Capítulo Treinta y tres
Inesperado
Draco sobrevolaba todo el campo con desesperación, intentando divisar el destello dorado que tanto quería encontrar. Harry también estaba buscando la snitch, pero no podía dejar de mirar al chico rubio de reojo.
Sabía que quería ganar por una buena razón y, aunque lo había negado delante de los demás, se estaba planteando darle un poco de ventaja. Estaba deseando saber qué era lo que iba a hacer si atrapaba la codiciada snitch.
Vio algo dorado revoloteando por la parte baja del campo y enseguida Draco descendió a toda velocidad. Él le siguió, sin saber qué hacer. Sentía mucha curiosidad pero también quería que Gryffindor ganara, perder contra Slytherin siempre era una humillación para todos.
Alcanzó a Draco y se puso a volar a su lado, igual que ocurrió en segundo año. Sus hombros chocaron y los dos se miraron.
-¡Es mía, Potter! ¡Apártate!- gritó Draco, fulminándolo con la mirada.
Harry frunció el ceño y resopló.
-Adelante, cógela tú- respondió, sin separarse de él.
-¿Qué?- preguntó Draco, volviendo a mirarle.
-No voy a empujarte y está más cerca de ti... ¡atrápala ya o lo haré yo!- chilló Harry.
Draco volvió a fijar su vista en la snitch, que iba volando a toda velocidad justo delante de ellos. Alargó el brazo lo máximo que pudo, inclinándose hacia delante en la escoba, y su grito de alegría resonó por todo el estadio cuando sus dedos se cerraron alrededor de la pequeña esfera brillante.
-¡Malfoy tiene la snitch! ¡Slytherin gana!-.
Los chillidos retumbaron por todas partes mientras el equipo de Slytherin se juntaba en el centro, esperándose unos a otros para celebrar la victoria y sobrevolar el campo juntos. En lugar de ir hasta allí, Draco dirigió su escoba hacia las gradas de Gryffindor, justo a la zona donde sabía que estaba Hermione.
Ella le vio acercarse y empezó a escuchar los latidos de su corazón en los oídos.
¿Qué iba a hacer? ¿Le iba a dar la snitch? Cada vez estaba más cerca y no entendía nada. Él extendió un brazo hacia ella y Hermione se confundió todavía más.
¿Pensaba llevársela volando?
Justo al llegar a su altura, Draco frenó y la miró con mucha intensidad. Ella se levantó y alargó el brazo para poder coger la mano que él le estaba ofreciendo. Cuando por fin sujetó su mano derecha, Draco inclinó más su escoba hacia ella y le dio un beso cargado de pasión en los labios.
Hermione se quedó petrificada, jamás se habría esperado que hiciera algo así.
La grada de Gryffindor enmudeció y se empezaron a escuchar gritos de sorpresa. Cuando se separaron, la cara de Hermione no podía estar más roja y hasta Draco estaba ruborizado por esa muestra de afecto tan pública.
-Ya no nos tenemos que preocupar más, ahora lo sabe todo el mundo- murmuró, un poco avergonzado.
Besó el dorso de su mano y la soltó, volando hacia donde estaban sus compañeros de equipo con las caras desencajadas.
Se escuchó un grito en la grada de Slytherin.
-¿Con la sangre sucia? ¡Tiene que ser una broma!-.
-¡Cállate y no vuelvas a llamar a mi novia así, Smith!- respondió Draco, furioso y apuntándole con el dedo.
Hermione se estaba mareando de la impresión, Luna se dio cuenta y la sujetó.
-¿Acaba de llamarte su novia delante de todo el mundo?- preguntó Luna, sonriendo.
-¡Y te ha besado! ¡Joder, ha sido una pasada!- chilló Ginny muy emocionada, que se había acercado volando con su escoba a toda velocidad.
Ginny volvió a alejarse y bajó al terreno arenoso, donde estaba el resto del equipo de Gryffindor.
Neville estaba al lado de Luna y parecía a punto de sufrir un derrame cerebral. Hermione no era capaz de articular palabra, todavía seguía en shock por lo que acababa de pasar. Hasta el comentarista del partido se había quedado sin palabras.
-Bueno... después de esto, que dará mucho que hablar... ¡Celebremos la victoria de hoy!-.
Las gradas tardaron un poco en reaccionar, pero la de Slytherin volvió a rugir mientras su equipo sobrevolaba el campo, con Draco mostrando la snitch. Hermione volvió en sí al escuchar los cuchicheos de sus compañeros de Gryffindor.
-Sácame de aquí- murmuró, mirando a su amiga con ojos suplicantes.
Ella sonrió y la agarró, dirigiéndose a las escaleras para bajar de la torre donde se encontraban.
-Espabila, Hermione. No ha sido para tanto- comentó Luna, entre risas.
-¿Que no ha sido para tanto? ¿Pero tú has visto lo que ha hecho delante de todos?- preguntó Hermione, que aún seguía pálida.
-A mí me ha parecido muy romántico- añadió Luna con ojos brillantes.
-Sí... lo ha sido, pero me ha pillado totalmente por sorpresa-.
-Creo que eso es lo que quería, sorprendernos a todos-.
Una vez en el suelo, se acercaron hacia la puerta por donde estaba saliendo el equipo de Gryffindor. Casi todos las ignoraron y se marcharon, decepcionados con el resultado del partido, pero Harry, Ron y Ginny se quedaron a esperarlas.
Harry se lanzó sobre su amiga, abrazándola.
-Me alegro mucho por ti- murmuró en su oído.
Ella sonrió y le abrazó más fuerte, hundiendo el rostro en su pecho.
-Todavía no me puedo creer que haya hecho eso- dijo, con una risa nerviosa.
-Es una buena forma de mostrarle a todo el mundo que te quiere y que le da igual lo que piensen. Oficialmente Malfoy ha empezado a caerme bien- comentó Ginny, que se había acercado a ellos.
-Esta vez no te han hecho nada... ¿verdad?- preguntó Hermione, deshaciendo el abrazo para mirar a su amigo a la cara.
Harry negó con la cabeza.
-Ni siquiera me empujó cuando estábamos persiguiendo la snitch uno al lado del otro- reconoció, sonriendo.
-Ni tú a él- dijo ella, alzando una ceja.
Harry se llevó una mano a la nuca.
-Bueno... creo que ya le he puteado suficiente por este curso. Mejor empezar a ser más amable con él, sobre todo ahora que va a formar parte de nuestras vidas al estar contigo-.
Hermione se ruborizó y sonrió, algo avergonzada.
-Aunque nunca va a caerme bien- añadió Harry, guiñándole un ojo.
Ron se acercó y le dio un codazo a la chica.
-Yo también me alegro por ti, pero ha sido muy raro ver eso- admitió en voz baja.
Todos se rieron hasta que escucharon otra de las puertas abriéndose. Al mirar, vieron al equipo de Slytherin saliendo del campo. Casi todos miraron a Hermione con expresión confundida y siguieron su camino, menos Draco que empezó a caminar hacia ellos.
-Creo que deberíamos irnos y dejarlos a solas- murmuró Luna, tirando del brazo de Ron.
Ginny asintió e hizo lo mismo con Harry, alejándose hacia la entrada del castillo.
Cuando Draco llegó hasta ella, Hermione estaba hecha un manojo de nervios y temblaba. Con su mano libre, el chico le alzó la barbilla y se agachó lo justo para poder besarla. Ella suspiró cuando se separaron, ese beso había sido demasiado tierno.
-¿Estás enfadada?- preguntó Draco, ladeando un poco la cabeza mientras la miraba.
-¿Enfadada? No, lo que estoy es muy sorprendida- respondió Hermione, sonriendo débilmente.
Draco también sonrió y sujetó mejor su escoba, montándose en ella. Le indicó a Hermione que se subiera con él y alzó el vuelo en cuanto lo hizo, dejando atrás a todos los estudiantes que estaban saliendo del campo sin parar de hablar de ellos.
-¿Qué han dicho los de tu equipo?-.
-Estaban demasiado alucinados como para decir algo, Hermione-.
Ambos se rieron y ella desvió la mirada para contemplar el paisaje tan maravilloso que se veía desde allí. Estaban sentados en el borde del tejado de la torre de astronomía, como habían hecho tantas veces juntos.
Hermione se acercó más a él y se apoyó en su hombro.
-Ha sido muy bonito lo que has hecho-.
Draco se apartó un poco.
-Estoy sudado, todavía no me he duchado y no debo oler bien- comentó, algo avergonzado.
Ella puso los ojos en blanco y volvió a dejarse caer sobre él.
-No me importa-.
El chico sonrió de lado y apoyó la mejilla contra su cabeza.
-Lo he hecho porque quería hacerlo, me apetecía celebrar la victoria con un beso tuyo-.
-Lo tenías pensado... ¿verdad?-.
-Pues claro, por eso te advertí que estuvieras preparada- respondió Draco, riéndose con suavidad.
Hermione suspiró.
-Las diez semanas que quedan de clase van a ser muy complicadas, estoy segura de que no dejarán de hablar de nosotros-.
-Tú céntrate en los exámenes y olvídate de los demás. Pero como escuche a alguien de Slytherin insultarte le patearé el culo, espero que les haya quedado claro con lo que le he dicho a ese imbécil que se ha atrevido a llamarte sangre sucia-.
Hermione se sonrojó al recordar las palabras de Draco.
-No creo que todos los de Slytherin sean igual que él- comentó en voz baja.
-No, Pansy ha venido corriendo a darme un abrazo y decirme que se siente orgullosa de lo valiente que he sido al hacer eso- dijo él, sonriendo al pensar en su amiga.
-Y Marissa seguro que también te apoyará, es una buena chica-.
-¿Te cae bien la novia de tu ex-novio?- preguntó Draco con burla.
-Pues claro que me cae bien, quiero que Ron sea feliz y lo es con ella- murmuró Hermione, dándole un pequeño pellizco en las costillas.
Él soltó un gruñido de protesta y los dos se rieron.
-Bueno... este sábado no hagas planes porque iremos juntos a Hogsmeade- murmuró, incorporándose.
Hermione se ruborizó y aceptó la mano que Draco le estaba ofreciendo para ayudarla a ponerse de pie.
-Y luego... luego... ¿dónde iremos?- preguntó, tartamudeando.
Draco le dedicó una sonrisa torcida.
-Ya te lo dije... esa noche dormirás conmigo-.
Hermione tragó saliva y él se rio al verla tan nerviosa.
-Tranquilízate y sube, tenemos que ir ya al gran comedor o nos quedaremos sin comer nada- dijo Draco, pasando una pierna sobre su escoba.
Hermione sonrió con timidez y se subió detrás de él, agarrándose a su cintura. Tras aterrizar junto a la enorme puerta del castillo, acompañó a Draco hasta el armario donde dejaba su escoba.
Cuando la soltó, sujetó una mano de Hermione y entrelazó sus dedos. Ella enrojeció y su corazón se aceleró, estaban andando por el castillo cogidos de la mano.
Draco ignoró a todos con los que se cruzaron, que se quedaban mirándolos fijamente, y entró en el gran comedor con Hermione. Se acercó a la mesa de Gryffindor y, tras dejar un beso corto en sus labios, caminó hacia la mesa de su casa.
Hermione se sentó junto a Ginny muerta de vergüenza, en cuanto habían entrado todos se habían quedado en silencio para observarlos. Draco le dedicó una mirada gélida a los integrantes de la mesa de Slytherin antes de sentarse en ella, y poco a poco los estudiantes volvieron a hablar y el murmullo de siempre resonó por la enorme estancia.
-Me encanta, no podéis gustarme más juntos- dijo Luna, suspirando y con mirada soñadora.
Ginny palmeó la espalda de Hermione con cariño y ella reaccionó.
-Va a ser complicado acostumbrarme a que todos me miren- comentó en voz baja, acercando una de las bandejas llenas de comida a su plato.
-Bienvenida a mi mundo, Hermione- dijo Harry con voz burlona.
El sol se estaba poniendo mientras Hermione y Ginny comentaban todo lo que había pasado en el partido de quidditch de esa mañana, tumbadas en la cama de una de ellas. Dejaron de hablar al escuchar unos golpecitos en la ventana que estaba más cerca. Al mirar, un águila estaba posada en el alféizar.
-Esto me suena de algo- comentó Ginny, recordando cuando pasó lo mismo en la madriguera.
Hermione sonrió y se acercó a la ventana, dejando que Dark entrara. El águila se posó en una de las lámparas y Hermione vio que llevaba un pergamino pequeño atado en su pata.
Estaré en el corredor del quinto piso
No tardes
D.M.
Un pequeño impulso eléctrico recorrió todo su cuerpo al leerlo.
-¿A qué esperas?- le dijo Ginny dándole un codazo, ella también se había levantado y estaba a su lado.
Hermione suspiró y salió de su cuarto, bajando a la sala común para atravesar el agujero del retrato.
¿Qué tenía Draco planeado ahora?
Sus pasos resonaban por el largo corredor mientras buscaba el característico pelo rubio platino de Draco. Apenas se cruzó con nadie, casi todos los alumnos estaban aprovechando para descansar antes de la cena.
Al pasar junto a una estatua, la puerta de al lado se abrió y un brazo agarró su muñeca. Antes de darse cuenta alguien la había arrastrado dentro, y se encontró atrapada entre la puerta y un Draco que la devoraba con la mirada.
-¿Qué haces aquí? No deberías saber la contraseña, este curso no somos prefectos- protestó ella en voz baja.
Él soltó una risita y se acercó más, hasta que sus labios se rozaron.
-Tengo mis fuentes... además el baño es genial y podemos usarlo juntos-.
La besó unos segundos y se apartó de ella, agachándose junto a la enorme bañera del baño de prefectos y tocando la hilera de grifos, tres de los cuales estaban vertiendo agua.
-Sabes que me gusta tu olor, pero hoy probaremos otro... ¿cuál es tu favorito?-.
Hermione balbuceó, nerviosa.
-Pues... ese de la izquierda tiene esencia de lavanda- murmuró, señalando uno de los grifos.
La bañera ya estaba llena de agua caliente, Draco asintió y abrió el que ella había dicho. Empezó a salir espuma de color violeta, cubriendo toda la superficie del agua.
-¿Por qué no te acercas?- preguntó, observándola y frunciendo el ceño.
Ella se abrazó a sí misma y se acercó a él, intentando disimular su timidez.
-Yo... es que... me da un poco de corte bañarme contigo- confesó, apartando la mirada.
-Pero siyatehevisto desnuda muchas veces-.
-No es lo mismo, además hace mucho que nosotros no... ya sabes-.
Él puso los ojos en blanco y caminó hasta la silla donde había dejado la túnica, sacando su varita. Tras silenciar la habitación y sellar la entrada, se giró hacia ella.
-Quítate la ropa-.
Hermione hizo una mueca y él sonrió de lado.
-Dijiste que confiabas en mí, Granger-.
Ella suspiró y empezó a desnudarse, dejando todas sus cosas en otra de las sillas. Cuando estaba en ropa interior, Draco alzó la varita y transfiguró su conjunto en un bikini verde. Después convirtió sus calzoncillos en un bañador y se metió en el agua sin mirarla.
Ella sonrió y lo siguió, estaba bastante caliente y el olor a lavanda era muy agradable. Se acercó a él y le abrazó.
-Sabes... nunca me he dado un baño con alguien más- susurró Draco, dándose la vuelta para mirarla a los ojos.
-Yo tampoco-.
Él sonrió y pasó los dedos por el borde su bikini.
-Te gusta mucho el verde, Malfoy-.
-Y a ti te queda jodidamente bien- gruñó, abalanzándose sobre sus labios.
Ella le devolvió el beso con la misma intensidad y se agarró a su cuello, suspirando.
-Hoy solo voy a tocarte, prefiero reservar las ganas para cuando durmamos juntos el sábado- murmuró él, descendiendo hacia su clavícula.
Hermione sintió sus dedos colándose por debajo del bikini y se mordió el labio inferior para contener un gemido.
Draco empezó a acariciarla, con su otra mano recorriéndole la espalda mientras dejaba besos por su hombro. Al notar donde la estaban rozando sus dedos, ella suspiró y bajó una de las manos hasta su bañador. Sintió la sonrisa de Draco sobre su piel cuando ella también empezó a tocarle.
-Me encantas, Hermione-.
Volvieron a fundirse en un beso muy profundo y no salieron de la bañera hasta que el agua se enfrió.
