-Y esa es la historia, chicos-
Se encontraba impartiendo una clase, ya que uno de los profesores ventana, estaba de licencia por enfermedad ese día y él, con gusto, se ofreció a cubrirlo.
-Disculpe, profesor- habló un alumno de ese grupo de cinco -Pero, ¿Qué tiene que ver esto con la historia del arte?-
-Todo es arte, Jochi- levantó sus hombros -¿No entiendo el conflicto?- preguntó, retórico.
-Pero, es que...- otro alguno intentó argumentar algo, rascando su nuca -Las hijas del sol y de la luna, son un mito de hace muchos años atrás- levantó el libro en cuestión -Esa historia que usted nos contó, parece un cuento de hadas-
-Kepler, el mundo de la magia tiene mucha fantasía y a veces, hay que creer en ella- aseguró desde su escritorio, cruzado de piernas y brazos -¿No creés?-
Levantó la venda de uno de sus ojos, esperando las respuesta.
-¡Papá!- un pequeño niño, idéntico a él, abrió la puerta corrediza del aula -¡Iremos por un helado con mi mami, Daven y la tía Gaia!-
Exclamó, abriendo sus bracitos de la emoción.
-Hola, amiguito- lo levantó en brazos y chocaron cinco -Chicos, es un honor para mi presentarles, a mi hijo Gaudy- señaló al pequeño sentado en su brazo -Y a mi bella esposa, Dea-
Ella se encontraba en el umbral de la puerta, vestida con esos trajes de dos piezas que tanto le gustaban y le lucían tan bien.
-¿No me digan que no es hermosa?- estiró una mano para que ella la tomara.
-Basta, Gojo- lo apartó de un manotazo, acercándose -Gaudy, hijo. Eso no se hace- lo tomó en brazos -No debes entrar así a un salón de clases, amor-
Salió del aula, regañando a su hijo de la manera más tierna que podía existir.
-¿No son adorables?- preguntó a sus alumnos, tomando una fotografía de ellos con sus ojos brillosos -Ya es todo por hoy, pueden irse-
Salieron de allí, en completo silencio y él se sentó en el escritorio, para observar por la ventana. Podía ver desde allí a su pequeña familia, junto a dos personas más, Gaia y Daven, salir juntos por las enormes murallas de esa escuela, en donde todo comenzó aquella mañana brumosa.
Era unas historia más, un relato de vida, en donde aquel chamán de ojos azules, perdería su corazón por la hechicera de la luna y en donde su intrépida hermana alquimista, moriría de amor, mil veces, por un cazador.
