De repente le parecía que los días eran más soleados, incluso en ocasiones se encontraba emocionada por alguna fecha próxima, se sentía feliz, tranquila y emocionada por el futuro.
Su convivencia con Alistair se había limitado a breves llamadas telefónicas para acordar aspectos sobre el divorcio, él le había asegurado de que recibiría los papeles tan pronto como le fuese posible, pero que ella debía comprender que un trámite legal podía ser tardado y ella estaba dispuesta a ser paciente, al menos de esa manera tendría más tiempo para considerar la propuesta de Naveen.
Nueva Orleans era una ciudad demasiado lejos de San Fransokyo; algo bueno para ella, sin embargo tras mucho tiempo de no considerar siquiera mudarse de casa, ahora se enfrentaba a tomar la decisión de que tan lejos debía irse, valorando las ventajas y desventajas de una ciudad desconocida, mientras que Naveen usaba sus conocimientos en publicidad para hablarle de la cuidad como si fuese un lugar mágico e increíble.
Aquel día había acordado con Alistair ir a buscar sus pertenencias que había dejado atrás al irse, prometió no estar allí durante la mayor parte del día, había comentado que pensaba regresar a las siete de la tarde, pero que en caso de que necesitase más tiempo; ella podía llamarlo y pedirle que se demorara un poco más en llegar. Aun así, Naveen se había ofrecido a acompañarla y ayudarla.
Las personas dentro de la casa sabían que ella iría, pero aun así la observaban como si se tratara de un fantasma o no terminasen de creer lo que sus ojos veían. Sin embargo ella intentaba no pensar en ello y concentrarse en tomar sus cosas y salir de allí lo más pronto posible.
—Así que aquí vivías — Comentó Naveen analizando con detalle todo a su alrededor.
—Bueno, sí — Dijo ella —. Realmente no estuvo mal al inicio aunque jamás terminé de acostumbrarme a tantas personas, era un poco…raro — Comentó —. Sentía que no podía ya sabes, hacer o decir muchas cosas porque siempre existía la posibilidad de que alguien estuviese escuchando o viendo, falta de privacidad.
Hubo un momento de silencio antes de que ella volviese a hablar.
—Hubo momentos lindos, no creas que todo fue un infierno o algo por el estilo — Agregó la rubia mientras tomaba algunas prendas que aun colgaban en el armario.
Una de las mujeres que trabajaba en la casa encargándose del aseo le había dicho que algunas de sus cosas habían sido puestas en algunas cajas para hacer de aquello más rápido para ella.
—Al principio fue…muy bueno — Aseguró Elsa —. Tampoco empieces a crear teorías descabelladas sobre lo horrible que ha sido mi matrimonio, te conozco Naveen y se perfectamente la reina del drama que puedes llegar a ser.
—He madurado para que lo sepas, ya no soy una reina del drama — Dijo él.
—Podrías llamar a Tiana para que le preguntemos — Sugirió ella a modo de broma, pero eso provocó que Naveen hiciera un gesto gracioso, como si no se esperase esa respuesta y temiese que ella insistiera en que verificaban lo que él había dicho, algo que provocó que la mujer riera —. Creo que con eso respondiste todo, Reina del drama.
—Oye, si mal no recuerdo tú también solías ser todo un caso, pueblerina — Bromeó Naveen ganándose un pequeño empujón por parte de su amiga —. No creas que he olvidado toda la clase de cosas que pasamos juntos, las veces que fuimos en busca de papel para la impresora…vaya excusa tan tonta que se te ocurrió, Els.
— ¡Pero si fuiste tú…!
—Está bien, Elsa — Puso una de sus manos sobre su hombro —, te perdono.
— ¡Te voy a…!
—Extrañé a mi mejor amiga — La interrumpió y abrazó a continuación — ¿Sabes? Si no estás segura con respecto a Nueva Orleans o no quieres ir, no tienes que hacerlo, lo único que me importa es que seas feliz y te encuentres con bien, no quiero hacerte sentir que estas obligada a aceptar mi oferta, sólo quería hacerse saber que tienes la opción y que tengo intensiones de ayudarte en lo que me sea posible.
—Aún estoy pensándolo, no es una decisión que quiera tomar a la ligera — Dijo Elsa.
—Tan sólo, prométeme que no volveremos a perder el contacto y que en caso de que necesites ayuda no dudarás en llamarme, no quiero que vuelvas a sentirte tan sola, ni soportes algo similar a lo que pasaste.
—Gracias Naveen, enserio aprecio que hayas venido y me alegra mucho volverte a ver.
-o-
En Krei Tech, Alistair tenía sus propios problemas con el señor Weselton insistiendo en inspeccionar hasta el más mínimo detalle de su empresa y de su vida personal (aparentemente).
Aquel hombre había decidido que Krei Tech ocultaba algo y estaba dispuesto a descubrirlo, además de que así como su estadía en San Fransokyo se extendía; cada vez era más evidente que algo no estaba bien con la ausencia de Elsa.
Los rumores de que Elsa había sido víctima de un cruel crimen cometido por su propio esposo se intensificaban y eran difíciles de ocultar a Weselton. Todos esperaban que su esposa regresara de su supuesto viaje, mirarla con sus propios ojos para verificar que estuviese viva.
Podría decir que estaban en medio de un divorcio, pero le había prometido a Elsa que el proceso sería lo más tranquilo posible, lo que menos necesitaba ella era ser el foco de atención, ocultarse aún más de los medios y de todos en la ciudad.
Anteriormente le había ofrecido a Hans Westergard un lugar en su empresa, algo que le garantizaría a Elsa bienestar económico y en general, sin embargo ahora pensaba que si se sabía que Elsa y él se habían divorciado, y al verla con Hans sacaran conclusiones en dónde la dejaran a ella como la villana del cuento.
Realmente la oferta realizada por Naveen era una buena oportunidad para Elsa, ella podría iniciar desde cero, sentirse plena y tener una mejor vida de la que él le había dado. Esperaba que ella aceptase.
Sobre la relación entre Elsa y Westergard, él no tenía derecho a opinar y aunque quisiera hacerlo, Elsa no lo escucharía (Y no podría culparla), pero Hans era un hombre con gran determinación, inteligencia y al haberla ayudado a huir y esconderse de él, le había demostrado que le importaba Elsa, que estaba dispuesto a ayudarla sin importar si eso ponía en riesgo sus intereses personales y profesionales, además de que había hecho algo que él no: la escuchaba.
-o-
—Hoy fue un buen día — Dijo ella en voz baja, con los ojos cerrados mientras ambos estaban acostados en la cama. Su cabello rubio se encontraba suelto y despeinado; algo que había sido en gran parte provocado por el pelirrojo, quien se había entretenido jugando con sus mechones de cabello —. Todo ha resultado bien hasta ahora, jamás pensé que sería posible, pero… me alegro mucho de que esté funcionando.
Sus labios buscaron los del pelirrojo y se fundieron en un beso que si bien no fue apasionado ni vergonzosamente intenso, fue dulce y cálido, le transmitía la seguridad y tranquilidad que por mucho tiempo ella había anhelado.
Una vez que sus labios se separaron, Hans acarició su mejilla con dulzura.
—Esto no estaría sucediendo sin tu ayuda, enserio estoy muy agradecida contigo — Dijo ella —. Creo que lo repito muchas veces, pero siento que jamás podré expresar todo lo que tu ayuda significa para mí…
—Elsa…
—Y antes de que digas que era lo correcto y cualquiera lo haría; sabes que eso es una gran mentira — Lo interrumpió —. Nadie en San Fransokyo, mucho menos alguien interesado en triunfar en robótica, me hubiese ayudado sabiendo que existía la posibilidad de que el gran y asombroso Alistair Krei hundiera sus carreras antes de iniciarlas haberlas iniciado siquiera. No sé si alguna vez alguien siquiera sospechó que algo andaba mal, pero nunca nadie me comentó o hizo algo, así que… no porque algo sea correcto, significa que cualquiera estaría dispuesto a hacerlo — Agregó — Honestamente, si me hubieran dicho que tú serías quien me brindaría apoyo, no lo hubiese creído, en lo absoluto.
— ¡Oye!
—Cuando llegaste a Krei Tech tus intenciones no eran precisamente ser una buena persona, Hans Westergard — Rió ella —. Sin mencionar, que aún recuerdo cuando te rebajaste a intentar acercarte de Alistair a través de mí, eres mejor que eso Hans y ese intento…fue patético.
— ¡Hey! — Fingió indignación — Ve aquí — Ambos rieron a carcajadas, él se colocaba sobre ella pretendiendo acorralarla para que no escapase — ¿A quién ha llamado patético, señorita? — Cuestionó desafiante.
— ¿Hay alguien más en esta habitación? — Replicó Elsa con el único propósito de molestarlo.
Instantáneamente el pelirrojo empezó a hacerle cosquillas provocándole carcajadas a Elsa, mientras jugaba exigiéndole que se arrepintiera de sus palabras, mientras que ella entre risas le respondía que jamás se retractaría de ello, hasta que le pidió que se detuviera mientras intentaba recuperar el aliento que había perdido al reír.
Elsa descansaba su cabeza sobre la almohada, con los ojos cerrados mientras regulaba su respiración.
En ese momento el pelirrojo besó su mejilla fue un beso corto, sin embargo el primero de muchos que fueron posándose sobre distintos puntos de la piel de su rostro, descendiendo poco a poco hasta su cuello.
Elsa suspiró.
Permaneció con los ojos cerrados, dejándose llevar por la sensación que le provocaban los labios de su amado, sintió una de las manos de Hans posándose sobre su cintura y poco a poco levantando la parte superior de su pijama, ella alzó ligeramente una de sus manos, en un impulso, temiendo que la piel de su abdomen quedase expuesta ante los ojos del pelirrojo.
Hans se detuvo, ambos se miraron a los ojos, en silencio. Él la miraba con atención para notar cualquier señal que le indicase lo que ella quería decir o expresar.
Elsa se debatía entre si debía volver a besarlo, motivarlo a reanudar lo que estaba haciendo antes y dejarse llevar, porque realmente quería descubrir que tan lejos llegarían, sin embargo sus inseguridades y miedos le impedían continuar.
Temía que él no la considerase atractiva o que sus cicatrices dieran pie a una conversación y preguntas con las que no quería lidiar.
—No soy…bonita — Mencionó ella-
— ¿Qué dices? Eres preciosa — Aseguró Hans — ¿Quién te ha hecho creer lo contrario?
—Es que… no quiero que te…decepciones.
— ¿Decepcionarme tú a mí? Creo que es más probable que tú te burles de mí, puesto que tu jamás podrías decepcionarme, pero si quieres que paremos, está bien…o puedo cerrar los ojos si quieres, prometo no hacer trampa.
—No me siento del todo lista para eso, enserio quisiera poder…
—Está bien, Els. No tenemos que hacer algo para lo que no te sientes preparada, lo único que realmente me importa es que estemos juntos, felices…quizá en Nueva Orleans…
—Hans…te he dicho que aún tengo que pensarlo…
—Sé que mi carrera es una de las cosas que te detienen, pero encontraré algo allí o en alguna ciudad vecina, hay algunos negocios enfocados en robótica por allí, no todo está en San Fransokyo, pero si lo prefieres…podrías irte con Naveen temporalmente y yo mientras buscaría algo en otra ciudad y en un futuro nos estableceríamos en un lugar que nos guste a ambos, lo que importa ahora es que salgas de San Fransokyo y en Nueva Orleans tienes un amigo que sé que cuidará de ti. Además, iría a visitarte.
— ¿Confiarías en mí para ser tu guía de turista? — Preguntó ella.
—Creo que tomaré ese riesgo, daría origen a toda clase de anécdotas con las cuales podría reírme de ti — Bromeó —.Te quiero mucho Elsa.
—Y yo a ti, no tienes idea de cuánto.
-o-
Cuando la mañana llegó, supo que Hans tenía que alistarse para salir cuando fue privada del abrazo del pelirrojo, haciendo que la manta no fuese suficiente para ella, así que al igual que él, Elsa despertó.
Hans se levantó de la cama mientras que Elsa simplemente se sentó sobre el colchón y tomó su celular simplemente para entretenerse un poco, entonces una llamada entró a los pocos minutos.
Era Alistair.
Creyendo que se trataba de algún trámite del divorcio respondió, confiando en que su esposo no volvería a tenderle una trampa.
—Necesito un favor — Fueron las primeras palabras que escuchó por parte de su marido al aceptar la llamada.
