ALGO INESPERADO.

Tras disfrutar su luna de miel, la pareja volvió a Japón y repartió entre sus conocidos los regalos que habían comprado durante su viaje por playas de Sudamérica, los amigos volvieron cada uno a sus hogares y ellos comenzaron su propia vida familiar.

Los días pasaron con una apacible rutina, Miho volvió a su trabajo como maestra en la escuela del orfanato, Sirah seguía con su vida escolar, el kendo y sus practicas de defensa personal, en fin, lo que podrían llamar una vida tranquila. Ikki iba y venía entre Japón y el santuario, si bien estaba feliz de disfrutar a su familia, lo cierto es que él era un guerrero y no podía bajar la guardia.

Un día, Miho estaba en el descanso de las clases, preparando los materiales para la siguiente lección, cuando una voz conocida la saludó.

-Hola Miho ¿Cómo estás?

-Jabu ¡Cuánto tiempo!

-Sí, ha pasado algún tiempo desde que vine por ultima vez al orfanato.

-Lo sé, me agrada ver que estás bien, pero…

-Lo siento Miho, pero no quiero discutir sobre eso otra vez, debo hacer mi labor para la fundación y para la Diosa Athena, por muy duro que sea, aun así, procuro no ser tan brutal como el Señor Tatsumi era con nosotros.

-¡Son niños!

-No lo serán siempre y si en su destino está el ser aprendices de caballero y quizá después portar una armadura, tarde o temprano van a acabar así, es mejor iniciar el entrenamiento lo antes posible. Por eso me llevo a los niños con potencial, para prepararlos antes de ser asignados a un maestro.

-Pareciera que el orfanato es un criadero para el santuario.

-Es cruel, pero la labor de proteger la tierra no es fácil y las guerras santas no van a terminar. Athena necesita a su ejército, tú deberías entenderlo, tu esposo es un caballero.

-Por eso sé de primera mano lo difícil de su labor ¿Crees que no me doy cuenta de su dolor mientras se cambia los vendajes o de la mirada de pena que a veces tiene? No es justo que más niños tengan que pasar por eso.

-Tienes razón, no es justo, pero es necesario y alguien debe hacerlo.

-Además. no puedo hacer nada al respecto ¿verdad Jabu?

-Lo siento.

Miho cerró los ojos y soltó un profundo suspiro-Cambiando de tema ¿Cómo has estado?

-Bien, ya sabes, con la vida de siempre, dedicado al entrenamiento de esos mocosos.

-¿Novia o esposa?

-Aun sin ninguna novedad.

-¿Te vas a quedar solterón?

-No es algo que me moleste, no todos tenemos la suerte de Ikki. - El unicornio le dio una rápida mirada al rostro de Miho que estaba levemente ruborizado.

-La de la suerte soy yo, es un buen padre y esposo.

-Te mereces lo mejor.

-Ríete si quieres, pero durante un tiempo llegue a pensar que yo te gustaba, que tonta ¿no?

El caballero bajó la cabeza, se sonrojó un poco y se frotó la nuca -Miho, tú me gustabas, pero no hice nada porque todos tus pensamientos eran para Seiya, después mi labor en la fundación tomó todo mi tiempo y lo ultimo que supe es que estabas criando a una niña tú sola, traté de hacer algún avance en alguna ocasión, pero fui totalmente ignorado. Después, al ver que pasabas tanto tiempo con Shun creí que había algo entre ustedes y dejé el asunto por la paz, jamás te hubiera imaginado como la esposa de Ikki de Leo.

-¡Nunca dijiste nada!- Ella veía al caballero con sorpresa

-Nunca me hiciste caso, pero eso ya no importa, ahora tienes una familia a la que cuidar, y yo tengo trabajo que hacer. Por cierto, ya casi acaba el descanso, debo irme.

-Jabu ¿Cuántos niños son está vez?

-Tres.

-Cuídalos bien, su vida a partir de ahora no hará más que volverse más y más dura, por favor prepáralos para volverse fuertes y que puedan sobrevivir.

-Siempre lo hago. Nuestra charla fue un poco distinta esta vez, casi siempre me gritas.

-Lamento haberte gritado antes, pero como esposa de un caballero ahora entiendo mejor algunas cosas.

-Nos vemos.

El caballero le dio la espalda y abandonó el salón de clases, la charla le había quitado a Miho tiempo para comer, tomó del cajón de su escritorio un Yogurt para beber y unas barritas energéticas, pensando en la cena planeada para compartir con su familia en la tarde. Suspiró con resignación y comió.

Las clases transcurrieron normalmente, cuando la jornada llegó a su fin Miho despidió a los niños y se aseguró que llegaran con bien a los dormitorios, tras cambiarse el uniforme los niños tenían un rato para jugar, antes de la comida y las tareas, ella siempre se quedaba hasta que los niños jugaban en el patio, entonces los dejaba a cargo de las cuidadoras y se iba a casa.

Tras despedir al ultimo de los niños, Miho revisaba la lista con los pendientes cuando se sintió mareada, todo le dio vueltas, alcanzó a sostenerse de los bordes del escritorio, pero la vista se le nubló, lo ultimo que escuchó fue la voz de Jabu gritando su nombre.

La luz blanca molestó los ojos de Miho, estaba recostada en algo blando y cubierta con una sábana, parpadeó acostumbrándose a la luz y entonces se dio cuenta que estaba en la enfermería, la doctora de guardia era la madre de Makoto, y al lado de la cama estaba Jabu con expresión preocupada.

-¿Cómo estás?

-Me siento rara ¿Qué pasó?

-Te desmayaste, lo bueno es que olvidé un documento en tu escritorio, volví para recogerlo y llegué a tiempo para evitar que cayeras al piso y te traje a la enfermería.

-¿En serio? Gracias

-No tienes nada que agradecer, por cierto, la Doctora ya le habló por teléfono a Ikki para que venga por ti, no debe tardar.

-Debo haber retrasado tu trabajo, perdóname.

-Un rato más no va a hacer mucha diferencia, aún estoy a tiempo.

-Joven Kido, le agradezco mucho que la haya traído, pero no debe retrasar mas su trabajo, debo revisarla y además su marido no tardara mucho.

-Entiendo, me retiro, si necesitas cualquier cosa llámame, le deje mi numero la Doctora Takagi.

-Nuevamente Gracias Jabu.

-Cuídate.

El unicornio salió del edificio donde estaba la enfermería y caminó hacia los dormitorios del orfanato, pensando en las cosas que tenía que hacer, llegó a la oficina del director del orfanato, la asistente lo hizo pasar y le pidió que esperara a que el director se desocupara, a través de la ventana pudo ver como Ikki se acercaba corriendo a la enfermería, aun a distancia pudo darse cuenta de la preocupación del caballero dorado, cerró los ojos y sonrió contento de saber que Miho ya no estaba sola.

Ikki entró a la enfermería empujando bruscamente la puerta y corrió hacia la cama.

-¡Miho!

-Hola mi vida, llegaste muy rápido. -Ella aún estaba acostada

-¿Cómo estás? ¿Te duele algo? -El caballero tomó la mano de su esposa entre la suyas.

-No tengo dolor, pero me siento rara, no sé qué está ocurriendo.

-Creo que tengo la respuesta- La Doctora se acercó con una tabla con papeles en la mano.

-¿Qué tiene, Doctora?- Preguntó Ikki

-¿Puedes caminar?

-Sí, ya no estoy tan mareada ¿Qué ocurre Doctora?

-Por favor ve al baño y usa esto- La doctora le tendió una caja alargada a Miho, al darse cuenta de que era, tanto ella como él abrieron los ojos a causa de la sorpresa.

-¿Es posible que…?-Miho se llevó una mano a la boca

-Por los Dioses. - Susurró el caballero como respuesta

-¿De que se extrañan? Es lo normal, pero no podemos asegurar nada hasta hacer las pruebas pertinentes, por favor Joven Ikki acompáñela al baño- La doctora sonrió confiadamente, mientras la pareja seguía sus indicaciones.

Ikki estaba recargado al lado de la puerta del baño, con los brazos cruzados y golpeando nerviosamente el piso con la punta del pie. La doctora sonreía con indulgencia mientras llenaba unos documentos, los minutos se hicieron eternos, finalmente ella salió con algo en la mano.

-¿Miho?- Ikki se acercó a su esposa y con cuidado la sostuvo por la espalda para evitar que se cayera.

-Doctora por favor revísela. - Ella le dio a la doctora lo que llevaba en la mano.

-A ver, mmm, ya lo sabía ¡es positiva! De todas maneras, te mandare a hacer una prueba en sangre y otros análisis, pero es casi seguro que Sirah se convertirá en hermana mayor.

-Estoy…

-Por todos los dioses…

-Pero ¿por qué tanto drama? Miho está embarazada ¿Ya lo entendieron? hay que hacer un ultrasonido para calcular cuanto tiempo lleva, pero la vamos a cuidar para que todo salga bien.

-Querrá decir que NOS van a cuidar para que todo salga bien. - Miho se llevó ambas manos al vientre.

-Es verdad, ahora debemos cuidar de ti y de su bebé ¡Felicidades joven Ikki!

-Gracias Doctora ¿y ahora que hay que hacer? - El caballero tenía una expresión muy seria.

-Bueno para empezar mañana mismo debe hacerse estos análisis de sangre- La doctora le tendió una hoja de papel al fénix- Y en cuanto tengan los resultados la revisare en mi consultorio. Toda irá de maravilla, yo también cuide de ella hasta que Sirah nació.

-Sí, gracias…

-Se ve que esto los ha tomado totalmente por sorpresa, dejare que se vayan a casa y lo asimilen ¿está bien? Miho, cena muy bien, trata de descansar y te veré pronto para una revisión en forma.

La pareja salió de la enfermería, estaban totalmente desconcertados, un chofer se acercó con un auto de la fundación que los llevaría a casa, Ikki acompaño a Miho a recoger sus cosas antes de partir, fueron todo el trayecto en silencio. Le pidieron al chofer que los dejara en el minisúper cercano a su casa y ahí bajaron.

-Oye Ikki. - Habló por primera vez Miho.

-¿Qué pasa?

-¿Me compras una malteada de fresa?- Dijo señalando una cafetería al lado del minisúper.

El caballero por fin pudo relajarse y sonrió- ¡Claro! Yo pediré un café bien cargado.

Se sentaron en una mesita junto a una ventana donde veían a la gente pasar, hicieron su pedido y esperaron.

-¿No estas contento?

-¿Cómo dices?

-No te ves contento con la noticia.

-¡Estoy muy feliz! Pero ha sido muy repentino. Me preocupa que todo salga bien y también me inquietan otras cosas.

-Oye, yo también tengo miedo de un destino duro para nuestro bebé, pero aquí y ahora estamos juntos, y afrontaremos las cosas como vengan. Te amo y un hijo tuyo en mi vientre no hace más que magnificar lo que ya siento por ti. Además, eres un buen padre y sé que Sirah será una excelente hermana mayor.

-¿Cómo se los vamos a decir?

-"Sirah, por favor siéntate, Ikki y yo debemos decirte que en unos meses vas a tener un hermanito". Así de sencillo.

-Preferiría no decirle nada hasta que la Doctora Takagi lo confirme con las pruebas. Lo mismo para Seiya, no quiero soportar su escándalo en vano.

Miho entendió que el caballero aun estaba asimilando la noticia y sonrió compresivamente ¡si a ella la había pillado desprevenida!

El camarero trajo su orden y tomaron sus bebidas, charlaron y después de pagar la cuenta fueron al minisúper a comprar cosas para la cena, Ikki tomó un paquete de pañales con curiosidad, pero lo devolvió a su lugar y tras hacer su compra, mientras caminaba con su esposa hacia su casa, dijo:

-No tengo idea de como cuidar a un bebé tan pequeño.

-Bueno, yo también tendré que reaprender algunas cosas, pero estamos juntos en esto ¿verdad?

-Es cierto.

Ikki tomó a su esposa por la cintura y le dio un beso en la boca.

-¿Y eso?

-Te amo bonita, gracias por darme una familia.

-También te amo.

Se tomaron de las manos y continuaron su camino.

-Estaba pensando, siempre te lamentas de que perdiste muchas etapas de la vida de Sirah, este bebé es una gran oportunidad para que vivas todas las etapas de la paternidad.

-Yo estaba pensando algo similar, es una gran oportunidad, pero me pone un poco nervioso cuidar de un ser tan pequeño.

-A la par que lidias con una adolescente, no te preocupes, aprenderemos sobre la marcha y todo va a salir muy bien.

-¿Tú vas a estar bien?

-Bueno, quizá ya no tengo 18 años, pero tengo buena salud y siento mi cuerpo listo para un bebé más.

-Voy a cuidar de ti.

-Lo sé.

Llegaron al departamento, tras tranquilizar a Seiya y a Sirah, cenaron y se fueron a dormir. Al día siguiente muy temprano fueron al laboratorio a que Miho se hiciera los estudios correspondientes y les indicaron que volvieran al día siguiente, al salir del laboratorio pasaron a desayunar a un restaurante y llamaron a la madre de Makoto para programar la cita.

Miho no fue a trabajar, así que volvieron a su casa. Apenas habían dejado su calzado en la entrada cuando Seiya los acosó a preguntas, al final, un poco hartos le informaron de las sospechas de un embarazo, el pegaso fue totalmente sorprendido, pero (típico de él) su primera reacción fue abrazar a Ikki y tomar a Miho de la cintura dándole un par de vueltas riendo abiertamente.

-Oye, con cuidado, Seiya, bájame por favor…

-¡Lo siento! Es que es tan buena noticia ¡espero que sea una niña hermosa como Sirah!

-Estoy de acuerdo contigo pegaso, también me gustaría una niña. Pero hay que esperar.

-Cuenten conmigo para lo que sea ¡hay que comprar cosas de bebé! Ropa, pañales, biberones, una cuna…

-Por favor, chicos ¡cálmense un poco! Vamos paso a paso, primero la cita con la doctora y luego lo demás.

-¡Hay que decirle a Sirah!

-Lo haremos tras la cita con la doctora, y te pido pegaso que por una vez mantengas la boca cerrada o voy a practicar el puño fantasma contigo.

-Ya entendí ¡no diré nada! eso les toca a ustedes, pero en cuanto lo sepa haremos una gran fiesta.

-Poco a poco. Bueno, voy a lavar la ropa.

-Yo lo hago, no te preocupes- Se ofreció el pegaso

-Oigan, estoy embrazada nada más, no estoy enferma, puedo hacer mi vida normal, además no me gusta como lavas las sabanas y los manteles.

-Umm que exigente…- Seiya cruzó los brazos

-Pero si necesitas ayuda con algo no dudes en pedirlo ¿de acuerdo?

-Está bien, gracias Ikki.

Al fin llegó la cita con la madre de Makoto, y la confirmación del embarazo, haciendo cuentas el bebé había sido concebido cuando Ikki volvió de la guerra con Ares, en diciembre, la pareja estaba feliz, de la incertidumbre habían pasado a la felicidad y a la espera. Salieron del consultorio, pasaron a una farmacia a comprar los suplementos que la doctora había prescrito y volvieron a casa, por la noche tras la cena, sentados en la mesa familiar le dieron la noticia a Sirah.

-¡¿Un hermano?! ¡¿Voy a tener un hermano menor?!

-O hermana, aún no sabemos. - Miho asintió, esperando la reacción de Sirah

La chica guardaba silencio, procesando la noticia, los adultos esperaban la respuesta.

-¡FELICIDADES! Mamá, papá ¡Que gusto! Un bebé en casa. - Sirah abrazó y besó a sus padres. Luego corrió a los brazos de Seiya.

-Voy a tener un hermano tío Seiya ¿puedes creerlo?

-Sí ¡que bueno! ¡ayudaremos a tu madre en todo lo que necesite!

-¡Sí! ¡Por supuesto! Y hay que comprar muchas cosas

-¡Eso les dije!

Ikki y Miho se tomaron de las manos sobre la mesa sonriendo mientras Seiya y su sobrina armaban escandalo con los planes para cuidar del bebé.

Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses, el vientre de Miho crecía día con día, pidió su permiso de maternidad, todos cuidaban de ella y del bebé, Ikki la procuraba en todo, Koji y Hitoshi ayudaron a decorar y acondicionar el cuarto del bebé, tras dar la noticia a todos sus amigos, al igual que con su boda fueron llenados de regalos y compraron pocas cosas. El embarazo transcurrió con normalidad y llegó la fecha del parto, tanto la Doctora Takagi como Shun estaban al pendiente, finalmente tras una serie de eventos Miho dio a luz en el hospital de la fundación, atendida por Shun, y así llegó al mundo Aiko, la segunda hija de nuestra pareja favorita. A mediados de septiembre, bajo el signo de Virgo.

-Es un bonito nombre- dijo Shun aun vestido con la filipina verde tras haber atendió el parto. Ikki estaba sentado en la cama, rodeando con su brazo a Miho mientras ella sostenía a Aiko en sus brazos.

-Significa "Niña amada", Ikki me dejo escogerle el nombre, ya que él eligió el de Sirah.

-Por cierto, debe estar ansiosa de conocer a su hermanita.

-Espero que pueda verla mañana. - Miho sonrió con ternura.

-Hermano, carga a la bebé para que pueda tomarles una fotografía. - Sonrió Shun mientras sacaba su teléfono celular.

Ikki tomó con mucha delicadeza (y algo de miedo) a la pequeña criatura de pelo y ojos azules que le recordaba a su primera hija. Se colocó junto a su esposa, ella apoyó la cabeza en su hombro y así fue la primera fotografía de Aiko.

El fénix permaneció al lado de Miho y su pequeña hasta que fueron dadas de alta, los amigos que habían podido los visitaron en el hospital, los demás llamaron para enterarse de las novedades y Seiya estaba muy ocupado ayudando a cuidar la casa y de su sobrina, la cual estaba un poco triste por que hacia ya algunos meses que su tío había vuelto a Grecia y otra vez lo veía de manera intermitente, pero ya no se afligía igual ahora tenía a su familia y a sus amigos.

Sirah ya estaba cursando el segundo año de secundaria, Hitoshi había pasado a tercero, el circulo de estudio se modificó, algunos chicos ya se habían graduado con buenas notas y en su lugar habían aceptado a algunos chicos de primer año.

Sirah aun recordaba la sorpresa de todos en la escuela, cuando, tras las vacaciones Hitoshi se presentó sin sus características gafas, delgado y más alto, lo único que aun conservaba era su carácter y su corte de cabello. Y como Koji había predicho ahora era el presidente del consejo estudiantil, Sirah aun no podía ser capitana del equipo de kendo. pero ya ayudaba con el entrenamiento de los nuevos, Ikki le decía que mientras a Miho le crecía la barriga, ella crecía en estatura y belleza.

Para nadie pasaba desapercibido que Hitoshi quería a Sirah, la relación entre ellos se hizo más estrecha cuando Koji tuvo que quedarse un tiempo en el santuario para entrenar, y cuando tras una misión su hermano mayor resultó herido, Sirah fue su apoyo emocional, pues ella era la única persona fuera de sus tíos a quien podía compartirle la preocupación y angustia de tener como hermano a un caballero. Pero hasta ese momento sólo había una buena amistad entre ambos.

Seiya se quedó unas semanas para ayudar tras el nacimiento de Aiko, su nueva sobrina, pero un vez que Miho estuvo recuperada, él volvió al santuario y trataba de visitar a su familia cada vez que podía, Shun se había reencontrado con June de camaleón de la manera mas curiosa, durante una misión de la fundación donde prestaba sus servicios como médico en la aldea cercana a los cinco picos, la encontró entrenando junto a Shiryu en la casada de Rozan, ahí por fin ambos se sinceraron y decidieron darse una oportunidad, ella seguía siendo una amazona y vivía en el santuario, pero de vez en cuando Shun se acercaba a Grecia y ahí se reunían, si bien se amaban, aun estaban estableciendo como sería su relación.

Una noche Ikki no podía dormir, se levantó con cuidado para no despertar a su esposa, dio una vuelta por su casa para asegurase que todo estaba bien, con cuidado entreabrió la puerta de Sirah, ella dormía tranquilamente y tras dar un vistazo al cuarto de la chica cerró la puerta, entreabrió el cuarto de huéspedes, normalmente Seiya o Kiki dormían a pierna suelta en alguna de las dos camas, pero ahora no había nadie, volvió a su habitación, cerró la puerta con cuidado para no despertar a la bebé y miro hacia el cielo nocturno a través de la ventana, se metió en sus propias dudas y reflexiones, cuando Miho le rodeó la cintura con un abrazo, él sonrió y tomó sus manos con cariño.

-¿De verdad me merezco todo esto?

-Sí.

-Bonita ¿eres feliz?

-Sí.

-Me amas ¿verdad?

-Mas de lo que te imaginas. Ikki de leo

-Y yo a ti.

-Volvamos a la cama hay que aprovechar que Aiko está dormida para descansar nosotros también, mañana es un día movido.

Y así la pareja descansó, en la tranquilidad de su casa sabiendo que ahora su amor era compartido y multiplicado con una bella familia.