Capítulo 34

El hanyou estaba conteniendo la ira y los celos en ese preciso momento, una luna nueva estaba cerca y para él era un completo momento de vulnerabilidad incluido a ese moleste hecho estaba Kagome "Joder Kagome" llevo una mano a su rostro para cubrir sus ojos y despeinar su flequillo soltando un respiro de aliento, necesitaba sacarse a esa mujer de su cabeza.

-Inuyasha ¿Qué te pasa? – dijo Shippo mirándolo extrañado junto a una pequeña Rin que estaba cómodamente sentada a su lado.

-No me extrañaría que estuviese pensando en la mujer de mi amo – molesto jaken encogiéndose de hombros – al menos una debía ganarle mi amu Sesshomaru porque el colmillo lograste arrebatárselo y arrancándole un … -un prominente y fuerte golpe se escuchó en la cabaña

- ¡Cierra la boca! – enojado le ofreció una mirada obstinada saliendo a zancadas del lugar seguido de un prudente Miroku y una curiosa Sango.

-Señor Jaken sabe que estoy con usted, pero se merece ese golpe, el señor Inuyasha parece estar triste – aconsejo Rin siendo apoyada sin dudar por Shippo

-Hasta ella es más madura que tu Jaken – se burló el pequeño

- ¡Rin niña insolente deberías apoyarme! – regaño agitando su báculo de dos cabezas

Dentro de la cabaña una discusión infantil se llevaba a cabo entre comentarios tontos y risas, pero fuera de la acogedora caseta había un ambiente tenso y algo hostil

- ¿Y bien Inuyasha cuando planeas decirnos lo que te sucede? – empezó Miroku

- ¿Le pasa algo a Kagome? – inquirió Sango, el hanyou negó con la cabeza

-No pasa nada, solo estoy algo confundido es todo…- la voz del peliplateado salía casi en un susurro que fue atendido de inmediato por Miroku

-Mi viejo amigo, hace mucho atrás te pregunte con quien deseabas estar… - tomo un breve silencio y continuo – no podías decidirte y pensabas que siempre seria de esa forma, que ambas estarían para ti…

-Kagome también podía tomar una decisión ¿acaso nunca pensaste en ello? – pregunto Sango que interrumpió a Miroku – Kagome muchas veces te vio ir detrás de Kikyo y en varias oportunidades su vida corrió grave peligro...creo que estar así es un poco egoísta de tu parte Inuyasha, aunque no me guste verte de esa forma… - el hanyou la miro sorprendido, Sango era como una hermana para Kagome y casi podía deducir que estaba ¿consolándolo?

-Hablando de la señorita Kikyo ¿no estaba contigo Inuyasha? – pregunto el monje caminando un poco más al bosque y nuevamente mirando al hanyou que tenía los ojos abiertos de par en par

-Hace poco tuvimos una discusión y estaba tan encerrado en mí mismo que no me percate del momento en el que la perdí de vista – maldijo para sus adentros – espérenme aquí ¡y si demoro diríjanse al pozo! – finalizo con una exclamación perdiéndose entre los arboles de un solo salto.

-Su excelencia…

-Debemos esperar, pero no tengo un buen presentimiento – dijo el monje mirando el lugar donde Inuyasha había desaparecido.

Un poco más al este del pueblo se encontraba el Youkai mirando a la miko completamente relajado, sus ropas le sentaban muy bien y verla con solo su hakama casi lo encendían por completo.

-Deja de mirarme de esa forma – regañaba Kagome haciendo un ligero puchero – basta Sesshomaru – cruzo al final sus brazos

-Miko … - murmuro acercándose a la mujer que no lo evitaba en lo absoluto acunando el rostro femenino en su mano, ella lo miro perpleja por un instante

- ¿Se ven mal? – pregunto avergonzada, mirando los orbes dorados de Sesshomaru, él sonrió sonrojando a la mujer y acariciando con el pulgar la delgada línea violeta que surcaba la mejilla de ella

- ¿Qué sientes si toco de esta manera? – pregunto sin dejar de acariciar la delgada marca de la mejilla femenina

-Es algo extraño… - murmuro desviando la mirada - no sé cómo explicarlo… - mirándolo tomo la mano que acunaba su mejilla deteniendo el gesto de él provocando que enarcara una de sus cejas – se siente…cálido y…placentero… - empezó a decir intentando imitar el gesto al acariciar con sus manos las marcas violetas del rostro masculino.

Sesshomaru cerró los ojos inmediatamente sorprendiendo a Kagome, el confiaba demasiado en ella para bajar la guardia de esa manera o quizá era abierto con ella particularmente y sonrió, para la sacerdotisa el gesto del youkai la había enternecido, no solo acariciaba el atractivo rostro de su compañero si no que este casi instintivamente buscaba el calor de su mano.

-No sabía que podías ser romántico – se burló acomodando un mechón plateado detrás de la oreja masculina

- ¿Qué es eso? – pregunto tajante, Kagome casi desfallece en el momento ante su incredulidad

-No puedo creerlo – sonrió mirándolo – ¿Cómo puedo hacerme entender? – pensó un minuto llevando una de sus manos a la barbilla – o bueno, lo que hacías tiempo atrás

-Mujer, eso no me explica nada – regaño aun frente a ella

-Es apreciar a la otra persona – respondió soñadoramente mirando el pequeño riachuelo – es querer estar siempre al lado de esa persona, pensar en ella y regalarle todo el cariño que puedas mientras este a tu lado, con el romanticismo… - detuvo sus palabras al ver como él la acercaba a su cuerpo con sumo cuidado – Sesshomaru…

-Continua… - dijo el

-Siendo romántico puedes lograr que esa persona que deseas te ame con locura… -termino separándose un poco del cuerpo del youkai – pero basta, estas siendo demasiado cariñoso ahora mismo – reprocho y él sonrió por un instante

-Tu corazón saldrá de tu pecho, puedo escucharlo perfectamente – bromeo a la mujer, ella le provocaba miles de sensaciones nuevas

- ¡Basta! – reprocho dando un ligero empujón y alejándose de él hasta que se detuvo abruptamente por un ligero mareo – ¿qué me está pasando? – miro sus manos transparentarse y su cuerpo palpitar dando unos pasos más.

-Miko… - el cambio repentino en su compañera era impropio, estaba seguro que ella en ese instante era feliz, podía sentirlo, pero al ver que la mujer casi desfallecía corrió a soportarla y evitar un daño con la caída - ¿Qué ocurre?

-Descuida, es un simple mareo, nada del otro mundo – parpadeo varias veces volviendo a sentirse relajada – ¿los humanos enfermamos demasiado verdad? – pregunto bromista

-Parece que tú en particular enfermas más que nadie, eres un constante dolor de cabeza – reprocho mirándola desaprobatoriamente ayudándola a ponerse de pie

-¿Podemos regresar a la aldea? – el lord solo asintió ante el deseo de su mujer pero detestando internamente no poder pasar más tiempo a solas con ella, empezaba a adorar esos instantes donde podían compartir su intimidad plenamente.

El viaje de regreso fue sereno, gracias a la suavidad del vuelo del youkai Kagome pudo dormir con toda tranquilidad en brazos del lord. Sesshomaru no era tan frio como pensaba y quizá por esa razón, por esa amabilidad que demostraba es que Rin no quería irse de su lado.

Ahora bien, estaba el otro dolor de cabeza que estaba martillándola constantemente, esa cefalea se llamaba Inuyasha, quizá en la aldea podía hablar un poco con él, no estaría de más cerrar ciclos y aceptar el porvenir. Ella era mujer del youkai e Inuyasha pasaría a ser su mejor amigo, alguien con quien pudo compartir varios años de su vida.

-¡Señorita Kagome, Sesshomaru-sama! – grito una eufórica Rin recibiendo a sus amos

-Ahora entiendo a Inuyasha – sonrió Miroku acercándose a la pareja junto a Sango – ha cambiado para bien señorita Kagome

-Las marcas del youkai te sientan bien – bromeo sango sonrojando a una Kagome a diferencia del youkai que había regresado a su estoico y neutral estado natural

-Kagome – llamo Shippo subiendo al hombro de la miko olfateando – Kagome hueles diferente, eso llamo la atención del lord sorprendiéndolo, el kitsune era hábil

Eso es porque mi sangre esta mezclada con la de Sesshomaru, ¿no es así? – pregunto al lord mirándolo y una gota rodo por su sien al ser olímpicamente ignorada – bueno digamos que es un si – sonrió regresando la mirada a sus compañeros - ¿Dónde está Inuyasha?

El monje oscureció su mirada con solo escuchar el nombre del hanyou preocupando a la miko y ante esa actitud Sango relato lo sucedido horas antes de su regreso dejando a la pelinegra sorprendida

-Vaya… nunca pensé que ellos pudieran discutir – respondió incrédula - ¿hace demasiado se fue?

-Ha pasado tiempo suficiente, lo extraño de todo es que pidió que, si demoraba, nos dirigiéramos al pozo devorador de huesos – comunico el monje haciendo palidecer a la mujer

- ¿Por qué el pozo precisamente? – pregunto acariciando la marca de su cuello, comenzaba a quemarla

-Creo que es hora de dirigirnos allí… ¡Kirara! – Sango llamo a la nekomata cabalgándola junto a Miroku- ¡nos adelantaremos Kagome! – exclamo marchándose con el monje

- ¡No se les ocurra dejarnos aquí de nuevo! – grito Jaken acercándose al grupo - ¡Amo bonito, lléveme con usted! – suplicaba abrazando las piernas del lord que mostro un rostro algo enfermizo

-Desde luego que vendrás – dijo Kagome – Shippo ¿podrías llevar a Rin y a Jaken? Es una distancia algo larga ¿soportaras?

-¡Claro que sí! Te demostrare lo fuerte que soy ahora – termino su frase transformándose en una bola rosada llevando a Rin que sonreía divertida mientras que jaken iba sobre Ah-Un, era claro que seguiría con ellos a toda costa, la bestia de 2 cabezas le tenía un aprecio increíble a Rin y ella no podía cuestionarlo

-Bien, solo quedamos tu y yo, pero … - retrocedió un paso al ver que el youkai iba a sujetarla para llevarla - … quiero saber qué ventajas tengo ahora que soy tu compañera, ¿viste la velocidad con la que te protegí del reiki de Kikyo? – dijo eufórica - ¡eso fue increíble y quiero intentarlo de nuevo!

-No te exijas demasiado… - antes de terminar la mujer había salido disparada sorprendiéndolo y molestándolo – esa mujer…. - bufo llegando a sus talones de inmediato, ella corría frente a él con una delicada gracia femenina, deleitándose de ver las torneadas piernas de su mujer

Kagome evadía con toda facilidad cualquier obstáculo frente a ellos y dominaba muy bien la velocidad del youkai, era ágil, era hermosa y poderosa; no podía estar más orgulloso de eso más sin embargo algo le preocupaba y era el ligero cambio en la esencia femenina pero no lograba distinguir por completo que había cambiado.

-¡Inuyasha! – llamo Kagome acercándose al grupo viendo con horror como Kikyo apuntaba una flecha al pozo devorador de huesos - ¿se puede saber que estas, haciendo Kikyo? – molesta consulto a la sacerdotisa controlándose de la forma más sobrehumana posible

- ¿Tanta preocupación por un simple pozo? – dijo sarcástica mirando de reojo a su reencarnación

-No es un simple pozo, tu sabes perfectamente lo valioso que es este lugar para mí, así que te pido que bajes el arco…ahora – advirtió colocando una mano frente a ella al recibir la flecha de Kikyo desintegrándola en un campo de reiki

-¡Kagome! – grito Sango preocupada pero al mismo tiempo aliviada al ver como Kagome habia evadido con total naturalidad el poder de Kikyo.

El monje al igual que el resto estaban preocupados, era sabido que las peleas entre sacerdotisas eran altamente peligrosas y si una acababa descuidándose podía llevarla incluso a la muerte así que inmiscuirse en una pelea de esa magnitud era complicado.

-¿Qué crees que haces Kikyo? – bufo Inuyasha acercándose a la mujer que disparo rozando la mejilla del hanyou molestando a Kagome

-¡¿Cómo te atreves a lastimar a Inuyasha?! – disparo una onda de reiki que lanzo unos metros atrás a la sacerdotisa del pasado y dejando ver una energía violeta a su alrededor - ¿es que no te importa tu compañero? ¡es la persona que amas! ¿Cómo puedes herirlo?

Kikyo sonrió disparando directamente al pozo dejando ver una luz celeste que los encegueció a todos por un instante haciendo palpitar el cuerpo de la miko del futuro entendiéndolo en ese momento, si el poso se destruía ella volvería irremediablemente a su mundo aterrándose por un instante no solo por esa idea que cruzo su mente si no por la flecha sagrada que había disparado Kikyo a un Sesshomaru que la abrazaba para cubrirla del golpe incrustando la flecha en el brazo del youkai.

-Sesshomaru…¿estás bien? – pregunto con evidente preocupación

-Esto no es nada para mí – dijo ecuánime Sesshomaru retirando la flecha marcada con la sangre del youkai alterando a Kagome que se levantó molesta

-Puedes destruir un bosque entero, puedes romper mi cuerpo en mil pedazos, pero… – preparo su arco de energía espiritual sorprendiendo a la misma Kikyo ante esa nueva habilidad – lo que no te perdonare es que hayas lastimado ¡a mis amigos! – grito, furiosa, disparando en advertencia su flecha espiritual sagrada clavándola justo a un lado del cuerpo de una incrédula Kikyo

-Kagome … - sonrió maliciosamente – debes recordar que yo estoy a un parpadeo del pozo y a pesar de que tu sangre se ha mezclado con la del ese youkai, esto sigue siendo una de tus mayores debilidades – se acercó confiada al poso colocando una de sus manos en él y soltando una gran cantidad de reiki que enloqueció el alma de su oponente

La pelinegra gritaba de dolor, su cuerpo quemaba con furia, estaba llena de incertidumbre, no podía ver nada, tampoco escuchar nada solo sentía palpable el dolor que la descarga de reiki que Kikyo le estaba causando. Ante eso Inuyasha salto hacia la mujer en un intento de detenerla, pero desconfiada como ninguna otra impuso un campo de energía a su alrededor.

- ¡Maldición, Kikyo detén esto de una buena vez por todas! – reclamo Inuyasha molesto desenvainando a una tessaiga rojiza pero su estupor fue tal al ver a un veloz Sesshomaru acercarse al campo de energía de la sacerdotisa de barro intentando por todos los medios romper la barrera espiritual con sus manos

- ¡Me duele! – grito Kagome cayendo de rodillas - ¡detente! – jadeo abrazándose a si misma

-Estoy harto de ti… – bufo Sesshomaru insistiendo en romper el campo sin éxito alguno frustrándose y enervando su ser

- ¡Kagome! – exclamo sango acercándose a su compañera abrazándola y acunando a la mujer inconsciente

-Te lo advierto – gruño Sesshomaru – si ella muere no quedara lugar donde puedas esconderte… – lanzo un ultimátum a la mujer tornando rojiza su mirada, dejando ver vestigios de su youkai perro completo ante la ira que sentía.

Capítulo especial dedicado a ustedes, estaba inspiradísima hoy, ¿Qué creen que sucederá?