"Desde ahora, solo la verdad desnuda

verás de mi palabra y pensamiento,

sin que se oculte a tu mirada ruda".

Canto XXXIII (Paraíso terrestre)

La Divina Comedia

-Dante Aligheri-


.

.

La evocación del recuerdo necesita apenas de un estímulo cercano o muy bien relacionado con el mencionado en cuestión; una palabra, una canción, una mirada, un roce, un aroma, un sitio, un café, un té, una menta, una calle: algo, un atisbo para vivir de nuevo la ensoñación del momento exacto que se perdió en el tiempo. Lo ilusorio no puede solamente ser una jugarreta del anhelo que arrastraría la cordura hacia un abismo, ver un poco más allá conlleva entablar lo ilusorio como un espacio mullido en el cual se depositan las aspiraciones dulces y genuinas del ser humano que no cabrían en otro sitio sin perder su esencia más pura. Justo allí, justo allí Hanji se detiene y casi no piensa para contradecir, solo desea facilitarse de sentir para luego volver a recordar.

Y cae en cuenta de que debe permanecer en la realidad.

La tibieza, el olor suave y varonil y el murmullo poco audible de él contra sus labios se convirtieron en ese necesario estimulo de evocación hacia otros tiempos: más o menos felices, más o menos infelices, eso dependía del tiempo y las circunstancias aledañas. Ahora justo lo podría encasillar en el —más o menos felices— con una tendencia marcada a más. ¿Qué podría significar eso? Dependía de cómo querría analizarlo. Sin embargo, estaba muda de camino hacia el hotel, su mente era ruidosa todavía. Dave iba casi arrimado a ella, manteniendo los ojos a medio abrir y rojos por el sueño en demanda que se cubrió con el antebrazo por la luz cuando llegaron a las cercanías del hotel. Entraron, pidieron las llaves en la recepción. Hanji distinguió que las llaves de las habitaciones de Gretchen y Marco no estaban en su sitio. Estaba convencida de que Levi también lo notó a juzgar por su mirada de refilón en el tablero detrás de la recepcionista. Subieron rapidito, de repente a Dave lo asedió la necesidad de realizar micción con carácter urgente. Mientras él estaba ocupado aseándose para dormir, Hanji se dispuso a acomodar ropa del clóset, todavía mantenía ciertas costumbres, verbigracia, de acomodar el pijama de Dave sobre la cama de manera que la tuviera al alcance de sus manos. Sobre su conducta Levi comentó algo: «Ya no es un bebé o un niño» cierto, ya era casi un hombre. Pero ella solo se sonrió y siguió haciendo lo que quería mientras Levi se quedara quieto. Sabía que en cualquier momento él la frenaría para que dejara su comportamiento de mamá facilitadora en todo sentido, siendo muy bien conocido que estaba quizás mal educando a Dave.

Ella se sentó en un sillón, a su frente Levi seguía mirando tras las cortinas blancas translúcidas: las vívidas luces de los faroles de las calles. Ella le admiró el rostro de hombre maduro; perdiendo poco de su juventud, pues, creía que todavía él lucía extraordinariamente atractivo con las pocas líneas de expresión cerca de sus ojos o de sus labios, las contadas briznas de cabello que perdieron pigmento negro y que se mezclaban en la demás selva negra de su cabeza. Siguió frotándose las manos en medio de ese silencio cernido en ambos que hasta le parecía ridículo.

Se levantó del sillón y caminó hacia él, caminó a pararse junto a él y le preguntó:

—¿Vas a bañarte luego?

Él giró levemente su rostro hacia ella.

—Pensé que querrías volver a salir. ¿Me equivoqué? —. Preguntó muy bajito.

Ella se llevó las manos detrás de la espalda, allí las entrelazó.

—Yo pensé que también querrías dormir como Dave—. Admitió Hanji. — Mi error.

Levi suspiró.

—No. También asumí algo erróneo.

—Si lo pones así; tampoco es tan erróneo solo que no pensé en decírtelo—. Se sinceró frente a él.

El parpadeo continuo y el silencio de Levi daba a entender que estaba pensando en una solución. Mientras eso ocurría, la puerta del baño se abrió y Hanji se apresuró a llevarle a Dave la ropa para que se vistiera. Llevaba el cabello todavía húmedo, aunque pareciera que ya se hubo restregado con la toalla pequeña.

—Seguramente Gretchen trajo una secadora, iré a ver si la tiene—. Anunció Levi y salió de la habitación.

Para cuando regresó la habitación estaba oscura ya y Dave acostado en la cama matrimonial, Levi distinguió la toalla por debajo de su cabeza.

—Ya no aguantó, se durmió así—. Susurró Hanji. Llevó su vista forzada a las manos vacías de Levi.

—No contesta—. Dijo bajito adivinando los pensamientos de ella.

—Ya tampoco es necesario.

Para sus adentros Hanji profería que Levi se olvidara de la secadora debido a que en menos de un minuto atrás recibió un fugaz mensaje de Gretchen diciéndole que no estaba en su habitación y no quería que Levi se enterase. Como sea, ella le haría cortina al respecto, haciéndose cargo de Levi, aunque no le molestaba en lo absoluto.

—¿Qué hora es? —. Preguntó él en medio de la tenue oscuridad de la habitación y el apacible ruidillo del acondicionador de aire.

—Faltan cuarto para las once—. Respondió Hanji divisando la hora en su teléfono móvil.

Él meneó la cabeza. Hanji lo divisó gracias a ese leve resplandor de luz que entraba a través de esas cortinas de gasa.

—Vamos—. Dijo Levi, tenía cierto aire pacífico en su voz.

Ella pidió un momento, enseguida escribió un mensaje para Gretchen informándole que Dave quedaría dormido, que ellos saldrían un momento. Levi le preguntó qué hacía, ella dijo que solamente quería que de alguna manera quedara Gretchen informada.

Cuando estuvieron fuera de la habitación, en los pasillos, ambos se volcaron sobre el uno sobre el otro:

—¡¿Lo escuchaste?! ¡Nos escuchó! —. Comenzó Hanji.

—No pareciera que hubiera escuchado toda nuestra discusión—. Inquirió Levi con más calma de la que tuviera ella.

—Qué tus palabras sean certeras—. Rezó Hanji.

—No ha dado ningún indicio de que hubiera escuchado algo más, además lo que dijo; casi fue al final.

Ella se llevó las manos al rostro, por debajo de los lentes y se frotó los ojos. Sintió un ligero apretón en su brazo, Levi la llevaba guiando para salir del hotel. Dejaron las llaves en la recepción y salieron, se reencontraron con el aire cálido que contrastaba con el fresco artificial del edificio.

No llevaban nada de valor encima, ni teléfono, ni joyas, solo unos billetes que Levi portaba en su billetera media vacía.

—¿No está mal?

—¿Qué cosa? —. Interrogó Levi a Hanji.

—Qué salgamos y dejemos a Dave durmiendo solo.

Él comprendió su preocupación, se llevó las manos a los bolsillos y siguió caminando por la acera con Hanji.

—No es la primera vez que duerme solo en una habitación de hotel así que no creo que se despierte asustado por no encontrar a mamá. ¿Quieres regresar?

No tenían predicho a dónde irían, solo estaban caminando bajo el cielo nocturno y estrellado de Brasil.

Un poco de duda sucumbió en Hanji.

—¿Qué tal si no vamos tan lejos? —. Propuso.

—Como desees—. Contestó Levi apacible.

Anduvieron juntos hasta dos cuadras adelante cuando a ella se le ocurrió regresar a la cabaña, aquella en la que hicieron la primera estación. Regresaron a ese lugar que por lo visto estaba ya más concurrido; apenas y tuvieron un sitio libre para que Hanji se sentara junto a la barra. Antes se memorizo algunos diálogos que escuchó de Gretchen para saludar y pedir una bebida. Dejaba en evidencia que al pronunciar se equivocaba en algún vocablo no obstante era suficiente como para que el interlocutor comprendiera su pedido. Al momento de entregarle los dos vasos con coctel de menta el hombre moreno estiró su brazo en dirección hacia la izquierda, pretendía señalar a unos metros más allá otra cabaña que al parecer no era un bar, sino un sitio de reposo dónde habían alrededor de cinco hamacas dispuestas bajo ese techo de hojas de palmera secas.

— Eles podem usálos —. Dijo el hombre alzando un poco su voz.

Con su señalética y su habla Levi y Hanji comprendieron su mensaje.

—Muito obrigado—. Respondió Hanji levantándose y dejando atrás aquella cabaña junto a Levi.

La luz artificial proveniente de las luminarias públicas y las luces de los negocios aledaños brindaban un poco de luz para ellos, no era molesto porque no estaban tan cerca de la avenida principal. Hanji fue rápida, llegó y escogió una hamaca en la cual acostarse inmediatamente, cuando lo hizo se fijó en que desde allí podían ver el hotel. Levi seguía parado, tenía las bebidas de ambos en las manos; le entregó una a Hanji y luego se acomodó en la hamaca a la diestra de ella, calculaba que estarían separados un metro y medio de distancia. Se quedó solamente sentado para beber con más facilidad, mientras su compañera trataba de no regarse el trago en la blusa. Se recostó y se sacó los lentes, esa noche de gran viento le recordaba las bondades de ser acariciada por la naturaleza; su cabello ondeante en su rostro le producía cierta fascinación.

—Me puse nerviosa cuando empezó a hablar acerca de lo que sabía. Levi, yo te dije que tenías que hablar más bajo—. Aquello lo pronunció sin pizca de enojo.

Él bajó el vaso de su boca, cerró brevemente los ojos.

—Tú eres la que habla más alto. De todas maneras, si hubiera sido así creo que hubiera escuchado igual, es muy posible—. Hizo una ligera pausa. — Hanji, fuiste muy dura con lo que le dijiste.

Hanji meneó la cabeza hacia un lado, pareció enfocar el recuerdo de sus palabras.

—Sé que fue muy rudo de mi parte, pero es solo la verdad—. Dio un último y largo sorbo a su bebida. — Es de las pocas veces que me he sentido realmente enojada por algo que Dave dijera. En el fondo creo que de entre nosotros él ha sido el que se ha tratado muy duro. ¡Vaya! No lo sabíamos, algo más que no sabíamos de nuestro hijo.

—Tiene ideas extremistas.

—Así veo, y creo que por eso recurrí a un extremo, pero no fue mi intención. Créeme—. Tomó una postura defensiva tanto en sus palabras como en esa conducta de su mano sobre su pecho.

—No te estoy acusando Hanji—. Inquirió, tenía la voz muy calma.

—¿Ah, no?

—No. Sin importar lo que puedas pensar de eso, llegué a la conclusión de que fuiste decidida en su nacimiento. Llegados a esta conversación, quiero preguntarte algo—. Relajó un poco más su expresión facial, él mismo lo notó.

—¿Qué es? —. Curiosa, frunció un poco las cejas.

Levi se tomó un poco de tiempo, apenas segundos para formular su pregunta.

—Se puede decir, porque es así, que cuando comenzó tu embarazo no éramos pareja, solo... Ya sabes el tipo de relación que teníamos— pareció irritado al no poder entablar mejores palabras para explicarse. — ¿Qué fue lo primero que pensaste? Lo que quiero preguntar...

—¿Qué si alguna vez de verdad pensé en abortar? —. Interrumpió y completó aquello de lo que Levi parecía enredado.

—No te lo quería preguntar así.

—Después de diecisiete años me lo preguntas, vaya, hoy estás muy curioso Levi. La verdad no pensé en eso. ¿Sabes en lo que sí pensé? Pensé en: "Voy a decírselo, y no importa lo que diga". Para serte franca no te conocía muy bien como para afirmar una reacción tuya frente a una noticia como esa, imagínate; la mujer con la que sales esporádicamente te dice que está embarazada de ti y ni siquiera hay de por medio algún tipo de interés romántico—. Se pausó, observó con detenimiento el rostro atento de Levi. — Para esa época de mi vida aún no tenía planeado ser madre, eso sí que es verdad. Pero una vez que estuvo dentro de mi vientre decidí que lo esperaría, no sé cómo explicarte lo que sentí, aún lo recuerdo muy bien; me sentí extraña pero feliz.

» Siendo Dave una mórula me sentí muy bien acompañada. Créeme, te digo, créeme. Empecé a hablarle desde el primer día que supe que estaba aquí— se acarició el vientre. — Tal vez te parezca raro, no sé. En conclusión, iba a tener a mi hijo independientemente de lo que tú hubieras querido o no así que me preparé para todo en caso de que fuera madre soltera, revisé mis finanzas y todo eso, tú sabes. Podía costear su vida y sus necesidades; ya casi tenía treinta, era una buena edad, lo importante era que tenía estabilidad económica. No sé si gozaba de estabilidad mental como para criar a un bebé, bueno, no me fue tal mal. ¿Tú que crees?

—Lo hiciste bien.

—¿En serio? Me ayudaste muchísimo también ja, ja, ja, Por un momento contemplé en que tú pudieras negar que fuera tuyo, ya te digo, estaba dispuesta a enfrentar tu reacción—. Se calló, se recostó en la hamaca y cerró los ojos visualizando un pasado que casi saboreaba como vivido al rememorarlo.

No quería que el momento se acabara.

—Nunca te pregunté si estabas de acuerdo en mudarte conmigo, solo te dije que debías hacerlo—. Inquirió Levi asediado por un repentino recordatorio.

Hanji levantó el brazo, hizo una señal de negación con su mano derecha.

—Si me mudé es porque estaba de acuerdo. No lo sentí como una imposición. Oye Levi, a todo esto: ¿Por qué no me dices cuáles fueron tus planes ocultos?

—¿Qué?

—De paternidad me refiero.

—Ah, es sencillo. Si fuera el caso de que me hubieras dicho que estabas embarazada y que no pensaras tenerlo... creo que te hubiera impuesto que lo parieras, luego podrías seguir con tu vida normal sin él.

—Ja, ja, ja, que equivocado estuviste. Y por si acaso: nunca me impresionó saber que eras un millonario.

—¿De qué se supone que es el día de hoy?

—No sé, me parece un sábado de viaje hacia el pasado a través de palabras puestas en este diálogo. ¿A ti a qué te sabe? —. Devolvió Hanji la pregunta.

—Algo similar, solo que le añadiría: franqueza. Tsk, lo noté de ti al primer instante y más cuando me pediste que el matrimonio fuera bajo los términos de bienes separados.

—Tú me sorprendiste con matrimonio, es decir, al tiempo que pasó, casi dos años: realmente no pensé que tú quisieras—. Admitió Hanji, al final había formado en sus labios una ligera sonrisa. — Oye, yo también quiero preguntar algo.

—Dilo ya—. Replicó Levi expectante. Se meció un poco en la hamaca para ventilar el calor que tenía.

Frente a él, ella enmudeció, se arregló unos cabellos detrás de su oreja.

—Ya le dijiste a Dave que no fue por su existencia que nos casamos—. Llevaba unos segundos ella mirándose las manos. El silencio artificio propiciaba a que escuchara con mayor claridad los latidos agilizados de su corazón. Alzó la mirada, alzó la barbilla y se humedeció los labios con su lengua mojada de saliva. — ¿Si no fue por Dave, por qué quisiste que me casará contigo?

Al frente de ella, Levi pareció incomodarse. Al instante el hombre giró su rostro para no mirarla directamente en un hecho que lo obligaba a hablar de sus verdaderas razones. Aunque parecía que no era algo útil; hablar y aclarar las situaciones del pasado que no se trataron antes con claridad podría generar beneficios para todas las partes. Ya Levi lo evidenció con Dave al esclarecer la situación, pero ahora estaba Hanji frente a él pidiendo sus razones también.

—Tsk. No me mires así—. Se escondió de la mirada inquisitiva de Hanji a través de ponerse su antebrazo en la cara.

—Seamos justos, ya tú me preguntaste algo y te respondí con mi verdad—. Habló mientras gesticulaba con ambas manos en el aire.

El hombre huraño resopló aliento contra aquel antebrazo que luego bajó para encarar a Hanji.

—No, no fue absolutamente por Dave, quizás en un mínimo porcentaje. Lo que sí puedes tener seguro que no fue por tu «extraordinaria belleza»— usó un tono de voz inusual para acentuar aquello último.

Levi no pudo captar o diferenciar la atención que ganó en ella cuando dijo aquello, sin tampoco percatarse del rubor formado en sus cachetes.

—Te llevaste bien con Mikasa desde un inicio—. Prosiguió Levi. — Ese era un aspecto importante para tomar una decisión, aunque Mikasa no fuera mi hija contemplé que si volvía a tener un compromiso esta persona debía complementarse con ella.

Hanji relajó su expresión de sorpresa, y el calor rimbombante en sus mejillas no estaba lejos de apagarse.

—Espera, ¿entonces me estás diciendo que no solo fue por Dave sino también por Mikasa? —. Entrecerró sus ojos para preguntar.

Levi bufó.

—Oe, Oe... Tampoco es absoluto.

No tenía demasiados deseos de explicar esa conversación, pues, tendría que nombrar a Petra y sus temores.

—Oh... Creo que comprendo. Levi, Levi. ¿Entonces es por mi belleza? —. Comentó de buen humor.

—Físicamente no eres mi tipo—. Admitió sin tapujos. Observó la reacción contradictoria de Hanji y se preparó para continuar en el acto esclarecedor.

—Pero dijiste: 'No fue por tu extraordinaria belleza'—. Abrió un poco más los ojos y se detuvo a analizar—¿Lo dijiste en tono de burla?

—Yo no diría burla. Tu altura es lo que sí se encasilla dentro de mis estándares de 'tipo'.

Y entonces Hanji se levantó de la hamaca, se plantó a escasos pasos de él y abrió sus brazos.

—¿Es así? ¿Pues, porque no mejor compartes conmigo tus estándares físicos que consideras como belleza? Ejemplos: nombres—. Propuso, al parecer no se encontraba enojada pues de inmediato pidió sentarse junto a Levi en la misma hamaca.

—Mm, Demi Moore—. Puntualizó, vio la reacción de Hanji que al parecer se encontraba pensando para luego dar una buena afirmativa. — Selena Quintanilla, Grace Kelly, Kelly McGillis: durante su papel como Charlotte.

—En Top Gun, ¿verdad? —. Preguntó Hanji, interrumpiendo su listado.

—Sí.

Luego de ello apareció un breve silencio, Hanji no dejaba de mirar a su acompañante. Seguramente tendría una sonrisa tonta en la boca que no sabría cómo quitarse. La conversación tomó un camino inesperado que no contempló, pero que de cierta manera no estaba irritada por las palabras de Levi.

—Muy bonitas, Levi, la verdad. ¿Será este el momento adecuado para decirte algo? —. Preguntó con voz que guardaba expectativa. — Tú tampoco eres mi tipo, físicamente hablando te digo.

La hamaca empezó a moverse por acción de los pies de ella, con ello trajo un poco de aire a sus rostros que de momento se volvieron tibios.

—Eso lo sabía muy bien—. Acertó Levi en decir. — Voy a tomar como referencia a Rick Astley.

Hanji sonrió ampliamente.

—Eh... No puede ser, acertaste a la primera. ¡Espera! ¡No era adivinanzas! —. Finalmente, se rió y dejó caer su cuerpo hacia atrás en la hamaca.

Para beneficio de ambos era una hamaca amplia, grande y gruesa al parecer que podía acogerlos a ambos. Ella dio una leve palmada en la espalda de Levi, manteniendo su mano en ese lugar: apreciando sus músculos con el tacto.

—Ha quedado claro que para ninguno de los dos: el otro ha sido su tipo ideal, físicamente hablando—. Comentó Hanji.

Tras aquellas líneas ambos se sumergieron en sus propios pensamientos respecto al otro, para Levi era una fortuna que ella hubiera tomado con humor su confesión, para Hanji más bien resultó una oportunidad para intimar mediante los pensamientos de ambos. Porque al final, ambos sabían que la variable del físico era solo uno de los demás indicadores que podrían resaltar o hablar; faltaba indagar sobre pensamientos similares o contrarios, gustos, entre otros más para finalmente recaer en el aspecto mayormente importante como es el desarrollo de la afectividad del uno hacia el otro que por lo revisado no estuvo principalmente moldeado por el aspecto físico.

Y, esa era su característica imprescindible. Y que, sin importar lo que Hanji hubiera dicho, en esos primeros momentos de contacto si le pareció un hombre no feo. Hanji al parecer tenía el panorama muy claro. Subió su mano por la espalda de Levi hasta dar con su hombro, una vez puesta su mano allí él regresó la cabeza hacia atrás y la miró.

—Pero Petra era bajita y a ti te gusta más altas—. Agregó Hanji, tenía un buen semblante en el rostro escondido por las hebras de cabello ondeantes.

—Ella era la excepción—. Escueto respondió Levi reparando de nuevo su vista hacia el frente.

Ante sus palabras sinceras Hanji pensó inmediatamente en su propia situación; siempre se vio atraída a individuos altos y fornidos, entre más alto era, mejor también era la observación que mantenía en los hombres. Sin embargo, junto a ella, en ese espacio de vida bajo la noche se encontraba la excepción a aquel asunto de la altura. Quizás en un principio le resultó cómico que Levi fuera diez centímetros más bajo que ella, y que después dejó de pensar en eso y para cuando se dio cuenta la altura no le impidió sentir atracción y afecto hacia él. De ese aspecto, ella tenía muchísimas ganas por decirle, aunque estaba comenzando a creer que Levi ya lo sabía, que iba adelantado a sus pensamientos. Y a todo ello, quería y necesitaba saber algo.

—¿En qué estás pensando Levi? —. Preguntó con voz suave y baja mientras volvía a deslizar su mano por la espalda de él.

Creyó sentir un leve estremecimiento por parte de Levi, quizás le estaría haciendo cosquillas por dónde pasara su mano. Traviesa, volvió a subir su mano, la palma abierta acariciando la tela y el sentir de la sutil tibieza que desprendía su piel. Mientras aguardaba en silencio esperando un comentario de él en respuesta a su pregunta, en un instante se imaginó acercando su nariz a la espalda de él para acometer el aspirar su fragancia varonil. Mas aferró sus dedos en la carne del hombro de él y tiró ligeramente hacia atrás, acción con la cual Levi se dejó caer de espaldas en la hamaca, acostado al lado de Hanji, respirando el mismo aire de mar, viendo el mismo techo de hojas de palmera secas, rozándose la piel de los brazos ligeramente.

Un poco lejos, solo un poco, se apercibía la música de la cabaña y el murmullo de algunas personas alrededor de ella.

—¿Qué puede ser? —. Aquella pregunta fue hecha para él mismo. Sopesando en silencio se llevó la mano a su frente. — ¿Es impresión mía o tú has estado ayudando a Gretchen con Marco?

Su interlocutor sacó a relucir un tema del cual no tenía previsto hablar. Esbozó una risa nerviosa y se colocó los lentes que antes dejó reposando en su vientre.

—¿Sabes? aún no me respondes bien mi duda: ¿Por qué quisiste que me casará contigo? —. Ahora su voz figuraba menos dubitativa.

—Tsk, me preguntaste en qué estaba pensando y ya te dije en forma de pregunta lo que estaba pensando—. Inquirió y entrecerró un poco los ojos.

—Bueno, bueno Levi. Si me preguntas es porque ya sabes cuál es la respuesta, ¿me equivoco? Gretchen estaba un poco insegura por decirte, porque pensó que a ti no te agradaría.

Ella movió su rostro hacia Levi, ella lo miró tranquilo, tenía los ojos cerrados y se estaba frotando la nariz. Abrió ligeramente la boca, creyó que él respondería algo, pero al instante volvió a pegar sus labios. El viento movía algunos cortos cabellos en su frente, pues, ella empezó a mover su pie en la arena para moverlos un poco.

—No me iba a oponer a su relación, eso sería estúpido. Aunque me siento un verdadero estúpido por no haberlo notado antes; no son semanas, son meses. Lo que tal vez me puede preocupar es su seguridad por estar junto a él, ya sabes por qué. Hanji, te comportaste bien con ella, eso debería agradecértelo—. Para cuando finalizó tenía los ojos bien abiertos.

A su lado Hanji solo le había palmeado el pecho, esa señal que él comprendía como aceptación y luego se mantuvieron en silencio; uno delicioso, armónico y eterno, si acaso pudiera ser.

—No me lo agradezcas, ¿okey? Así está bien.

Y Levi asintió.

Dentro de sus pensamientos comenzó a formularse un entretejido de situaciones con las cuales podía dar respuesta a Hanji de su inquietud anterior. No ignoraba que lo que dijo a ella solo fue una parte: y faltaba la otra para complementar, aquella dirigida a sus sentimientos y algo más. Pensar, sentir y decir; no le era algo medianamente fácil. No estaba todavía preparado para hablar, para conversar con ella de sus sentimientos en esos tiempos cuando la empezó a conocer. Si bien, en su última discusión fuerte le dijo cosas negativas que veía en ella y que ciertamente opacó su quebrada relación; no sacó a relucir los encantos por los cuales se vio prendado de ella. Grave error, siempre se decía, pero hacía mucho para remediarlo.

—Oye Levi, ¿te puedo preguntar algo más?

Él estaba seguro que de inmediato haría nuevamente la pregunta, la tan ansiada pregunta e incógnita que quería disolver.

—Hazlo—. Respondió, tenía el corazón tamborilero.

Ninguno de los dos miraba al otro, solo hacia arriba.

—Sé que puede sonar fastidioso para el tiempo que ha pasado, pero si te debo ser sincera; necesito saber algo—. Casi sentía su pulso palpitar en su cuello por la tensión. — Tú... ¿Tuviste algo con Frieda?

La pregunta flotó en el aire golpeando la faz relajada de Levi, quien inmediatamente giró su rostro hacia Hanji que no se animaba a mirarlo también.

—¿No se supone que eso quedó claro Hanji? —. Usó su voz apacible.

La mujer inspiró aire y se rascó la cabeza, se movió ligeramente como queriendo estirar su cuerpo.

—Yo sé, tú lo dijiste. Pero su conducta se me hizo extraña—. Se percató que Levi no comprendía a qué se refería. Empezó a relatar—: Las dos semanas que estuviste internado, de alguna manera ella se acercaba a tu habitación. Unas veces la sorprendí en la puerta, claro ella no me vio, y se asomaba ligeramente para verte, luego dabas vueltas hasta que finalmente se iba. Otras veces la enfermera me dijo que una mujer con sus características venía a verte cuando dormías y te dejaba algún detalle. Quizás puede ser imaginación mía, pero parecía como si ella hubiera querido hablarte, pero no lo hizo, hasta dónde creo.

No se perdió Hanji los detalles del rostro de él durante su narración, y por algunas ligeras señales de parpadeo y entorno de ojos; se comenzó a inquietar.

—No, durante ese tiempo no—. Dijo Levi sin mirarla.

—Entonces bien, ¿Qué? ¿Estuviste con ella? —. Preguntó, sus labios al parecer temblaron un poco. No era capaz de asimilar que finalmente lo preguntó y usando esas palabras. — Si sabes a lo que me refiero, ¿no? De un momento a otro siento que necesito saber, Levi.

Y ella lo seguía mirando, recostada de lado hacia él quien tenía todavía la mirada fija en el techo y las cejas un poco fruncidas. Recorrió con sus ojos el resto del rostro de él; más abajo sus labios los tenía apretados.

—Ah. Tsk. Es verdad que me acosté con ella, pero eso fue después de mi discusión contigo. Antes no había pasado nada como tú pensabas.

Y el rostro de Hanji demudó a desconcierto, se irguió en la hamaca dándole ahora la espalda a Levi. Aunque sabía que era tiempo pasado, parecía ser hechos muy recientes por la ola de dolor que estaba experimentando. Si era así, si Levi decía que fue después de su discusión seguramente ocurrió antes o después de la tormenta Sandy, si fue antes le dolía, y si fue después le dolía peor ya que en palabras Levi y ella resolvieron parcialmente su incordio. Se llevó su mano a tocarse el rostro, necesitaba tranquilizarse. Detrás suyo sintió una mano que la tomaba por el hombro.

—Si no estabas preparada para recibir una respuesta concreta no debiste preguntar todavía—. Acertó Levi en decir, se manejaba un tono preocupado que dejaba a relucir su pesadumbre.

Y Hanji se sorbió la nariz y se lanzó de nuevo de espaldas, chocó contra el brazo de Levi y cerró sus ojos.

—Ya, no... no. Ja, ja, ja, que irreal que yo hubiera deseado obtener otra respuesta—. Con voz temblorosa lo dijo y se sobó la frente.

—Hanji...

—¿Es por eso que decidiste cancelar tu participación con la empresa Reiss? —. Aún con ese hilo de agua saliendo de su nariz se atrevió a preguntar.

—Creo que si quiero estar en paz contigo es mejor que sepas más—. Dijo Levi tomando una posición tranquila. — Sí, es por eso que cancelé la participación de mi marca con la de ellos, porque cuando finalmente di por terminado todo encuentro con ella, que no fue mucho tiempo, quise desligarme de Rod y su familia.

—¿Y desde ese momento no has vuelto a estar con ella? —. Preguntó con voz entrecortada.

—No, no he estado, no he hablado y no la he visto—. Respondió de inmediato, dejó reposar su cabeza en la hamaca.

La intervención de Hanji con ese tema había insertado mucha tensión, sin importar la extensión fue mucha la tensión que experimentó y aun así no quiso guardarse nada para después. Ahora no sabía cómo actuar frente a ella, la sentía un poco lejana siendo que estaba a su lado, la sentía perdida siendo que igual estaban en el mismo sitio: más bien era quizás la mente de Hanji que divagaba en otro lugar. Levi refunfuñó y trató en lo posible de que ella se recostara en su brazo, algo que fue un poco difícil a juzgar por la necedad de ella y para cuando se dio por vencida y se dejó tender en su brazo: la miró tan cerca, tan cuestionado y angustiado de lo que ella pudiera estar ahora sintiendo.

—¿Por lo menos usaste protección? —. Fue la pregunta salvaje que realizó.

—Si es por higiene sí, además, ella se sometió a exámenes varios arrojando resultados negativos para enfermedades venéreas, y si es por natalidad: ella es estéril— divisó los ojos de Hanji abrirse de sorpresa. — Lo comprobé con un examen de fertilidad así que no tienes nada de que angustiarte, por favor, Hanji.

Ella negó con un movimiento de cabeza, tenía el rostro pegado al cuello de Levi, como si fuera el mejor escondite que nunca antes encontró.

—Uff, vaya hombre precavido ja, ja, ja—. Quiso bromear, pero todavía estaba sorprendida por la verdad. — Eso me gusta.

Llevó su mano hasta el cabello de ella, insertó los dedos en su cuero cabelludo para hacer un poco de masaje ahí, no tenía intenciones de dejar que Hanji se sometiera a la angustia de imaginar cosas, como él ya había pasado por eso y sabía lo difícil que era. Le acarició la cabeza con las yemas de sus dedos, esperando por un momento fijo en que ella entrecerrara los ojos por efecto de su masaje.

La noche era corta, la noche era negra y ventosa. Había muchas estrellas, mucha arena, muchas palabras y muchas ganas por empezar de nuevo a trabajar en el sentir, por tanto, Levi no se quedó tranquilo y se dejó arrastrar por su propia voluntad a ella, a alzarle un poco la barbilla y acercarse a su rostro compungido por la verdad. Un tierno beso rápido, un beso esclarecedor de sus sentimientos y que esperaba que ella lo tomara así.

Al instante Hanji estaba devolviéndole unos besos, ahí recostados en la hamaca, uno muy cerca al otro, respirando el mismo aire, y palpitando casi en un mismo corazón. Le tomó de la mandíbula y le acarició allí, suave y ligero. Unos segundos y pararon, Hanji bajó un poco la cabeza y Levi dejó sus labios posados en la frente de ella. Respiró pausado, aspiró aire profundo y se dejó hacer; ella depositando un poco de su rostro enajenado en su pecho y él se dedicó a abrazarla y rascar su cabeza.

...

—Señor, la habitación más próxima a desocuparse será el día de mañana a primera hora. Lamentamos no poder ayudarle en estos momentos—. Dijo la recepcionista tras el mostrador, ella manejaba adecuadamente el idioma inglés. — Con información es lo único con lo que puedo ayudarles.

Aunque antes anticiparon que no podría haberse una habitación desocupada, aun así, lo intentaron y estaban allí frustrados ante la negativa. Si no salían a buscar otro hotel era porque Hanji manifestó no querer alejarse de ese lugar, pues, estaba Dave dormido (subieron a comprobar que estuviera bien) y creía que algo podría pasar, quizás un temor escondido que Hanji como madre mantenía. Ella escuchó la voz de Levi al agradecer la atención de la mujer y luego la tomó del brazo para encaminarse de nuevo al ascensor, una vez estuvieron encerrados allí, Levi sacudió la cabeza y la miró a ella como si hubiera recordado un detalle importante.

—Oe Hanji. ¿Trajiste el lubricante? —. Le preguntó un poco impaciente.

Ella formó una mueca de frustración.

—No lo traje, no pensé que fuéramos...—. Se silenció ella misma, de repente se sintió caliente en la cara y el cuerpo. — Que fuéramos a hacerlo aquí.

—Tsk. Y de esa marca es un poco complicado encontrar.

Durante los últimos meses tuvieron que recurrir al uso de lubricante íntimo debido a que Hanji estaba presentando sequedad vaginal como uno de los síntomas de menopausia. Probaron con algunas marcas hasta dar con una exacta que a ninguno de los dos les produjera molestias como irritación. Hanji desvió la mirada, tenía una sonrisa de medio lado y una expresión de resignación.

—Da igual, no podemos hacerlo—. Inquirió esperando a que el número en digital marcara el piso en el cual se quedarían.

—Años atrás no te hubieras resignado tan pronto, todavía tenemos una opción—. Inquirió, se percató de la repentina sorpresa que Hanji tenía en su rostro. Entonces él se puso serio, y la miró fijo—: solo no debes hacer ruido.

Al instante la puerta del ascensor se abrió y caminaron saliendo de él, pronto estuvieron en el pasillo silencioso.

—¿De qué hablas Levi? —. Preguntó nerviosa caminado a su lado.

—Del baño, por eso te digo que no debes hacer ruido o Dave podría escuchar. Confío en que duerme muy profundo—. Esclareció Levi el cometido a ejecutarse, se mordió el labio.

—Pero ¿y el lubricante? Sabes que es difícil—. Intentó contrarrestar a Levi.

Levi descendió el ritmo al caminar por tanto ella también se acopló y se quedaron parados a unos pasos de la puerta dónde estaban instalados. Se volteó hacia ella, la tomó de ambas muñecas y la instó a que lo mirara; él hizo una señal con su lengua, pues la sacó y se humedeció el labio inferior.

—Yo me encargo, tú solo concéntrate en no hacer ruido—. Dijo, guiñó un ojo y luego soltó a Hanji para sacar la llave, buscó la perilla y abrió sumamente suave, no quería despertar a su hijo por un simple ruido y que sin embargo podría ser determinante.

Creyó haber escuchado un murmullo de Hanji a su espalda: "Si no quieres que haga ruido, no deberías hacerlo tan duro. Si algo pasa es tu culpa pues" casi llena de jocosidad, aunque por dentro presentía que ella tenía un poco de nerviosismo. Entraron, la habitación estaba fría y Dave dormía todavía, enrollado en el edredón blanco y recostado de lado dándoles a ambos la espalda. Fue necesario usar mímicas para comunicarse en medio del silencio y la oscuridad reinante —era extraño que Dave durmiera tan bien sin una lámpara encendida— que por tanto Hanji se acercó despacio a encender un foquito que llevó consigo en el viaje y que había olvidado antes encender. La habitación quedó tenuemente iluminada, apenas un poco, por si era el caso de que el niño despertara y no se escandalizara por la negrura a sus ojos.

La puerta del baño había quedado entreabierta por lo cual solo tuvieron que empujar un poco, Levi entró y se giró para llamar a Hanji con su mano quien todavía se mostraba nerviosa, volvió a mirar a Dave como para seguir fija y segura de que él estaba dormido. A los segundos los ojos depredadores de Levi, incendiados y brillantes, la llamaban también y ella casi magnética deslizó ligeramente sus pies descalzos para llegar allí; Levi se abrió paso, le permitió la entrada ajustando al mínimo todos sus movimientos maniobrando la puerta con el objetivo de que la misma al moverse no produzca ruido. Y aunque fuera el más deseoso, su mano delataba también un poco de nerviosismo si era el caso que fueran descubiertos.

La puerta se cerró con el mínimo de ruido y la habitación volvió a su anterior estado de silencio sin pisadas.

La puerta se cerró y fue cómplice también en ser un muro que impedía salir los brevísimos y suaves murmullos que allí adentro se consumían en el éxtasis.

Y ahí, el inocente dormido, luchaba por alcanzar en medio de sus sueños algo desconocido: de pronto su corazón palpitaba demasiado y el edredón le supo a sol de medio día ya que su cuerpo estaba ligero humedecido por sudor aun cuando tenía aire frío a su alrededor. Y abrió los ojos abruptos, y respiró abrupto, y se pasó la mano por el cuerpo caliente para luego sentarse y respirar más tranquilo al percatarse que todo no era más que en sueño. A su lado, sintió una presencia. Su mamá vestida con pijama lo postró contra su pecho protector y él se tranquilizó.

—Era un sueño feo, ya no me acuerdo cómo era, solo sé que era feo y quería despertar—. Murmuró ahora más tranquilo.

—Mejor que no recuerdes porque no necesitas eso—. Le susurró Hanji con carisma y amor contenido— Vamos a volver a dormir, Aja.

En la litera cercana Levi tuvo que hundirse la cara en la almohada por esa línea de Hanji respecto a volver a dormir cuando ella recién iba a dormir. Respiró hondo y levantó apenas la nariz de la almohada para cuando Dave le habló.

—¿Por qué no vienes acá? La cama es muy grande—. Inquirió sentándose para poder ver bien a su padre, que al parecer se había despertado con su ruido.

Eso pensaba Dave.

—Estoy bien aquí—. Respondió Levi girándose.

—Pero la cama es muy grande y el colchón es muy suave, más suave que ese de allá.

Su argumento era poco válido para Levi, empero, las intenciones ocultas tras aquello sí eran lo suficiente como para hacerlo levantarse y caminar hacia ellos. Llevó su almohada, y se metió a aquella cama. Al instante confirmó lo del colchón y no se arrepintió de cambiarse, no solo por el colchón sino por la situación: Dave estaba en medio de ambos acomodándose para dormir y Hanji recostada de lado con una mano sosteniendo su cabeza pretendía mirar a Dave y en breves momentos también lo miraba a él: toda transformada con su cabello suelto y su rostro libre de lentes.

De repente recordó algo que Hanji le dijo mientras se estaban bañando: «¿Te das cuenta que Dave sigue siendo apegado a nosotros? Los chicos a su edad ya se ponen ariscos y andan más distantes. Tenemos mucha suerte de que todavía sea así, no quiero sonar mal, pero espero que él se mantenga como está durante un poco más. Me da miedo pensar que un día se irá de casa y formará su propia familia y yo solo podré desearle lo mejor. ¿Verdad? Duele pensarlo».

Y si no era porque Hanji se lo dijo, seguramente todavía no tomaría consciencia de eso.

—¿Por qué tienes el pelo húmedo todavía? —. Le preguntó Dave a Levi.

La mañana lucía espléndida, un sol de amarillo vivo radiante, el aire purificado, las nubes dispuestas como pincelazos de algodón en ese cielo azul todo magnificente e inmenso; todo aquello y más que pudiera percibir con sus sentidos estaba realzado. Esa vitalidad con la que se había despertado no lo abandonaba y esperaba fuera por siempre, inverosímil pensamiento. Respiró fuerte aquel oxígeno de Pipa y salió del balcón para ingresar de nuevo a la habitación. Ya Dave se estaba peinando y Hanji salía del baño completamente vestida. Levi sonrió con disimulo y pasó de largo directo a la puerta sin decir donde iría porque regresaría pronto, según él.

Puso el primer pie en el pasillo y el sonido de una puerta abriéndose diagonal a él lo hizo inmediatamente llevar allá su mirada. Se mostró curioso cuando Gretchen se sobresaltó al verlo ya que esa era la habitación que según usaba Marco. Levi enarcó una ceja. A los segundos Marco apareció detrás de ella llevando el bolso de mano que llevaba la noche anterior, el individuo se quedó anquilosado detrás de la pequeña mujer.

Mientras todavía tenía la mano en la perilla, Levi divagó su mirada por otro lado, por el pasillo y las paredes seguramente.

—Buenos días—. Dijo para los dos y sin esperar respuesta volvió a encerrarse en la habitación diciendo que tenía que ir al baño.

Media hora después estaban los cinco desayunando en una cafetería que tenía un espacio al aire libre y mesas con parasol. El ambiente era bueno ya que corría mucho aire y casi el sol no les azotaba directo. Dave tenía un plato con frutas, comía fresas, moras, uvas y rodajas de manzana. Comía mucha fruta por lo regular. A su lado Gretchen se sobaba la frente, decía que tenía dolor de cabeza por el poco alcohol que ingirió la noche anterior y luego Levi enfrentó a Marco con la mirada, ya que evidentemente la había dejado tomar demasiado.

—Me hubieras dicho antes de que saliéramos, en mi bolso tengo un par de analgésicos que te podrían ayudar. Pero come algo. ¿Sí? —. Hanji le acercó un poco de pingado y unas tostadas. — ¿No querrás solo café?

Ella no contestó a la pregunta, se llevó ambas manos a la boca, hizo arcadas y se levantó apresurada buscando el baño. Marco de inmediato fue tras ella, Levi se quedó alzado en su silla y luego volvió a sentarse por insistencia de aquel sujeto. Dave en cambio, dejó de comer y fue tras Marco.

De repente a Levi se le había quitado el apetito que tenía y eso Hanji lo notaba muy bien en esa cara escuálida.

—No te preocupes, ellos son responsables. Solo es que la bebida le ha provocado esa horrible resaca—. Comentó Hanji instando a Levi para que siga comiendo.

—Ah ya, veo que sabes mucho tú de esos dos—. Devolvió otro comentario y agarró una tostada.

Levi llevaba los ojos entrecerrados sin quitar la mirada encima de ella.

—Cuánta razón tienes Levi—. Pronunció jocosa— Gretchen confía en mí, bueno, me cuenta algunas cosas y hasta me pidió que le recomendara anticonceptivos— vio como Levi ponía sus ojos en blanco. — Pero le dije que mejor sería que consultara con una ginecóloga y la recomendé con mi ginecóloga.

—Gracias—. Dijo Levi escondiéndose en la taza.

—No tienes que hacerlo, te lo he dicho antes.

—Igual quería decírtelo—. Se inclinó un poco hacia adelante, colocó sus codos encima de la mesa. — ¿Tú sabías también que anoche no ocupó su habitación? —, preguntó y observó la reacción de Hanji. — Hubo una habitación que durmió vacía y eso es desperdicio.

Hanji se agitó un poco.

—Si yo te decía entonces sabrías que ella estaba con Marco y Gretchen no quería que lo supieses porque le da vergüenza—. Admitió, tenía cierta culpabilidad marcada en sus ojos.

Levi retrocedió y se recostó en el respaldo de la silla, llevó en su mano una manzana entera para morderla. De un momento a otro su gestualidad se vio armonizada por sus pensamientos tranquilos.

—Hace bien en confiar en ti—. Solo dijo Levi.

El resto de la mañana Gretchen pasó descansando, ella se quedó en el hotel con su novio mientras los demás salieron un rato por la ciudad. Antes de que se fueran Levi había hablado con ella en privado, tenía el cometido de conseguir la llave de la habitación que al parecer ella no iba a usar. La joven se quedó avergonzada como ya Hanji se lo había advertido, y Levi le dijo se mostró comprensor. En palabras cortas le indicó que no tenía por qué, porque era su vida privada y él por supuesto no iba a opinar de un tema que era concerniente de su pareja y ella. Solucionado, quedaron en que en la tarde irían a la Praia do amor justo cuando empezara a bajar el sol potente de la tarde, se dedicaron a caminar y aspirar aire salado hasta la caída del sol: contemplando uno de los mejores atardeceres que hubieran antes experimentado. Tomaron fotografías e hicieron videos caseros que luego verían en casa.

Para el día siguiente se encontraban listos para un paseo en barco por la mañana que los llevaría un poco lejos de la playa, allá dónde el agua es más tranquila y podrían lanzarse a nadar, claro, llevaban chalecos salvavidas. Y Gretchen luciendo su bikini bajo el salvavidas fue la primera en lanzarse al mar, emergió y extendió sus brazos para que su hermano la siguiera. Por el sol y por efecto de los reflejos del agua su anillo que compartía con Dave parecía relucir, ella se percató de eso y se desconcentró un instante cuando el muchacho se lanzó y tuvo poco tiempo para reaccionar. Le siguió Marco y luego Hanji. El que faltaba, por supuesto, Levi.

Aquel hombre se quedó mirándolos desde la cima.

—Vamos papá— alentaba Gretchen—el agua está muy fresca y limpia.

No pudieron convencer a Levi de que se lanzara, prefirió quedarse seco, según él: debía cuidarlos a ellos.

Cuando estaban de regreso a la playa Gretchen se acercó a su hermano que se había apartado un poco de los demás. Arrimado sobre los barandales, tenía la mirada fija en el agua que iba chocando contra el casco. Ella se colocó a su lado, aún estaban húmedos por el baño. Tendió su cabeza un poco hacia un lado, hacia dar con el brazo de él.

—¿Cómo te encuentras hermanito? —. Preguntó ella.

Dave sabía a qué se refería ya que cada cierto tiempo le hacía la reiterada pregunta y él le respondía con la reiterada respuesta que tenía para ella.

—Estoy bien—. Respondió jocoso, la miró por unos instantes.

A pesar de ya ser menos de cuatro meses que recibió su primer rechazo en el amor, su hermana seguía preguntándole por su estado. Y es que había gustado de una joven menor a él por un año, ella vivía en la comunidad a la cual Gretchen iba a impartir clases de inglés. Después de algunas semanas de que fuera por primera vez fue cuando la conoció y se hicieron amigos, luego Dave desarrolló un gusto inocente por ella que calló por bastante tiempo y que con el asesoramiento y apoyo de su hermana se lo hizo saber. Dave no sabía mucho de eso o de cómo actuar. Le llevó un ramillete de margaritas y sucedió: la joven se negó a aceptar su declaración, pues, decía que ella no lo veía igual.

A pesar de que ella le hubiera dicho que serían siendo igual que siempre, su amistad se deterioró por una distancia figurada.

—Solo sé que un día te va a volver a gustar alguien, y te vas a volver a sentir igual—. Le dijo abrazándose a él.

Dave se mantuvo en silencio, su cabello empezaba a secarse muy rápido.

—Lo sé—. Inquirió y le besó la frente a su hermana.

Desde el silencio de su posición, Hanji los observaba. Ella y Levi se quedaron conversando con Marco hasta que llegaron de nuevo a la playa. Desembarcaron. Para sorpresa de la familia, a unos metros más adelante casi saliendo de la playa lo esperaban a Marco un equipo de televisión. Una mujer bronceada se acercó amistosa, llevando consigo un micrófono. Se identificó como reportera para un programa de farándula y pidió hacerle una entrevista, manejaba muy bien el idioma inglés.

Levi fue el primero en seguir caminando, solo le dijo a Marco que lo esperarían. Sin duda, llamaba la atención, pensaba Levi.

Durante los siguientes tres días mantuvieron una agenda colmada de actividades por hacer; nadaron con delfines en la praia dos golfinhos, fueron a caminatas guiadas por los senderos de la Mata Atlántica, y además que conocieron algunas de las otras playas que Pipa tenía para sus residentes y turistas. Culminados esos días Marco tuvo que regresar a Estados Unidos para continuar con sus obligaciones después de culminar sus días de descanso, lo despidieron en el aeropuerto de Natal y luego volvían a ser los cuatro emprendiendo un nuevo camino.

—Deberíamos regresar el próximo año. Quisiera conocer Rio de Janeiro, el carnaval de Rio. ¡Tengo muchas ganas de estar ahí! —. Exclamó Gretchen, dando una última mirada a Brasil tras la ventana del avión.

—Puede ser—. Comentó Levi colocándose el cinturón de seguridad.

Aun tenían más tiempo de vacaciones, dos semanas más, por ello lo disfrutarían en otros países. Esa tarde llegaron a Cali, se podría afirmar que estaban un poco cansados, pero inmediatamente recuperaban energías después de descansar levantaban para salir a conocer la ciudad y beber del gran café del país mundialmente conocido como cafetero.

Bajo el cielo colombiano Hanji y Levi se habían quedado solos nuevamente, en una terraza.

—He llegado a la conclusión de que esa chica se enamoró de ti—. Soltó de repente.

Levi a su lado de la impresión derramó un poco de té.

—¿Qué estas diciendo Hanji? —Se limpió los labios.

—Es que si no lo hubiera estado no se hubiera mostrado tan preocupada por ti. Creo que no debiste hacer eso y aunque dices que concordaron en que solo tendrían algo físico, ella antes dio indicios de que no solo quería eso.

El tono de voz de Hanji sugería, de alguna manera, empatía.

—Si es eso así, de todas formas, ya debió haberlo superado porque hasta donde sé: lleva una vida normal—. Inquirió tranquilo, bebió lo que restaba de su té y dejó la taza junto al jarro de café que bebía Hanji en la mesita que los separaba a ambos.

—Seguro tienes razón o yo estoy pensando de más—. Admitió.

—No, no pienses más en eso—. Agregó Levi levantándose de su silla para colocarse al lado Hanji, tomarle por debajo de la mandíbula, acariciarle ahí con dos dedos y hacerla levantar un poco el mentón para poder besarle los labios.

La mujer sonrió en medio de aquel beso; era consciente que durante esos días su cercanía afectiva evolucionó pues se abrieron camino de ese sendero del placer y poder transitar aún más lejos.

—Pronto vendrán los niños, Levi—. Inquirió retozona.

—Que vengan—. Desafió echando sus hombros hacia atrás.

En realidad, pocos momentos fueron los que estuvieron en privacidad, se sentían bien y felices, no obstante, por momentos ya estaban experimentando el anhelar una soledad completa para ellos. Y pasaron sus días junto a sus hijos, explorando, conociendo, armando recuerdos y formas de amar. Se despidieron de Colombia para abrirle los brazos a las islas Galápagos, su última estación antes de regresar a su país.

Quizás era Hanji la más emocionada, ella comenzó a hablar sobre la teoría de la evolución de Darwin desarrollada en aquella localidad. Encantada, tomaba fotografías a las diferentes especies que se allí habitaban; siempre y cuando Levi cuidaba de que siguieran los protocolos que les habían enseñado al arribar a la Isla Isabela del cuidado de la fauna y flora.

Como todo camino llega a su final, arribaron el avión que los llevaría de nuevo a la ciudad que nunca duerme; New York.

.

.

.

¡Hola! Muchas gracias por las visitas. Solo quería asegurarles que Levi y Hanji han estado manteniendo de manera esporádica encuentros sexuales, esto lo puedes corroborar en el especial de Navidad que subí aparte. (Solo se da el indicio del inicio) Y en mi mente viven dos apartados que no sé todavía si alcanzo a escribirlos y si lo hago, claro, les compartiré el aviso.

Andume24: definitivamente su delación está mejorando :) y es lo que se busca despuès de tanto tiempo !Que felicidad! Gracias, te mando un abrazo virtual.:D

Nos leemos.

22/02/2021