Septiembre

- Por favor Yaten, Teiki. Díganme que pasa- Serena les rogo con la mirada y los hermanos de Seiya solo se miraron entre ellos en silencio-Él dijo que serian solo algunas semanas, pero ya ha sido un mes.

-Solo se ha retrasado- respondió Taiki sin mirarla mientras Yaten fruncía el ceño sin hablar.


Octubre

-Yo no quiero llamarlo- murmuro retorciendose las manos-Sé que le hice daño y necesita tiempo. Él dijo que ambos lo necesitábamos y sé que él era quien más merecía estar lejos, pero…

Taiki le puso una mano en el hombro de forma reconfortante y le sonrió triste.

-El estará bien. Es un niño grande y tú no debes culparte por nada.

-Pero no volverá- susurro no como una pregunta sino como una afirmación y Taki movió su cabeza negando

-Aun no. lo siento


Noviembre

- ¿No han sabido nada aun de él? - pregunto sin esperanzas y Taiki negó en silencio. Yaten ya ni siquiera bajaba cuando ella venia.

-Supe que estas saliendo con ese chico. Te felicito- le dijo con toda la sinceridad posible y ella se le quedo mirando en silencio y el rostro plano y solo abandono la casa sin responder nada más que un escueto gracias.


Diciembre

Serena vio los copos de nueve caer frente a sus ojos bajo el paraguas. Exhalo una voluta de humo calienten en sus manos aun cuando estuvieran forrados guantes ya que el frio parecía traspasar la tela. Diciembre había llegado solo hace dos semanas y los nevazones empezado con fuerza. Afortunadamente hoy era solo algo ligero, incluso algo tierno, pero el frío parecía querer aferrarse a cualquier superficie que pillara desprotegido. Por lo mismo llevaba un grueso abrigo hasta las rodillas y un apretado gorro de lana que cubría sus orejas evitando que se congelaran.

Miro el tráfico de abajo desde el puente, viendo las luces de los automóviles pasar distrayéndose.

Los rojos iban, las amarillas venían.

Se quedó mirando por un rato evitando pensar, hasta que inevitablemente su mente viajo a ese lugar que rehuía como la peste cuando estaba fuera de su casa y sin pensar dejo caer la cabeza, posando la frente en el congelado barandal. El frio repentino y desconcertante la despejo y se estremeció echándose hacia atrás sonriendo.

Había ganado esta vez.

Escucho unos pasos venir por el camino y se asomó para ver a Amy caminando hacia ella.

Le sonrió a la repentina imagen y su amiga respondió con otra sonrisa de asombro.

- ¿Qué haces aquí? le pregunto sin esperar a que llegara a su lado y Amy corrió los últimos metros para pararse frente a ella. Los paraguas evitaron que se rodearan, pero Serena extendió una mano para darle un apretón al su brazo.

-Lo mismo debería preguntarte yo a ti. ¿No deberías estar caliente en tu casa metida debajo de las mantas? - Serena sonrió haciendo una mueca. Repentinamente hace unos meses el frio había dejado de parecer divertido y lo había eludido de todas las formas posibles en especial quedándose mucho en casa.

Ahora sin embargo ...

-Darien me pidió que lo acompañara a comprar un regalo atrasado de Navidad- respondió encogiéndose de hombros y Amy intento que su sonrisa no se tambaleará. No hizo un trabajo muy bueno, pero Serena apreciaba el intento.

-Ah, tienen una cita- asintió con la cabeza y retrocedió un paso. Serena la miro con una sonrisa congelada sin responder y Amy no dijo nada más.

- Yo vine a más o menos lo mismo- continúo cambiando el tema y le mostro un pequeño papel- vine a recogerlo. ¿Quieres que te acompañe a esperas a Darien? - pregunto mirando alrededor y Serena negó sin perder la sonrisa. Le encantaba la compañía de sus amigas, pero sabía que esto era difícil para ellas. No les haría eso nunca, ni siquiera para tener compañía en el frio.

-No te preocupes- negó tranquila-Yo llego algunos minutos antes así que puede que espere un rato aquí. deberías apurarte, las filas hizo enormes en todos lados- Amy un puchero

-Lo sé, debería haber venido hace semanas, pero estaba demasiado ocupada- Serena se rio divertida.

-Solo tu podrías estar aun trabajando en época de navidad. ¡Los exámenes terminaron Amy! ¡Es hora de divertirnos! - exclamo sonriendo amplio y su amiga solo se le quedo mirando sus ojos por un segundo antes de reaccionar como se suponía debería hacer y reír con ella.

-Lo intentare- prometió solemne- Entonces nos vemos después. Rei quiere hacer el intercambio de regalos durante la noche buena. Alguna extraña cosa sobre tener el 25 libre.

-Lo sé- asintió Serena- La Generala me envió la orden hace unos días. "Noche buena intercambio de regalos y cena. No llegues tarde" ¿cómo decir que no a esa invitación? Entre ella y Mina montaran toda una cena de reyes- ambas rieron y Amy miro la hora en el pequeño reloj de su muñeca.

-Debo irme si quiero terminar con esto hoy- Serena retrocedió para que los paraguas no chocaran y Amy avanzo- Nos vemos mañana en tarde en casa de Lita.

-Por supuesto- asintió Serena y Amy comenzó a caminar, pero antes de alejarse pareció dudar y la miro a los ojos. Una extraña comunicación paso y Serena supo que quería preguntar su amiga.

Miro hacia otro lado y la pregunta no se formuló y solo oyó el último adiós de su amiga antes de volver la vista al frente, concentrándose en cualquier cosa menos en los cientos de carteles de publicidad que bañaban esta parte de la ciudad.

Rojos van, dorados viene. Rojos van, dorados vienes. Rojos ... " solo serán unas semanas"

¡Mentiroso!

Puso su frente de nuevo en el frio y su cuerpo se erizo reaccionando.

Se rio triunfante cuando los pensamientos volaron y unas pisadas volvieron a hacer ruido cerca. Volvió a mirar hacia el camino para esta vez ver a Darien casi corriendo, mirándola confuso.

-Lo siento ¿Me atrase? - pregunto preocupado y Serena negó sonriendo

-Para nada, yo llegue entes- le aseguro y Darien sonrió alegre.

-Me alegro. No me perdonaría haberte tenido en este frio más de lo necesario- Serena negó divertida viendo la verdadera sinceridad en sus ojos y su corazón dio un brinco.

-No pasa nada. El frió es útil a veces- Darien se quedó mirándola sin entender por lo que se adelantó cerrando su paraguas- ¿Nos vamos? - Darién volvió a sonreír y extendió el brazo para que lo tomara con una sonrisa brillante y ojos dulces.

Ella le devolvió la sonrisa y enredo su brazo con la de él.

Pasearon por la avenida riendo y mirando las vitrinas decoradas con tanto rojo, verde y dorado que Serena juraría que cada vez que pestañaba ahora veía las luces detrás de sus ojos a cualquier hora. Darien encontró el regalo para el profesor que buscaba y ella aprovecho para comprar también los últimos presentes para su familia. Las de sus amigos estaba comprados hace días y estaban seguros y resguardados debajo de su cama.

- ¿Necesitas comprar algo más? - le pregunto mientras envolvían un pequeño broche en una tienda de antigüedades que Serena le había comprado a su madre y ella negó embelesada por la maestría del locatario con la rosa. Ella apenas y podía hacer una con orejas de conejo

-Tengo todo. Este es solo algo que no pude evitar comprar- le dijo mientras recibía el paquete con una sonrisa.

- ¿Te parecería pasar conmigo el 24? - Pregunto de pronto y Serena lo miro sorprendida por un segundo y luego debió hacer una mueca avergonzada.

-Lo siento. Quede con las chicas, Yaten y Taiki. Pasare con ellos se día. Mis padres se irán a unas mini vacaciones y ya lo organizaron todo- Darién asintió sin dejar de sonreír pero sus ojos se opacaron levemente. Deseo por un segundo poder invitarlo, pero lo evito por la misma razón que no había dejado a Amy esperando con ella. Además, Taiki y Yaten eran los anfitriones por lo que era en su casa. Ese era un nuevo mundo de rareza escalofriante. Llevar a Darien a esa casa encajaría perfecto como una idea para crear un trauma.

-Lo comprendo. Es mi culpa por esperar hasta ahora por preguntar- se disculpó y ella sintió un agujero en su estómago.

- Pero podemos pasar el 25 - soltó sin pensar como siempre, impedida de hacerle nada malo a Darien.

Él desplego su sonrisa más brillante y sus ojos relampaguearon como dos luceros

-El 25 entonces. Será maravilloso. ¿Quieres ir a un lugar especial? ¿Al parque de diversiones…?

- No - interrumpió con la voz demasiado alta y Darien la miro confuso y sorprendido. Ella río nerviosa mirando alrededor a las personas que se están quedando mirando y lo tomo del brazo para salir de la tienda. Una vez afuera lo miro avergonzada- Lo siento. No me gusta mucho el parque en esta época- se disculpó y el asintió despacio sin dejar de mirarla de forma extraña.

-Entiendo. Entonces buscare algo mas.

-Sí, gracias. Cualquier lugar será grandioso. Solo que sea caliente

-Tomo nota- le dijo divertido y puso una mano en el brazo que se enredaba con la de él, comenzando a caminar.

Para la hora de almorzar Darien la invito a comer, pero ella declino la invitación amablemente necesitando ir a casa y unos calcetines secos con urgencia, así que se despidió de él en mismo puente y camino a casa con rapidez.

Mientras tanto Luna subía al tejado, estremeciéndose con el frio hasta que una ráfaga de aire tibio con olor a rosas se desplego a su alrededor y la imagen apareció a su lado bañada en luz aun cuando el cielo era gris.

-¿Por qué sigues aquí? - le pregunto con voz fantasmal a la otra persona que estaba ahí también, con los dientes apretados y las mejillas infladas.

-Esa niña- siseo mirando el vacío. A pesar del frio usaba unos cortos pantaloncillos con calcetas hasta la rodilla de colores dispares, amarillos y azules, botines rojos y una camiseta con rayas horizontales con todos los colores anteriores. Sus ojos, de ese extraño gris, parecían nubes de tormenta moviéndose por su iris y los enfoco en la presencia que ya no debería ser de este mundo, pero que era imposible que no lo hiciera mientras existirá su contraparte viva.

-Mira quien decidió aparecer- dijo de pronto, con voz burlona y fría y miro al rostro de la recién llegada. Tal vez para los demás fuera algo fantasmal, pero para ella, que podía moverse en todas direcciones y dimensiones, solo veía a una engreída ex reina parada al lado de esa gata negra.

Las odiaba amabas.

-Siempre estoy aquí. Eres tu quien ha decidido venir- le respondió la hermosa mujer vestida de blanco y la niña soltó el aire por la nariz.

-Solo queria venir a verla y ella no sale de aquí, así que no tengo opción- espeto molesta y la reina desplego una sonrisa seca.

-Ella ha salido. Ahora mismo puedes ver cómo ha paseado con Darien ¿verdad? - dijo la rubia mujer y la niña la miro con desprecio.

-Te crees muy lista. Cegándome por décadas para que no lograra ver que sucedía, moviendo fichas de mi tablero, arruinado los planes universales por despecho. Todo tiene un precio ex reina Serena y tu más que nadie debería saberlo- De pronto la niña no parecía del todo una niña y la imagen de la reina se tambaleo en los bordes, movida por la fuerza del poder de ese espirito milenario.

Pero no había llegado a ser reina si se intimidara tan fácil.

Luna a su lado movió la cola con nerviosismo, pero guardo silencio ya que esta conversación solo era medianamente captada por ella al estar en medio de dos realidades.

-No he hecho nada que no estaba permitido. El poder del cristal de plata solo los puso en el mismo mundo y yo…

-Y tu y tu cristalito me cegaron. Y así pudieron manipular a mis queridas fichas por sus caprichos- la interrumpió y la imagen de la reina brillo con ira.

-No son fichas- espeto molesta- son personas. Personas que ni tú, ni nadie puede quitarles el libre albedrio, eso está más allá de tu poder.

La niña hizo una mueca y movió su mano por el aire como si con eso hiciera volar lejos de sus palabras.

-Para mí son fichas, peones, alfiles, torres… o como quieras llamarlas. Son muñecos que viven en mis realidades. En mis designios. Tu no tenias derecho a intervenir. Cada uno tiene un plan y cada plan debe cumplirse en su momento y lugar. No tienes idea de lo que has hecho, de lo que has arruinado- la fría y furica mirada atravesó a la Reina, pero esta no claudico.

-Les dimos opciones. Nada mas- respondió con altivez y la niña entrecerró los ojos.

-Ellos no tenían opciones. Su vida está trazada ya en el plan maestro.

-Pues tu plan podría modificarse un poco- alego casi perdiendo los estribos y la niña desplego un poder que hizo que la realidad donde se encontraban se desdibujara por los bordes y se sintieran rayos en alguna otra.

-Nada. Es. Modificado- siseo con los dietes apretados y la Reina se estiro con dignidad.

-Ella ya está haciendo lo que quieres. ¿Qué más pides? - murmuro justo cuando Serena doblaba la esquina y la niñita enfrió su rostro y miro la calle y de vuelta a la imagen de la otra Serena.

-No puedes hacer lo que quieras. Ni tu ni el poder de ese cristal pueden detener lo inevitable porque recuerda que solo eres un recuerdo. Una existencia vacía, anclada al poder de esa chica y que algún día desaparecerás- la niña la miro una última vez y desapareció haciendo mover el aire como ráfagas al abrir y cerrar las realidades, que pendían como cuerdas alrededor.

Luna miro la imagen de la reina Serena, que, a pesar de ya no poder tener color, parecía mas pálida y sus ojos asustados la miraron sin palabras antes de desaparecer por completo. Las ráfagas calientes del pequeño limbo en el que se encontró se encontró se dispersaron y Luna volvió a sentir el frio invernal traspasar su pelaje.

-Esto no se ve bien

Abajo serena entraba en por su puerta sin mirar la casa de al frente ni una sola vez.

-Ya llegué- anuncio sacándose las botas húmedas y los calcetines, y los dejo en un canasto a un lado de la puerta, mientras el calor de la casa le hacía cosquillas en las mejillas y nariz. Busco en el pequeño mueble de un lado y se colocó uno nuevos, secos y peludos calcetines sintiéndose en la gloria. Se desvistió dejando el abrigo colgado y por fin se sintió mejor.

Camino por la casa mirando alrededor, pero nadie respondió por lo que supuso estaba sola.

La sonrisa perpetua de su rostro se desvaneció y sintió como los músculos se relajaban por fin. Se sentía como una muñeca.

Camino hasta su habitación subiendo las escaleras con lentitud y nada más entrar, se dejó caer a la cama con pesadez.

Luna salto desde abajo mirándola desde los pies de la cama.

- ¿Un buen día de compras? - pregunto con sarcasmo y Serena rodó los ojos.

-Estoy congelada- dijo parándose de una vez, buscando su pijama más caliente y encendió la televisión, nueva en su habitación, de forma mecánica, mientras rebuscaba en el closet. No debió esperar mucho para escuchar la musiquita. Había sido el comercial más repetido de la historia.

La chica, una hermosa colorina, corría por una hermosa escalinata, moviendo su delicado vestido blanco con las ráfagas de su movimiento, mostrando las esbeltas piernas. Estaba en algún planeta distante mirando la tierra desde un balcón en lo alto mientras cientos de estrellas fugaces cortaban el cielo rosa.

El chico aparecía desde atrás tomándola y haciéndola girar mostrando los hermosos brazaletes en sus muñecas, y ambos reían extasiados con el ilícito encuentro. Bailaban debajo de la lluvia de estrellas fugases, bajo el resplandor dorado, del mismo tono que las joyas de su cuello y dedos.

El comercial, el segundo de una serie de tres, apenas y duraba unos segundos, pero a Serena la inmovilizaba por largos minutos.

- ¿Porque sigues viéndolo serena? No te hace bien- le dijo Luna y ella pestaño tragando pesado

-Es la única forma de verlo sin sentirme mal- murmuro terminado de vestirse, sintiéndose rodeada por la cálida tela, pero sin dejar de tener frio. Por alguna razón había dejado de sentir calor desde hace meses- La ciudad esta llena de publicidad mostrándolo. En cada paradero, en cada gigantografia. No puedo permitirme verlo ahí, pero aquí, en donde nadie mira…

Luna la miro a los ojos y Serena vio la misma pregunta en sus ojos que en los de Amy.

-No lo he llamado-le respondió en silencio metiéndose a la cama- Sabes que no puedo hacerlo. Taiki prometió avisarme si sabía algo de él- de pronto una agria sonrisa apareció en su boca sin su permiso- Aunque creo que solo lo dijo para que dejara de hostigarlo.

-No creo que Taiki ni Yaten harían algo así- le dijo Luna acercándose a su cuerpo y recostándose cerca intentando infundirle calor como siempre. Serena se cubrió completa solo dejando el rostro parcialmente descubierto y miro el cielo en silencio.

-Pensé que volvería para pasar la navidad- susurro con voz aguada pero las lágrimas han dejado ya salir hace mucho, congeladas en alguna parte de su cuerpo.

- ¿Crees que tu plan de resultado? - susurro su gata acomodándose más cerca y Serena termino por cubrirse el rostro.

-No tengo ningún otro- murmuro desde abajo y cayo profundamente dormida.

Mientras, otro par de ojos en un avión se cerraban también preparándose para lo que se venía.


Saludos. Espero disfruten el capitulo