Advertencia: Contenido delicado. Se recomienda discreción.
El ambiente en el Observatorio era tranquilo. Ameno. Y ciertamente tenía un ligero toque de Magia en todo eso. Pues al entrar podías fácilmente toparte con el universo entero. Pasillos y pasillos que mostraban el nombre de distintas galaxias o estrellas remotas, y que prometían maravillarte ante lo que vieses. Escaleras que subían a manera de caracol hacia la atracción principal. Su material siendo parecido al del cristal de Palacio. Con eso se podía deducir fácilmente quienes eran los autores intelectuales de aquella recién abierta atracción. Fue un bello y costosa regalo de los Reyes a su pequeño hijo Astral cuando cumplió sus primeros 5 años de edad. El pequeño había estado encantado con aquello.
Aquel madre tomo a su tierno hijo en brazos y seguido de la ángel subió hasta lo más alto de aquel Observatorio. Los ciudadanos que estaba cerca solo atinaban a dejarle el pase libre e inclinarse en respeto hacía ellos con una sonrisa.
Al llegar a lo más alto. Solo podía divisarse una extraña sala amplia con varios asientos flotantes y una consola de control. El Reina entonces volteo por un momento a la ángel. Y mostrándole a su hijo le pidió que lo cargará por un momento. Ema con una sonrisa asintió, feliz de tener en brazos al heredero del Reino.
Aren se acerco con elegancia a la consola y comenzó a teclear con audacia sobre el teclado. Y de un momento a otro, aquella oscura sala, paso a tener tantos colores como uno jamás podía imaginarse. Galaxias y estrellas podían observarse tan cerca que incluso estirando tu mano podrías alcanzarlas. Planetas inexplorados flotaban como canicas de ahí allá. Meteoritos y cometas pasaban lentamente maravillándote con su presencia. Agujeros negros no eran la excepción. Podías fácilmente notaron como succionaban lo que hubiese alrededor. Estelas de gases nobles de distintos colores eran lo que más bellamente adornaban al basto universo.
El infante al ver aquella escena aplaudió sonoramente acompañado de una bella carcajada. Aren al ver un buen trabajo hecho, volvió a dirigirse. A su pequeño el cual ya le esperaba con sus bracitos abiertos.
La ángel cedió al pequeño a su madre. Y colocándose en la entrada de aquel maravilloso lugar, fue que comenzó con su labor, cuidar de la Familia Real, además de poder disfrutar la bella vista que se le era ofrecida.
Aquella madre tomo asiento y tomando a su hijo en brazos para que se sentara cómodamente en su regazo, fue que comenzó a explicar todo lo que alcanzaba a saber del universo. El infante le escuchaba atentamente, y comenzaba a señalar distintas cosas que le llamaban su atención. Aren solo atinaba a contestar aquellas dudas que podían salir de su pequeño hijo.
Una bella escena familiar era lo que se estaba mostrando. Y el trío que seguía flotando en la sala, lo único que podía hacer era observar. Astral sintiéndose incómodo, pues recordaba todas aquellas batallas que fue involucrado por culpa de ese ser que ahora parecía que le sostenía con tanto amor. Le era difícil asimilar la escena. Un apretón a su mano por parte de Yuma, le hizo saber que no estaba solo en todo aquello. Y mirando de soslayo a su amado, sonrió levemente. El Guerrero solo miraba en silencio, su postura denotaba culpabilidad y angustia.
-¡Mami! ¡Mami! ¡Mira esa cosa! ¡Parece el dulce que comen los niños Neran en la escuela! ¡Quiero probar uno! ¿Puedo? ¿Puedo?-Insistió aquel infante con mirada soñadora. Su madre entonces observándole con tranquilidad asintió en respuesta. Haciendo que su pequeño hijo diera un par de brinquitos de sus brazos, ocasionando que le soltara.
-Bueno, Bueno... Pero debemos salir de aquí cariño...-Informo Aren parándose de su lugar. El infante entonces con un lindo puchero le detuvo.
-Pero Mami. Yo quiero estar aquí... ¿No podemos comerlo aquí?-Aquella madre pareció pensarlo unos minutos. Y después de ver como su hijo le miraba con esperanza, suspiró dándose por vencido. Su pequeño era su adorable debilidad. Y volteando a ver a la ángel dio su siguiente orden.
-Ema, ¿podrás traer el dulce que Astral desea por favor?
La ángel miro con duda unos segundos a su Reina. Pero después de ver la inocencia de aquel niño, termino por asentir.
-Sí, como lo ordene su Majestad-Y con ello salió del lugar, sin darse cuenta que a las puertas del recinto un par de sombras alcanzaban a colarse en el Observatorio.
Aquella madre con tranquilidad volvió a tomar asiento en aquella sala. Y queriendo tomar a su hijo en brazos, fue que le hablo.
-Astral... Astral Cariño, ven sigamos viendo las estrellas...-Aquel infante le miro. Pero en lugar de hacer lo que su madre le decía, atino a esconderse detrás de la consola de control. Riendo por su pequeña travesura.
Aren al percibir esto volvió a suspirar. Era cierto su hijo era bastante imperactivo y juguetón. Pero siguiéndole el juego, Preguntó.
- Oh, ¿Dónde estas mi lindo Astral? ¿Dónde es que se esconde que no puedo encontrarlo? ¿Por qué se oculta de mí? Si yo deseo verlo, ¿Por qué huyes de mi?...-Esas cuestiones al parecer inocentes hizo que le recorriera un escalofrió al actual Rey del Mundo Astral. Yuma noto esto, y procedió a envolverlo en un abrazo un poco incómodo, pero eficaz. Pues el mayor tomo un par de respiraciones para calmarse.
Se escucho de pronto una inocente risa. Y aquella madre se paro con lentitud de aquel asiento, dirigiéndose a donde estaba su hijo escondido. Más una voz le detuvo en el acto.
-¡Vaya, Vaya! ¿Pero miren a quién tenemos aquí?-Aquel Reina volteo con ligero temor a la salida, topándose con dos seres Neran, quienes reían con perversidad. Los cuales eran acompañados con al menos otros tres seres Astrales con mirada perversa.
Aquella madre entonces al verse en aquella situación, atino por ver de soslayo al inocente escondite de su hijo, y colocándose de espalda a la consola, encaro a los invitados no deseados.
-¿Quiénes son ustedes? ¿Qué hacen aquí? ¡Guardias! ¡Guardias!-Llamo a los cuidadores del lugar, más uno de los sujetos le respondió con burla.
-No. No su Majestad. Pierde su tiempo llamándolos. Justo ahora ellos ya deben estar muertos.
-¡¿Que?!-Cuestiono Aren claramente alterado.
-¡Ja! ¡Por Dios miren su Cara! ¡Es tan patético!-Los demás rieron con burla ante el comentario de uno de ellos.
Aquella madre entonces comenzó a pensar qué es lo que podría hacer, pues una manita jalo su túnica en silencio. Llamando su atención. Un lindo Astral ahora yacía asustado ante lo que pasaba. Pues claramente podía percibir las intenciones hostiles de los perpetradores. Los cuales al notar su presencia no dudaron en dejar salir su felicidad retorcida.
-¡Pero miren que la Reina no esta sola! ¡El heredero lo acompaña! ¿Acaso ustedes pensaron en este escenario tan bello? ¡La suerte nos sonríe amigos! Y el día de hoy cobraremos nuestra venganza...
-¿Venganza? ¡¿Qué les he hecho?! ¡No los conozco!-Menciono Aren tomando a su hijo en brazos, alejándose de aquellos sujetos.
-Por favor su Majestad. Es claro que usted no nos conoce. Siempre enclaustrado en aquel Palacio. Obvio jamás nos vera o conocerá... Pero nosotros si lo conocemos a usted. Y aquel imbécil al que llaman Rey... Ese idiota nos ha quitado todo lo que amábamos y conocíamos su Majestad... Por eso... El día de hoy le haremos lo mismo...-Menciono uno de los seres Astrales acercándose poco a poco.
Aren solo tratando de proteger con su cuerpo a su hijo, retrocedía los mismos pasos que aquel sujeto daba.
-No, no entiendo. ¿Por qué hacen esto?-Cuestiono alterado aquella madre.
-¿Por qué? ¿Es que acaso no escucha? ¿Esta sordo? ¡Nos vengaremos del Rey deshaciéndonos de ustedes! ¡En la última revuelta él nos arrebato a quienes queríamos, a quiénes amábamos!-Exclamo uno de los Neran, comenzando a acercarse al asustado Reina. El cual seguía retrocediendo.
-¡Mi esposo jamás haría algo así sin razón! ¡Ustedes son quiénes provocaron su propia perdida!-Menciono la Reina, topándose con la pared.
-¡Pero que buen chiste nos dice su Majestad! ¡Casi rio de la felicidad! Pero eso no paso así...-Respondió otro de los seres Astrales-Su Esposito atacó sin motivo nuestro refugió, en la frontera norte, y después como el cobarde que es, ¡Nos embosco en la planicie de Karth! No hubo más sobrevivientes que nosotros. Quienes conocimos la crueldad de aquel a quien llaman Rey...
Aren quedo en leve shock por lo revelado. Más de inmediato se recompuso. Pues el ligero movimiento de su hijo le hizo aterrizar en la situación.
-Entiendo...-Menciono llamando la atención de aquellos invitados no deseados- Entiendo que se sientan enojados. Molestos y furiosos. Pero si se desquitan con nosotros solo probaran que son igual de crueles que él... Mi esposo. El Rey Elifas... Debe sentirse culpable por aquello. Ya que jamás atacaría a inocentes sin razón-Defendió- Pero tampoco voy a quitarle esa responsabilidad de lo que ha hecho... Así que ruego me escuchen... Sí lo desean, podemos llegar a un acuerdo para que esto sea solucionado y castigado conforme a nuestras leyes...-Intento negociar.
-¿Si lo deseamos? Entonces díganos. ¿El Rey será castigado por las miles de muertes de inocentes que ha provocado por su propia mano? ¿Nos devolverá a nuestros seres queridos que perdimos en la batalla?...
-...No... No puedo prometer algo como eso...-Menciono la Reina preocupado. A la vez que comenzaba a tentar la pared a sus espaldas. Quizá con algo de suerte podría romperla para que al menos su pequeño escapara volando.
-¡Entonces deje de decir estupideces!-Grito el último de los seres Astrales.
-¡Ustedes son quienes no atendieron a los llamados a la paz y a la tranquilidad! ¡Son los principales culpables de su pérdida! ¡Si hubiesen escuchado aunque sea alguna vez a mi Esposo, eso no habría pasado! ¡Se les dejo en paz por muchos años! ¡Pero entiendan que su presencia hacia daño a los lugares cercanos! ¡Bandalizando todo lo que llegaban a tocar o ver! ¡Robando el grano que serviría a los demás pueblos! ¡Saqueando, robando y asesinado a los mercaderes que trabajan honestamente! ¡¿Cómo demonios no querían que algo así pasara?!-Exclamo Aren alterado y enojado. Y eso fue uno de sus peores errores.
El trío que veía la escena a lo lejos solo miraba con preocupación aquello. Mientras algo se removía en el corazón de Astral. ¿Por qué le dolía ver aquello? El Guerrero solo bajaba la mirada. Culpándose. Si ellos no hubiesen estado ocupados cuidando otros lugares, pudieron haber intervenido a tiempo.
Pero el hubiera no existe.
Aquellos sujetos ahora con la mente nublada con el enojo y el dolor de la perdida. Se acercaron hostilmente a las víctimas.
Fue entonces que todo pareció ir en cámara lenta. Pues Aren usando una de sus habilidades había hecho la pared a sus espaldas explotar. Y queriendo salir del lugar volando, fue que se acerco a la abertura recién hecha. Más lo que no esperaba era que aquellos intrusos pudieron alcanzarle a tomar de su pierna. Deteniendo.
Aquella madre le había quedado claro lo que pasaría. Y con pesar y tristeza. Miro a su hijo, el cual tenía lágrimas de miedo cayendo de sus bellos ojos. Y dándole un beso en su cabeza, lo arrojó por aquella obertura. La salida de aquel infierno que estaba por comenzar.
Moviendo sus labios, sin emitir sonido fue que pudo decirle a Astral lo que debía hacer.
Vuela...
Fue lo que el pequeño Astral entendió. Y alcanzando a ver como su Mami era tirada al suelo con un tirón en su cabello, fue que se dejo caer por unos metros más, hasta que pudo estabilizarse en el aire. Bajando poco a poco hasta el suelo. Donde apenas y reacciono a los últimos escombros que caían a su dirección. Lastimándole severamente.
Aren al observar como su hijo alcanzaba a irse. Fue que sonrió débilmente antes de sentir un tirón más que lo llevo al suelo.
-Vaya. La Reina puede defenderse... Pero es una lástima...-Menciono uno de los Neran al ver como aquella madre alzaba sus manos para usar su magia. Horrorizándose cuando percibió que no paso nada.
-¡¿Qué?! ¿Por qué no...?
-¿Acaso pensabas que no veníamos preparados?
Aren entonces sintió un horrible vuelco en su estomago. Pues aquel Neran dio una caricia tosca y lasciva. Cerrando sus ojos. Solo dejo salir un par de lagrimas mudas.
-Jajaja al parecer ya entendió la situación... Dejaste ir al niño... Tendrá que entretenernos su Majestad en su lugar...-Menciono uno de los seres Astrales, usando su magia para sellar el lugar.
Dejando salir sin que Aren se diera cuenta, al otro ser Neran. El cual al percibir al niño en el suelo. Sonrió con perversidad.
-No. No su Majestad. No puede perderse en sí mismo ahora. No cuando esto esta por comenzar-Menciono aquel que lo tenia contra el suelo. Y sintiendo como su piel era atravesada fue que sus ojos se abrieron hasta su máxima capacidad.
Sangre Dorada comenzó a manchar el duro suelo de mármol. Sus ojos soltando lágrimas de dolor no fue impedimento para ver como aquellos perpetradores le sonreían perversamente.
El trío a lo lejos. Solo alcanzaban a llorar en silencio. Pues la impotencia podía sentirse en todo su cuerpo. Yuma abrazaba a su amado desviando su mirada de tal horrible escena. Mientras Astral solo apretaba sus puños hasta lastimar las palmas de sus manos. El Guerrero miraba al suelo. Lamentándose.
Gritos de dolor entonces se escucharon. Gritos agónicos que alcanzaron a lastimar aquellos presentes polizones. Que con pesar solo cerraron sus ojos ante lo que presenciaban.
La escena entonces se volvió blanca. El trío ahora estaba en las alturas observando sus alrededores, sin dejar de oír los gritos de ayuda que rogaba la pobre Reina del lugar.
Aren gritaba. Más en su corazón llamaba al único ser que podía ayudarlo.
¡Elifas! ¡Elifas! Por favor... Ayúdame. Nuestro Astral. Nuestro Astral... Elifas... Por favor... Alguien... Ayúdenme...
Lo que sucedía era una pesadilla. Que alguien le despertara. Por piedad.
-.-.-.-
Yuma vio entonces con horror como la versión más pequeña de su amado era alzado con brusquedad del suelo. Lágrimas frías recorrían sus mejillas. Mientras Astral solo le sostenía en brazos.
Aquel hombre tomando del cuello al niño comenzó a ahorcarlo. Astral en respuesta comenzó a mover sus bracitos y sus piernas, tratando de liberarse mientras alcanzaba a gritar.
-¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mamá ayúdame! ¡Mamá!
Aquel hombre sonrió con burla, y azotando al niño contra el suelo. Le hizo callar.
Los transeúntes que pasaban veían a lo lejos la escena. Retorciéndose en Irá al verlo. Pues por más que lo desearan, no podían moverse. Algo les detenía en su lugar. Las Damas miraban con horror la escena, mientras su instinto maternal gritaba en agonía. Lágrimas recorrían sus rostros. Impotentes por no poder ayudar al pequeño príncipe. Los hombres estaban casi en las mismas condiciones, más apretando sus puños, trataban con toda su fuerza el moverse. Palmas lastimadas por la fuerza aplicada de aquellos dedos. Por favor, que alguien interviniera. Una plegaria se alzo al cielo.
-.-.-.-
La ángel después de salir del recinto se dirigió entonces al primer puesto ambulante que encontró. Viéndose decepcionada al no encontrar aquella golosina que el príncipe pido. Más renovando su animo, decidió alejarse un poco más yendo de puesto en puesto, tratando de encontrar aquello que buscaba.
Quince minutos ya habían pasado. Y aquella bella ángel, con triunfo alzaba aquella golosina al aire, y pagándole al mercader, fue que se despido de él, alejándose una vez más, yendo en dirección de nuevo al Observatorio.
Su camino tranquilo, hasta que percibió como aquella pared exterior explotaba. Viendo con horror como un lindo Astral salía despedido del lugar.
Fue entonces que aquella golosina cayo al suelo. Y comenzando a correr, fue que comenzó a lamentarse.
¿¡Por qué se permitió el lujo de alejarse!? ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?!
¡Maldición!
Y tomando impulso, preparo sus alas. Listas para tomar vuelo. Aquella ángel dio honor a su apariencia. Volando lo más rápido que podía.
-.-.-.-
El Rey justo ahora estaba en una aburrida conferencia de mercaderes y política. A decir verdad poco le interesaba lo que se tenía que decir. Más comprendía que eso era importante para aquellos súbditos. Que con honradez salían a vender sus productos.
Parándose de aquel asiento digno de su título, abrió su boca para dejar salir una opinión. Más se detuvo al momento en que un par de lágrimas bajan pos sus mejillas.
Los mercaderes vieron extraña esta acción. El Rey entonces tomo con su mano ambas lagrimas que cayeron libremente, y mirándola con detenimiento. Lo supo.
Aren... Astral...
Su esposo y su hijo estaban en peligro.
Un presentimiento que carcomía su corazón ahora era el mismo que lograba hacerlo latir hasta un dolor físico. La angustia alzándose en su mente, fue lo que dio pauta para salir del lugar sin dar una explicación. Dejando atrás a los mercaderes confundidos.
Busco su montura, la cual ya estaba preparada. Y subiendo en aquel caballo de verde esmeralda. Dio un ligero golpe, dando la orden al caballo de alzar en vuelo. El cual de inmediato lo hizo dejando salir un relinchido que atrajo la mirada de transeúntes que apenas iban pasando.
Volando por encima de la ciudad, solo podía pensar en sus dos seres más amados. Su corazón sin dejar de latir con fuerza y su mente nublada por la preocupación y la angustia. Hizo que un par de lagrimas mas bajaran por su mejillas.
¡¿Por que ese maldito presentimiento no desaparecía?!
-.-.-.-
Aquel hombre ahora aplastando la cabeza del infante, reía como si no hubiese un mañana. Su venganza al fin había sido cumplida.
Dio una nueva patada al infante el cual dejo salir un quejido de dolor. Y siguió aplastando la cabeza del niño contra el suelo. El cual ya se pintaba de un oscuro purpura, producto de la sangre del pequeño.
Nuevos golpes no se hicieron esperar. Aquel hombre ya estaba perdido en la locura. Los demás viendo con horror la escena frente a ellos. En los seres Astrales naciendo un profundo odio y rencor a los seres Neran. Los cuales solo miraban la escena asqueados. Impotentes. ¿Cómo un ser como ellos era capaz de tanta crueldad?
Y entonces. Como una Diosa de Guerra, bajando a la Tierra. Fue que la ángel embistió a aquel sujeto. El cual en ningún momento dejo de reír. Apuñalando con sus ultimas fuerzas a un costado de la ángel. Quien a pesar del dolor, no dejo ir aquel hombre. Sometiéndolo en el suelo, gritó.
-¡¿Qué mierda crees que haces?!
El hombre con voz quebrada le respondió.
-Mi Venganza... Se ha cumplido... Mi hija descansará en paz... Jajajaja
La ángel entonces arremetió en contra de aquel hombre. Golpe tras golpe fue subiendo de intensidad. Desquitando su rencor y su odio en contra de aquel horrible ser. Y alzando sus manos, juntándolas en puño, fue que le dio fin a la vida de ese sujeto. El cual murió con una sonrisa en el rostro, ahora casi irreconocible.
Mirándole con una frialdad digna de un Guerrero. Fue que aquella ángel escupió al cadáver que yacía debajo de ella. Alejándose se acerco a su príncipe. A la vez que aquellas personas comenzaban a recuperar la movilidad.
Esto estaba mal. Era una escena desgarradora. Pues aquellos bellos bracitos que en algún momento le abrazaron, ahora estaban fracturados. Al igual que una de sus piernas. Moretones y cortes podían percibirse a lo largo de todo aquel pequeño cuerpo. Su rostro que tenía un bello aire infantil, ahora había dejado de existir. Pues sangre bajaba de su nariz y ojos, los cuales ahora estaban cerrados. Sus oídos corrían con la misma suerte, pues la sangre no dejaba de brotar.
La ángel entonces se hundió en culpa y dolor. Tomando aquel niño en brazos, se lamentó. Lágrimas gruesas bajaban por sus mejillas, quemándole. Su corazón sufriendo un dolor insoportable que logro quebrar a quienes le veían. Su mirada dirigiéndose al cielo para buscar una respuesta que jamás encontró. Dejando salir un grito lastimero y quebrado.
Los transeúntes que se acercaban a ayudar a los heridos por los escombros lloraron en silencio. Abatidos. La semilla del mal germinándose en sus corazones al ver al bello príncipe. Su futuro, hecho pedazos.
La ángel entonces. Con las fuerzas que pudo reunir, se paro con el niño en brazos. Y comenzando a alistar sus alas para ir en dirección del Palacio para conseguir atención medica, fue que una débil manita le detuvo. El príncipe tambaleándose entre la consciencia y la inconsciencia, susurro.
-Mamá... Mamá... Ayúdalo... Mamá... Mamá...
La ángel sintió un vuelco en su corazón. Y mirando de nuevo a lo alto del Observatorio. Tuvo que decidir. ¿Qué vida valía más?
Entonces con horror noto como es que el infante dejaba de respirar. Dejando caer su manita al vacío. La respuesta era obvia.
Llorando con amargura. Tomo con más fuerza al niño, ocultando su mirada en su cabello blanco, alzo en vuelo en dirección al Palacio. Ella estaba segura que la Reina le reprendería si expusiera de nuevo a su hijo.
Y obsorda en dolor. No noto como es que el Rey, llegaba en su montura al lugar. Adentrándose a la fuerza por la obertura recién hecha.
Elifas había visto horrores en la Guerra. Muchos. Pero lo que ahora le mostraban sus ojos, eso era lo peor que alguna vez pudo apreciar. Pues su esposo yacía en el suelo, ensangrentado, con la ropa desgarrada, dejándolo casi en la desnudez. Mientras aquellos sujetos reían ante lo cometido.
Fue donde perdió sus cabales. Llenándose de ira, arremetió en contra del único Neran que había en el lugar. Matándolo de un solo golpe. Los seres Astrales al ver esto. Con una sonrisa tomaron sus propias vidas. No sin antes dejar una maldición a el moribundo Reina.
Elifas no pudo evitarlo.
Los transeúntes que aun estaba ayudando abajo. Escucharon gritos de ira y enojo, después observaron una intensa luz blanca, signo de la muerte de seres Astrales. Y entonces supieron que aquellos perpetradores que atentaron en contra de la Familia Real, ahora estaban muertos. Su ánimo decayó. La tristeza podía sentirse en sus semblantes y posturas.
Aquel Rey entonces volviendo a su montura con su esposo en brazos, fue que se dirigió al Palacio.
Aren apenas y pudo percibir la energía de su esposo. Al cual miro débilmente. Y susurrándole, dolido. Con la voz cortada, hizo que el Rey se quebrara.
- Astral... Astral... ¿Dónde esta Astral?...
-...- El Rey con lágrimas en los ojos, solo lo acerco más a él, mintiéndole, le respondió- Él... Él esta bien... No hables amor... No hables más...
Aren entonces suspiró. Dejando caer su cabeza en el pecho de su amando. Inconsciente.
Elifas apuro entonces aquel caballo, mientras rezaba por que su amado esposo y su amado hijo estuviesen bien. Pues anteriormente pudo divisar a la ángel cargar con el lindo niño en brazos.
En ese momento terminó con la luz del ocaso, aquel Día trágico.
-.-.-.-
Astral y Yuma lloraban en silencio abrazados al presenciar tal brutalidad de escena. Mientras el Guerrero luchaba por recordarse así mismo que aquello ya había pasado. Y eso era algo que no podía cambiarse.
Los polizones entonces fueron envueltos en oscuridad.
Aquel recuerdo estaba por finalizar para ellos. Y arrojándolos a un vacío fue que una puerta se abrió ante ellos.
Más aquellos polizones aún miraban aquello con duda. Sus mentes al limite apenas se daban cuenta que aquella era la puerta de salida. Y dándole la espalda.
La pareja miro al Guerrero.
Lágrimas frías bajaban por sus mejillas. Su postura denotaba angustia y estrés. Más su mirada demandaba respuestas.
Erí entendió.
Y en aquella oscuridad, hizo que sus actuales monarcas se sentaran delante de él. Esperando a que ambos se calmaran. Al igual que su agitada mente y corazón.
