Este fic participa en la actividad extra de marzo de La Copa de la Casa 20/21 del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black. El reto consistía en escribir una historia situada en el lugar de Hogwarts sorteado; me tocó la Torre de Ravenclaw

Beta: Nea Poulain

Palabras: 498


Cuando vea las estrellas


El sillón es mullido, pero eso no impide que a Rowena le duela el cuerpo. Observa el techo sobre su cabeza; la pintura azul oscuro todavía reluce, así como las estrellas que ha dibujado sobre la sala común. Se pregunta si los años la ensuciarán, pero eso no la inquieta; ella llegará en breve y podrá contemplar ese cielo en todo su esplendor.

«Debería hechizar las estrellas para que brillasen», se dice, antes de cerrar los ojos. Intenta concentrarse en el chisporroteo del fuego a unos metros de ella para ignorar los pinchazos que nota en el costado; se acomoda un par de veces, pero nada la alivia. Antes sentía ira hacia su propio cuerpo por no ser capaz de superar el dolor, pero ahora se nota más resignada.

Acaba cayendo en una duermevela, de la que se despierta sobresaltada cuando alguien pone la mano en su brazo.

—Rowena.

—Helga… —Abre los ojos y, medio dormida como está, la visión de su amiga consigue sobresaltarla. ¿En qué momento aparecieron canas en el pelo de Helga? ¿O las arrugas que se forman en su expresión cuando está preocupada? Cuando piensa en lo definitivas que son esas marcas en su cuerpo le dan ganas de gritar, porque sabe que no hay magia que permita volver a verla en su juventud.

—¿Por qué no vas a tu estancia? —pregunta Helga; por lo menos el tiempo no puede tocar su voz, que conserva un timbre dulce.

—Quiero estar aquí cuando ella lo vea. —Rowena alza la vista al techo.

—No puedo creer que hayas hecho esto —Helga parece alarmada, lo que hace que Rowena se ría.

—Todavía me queda algo de magia.

Rowena busca la constelación de la Osa Mayor, que ha pintado sobre uno de los arcos. Ella siempre dijo que le faltaba algo a la habitación, un toque de luz que compensase las estanterías marrones y los libros polvorientos. Rowena discrepaba; creía que era importante que nada distrajese del estudio, ni siquiera en esa sala. Nunca la escuchó, y ese fue uno de mil errores.

—No creo que vuelva al castillo de noche; esperarán al día para regresar —dice Helga—. Necesitas ir a tu alcoba, los niños… —Vuelve la cabeza hacia la escalera que conduce a las habitaciones de los alumnos y Rowena la entiende.

—No les gusta verme así —susurra.

Creer que las dolencias no existen es un privilegio de jóvenes. Rowena se pregunta si eso también llevó a Helena a marcharse; si pensó que su madre siempre estaría allí en caso de que necesitase redención.

Pero el tiempo se agota y por eso Rowena ha hecho algo que no requiere de palabras. Cuando Helena llegue a casa, lo primero que verá serán las estrellas sobre la sala común. Así comprenderá que su madre por fin entiende que soñar es importante; que, incluso enferma y vieja, ha sacado las fuerzas necesarias para darle lo que quiso desde niña: un cielo en el que perderse.

Sabrá que la perdona.


NA.

Solo para aclarar, esto toma lugar después de que el Barón Sanguinario fuera a buscar a Helena. No sé si su fantasma llegó a Hogwarts a tiempo para hablar con su madre antes de que muriera, pero como en esta casa nos gusta el drama, mi headcanon es que no lo hizo.

Tampoco recuerdo si en el libro se mencionaban las estrellas pintadas sobre la sala común, pero como seguimos en mi casa, tomo las imágenes oficiales para inspirarme.

Espero que os haya gustado. Gracias a Nea y a ti por leer :)