Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es Robsmyyummy Cabanaboy. Yo solo traduzco con su permiso.


Canción del capítulo (y la historia): Chances de Five for Fighting


No me malinterpretes, nunca diría nunca.

Porque a pesar que el amor puede cambiar el clima,

Ninguna acción de Dios puede apartarme de ti

Solo soy un hombre realista, una botella llena con conchas y arena

Que teme amar más allá de lo que podría perder cuando se trata de ti...


Capítulo treinta y uno

Bella y yo observamos a Riley y Kalia alejarse antes de girar hacia la casa, riéndonos de los ladridos de aprobación por parte de Max, que se encuentra en el alféizar.

—¡Hola, amigo! —Corre hacia mí, sus puños vuelan a mi pecho y tiene la lengua afuera. Amo los recibimientos así.

Suelto mis bolsos y me pongo de rodillas en el suelo para luchar con él, acariciándolo y dándole palmadas.

—Te extrañé, amigo.

—Tengo que hacer pis... nada nuevo —anuncia Bella con un suspiro, dejando caer su cartera—. Ya vuelvo.

Después de unos minutos jugando con Max, me pongo de pie, dejo mi gorra sobre la mesa ratona y me dejo caer en el sofá. Me estiro con un gruñido, mis manos acomodan los almohadones debajo de mi cabeza cuando descubro uno de nuestros condones confiables. Ha estado esperando aquí pacientemente a que su día venga.

Venga. Resoplo al notar mi doble sentido.

Descanso mis ojos, respirando en alivio por estar de vuelta en el mismo país que mi esposa, la cual logró permanecer en una pieza a pesar de algunos percances. Mis dedos siguen jugando con el condón, escucho las tarimas crujir y levanto la mirada. Bella se encuentra de pie en la puerta vistiendo un pequeño camisón rosa que llega hasta sus muslos, y ya comienzo a endurecerme. Mi polla solitaria no necesita mucha persuasión. ¿Más de siete semanas sin mi esposa? Vamos.

Ella mira el condón en mis manos y sonríe.

—Supongo que estamos en pensando lo mismo, ¿eh?

Estiro mi mano.

—Ven aquí, hermosa. —Cuando me siento, ella se coloca a horcajadas sobre mi regazo, posándose casi en mis rodillas por el vientre entre nosotros.

—¡Por el amor de Dios! —se queja y se sujeta—. Siento que estoy por caerme.

Sonrío, tomando su rostro en mis manos, y la beso suavemente.

—Te tengo.

Nuestros labios se mueven lentamente, nuestras lenguas se enredan entre suspiros llenos de placer. Diablos, extrañé esto.

—Edward, por favor. —Ella jadea y ruega, sus caderas giran sobre mis muslos.

—¿Cómo me quieres? —pregunto, antes de besarla en la unión de su cuello y su clavícula. Huele a naranjas y coco y sabe a eternidad. Mi lengua sube para encontrar su pulso, donde martillea debajo de la exquisita superficie.

—Primero... ah... creo que deberíamos ir a nuestra cama. Quiero probar estando arriba, porque si seguimos sentados aquí en el sofá, tendrás quemaduras en tu pecho por toda la fricción de mi vientre. —Se ríe en mi oído.

—¡AH! —aclama con ojos bien abiertos y ambos bajamos la mirada mientras el bebé se mueve, enviando una ola de una extremidad a lo largo de su vientre. Levanto su camisón y coloco mi palma sobre su estómago.

—Hola, pequeño. ¿Nos darás un show?

Bella sonríe, viéndome observar su barriga moverse. Hay unos movimientos más antes de que el residente parezca estar contento en su cuartel.

—Vamos, Marine. —Ella baja sus piernas en busca del suelo y se pone de pie—. Te quiero en nuestra cama y desnudo en los próximos sesenta segundos.

—Mierda, no sabes en lo que te estás metiendo —me río, pasando rápidamente por su lado, desnudándome mientras doy dos pasos a la vez con el sonido de su risa.

Una vez que los dos nos encontramos arriba y estoy desnudo como ordenado, Bella se une a mí en la cama, sobre mis caderas.

—Déjame saber si estás cansada, y podemos alternar.

Ella asiente y reanudamos nuestra sesión de besos. Mis dedos acarician su cabello mientras que sus pezones erectos se hacen ver debajo del satén. Luchando por respirar, ella desliza sus manos por mi pecho, envuelve sus dedos alrededor de mi polla y comienza a provocar y jalar. Si sigo embistiendo contra su palma, esto durará solo veinte segundos.

No, gracias. No después de siete putas semanas de celibato.

—Oh, Dios... para, debemos parar. Ahora mismo, te necesito ahora mismo. De rodillas —ordeno con una nalgada, sin importar que me metí en modo Comandante Masen.

Ella se levanta, cerniéndose sobre mí mientras me recuesto y le tiendo el condón. Pero entonces recuerdo...

—Espera, no tienes más tus puntos.

Ella niega con la cabeza y menea sus cejas.

—¿Quieres usar esto, o estamos listos para arriesgarnos?

Ella lo toma de mi mano, lo abre y lo coloca.

—Definitivamente quiero usarlo tanto como podamos. —Ella se hunde y se estremece mientras que mis ojos giran hacia dentro de mi cabeza.

—Mierda, te sientes increíble —gruño mientras ella sube y baja, manteniendo un ritmo constante.

—Mmm... como decía... quiero usarlos por razones egoístas porque extrañé a mi marido. Y si el que te corras adentro va a acabar con esta fiesta, te mantendremos envuelto, amigo.

Mi boca se abre y ella sigue meciéndose, rebotando y girando.

—¿Estás de acuerdo con ello? —chilla cuando comienzo a jugar con su clítoris con mi mano derecha y su pezón con mi izquierda.

—Cariño, estoy de acuerdo con cualquier cosa mientras sigas haciendo exactamente lo que haces... aw, mierda... no tendrás quejas de mi parte.

~TotS~

Cinco días después, hemos bautizado casi todas las superficies de nuestra casa, pero sigue sin haber movimientos del bebé. Aunque para ser honestos, hemos usado condones en cada momento hasta esta mañana. Las precauciones salieron por la ventana alrededor de pasadas las seis, porque me desperté jodidamente caliente, deslicé mi mano entre los muslos de Bella y la encontré húmeda. Era momento de jugar.

Estoy muy seguro que hemos traumatizado a Max de por vida.

Esta tarde nos dirigimos al parque cerca de la playa donde se encuentra el viejo departamento de Bella. Rosalie volvió de los Estados hace un par de días, así que vamos a hacer una barbacoa con el grupo.

—Las chicas llamaron. Sus citas deberían terminar dentro de los próximos quince minutos. Las veremos cerca del anfiteatro. —Me dejo caer sobre una silla del comedor, viendo cómo mis dos colegas terminan de empacar para el picnic.

—¿Qué es todo esto, Emmett? Vamos a pasar la tarde al parque, no el mes —razona Riley, examinando el contenido de la nevera.

—Oye. Déjame en paz. Rosie tiene todo tipo de antojos día y noche. Planificación adecuada previa previene un mal rendimiento, Biers.

Suelto una carcajada y sacudo mi cabeza, escuchando a Emmett lanzar una frase del Cuerpo sobre conceptos básicos a Ri.

—Oh, sí, diablos. Estas son jodidamente buenas. —Riley levanta una caja de paletas frutales Edy's—. ¿Alguna vez probaste esto, Edw...?

—¡Dame eso! ¿Estás loco? —Emmett, con ojos muy abiertos, se las arranca de las manos a Riley—. No te metas con las paletas congeladas de Rosie, amigo. Ella te arrancará los ojos, no te miento.

Riley levanta sus manos en rendición mientras yo me parto de la risa, tomando las sillas plegables para que las chicas se sienten.

—¿Están listos?

—Sí. ¿Tienes todo lo que necesitas para Bella, en cuanto a comida?

Asiento, enumerando con mis dedos.

—Salami en fetas finas, queso crema y magdalenas con chips de chocolate Otis Spunkmeyer. Soy el esposo del año, en mi opinión. —Estoy bromeando, pero lo digo en serio. Bella ha estado antojada de salami. Probablemente no sea la comida más saludable del mundo, pero como en cualquier momento llega el bebé, difícilmente voy a comentar sobre sus elecciones nutricionales y negarle un permitido con sus amigos. Ella ha sido una soldado, soportando su dieta estricta debido a su diabetes gestacional en los últimos meses. Ella se merece este deleite—. Deberíamos irnos. Lo que realmente no queremos es tener a dos embarazadas hambrientas esperando su comida. Las cosas podrían ponerse feas muy, muy rápido.

—Mierda, ¿quieres escuchar algo feo? Rosalie ansiaba Popeyes la noche que llegó. Así que traje a casa una gran variedad de cosas... arroz sucio, macarrones con queso, ensalada de repollo, galletas... todo. —Emmett pone llave a su casa, y nos dirigimos hacia la camioneta de Riley con nuestro equipo—. Comimos bastante, pero sobró bastante. Bueno, ella se fue a dormir temprano, y yo me quedé hasta tarde jugando Metal Gear Solid. Me dio hambre de madrugada, así que tomé unas patas y las comí. Dejé mi plato en el fregadero y me fui a la cama... no pensé mucho en ello. Me levanté y salí a la mañana siguiente como costumbre, pero recibí una llamada de ella unas horas después.

Suelto una carcajada, imaginando hacia dónde va esta historia.

—Mi esposa me llama con su cabeza adentro del retrete, gritando entre arcadas.

Riley retuerce su rostro en disgusto, y yo simplemente sacudo la cabeza.

—¡Em-METT! —Su voz se eleva tres octavos, repitiendo las palabras de su esposa—. ¿Por qué dejaste tus asquerosos huesos de pollo y los restos en el fregadero? ¡No he parado de vomitar, imbécil! —Se encoje de hombros nuevamente—. ¿Cómo diablos iba a suponer que ella tendría problemas con el pollo y las guarniciones al día siguiente?

—¿Entonces ella ansiaba comer Popeyes la noche anterior, pero doce horas después, no podía soportar verlos?

Emmett asiente.

—Exactamente.

—Bella me hizo lo mismo hace unos meses. Justo antes que sepa que tenía diabetes, ella moría por comer su pizza favorita de Hut. Así que, una noche llevé a casa una meatlover con champiñones sobre masa fina, dos en realidad... porque supuse que podría ayudar y tener varias cenas así ella no tendía necesidad de cocinar para nosotros.

Emmett resopla.

—Tontoooo.

—Al día siguiente, llego a casa temprano, como alrededor de las nueve, y ella se está quejando que dejé mi pizza asquerosa en el refrigerador y que debía llevar el resto conmigo al trabajo de inmediato. —Muevo mi cabeza de un lado al otro, recordando la noche en cuestión—. Mi loca esposa me hizo pegar la vuelta esa noche, llevar la pizza fuera de nuestra casa y conducir hacia el trabajo para dejarlo en el refrigerador de allí. Ella aclamó que el olor seguía en el aire. Lo juro, creo que este embarazo la ha vuelto media loba.

Esa frase me consigue una ronda de risas mientras nos detenemos en el estacionamiento del parque donde nos encontraremos con Bella, Rosalie y Kalia.

Los chicos y yo transportamos las neveras y las sillas hacia el área donde Bella nos dijo que estarían esperando. Al acercarnos, Riley baja la velocidad, sus ojos fijos en el grupo.

—Mierda —masculla, sacudiendo la cabeza. Levanto la mirada y analizo la escena frente a nosotros, tratando de encontrarle el sentido pero fallo por completo.

—¿Qué pasa? —pregunto, cediendo ante el misterio.

—Visita inesperada. —Él asiente hacia el grupo, y noto que hay una persona extra charlando con nuestras chicas... Senna.

Dejo en el suelo las sillas y la nevera que cargo y deslizo mis brazos por debajo de los codos de mi esposa, frotando nuestro vientre y dejando un beso por debajo de su oreja.

—Hola, cariño.

Ella se ríe, girando en mis brazos.

—Mmm, hueles delicioso. Esposo fresco de la ducha... mi sabor preferido.

—Solo dices eso porque no tienes permitido comer más helado de menta granizada.

Ella suspira contra mi pecho.

—No es verdad. Siempre has sido exquisitamente lamible. Pero te prometo esto, el primer lugar al que iremos ni bien salgamos del hospital será Cinnabon, así puedo pedir uno con una cereza encima. Sus comerciales recientes me están matando.

Me inclino para besarla.

—Me parece justo. —Bella se tensa en mis brazos, gimoteando. Inmediatamente estoy en alerta—. ¿Estás bien?

Ella exhala, pestañeando.

—Sí, solo... mmm, un calambre.

—¿Un calambre? ¿Del que trae un bebé?

Ella presiona una mano contra su costado, llevando su peso sobre la mesa de picnic.

—No lo sé. Es el tercero que he tenido hoy que parece ser más doloroso que los otros que he sentido desde el jueves. —Ella se endereza después de otra exhalación y envuelve sus brazos alrededor de mi espalda—. Supongo que lo veremos, ¿cierto?

—¿Quizás mis nadadores super potentes que dejamos sueltos esta mañana están surtiendo efecto? —Meneo mis cejas, recordando el sexo loco que tuvimos antes de salir de la cama para comenzar nuestro día.

—Eso y el omelette occidental con salsa extra picante de desayuno... y el té de frambuesa... oh, y el masaje en los pies que acabo de tener con mi pedicura.

Entrecierro los ojos a mi esposa.

—Elijo creer que fueron mis chicos, ¿de acuerdo?

Ella se ríe, inclinándose para otro beso.

—Lo que sea que digas, cariño.

Riley comienza a asar la carne mientras que el resto de nosotros prepara la mesa y las sillas.

Kalia asoma su cabeza entre Bella y yo en el banco.

—¿Les molesta si invito a Senna a nuestra barbacoa? Ella estaba en la playa sola y su compañera de cuarto se fue por el verano. Me siento mal que esté sola.

—Está bien por mi, pequeña —explico—. Pero quizás deberías preguntarle a Riley.

Bella me pega un rodillazo por debajo de la mesa y miro en su dirección para ver hacia dónde está asintiendo. Los ojos de Riley están abiertos de par en par y está sacudiendo la cabeza sutilmente. Supongo que debería haber mirado en su dirección antes de responderle a Kalia.

—Ya lo hice. Él dijo que no le molestaba, pero me pidió que lo consultara contigo primero.

Bella le sonríe a Riley y da unas palmadas en la mano de Kalia.

—Bueno, tienes tu respuesta, cariño.

—¡Yupi! —Kalia susurra y sale corriendo para hablar con Senna, que se encuentra charlando con Rosalie y Emmett en estos momentos.

—Muchas gracias a los dos —suelta Riley—. ¡Eran mi escapatoria, ¿saben?!

Levanto las manos, hablando con la boca llena de Doritos.

—¿Cómo diablos se suponía que sepa lo que querías que dijéramos? ¿Qué tiene de malo Senna?

Bella se cruza de brazos.

—No hay nada malo con ella. Riley simplemente no está listo —desafía ella, levantando una ceja.

—¿Listo para qué? —pregunto, mirándolos a los dos—. ¿Qué diablos me estoy perdiendo?

Kalia comienza a chillar detrás nuestro. Nos damos vuelta para encontrar a Emmett riéndose, mientras que Senna está quieta pero sonriendo.

—¿Qué pasa allí? —Ayudo a Bella a ponerse de pie para descubrirlo.

—Ataque de mariquitas. —Ríe Kalia y levanta una del hombro de Senna—. ¡Oh por Dios, aquí hay otra!

Mientras que Kalia toca la espalda baja de Senna con su dedo para persuadir a una segunda mariquita a que se suba sobre su uña, Rosalie comenta:

—Mierda, hay otro en tu cabello... quédate quieta.

Emmett quita una de la parte superior de la mochila de ella.

—¿Todas estas mariquitas sobre ti al mismo tiempo? Santo cielo, chica, tienes que ir a jugar la lotería —bromea él.

Una vez que nos ubicamos todos en nuestros asientos con bebidas, Kalia no puede mantenerse callada.

—Fue tan genial que esas mariquitas vengan a visitarte. —Suspira—. Apuesto a que Nalani las envió.

—¡MIERDA! —Nuestras cabezas giran rápidamente hacia Riley, que se encuentra agitando su mano frenéticamente, alejándose de la parrilla y tomando un hielo de la nevera.

—¡Riley! —regaña Kalia, bajándose de su asiento para chequear su herida—. ¡Me debes un cuarto en el frasco de palabrotas por eso!

—Sí, sí, sí —masculla él—. Estoy bien, por cierto.

—Tengo un poco de Neosporin en mi bolso —ofrece Senna—. Puede que alivie la quemadura después que le pongas hielo. —Ella busca en su mochila y saca un pomo del bálsamo.

—Oh, eh... gracias. —La sonrisa de él es forzada, sin mencionar su respuesta poco feliz.

Una vez que la quemadura de Riley ha sido tratada, Bella instiga de nuevo. Ahora ya he descubierto su juego.

—¿Qué decías sobre Nalani y las mariquitas, Kalia?

—Oh, solo que creo... bueno, que Nalani ha estado cuidándome desde que murió, pero creo que ella sabe lo mucho que Senna me ha ayudado con la escuela y ella la envió aquí para mí... como un ángel guardián. —Ella se encoje de hombros y sonríe, mientras que Senna le guiña un ojo—. Creo que Nalani sabe que ella cuidará de mí.

Noto el intercambio de sonrisa entre Rosalie y mi esposa. Síp, problemáticas... las dos.

Todos se sirven sus platos y comienzan a charlar, ubicándose del otro lado de la mesa, pero me quedo cerca de la parrilla con Riley mientras él da vuelta el resto de las hamburguesas.

—¿Estás bien?

Él toma un trago largo de su Corona.

—Trabajo en ello.

Asiento... y espero.

—Mariquitas —masculla, sacudiendo la cabeza—. Me siento como la mierda por siquiera considerar la remota posibilidad que Nalani quisiera que le preste atención a alguien más. —Su mandíbula se tensa, sus fosas nasales se dilatan—. Pero están todas estas señales, ¿sabes? Estas malditas señales. Nalani siempre creía en las señales, y todos saben que las mariquitas eran sus favoritas. —Coloca las hamburguesas en un plato después de inhalar profundo y gira para alejarse, así que supongo que iré con él. Tiene ganas de hablar... lo que raramente pasa... Necesito estar allí por él, incluso si es para escuchar solamente.

Cruzamos el carril para bicicletas y nos dirigimos hacia la playa. Sonrío, recordando la última vez que estuve aquí. Bella y yo confirmábamos que tendríamos un bebé y yo adelanté la boda en la misma conversación. Tengo la loca noción de que si hubiéramos mantenido la fecha original, nos casaríamos en dos días.

—Las escucho, a Kalia y Senna —comienza—. Cuando Senna viene a dar clases, siempre abandono la habitación, pero me encuentro escuchando sus conversaciones, espiando en el pasillo, fuera de vista, como un maldito acosador. Estoy descubriendo mucho sobre ella y quiero saber más, pero siento que estoy engañando. Aprendo todas estas cosas sobre su familia, su trabajo, sus amigos... pero ella no sabe nada de mí. Diablos, ni siquiera estoy en su radar porque actúo como un imbécil. Apenas hago contacto visual con ella cuando estamos en el mismo cuarto. —Se bebe el resto de su cerveza y la lanza a un tacho que pasamos—. Y sé que no es justo para ella, para mí... No lo sé —escupe—. Tengo treinta y seis años y honestamente no sé qué hacer.

Él se deja caer sobre la arena, apoyando sus antebrazos contra sus rodillas. Cuelga su cabeza hasta que me siento a su lado y levanta la mirada.

—¿Estás buscando consejo?

—No sé lo que busco. En una semanas, se cumplirá un año desde que perdimos a Nalani. La próxima semana es el aniversario de nuestro compromiso. Pienso en ella básicamente todos los días. Si ella estaría feliz con cómo cuido de Kalia, si aprobaría las comidas que cocino para nosotros, si estaría orgullosa de que busqué a su padrastro para que Kalia esté en contacto con él. —Mira hacia el agua—. Juro que a veces, cuando Senna está sentada con Kalia en el comedor, tengo que mirar dos veces porque creo que es Nalani. Incluso una vez la llamé "Lani". —Resopla, asqueado—. A Kalia no pareció molestarle, solo me corrigió sin pensarlo dos veces... pero, ¡mierda! Mi cabeza está tan jodida ahora, amigo. No sé lo que es correcto.

Antes de abrir la boca para responder, pienso por unos minutos. Eric ni siquiera ha estado muerto por tres años y Lauren aparentemente ha tenido novio por casi un año. Mi mamá enterró a mi papá hace más de veinticinco años, pero finalmente ha encontrado a alguien que la cuida y la ama. Bella perdió a Mike hace más de cuatro años, y aquí está, casada nuevamente y lista para tener a mi hijo.

—¿Quién dice cuánto tiempo de duelo es el correcto, Ri? Tengo a muchas personas en mi vida que han vivido tragedias de alguna forma u otra, y aún así han encontrado el amor de nuevo. Algunas más rápido que otras, pero no importa, y no debería importar. Tienes que aceptar lo que está bien para ti. Nadie puede dictar por cuánto tiempo debes estar de luto por alguien, o seguir soltero, o lo que sea. Si no te sientes cómodo al pensar en alguien más todavía, está bien. Pero si sientes una atracción hacia Senna, creo que también está bien. Solo debes decirte que vas a tus tiempos. Cuando sea correcto, será correcto. Y quizás, mariquitas o no, quizás Nalani te está diciendo que ella está lista cuando tú estés listo.

Él me mira atentamente, como si estuviera absorbiendo cada palabra que digo.

—Senna es completamente opuesta a Nalani —resopla—. Ella es atrevida... probablemente por lidiar siempre con adolescentes. Así como Rose. Siempre la escucho hablar sarcásticamente con Kalia. Las dos juntas me hacen reír. Es gracioso, ¿sabes? —Hace contacto visual conmigo y sonríe—. Nalani siempre fue callada, reservada. Y ella y Kalia son familia, pero Kalia siempre ha sido la niña en el centro de atención, ruidosa, juguetona... casi como si fuera una copia de Senna, solo que veinte años más joven.

—Kalia es muy divertida. Todo lo contrario a Nalani —concuerdo en voz baja—. Excepto por el hecho que ambas parecían gemelas, sus personalidades eran opuestas.

—Pero Kalia aún así adoraba el suelo que su hermana pisaba.

Sonrío con tristeza.

—Por supuesto que sí. Todos estaban naturalmente atraídos hacia ella. Nalani era una persona hermosa, por dentro y por fuera.

Riley vuelve a mirar hacia el mar y arroja una concha con la que ha estado jugando hacia el abismo verde.

—Lo era.

Tratando de aplastar el dolor que sigue rondando, sabiendo que Nalani se fue para siempre, me aclaro la garganta.

—No la conozco de verdad, pero Senna parece ser una chica genuina. Todos pueden ver que a ella le importa mucho Kalia. Y definitivamente es hermosa —añado, sin dar vueltas.

—Sí, también está eso. —Riley resopla—. Aunque no se trata de su apariencia. Y si me permito explorar la posibilidad de pasar tiempo con Senna, no quiero que jamás piense que lo hago porque tiene los mismos rasgos que Nalani.

—Bueno, el color de sus teces pueden ser similares, pero sus rostros y sus cabellos son todo lo contrario. El cabello de Nalani era liso y lucía como si fuera de Hawái... eh, Fiji. Claramente Senna tiene otro aspecto diferente, con su cabello rizado y ojos claros. —Lanzo una piedra al agua—. ¿Cuál es su nacionalidad?

Riley sacude la cabeza.

—Escuché que le dijo a Kalia que era mestiza. Afroamericana, nativa americana, medio oriente... todo lo que eso sea, la combinación es espectacular.

Esbozo una sonrisa al escuchar un poco de mi viejo amigo asomarse a la superficie. Él solo necesita tiempo para saber que está bien. Que todo y todos van a estar bien, sin importar lo que decida.

—Creo que, cuando estés listo, deberías entablar una conversación con Senna. No esperes a que Kalia lo haga por ti. Kalia ya la quiere. Dudo que necesite mucha persuasión, si fueras honesto con Kalia sobre querer conocer más a Senna. Tienes que perdonarte a ti mismo primero, antes de avanzar con cualquier cosa. Lo que te pasó el año pasado no fue tu culpa, y te aseguro que Nalani está allí arriba sobre una nube sonriendo de oreja a oreja mirándote a ti y a Kalia seguir adelante. Cumpliste sus deseos, Ri. Nunca dudes de ello.

Antes que él tenga la posibilidad de responder, nuestra atención es desviada por un coro de gritos detrás nuestro.

—¡EDWARD! ¡EDWARD, VEN AQUÍ!

Ambos nos damos vuelta, viendo a Kalia correr hacia nosotros a la velocidad de la luz.

—¡Edward, apresúrate! ¡Viene el bebé!

Mi corazón se sube a mi garganta y corro rápidamente hacia el sitio del picnic, seguro que he superado el mejor tiempo de Usain Bolt. Veo a Emmett y Senna llevando a Bella hacia la camioneta de Riley, así que tomo su bolso de la silla y los alcanzo pero noto que no tenemos ninguno de sus suministros de maternidad con nosotros.

—Tus bolsos siguen en casa, cariño —le recuerdo, tomando el lugar de Sienna mientras ella corre para abrirnos la puerta del coche.

—¡Mieeeeerda! —exclama Bella con frustración y quizás un poco de dolor.

—Iré a buscarlos —comenta Riley, subiéndose al asiento del conductor mientras Emmett y yo ubicamos a Bella en el asiento trasero.

—Espera, no —interrumpe Emmett—. Yo iré a su casa y los tomaré, Riley, solo concéntrate en llevarlos al hospital.

—¿Pero qué hay de los demás?

—Yo llevaré a todos a casa, no te preocupes —ofrece Senna con una sonrisa—. Solo lleva a mami y papi al ala de Maternidad.

—Lo haré y... gracias. —Escucho un milímetro de progreso entre Riley y Senna. Me da esperanzas dentro de mi momento personal de incertidumbre... La paternidad me está pisando los talones.

Lanzo mis llaves hacia Emmett y él se va en el coche de Rosalie, dirigiéndose a nuestra casa en Kinser para tomar el bolso de maternidad de Bella y su almohada favorita.

—Los veremos pronto —añade Rosalie—. Una vez que descifremos la situación con los coches, iremos al hospital.

Le agradezco a las chicas, viendo a Rosalie, Kalia y Senna volver a la zona de nuestro picnic para limpiar, mientras que Riley acelera en dirección a las verjas más cercanas al hospital en Foster.

—¿Estás bien?

Bella asiente rápidamente, apretando mi mano.

—Sí. —Respira profundo—. Estoy emocionada y un poco aterrada.

Me inclino hacia ella y beso su sien.

—¿Cómo pasó?

—Solo hacía lo mío, comía mi hamburguesa y entonces me dieron ganas de hacer pis. Así que fui al baño del pabellón, cubrí tres veces el asiento del inodoro, me senté y literalmente salió una cascada de mí. Una experiencia muy encantadora, por cierto —gruñe—. Incluso mojé mis bragas de abuela... así que estoy sin ropa interior en estos momentos.

—No soy sordo —comenta Riley detrás del volante—. Y ahora sé que tenías puesto bragas de abuela hasta hace diez minutos. Así que gracias por la imagen.

Pongo los ojos en blanco a Riley cuando Bella jadea.

—OhDiosOhDiosOhDiosOhDiooooooos —masculla Bella contra mi hombro, respirando profundo durante el próximo minuto—. Santo cielo, esa dolió.

Intento calmarla, frotando la parte trasera de su cuello mientras mueve sus caderas, tratando de ponerse cómoda. Afortunadamente, estamos casi en la entrada de Emergencias.

—Y por cierto, Ri, probablemente esté ocupada el día que me llames cuando Kalia tenga su primer período —espeta Bella, pero me guiña el ojo.

Veo que los ojos de él se abren de par en par en el espejo retrovisor.

—Está bien, está bien... olvida que dije algo sobre tus bragas de abuela. Estoy seguro si alguien puede verse sexy en ellas, eres tú, Bells.

Mi mente ya es un alboroto sin los comentarios ridículos de mi mejor amigo.

—Riley... ¿qué diablos?

—Lo siento... me callaré ahora. Creo que simplemente estoy nervioso. —Él golpetea sus pulgares sobre el volante mientras nos detenemos en la entrada de ambulancias.

Bella se ríe pero se detiene abruptamente cuando tiene otra contracción.

—¿Asumo que ella querrá una silla de ruedas? —pregunta Riley frenéticamente desde el asiento delantero.

Asiento ante el agarre rompe huesos de Bella en mi mano.

—¡Voy! —Desaparece detrás de las puertas de Emergencias y me vuelvo hacia mi esposa.

—Mierda, esto duele. No recuerdo un dolor así la última vez.

—¿Quizás no fue así de doloroso porque no estabas tan avanzada? —No tengo idea de lo que hablo, pero tiene algo de sentido en mi cabeza—. Aquí viene Ri.

Él abre la puerta y la ayuda a levantarse mientras la sigo por detrás, estabilizando su espalda cuando ella se pone de pie y gira. Una vez que se encuentra segura en la silla, salgo del coche y corro hacia la enfermera que ya la está llevando adentro.

—¡Solo di que sí a las drogas, Bells! —grita Riley. Bella le muestra sus pulgares antes de que las puertas corredizas se cierren.

—Voy a estacionar y vuelvo —dice él, abrazándome. Sonrío con una risa nerviosa antes de que él añada—. ¡Buena suerte, papito!

~TotS~

Llegamos al cuarto piso del hospital, al piso de Maternidad, y las enfermeras se mueven rápidamente para ponerle la bata a Bella y conectarla al monitor fetal. La Dra. Epperly casualmente es la obstetra de turno este fin de semana, así que tenemos suerte en ese aspecto.

—La cérvix está completamente abierta, pero solo tienes cinco centímetros de dilatación, Bella. ¿Crees que quieres la epidural ahora?

El rostro de Bella está congelado en estos momentos, contraído de dolor. Siento náuseas al verla atravesar esto, sabiendo que no hay nada que pueda hacer más que ofrecerle hielo picado. Muy útil.

—¿Ayudará con la dilatación si no estoy estresada y adolorida?

La doctora en encoje de hombros.

—A veces ayuda a relajar el cuerpo así la naturaleza puede seguir su curso, pero he tenido pacientes donde se retrasó el trabajo de parto y hemos tenido que administrar oxitocina para incentivarlo.

Sacudo la cabeza, exasperado.

—Entonces no sirve mucho es lo que dices.

—Está bien, cariño. Déjame soportarlo por la próxima hora más o menos. Si se vuelve insoportable, pediré la epidural.

Mi esposa. Siempre tratando de ser la heroína.

—De acuerdo, volveré en un rato para chequearte de nuevo. Háganle saber a las enfermeras si es demasiado y llamaremos al anestesista. —La doctora se va y llamo a Emmett, notando que me olvidé de mencionar el hielo picado de Bella.

¡Sí! Estoy yendo, atravesando la entrada principal ahora. Estaré allí en diez minutos.

—Espera, ve a la tienda primero. Bella necesita palitos.

¿Que qué?

—Ya sabes, las paletas rojas, blancas y azules. —Echo un vistazo a Bella en busca de una mejor descripción, pero ella está gruñendo en medio de una contracción. Será mejor no interrumpirla.

Bueno, ¿quién las hace? ¿Cómo luce el paquete?

—No lo sé. Y no sé si aún se llaman así, es como las llamaba de niño. ¿Alguna vez comiste palitos? —Me rasco la cabeza, tratando de recordar cómo luce el paquete—. Tienen forma de un cohete. Creo que los sabores son cereza y limón y no sé...algo azul. —Sigo dando vueltas, devanándome el cerebro en busca de detalles—. No estoy seguro de quién las fabrica, ¿pero creo que la caja es amarilla? Podrías...

—¡FIRECRACKERS! ¡EN UNA CAJA AMARILLA Y HECHA POR LA COMPAÑÍA POPSICLE! ¡AHORA, POR FAVOR, SAL DEL PUTO TELÉFONO!

Mis ojos se ensanchan ante la locura de Bella.

—Em, creo...

Lo encontraré. Llegaré tan pronto como pueda.

Me muevo hacia la cama, esperando que ella no me ataque. Su respiración es dificultosa antes de volver a recostarse sobre sus almohadas.

—Perdón por hablarte así —gimotea, buscando mi mano y cerrando los ojos fuertemente—. La llamada comenzó a molestarme, y me encontraba adolorida.

Asiento como un maldito cabezón, haciendo todo para no enfurecerla aún más.

—Está bien. Solo dime qué puedo hacer por ti. Odio verte sufriendo.

—¿Cuánto tiempo ha pasado desde que se fue la doctora?

Miro mi reloj.

—Cerca de cuatro minutos.

—A la mierda con esto. —Sacude su cabeza—. Necesito las drogas.

Festejo por dentro, besando su frente antes de ir en busca del Dr. Felicidad.

~TotS~

Me considero un Marine fuerte. He estado en el campo lleno de sangre de compañeros hermanos y hermanas militares; no es fácil de observar, pero en el medio de la guerra, no te detienes a pensar en la situación.

Sin embargo, estar en la sala de parto con mi esposa es completamente diferente. Todo un universo diferente.

El anestesista tarda cuarenta y cinco minutos en llegar. Pensé que Bella iba a arrancarle la cabeza, pero se mantuvo calmada. Cuando él finalmente entró, sonriendo, estoy seguro que lo único que lo salvó fue que Bella estaba en posición fetal, tarareando para soportar el dolor que sentía.

Tengo que darme vuelta y simplemente frotar el brazo de Bella mientras ella aferra una almohada y el hombre mete una aguja del tamaño de un sorbete de McDonald's en su espalda baja. Ella dice que solo siente una presión; sin embargo, yo siento que mi cabeza va a explotar. Menos de dos minutos después, la medicina corre por sus venas, y Bella tiene ganas de hablar, sentada derecha con una sonrisa, y recogiendo su cabello con una bandita.

Su rápida transformación es aterradora y fantástica, todo en uno. Pero si ella está feliz, yo estoy feliz, sin mencionar aliviado.

—No tenemos un nombre para niña, Edward. Tienes que decidir. —Los labios y la lengua de Bella están teñidos de rojo y azul por las paletas, Firecrackers, que Emmett afortunadamente encontró en la tienda.

Asiento, tomando su palito comido y lanzándolo a la basura.

—Tienes razón. ¿Estás segura que estás de acuerdo con cualquiera? —Ella me hace lugar en la cama cerca de sus rodillas.

—Sí, ambos son hermosos. Solo elige un nombre antes que salga una pequeña y escriban Beba Masen en su etiqueta.

—Creo que quiero mantenerme con la idea de CMM, entonces. Christopher Michael para niño, Cecilia Marie para niña.

Bella responde con una sonrisa tan brillante como el sol.

—Perfecto.

~TotS~

Mi esposa sigue contrayendo su rostro. Hace que mi presión sanguínea vuele.

—Eso es todo... Iré a buscar a la doctora de nuevo. —Salgo de mi silla, dirigiéndome hacia la puerta.

—Ella solo me dirá que sigo en seis. He estado en seis por la última hora a pesar que las contracciones son una encima de la otra. —Toma aire profundo—. No tengo dolor, pero siento muchísima presión. Como si la cabeza del bebé estuviera justo allí. Quiero pujar...

—¡ENFERMERA!

Bella pone los ojos en blanco ante mi arrebato, pero no espero más. Si la cabeza del bebé se encuentra, de hecho, allí, me niego a ser el que asista el parto. ¿Planificar y ejecutar una guerra? Eso puedo hacerlo... pero no me pidas que asista el parto de mi propio bebé. Mi corazón no puede resistir tanto. No he estado así de ansioso desde que recibí la llamada de que Bella se había roto la nariz.

Encuentro a la doctora en la puerta.

—Mi esposa dice que siente mucha presión. ¿Puedes revisarla de nuevo?

La Dra. Epperly camina hacia la cama, levantando las sábanas para examinar a Bella con una expresión de asombro en el rostro.

—¡Vaya! ¿De dónde salieron esos cuatro centímetros?

Mis manos vuelan hacia mi cabeza. Podría aporrear a la doctora por actuar tan tranquila, pero eso no sería apropiado. Terminaría asistiendo a mi bebé, así que no, la violencia no es la respuesta en estos momentos.

La enfermera aparece del otro lado de la cama y me instruye a que la siga, enganchando mi brazo por debajo de la rodilla de Bella mientras ella se prepara para pujar.

—De acuerdo, Bella... estoy mirando el monitor. Cuando sientas la contracción, inclínate hacia adelante y puja mientras Edward cuenta hasta diez, ¿entendido?

Bella asiente justo cuando la doctora dice que comienza otra contracción.

—¡Puja... puja tan fuerte como puedas!

El Comandante Masen entra en escena. Comienzo a contar como si estuviera llamando una cadencia para mis Marines.

—UNO... DOS... TR...

—Señor —interrumpe la enfermera—, su esposa se desmayará si la hace contener el aliento por tanto tiempo.

Bella me asesina con la mirada y vuelve a recostarse.

—Sé más rápido la próxima vez —añade la doctora—. Aquí viene otra, Bella.

Esta vez, cuento mucho más rápido y llego a diez sin que Bella se ponga violeta. Ella está resoplando, pero es una jodida campeona. Estoy fascinado con ella.

Después de una segunda ronda de conteo, la doctora festeja.

—¡Si! Una más así debería funcionar. Lo estás haciendo bien.

Solo llego a contar hasta cinco antes de ser interrumpido.

—¡Detente! ¡Deja de pujar justo ahora!

Bella jadea con una mirada de asombro en su rostro. Me giro para ver a la doctora sosteniendo a un bebé.

Juro que el tiempo se detiene.

Mi pecho se contrae. Mis ojos se llenan de lágrimas. Intento concentrarme y noto un cabello oscuro, piel rosada y dedos arrugados, largos y delicados... y un llanto suave.

Es mi bebé. El bebé de Bella... nuestro. Y de repente, somos una familia.

Sonrío en asombro, besando a la superheroína que es mi esposa y susurro:

—Lo hiciste, cariño. Christopher está aquí.

~TotS~

—Vamos, pequeñín. Dejemos que mami duerma. —Tomo a mi hijo de seis días de su moisés y salgo del cuarto para dejar que Bella descanse un poco. Christopher ha tenido sus días y sus noches invertidas desde que llegó el jueves por la tarde—. Apuesto a que alguien del otro lado del mundo está tan despierto como tú.

Lo recuesto en el sofá y reajusto su manta firmemente, asegurándome que sus manos no lleguen a su rostro. Él ya se ha rasguñado una vez cuando no reaccionamos lo suficientemente rápido. Bella lloró por media horas después de que pasó. Hago todo lo posible para dejarla dormir cuando no le da el pecho al bebé. Tengo otros cinco días de licencia, así que no importa si soy un zombi de día. Dormimos siestas cuando podemos, y cuando el bebé comienza a retorcerse, se lo doy a Bella para que lo alimente, luego lo vuelvo a tomar para cambiar su pañal y lo hago dormir.

—Veamos qué tenemos aquí. —Ingreso a Skype y encuentro el nombre de mi hermana resaltando con una nube verde al lado, así que presiono el botón de videollamada y espero.

Antes que la imagen se enfoque, escucho chillidos y aplausos.

¡Ah! Sí, sí, ¿dónde está mi hermoso nieto? —Mi mamá sonríe de oreja a oreja mientras acomodo a Christopher en mis brazos y posiciono el monitor así la cámara lo enfoca.

—Hola, mamá. ¿Cómo están todos allí?

Estamos perfectos. ¿Cómo está mi dulce Christopher Michael esta noche?

Resoplo.

—Bueno, son las tres de la mañana, y estamos hablando contigo. Es un fiestero y estoy exhausto, pero... él es fantástico. —En estos momentos succiona fuertemente su chupón. Con razón Bella se queja de que sus pezones siempre están doloridos. ¡Mi niño es feroz!

Justo cuando miro de vuelta a la pantalla, aparece el rostro de Bailyn.

¡Hola, tío Edward! ¡Hola, bebé Christopher! —Su voz es un susurro; es adorable—. ¿Ya vienen a visitarnos?

—Ni bien el bebé tenga sus chequeos en las próximas semanas, Bay, prometo que iremos a verte a comienzos de agosto. Nuestros billetes ya están reservados.

Será maravilloso tenerlos aquí. ¿Los Swan tienen listos sus planes de vuelo?

—Por lo que sé. Van a tomárselo de vacaciones porque nunca han visto California. Así que estarán en Monterey una semana con nosotros, y después que volvamos a Oki, ellos irán a San Francisco, luego a Los Ángeles y San Diego.

Bien por ellos. —Mamá suspira mientras que Bailyn se retuerce en su regazo—. Ya quiero retirarme oficialmente. Dos años más en la agencia de viajes para abultar mi cuenta de ahorros y listo.

—Justo a tiempo para nuestra vuelta a los Estados, así puedes cuidar del niño —bromeo, acariciando a mi hijo que se encuentra devorando su chupón.

Si prometes estar designado aquí, con gusto cuidaré de mi pequeño. ¿Ha estado alimentándose mejor para Bella?

—Sí, ya lo ha pillado. Succiona la leche como un campeón. Iremos a su primer chequeo semanal el viernes, así que veremos cuánto ha crecido. —Muevo al bebé hacia mi brazo derecho y reajusto la cámara—. ¡Apuesto que él llegará a los tres kilos y medio para entonces! Predigo peso wélter para cuando las veamos el próximo mes.

¿Se quedarán en casa mañana?

Frunzo mis labios.

—Nah, iremos a lo de Emmett al mediodía más o menos.

¿MI tío Emmett?

—¡Sí, tu tío Emmett, payasita! Él y la tía LeeLee harán una barbacoa por el Cuatro de Julio. Además, su base exhibirá fuegos artificiales mañana por la noche. Estoy seguro que el bebé dormirá la mayoría del día, por lo que podremos pasar el rato si Bella quiere. Necesitamos pasar un poco de tiempo con Riley y Kalia. No será un día fácil para ellos.

Mi mamá asiente con una expresión nostálgica en su rostro.

Decido cambiar de tema y volver a algo feliz.

—¿Qué tal ustedes? ¿Algunos fuegos artificiales o planes para el día?

¡Iremos al desfile en la mañana! —grita Bailyn.

Y luego iremos a la fiesta de jardín en el centro y los fuegos artificiales en la tarde. Será un largo día y noche, pero será divertido. Bill vendrá con nosotros y también Ben y Hadley —añade mamá.

—¡Oh, y mami prometió pintar mi cabello con mechas rojas y azules y el de Hadley también!

—¡Vaya, Bailyn! —responde Bella, sorprendiéndome por detrás y acurrucándose a mi lado—. ¡Parece que tú y Hadley lucirán muy patrióticas! Prométeme que te tomarás una foto y me la enviarás.

¡Lo haré, tía Belle! ¡Te extraño!

Bella besa la frente de Christopher y susurra hacia la computadora.

—También te extraño, pequeña. Ya quiero visitarte en agosto. ¿Estás emocionada de conocer a este pequeñín?

Los hoyuelos de Bailyn se pronuncian cuando se ríe.

¡Sí, he estado practicando cómo sostener a un bebé! Mami me hace practicar con mi muñeca Dora todos los días.

Bella y yo nos miramos y sonreímos.

—Sabemos que estarás lista, Bay —le aseguro, besando la sien de Bella—. Bueno, creo que intentaremos descansar aquí. Este pequeño está en coma de leche. Deberíamos aprovecharlo.

Vayan —dice mi mamá, enviándonos un beso y saludándonos—. Disfruten su día mañana. Envíenle nuestro amor a Riley.

—Lo haremos, mamá. Las amamos.

Buenas noches, bebé Christopher —susurra Bailyn—. Adiós.

Termino la llamada mientras Bella se inclina por un beso. Sus labios son suaves y cálidos, saben a ChapStick de cereza. Justo cuando la punta de su lengua roza mi labio inferior, Christopher gimotea como un gatito bebé y nos reímos contra la boca del otro. Bajo la mirada, presiono su chupón contra sus labios de nuevo, y él comienza a succionar de nuevo.

—Vamos. —Bella suspira—. Es hora de llevar a mis chicos a la cama.

La sigo por el pasillo y coloco el bebé en su moisés. Él ni siquiera se inmuta, gracias a Dios. Caigo sobre la cama y llevo a Bella conmigo. Su cuerpo se une al mío con poco esfuerzo, como si siempre estuvo destinado a estar allí.

—Te amo, Clementine —ofrezco con un beso en su frente.

—Te amo, esposo. —Bosteza—. Dulces sueños.

Sonrío al escuchar sus palabras. Y me doy cuenta que ni siquiera necesito sueños. La tengo a ella. Tengo a mi pequeño. Tengo una vida que jamás hubiera soñado tener, que jamás podría haber imaginado, si no la hubiera conocido a ella. Así que no necesito sueños.

Estoy viviendo uno.


Popeyes: Es una cadena de restaurantes de comida rápida especializada en pollo frito.


:') ¡Oh mai gah, nos queda el epílogo y dos outtakes!