Uhm... ¿Hola?

No espero que haya nadie leyendo todavía realmente, pero de verdad tengo ganas de terminar esto, así que subí un pequeño preview para ver si hay alguien leyendo :P pronto vendrá lo demás. Si estás leyendo esto ¡Gracias! Prometo que la espera habrá valido la pena.


Capítulo 31: De buen Beyblade || Beyblade going good.

Maxie trató desesperadamente de explicarles lo que había ocurrido. Estaba dando una vuelta en los alrededores del hotel cuando algo llamó su atención a un callejón oscuro. Sonaba como una batalla callejera y sólo planeaba mirar, pero resultó ser un abusivo molestando a un niño no mayor de ocho años a quien pretendía quitarle su bestia bit, que a todas luces todavía no controlaba del todo.

Por supuesto, Max sintió la necesidad de defenderlo y la idea en principio era sólo asustar al sujeto, pero aquel lo provocó y se enzarzaron en una batalla de la que se arrepintió en cuanto notó que el abusivo era más fuerte de lo esperado y que estaba desobedeciendo a Hiro. Al menos, esa fue la versión de la historia que contó; en realidad, el comentario de Emily le afectó un poco. Los Majestics no estaban descansando y él quería aprovechar la ocasión para probarse a sí mismo; para nada se le ocurrió que las cosas podrían resultar tan mal como de hecho terminaron. La batalla duró más de lo que había esperado y casi termina en desastre, aunque al final logró empatar.

Entonces les mostró que por desastre no se refería sólo a que casi perdió la batalla, sino al estado en que Draciel terminó después del evento desafortunado. No estaba destrozado del todo, pero su anillo de defensa estaba severamente dañado, sin mencionar que el de ataque no vivió para contarlo. Eso no sería del todo un problema si no fuera él quien debía pelear la primera batalla en la semifinal, que era a primera hora de la mañana.

Hiro se acarició la cara con pesadumbre —Esto es precisamente lo que estaba tratando de evitar
—El jefe puede arreglarlo ¿No es verdad, Kenny?
Las pocas esperanzas que albergó Max se desmoronaron cuando Kenny se mostró nervioso al contestar
—Acababa de hacerle mejoras, Max, temo que no tengo las piezas necesarias
—Es casi media noche, dudo que haya algo abierto.

La frase de Ray terminó de hundir a Max pero verlo así hizo que a Hillary se le ocurriera algo.

—El hotel tiene una tienda ¿Cierto? Y si es el hotel donde se hospedan todos los que están compitiendo en el campeonato mundial, quizá están preparados para este tipo de emergencia.

— ¡Hillary! ¡Eres un genio! ¿Qué esperamos?

Todos se miraron entre ellos y se apresuraron fuera de la habitación. Si estaba de hecho abierta, no sería por mucho tiempo, así que corrieron al elevador y una vez abajo, hacia la zona de tiendas. La esperanza anidó en su corazón conforme se acercaban a la tienda puesto que la luz estaba encendida; corrieron hacia las puertas y chocaron, uno tras del otro, cuando trataron de cruzarlas. Cerrado.

Aunque las puertas eran de vidrio Max no pudo contenerse de golpear su puño contra una de ellas, afortunadamente no lo suficientemente fuerte para encender la alarma o romperla. Tuvo que contener las lágrimas que acudían a sus ojos. Tendría que haber escuchado a Hiro, no tratar de probarse a sí mismo. Le había fallado al equipo. Ray se dio cuenta de su conflicto y, aunque sospechó que era en vano, se ofreció a dar la vuelta por las tiendas del centro. Tal vez alguna estaba abierta. Hillary se ofreció a acompañarlo y aunque el resto sabía que era inútil sólo Kai se atrevió a decirlo, sin embargo, su comentario fue desestimado y el par decidió ir de cualquier modo, mientras el resto esperaba buenas noticias en la suite.
Éstas no llegaron.
Después de visitar al menos cinco tiendas cerradas hasta eso de las dos de la mañana, decidieron que era inútil y regresaron con las manos vacías. Kenny se ofreció a intentar repararlo con lo que tenía, y Max se ofreció a ayudarle. Hillary, Chío y Hiro se quedaron a hacer guardia, pero el resto tenía que descansar.

Cerca de las tres de la mañana Hiro suspiró —Es inútil, no hay modo de que el jefe termine a tiempo
Las chicas también suspiraron. Desde donde estaban el castaño lucía preocupado y a más de uno le preocupaba que aún si terminaba a tiempo el resultado no sería el ideal. No podían tomar un riesgo tan grande.

—Tenemos que considerar remplazarlo
— ¿Y quién irá? ¿Daichí?
—Pues sí. Ray ya tiene la siguiente ronda
—Y necesito a Kai y Tyson como activos en caso de que logremos llegar a la final. Planeaba que Daichi peleara sólo si había una tercera ronda, pero tendremos que volver a usar a Kai —Hiro gruñó frustrado —Max era perfecto. Kenny dijo que el Blade de Daichí aún necesitaba arreglos después de la batalla de ayer y me preocupa que Strata Dragoon no quisiera obedecerle esta tarde.

Chío se quedó pensando por un momento. Cuando perdieron la última batalla había deseado haber estado en su lugar porque creía que podía haberlo hecho mejor, pero en el torneo ya sólo quedaban los mejores, era una ronda muy decisiva y su única beybatalla para el equipo la había ganado por los pelos. Necesitaría más que suerte de principiante si quería ser de utilidad al equipo, pero le pareció que la necesitaban y quizá era una buena forma de retribuirles todo lo que le habían dado hasta ahora.

—Yo podría tomar su lugar, si crees que pueda ser un buen sustituto.

Hiro la miró perplejo. Estaba pensando que la única posibilidad de ganar que tenían era ella, pero supuso que costaría trabajo convencerla de ello. Al contrario, ella estaba ofreciéndose, y se preguntó si finalmente habían logrado que se considerara parte del equipo.

—Por supuesto que lo eres. Sólo te han visto una vez, es casi como ir a ciegas.
—Nunca he estado en una batalla tan decisiva. ¿Y si meto la pata?
—Serás la primera. Si empatas, podemos arreglarlo, y si pierdes… bueno, probablemente habríamos perdido de igual manera.

Chío sonrió. Eso le daba un poco más de confianza.

—En ese caso, será mejor que descanse lo que resta de la noche

Ambos le dieron las buenas noches. Ellos se quedarían a esperar noticias de Kenny, pero la decisión estaba probablemente tomada.

En realidad, se despertó mucho antes de lo necesario, presumiblemente cuando Maxie se enteraba de la decisión del entrenador. Abrió una rendija en la puerta para poder observar, pero trató de no dar señales de que estaba escuchando.

— ¿Crees que no puedo con los Majestics?
Hiro negó lentamente —Sé que puedes. Estando tú y Draciel en perfectas condiciones, no así.
— ¿Kai? — el rubio parecía pedirle que lo hiciera cambiar de opinión
—Lo siento Max, estoy con Hiro en esto
Intercambió una mirada con el peliazul, como advirtiéndole que no se acostumbrara.
— ¿Sólo así? ¿Estoy fuera?
Nadie se molestó en contestar la pregunta retórica y el rubio salió de la suite con un portazo. Los presentes intercambiaron miradas preocupadas. Ray suspiró.
—Hablaré con él


A pesar de que era obvio que Guilliani no le tenía el mismo afecto que su padre parecía tenerle, antes de que la noticia se expandiera por toda la abadía —otro privilegio suyo— se le acercó esa noche. El rubio estaba sentado sólo en la gran sala, ausente al movimiento que había alrededor suyo por los preparativos del funeral.

— ¿Guilliani?
La miró con el mismo desprecio con que siempre la había mirado — ¿Qué mierda quieres?
— ¿Estás bien?
¿Qué clase de pregunta estúpida era esa? Por supuesto que no estaba bien. Su padre había muerto y él había heredado el peso de aquel lugar sobre sus hombros. Apenas tenía catorce años, era demasiado joven para cualquiera de las dos cosas, y estaba asustado. No se había dado cuenta de las lágrimas que ahora corrían por sus mejillas hasta que la pequeña lo abrazó torpemente, no sabiendo qué se suponía que debía decirle, aunque sí sabía lo que se sentía perder a su única familia.

El rubio sacudió el recuerdo de su mente. Nunca entendió por qué el viejo siempre vio en ella un símil de su hermana mayor, que murió antes de que el propio Guilliani naciera, pero desde que llegó a ese lugar siempre tuvo un trato especial. Aún tenía que estar en los entrenamientos y los castigos no eran menos duros con ella; incluso eran peores, si tenía la mala suerte de fallar cuando Guilliani era el que daba las ordenes, pero a diferencia del resto ella no dormía en una celda, sino en una habitación de la enorme mansión. Aunque era una habitación que causaba escalofríos. Parecía la habitación perfecta para un bebé, excepto por el polvo y el olor a humedad que mantenía porque había permanecido cerrada una eternidad. Seguía siendo mejor que la verdadera humedad y el frío espantoso de las celdas, como más tarde aprendería.

Guilliani dejó sobre la mesa los planes de su venganza y se terminó de golpe el trago que sostenía en su mano. Por fin iba a llevar a cabo eso que debió hacer hacía tantos años, antes de que aquella zorra escurridiza empezara a manipularlo. Sólo tenía que esperar un poco más.


No salió lo suficientemente pronto para alcanzarlo, pero luego de pensarlo un rato decidió que, si él fuera Max, habría ido a la azotea. A Maxie le gustaba la vista desde lugares altos, en especial cuando algo lo molestaba.

Tal como esperaba, lo encontró con la barbilla sobre sus brazos, que descansaban cruzados sobre el barandal que rodeaba la terraza. Se posicionó a su lado sin decir nada, disfrutando también de la vista. Paris era precioso, incluso a esas horas había mucha luz, y tenía un alumbrado más uniforme que el de otras ciudades.

— ¿Cómo va todo?
—De lo peor…
—Lo siento Maxie, se cuánto significaba para ti
Max dio un largo suspiro —No, es decir sí… yo lo siento. No debí haberles gritado así, es solo que… acabo de darme cuenta que ese chico probablemente tenía todo planeado cuando me retó
Ray le dedicó una expresión comprensiva
—Por supuesto tú ya lo sabías… —rió ligeramente— supongo que me dejé llevar.
—Gajes del oficio ¿Eh?

Ambos rieron y disfrutaron de la vista y el aire fresco largo rato antes de decidir volver adentro.

El jefe siguió intentando reparar a Draciel porque había escuchado la discusión y no quería defraudar al pobre de Maxie, así que se quedó despierto mucho después de que Hilary se quedara dormida frente a él en el escritorio y aún después de que Hiro se fuera a la cama y le dijera que debería rendirse porque Max entendería, pero no podría dormir si no lo intentaba. Supuso que Kai se había ido a su nueva habitación en algún momento, pero en realidad se mantuvo reflexionando en el sofá de la suite, al menos hasta que cierta castaña lo sacó de su ensimismamiento.
—Creí que éramos demasiada diversión para ti
Kai rodó los ojos.
— ¿No deberías estar durmiendo?
—Me despertó su pequeña discusión —Chío se encogió de hombros y miró a su alrededor en busca de moros en la costa, luego se sentó junto a él y recargó su peso sobre su costado con toda naturalidad al juzgar que no había modo de que Kenny los viera desde su lugar.
— ¿Lista?
La castaña negó efusivamente mientras él la rodeaba con el brazo. Estaban siendo imprudentes, pero de momento no le preocupaba.
—No estoy segura de que vaya a hacerlo mejor que Maxie
Él soltó un bufido. Considerando que venía de quien casi lograba vencerlo unos días antes, él no estaba preocupado.
— ¿Y qué si pierdo?
Encogió su hombro libre. —Pierdes, así es como funciona
Ella asintió distraída un par de veces, tratando de procesarlo.
—… No significa que no te odiaremos por ello.
Él sonrió con suficiencia y ella le dio un ligero codazo. —Oh, gracias, eres muy dulce.
Ella soltó una ligera carcajada y eso fue todo lo necesario para que Kai perdiera la compostura y se inclinara a besarla, luego de lo cual se quedaron en silencio un buen rato.

Su mente divagó hasta lo sucedido aquel día con los Blitzkrieg Boys, pero un cosquilleo en su brazo volvió a romper su concentración. La miró mientras ella trazaba con los dedos una vena visible en el brazo que la rodeaba, comenzando en el dorso de su mano y girando hacia la izquierda hasta perderse bajo la manga de su chaqueta. Se estremeció.
— ¿Qué haces?
Chío sólo se distrajo de su tarea para mirarlo por un segundo o menos.
—Puedo ver tus venas cuando aprietas los puños.
No había notado que lo hacía, con lo que inmediatamente aligeró la presión de sus músculos, pero ella continuó el trazado por su piel de memoria, causándole cosquillas y una extraña añoranza cuando se detuvo al llegar a sus nudillos.
— ¿Preocupado por lo del detective?
Él asintió, instintivamente espiando si nadie estaba cerca para escucharlos. Sopesó contarle sobre su visita a los Blitzkrieg Boys, pero al final sólo añadió: —Todavía no lo entiendo.
La castaña entrelazó sus dedos con los suyos tratando de confortarle, sabiendo que decirle que no se preocupara sería en vano.
—Es tarde, deberías ir a dormir.
Ella gruñó como toda respuesta, acurrucándose aún más en su abrazo
— ¿Tengo qué?
El bicolor sonrió disculpándose con ello, pero ya habían sido imprudentes por mucho rato. Aún así, volvió a inclinarse para darle un largo beso antes de deshacer gentilmente su abrazo y ponerse de pie.
— ¿Volverás para el desayuno?
Kai sonrió como respuesta, inclinó ligeramente su cabeza como despedida y abandonó la suite.

Su corazón se saltó un latido cuando se encontró con Max y Ray en el pasillo.
Aquella fue la segunda vez que casi dejó de ser un secreto.


¡Awh! Pobre Maxie pero ¿No adoran a ese par? Porque yo sí.

Prometo que habrá update pronto con el resto del capítulo, ésto apenas está empezando.

Ta-ta

Mixio.