Disclaimers: Los personajes de Harry Potter pertenecen a J.K. Rowling y a los que han comprado parte de los derechos de autor, lo cual NO es mi caso, y sólo los utilizo sin intención de lucro alguno, la trama me pertenece, al igual que algunos personajes.


Scorpius se aclaró la garganta una vez que nadie les hizo caso, estaba irritado y por primera vez, le parecieron groseros, no podían compararse con su padre, que de ser el caso, estaría esperando a que ellos hablaran, aun si estuviese muy ocupado.

—Chicos, estamos un poco atrasados en todo esto –habló Ginny Potter, en un tono amable –aún nos falta arreglarnos ¿les parece si hablamos después de que al menos Albus y Lily terminen de vestirse?

—No vamos a tardar mucho, señora Potter –sonrió Scorpius, tomando las riendas del asunto.

—Bien, tienen dos minutos –señaló Harry Potter irritado, señalando el reloj sobre la chimenea.

—Me tomará menos que eso, créame –retrocedió un paso, puso su mano en el hombro de James, que hizo que lo soltara, para sujetarlo de la mano, ocasionando una sonrisa en Scorpius –James y yo, estamos saliendo.

— ¿Qué? –Preguntaron casi todos al unísono, Albus permaneció impasible.

—Scorpius y yo, somos novios –informó James, en un tono tranquilo, pero con la vista directa a su hermano, para después, observar a su padre.

—Creo que los rompimos –soltó Scorpius.

El silencio terminó por completar el tiempo que le sobró a la pareja comunicar su relación, los ojos cafés de Ginevra Potter estaban abiertos en sorpresa, Harry Potter veía a un punto en la alfombra que parecía más interesante que nada, Lily Luna frunció el cejo, esperando a que le dijeran que era una broma, y Albus, él simplemente se puso de pie y comenzó a alejarse.

—Al… -intentó Scorpius.

—Ya decidiste, bien por ti.

—Esto no es sobre decidir –soltó Scorpius –pero me gusta tu hermano, yo… estoy enamorado de él.

— ¿Y tú, James? –Preguntó irritado Albus –dime ¿también estás enamorado de él? ¿O sólo estás haciendo esto porque específicamente te pedí que no lo hicieras?

—Espera –habló Harry –Albus ¿tú sabías sobre las preferencias de James? –Se giró a su hijo mediano.

—Realmente no, papá, pero desde que se metió en asuntos que no le interesaban, le pedí que se mantuviera alejado de Scorpius, que no lo quería cerca, pero mira, eso pareció un "fóllate a mi mejor amigo".

—Scorpius y yo, no tenemos vida sexual –informó James a Albus.

—No me interesa, pueden hacer de su vida lo que les interese, me importa una mierda, pero tú –señaló a Scorpius –no vengas llorando cuando te des cuenta que mi hermano es un imbécil que solo quiere jugar contigo.

—Albus –lo reprendió Ginny.

—No, mamá, no me vengas con regaños, incluso tú, estás decepcionada en este momento.

Los ojos azules de James fueron de inmediato a su madre, que no dijo nada ante la acusación de Albus, ¿era verdad? ¿Estaba decepcionada de él solo porque estaba con un chico?

El pánico iba a atacarlo, pero sintió un suave apretón en la mano, Scorpius lo seguía sujetando, dándole el apoyo que en ese momento necesitaba, y que por lo visto, no recibiría de su madre.

—No has dicho nada, Lily Luna –soltó Scorpius, observándola.

La niña levantó la vista hasta su hermano. —No creo que lo que yo pueda o no decir, afecte mucho ¿o sí, James?

—No –admitió el chico.

—Iré a prepararme, con permiso.

La niña subió las escaleras, dejando a Harry y Ginny Potter en la sala, uno más incrédulo que el otro, el rubio suspiró, sin duda pensó que el único que le costaría un poco, sería Albus, pero no toda la familia de su novio.

—Mamá, ¿estás decepcionada? –Preguntó James, en un tono suave.

—No, no estoy decepcionada, James –suspiró –estoy sorprendida, solo eso –le sonrió.

—Por qué me gustan los chicos también.

—No.

La pelirroja salió detrás del sofá y fue hasta su hijo y le sonrió, le acarició la mejilla, y lo besó con ternura en la frente una vez que se agachó para que ella pudiese hacerlo, con su mano libre, sujetó a Scorpius del hombro.

Para el rubio, aquello era una bendición clara, y no le interesaba más, por lo poco que había descubierto observando a su novio, a él lo único que le importaba era lo que podía pensar su madre, y como ella lo aprobaba, nada más importaba.

—Pensé que éramos más cercanos, y que algo así me lo dirías…

—Fue mi culpa –se apresuró Scorpius –yo le pedí que no dijera nada, que hablaríamos con ustedes y mi padre en estas fechas.

—Claro –se puso de pie Harry –tu padre ¿qué crees que diga tu padre de que estás saliendo con un Potter? –Soltó como si todo se hubiese solucionado de la mejor forma.

—Mi padre ya lo sabe, señor Potter, y de hecho, invitó a James a cenar hace unos días, ya que no pudo charlar en Navidad, porque trabajó.

—No creo que esté muy feliz ¿o sí?

—Pues, cuando decidí que dejaría en paz a su hijo, fue mi padre el que me pidió que lo conquistara.

Harry rió divertido. —No lo creo, no de tu padre, seguramente tiene algo entre manos.

—Basta, Harry –pidió Ginny –Scorpius ¿crees que podamos hablar un momento? –Sonrió.

—Ah –observó a su novio –desde luego –le regresó la sonrisa y la siguió hasta la oficina.

Ginny Potter suspiró una vez que estuvieron solos, le indicó que se sentara pero como negó, ambos se quedaron de pie, después de todo, por la petición de hablar a solas, suponía que esa charla no iría bien, y que terminaría más pronto que un hola.

Para su sorpresa, la mujer fue hasta él y lo abrazó, tan fuerte que casi le hace devolver todo hasta la cena del día anterior, había esperado todo, menos esa reacción, y aunque por un momento se sintió incómodo, dejó que todo el calor maternal de Ginny Potter lo envolviera, hacía muchos años que no sentía un abrazo tan cálido y materno como ese.

—Me alegra que él por fin encontrara alguien que lo quiera –inició Ginny, con una sonrisa.

—Pensé que estaría enfadada, o que se pondría como su esposo.

—Enfadada, no, claro que no, a mí lo único que me interesa es la felicidad de cada uno de mis hijos, y tú eres la de James.

—Bueno –hizo un mohín.

—James es un chico especial, solo te pido que le tengas un poco de paciencia, la gente suele desesperarse con él, a tal grado de decir cosas hirientes, pero es honesto, cariñoso y leal, incluso tiene problemas conmigo al expresarse, o hablar de sus emociones, pero que no pueda identificarlas o decirlas, no significa que no las sienta.

—No sé cómo tomar eso, lo veo desenvolverse con Alex y con usted, y muchas veces olvido que realmente es un caso complicado.

—La paciencia y la empatía es algo que no puedes dejar de lado cuando estés con él, mientras más cómodo se siente, más te deja entrar, pero… desde que esa chica terminó con él, está temeroso, cree que no merece el amor de nadie, que los pocos que lo queremos, es porque estamos obligados a hacerlo.

—Soy un ser humano, señora Potter, es obvio que en algún momento me enfadaré con él, y yo…

—No, eso lo comprendo –sonrió –he tenido esta charla muchas veces con Alex en el pasado –admitió la mujer –comprendo que no todo el mundo va a amarlo y protegerlo como yo lo hago, soy su madre, es normal que ustedes se enfaden, pero él no va a comprenderlo del todo, solo… no lo hagas sentir que no vale nada.

—Jamás lo haría –sonrió –así que Alex aprendió a dirigirlo gracias a usted –la observó.

—La verdad, es que Alex me enseñó más sobre mi hijo que yo a él –informó.

—Señora Potter ¿cómo es que Alex y James se hicieron amigos?

—Conoces a Alex, eres su amigo ¿no? –El rubio asintió –sabes que es un chico encantador, y que le resulta tan fácil hacer amigos.

—Sí, por lo cual, me sorprende que su único amigo sea James.

—A James no le caía muy bien –sonrió la mujer –era divertido, sociable, a todo el mundo le caía bien, tan desenvuelto que se le hizo fácil decirle a James que su corte de cabello era bastante malo, y vaya que lo era, pero pensó que solo lo molestaba, no comprendía que solo quería ponerlo a la moda –se encogió de hombros y suspiró –no es un buen recuerdo para ningún padre –informó la mujer, pero Scorpius comprendió que no era por James.

—Sé que su padre lo golpeaba –admitió Scorpius.

—Nunca he podido comprender cómo un padre puede llegar a odiar tanto a su hijo como ese hombre a Alex, cuando es un chico tan bueno y dulce, y cómo una madre puede dejar que eso pase.

Ginny se distrajo cuando alguien tocó a la puerta, así que suspiró y con su mejor cara y su mejor tono de voz, pidió que pasaran, la puerta se abrió, dando paso a Lily.

—Papá y James están charlando en el jardín –informó –y me pidió que te avisara, para que pudieses alistarte, o los abuelos se enfadarán si llegamos tarde.

—En seguida voy –sonrió.

La niña no dijo nada más, se limitó a salir, pero había llegado en el peor momento, Ginny Potter no había dicho mucho respecto a la amistad entre Alex y James, así que tendría que preguntarles a los dos, aunque no estaba del todo seguro, si James querría contarle algo.

Siguió a la mujer fuera de la oficina, la vio perderse escaleras arriba, observó a Lily, que estaba sentada en el sofá, revisando un montón de cosas que para él no tenían sentido.

—Eres toda una cabecita ¿no es cierto? –Soltó en tono burlón.

—No sé a qué te refieres –contestó en un tono tan ausente, que lo sorprendió.

—A que te encanta tener la nariz metida en todo lo que se puede, a eso me refiero –respondió como si nada.

—Si tú lo dices –se encogió de hombros.

—Supongo que en cuanto llegues al tercer curso, saldrás con todo lo que se te ponga en frente ¿no?

Lily se giró a observarlo, y después a la nota de su amigo Jason, el desdén en el rostro de Scorpius era tan común para ella, que aquello no pareció nuevo.

—Yo conozco a las chicas como tú, después de todo, tu hermano salía con una –se burló.

La mano del rubio se movió rápidamente hasta la nota, la había distraído para eso, Lily gruñó e intentó recuperarla, pero el rubio ya la había abierto, y se reía a carcajadas por el contenido.

—Ah, qué triste –se burló –te quieren solo como amiga, ¿cuántos van hasta el momento? –Elevó una ceja, divertido.

La niña le quitó la nota y subió hasta su habitación, a esperar que sus padres estuvieran listos para irse, y ella no tuviese que soportar a Scorpius Malfoy más.

—X—

Las palabras de su padre eran muy claras incluso para él, la respuesta tendría que ser igual de sencilla, pero, no comprendía porqué tenía que hacerlo, ahora era un adulto, pagaba sus gastos y tenía un empleo, que si bien el hombre frente a él no solo era su padre, también su jefe; y todo dependía de su respuesta.

—Vamos, no hice una pregunta difícil, James –soltó Harry Potter.

—Papá…

—Dime ¿tan egoísta eres? ¿Tu relación vale más que tu hermano? ¿Qué tu familia? –Elevó una ceja.

—Dime papá ¿si Scorpius fuese una chica, y en lugar de amiga de Albus, fuese de Lily, me estarías haciendo las mismas preguntas?

—Claro –aceptó, con una sonrisa de lado –así que te lo vuelvo a preguntar ¿vas a terminar tu relación con Scorpius?

James levantó la mirada, la figura de Scorpius apareció por el ventanal de la sala, observando a su dirección, le sonrió suavemente el chico, así que los ojos azules de Sirius volvieron a los de su padre.

—No.

— ¿Estás seguro de lo que estás haciendo?

—No voy a terminar con él –respondió tajante.

—James, no te estoy pidiendo mucho, ni el más grande sacrificio.

—No, papá, ya te lo dije, he hecho casi todo lo que me has pedido desde que tengo uso de razón, pero mi relación con Scorpius no pienso concedértela.

— ¿Lo amas acaso? Hasta donde yo recuerdo, estabas locamente enamorado de esa chica ¿qué pasó? ¿En tan poco tiempo te enamoraste? Y de un chico, para terminar.

—Mamá me dijo que tú y ella no se amaban al inicio, sólo se atraían el uno al otro, que tú le gustabas, porque la parecías bonito.

—Tu madre te dijo eso –comentó sorprendido.

—Sí, lo hizo, después de que Violet terminara conmigo, y en cuanto si amo a Scorpius o no, la verdad es que no lo sé –observó al cielo y sintió una extraña sensación agitándose en su interior al recordar su rostro y su sonrisa –pero es algo que quiero averiguar.

—Sabes que a tu hermana no le agrada, ha dicho y hecho cosas de Lily, y lo sabes, y es el mejor amigo de tu hermano.

—Tú te casaste con la hermana de tu mejor amigo.

Harry gruñó irritado, para que su hijo tuviese realmente problemas al desarrollarse en el ambiente social, estaba atacando cada punto que él le daba, con otro igual de infalible.

—Bueno, a tu tío Ron tampoco le hizo mucha gracia –admitió.

—Pero se enojó contigo, no con su hermana –puntualizó –además, mis abuelos jamás tomaron bandos, se quedaron imparciales, sin importar que a ellos les agradabas para ser parte de su familia ¿qué más daba que te casaras con mamá o no? Ellos te veían como un hijo más.

—Sabes que no me agrada su padre –informó.

—El que emparentaría con el señor Malfoy soy yo, tú no tienes por qué verlo sino quieres, papá.

James volvió a observar a su padre, si bien no le había preocupado, porque pensó que le daría igual el asunto, en ese momento, sentía un enorme vacío en el pecho.

—Papá –musitó James.

— ¿Sí? –Cuestionó Harry, esperanzado porque su hijo aceptara terminar esa relación.

— ¿Algún día vas a sentirte orgulloso de mí? –Una punzada se disparó en su pecho al externar esa pregunta y su vista se volvió un poco borrosa -¿algún día te va a importar si soy o no feliz? –tragó saliva, para deshacer el nudo en su garganta.

Harry se quedó quieto ante las palabras de su hijo, lo observó un instante sin comprender el significado de lo que le había dicho, pero le costó observarlo para comprender que James Sirius, siempre había hecho todo sin cuestionar, que no se había tomado el tiempo a preguntarle si todo iba bien con él, como nunca se quejaba de nada, había dado por sentado que de sus tres vástagos, su primogénito era el más fuerte y que nada lo afectaba.

Era la primera vez, en 18 años, que James estaba haciéndolo parte de sus emociones, aunque no era consciente de ello en su totalidad, una sonrisa amarga apareció en su rostro y lo abrazó tan fuerte como pudo, ¿tan mal padre había sido en todo este tiempo para James?

—Claro que estoy orgulloso de ti, James –soltó –y claro que me importa si eres o no feliz.

—Creo que él me hace feliz –le informó –me gusta sentarme y simplemente observarlo, esa sensación de paz que me da cuando me sonríe o simplemente escucho su voz.

Su padre soltó una risa divertida, y le golpeó la espalda tres veces, en forma amistosa y se alejó, colocó su mano en la mejilla de su hijo, y lo observó un largo instante, posiblemente era la primera vez que se dignaba a ver a James como la persona que era, y no como el hijo obediente que haría todo sin chistar y que mantendría a todos a raya por él.

—Bien –aceptó –retiro mis palabras, si Scorpius te hace sentir todo eso, entonces está bien por mí, solo… por favor –suplicó –evita las muestras de cariño frente a tu hermano Albus.

— ¿Crees que me odie toda la vida? –Preguntó.

—Tu hermano es una persona complicada, pero terminará aceptando lo tuyo con Scorpius, aunque posiblemente le tome más tiempo que a ti, encontrar la palabra a esos sentimientos.

—Entonces dime ¿cuál es esa palabra? –Elevó las cejas, curioso.

—Si te lo digo, no funciona, tienes que descubrirlo por ti solo, pero… algo me dice que con lo inteligente que eres, no te tomará mucho tiempo descubrirlo.

—Entonces ¿no estás decepcionado de que esté saliendo con un chico?

—Nunca creí que tus preferencias fueran esas, digo, saliste con algunas chicas, nunca creí que estuvieses… escondiéndote.

—Yo no me escondía, me gustan los chicos y las chicas, aunque… me atraen más los chicos –se encogió de hombros.

—Bien –asintió –pero ve pensando como tranquilizarás a tu abuelo, recuerda su regla, no matrimonios con sangre pura –le sonrió ampliamente y golpeó su brazo amistosamente –iré a bañarme y arreglarme, pero tus hermanos y tu madre ya deben de estar listos, adelántense ¿bien?

—Gracias papá, por aceptarme tal y como soy.

—No –negó –perdóname, por hacerte pensar, que no eras suficiente, por ser un mal padre, pero en mi defensa, lo único que siempre he querido para ustedes, es lo mejor.

—Eres un buen padre –le sonrió James –me agrada que seas el mío.

—Gracias.

—M—

Cuando James se apareció con Scorpius en La Madriguera, solo faltaba su padre, así que avanzaron tomados de la mano hasta los demás, ninguno se fijó o prestó demasiada atención, observó a lo lejos, su mejor amigo ya estaba ahí, charlando con Ted y con Fred, parecían muy divertidos.

—Llegaron por fin –soltó Arthur, con una sonrisa amable –pensé que había pasado algo en el trabajo ¿y tu padre?

—Se quedó bañándose –informó James.

—De acuerdo, entonces esperaremos un poco más, no creo que tarde.

—Oye abuelo, espera un poco –le pidió –tengo algo que decirte.

—Bien ¿qué ocurre?

James se limitó a levantar la mano, que tenía entrelazada con la de Scorpius, los ojos azules de su abuelo se enfocó en eso, frunció el cejo un poco, para observarlos de nuevo.

— ¿Se les pegaron las manos? ¿Es algo que tenga que ver con mi especialidad con artefactos muggles? –se acomodó los lentes.

—Estoy saliendo con Scorpius –informó, en un tono serio –papá me dijo que te lo informara.

Arthur refunfuñó. — ¡Es el primer chico que traes a casa! –Soltó alegre el hombre.

—Técnicamente, me trajo primero a mí, señor Weasley –soltó Alex, a unos metros de distancia.

—Pero nunca fuiste su novio ¿o sí?

—Merlín me libre, señor –soltó divertido.

—Entonces, es el primer chico o novio que trae a casa –suspiró –lo único que me queda, es tragarme mis palabras ¿no es cierto, joven Malfoy? –Sonrió –tan sangre pura, como la mía –hizo un mohín –pero ¿sabes que es lo bueno de ti y la razón por la cual bendigo esta relación?

Scorpius sonrió, encantado. —No, ¿qué tengo el mejor de los gustos por fijarme en su nieto? –rió.

—En cierta forma, que para ti, el amor es lo más importante, que ni siquiera te ha importado un momento, que mi nieto sea mestizo.

— ¿Por qué eso tendría que importarme?

—Ah, niño –soltó alegre el hombre –ven aquí, y bienvenido a esta familia.

Una vez informado al patriarca Weasley de la relación y siendo aprobada por éste, el resto comenzó a hablar al respecto, pero James huyó hasta sus amigos, arrastrando a Scorpius consigo, para que no comenzaran a preguntarle cosas.

—Si eso no es lo más sobreprotector que le verás, no sé qué es –soltó Alex a Ted.

—Llegamos, por fin –soltó James, como si hubiese atravesado un mar de gente, y no solo a su familia.

—Hola –saludó Scorpius, completamente feliz.

—Vaya, vaya –soltó burlón Teddy –sí que lo tenías muy guardado, James, en serio jamás pensé que te fueran los chicos.

—Nunca fue muy discreto al respecto –soltó Alex.

—Cierto, debí suponerlo, siempre estabas pegado a él como lapa, eso debió ser un indicador –se burló el metamorfo.

—En realidad, es que James es quien se pega a mí como lapa, no comprende que soy un adulto, y no ese niño indefenso que encontró en invierno buscando comida en la basura del callejón Diagon.

Scorpius y Teddy se tensaron ante la información, Alex lo había dicho como si fuese una anécdota divertida, ni siquiera había perdido la brillante sonrisa y el tono amable de siempre.

—Y-Yo… -tartamudeó Scorpius.

—Tranquilo –restó importancia Alex –es el pasado.

—No es como si en el presente ya no pasara –soltó James, en un tono enfadado.

—Ya no como de la basura, ya tengo un empleo, Jamie –le sonrió Alex.

—Así que realmente tu padre es un miserable –soltó Scorpius.

—Es un inglés racista casado con una birmana –se encogió de hombros –y eso les dice la razón por la que me odia ¿no?

Los tres asintieron ante las palabras de Alex, y no dijeron nada más, guardaron silencio, hasta que el mismo chico suspiró, Scorpius lo observó con atención, estaba vestido con un pantalón de mezclilla que le quedaba bastante grande, una sudadera de un tamaño más grande que el chico y un gorro de lana, se vestía bastante desastroso, no recordaba haberlo visto nunca con ropa de su talla, y cuando estaban en el colegio, normalmente siempre llevaba la túnica puesta, que también era enorme.

—Deja de verme así, o James se pondrá celoso –soltó Alex, en tono divertido.

—No es eso –soltó, y notó que James había fijado su mirada en él.

—Ah ¿entonces? –sonrió.

—Tienes una mancha de mugre escapando por el cuello de la sudadera ¿no pensaste en ducharte antes de venir? –Elevó una ceja.

—Oye, te estás comportando como mi padre –soltó –y ya ni mis ex tutores se portan así conmigo –soltó.

—Ex tutores –soltó Ted, confundido.

— ¿Nunca te dijeron tus padrinos como se dieron cuenta que James y yo, éramos amigos? –se burló Alex.

—No, jamás ¿por qué? –Preguntó confundido.

—Bueno, supongo que sabes sobre la capa de invisibilidad que tiene James ¿cierto?

—Claro –admitió Ted, tranquilo.

—La primera vez que Jamie me vio en el callejón, le dije que había perdido una apuesta y tenía que comer del basurero, y me creyó –se encogió de hombros, divertido –la siguiente vez, le dije que había tirado algo y quería encontrarlo, él se ofreció a ayudarme, pero su tía Fleur le habló, así que gracias a Merlín se largó –negó –la tercera vez, mi padre me había golpeado, así que no pude inventar una excusa lo suficientemente decente, se fue con su abuela, pero regresó con su capa invisible, diciéndole a su abuela que quería ir a la tienda de su tío George, me encontró, y me tapó con ella.

—Y así se hicieron amigos, vaya –soltó Ted.

—Sí, me llevó a su casa, me escondió bajo la capa y me ocultó, como cuando escondes un perro o un gato de tus padres.

—Un gato –soltó James –me gustan los gatos.

— ¿En serio? –Se burló Scorpius –los perros son mejores.

—Me gustan los gatos –reafirmó James.

—En fin, me escondió como cuando escondes una mascota de tus padres, literalmente no me dejaba despegarme de él bajo la capa, ya te imaginarás al niño invisible sentado en el comedor, tomando la comida que me daba, debajo de la capa –rió divertido, y James sonrió –hasta que mi mal olor hizo que Ginny se diera cuenta, me vio golpeado, y realmente… jamás he visto a alguien tan enojado.

—Mamá lo regresó a su casa –comentó James, serio.

—Ese día, papá aprendió a no golpearme en la cara –se encogió de hombros Alex.

—Y te escapaste de nuevo –informó James, con la quijada tensa.

—No iba a quedarme ahí –soltó –y agradezco a tu madre, que me aceptó en su casa todos estos años.

—Le suplicaste que no te dejara en tu casa, que te irías a otro lado, que incluso no volverías a Hogwarts –soltó James –por eso mamá preguntó la razón, y le contaste todo.

—En resumen, la señora Potter y su esposo, se volvieron mis tutores en el mundo mágico –sonrió alegre.

—Ah, eso explica todo –soltó divertido Ted –pero ¿Por qué a veces no estabas en casa de mis padrinos?

—Mi padre –soltó irritado –no tenía su saco de box favorito, así que, bueno, tenía que ir por mis golpes vacacionales –se rió.

La charla se extendió por un par de horas, hasta que los mandaron llamar para cenar, Scorpius avanzó aun tomado de la mano de James, no había nada que lo hiciera más feliz, hasta que evitó que lo besara frente a todos, aquel desaire pareció divertido para los primos de su novio, que comenzaron a cuchichear, irritándolo.

—Se supone que les informamos para poder estar juntos en público –soltó enfadado.

—Lo sé, pero mi padre…

—Olvídalo, supongo que aun te da pena que te vean conmigo ¿no?

—No, pero…

Scorpius negó, impidiéndole terminar la explicación y se sentó junto a Ted, alejándolo de Alex y James, así que empezaron a charlar, nunca habían sido tan unidos, pero se llevaban bien, después de todo, eran primos.

—Y ¿dónde está Lily? –Preguntó Ted, observando a su alrededor.

—Supongo que arreglándose de más –se burló Scorpius.

—Arreglándose de más ¿por qué? –Frunció el cejo.

—Vamos, ¿en serio tienes que preguntar? –Se rió más el rubio –Ted, eras su niñero, te adoraba la niña ¿cómo es que nunca te diste cuenta o nunca te dijo que –se acercó a su primo y susurró –está enamorada del chico sentado a tu lado?

Ted giró la cabeza para toparse con Alex, que hablaba muy alegremente con James, y con Louis que estaba sentado al frente de ellos.

—No –soltó el metamorfo, con el ceño fruncido –Lily es una niña.

—Pues sí, pero ha estado enamorada de Alex posiblemente desde que lo conoció –se encogió de hombros.

—Ella nunca dijo nada, no ha dicho nada.

—Tiene doce, ¿en serio crees que si se le declara a Alex él va a hacerle caso? –Negó –creo que está esperando a ser un poco mayor, para ser la primera en dar el paso, o quien sabe, con el tiempo, es posible que…

—Pero, él es mayor que ella –soltó enfadado.

—Sí, pero Lily en algún momento va a ser mayor de edad, no se quedará como una niñita, y además, es bonita, aún no sabemos cómo la dotará la naturaleza en cinco años –se burló.

—Y eso no te molesta.

—En realidad, no, aunque no sé qué le ve a Alex, que ciertamente siempre anda vestido como vagabundo –admitió –es un buen tipo ¿quién mejor para que cuide de mi hermanita?

—Ella no es tu hermanita –le recordó Ted.

—Lo sé, pero sí la de mi novio.

—Pues sí, pero…

—Nada –lo interrumpió –yo puedo referirme a ella así, por el poder que me confiere ser el novio de James.

—Bueno, supongo que va a matarte mientras duermes –se burló.

—Ah, mi querido Ted –lo sujetó del brazo –la llamaré así, porque sé que la va a desquiciar por completo, le saldrán úlceras del coraje ¿y sabes qué? No podrá hacer nada al respecto.

—Eres cruel.

—Y no sabes cuánto –admitió con una sonrisa malvada –molestarla y sacarla de quicio, es mi deporte favorito.