nadie se fijó en eso, Hagrid dijo que era oro Leprechaun y que desaparecía, con las horas.

Llegó la primavera y llegó la última semana de mayo, al final de una clase de transformaciones, recibió una llamada de la profesora McGonagall. ―Potter, tiene que ir al Campo de Quidditch, a las nueve en punto. El Señor Bagman, le hablará sobre la tercera prueba.

―Gracias por el aviso, profesora ―dijo el joven, sonriéndole. ―He sobrevivido a dos pruebas, superaré la tercera, lo prometo.

McGonagall sonrió, al hijo de sus alumnos favoritos. Aun, después de cuatro años, seguía lamentando que el muchacho no estuviera en su casa, pero día a día, encontraba más y más rasgos de James y Lily, en él.

Cedric y Harry hablaban y opinaban, sobre lo que podría ser la prueba.

Cedric dijo, que Fleur parecía haber encontrado una serie de túneles subterráneos y que podrían tener que encontrar un tesoro.

Harry dijo, que quizás podría pedirle a Hagrid prestado un Escarbato, y Cedric en ese momento, lamentó en voz alta, no estar en la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas.

Encontraron a Viktor y a Fleur, llegando hasta donde estaban ellos, finalmente llegaron al Campo de Quidditch, en el cual Viktor y Cedric, se veían indignados por una serie matorrales, que claramente habían sido plantados allí, adrede.

En eso, apareció Bagman. ―Bueno, ¿Qué os parece? Están creciendo bien, ¿no? Dentro de un mes, alcanzarán los seis metros. Y no se preocupen, cuando termine la prueba, limpiaremos todo, y el campo de Quidditch, estará en su lugar. ¿Alguien puede adivinar, lo que haremos aquí?

Todos lo pensaron un momento, Víctor levantó la mano. ― ¿Es esto, un laberinto?

Bagman sonrió. ―Lo es, señor Krum. Muy bien. Lo que tendrán que hacer, es sencillo: El laberinto, tendrá varios encantamientos, tendrán que cuidarse de las criaturas que Hagrid nos prestará, y llegar al centro del Laberinto, donde los espera, la Copa de los Tres Magos. Bien, eso es todo ―Bagman agitó su varita y en un destello, cinco tazas de chocolate aparecieron, todos bebieron de ellos, a causa de la fría noche.

―Lo admito: Será muy entretenido, especialmente gracias los espejos esos, de mi padrino ―dijo Harry, sonriente.

―Darlo todo por el espectáculo ―aseguró Fleur, mientras giraba la cabeza y señalaba algunos puntos, del campo. ―Claramente, usarán las tribunas del Campo de Quidditch.

A la mañana siguiente, llegó una carta/regaño paternal.

¿A qué crees que juegas Harry? No debes salir del colegio en la noche.

Sin lugar a dudas sabes, que tu nombre no llegó al Cáliz, por obra y gracia de Merlín.

No salgas de las mazmorras de Slytherin a deshoras, no te separes de Daphne, Hermione, Padma y Susan. Prepárate para la última prueba.

Espero la respuesta de la carta, prometiendo que serás más prudente.

Sirius.

Harry no pudo evitar sonreír. Se imaginó, como hubiera sido la carta de su padre: James, o quizás un Aullador de Lily, si es que, al igual que Sirius, hubieran descubierto su salida del colegio. Se emocionó, al imaginar el regaño maternal de Sheda o paternal de Athric.

Harry confió en Sirius y le contó (por medio de una carta, en la cual juró no volver a salir a deshoras; y jurándole que fue debido a que le llamaron para enseñarles de la última prueba –un laberinto en el campo de Quidditch, que tendría animales mágicos y encantamientos de todo tipo–) sobre el sueño que tuvo anteriormente, sobre haber aparecido en un cementerio, un Voldemort resucitado y hacerle frente.

Hermione y Padma, arrastraron a Harry a la biblioteca a leer sobre encantamientos, transformaciones, maleficios, maldiciones.

Con Susan y Daphne, ponía a prueba, todo lo que iba adquiriendo, con Hermione y Padma, así como entrenarse en La Fuerza, buscando nuevos poderes, viendo lo que él mismo podía buscar en su ser y lo que podía lograr.

Buscó también hechizos protectores, aparte del Protego, encontrando por ejemplo el Partis Tempus o el Cave Inimicum (que mantiene alejados a los enemigos), comenzó a coleccionar hechizos de todo tipo, e incluso usó un hechizo, para crear copias de sus estatuas y varias de sus creaciones en el taller de Arte, a las cuales podría usar el encantamiento Locomotor, y hacerles cambios menores (como darles dedos de cuchillas afiladas), era algo que no le tomó mucho tiempo.

Así mismo, desconocían los infernales entrenamientos de Zoe, en el Lado Oscuro de la Fuerza, a manos de Tulak Hord, quien estaba usando el odio de Zoe, hacía los Sangre Pura y la sociedad Mágica Inglesa, para fortalecerse y fortalecer a la chica, hasta que llegara el momento de que él tomara posesión de su cuerpo y pudiera volver a su galaxia de origen, trayendo consigo, una nueva era de oscuridad, del lado de los Sith.

-/-/-/-

Dumbledore, Fudge y Moody, hablaban sobre diversas desapariciones de personas, entre ellas, de Bertha Jorkins, una trabajadora del Ministerio de Magia, que recientemente había desaparecido en Albania, donde vivían sus familiares.

Dumbledore, había desistido de seguir tratando de convencer a Fudge, de que Voldemort estaba planeando algo, debido a que, lo último que quería, era que el hombre se pusiera en su contra. Algo que también le molestaba, quizás en el mismo rango de enfado, era como Harry Potter, estaba fortaleciéndose, sabía que Harry se estaba entrenando para el Torneo, pero temía que Harry contaba con más habilidades de las que él tenía conocimiento, ¿y si Harry decidía enfrentarse a Voldemort?

A medida que pasaban los años, y especialmente, después de verlo en estas dos pruebas, temía, no por la vida de Harry (quien ya no era un Horrocrux, y por consecuencia, no tenía gran valor para él), sino por los Mortífagos en libertad, y que podrían llegar a atacar a Harry, y como sabía que Harry fácilmente, podría contraatacar, gracias al conocimiento que estaba adquiriendo Harry, gracias a sus amiguitas.

Dumbledore sabía, que el conocimiento y la experiencia, no iban de la mano, pero cada vez que pensaba en ellos, con relación a Harry Potter, sufría un escalofrío, como si algo muy malo estuviera a punto de tener lugar, y que Harry estaría en el centro de ese mal.

¿Pero era Harry quien lo desataría?

¿Era Harry quien pondría final a ese mal?

Recordaba la profecía.

Y luego recordó...

Como Harry no creía en las profecías.

Y, además, a eso se sumaba que él ya sabía, sobre que Harry era legalmente un adulto y tenía los anillos Potter y Peverell, cosa que fácilmente malograría sus planes.

Entonces, recordó aquel golpe/tortura mágica que sufrió, y palideció creyendo (acertadamente), que Harry tomó legalmente (y bendecido por la Magia Antigua), el poder de su sangre.

/-/-/-/-/

Harry, salió de los terrenos del colegio de Hogwarts, gracias a que imbuía con su magia, su escoba, faltaba un día para la última fase del torneo y voló con toda la velocidad que pudo, hacía el bosque, donde sus maestros solían llamarlo a reunirse. El viaje se le hizo largo a Harry, pero al llegar, se encontró únicamente con Kaft, el cual le enseñó una sonrisa.

―Maestro, vine tan rápido, como la visión apareció en mi cabeza ―afirmó Harry.

―La Regla de Dos, permitió a los Sith, pasar desapercibidos y otorgar poder a los aprendices ―dijo Kaft. ―Si bien, yo sigo pensando, que has logrado perfectamente tu entrenamiento, deberás de seguir tu camino como un Padawan Jedi y Sith, aun y cuando has obtenido tantos conocimientos. Y este, es un poder del lado oscuro de la Fuerza, para el cual necesitas tomar la Fuerza de la misma naturaleza, y luego liberarla, al permitirte sentir el odio y la pasión. ―Explicó, antes de llevar sus manos al frente, liberando relámpagos de sus manos. ―Necesitas controlar los electrones de tu cuerpo y desde lo más profundo de tu ser. Son rayos de energía negativa. Es... para la tortura y causar una extrema agonía al enemigo. ―Harry asintió, y dio paso a seguir las indicaciones de su maestro, inundándose en la Fuerza (y la Magia) Oscura, permitiéndose sentir odio y pasión, antes de comenzar a practicar, contra un par de árboles, mientras su maestro sonreía y le decía lo que hacía bien y mal. ―Siento... un gran mal sobre ti, Harry. Por esto mismo, he venido a enseñarte esto. ―Sacó un rectángulo muy pequeño de metal, y presionó un botón azul. De su nave, surgieron tres esferas de metal, y se convirtieron en droides. Presionó el mismo botón, uno de los droides se transformó en una esfera y se acercó al bosque. ―Vamos ―Ingresaron en la cueva, siendo seguidos por los droides, su maestro encendió varias antorchas y pasaron por una puerta de piedra, bajaron por unas escaleras, hasta una sala, en la cual varios círculos rúnicos se activaron, las runas ascendieron hasta el techo y los círculos rúnicos se volvieron verdes. ―Gracias a la Alquimia Sith, el tiempo no pasará en la cueva, cuando ingreses aquí. Canaliza tu odio, controla los electrones de tu cuerpo, y usa el rayo. ―Harry asintió y lo intentó. Lo intentó una y otra vez, hasta lograr (luego de una hora entera), liberar un relámpago, pero no desde las puntas de sus dedos, sino desde la palma de la mano, logrando destruir al primer droide, haciéndolos sonreír a ambos. Otro droide se colocó ante Harry, y cuando estuvo por atacar, una mano se colocó en su hombro. ―Del lado luminoso: Usa La Fuerza Lumínica, para desarmar a este segundo droide. No te preocupes, yo tampoco lo entiendo, a causar de que no tengo conocimientos del lado Luminoso ―suspiró. ―Desearía que tu madre, hubiera venido conmigo.

―Yo también ―dijo Harry, mientras se concentraba. El droide fue desarmado, las corazas de metal fueron retiradas, tornillos, cables, pronto solo fue piezas dispersas.

―Tutaminis o.… absorción de energía. Intenta... generar un campo de fuerza a tu alrededor, o.… intenta... generar una armadura de Fuerza pura. ―Ordenó su maestro. ―Absorbe la energía del disparo del blaster u obliga al sable de luz, a volver a su origen.

―Entendido ―dijo Harry, comenzando un nuevo entrenamiento con su maestro. ―Realmente, agradezco que pasaré tanto tiempo, aprendiendo tantas cosas, y que el tiempo no pase.

―Dentro de esta cueva, pasará. Pero no fuera de la cueva. Quizás... desaparecerás unos pocos segundos, no te preocupes. ―Dijo Kaft. ―Veamos que tanto puedes lograr: Darth Koldin.

Harry le enseñó una sonrisa.

Kaft también sonrió, y comenzaron a vislumbrar los secretos de la Fuerza.

Era más fácil en la Fuerza Oscura, por tener a su maestro allí, que la Fuerza Lumínica, por no tener a su maestra a su lado, y solo tener el libro y pergaminos.

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Luego de seis semanas, que fueron seis minutos en la realidad; Harry volvió al castillo.

Las semanas pasaron, y el gran día llegó.

La última prueba.

Y gracias a las meditaciones, supo, en una visión de la Fuerza, que Voldemort resucitaría, usaban la Copa de los Tres Magos, para enviarlo a un cementerio en Little Hangleton, en su visión, vio, además, una casa, y al ver dicha casa, su visión cambió, era similar a la visión de calor, pero los colores eran distintos: vio un árbol negro rodeado por un aura celedón verde, serpientes rodeadas por auras del mismo tono de verde, y dentro de la casa, en el suelo, un anillo, con una piedra negra, brillando con un color rojo, que enseñaba el rostro semitransparente, como un holograma rojo, de Voldemort hecho de humo rojo.

Harry terminó su desayuno de aquel día. Cuando despertó, un paquete mullido, con la firma de Sirius, lo abrió y encontró una nota: «Colócate, esto y encima, el uniforme escolar»

Entendía que, de alguna forma, la copa era algún tipo de tele-transportador mágico. Planeaban resucitar a Voldemort, y acababa de ver, otro lugar, donde estaba oculto otro trozo de alma de ese desgraciado.

Luego del desayuno, se llamó a todos los alumnos, pero por delante de todos ellos, los cuatro campeones.

Fueron hasta el campo de Quidditch, Harry se quedó en el lado norte, los otros tres fueron llevados a una entrada.

Los otros alumnos, tomaron las tribunas, normalmente de Quidditch, ahora para el espectáculo.

Harry, estaba vestido con su armadura de piel de basilisco y dragón.

―Nosotros, estaremos dando rondas por fuera del laberinto. ―Dijo McGonagall. ―Si algo ocurre, lancen chispas rojas, e iremos a rescatarlos. ―Sus mismas palabras, eran dichas por otros maestros, o Aurores. Los cuatro lo entendían, perfectamente.

Bagman, activó el hechizo Sonorus. ― ¡DAMAS Y CABALLEROS, VA A DAR COMIENZO LA TERCERA Y ÚLTIMA PRUEBA DEL TORNEO DE LOS TRES AÑOS! ¡EMPATADOS EN EL PRIMER PUESTO: CEDRIC DIGGORY Y HARRY POTTER DE ¡HOGWARTS!, ¡CON SETENTA PUNTOS, VICTOR KRUM DE DURMSTRANG Y CON CUARENTA PUNTOS, FLEUR DELACOUR, DE BEAUXBATTONS! Todos ellos, tendrán un espejo de doble vía, para que podamos verlo todo. ―El Sonorus bajó en volumen. ―Harry, Cedric, al sonar el silbato, entran al mismo tiempo. ―Fue a donde estaban Victor y Fleur, a decirles cuando entraban ellos. Pasaron los segundos, segundos que se volvieron minutos, y pronto, estaban ingresando Harry y Cedric.

Harry extendió su varita, ante él. ―Oriéntame ―la varita se convirtió en una brújula. Derecha, luego izquierda, luego derecha, recto e izquierda. Pero aquello le parecía que estaba mal. Sostuvo la varita firmemente. Con el hechizo de Finite Incantatem, en la punta de la lengua, pero sus sentidos, la magia y la Fuerza, le advirtieron. ― ¡Protego! ―solo en un instante, y sintió algo chocando contra el escudo. ― ¡Flipendo! ―el hechizo golpeó algo, y apareció un Escogruto de Cola Explosiva, el cual se preparó, para arrojarse contra Harry. ― ¡Atrapado! ―las cadenas surgieron del suelo, y capturaron a la criatura, saltó por encima suyo, rodó por el suelo, y siguió su camino. Giró hacía su derecha, y vio a una Daphne ensangrentada, en el suelo. Se quedó paralizado, por un instante. ― ¡Riddikulo! ―ahora, estaban Hermione, Daphne, Susan, Padma, Aayla y Maris. Les enseñó una sonrisa, el Riddikulo se deshizo en el aire, y Harry continuó su camino. Giró hacia la derecha, y vio a un caballo alto, delgado, de piel negra, con alas de murciélago. Caminó por su lado, le acarició la cabeza. Siguió su camino, siempre usando el hechizo de orientación, volvió hacia la derecha, siguió derecho, nuevamente derecha, derecha, izquierda, derecha, y se encontró ante una niebla dorada. Suspiró. ― ¡Partis Tempus! ―la niebla se hizo a un lado, dejando un sendero, que atravesó. Un Grifo apareció ante él, se veía enfadado, lanzó un chillido y cabalgó hacía Harry, con la intención de matarlo. ― ¡Protego! ―las garras chocaron contra el escudo. ― ¡Flipendo! ―retrocedió, como si recibiera un golpe. ― ¡Atrapado! ―los grilletes surgieron del suelo, y capturaron a la criatura. Chispas rojas a su derecha, y un llanto femenino. ―Pobre Fleur. ―Pensó Harry. Suspiró y siguió su camino, hasta encontrar un fuego ardiendo a baja intensidad. A muy baja intensidad, y del fuego, surgieron cinco serpientes, que se arrojaron contra Harry. ― ¡De varita a espada! ―decapitó a las Ashwinders, sin molestarse en nada. Apareció un Escogruto, en un giro hacia la izquierda. ― ¡Impedimenta! ―pero rebotó en la coraza, el Escogruto se arrojó contra Harry, quien se lanzó al suelo, con la intensión de golpearlo en el bajo vientre. ― ¡Wingardium Leviosa! ―y al mismo tiempo, que hacía levitar al animal, lanzó un Empuje de la Fuerza, mandándolo a volar, por encima suyo. Sacó de su bolsillo, una poción para reponer su magia, suspiró y, una vez más, usó el hechizo orientación, giró a su derecha.

― ¡¿Qué piensas hacer?! ―preguntó Cedric asustado.

¡Crucio! ―exclamó Víctor, quien comenzó a torturar a Cedric de alguna forma. Claramente, era muy doloroso, para el Hufflepuff.

¡Desmaius! ―exclamó Harry, saliendo y dejando inconsciente a Victor, antes de arrojar las chispas rojas, para que fueran por él.

―G... Gracias... por eso... Harry... ―dijo Cedric.

―De nada, Cedric. Dolor Reductionem. ―Un aura blanca, recubrió a Cedric.

― ¿Sabes Medimagia? ―preguntó Cedric asombrado.

―Estudié tanto como pude, y de todo un poco ―dijo Harry, guiñándole un ojo.

―Ve, sigue ―dijo Cedric, tirándose en el suelo, respirando relajado. ―Y.… ten cuidado. ―Apuntó al cielo, y disparó dos veces chispas rojas.

Harry se relajó, sacó de su bolsillo dos pociones, una para reponerse del cansancio y otra para reponer su magia. Recuperó su aliento. ― "Oriéntame" ―siguió su camino, hasta llegar ante una Esfinge, tenía torso humano y el resto del cuerpo, era el de un león.

Si te lo hiciera, te desgarraría con mis zarpas,

pero eso sólo ocurrirá si no lo captas.

Y no es fácil la respuesta a esta adivinanza,

porque está lejana, en tierras de bonanza,

donde empieza la región de las montañas de arena

y acaba la de los toros, la sangre, el mar y la verbena.

Y ahora contesta, tú, que has venido a jugar:

¿a qué animal no te gustaría besar?

―El país de los toros... la sangre... el mar.… la verbena... ¿España? ―se preguntó, comenzando a pensar en voz alta, no era la respuesta, la esfinge sonrió. ―Las montañas de arena... arena... desierto... ¿Arabia?... ―Lo pensó más. ―Ara... ―miró a la esfinge, listo para que ella le matara, si se equivocaba. Guardó su varita, él se preparó para matarla, sacando sus sables de luz, empuñándolos, tratando de que ella no lo viera. Y dio su respuesta: ― ¿Una Araña?

La Esfinge enseñó una sonrisa y se hizo a un lado.

Él, solo por un segundo, no guardó los sables de luz, siguió su camino, allí estaba la Copa.

Recordó su sueño. Empuñó su varita. ― ¡Accio: ¡Sable de Luz Original, Cristal Kyber! ―gritó. Pasaron los segundos, y luego aparecieron, en dos luces blancas, la empuñadura de su sable de luz original y el cristal Kyber, desarmó el sable, sin prestar atención a la copa, colocó el cristal, en el interior, se colocó de pie, hizo levitar el sable detrás suyo, lo guardó entre sus ropas y agarró la copa.

Sintió como si un garfio le agarrara tras el ombligo y le jalara.

La Copa era un Traslador, tal y como Harry lo había pensado.