— Cuanto tiempo, Fuwa-kun...

Sho simplemente no lo podía creer, se quedó totalmente petrificado y no precisamente solo por la sorpresa. Se giró lentamente solo para confirmar que esa voz y ese reflejo le pertenecían a la persona que creía, y fue una gran sorpresa darse cuenta que no fue en absoluto una alucinación.

— Mo... Mogami... Mogami-san —balbuceó, totalmente helado, pues nunca pensó volverla a ver, y menos en una situación como esa.

La señora se acercó lentamente, de forma elegante y estilizada pero a la vez feroz, como una pantera acercándose, acechando a su presa.

Se paró frente a Sho, no dijo nada, solo lo miró de pies a cabeza, causando en él un frío inclemente, que se intensificó cuando la dama terminó observándolo a los ojos, fijamente, una mirada penetrante.

— Has crecido, Shotaro-kun —cambia de dirección su mirada hacia la muñeca de su hija, que seguía siendo apretada por la mano de Sho— Pero, considerando la familia a la que pertenece, no creí que te convertirías —decía a la vez que con fuerza quitaba la mano con la que Sho sostenía a Kyoko para dejarla libre— En un irrespetuoso con las señoritas —terminó, mientras de nuevo le miraba directamente a los ojos, causando que Sho baje la mirada inconscientemente, a la vez que daba un pequeño paso hacia atrás.

Sho, aunque no quería admitirlo, tenía muchos motivos para sentirse avergonzado ante la señora ahí presente. Kyoko sacudía ligeramente su muñeca, que ya estaba roja por el fuerte agarre de Sho, y analizaba la escena en su delante. Recordaba que en su infancia habían pocas cosas o personas que intimidaban a su querido "Sho-chan", una de ellas era su progenitora, y no lo culpaba. De repente, Saena cambió de dirección su mirada hacia Kyoko. Estaba inexpresiva, y Kyoko pudo sentir que le observaba de pies a cabeza, con el ceño luchando por no fruncirse. De pronto, a la joven actriz le sorprendió el suspiro que inesperadamente su madre soltó para posteriormente llevar su mirada hacia su cartera y sacar las llaves de su auto.

— Vamos —fue lo último que dijo, y luego dio media vuelta y comenzó a caminar hacia su auto.

Sho seguía muy sorprendido, no se explicaba en qué momento o cómo es que esa mujer que prácticamente nunca se intereso en Kyoko, que la hizo llorar incontables veces por su indiferencia, estaba ahora ahí... ¿Defendiéndola? Sí, defendiéndola de él.

Hizo contacto visual con Kyoko, pidiéndole en silencio una explicación. Ella solo le respondió con una mirada fría, luego vio que su madre ya se alejaba y la siguió. Cuando ya iba a entrar al auto le dedicó una última mirada a Sho.

"¡¿Cómo pude dejar que se de cuenta?!"

Se sintió muy afortunada de que su madre le haya dicho que pasaría por ella y que haya llegado justo a tiempo.

¡Justo a tiempo!

Ella ya se imaginaba lo que hubiese pasado.

¡Le hubiese dicho la verdad!

Esa verdad que no debe ser dicha.

Ah, ya se imaginaba la desgracia que vendría, seguro como su pesadilla.

Él, por lo menos no tenía pruebas, aun si le dijese todo a su senpai, ella podría negarlo y... Él le creería a ella más que a Sho, después de todo lo odia y sabe que Sho diría cualquier cosa por molestar.

"Jaja, claro... ¿Por qué le creería?"

Pero de todas maneras su seguridad, la seguridad de su secreto, estaba pendiendo de un hilo.

¡Ya lo sabía!

¡El bastardo ya lo sabía!

O al menos eso era lo que pensaba.

Suspiró, se sentó en el asiento del copiloto y cerró la puerta, sin dejar de mirar a sus rodillas, preocupada, concentrada, como si fuese lo más interesante del mundo. Saena también le dedicó una última mirada a Sho, una advertencia disimulada con una reverencia, y entró en el auto con su hija. El auto arrancó y se encaminaron hacia el Daruma-ya, dejando atrás a un totalmente sorprendido Sho solas en ese club. Kyoko no dejaba de pensar en cómo neutralizar ese peligro, pues el que Sho ya lo sepa era muy arriesgado, tal vez no tenía pruebas pero eso no quiere decir que no pueda conseguirlas.

«Estoy decepcionado»

"Sí... Él no lo debe saber... Pero... ¡Pero si hasta alguien que acabo de conocer lo descubrió! ¡¿Cómo no lo hará Shotauro?! ¡Cielos! ¡Cielos! ¡¿Qué voy a hacer?!"

Kyoko entonces recordó lo que sucedió minutos antes de encontrarse con Sho.

"Al menos... Al menos... Tengo... ¿Un nuevo amigo?"

Sonreía resignada, vio la tarjeta que tenía en su cartera y recordaba... Lo sucedido instantes antes de encontrarse con Sho.


Recién salía de su remolque, las estilistas volverían a la ciudad en él, ella se iba a esperar a su madre. Y entonces cuando ya se iba, apresurada por los lejanos llamados de Sho, un auto muy lujoso y rojo paró frente a ella, y el conductor bajó la ventanilla.

— May I help you, pretty lady? —apunta con el pulgar hacia donde se escuchaban los gritos de Sho, quien parecía estar perdido y no encontraba como entrar al estacionamiento, mientras con monotonía agrega— I guess that this jerk is bothering you...


¿Puedo ayudarla, linda señorita? Yo me imagino que este idiota está molestándola...


— ¡Nick-san! —Nick le guiñó el ojo y con el dedo le invitó a entrar en el auto, al tiempo en el que la puerta del copiloto se abría.

— If you want... I may take you to dinner and after take you to home... —le sonríe ladinamente— I'm a Ren's friend... So... I think that we have things to talk... You know, about your "friendship" with him —Kyoko tragó saliva con eso último, la entonación en la palabra amistad le hacía notar que él ya sabía algo.


Si quieres... Yo puedo llevarte a cenar y luego llevarte a casa... Soy amigo de Ren... Entonces... Yo creo que tenemos cosas de qué hablar... Ya sabes, sobre tu "amistad" con él.

"Maldición... ¡Maldición! ¡¿Lo vio?! ¡¿Lo vio?! ¡Oh, cielos! ¡Sí lo vio! ¡No! ¡¿Ahora qué haré?!"

Kyoko se puso histérica mientras sus demonios mentales estaban corriendo un lado a otro y la torre de control se incendiaba. Pero, en el momento en el que ya se sentía preparada para realizar el Harakiri, se dio cuenta de la sonrisa que Nick le mostraba, era una sonrisa idéntica a la del presidente, esa vez en la que por primera vez y última hasta el momento había dicho sus sentimientos en voz alta, y los aceptó.

— Nick-san... Please... Please don't...!


Nick-san... Por favor... ¡Por favor no...!


— Keep calm, I won't tell him —le guiña el ojo— It will be our little secret...


Mantén la calma, no voy a decirle... Va a ser nuestro pequeño secreto...

– Thank you very much, Nick-san... And... Well...


Muchas gracias, Nick-san... Y... Bueno...


— You don't have to thank me anything... And... Hurry! Come on! That kid is about to catch you...


No tienes que agradecerme nada... Y... ¡De prisa! ¡Vamos! Ese niño está a punto de atraparte...


— Oh! But... I...


¡Oh! Pero... Yo...


— Come on! I won't eat you... —sonrío ladinamente mientras que en un susurro, que ella no podría escuchar a no ser que tenga poderes sobre-humanos, agregaba, esta vez en japonés— Eso es asunto de Ren...


¡Vamos! No voy a comerte...


— Sorry, Nick-san, I'm waiting for someone... —le dijo apenada— And also... You don't need to worry... I can defend me by myself... I know how to treat with that jerk... —agregó con bastante seguridad.


Lo siento, Nick-san, estoy esperando a alguien... Y también... No tienes que preocuparte... Puedo defender,e por mí misma... Yo sé cómo tratar con ese idiota...


— Eh? Really? Okey, okey...


¿Eh? ¿En serio? De acuerdo, de acuerdo...


— But thank you anyway...


Pero gracias de todos modos


— Well, it's okey... But... —saca una tarjeta de presentación con su número y se la ofrece a Kyoko— If you change your mind... Just call me... I live in Tokio the most of the time —Kyoko, tímidamente, tomó la tarjeta con una sonrisa.

Bueno, está bien... Pero... Si cambias de opinión... Solo llámame... Vivo en Tokio la mayor parte del tiempo...


— Thank you, Nick-san...


Gracias, Nick-san


La sonrisa de Kyoko era muy tierna, al modelo extranjero le daban ganas de apretarle los cachetes. Entonces, estudiando el asunto, recordó a Fuwa, no le caía ni bien ni mal, pero de alguna forma le parecía que seguro era un tipo muy divertido para molestar, así que decidió intentar algo divertido... Kyoko solo iba a trabajar con ellos para ese vídeo, pero en el caso de Nick el contrato decía que aún le faltaban dos PV más con el cantante, sonrío de solo pensarlo... Las cosas que podría hacer, y sabía perfectamente qué hacer para lograr hacerlo, era obvio, esa "pequeña tigresa", como acababa de bautizar, era por demás su debilidad.

— ¿Y tú no me darás tu número, Kyoko-san? Eso es muy cruel —hizo puchero.

Instantáneamente, vino a su mente Corn y casi se muere de ternura de recordarlo, el extranjero era justamente rubio y de ojos verdes, por lo cual fue fácil que se lo imagine justo ahí. Pero, luego volvió a la realidad, él no era Corn, le estaba pidiendo el número y estaba algo avergonzada, no era muy adecuado para una japonesa intercambiar números así. Pero se sentía en compromiso ya que él ya le dio su número, y además había sido muy amable con ella. No lo pensó más y, algo sonrojada, sacó de su bolso una tarjeta y un lapicero, apuntó su número y se la entregó. El chico se sorprendió, no pensó que se la diese tan fácil, pues ya le habían hablado de ella y no era fácil de acercarse, ignoraba los intentos de conquista de sus compañeros, casi como una versión femenina de Ren.

Y sí, ya hablaban de ella, muchas cosas sobre ella, y no pensó que esa "Kyoko", la actriz que se estaba volviendo cada vez más conocida, una belleza malvada, sea la misma chica de la fotos que Ren observaba embelesado en su celular.

— See you —hizo un saludo militar con la mano con la que sostenía la tarjeta—, little tiger —guiñó el ojo y arrancó el auto— ¡Te avisaré para salir cuando Ren vuelva! —sonríe ladinamente— Podríamos tener algo así como una doble cita... Mi hombre y yo estaríamos encantados...


"Oh... Es gay... No, no, no... ¡Espera! ¡¿Doble cita?! ¡¿Dijo doble cita?!"

Kyoko pensaba en qué tal vez no haya sido muy prudente, y se preguntó qué tal si al final sí se lo contaba a Ren... Pero por alguna razón sentía que podía confiar en él.

Saena estaba incómoda, tenía ganas de preguntar, y cada vez más por las expresiones de Kyoko mientras pensaba. Una buena madre preguntaría, pero he ahí el detalle... Ella nunca lo fue. Saena estaba frustrada, no se sentía con derecho de hacerlo, era un dilema al cual no encontraba solución...

Ya se podía imaginar a Kyoko diciéndolo:

«¿Te interesa? Nunca te preocupaste... ¿Piensas hacerlo ahora?»

Solo podía esperar esa respuesta, y le daría la razón, no se sentía con la facultad de entrometerse en su vida, la dejó a su suerte cuando más la necesitó.

¡¿Por que le haría caso ahora que ya es una mujer?!

Ella demostró que no la necesitaba, pero no la abandonaban las ganas de preguntar, eran insistentes.

— Y con Shotaro-kun —murmuró Saena, sobresaltando a Kyoko— ¿Qué era lo que se le ofrecía?

— ¿Eh?

Kyoko estaba muy sorprendida, ella no se esperaba que Saena pregunte, no esperaba que le importe. Ahora la miraba incrédula, mientras Saena no tenía idea de qué pensar.

Miraba a su hija nerviosa, se dio cuenta que lo dijo, y entonces cuando Kyoko parecía por decir algo, ella ya se preparó para escucharlo, un algo vergonzoso y un poco doloroso:

"No te metas en mi vida ahora que ya no necesito que lo hagas"

— Olvídalo —lo dijo rápido y regresó a concentrarse en el camino.

— ¿Puede ser...? ¡¿Puede ser que estés preocupada por mí?! —Kyoko sin pensar en las consecuencias se lanzó a abrazar a su madre y casi se chocan.

— ¡Kyoko!

— ¡Lo siento!

Kyoko estaba muy feliz, demasiado, su madre la quería.

¡Sí la quería!

O al menos estaba empezando a hacerlo.

Saena, por otro lado, estaba totalmente sorprendida, no se esperaba esa reacción, aunque al final debió hacerlo, esa niña era un misterio por su especial forma de pensar y de actuar.

— ¿Y bien...? —Kyoko se sobresaltó, regresó de sus fantasías y se dio cuenta que su madre seguía preocupada, era ahora su turno de hablar y aclararle la situación, de cerrar el tema.

— Oh, sí —se retorció algo nerviosa en el asiento, no quería sofocarla con toda la historia en un solo momento, le contaría todo poco a poco y además también tenía que replantearse si decirle que... Bueno, sobre "eso".

"¡No! ¡No puedo decirle eso! ¡Después de lo de la otra vez!"

Al instante recordó cómo los encontró su madre la otra vez.

"No... En definitiva aún no es el momento..."

Escuchó a su madre carraspear, seguramente para que regrese al planeta tierra. Y entonces lo volvió a pensar bien, esa mujer a su costado sabía muy bien las desgracias que trae ese nefasto sentimiento llamado amor, obviamente no lo tomaría bien.

¡Por favor, ni ella misma se lo tomaba bien!

Además también se había jurado que nadie lo sepa, incluso intentó no darse cuenta de sus propios sentimientos, y falló.

"¡¿Y si se enfada conmigo?! ¡Y si también piensa que soy una idiota! Y si... Ya no me llega a querer..."

Kyoko entonces sonrió con tristeza, por el momento solo iba a decir lo necesario.