N/A: Estoy realmente agradecida por todo su apoyo. De verdad que cada comentario es un gran aliciente para poder actualizar y seguir con la historia. ¡GRACIAS!


Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.

Capítulo treinta y seis

Vas a ser nuevamente papá.

Me quedo sin pestañear sin digerir lo que acabo de escuchar. Inclusive creo estoy boqueando sin poder articular palabra mientras tanto una extraña sensación se aglomera en mi pecho.

¿Escuché bien? Acaso dijo... ¿papá?

Isabella muestra un artículo alargado color blanco con una punta azul, lo sacude ante la pantalla.

Tengo mucho miedo, mucho ―la escucho decir― No es algo que pensé pasaría hasta tener unos treinta, porque realmente no estoy preparada, es decir, ¿quién está preparado para ser madre o padre? Nadie, no. Pero también quiero tenerlo y no quiero ser madre soltera. Quiero que mi bebé tenga un hogar, una familia, quiero que te cases conmigo, Edward.

¿Qué me casé? Sonrío internamente, ¿en serio? ¿Isabella quiere que nos casemos?

Levanto mi palma pidiéndole que me conceda hablar, solo que Isabella no puede mantenerse en silencio. La conozco y cuando suele hablar demasiado es que está nerviosa.

No Edward, no. No quiero evasivas porque también es tu hijo, los hicimos los dos, eres tan responsable como yo. Mi bebé no pidió estar aquí de igual forma lo está, ahora mismo no sé de qué tamaño, pero aquí está, creciendo. Lo menos que debemos hacer es darle un hogar, cásate conmigo, Edward, no me dejes sola. No quiero ser madre soltera.

― Isabela… ―estoy intentado que se tranquilice porque ahora mismo está tan afectada que no puede parar de llorar― cariño, por favor, escuchame.

Empiezo a caminar recorriendo toda la oficina. Me empiezo a desesperar porque quiero estar con ella, abrazarla y decirle que no debe preocuparse. Qué no voy a dejarla y que si por mí fuera ella fuese mi esposa desde hace tiempo.

Tengo mucho miedo, Edward, me siento muy sola. Creo que no seré una buena madre. Y...

― Mi amor, déjame hablar.

Esta vez sus ojos enrojecidos por el llanto están fijos en mi persona, muerde su labio inferior y asiente a escucharme.

Froto mi barba. Estoy tan ansioso por estar con ella.

― ¿Vamos a ser papás? ―Necesito que me confirme porque siento mi pecho calentarse con anticipación ante la ilusión de esta maravillosa noticia. Isabella mueve su cabeza afirmando y logrando que las comisuras de mis labios se eleven en una gran sonrisa.

¡Seré papá! Sé que ya lo soy, pero tendré otro hijo. Es la mejor noticia que me han podidio dar.

― ¿Cuántos meses tienes? ―pregunto manteniendo mi emoción a raya y no ponerme a gritar de felicidad.

Isabella encoge sus hombros levemente quedándose pensativa.

― Aún no sé, apenas me hice un test ―Lo vuelve a sacudir delante mío, esta vez con una enorme sonrisa―. Vamos a tener un bebé, ¿puedes creerlo?

Inhalo y exhalo dejando escapar todo el aire que tengo retenido en mi caja torácica. Estoy sonriendo cómo imbécil.

Un hijo de Isabella y mío es la culminación al sueño que he tenido desde hace meses.

― Sí, amor, estoy realmente emocionado ―lo acepto.

De pronto se pone seria y su rostro se contrae en una mirada angustiante.

No me vas a dejar ¿verdad? Porque no te...

― Cariño… ―vuelvo a interrumpir su verborrea― no te dejaré. Viajaré esta misma tarde y si puedo lo hago en una hora más. Necesitamos hablar y si es posible casarnos este fin de semana o mañana mismo, lo hacemos. Solo necesito que estés tranquila por nuestro bebé ¿entiendes?

Nuestro bebé. Suena gratamente increíble poder decirlo en voz alta y saber que es una realidad.

No tardes, por favor. Te necesito conmigo, mi amor.

― Te amo, cariño. No lo olvides. Y estaré contigo lo más pronto que me sea posible ―prometo.

Isabella termina la llamada y empiezo de nuevo mi recorrido alrededor de la oficina. Exhalo ruidosamente antes de salir y encontrarme con Angela en su lugar.

― Necesito un vuelo privado a Nueva York, no importa la hora.

Ella me ve por encima de sus anteojos.

― Edward, hoy y mañana tienes pactadas reuniones. No podemos cancelar.

― ¿Qué pasa? ―Billy Black se acerca.

Su aspecto cansado me hace palmear su hombro. Estoy agradecido porque desde que Carlisle abandonó el consorcio Billy no nos ha dejado solos a Jacob y a mí. Su experiencia y gran tenacidad es quien nos mantiene de pie.

― Debo irme. Mi novia me necesita.

Tan solo levanta ambas cejas blancuzcas, sin comprender.

― Isabella está embarazada ―Mi voz suena un tanto pretenciosa al revelar la verdadera razón―. Necesito estar con ella.

― ¡Felicitaciones! ―Billy me abraza fuertemente palmeando mi espalda con gran cariño―. Me alegro mucho, Ed. ―se aleja permitiendo poner atención a las arrugas en la orilla de sus ojos al sonreír sinceramente―. Lo has hecho bien, eh ―esta vez palmea mi pecho manteniendo su sonrisa―. Ve, hijo. Aquí nos podemos hacer cargo Jake y yo.

― Escuché mi nombre ―dice Jacob azotando en mi pecho un folder, sé que es mi trabajo pendiente―. Te toca revisar esos presupuestos.

Los sostengo sin prestarle atención.

― Dame eso ―se entromete Billy quitando de mis manos los documentos―. Lo haré yo. Edward tiene algo más importante que ver ahora mismo.

Los ojos oscuros de Jacob me observan.

― ¿Lo hablaste con Bella? ―inquiere― ¿aceptó?

― No voy a exponer a Isabella a nada, menos ahora que está…

― Bella es la clave para atrapar a Carlisle ―interrumpe Jacob―. Si le explicas el plan del que habló Hale estoy convencido que aceptará.

― ¡Está embarazada! ―revelo exaltado y enfrentando a Jake.

― Oh… ―articula muy bajo para después sonreír―. Oye, felicidades, hermano.

Me abraza golpeando mi espalda con fuerza.

― Ahora entiendo porque has estado de un humor cambiante ―bromea―. ¿Cómo te sientes? ¿Listo para huir?

Billy se aleja de nosotros no sin antes volver a felicitarme.

― Aún no puedo creerlo ―sonrío al recordar su voz mandona―. Me exigió que me casara con ella.

Jacob se empieza a reír.

― La chica hace contigo lo que da la gana, te ha dominado desde que se conocieron. ―Vuelve a reír con más ganas y esta vez su puño cae en mi hombro―. Mírate, ya sonríes más, ahora te ves feliz y es gracias a ella.

Estoy fingiendo mi peor mirada al observarlo duramente, en cambio no me sale y termino sonriendo.

― Te encargo a Pat. Hablaré con Tanya para que me ayude con él mientras estoy fuera.

― ¿Puedo decirle a Pat que será hermano mayor?

― No, no le dirás nada.

Me vuelvo a mi secretaria. Angela rápidamente acomoda sus gafas de aumento a la vez que cubre su boca mientras con su otra mano esconde un panecillo que tiene al lado del computador

― Necesito de tu ayuda Ang. ―pido.

.

¿Me aseguras que Bella está bien?

― Pat. Si tuve que viajar de emergencia fue por otro motivo. Isabella está perfecta, lo único es que tal vez la lleve de regreso con nosotros, es todo.

Bueno, te voy a creer. Dale mis saludos, cuídate, viejo.

¿Viejo? ¿De dónde diablos saca ese vocabulario?

Sin distraerme presiono el timbre una vez más. Llevo diez minutos insistiendo sin que nadie abra la puerta y mi última opción es hablar al móvil de Esme, elijo su contacto.

― ¿Edward?

La voz de mamá me hace voltear. Apenas he dado media vuelta y el menudo cuerpo de Isabella se estrella con fuerza contra mí con tanta euforia, la sostengo cuando ella se aferra con sus brazos a mi cuello y sus piernas se anclan en mi cadera.

― Estás aquí… ―dice con su voz quebrada― estás conmigo.

― Será mejor que entren ―murmura Esme dejándonos pasar primero. Lo hago sin soltar el cuerpo de Isabella que sigue aferrada a mí como una lapa.

Alcanzo a llegar al sofá sin perder el equilibrio, tampoco es que Isabella pese mucho y realmente me preocupa su bajo peso, si está gestando puede afectar la salud del bebé y quizá la de ella.

― ¿Qué ocurre? ―indago sintiendo una angustia en mi pecho al escuchar sus leves sollozos, tiene su rostro enterrado en mi pecho y se niega a mirarme, acaricio su largo cabello suelto intentando que me vea―. Isabella, me estás asustando.

Inspira hondo dejándose mostrar; su rostro está enrojecido al igual que su pequeña nariz al tiempo que sus lágrimas continúan recorriendo su piel.

― Hoy fuimos al médico ―musita― es tan perfecto, Edward, nuestro bebé apenas tiene el tamaño de una ciruela pasa, pero para mí es perfectamente bello.

La angustia se desvanece al escuchar que está bien, instintivamente sonrío llevando mi palma a su vientre plano.

― ¿Por qué no me esperaron? Te dije que vendría, debiste esperarme. ―No quiero que se escuche como reclamo, aunque en verdad me molesta no haberme permitido estar con ella en su primera visita médica Charlotte nunca me permitió acompañarle―. ¿Qué te han dicho? ¿cómo están los dos?

― Es que tu mamá insistió en hacer un reconocimiento médico para despejar nuestras dudas. Tengo diez semanas de embarazo, estoy bien, solo me han dado ácido fólico y hierro porque tengo un poco de anemia. Además, aun falta buscar un obstetra que se haga cargo de mi control prenatal, tú irás conmigo ―acaricia mi rostro―. Mira ―busca dentro de su pequeño bolso y me extiende unas imágenes en blanco y negro señalando con su dedo un diminuto círculo― este es nuestro hijo.

Sonrío con gran orgullo al observar con atención el cuerpo deformado de mi hijo con una enorme cabeza. Mis ojos lo ven como la nueva criatura más perfecta sobre la faz de la tierra.

― ¿Te gusta?

Beso su frente ante su pregunta temerosa ¿cómo puede temer que no me guste?

― Es perfecto, nena.

― Debemos hablar, Edward.

Su semblante serio en un intento por lucir amenazante me hace apretar mis labios, no debo reírme de ella para no enfadarla, sin embargo, se ve tan adorable luciendo malvada.

― Debemos hablar. ―Repito sus palabras. Estoy de acuerdo con ella, la ayudo a incorporarse y entrelazo nuestros dedos―. Vamos a caminar.

Esme ya no está en la estancia; sé que nos ha dado nuestro espacio sin necesidad de testigos. Mi madre me conoce y sabe el recelo que tengo a exponer mi vida ante los ojos curiosos de los demás.

Sé que Isabella esperaba que saliéramos del edificio y su rostro de sorpresa se hace evidente al ver que el ascensor nos lleva a la azotea, caminamos por un estrecho pasillo donde hay un claro letrero que dice "no traspasar" y otro que dice "solo personal autorizado". Sin importar la seriedad de esas advertencias decido abrir la puerta no sin antes haber desactivado la alarma.

Isabella boquea al verme.

― ¿Cómo hiciste eso? Nos meteremos en problemas, Edward.

― Sí. Pero cuando se den cuenta ya habremos vuelto al penthouse.

Sin soltar su mano la llevo al borde de la azotea para que sea testigo como el atardecer resplandece entre los cristales de los edificios, también sintiendo como el viento amenaza con tirarnos. Convencido de que esto último no pasará gracias a la gran muralla de casi metro y medio que impiden que una persona caiga por accidente, la abrazo por la espalda dejando descansar mis palmas en su vientre.

― ¿Te gusta la vista?

― ¡Es bellísima! ―la emoción desbordante en su voz me hace sonreír―. Solo que siento un poco de vértigo.

Se vuelve a mí mordiendo su labio inferior y sin dejar de mirarme fijamente.

― Edward... yo quiero ―me inclino a su altura dejando un corto beso a sus labios sin permitirle continuar, ella suspira― ¿qué pasará con nosotros?

― ¿Sobre qué? Tendremos juntos a nuestro bebé, no pasa nada.

Manteniendo mi rostro indescifrable remuevo un mechón de cabello que se enreda por su cuello haciéndola que cierre brevemente sus párpados.

― No quiero arrastrar a mi bebé por lo mismo que Pat y yo hemos pasado, no me gustaría que viviera la misma experiencia ―murmura― aunque tampoco me gustaría obligarte a nada, y si tú no quieres, si no estás…

Vuelvo a besar sus labios. Esta vez en un beso cargado de pasión, sostengo su nuca dejando mi otro brazo afianzado de su cintura.

― No me estás obligando a nada ―susurro sobre sus labios― te amo, nena, y me estás haciendo el hombre más feliz de este jodido planeta. ¿Puedes ser paciente y dejarme hacer las cosas cómo corresponde?

Isabella entrecierra sus hermosos ojos chocolate.

― No entiendo.

Sonrío al escuchar el sonido de un helicóptero aproximarse, le señalo, e Isabella se encoge de hombros sujetando la falda de su vestido.

― Ven conmigo ―tiro de su mano cuando el helicóptero se detiene en el lado opuesto.

Ella se niega al momento que indico que debemos irnos.

― ¡No puedo! ―grita, el ruidoso helicóptero no permite hablar en voz baja― traigo vestido, no puedo subir.

― Iré tras de ti, te cuidaré. Sólo mantente encorvada no podemos erguir nuestros cuerpos, ¿entendiste?

Sus ojos brillan al mirarme, mas no sé si de emoción o miedo.

Recoge su cabello por un lado de su hombro para evitar que siga moviéndose como una medusa por el viento mientras sigue cuidando de su falda, decide caminar con pasos temerosos hacia el helicóptero. Una vez estamos seguros en la cabina le ayudo a poner los auriculares para mitigar el ruido escandaloso indicándole que podemos comunicarnos entre nosotros por el micrófono. También le ayudo a abrochar su cinturón de seguridad al tiempo que hago una seña al piloto y él asiente.

Aprieta mi mano con fuerza cuando el helicóptero se eleva, su rostro es de completo terror.

― Relájate ―mi voz se escucha claramente por el micrófono― vamos a ir a dar un paseo por la ciudad.

― ¡¿Qué?! ―su voz entrecorta― ¿por qué?

Sacudo mi cabeza.

― Es una sorpresa.

A los minutos la siento relajarse cuando ella misma señala la estatua de la libertad con evidente exaltación al pasar por un lado, está sumamente emocionada porque empieza a señalar cada lugar sin quitar la sonrisa de sus labios.

― Desde aquí todo se ve espectacular ―señala― ¡me encanta!

Se remueve en su asiento cuando se da cuenta que el helicóptero está por aterrizar en otra azotea, su cuerpo se tensa y su mirada de pánico no se hace esperar.

Doy un ligero apretón a su rodilla y ella suspira hondamente.

― No levantes tu cabeza ―le explico de nuevo removiendo los auriculares― aunque con tu baja estatura no creo que haga falta.

Rueda sus ojos haciéndome besar su mejilla.

― Vamos, pequeña cobarde ―me burlo, al bajar teniendo mi mano extendida para ella, la acepta y corremos a refugiarnos del fuerte viento.

La abrazo con protección al ver como despega de nuevo el helicóptero.

― ¿Qué hacemos aquí? ―indaga aún abrazada a mí.

― Tenemos una reservación en el restaurante del piso de abajo.

― Odias los restaurantes, Edward. Peor si son de lujo, no te gusta el bullicio ni las personas alzadas.

― Ahora es diferente porque vamos a celebrar, pero antes... ―saco de mi bolsillo el control remoto del dron y comienzo a maniobrar hasta que el aparato se hace visible ante nuestros ojos.

― ¿Qué es eso?

― Es un dron.

― Sí, eso lo entiendo, pero esa cosa trae algo, mira ―señala nerviosa― viene contra nosotros ―vuelve a esconder su rostro en mi pecho.

― Tranquila, mi amor ―me acerco cuando maniobro el dron dejándolo suspendido frente a nosotros señalo el cordel rojo que cuelga del él― esto es para ti.

Isabella se atreve a ver y sus ojos se agrandan al darse cuenta del anillo que está sostenido del cordel. Lo desprendo con facilidad.

Estoy nervioso, mucho.

No sé cómo hacerlo, quizá debo ser más romántico.

Inspiro recordando que lo oficial es ponerme sobre una rodilla.

Isabella cubre su boca al verme hacerlo.

― ¿Quieres casarte conmigo?

― ¡Sí! ―grita dando unos pequeños saltos―. ¡Sí quiero!

Deslizo el anillo de compromiso en su dedo anular en el mismo momento que Isabella se avienta sobre mí haciéndome caer de espaldas, hace un reguero de besos en mi rostro y yo no puedo esconder mi gran sonrisa al envolver su cuerpo en mis brazos.

― Quiero que nos casemos este fin de semana, ¿estás de acuerdo?

Ella se queda paralizada, aún tumbados sobre el frío piso de cemento.

― ¿Este fin de semana? ―repite, medita y luego sonríe ampliamente―. Sí, acepto que sea este mismo fin de semana. Te amo tanto, Edward.


¡Hola! Aquí estoy de nuevo con un capítulo muy esperado por ustedes. Edward no quiso quedarse atrás y decidió dar la delantera con anillo de compromiso y fecha. ¿Tienen opiniones que quieran compartir conmigo?

*Nos leemos el lunes.

Se pueden unir a mi grupo: historias por Lau.

A quienes comentaron todo mi agradecimiento especial: Dulce Carolina: Hola! Leah De Call: muchas gracias. (Guest): lamento haberte hecho esperar. (Guest): hago lo que puedo por actualizar pronto. Vivi19: hola, buenos recuerdos me trajo tu comentario, me dio mucho gusto saber que sigues por aquí. Gracias por preguntar, yo estoy bien después de vivir una semana estresante.. Isis Janet: como ves Edward quiere casarse también. Diannita Robles: espero estés muy bien ahora, saludos. solecitonublado: sí, Bella se vio bastante lanzanda. ALBANIDIA: haha, correcto. Antonella Masen: hola, cuídate tú también. joabruno: sí, ahora nos viene la boda. Vane: bien dices, la calma esta volviendo. PaolaValencia: no como crees. (Guest): un poco tarde pero aquí estoy. Alizce: en verdad espero que te guste el nuevo capítulo. Patty: nunca me vino a la cabeza que Bella huyera, no entiendo porque me escriben algo así. Torrespera172: gracias por siempre estar. zulmaruizdiaz1993: bienvenida! Muchas gracias por sumarte a esta historia, de verdad lo agradezco con mi corazón aunque está semana fue complicada espero poder actualizar 3 veces la próxima. Flor Mcarty: Edward quiere dar el siguiente paso, cómo ves? Claudia: espero que sea de su agrado. mrs puff: a ti por leer. Iza: muchas gracias. Andrea: me alegro tanto que te les guste está nueva etapa, en verdad lo agradezco. Kony Greene: espero que haya sido de tu agrado este nuevo capítulo. Suiza19: Bella no sé contuvo de todas las emociones que estaba sintiendo a la vez. Adriu: muchas gracias de verdad, saludos. Pameva: me alegro que les gustara, gracias. jenni317: sí, ya veremos cómo resuelven esa distancia. ClaryFlynn98: ahora todo está mejorando, muchas gracias. (Guest): muchas gracias. Ana: Sí! Es emocionante. cocoa blizzard: thanks. Jade HSos: muchas gracias, sé que la hice esperar prometo recompensar para la siguiente semana. Daniela: hola, espero tú estás bien? Bell Cullen Hall: espero que te guste el capítulo, gracias. (Guest): muchas gracias a ti por leer. Lizdayanna: leí que te gustaba oler el detergente cuando estabas embarazada y se te antoja probarlo, he escuchado muchas historias sobre cosas parecidas que ocurren en los embarazos. Moni: muchas gracias. Vero Morales: sí y ahora vendrá una boda. Lore562: me alegro mucho que te haya gustado, gracias. Lili Cullen-Swan: espero que este nuevo capítulo de guste también. (Guest): sí, al fin serán una familia. Ximena: haha, me alegro que te haya gustado. GLORIACULLEN: saludos a ti, nos leemos. Lidia: muchas gracias. Jane Bells: espero que sea de tu a grado este nuevo capítulo, temí no poder hacerlo bien el capítulo. Pepita GY: espero que este capítulo te haya traído muy buenos recuerdos, me dices, eh. rociolujan: espero que de verdad te guste su reacción. ANATXP: gracias a ustedes por su apoyo, espero te guste la reacción de Edward.

¡Gracias totales por leer!