La situación en la que se encontraba era extraña hasta el ridículo, jamás se le habría ocurrido a Orquídea pensar en algo como esto. Una sierra había matado a Hollow, un monstruo había aparecido de quizás donde y ahora Big estaba defendiendo a esta bestia llamándola hermano ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Acaso el mundo se había vuelto loco?
Retrocedió un par de pasos intimidada por el deslumbrante poder de Big, su aura de rey ahora desplegada en todo su esplendor aplastaba su voluntad y su mente. En el estado de confusión que se encontraba solo logró preguntar una cosa.
—¿Por qué?
La sombra detrás del rey la miró con ojos lastimeros y trató de acercarse, pero un gesto de Big la detuvo.
—Esta sombra es mi hermano, es Hollow.
Orquídea mostró una actitud incrédula ¿Acaso Big se había vuelto loco por la muerte de su hermano?
—Esa cosa no es Hollow...
—Sí lo es, míralo bien, es lo que se oculta bajo su máscara.
Máscara...
Esa palabra retumbó en la mente de Orquídea ¿Hollow usaba una máscara?
Demasiado afectada por la conmoción, la mantis solo le había prestado atención a la sombra, ni siquiera logró percibir de donde salió y ahora que Big mencionaba lo de la máscara, se le ocurrió buscar los restos mortales del caballero. No tardó en encontrarlos debajo del monstruo, pero lo único que había era una máscara partida en dos, no había rastro de un cuerpo, ninguna pata, ningún trozo de caparazón, era como si se hubiera evaporado. Entonces la verdad finalmente logró abrirse paso en su psiquis, efectivamente Hollow era aquella sombra.
—No puede ser... Cómo... Él...
—Esta es nuestra verdadera naturaleza Orquídea, esto es lo que es Hollow, yo y todos nuestros hermanos.
—¿Tienen más hermanos?
—Todos los hijos de las sombras somos hermanos y somos así.
Esta declaración aterró a Orquídea, antes ya temía a Corazón de Hallownest por su poderío militar, pero ahora tenía más razones para tener miedo, no solo contaba con extraordinarios caballeros de gran talento y fuerza, además tenía un ejército de criaturas inmortales, donde hasta los hijos de las sombras más patéticos tenían ventaja sobre cualquier bicho normal, podían atacar sin cansarse ni morir jamás, eran enemigos indestructibles, batallas imposibles de ganar. Ahora su encuentro contra Moon del cual estaba tan orgullosa parecía una broma ¿Qué podía hacer ella contra un ser así? ¿O contra Dimityr? ¿O contra Hollow?
—Ustedes... ¡Ustedes son monstruos! —Gritó histérica.
Aquella era la respuesta que Big temía escuchar, si tan solo las cosas hubieran sido diferentes no se vería obligado a actuar de esa manera. Tomó posición de batalla y antepuso su aguijón.
—No sabes cuánto lo siento Orquídea... Ojalá las cosas hubieran sido diferentes, yo... Te quiero mucho, pero no arriesgaré a mi familia por ti, la felicidad de mis hermanos es lo primero y no dejaré que nadie, ni siquiera tú los dañe. Ahora conoces la verdad, sabes lo que somos y si no puedes vernos como tus amigos, entonces serás nuestra enemiga —Cerró los ojos y un par de lágrimas oscuras cayeron— En serio lo lamento... Hubiera sido tan lindo que pudieras formar parte de nuestra familia...
El rey alzó su brazo y la mantis se preparó para lo que fuera a ocurrir. El ataque vino de forma inesperada, un minúsculo destello de luz brilló frente a sus ojos, podría haber sido una ilusión óptica, pero algo en su interior le dijo que debía alejarse. Su instinto probó estar en lo correcto cuando una explosión de plata ocupó el lugar en el que había estado.
El estruendo fue tal que el pequeño Chester que contemplaba la escena tembló de miedo, incluso un par de lágrimas escaparon de sus ojos, pero fue rápidamente reconfortado por su tío que lo abrazó con sus tentáculos, aquello dio buenos resultados, pues el niño se calmó y continuó observando la batalla.
Probablemente aquello no era un espectáculo apropiado para un niño, pero Hollow no tenía suficiente sentido común como para tapar sus ojos o distraerlo y Big estaba demasiado ocupado con la tormentosa tarea de eliminar a Orquídea.
Aquella era la pelea más horrible que este rey hubiera tenido que enfrentar, la mirada de miedo en la mantis lo hería y debía usar todo su autocontrol para no correr a abrazarla. Su deber era matarla, silenciarla para siempre impidiendo que el oscuro secreto de su familia saliera a la luz. Ella mostró miedo, los llamó monstruos, no podía aceptarlos y quererlos tal como eran.
Big no tardó el estallar en llanto, pero aún cuando moría por dentro, no dejó de atacar, aún cuando el dolor de sus actos lo aplastaba no retrocedió, a fuerza de voluntad continuó batallando mientras en su mente repetía aquel nefasto mantra "ningún costo es demasiado grande"
Por su lado, el espíritu combativo de Orquídea ya no estaba presente, el saber que su enemigo era inmortal y que sus garras no podrían dañar su falso caparazón la desmotivó por completo. Ya nada tenía sentido, era imposible salir victoriosa y tampoco deseaba enfrentarlo, no se sentía capaz de atacar a un guerrero que lloraba desconsoladamente, su corazón frágil estaba expuesto, su dolor era casi tangible y le causaba un gran sufrimiento, pero lo más horrible era ver su forma desesperada de atacar, como una bestia agonizante que pedía ayuda desesperada.
Pero no podía auxiliarlo, ni siquiera podía ayudarse a sí misma, con suerte conseguía mantener su vida, la lluvia de ataques de Big eran la cosa más devastadora que hubiera enfrentado jamás, sabía que si no hubiera entrenado previamente no sería capaz de soportar su ritmo, era extremadamente veloz, en un instante la agobiaba con sus explosiones y al siguiente la bombardeaba con dagas de magia. No duraría mucho, sin posibilidad de escape solo podía ver como la agotaba hasta la muerte, la cual con suerte no tardaría mucho en llegar, pero Orquídea no quería morir y trataba de mantener la concentración buscando una salida.
Por el momento su única esperanza era escapar, pero Big era tan veloz que a menos que tuviera una distracción sería imposible, el pasillo de las sierras conducía a una de las salidas del edificio, pero desactivar el mecanismo le tomaría algunos segundos, tiempo con el que no contaba. Dadas las circunstancias su única opción era tirarse por la ventana, una acción que tampoco veía como una solución factible, pero entre una salvación improbable y una muerte segura la decisión era sencilla.
Agarró un jarrón decorativo de los muchos abundaban en el castillo y lo tiró contra el cristal, que como era de esperarse, se rompió con un estruendo que asustó a Chester. El agujero que dejó no era para nada seguro, había varios restos de vidrio filoso que podrían lastimarla al pasar por ahí, pero aún así se arriesgaría. Sin embargo antes de que siquiera pudiera intentarlo, el rey con su velocidad aplastante se interpuso listo para darle una estocada mortal.
Ese hubiera sido el final de Orquídea si Hollow no se hubiera interpuesto, se aferró a la cara de Big bloqueando su vista, esa era la distracción que la mantis necesitaba, no lo pensó más, saltó por la ventana, sufrió algunos arañazos menores en el proceso pero escapó viva del palacio.
El caballero aguantó mientras más pudo las sacudidas de su hermano que luchaba por quitárselo de encima, presionó sus tentáculos con toda la fuerza que era capaz, le daría a su amada todo el tiempo posible para que escapara. Su noble acción solo duró hasta que Big decidió retirarse su propia máscara y liberarse en su forma de sombra, la más grande y poderosa de todas. Hollow aún aferrado a su máscara solo lo miró con temor.
—Hollow, estás en graves problemas —Bramó el monarca.
Si quería darle un escarmiento en ese momento, aquello no fue posible, porque algunas voces y pasos se escucharon en las cercanías delatando la presencia de algunos bichos que se habían visto atraídos por el alboroto.
Sabiendo que no podía permitir que los vieran así, Big le indicó a Hollow que lo siguiera, recogió la máscara de su hermano, a su sobrino y ambos se esfumaron tan rápido como pudieron dejando tras de sí la incógnita de quien había roto una ventana.
Ambos hermanos se dirigieron al lugar que en ese momento era el más privado y seguro de todo el castillo, el cuarto del rey, nadie jamás entraba ahí sin avisar.
Una vez dentro depositaron a Chester en la cama y el monarca se colocó su máscara recuperando su forma corpórea, acción que el pequeño celebró con risas y aplausos.
—Al menos alguien disfrutó del espectáculo —acarició la cabeza del niño con delicadeza y cariño, pero toda su dulzura se desvaneció cuando su atención se fijó en su hermano— Busca una de las máscaras del armario.
A decir verdad hubo un tiempo en el cual Hollow era muy descuidado con su persona y varias veces terminó con la cabeza rota, no al punto de liberar su sombra interior, pero si quedó con grietas que goteaban vacío. Cómo aquello era tan habitual, en el cuarto de Big habían mascaras de repuesto. Hacía más de un año que ya no recurrían a ellas pero aún las conservaba por precaución.
Hollow se puso una de las máscaras y recuperó su cuerpo obteniendo otra ronda de aplausos de su sobrino.
—(Está mascara es incómoda).
—Es lo que hay, aguanta hasta que tu mascara esté reparada, la enviaré de inmediato con el fabricante de máscaras.
—(De acuerdo, mientras tanto iré a buscar a Orquídea) —Caminó hacía la puerta.
—¡Tu no te vas a ningún lugar!
—(¿Eh? ¿Por qué?).
—¿Crees que te irás de aquí tan impune luego de lo que has hecho?
—(Eh... ¿Sí?).
—¡Claro que no! —Hollow bajó la cabeza en actitud desilusionada.— Hollow, no te das cuenta de la magnitud del problema en el que estamos, si Orquídea cuenta lo que vio estallará el pánico en la población de bichos, nuestra familia será rechazada.
—(¿Y si no cuenta nada? Orquídea es buena, ella no querría dañarnos).
—¡Nos llamó monstruos!
—(Estaba asustada...).
—Y su miedo la hará cometer una locura si la dejamos suelta.
—(Por eso debo ir a buscarla).
—¡Tú no harás nada! —El grito de Big fue tal que terminó tosiendo, quizás podía hablar más fuerte que cualquier contenedor, pero tenía sus límites—Yo me haré cargo de este asunto, es más, no quiero que pongas un pie fuera del castillo, estás castigado.
—(¿Qué? ¡No es justo!).
—¡A tu cuarto a acostarte!
—(¡No quiero! ¡No es justo!).
Hollow se retiró refunfuñando y por supuesto salió dando un portazo, no había duda de lo molesto que estaba. En cuanto al rey, se limitó a suspirar, estaba muy asustado de lo que podría pasar, jamás en su vida había enfrentado una crisis así, todo lo que había luchado por construir, la paz y prosperidad pendía de un hilo. Caminó hasta su cama y se sentó en ella, Chester que por un momento lo había olvidado rodó hasta él y le dio un abrazo, aún en sus preocupaciones, eso fue suficiente para arrancarle una sonrisa.
—Ay Chester ¿Por qué no todos pueden ser como tú y darles una oportunidad a los demás?
...
Cuando Orquídea brincó por la ventana, en lo único que pensó fue en alejarse lo más rápido posible del castillo, necesitaba esconderse, seguro no tardarían en enviar guardias para capturarla, y aunque ella era muy rápida corriendo, quizás aquello no sería suficiente. No sabiendo muy bien qué hacer y sin tiempo para pensarlo se dirigió a la ciervoestación que estaba en las afueras de los terrenos del castillo, llevaba un par de geos con ella, suficiente para pagar un pasaje, pero insuficiente para cualquier otra cosa.
—¿A dónde la llevo señorita? —Preguntó el ciervo con cortesía, la vio algo agitada y de inmediato se preocupó.
Y aquella era la gran pregunta ¿A dónde ir? Tierras Verdes era un aliado de Corazón de Hallownest, imposible obtener ayuda ahí, Nido Profundo misma situación, Ciudad de las Lágrimas, demasiados guardias y ojos atentos a sus movimientos, Cruces Olvidados, no conocía el lugar y seguro se perdería, Bocasucia... Tampoco lo conocía y no sabía si estaba lista para eso, era la superficie, jamás había estado allá y habían algunos cuentos algo terroríficos sobre murciélagos y ratones.
Finalmente optó por el único lugar donde pensó que nadie la buscaría.
—A Tierras de Reposo.
Nada más decir estas palabras el ciervo emprendió la marcha con tal brío, que Orquídea casi se cae de su asiento. El estado afectado de la mantis le hizo pensar al bicho que quizás iba a visitar de forma urgente a algún familiar recientemente fallecido.
Luego de un viaje muy movido, Orquídea llegó a su destino, se bajó del ciervo tambaleando y se adentró en el campo santo.
Una vez se vio sola, rodeada de tumbas y sumergida en el más absoluto silencio, se cuestionó la decisión que había tomado de ir allí. Tierra de Reposo era un lugar muy tranquilo, allí no habían guardias patrullando, su lejanía y desconexión con el resto del reino hacían que la noticia de su situación tardara en llegar, así que al menos por un día, quizás dos, nadie la buscaría allí. El punto en contra era que el sitio no tenía muchas presas disponibles para cazar y alimentarse, tampoco crecía fruta, solo habían flores y tumbas, por lo que no podría juntar víveres para un posible viaje, tampoco contaba con dinero para comprarlos, estaba atrapada sin salida.
Triste y desanimada se sentó en el suelo, se abrazó las rodillas y suspiró con pesar, así como iban las cosas su vida sería mucho más corta de lo esperado y ni siquiera lograría pasar sus genes y enseñanzas a una nueva generación. Que lamentable, jamás debió relacionarse con esos malditos monstruos, solo le habían causado problemas, ahora serían su perdición y lo peor de todo... Es que los seguía queriendo.
Por muy horribles que fueran esas bestias, no podía olvidar todas las cosas bellas que habían hecho por ella, los dulces momentos junto a Hollow, las interesantes conversaciones con Big, los entrenamientos que tuvo con los aprendices de caballero, su propio entrenamiento con Moon, las bromas y jugarretas de las sombras del castillo... Pero todo eso era una farsa, eran monstruos ocultos bajo una máscara, no podía confiar en ellos, eran peligrosos y ahora querían eliminarla.
Confundida y desesperada no sabía qué hacer, estaba en un agujero del que no veía salida, necesitaba a alguien que la apoyara, por eso agradeció tanto cuando una mano le acarició la espalda de forma reconfortante, quizás sería un desconocido que pasaba por allí y al verla en tal estado quiso animarla, levantó el rostro para enfrentar a su benefactor, pero cuando vio aquel rostro de un ojo, prácticamente brincó de su sitio del miedo que sintió.
Había olvidado por completo que Tierras de Reposo al igual que todas las zonas de Hallownest tenía un guardián a cargo y el guardián del cementerio era Alone, una sombra al igual que Hollow y Big.
—¡Atrás! ¡Vete de aquí! —Retrocedió dejando sus garras al frente para defenderse de cualquier posible ataque— ¡Ya sé lo que eres! Sé de la sombra que se oculta bajo tu máscara, no me dañarás... O al menos lucharé porque así no sea.
Alone ladeó la cabeza con confusión, usualmente no comprendía el comportamiento de los bichos normales, pero esta actitud ni siquiera respetaba la norma, sumado a esto, los contenedores del cementerio tenían incluso menos sentido común que los que vivían en otros lados, un defecto probablemente provocado por el daño excesivo del vacío en sus mentes.
No se le pasó por la cabeza que era malo que ella supiera todo, al fin al cabo, según recordaba, Ogrim también sabía y no había problemas con ello, además, aún no llegaban a sus tierras las instrucciones de eliminarla.
—¡Vamos! Acércate, no te tengo miedo, no sé de donde salieron todos ustedes, pero no me dejaré intimidar.
El guardián seguía sin comprender la causa de tal agresividad, pero lo que sí estaba claro era que esta mantis aunque sabía que no eran bichos normales, no comprendía en su totalidad su naturaleza, aún no sabía lo suficiente y él estaba dispuesto a aclarar esas dudas.
Extrajo del interior de su túnica un libro bastante grueso y se lo tendió a Orquídea, ella en sus inicios se mostró dudosa, luego de su desagradable encuentro con Big esperaba que todas las sombras actuaran hostiles hacia ella, pero si este individuo no tenía en sus planes destruirla, no se iba a quejar. Así que sin bajar la guardia, se acercó cautelosamente y tomó el texto que le ofrecían. Lo examinó con cuidado y notó que era un libro artesanal, la encuadernación estaba hecha a mano, al igual que las letras y los dibujos de su interior, incluso la cubierta ostentaba un título en letras amarillas que poseía todas las imperfecciones de la mano temblorosa que las pintó.
"Historia secreta de Hallownest" se leía en su superficie.
Quiso preguntar a Alone que significaba eso, pero el contenedor ya se había retirado a atender sus asuntos, no le importaba demasiado lo que hiciera la mantis mientras no se metiera en problemas, tampoco tenía la paciencia para contestar preguntas (sobre todo considerando que le tocaba responderlas con lenguaje de señas), además, todo lo que necesitaba saber estaba en el libro.
A decir verdad, Orquídea no era una gran lectora, tampoco le gustaba estudiar, por eso mismo la idea de leer no le entusiasmaba para nada y en el estado de alerta y terror que se encontraba, concentrarse en un texto era una tarea titánica. Pero no teniendo nada más que hacer, se sentó en una roca y empezó a pasar las páginas del libro, más que nada viendo los dibujos que leyendo, y al menos fue así hasta que entre todas las ilustraciones se topó con un dibujo de una sombra muy similar a Hollow. Sus ojos se agrandaron de la impresión y rápidamente comenzó a leer esa sección, aunque tuvo que retroceder un poco para entender el contexto de todo eso.
Finalmente todo se reveló ante ella, la verdad y los oscuros secretos del viejo Rey Pálido. Siempre escuchó hablar de su grandeza e intelecto, de toda la tecnología y adelantos que ofreció a los habitantes de Hallownest, pero las mantis nunca se inclinaron ante él, jamás se doblegarían frente a un gusano, ni aunque fuera un gusano mágico, aunque sí reconocieron algo de su poderío cuando logró eliminar la infección, sin embargo jamás supieron como lo hizo, esa información no fue divulgada.
Y ahora tenía frente a ella el horror de la verdad, usó seres vivos para encerrar la infección y no seres vivos cualquiera, sacrificó a sus propios retoños. Se le formó un nudo en el estómago al pensar en eso, según el libro 10528 niños fueron sacrificados antes de que el contenedor perfecto fuera creado ¡Esa cantidad sobrepasaba con creces a toda la población de su tribu!
Pero las sorpresas no acababan allí, el texto hablaba de un joven héroe que fue capaz de alzarse en armas para destruir los sellos que apresaban al contenedor. Este héroe era un contenedor muy defectuoso que llevaba consigo la indignación de su destino y el de sus hermanos, un caballero de extraordinario poder que se enfrentó a una diosa para acabar con la infección. Casi perdió el aliento cuando leyó que posteriormente ese caballero fue nombrado Hollow por su hermana Hornet.
Su cola se movió al pensar que su amado caballero era una persona tan extraordinaria, ahora solo quería que le hablara de sus aventuras y batallas, se sentía desfallecer de amor al pensar en un macho tan fuerte, valiente y noble. Aunque luego al recordar que era una sombra toda emoción decayó y prefirió seguir leyendo para no pensar en eso.
Posteriormente se enteró de que Big era el contenedor que portaba la infección, irónicamente el más grande de todos estos seres era el menor en edad. Luego el libro hablaba de algunos eventos menores, de todos los estudios en magia que realizó el contenedor para romper el sello que mantenía oculto al palacio Blanco, que cuando apareció esta construcción muchos bichos quisieron conquistarla para autoproclamarse reyes. Algunos malentendidos, batallas y situaciones extrañas llevaron a Big a convertirse finalmente en rey de Hallownest, cargo que hasta la fecha había llevado con sabiduría.
Luego lo que quedaba del libro ahondaba en detalles sobre la naturaleza de los contenedores, para Orquídea fue muy interesante conocer un poco más de estas criaturas.
Los contenedores originalmente tenían todos apariencia de niños, pero al comer alimentos podían crecer y la calidad de los mismos determinaba su altura, con esto deducía que Kairi era muy mañosa, era la más bajita de todos los contenedores que había visto.
Las sombras eran inmunes a los ataques físicos, estos solo podían dañar sus máscaras, pero no eran inmortales, sobre todo cuando dejaban de alimentarse de vacío para comer alimentos comunes, el cambio de sustento los envejecía y condenaba a morir algún día, aunque... Eso no era algo tan malo realmente, todas las criaturas morían algún día, eso las volvía más cercanas a los demás. Sin embargo, también podían morir de forma prematura, aunque eso no era nada fácil, pocas eran las sustancias capaces de destruir una sombra, entre lo que se había reportado estaba el fuego escarlata y la infección, ambos elementos de origen divino, aunque también podían ser destruidas con hechizos de alma, probablemente Hornet tenía la capacidad de matar permanentemente a un contenedor.
En la medida que Orquídea se enteró de más cosas sobre los contenedores, menos miedo y más lástima le inspiraron. Cuando terminó de leer el libro se sintió muy mal por haberlos llamado monstruos, ahora solo quería correr a abrazarlos y pedir disculpas.
Todo tenía sentido, ya sabía porqué todos los hijos de las sombras eran tan infantiles, en el fondo eran niños que nunca pudieron crecer correctamente y que jamás recibieron amor. Eran inocentes, amables y solo querían vivir en paz con los demás, nunca dañaron a nadie ni tenían intenciones de hacerlo, merecían una vida tranquila y feliz, y si para eso debía mantener el secreto, lo haría, jamás contaría lo que sabía, por el bien de esas criaturas.
¿Pero como hacerle entender a Big sus intenciones? ¿Sería capaz de escucharla? ¿De creerle y dejarla vivir? Lucía tan desesperado por guardar el secreto que lo dudaba.
Suspiró con cansancio, esto era demasiado para ella, o para cualquiera, tenía más claras las ideas, pero seguía sin saber que hacer. Entonces notó a su lado una estatua del señor de las sombras, el dios mostraba una actitud compasiva con sus brazos extendidos invitando a tomarlos. La mantis sabía que esto no servía para nada, pero si la ayudaba a sentirse mejor oraría un poco.
—Señor de las sombras... Yo... No sé que hacer, mi vida peligra, las personas que antes me ayudaban ahora me quieren matar, yo no quiero hacerles daño, quiero cooperar con ellos, pero no sé si me crean, además... Amo a uno de ellos, amo a una de estas sombras y... —Finalmente se enfrentaba a aquella realidad—. Su condición... No creo que sea correcto que seamos pareja... Yo... Dame fuerzas para salir adelante, por favor, es todo lo que pido.
La mantis tomó una de las manos de la estatua, cerró los ojos y dejó caer una lágrima. Ella juraría que alguien le acarició la cabeza en ese momento, pero no quiso abrir los ojos para comprobar quién era, quizás sería una estupidez pero le agradaba pensar que era el mismísimo dios quien la estaba consolando.
...
Hollow se despertó en un lugar oscuro, hasta donde alcanzaba la vista solo se vislumbra vacío, le recordaba mucho el sitio donde pasó sus primeros años de vida, generando una extraña mezcla de nostalgia y horror.
Buscó en sus memorias como fue que llegó ahí, lo último que recordaba era que estaba en el cuarto que compartía con Green y Lumis, estaba acostado en su cama castigado mirando el techo hasta que le entró el sueño y aunque no se dio cuenta, supuso que se durmió. Con este dato, no le fue difícil deducir que estaba en un sueño, aunque este era demasiado vívido para ser un sueño normal, casi apostaría a que estaba en el mundo onírico ¿Pero qué hacía ahí? Era muy difícil acceder a este reino sin el aguijón onírico o... El poder de un dios.
Ocho luces se encendieron en la oscuridad, o más bien ocho ojos, Hollow no tardó en reconocer a su dios guía e inmediatamente se arrodilló ante él.
—Ah... Me enorgullece ver lo educados que son mis niños, ponte de pie Hollow.
—Mi señor... Qué...
—Seguro te estás preguntando porqué estás aquí ¿Cierto? Al fin y al cabo no es muy común que yo intervenga en los asuntos de los mortales, ya que me gusta ver como solucionan sus problemas solos.
Hollow asintió, conocía bien a su dios, esto era muy impropio de él.
—Pues... Últimamente tengo una nueva sierva, una muy fiel y agradable, es algo bruta y torpe, pero tiene un gran sentido del deber y buen corazón, siempre está dispuesta a luchar por las cosas, busca hacer lo correcto y no pide favores ni la solución mágica a sus problemas, reza casi a diario, me cuenta sus problemas y no espera nada a cambio, ahora está metida en un problema terrible y aún así no me pide ayuda ¡Pero qué criatura tan encantadora!
Hollow resopló con impaciencia, todo eso no tenía nada que ver con él, además, él mismo también tenía muchos problemas y tampoco había pedido nada, no tenía ganas de escuchar de su maravillosa sierva que tanto le agradaba.
—Esta chica es tan buena y es tan desgraciada que he decidido hacerle un regalo, le concederé un milagro.
—¿De verdad? —Hollow no lo podría creer, que este dios concediera un milagro era algo casi imposible— ¿Y eso qué tiene que ver conmigo?
—Todo, tú serás su milagro.
—¿¡Qué!?
—Jojojo, esto es algo muy drástico, en verdad jamás concedo milagros, ni siquiera a la gente buena, pero esta vez la chica en serio está en un problema grave y lo que es más importante... Será muy divertido ver como se desarrollan las cosas, muero de emoción al pensarlo... Por cierto, esto te va a doler.
—Pero...
No tuvo tiempo de decir más, un tentáculo le atravesó el estómago y experimentó el dolor más horrible que jamás padecería en su vida.
Probablemente en este punto las opiniones de los lectores se dividirán, a algunos les parecerá bien el cambio y para otros será una mala idea. Como sea al menos les puedo decir que esta transformación no es una solución mágica a todos los problemas, de hecho, seguramente será la causa de muchas complicaciones.
