Capítulo 32

El vuelo era rápido y salvaje, Sesshomaru se movía con el viento con una gracia feroz que no había visto antes intimidándola un poco.

-Se puede saber que ocurre contigo – dijo molesta Kagome aun en sus brazos, el hombre tomo unos minutos en responder

- ¿Por qué me desobedeciste? – respondió sin mirarla

-Sigues con eso – suspiro cansada – de no ser por esa imprudencia ese Naraku aun estaría vivo ¿Por qué no entiendes eso? – el youkai la miro impasible

-La que no entiende eres tú, debo protegerte…desobedeciste mi orden y suprimiste tu energía espiritual – menciono ese detalle mirándola enojado aterrizando en un lugar que Kagome ignoro completamente, era valiente al no quitarle esa retadora mirada de encima – eso me molesto demasiado, no tienes ni idea de lo que sentí – regaño elevando el tono de su voz

-Entiendo que debes protegerme, pero tampoco te tomes las cosas tan a pecho Sesshomaru – suspiro – entiendo que soy tu compañera, entiendo la fuerte conexión que tenemos, pero… yo también puedo protegerme sola a veces

-Yo no aceptare eso – refuto acercándose a ella besándola con notoria euforia, tenía todo el deseo de castigarla y hacerle entender que su mujer no debía exponerse así con cualquier enemigo, solo el bastaba para protegerla

-Sesshomaru… espera – jadeo Kagome, la conversación aún no había terminado, pero cuando el mordió demandante la marca de ella todo en su mente acabo nublándose

-No quiero esperar… - lamio la marca despojándola de la ropa que ella llevaba, deseaba a su mujer con una intensidad desmedida, al tumbarla en el césped del lugar escucho una risita - ¿Qué es lo gracioso?

-Tu… - soltó ella dejándose desvestir con toda la prisa que el lord llevaba

-Calla…-en un arrebato de deseo hundió su lengua en la húmeda cavidad sonriendo satisfecho ante los gemidos de su mujer, orgulloso de ser el quien acabara desesperándola de deseo

-Sesshomaru… - gimió arqueando la espalda.

Kagome era el manjar más delicioso para el youkai, era un elixir único y cuando arqueo salvajemente su espalda ante aquel orgasmo que tuvo sonrió traviesamente saboreando todo de ella, jugando con su sensible clítoris, la deseaba más que nunca, pero la haría sufrir un poco más, así que acabo hundiendo dos dedos en su centro provocándola.

El sonrojo y el rostro cegado de placer lo estaba enloqueciendo, ella no tenía que hacer demasiado para llevarlo a la locura, solo complacerla y llenarla de satisfacción era adictivo y sensual. La química que ambos tenían era notoria.

-Kagome… contrólate … - susurro en su oído, provocándola.

-Que…que dices…oh… - el vaivén de los dedos de Sesshomaru en su vagina eran una droga, estaba tan encendida que se sentía mareada, ese hombre la amaba de diferentes formas que adoraba sin lugar a duda

En un arrebato de deseo el youkai acabo levantándose y desnudándose frente a una miko que termino sonrojándose ante la punta de los pies al ver al youkai tan desnudo frente a ella, era tremendamente guapo y de eso no había la menor duda, pero su rostro reflejo nerviosismo cuando la atrajo con una mano hacia su cuerpo, levantándola

-Se te acabaron las palabras – jugo con ella al ver el nerviosismo que tenia, ella negó con el rostro

Teniéndola desnuda frente a él solo la estudiaba minuciosamente con esa mirada dorada que estaba enloqueciéndola sin siquiera tocarla, pero cuando comenzó con una caricia ascendente que inicio por sus manos, subiendo por sus brazos hasta llegar a sus hombros y nuevamente bajar hasta sus manos cerro los ojos, era excitante y relajante

-No hay un cuerpo que me fascine más que este – susurro llevando las manos de Kagome a su nuca, en una especie de invitación a ella para que lo abrazara y al hacerlo se sorprendió cuando la levanto y penetro con fuerza sin poder ahogar el grito. Provocando que instintivamente abrazara la cadera del youkai con sus piernas

-Sesshomaru… - gimió su nombre tomando hebras plateadas del cabello de él, enredándolas para aferrarse a ellas, ese youkai era endemoniadamente sensual y salvaje, podría hacerse adicta a él sin dificultad y era una idea que hizo sonreír al demonio

-Eres una atrevida Kagome – gruño sin dejar de penetrarla tumbándola sin separarse de su íntima unión – estás pensando cosas indebidas – bromeo para hundirse más fuerte, más salvaje excitándose con los gemidos de ella – grita… grita para mi…

Esa invitación del youkai era más que suficiente para no cohibirse ante él quien estaba entrando a su cuerpo de una manera salvaje y demandante. De no ser una humana común habría muerto ante tal salvajismo, pero agradecía estar marcada, agradecía estar con él, amaba esa forma de estar con él.

Lo gritos excitantes de Kagome lo enloquecían, el cuerpo de ella se ajustaba perfectamente al suyo y eso le encantaba, ella se adaptaba con toda la facilidad a su salvajismo sexual y solo saber que podría tomarla tan salvajemente las veces que quisiera lo llevaron a explotar nuevamente dentro de ella.

-Eres un salvaje…-susurro Kagome mirando a Sesshomaru aun encima de ella, su frente estaba perlada a causa del sudor, su flequillo estaba húmedo y tenía esa mirada aun cargada de fuego luciendo tremendamente atractivo – estoy exhausta…

-Aun puedo tomarte con la misma intensidad – sedujo lamiendo el cuello de la mujer, cerca de la marca – pero sigues siendo una humana, no puedo exigirte demasiado – mordisqueo suavemente su cuello haciéndola reír, incorporándose un poco para mirarla

-podría hacerme … adicta a esto… – murmuro somnolienta, era imposible evitar dormirse luego de entregarse tan eufóricamente al youkai que deposito un pequeño beso en su frente.

Sesshomaru la observo por un momento, estaba aun con la respiración agitada y el rostro sonrojado, su cuello estaba con algunas zonas rojas a causa de las pequeñas mordidas que el hizo y el ambiente estaba impregnado del aroma a excitación de su mujer, era embriagante.

Al verla tumbada, dormida y desnuda frente a él solo causaba que quisiera tomarla de nuevo, era incansable, pero cubrió con su blanco hakama el cuerpo de la mujer. Aprovecharía el momento de tomar un rápido baño en el rio que estaba cerca de ellos así que con un último vistazo camino desnudo al rio que estaba a pocos metros de ella zambulléndose en el agua helada, de alguna forma debía calmar la insaciable sed que tenía por Kagome.