Este fic participa en el minireto de marzo de La Copa de la Casa 20/21 del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black. El reto consistía en escribir sobre un objeto sorteado, perteneciente a los cuentos o la mitología; me tocó el hilo rojo del destino, de las leyendas japonesas

Disclaimer: Los personajes pertenecen a JK Rowling. Este fic contiene un WI en el que cierto personaje nunca asisitó a Hogwarts, y por tanto conoció a Sirius ya de adulto.

Beta: Nea Poulain

Palabras: 498


En su piel


—No podía soportarlo más —dijo Sirius, golpeado con los nudillos el vaso de whiskey, al tiempo que miraba a su interlocutor—; otra familia presentando a su hija y habría quemado la casa.

Todas le habían parecido iguales. Cabellos oscuros, rubios y pelirrojos atados con peinados idénticos; túnicas siempre adornadas con símbolos que, de forma más o menos sutil, recordaban a las palabras de la bruja del hilo rojo. Lo observaban con ojos esperanzados; a Sirius, sin embargo, nunca le habían acelerado el corazón.

—Hizo mal en llevarme a ese lugar —añadió Sirius.

—¿Algún día me contarás toda la historia? —Él se inclinó en la mesa, observándolo con un interés que provocó que Sirius se riese, más nervioso ante la proximidad de lo que quería admitir.

—No es algo que me apetezca.

Había sido un niño cuando Walburga lo había arrastrado a una tienda situada en Knockturn Alley, donde una bolsa llena era todo lo que se necesitaba para acceder a prácticas prohibidas. La mujer le había clavado la punta de un cuchillo en el meñique; la gota de sangre que salió de su piel pareció caer sobre un hilo invisible que enseguida se tiñó del mismo color escarlata. La cuerda se extendía hacia adelante, perdiéndose de vista; pero la bruja decía que podía leer señales en ella que indicaban quién estaba al otro lado.

—Lo único que vale la pena saber es que, al día siguiente, todas las familias sangre pura del país tenían hijas que cumplían el requisito. —Sirius dio un golpecito a la mesa con el vaso—. ¡Milagro!

Remus Lupin se rio, al tiempo que miraba a su alrededor, contemplando la cocina del cuartel.

—¿Por eso te uniste a la Orden? ¿Hastío por los desfiles interminables de chicas sangre pura? —le preguntó.

—También por mis altos y nobles ideales —protestó Sirius—, y un interés por conocer a los marginados de la sociedad. —Señaló a Remus, que nunca había podido acudir a Hogwarts.

Él negó con la cabeza.

—¿Y si estabas destinado a conocerla gracias a tu madre? —Remus bajó un poco la voz—, ¿no lamentarías perder la oportunidad?

Sirius lo observó atentamente mientras meditaba su respuesta. Él no tenía los ojos esperanzados, solo melancólicos; no era el tipo de mirada que aceleraría corazones, de modo que el furioso pulso que latía en su muñeca le resultaba algo extraño.

—Por Walburga —dijo finalmente, levantando el vaso.

Remus pareció confundido, pero imitó su gesto. Al hacerlo, la manga de su camisa bajó un poco, revelando el curioso reloj que llevaba en la muñeca; tenía forma de luna y crecía y decrecía siguiendo el verdadero astro, avisándolo cuando el circulo estaba a punto de completarse.

Sirius recordó las lunas que esas chicas llevaban bordadas en sus túnicas; las perlas redondas en collares, las marcas de nacimiento y las pecas circulares.

«La otra mitad lleva la luna en su piel», había dicho la bruja, antes de apretar su meñique y hacer que el hilo rojo desapareciese.


NA.

La idea de relojes de muñeca que indiquen los ciclos lunares no es exactamente canon, aunque creo que sería conveniente para un hombre lobo xD