UN EXTRAÑO CUMPLIDO
Uraraka se levantó de un salto y miró hacia la puerta. Jiro y Momo la imitaron y vieron que una persona acababa de entrar. Era Bakugo Katsuki, el nuevo alumno que siempre se sentaba hasta la orilla porque no hablaba con nadie. Habían pasado algunas semanas desde que se incorporó al salón de clases y muchos de sus compañeros, siguiendo el consejo de Aizawa, habían tratado de acercársele para hacerlo sentir como en casa. Pero él no cedía, era como si estuviera encerrado en una burbuja, siempre con su ceño fruncido y cara de pocos amigos.
Antes de que Momo y Jiro pudieran decir algo, Uraraka rodeó su butaca y fue directo hacia el rubio.
-¿Qué es eso? exclamó al verlo.
Bakugo la miró sin comprender.
-Estás...no, pero...
-¿Disculpa? -preguntó Bakugo extrañado al sentir la mirada atenta de la castaña.
Y por si eso fuera poco, la chica se acercó todavía más a él hasta quedar a pocos centímetros de su rostro. Bakugo se puso como tomate y pasó saliva nerviosamente. No entendía lo que estaba pasando.
-¡Ah! Ya lo tengo -dijo Uraraka triunfante. Sonrió de lado y asintió.
-¿Qué estás...?
-Tienes lentes de contacto, ¿verdad? No me había dado cuenta hasta ahora porque siempre tienes puestos los de armazón, pero tus ojos son de color rojo. Es extraño, pero lindo.
Uraraka se dio la media vuelta y regresó a su asiento. Bakugo todavía estaba procesando las palabras de su compañera. La miró de reojo y sintió un revoloteo en el estómago. Y por primera vez en semanas, sonrió ante la idea de haber recibido un cumplido de una chica como Uraraka.
