De consuelos y Destinos
Serena se envolvió en una gorda y suave toalla mientras barría su mano por el espejo para ver su reflejo.
Sus ojos estaban algo hinchados con unas delatadoras líneas rojas en los bordes, y unas nuevas ojeras comenzaban su aparición, a pesar de haber dejado un poco de agua fría caer sobre su rostro para evitar la hinchazón. Suspiro con desánimo y se giró para dejar de ver tan lamentable imagen.
Apoyo su espalda en el mármol blanco, mirando el cielo raso, haciendo un esfuerzo por no volver a llorar, mientras que los ojos de Seiya entraban y salían su conciencia.
-Seiya- suspiro, cerrando los ojos, y antes de que la tristeza la ahogara nuevamente, alguien llamo a la puerta de su habitación.
Se apresuró a salir rogando para que quien fuera pensara que el aspecto de sus ojos se debía al champoo.
Atravesó su habitación, tomando nota de la ausencia de Luna y al abrir la puerta retrocedió de inmediato culpable, al ver a su amiga parada del otro lado con el rostro descompuesto.
- ¡Serena! - exclamo soltando el aire, como si con eso saliera también la preocupación.
-Hola Rei- murmuro Serena separándose definitivamente, dejando pasar a su amiga. Rei la miro de arriba abajo y luego arrastro la mirada por la habitación asegurándose de que estaba sola.
No se sorprendió al ver a Reí ahí parada. De hecho, había esperado a alguna de sus amigas, sino todas, llegaran antes y se había medio preparado para eso. También había preparado una excusa en caso de que quien llegara primero fuera Seiya.
- ¿Qué sucedió? - inquiero Rei nada más entrar mientras que ella le daba la espalda cerrando la puerta lentamente, canjeando algunos segundos más para prepararse para esto.
-Lo siento Rei. Necesitaba volver a casa. No me sentí muy bien- Eufemismo, su vida se había desmoronado y cada trozo de su mente sintió que todo giraba como en un tornado. Aun así, la mentira salió casi con naturalidad.
Se giró por fin mirando a su amiga, esperando que se creyera su versión, pero los grandes y enigmáticos ojos de Rei, que siempre parecían ver todo, se entrecerraron suspicaces.
- ¿Te sentías tan mal que no pudiste decirnos y huiste? - cuestiono cruzándose de brazos y Serena apoyo su espalda desnuda en su puerta, sintiendo el frio traspasar su piel caliente y sus manos apretaron más la toalla que la envolvía.
-No hui…- murmuro mirándose lo pies, pero Rei carraspeo con una ceja alzada y ella se quebró intimidada- Les envié un mensaje. No hui, técnicamente solo me fui sola- Rei camino hacia su cama y se sentó con la espalda tan rígida como un palo y saco su teléfono para mostrárselo como si fuera una evidencia.
- "Perdonen, pero debo irme. Estoy bien no se preocupen. Les hablo luego"- repitió con voz robótica y Serena se encogió culpable- Seiya nos dijo que te habías desmayado y luego recibimos ese mensaje. Estábamos muy asustados, en especial Seiya. Casi le da una apoplejía. Quería venir el a comprobar como estabas- la mención de Seiya hizo estremecer a Serena y sus ojos se abrieron asustados muy a su pesar y Rei ladeo la cabeza como si leyera sus ojos-Nos llevo un rato pero lo convencimos de que era mejor que una de nosotras viniera a verte y obviamente acertamos- Serena suspiro dejando salir el aire que había retenido sin ser consiente. Tenía mucho miedo. Más del que había tenido antes. No podía ver a Seiya aún. No podía. ¿Cómo debía actuar ahora? Ahora que sabía que todo era real y lo horrible que eso era
-Gracias- murmuro despegando la espalada de la puerta, para caminar hasta su tocador y dejarse caer en su pequeño asiento con pesadez.
Rei se levantó hasta pararse frente a ella.
- ¿Qué sucedió Serena? - le pregunto agachándose, mirándola desde abajo y poniéndole una reconfortante mano en su rodilla- Sabes que puedes confiar en nosotras- le dijo buscando sus ojos, y los de Serena volvieron a ser una piscina demasiado sensible para resistir el sincero cariño de su amiga. Sin pensarlo se dejó caer junto a Rei y sus brazos le rodearon la cintura desmoronándose en sus brazos, que la apretaron de vuelta, haciéndola sentir de nuevo en un mundo conocido.
Lloraba, lloraba por ella, por su identidad, por Seiya, por Darien, por sus amigas, por lo que perdería, por lo que ya había perdido. Por esa vida que pasaba por sus ojos, por añoranzas que no entendía, por la injusticia… y la lista seguía y seguía. Su tristeza era tanta que parecía un océano sin tierra a la vista.
-Todo se arruino Rei- lloro con la cabeza en sus piernas y su amiga la meció consolándola.
- ¿Por qué dices eso? - inquirió con voz tan afectada como ella misma, pero manteniendo sus brazos fuertes a su alrededor, como una roca firme y segura. Sabía que Rei no lloraba nunca y deseo poder tomar un poco de esa fuerza para soportar el dolor que le hacía un agujero en su corazón y parecía solo crecer más y más a cada momento. No se sorprendió que fuera ella quien se llevara el peso de venir a verla. De todas, Rei era la mejor en situaciones difíciles.
Los recuerdos de su otra vida soplaron en su mente sin permiso y ella aferro su abrazo. Rei siempre había sido su fuerza ¿verdad?
Intento sacar las palabras, pero se detuvo en seco. ¿Qué sacaba con decirle? ¿Quería en verdad que lo que ella estaba sintiendo lo vivieran sus amigas?
La respuesta llego sin siquiera pensarlo. No, no quería. Ella daría todo por evitarles esta confusión y dolor. Si tenía que vivir con esto lo haría en silencio. Ese pensamiento la hizo sentir de pronto desesperadamente sola y el llanto aumento de intensidad.
-No debes decirme nada si no quieres- le dijo Rei después de un largo momento en que solo se oyeron sus sollozos- Todas estamos aquí para ti para cuando decidas hacerlo. ¿lo sabes verdad?
-Lo sé- murmuro entre lágrimas y Rei le paso la mano por el cabello humero que había escapado de su toalla y ahora se desparramaba a su al rededor.
-Chuuu- consoló en silencio meciéndola con suavidad-Todo estará bien.
Si, lo estaría… ella sabía que nada podía ser para siempre. Pero el dolor que sentía ahora le decía que antes de ponerse bien todo iría a peor.
A la mañana siguiente Serena se terminó de vestir en un silencio sepulcral. Luna la miraba desde arriba de su tocador siguiendo con sus ojos cada movimiento como esperando un nuevo colapso. Solo cuando todo estuvo en su lugar y se terminó de atar el cabello en una aburrida cola amarrada a la altura de su cuello, ambas se miraron.
-Todo estará bien- le dijo casi con el mismo tono de voz de Rei. El recuerdo de como su amiga la había sostenido hasta quedarse dormida la conforto de nuevo.
Tomo fuerza de ese recuerdo y le asintió a Luna.
Mina la esperaba como siempre en la esquina de sus casas y ella le sonrió intentando ser los más natural posible. Su amiga solo se le quedo mirando un segundo y al siguiente estaba parloteando de algo completamente superficial, saltando olímpicamente todo tema del viaje y de Seiya. Serena la amo por eso.
Su corazón saltaba a cada momento que veía una espalda con el uniforme varonil, pero Seiya no se vio en ningún momento. Había temido hasta el punto de sentir sus piernas débiles al salir de su casa, pero nada había pasado. No había tenido el valor de preguntar por él y las chicas obviamente estaban intentando no mencionarlo, así que no le quedo de otra que estar atenta, con los nervios de punta, esperando verlo doblar alguna esquina. No fue hasta que las primeras horas pasaron y se convenció de que había faltado de nuevo que pudo respirar con normalidad. Un alivio y un dolor en igual medida la recorrieron, pero opto por solo escuchar el alivio. Aun no estaba lista para verlo. Era una cobarde. El solo pensar en cómo su relación mutaría por los acontecimientos la hacía sentir nauseas.
La misma cobardía la hizo saltarse la clase de matemáticas escondida en el baño.
Para la hora de almuerzo todas sus amigas la habían observado un segundo y al siguiente estaban como si nada hubiera pasado, actuando tan naturales que Serena se preguntó qué les había dicho Rei.
Se sentaron en la mesa de siempre conversando animadamente a su al rededor, pero ella no lograba dejar de pasar de la realidad a los recuerdo. Cada gesto, cada entonación de voz, cada risa. Todo le hacía recordar cosas de su otra vida y aunque en realidad lo intento, no logro hablar mucho ni fluir con la conversación odiándose por despreciar los esfuerzos de sus amigas por hacerla sentir mejor.
Luna le había explicado que eso solo sería por un corto tiempo. Luego su mente encajaría todo donde debía estar y ella podría vivir como lo había estado haciendo hasta ahora, viendo los recuerdos solo de vez en cuando y digiriéndolo de modo más natural. Rogo porque eso pasara pronto.
-Simplemente el resultado no deja de ser una absoluta decepción- estaba diciendo Amy rodando los ojos exasperada- Lo he hecho al menos tres veces y sigue siendo un fracaso.
Lita, a su lado, partió un trozo de chocolate repartiendo los pedazos a cada uno de ellas
-Deberías dejar esa obstinación y decirle de una vez a Taiki que te ayude- la mención del hermano de Seiya hizo estremecer a Serena y Lita tosió atragantada con su trozo de chocolate mientras Serena rechazaba su porción con un gesto de la mano, repentinamente con el estómago revuelto. Las demás miraron a Lita contrariadas y de vuelta a Serena con temor.
-No me miren así- murmuro intentando sonreír- sé que Rei les dijo que estaba algo afectada ayer pero estaré bien.
Mina a su lado tomo su mano encima de la mesa apretándola y mirándola con los ojos llenos de cariño y compresión.
-Sí que lo estarás- le dijo con confianza y las demás asintieron de acuerdo- y cuando eso pase esperamos puedas contarnos que sucedió. Todas estaremos ahí para oírte- un conocido nudo se alojó en su garganta al mirarlas a todas y sus ojos se llenaron de lágrimas que se obligó a no derramar, en cambio asintió segura y sus amigas le sonrieron confiadas.
El timbre sonó de pronto sobresaltándolas y todas rieron incluyéndola. Mina la soltó y se levantaron rápidamente.
-Quédate un segundo si quieres. Yo llevare tu bandeja- le guiño un ojo y las demás le volvieron sonreír mientras se alejaban.
-Gracias- le dijo mientras se iban y la saludaron con la mano.
Se quedó sentada recomponiéndose mientras las hojas de otoño caían a su alrededor como una suave lluvia color cobre.
Unas pisadas haciendo crujir las hojas en el suelo la hizo respingar y miro a su lado.
El estómago le dio un vuelco mientras el corazón redoblo su marcha queriendo salir de su pecho.
-Hola- murmuro Darien sentándose a su lado, pero guardando una distancia prudencial lo más probable en un intento de hacerla sentir cómoda. Ella lo agradeció en silencio y miro sus zapatos.
-Hola- susurro de vuelta comenzando a retorcer sus dedos
- ¿Te sientes mejor? - le pregunto haciéndola mirar, pero el observaba las hojas que se mecían suavemente en el viento antes de caer.
- ¿Tu qué crees? - devolvió algo más ruda y Darien suspiro mirándola de reojo, irradiando esa paz que parecía no acabarse nunca.
De pronto los recuerdo se estrellaron en su mente con la fuerza de una bola de demolición y frunció el ceño mientras sus mejillas se sonrojaban de forma furiosa sin su consentimiento.
Tantos besos, tantas caricias, tantos susurros con palabras de amor…
-Mejorara- murmuro de pronto y ella lo miro sorprendida. El movió la barbilla hacia su rostro que de seguro parecía una tomate- Los recuerdos- le explico con calma- dejan de ser como un gusano mental por fin y se calman. Luego, a menos que tus los invoques, no aparecen. - sus ojos la miraron de nuevo con un brillo de adoración que la hizo sentir como una basura.
Porque mientras el sentía que la amaba ella lloraba por otro y aun así todavía deseaba estirarse hacia sus brazos.
¿Cómo podía este hombre amarla aun sin conocerla? La sensación de justificada indignación la volvió a estremecer mientras que su odio hacia esa situación volvía a llenar sus ojos de agua.
- ¿Como…cuando tu…? - se trabo con las palabras sin saber cómo explicarse, pero parecía que Darien podía entenderla sin problemas.
Le sonrió compungido.
-Cuando chocamos esa vez yo sentí algo muy poderoso despertar en mi corazón- le dijo estirando las piernas y apoyándose en la mesa para mirar el cielo gris- te vi irte con ese chico y solo, no lo se, sentí que si no te seguía mi cuerpo se partiría en dos- un estremecimiento la movió de su lugar al pensar en ese día y Darien miro de reojo su reacción, pero no menciono nada- No llegue muy lejos. No supe que paso, pero desperté en mi cama y ya no te recordaba. No recordé nada hasta un poco después de conseguir este trabajo- Serena supuso que esa habían sido Luna o Artemis y el enojo al ver como habían sido manipulados le hizo apretar las manos- De pronto solo todo cayó, - siguió diciendo Darien ajeno a su ira- como si se tratará de una muralla. Los recuerdos, todo. Me desperté con esa otra vida desfilando en mi conciencia y el recuerdo de ese día. Me lo tome con calma. Me quede acostado intentando digerir lo que me estaba pasando y a los pocos dias estaba aquí entrando en tu aula- una sonrisa involuntaria apareció en su boca y Serena volvió a sonrojarse al ver esa bonita mueca en su rostro.
-Y yo no te recordaba- agrego intentando distraerse y Darien asintió dejando caer la sonrisa
-Supuse que lo que sea que me hubiera pasado a mí, a ti también te había pasado- "Ah no tienes ni idea" quiso decir, pero se contuvo- Espere a que con los días recordaras también lo demás, pero…- sus ojos la miraron esta vez fijamente con un destello de tristeza- Tu no recordaste nada más que ese día. Me dije que tal vez no era el momento y me mantuve al pendiente. Intente ser un amigo lejano pero las ansias me ganaron- una sonrisa avergonzada se desplego en su boca y se movió para cambiar de posición poniendo sus codos en las rodillas mirándola con timidez- seguías sin recordar y lo que es peor…- de pronto guardo silencio mirando fijamente sus dedos y Serena sintió un agujero en su estómago. Ella sabía que significaba ese "Lo que es peor" y rogo porque no mencionara nada. Como escuchando su pensamiento Darien suspiro y siguió- Por eso te invite a salir. Pensé que si no recordabas yo podía hacer nuevos recuerdos… volver a enamorarte- susurro tan suave como el viento que los rodeaba y que mecía los árboles, pero fue suficiente para que Serena sintiera un agudo dolor en su pecho.
-Lo siento- susurro tragando pesado con la garganta apretada y que parecía estrecharse más y más sofocándola y Darien negó desechando su disculpa. La miro con fijeza y pareció tomar fuerzas, se acercó hasta su lado y tomo su mano.
Serena tembló visiblemente, incluida la mano que Darien tenía agarrada pero que no la soltó, sino que, por el contrario, la aferro más fuerte encerrándola poniendo la otra por encima.
-Tu y yo… nosotros, somos uno solo- le dijo con pasión y ella abrió los ojos angustiada, aterrada… y también muy emocionada- Nuestro destino esta entrelazado, debíamos encontrarnos y así ha sido. Por favor danos una oportunidad- rogo mirándola con ojos tan claros y sinceros que ella quiso cerrar los suyos y dejarse llevar. Solo el dolor que seguía sintiendo en el centro de su pecho la mantuvo en su puesto, abriendo y cerrando la boca, sin poder decir nada sin soltarse a llorar por el dolor que estaba provocando todo esta situación- Podemos tomar el camino que debió ser. Sería tan fácil como respirar- la miro con toda la fuferza de sus ojos y el amor en ellos y Serena se mordió la mejilla por dentro, sintiendo ese amor intruso en su propio cuerpo dar de golpes enloquecidos en su corazón.
-Pero…- siseo angustiada y Darien movió la cabeza parándola.
-Sé que algunas cosas…se han torcido- sus ojos se endurecieron un poco y a Serena no le cayó duda de a que, o mejor dicho a quién, se refería con eso- pero ahora recuerdas. Ya recuerdas y todo estará bien- se le acercó un poco más dejándola ver cada matiz de azul de sus ojos y ella por fin se alejó negando con vehemencia.
-No- murmuro sin dejar de mover su cabeza- Recordar no ha mejorada nada- ¿Cómo no lo veía? Él amaba un recuerdo al igual que Seiya. Todo se había torcido sí, pero no de la forma que Darien creía.
-Tu y yo tenemos un destino Serena- le dijo tomando su rostro para que dejara de negar y sus ojos se clavaron en los suyos- puede que se sea difícil ahora, pero sé que veras cuál es tu lugar. Solo te pido que nos des una oportunidad. Que veas lo felices que podemos ser…otra vez- la miro un segundo más como si quisiera que esas palabras penetraran en su cabeza y la soltó por fin- Todo lo que ha pasado, no lo entiendo. Algo salió mal pero podemos arreglarlo. Podemos hacer que funcione- Se levantó un segundo después sin dejar de verla directamente y se fue dejándola sola en la banca, mientras el viento hacia volar las hojas con fuerza a su alrededor, tan desordenadas como sus pensamientos.
Apretó sus manos intentando quitar la sensación que las de Darien había dejado y suspiro hondo, casi como un gemido, cerrando los ojos.
Encerró las lágrimas dentro de sus parpados y apretó los labios con fuerza. Solo cuando estuvo seguro que el grito que quería salir de su boca no saldría y que sus ojos estaban lo suficientemente secos los abrió y soltó sus labios.
-Deberías hacerle caso- murmuro una voz aguda a su lado haciéndola gritar y saltar en su sitio.
Puso una mano en su boca acallando el alarido y miro a la niña que estaba a su lado muy tranquila como si llevara ahí todo este tiempo.
- ¿De dónde…? - inquirió en un soplo de aire, mientras su corazón retomaba el ritmo y la niñita la miro de forma aburrida. Tenía el cabello muy rubio, casi blanco, y tan largo como el de ella misma y sus ojos eran de un desconcertante gris, que parecía que podría congelarte si así lo hubiera deseado. No podía tener más de diez años, pero toda su aura parecía de una persona mucho mayor, incluyendo su mirada que atravesó a Serena haciéndola retroceder lejos de ella asustada, sin embargo, por un segundo, fue un bálsamo para su mente, al dejar de ver imágenes no invitadas alrededor, al no haber visto jamás a esta niña, ni en su presente ni un su pasado.
La niña se arregló el tutu color rosa chicle que había quedado enganchado en sus medias de red, que tenían el color lima en una pierna y rosa en la otra.
-Siempre estoy aquí- respondió con el mismo tono de voz aburrido que sus ojos y apoyó sus brazos a sus lados aferrando la banqueta. Su top ajustado con rombos de colores, verdes, rosas, amarillos y naranjas, le cubría los delegados brazos y sus piernas enfundadas con largas botas hasta la rodilla color negras se balanceaban en el asiento de adelante hacia atrás. Tenía tantos colores encima como un cuadro de Picasso e igual de desconcertante.
-No es verdad, yo estaba sola- dijo Serena mirando alrededor confusa y la niña se encogió de hombros.
-Las personas siempre deciden no mirarme. Paso desapercibida- siguió moviendo sus piernas y Serena movió su cabeza confusa.
- ¿Cómo alguien vestido así pasa desapercibido? - pregunto casi para ella, pero la niña asintió saltando en su puesto.
- ¿Verdad? Estoy siempre ahí, de colores muy vivos, casi saltándoles encima y aun así la mayoría solo me ignora- la niñita rodo los ojos grises con exasperación- Es muy irritante.
- ¿Y qué haces aquí? - cuestiono Serena recordando que aún estaban su escuela. Miro de nuevo alrededor buscando a alguno de sus compañeros. Tal vez la niña era la hermanita de alguien y se había perdido.
-Cuando algo no sale como yo deseo me molesta, en especial cuando es algo importante- menciono como si nada y Serena no supo si estaba respondiendo a su pregunta o solo estaba hablando por hablar como había estado haciendo antes. De pronto recordó su comentario anterior y Serena se sonrojo.
-Espera ¿Estabas escuchado mi conversación de entes? - Le pregunto algo avergonzada y la niña resopló molesta
- Por supuesto - le dijo con el tono de voz omitiendo el "tonta" y Serena frunció el ceño algo molesto.
-Eso no se hace-le dijo con voz regañona ganándose otra fría mirada de la extraña niña.
-Lo que no se hace es ignorar los designios del destino- respondió con su mismo tono de regaño infundiéndole algo más de enojo.
Serena se quedó quieta y callada mirándola sin saber cómo responder, hasta que, soltando el aire, se miró los zapatos.
-El destino puede ser muy cruel a veces- le dijo ignorando la extraña situación de ella hablando sobre este tema con una niña mucho menor a ella.
La niña volvió a bufar por la nariz y arrugándola como si oliera algo desagradable
-Si te revelas a tu destino siempre creerás que es cruel. Si solo obedeces todo iría como camino de rosas- Serena la miro con los ojos entrecerrados sintiéndose de pronto muy a la defensiva.
-El destino no está escrito en piedra. Puede ser cambiado
-Error- le dijo con voz de presentador de programa de concursos y sus ojos se clavaron amenazantes-Los designios no deben ser cambiados. El destino es muy sabia y muy inteligente. No hace las cosas por capricho. Todo tiene un lugar y un momento. Recuérdalo- la niña se levantó con tanto delicadeza y fluidez como si flotara y se fue, mirándola por sobre el hombro con ojos duros- Nos veremos pronto.
Serena se levantó de golpe confusa y una ráfaga de viento increíblemente fuerte soplo haciendo volar las hojas a su alrededor. Aferrando su falda con un brazo mientras que el otro cubría su rostro y ojos, escucho las hojas crujir rodeándola mientras que viento silbo entre los arboles con estruendo.
De pronto todo ceso y Serena miro alrededor pero solo estaban las hojas ocres volviendo a caer suavemente a su lecho de tierra en silencio.
El viento soplo de forma más suave, pero por más que miro a su al rededor no encontró rastro de la extraña niña. Solo un olor a tierra húmeda y sueños rotos embargaba el aire y ella se sentó de nuevo en la banca con la mente en blanco.
- ¿Qué demonios…?
Primero quiero agradecer por su tomarse el tiempo para dejarme un mensaje en los capítulos anteriores. Gracias Gracias, gracias. me ayudan a seguir escribiendo con el animo en cien.
AHORA,... Una niña extraña apareció dándole a Serena algo importante en que pensar. ¿Cuanto puedes modificar el destino sin pagar el precio?
saludos a todas (o) y nos leemos pronto.
