Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es Robsmyyummy Cabanaboy. Yo solo traduzco con su permiso.


N/T: Esto acontece años después y las parejitas tienen varios hijos más


~Outtake~

~Buenos Vientos y Mar de Popa~

BPOV

—¿Quieres que yo conduzca? —le pregunto a mi marido. Lo juro, ha estado tenso desde que solicitó esta cita hace tres semanas.

Él gruñe para sí mismo antes de lanzarme las llaves.

—Sí, por favor.

Cecilia, de tres años, lo sigue hacia el asiento trasero antes de que él la coloque en su sillita. Juliet mordisquea su mordedor mientras ubico su portabebés.

—Pero, papi, siempre nos conduces —comenta CeeCee.

—Lo sé, cariño, pero la cabeza de papi no está bien. Tengo mucho en mente como para conducir.

Sacudo la cabeza y sonrío, mordiéndome la lengua. Los hombres realmente no tienen idea. Lo que atraviesan nuestros cuerpos durante el embarazo y después, sin mencionar el hecho que tenemos nuestros períodos por casi cuarenta años. Quiero decir, por el amor de Dios. Supéralo. Supongo que debería estar feliz de que hayamos llegado a este punto. El artículo que él leyó sobre que las vasectomías conducían a la demencia casi arruina todo este proceso meses atrás.

—Tu cabeza está bien, papi —dice nuestra hija—. ¿O te hiciste pum mientras dormías?

—Estaré bien, CeeCee. Tienes razón. —Le besa su nariz y ella le sonríe.

Después que él y yo nos ubicamos al frente, le echo un vistazo y suspiro. Él tiene una expresión tensa en su rostro y está siendo frío conmigo. Soy el malo de la película o algo.

—Edward... ¿quieres hacer esto? Si es demasiado, simplemente puedes cancelar la cita y seguiré tomando la píldora.

—¿Y aumentar las posibilidades de que tengas cáncer de mamas? No, gracias. —Agita su mano hacia el salpicadero—. Solo vámonos.

Pongo los ojos en blanco y meto el coche en reversa.

—Siempre podría ligarme las trompas, ¿sabes?

—No. No necesitas otro proceso quirúrgico. Si hubieras tenido cesáreas, sí, eso hubiera tenido sentido. Los médicos se hubieran hecho cargo después de que tuviste a Juliet, pero tu cuerpo ha pasado por mucho. No es necesario una operación después de tres partos naturales.

Él lo entiende, quiero decir, en un sentido.

Entonces, cállate y quita esa actitud. Eres un Marine, por Dios santo. ¡Sopórtalo!

Afortunadamente, mi diatriba interior se tranquiliza, y exhalo profundo.

—Solo... —pausa por un momento—, no es natural que un hombre ya no sea capaz de procrear. Se supone que debemos propagar nuestra semilla.

Hago todo lo posible para no salirnos de la carretera.

—Eso viniendo de un hombre que hace siete años ni siquiera quería una esposa o familia. ¿Y ahora quieres seguir, lo siento, propagando tu semilla? ¿Acaso te convertiste en un cavernícola cuando no estaba prestando atención?

Él resopla y mira por la ventana.

—Sabes que no es así.

Y lo sé, pero honestamente, válgame Dios.

Excepto por el CD de canciones infantiles para las niñas, permanecemos callados durante el resto del viaje de diez minutos al hospital de la base. Después de estacionar, Edward y yo bajamos del coche pero me acerco a su lado, pidiéndole que espere antes de bajar a las niñas.

Envuelvo mis brazos alrededor de él y lo atraigo hacia mí.

—Gracias... por esto. Has pasado toda nuestra relación poniéndome a mí y a los niños antes que a ti. —Cuido mis palabras sabiendo que ambos somos guerreros exhaustos con trabajos y bebés y una vida—. Esto hará que las cosas sean muy, muy buenas. Creo.

Él se encoje de hombros, mirando detrás de mí.

—Solo siento que seré menos hombre.

—Jamás. —Muerdo mi labio inferior—. Las cosas serán diferentes... mejores. Piensa en nuestro verano en Hawái.

Él levanta una ceja.

—¿Así de bueno, eh? —Asiento y él se inclina hacia mí, susurrando contra mis labios—: Te tomaré la palabra, Clementine.

—No me has llamado así en mucho tiempo.

Él aprieta mi trasero y se aparta para abrirle la puerta a nuestras niñas.

—Bueno, si estamos a punto de revivir el verano en Hawái, pensé que deberíamos traer de vuelta el apodo.

~TotS~

Cuando Edward aparece en la puerta de la sala de espera, me pongo de pie y junto las crayolas y los libros de CeeCee.

—¡Hola, papi!

Él sonríe mientras toma a una Juliet dormida en su portabebés. Ella no se movió en todo el tiempo que hemos estado aquí. Edward entra a la sala y aferro sus dedos, susurrando «¿Estás bien?».

Él asiente, listo para hablar pero somos interrumpidos.

—Sra. Masen, tengo unas instrucciones para repasar con usted y su marido. —Seguimos a la enfermera hacia una pequeña oficina.

Ella me tiende los folletos sobre el cuidado postoperatorio y una bolsa marrón con un envase para muestras que necesitará para su conteo de esperma.

—Nada de levantar cosas pesadas durante una semana y descanse este fin de semana. —Agita su dedo hacia Edward—. No te queremos de vuelta aquí por irritar tu escroto.

La mirada distante de mi marido se vuelve más borrosa, si acaso es posible.

—Nop. Escrotos irritados no suena divertido —comento, tratando de calmar a mi adolescente interior, que está avergonzada de que estemos hablando de esto con tanta frivolidad.

La enfermera asiente, añadiendo:

—Debería estar bien para volver a trabajar el lunes, pero recuerde: suspensorios, slips, y vegetales congelados.

—Oh, mi.

Entrecierro los ojos a mi marido, preguntándome si realmente acaba de citar al Mago de Oz.

La enfermera se carcajea, cierra su paquete y nos acompaña hacia la puerta.

—Quiero pasar por la tienda en busca de unos frijoles congelados —comento—. Tengo varios paquetes en casa, pero quizás deberías tener unos para el viaje también.

—Asegúrate de que sean Green Giant —dice Edward sobre su hombro, comenzando a caminar—. Sus frijoles dulces son mejores. Simplemente... lo mejor. Como cuando haces tu ensalada de pasta. Ya sabes... ¿la que tiene naranja y fideos blancos y verdes? Sí, cuando le colocas frijoles. Son mejores cuando son congelados. Como, recién salidos del freezer así no se ponen pastosos. Sabe mucho mejor cuando simplemente explota en tu boca. Como un chasquido entre tus dientes o algo así. Cuando permanecen mucho en la ensalada, no es... no... no es... bueno. —Su expresión desolada se merece un premio—. Tiene que ser justo antes de servir... y deben ser de la marca Green Giant. Simplemente... tiene que serlo.

Si no creía que estaba drogado antes, ese monólogo lo confirmó. Mi marido serio, no creyente de la medicina occidental, está completamente drogado.

Estoy caminando como una mula de carga; el portabebés de Juliet en mi brazo, el bolso de bebé y mi cartera sobre mis hombros, los abrigos en mi otro brazo, y un paquete de papeles entre tres dedos. Edward, siguiendo con su soliloquio de tres minutos sobre los frijoles congelados y sus atributos, pasa por los ascensores, dirigiéndose hacia las puertas del ala quirúrgica. Lo llamo con un suspiro exasperado.

—Cecilia, por favor, sostén la mano de tu papi. Él está... en apuros.

~TotS~

—No puedo esperar a mostrarle a papi y Christopher mis nuevos anteojos de princesa.

Busco en mi bolsa de compras.

—Toma, asegúrate de darle a tu hermano esta gorra de Pokémon. Estará emocionado de usarla en la playa. —Ella toma la gorra de mis manos y sale corriendo—. ¡Ve al baño antes de salir! —añado.

Ella me grita un «bueno» y se apresura hacia el baño. Checo el refrigerador para asegurarme que Edward tomó la salchicha alemana, lo cual hizo. Echo un vistazo al microondas y noto que Riley, Senna, Kalia y su amiga deberían estar aquí en veinte minutos. Después de un bocado rápido, comenzaremos la caravana de cuatro horas hacia el sur de Outer Banks.

Se escucha la preciosa voz de Juliet en el monitor. Justo a tiempo; puedo alimentarla ahora y ella estará bien durante la mayoría del viaje. Entro al cuarto del bebé, decorado con elefantes rosas y grises, y me acerco a la cuna. Mi hija menor está doblada en dos, mordiéndose los dedos de los pies. Cuando me ve, su sonrisa contagiosa se ensancha alrededor de su pequeño pie.

—Hola, hermosa, ¿son buenos esos pies? ¿Saben rico? —Llevo su otro pie a mi boca, fingiendo masticarlos—. Mmm, delicioso. —Después de un cambio de pañal rápido, hago unas pedorretas en su barriga, provocando sus mejores risas—. Vayamos a ver a papi.

Cuando asomo mi cabeza por la puerta del patio, mi esposo agita su mano en mi dirección con su espátula. Se encuentra al teléfono.

—Sí, este es el Teniente Coronel Edward Masen; llamo para saber los resultados de mi, eh, ¿muestra?

—¡Papi! —Se escucha la voz de CeeCee del otro extremo del patio. Edward le da una mirada emocionada y mete su teléfono entre su oreja y hombro mientras ella viene corriendo hacia su entrepierna a la velocidad de la luz.

—Sí, espero.

—¿Me extrañaste? —chilla nuestra hija, saltando a sus brazos. Sigo su payasada con un beso a los labios de él.

—¿Todo bien? —susurro, señalando a su celular—. Tenemos poco más de una hora antes de irnos. —Él asiente, mordisqueando silenciosamente el cuello de CeeCee.

—Sí, señora. Edward Anthony Masen, veinte de junio de mil novecientos setenta y ocho. —CeeCee se baja del cuerpo de su padre cuando Christopher la llama desde la caja de arena. Ella sale corriendo, agitando su gorra por encima de su cabeza.

—¡Mira lo que mami y yo elegimos para ti!

—Genial. ¡Gracias, mamá!

—De nada, amiguito —respondo, sentándome para alimentar a la bebé—. Chicos, no me molesta que jueguen en la arena, pero no la avienten. No tenemos tiempo para bañarnos antes de subirnos al coche.

—¿Cuándo veremos a Erica y Jack, mami? —pregunta Christopher.

—Ellos nos verán mañana. Conduciremos en la noche hacia un hotel y luego en la mañana, iremos a la hermosa casa que papi eligió para nosotros, y todos tendrán una gran pijamada juntos.

—¿Y Lia nos cuidará esta semana?

—Sí, estoy seguro que en algún momento Kalia los cuidará mientras las mamis y los papis salen. —Miro de reojo a mi hija, que está rozando su diente sobre mi pezón, lista para morder—. Ni se te ocurra, pequeña. Eres adorable, pero no tanto.

Edward se ríe suavemente de mí y luego se ilumina cuando lo sacan de la espera.

—Sí, señora, sigo aquí.

—Me encanta cuando Lia se queda con nosotros —añade Cecilia—. Ella hace voces graciosas cuando leemos juntos.

—¿Quieres decir estas voces graciosas? —chilla Kalia, saliendo de atrás de las hortensias que se encuentran a un lado de la casa.

Estallan los gritos de felicidad en el patio cuando Kalia, su mejor amiga Natalie, Riley con Colin en brazos, y una Senna muy embarazada doblan la esquina.

—¡Es la tribu Biers! —anuncio.

Senna camina hacia mí, besa mi mejilla, y se sienta a mi lado.

—Dámelo, Ri. —Senna señala a su marido para que le tienda a Colin, que está revolviéndose en los brazos de su papi.

—¿Cómo lo alimentas con el vientre en el medio? —pregunto, realmente asombrada.

Senna acomoda a su hijo.

—No es fácil, créeme.

—¿Supongo que esta es la sección del patio para amamantar? —bromea Riley, acercándole a Senna su cobertura—. Hooter Hiders para todos.

—No puedo esperar a registrarme para la mía...

—Ojo —Riley interrumpe a Kalia mientras que los adultos nos reímos.

—Pediré una de cada color y estampado. ¡Son geniales! —Kalia busca en el bolso de pañales y muestra las otras dos cubiertas a Natalie.

—Hazme un favor a mí y a mi poco cabello y deja de hablar sobre ti y los embarazos, pequeña. Ni siquiera tendrás citas hasta que tengas treinta.

Abro mis ojos de par en par mientras que Senna estalla en risas.

—Como sea, Ri. Lo que no sabes... —comenta Kalia.

—Puede matarme —termina Riley—. Así que ponle un fin.

Kalia levanta sus mano en rendición, pone los ojos en blanco, y se aleja con Natalie hacia la caja de arena.

—Ella será mi muerte —continúa Riley, tomando la espátula de Edward, que sigue al teléfono.

—Cariño, sabemos que Kalia ha salido con algunos chicos.

Él arquea su ceja en desaprobación.

—En salidas grupales.

—¿Y cómo le llamas al baile escolar? Tenemos fotos para probarlo.

—No importa. Fui capaz de aterrar a ese niño. Ella estuvo bien esa noche.

—Aja... ¿y cuando se vaya a la universidad el próximo año?

—Lidiaré con ello entonces. Además, ella no se va en realidad. Como comenzaré en Georgetown, ella irá allí. Tendremos descuento en la matrícula.

—Parece que tienes todo descifrado, Ri —comento—. ¿Georgetown realmente da descuentos en la matrícula a familiares?

—No lo sé. No lo he averiguado aún.

Miro a Senna, que sacude su cabeza. En los siete años que él ha criado a Kalia, ha sido más protector que un feroz perro de guardia.

—De acuerdo, gracias. —Edward termina su llamada y me guiña un ojo. Supongo que eso significa que estamos seguros.

Nos vemos luego, Ciudad del Condón.

La idea de estas vacaciones en familia se acaba de volver más atractivas.

~TotS~

EPOV

—La primera ronda la pago yo.

—¿Primera ronda? —le pregunto a Riley y le hago señas al mesero—. Mejor dicho las primeras tres rondas. Tuve que prometerle a mi esposa todo tipo de cosas después de convencerla de que nos deje escaparnos esta noche.

Emmett mueve su pulgar en mi dirección.

—Lo que él dijo. Rose se volvió loca cuando ganamos esa tirada.

—¡Exacto! ¡Ganamos la tirada! Lo ganamos justamente —ruega Riley.

Emmett y yo intercambiamos miradas porque Riley claramente está drogado. Aún no entiendo la necesidad de hacer esto esta noche. Acabamos de descargar los malditos coches.

Después que el mesero nos entrega nuestras cervezas, Em bebe la mitad de su botella y eructa.

—¿Por qué estamos aquí de nuevo? ¿En Applebees de todos los lugares?

—Algo pasa con Kalia. Ella estuvo charlado por teléfono con alguien toda la semana y un par de veces en el coche. —Su cabeza gira como si estuviera a punto de atacar—. Ella se encontrará con alguien aquí esta noche.

—¿En Outer Banks, Carolina del Norte?

—Quizás solo estaba haciendo planes con la amiga que vino con ella —añade Em—. ¿Cómo se llama?

—Natalie.

—Sí, ella.

—Chicos, denme algo de crédito. He estado criando a esta niña por los últimos siete años. Sé que pasa algo. Tengo el presentimiento de que es un chico.

—¿Y si lo es?

—Oh, mierda, allí está... ¡Allí está! —Riley se esconde detrás de la rocola mientras Em y yo simplemente sacudimos nuestras cabezas, aún sentados derechos—. ¡Agáchense los dos!

—Ri... el bar está lleno de personas... la mayoría lo suficientemente jóvenes como para ser nuestros hijos.

—Esa es una mentira proveniente de las profundidades del infierno.

Suelto una carcajada mientras Emmett sigue explicando.

—E incluso si se va a encontrar con un chico, ella está por cumplir dieciocho años. Se irá a la universidad el próximo otoño.

—Solo quiero ver con quién estoy lidiando. Puede que actúe todo cavernícola frente a ella, pero sé que no estará bajo mi techo por mucho tiempo más. Mi objetivo a corto plazo es meter el miedo de Dios a cualquier idiota que se le acerque.

Sacudo mi cabeza.

—Estoy muy seguro que eso solo la molestará más y arruinará tu relación con ella.

Riley lentamente se levanta y logra escabullirse en su asiento, aún sin ser detectado por Kalia y su amiga. Él gira su cabeza hacia la entrada y lo sigo. Un grupo de media docena de jóvenes se acerca a las chicas, que se ponen de pie y comienzan a abrazarlos. Ellos no pueden tener más de veinte años y sus cortes de cabello gritan barbero de la base a una milla de distancia.

—Malditos guerreros... ¿cuál es la posibilidad de que podamos darles un CNJ?

Emmett se ríe, comiendo los nachos que el mesero acaba de entregar.

—Literalmente ninguna a menos que ellos ataquen a alguien frente a nosotros. Una pregunta mejor es, ¿de dónde vienen? Jacksonville está a más de tres horas.

—Exacto. No conduces tan lejos a menos que sepas que la pasarás bien.

Intercambio una mirada con Emmett. Riley no miente. Los Marines jóvenes no tienen que ir más allá de su entrada para encontrar chicas con estrellas en sus ojos que están listas para casarse y seguirlos alrededor del mundo.

Le paso un plato a Riley y le aliento a que coma.

—La mejor pregunta es, ¿cómo Kalia tiene conexión con ellos? —Todos vivimos en y alrededor de D.C. ¿Cuándo una chica de diecisiete años tiene la oportunidad de conocer Marines novatos estacionados a casi seis horas de distancia?

Riley tiene un puño contra su frente mientras su vena loca parece pronunciarse en su sien. A la mierda la noche de relajación.

—Controlo a los pequeños malditos en Arlington como un halcón; mientras tanto, ella busca chicos en otro estado. No puedo hacer esto. —Palmea su pecho—. Creo que estoy sufriendo un paro cardíaco.

Asiento a nuestro mesero cuando pasa cerca.

—¿Podríamos tener unos Jack con Coca, por favor? ¿Dobles?

—No estás teniendo un paro cardíaco y ella no se está acostando con la última camada de Parris Island. —Emmett me da una mirada que dice que espera estar diciendo la verdad—. Ella ha estado en Facebook desde que tenía once, Ri. Ella ha vivido en Fiyi, Hawái, Japón, California, y DC. Ha viajado tanto como nosotros.

—Em tiene razón —añado—. Ella tiene más amigos en las redes sociales que nosotros tres juntos.

—¿Intentan matarme? —Riley termina su cerveza, luego la mía—. Tengo una esposa muy embarazada, un niño salvaje, un trabajo estresante con el Jefe de Estado Mayor pero esta niña será la que me lleve a la tumba.

—¿Quieres ir allí? —Estudiamos a Kalia y su grupo ubicados en un par de mesas unidas. Ellos parecen estar simplemente hablando y divirtiéndose, inocentemente. Los chicos ni siquiera están bebiendo... aún. Supongo que debería tranquilizar un poco a Riley—. Yo y Em podemos ir a jugar hermano mayor barra tío... lo que sea.

Riley asiente como un cabezón.

—Sí. Investiguen quiénes son y qué quieren. Quizás tratar de hacer que se vayan.

Como si fueran unos niños que tocan el timbre sin parar un sábado a la mañana.

Mientras me acerco, los ojos de Natalie, la amiga de Kalia, se ensanchan y ella golpea la mesa.

—¿Cómo están? —Supuse que sería mejor comenzar fácil. No hay razón para gritar y dar vuelta las mesas del bar.

—¡Edward... Emmett! —Kalia se pone de pie y comienza a mirar a su alrededor, pero Riley no se encuentra a la vista—. No sabía que estarían aquí esta noche.

—Tampoco nosotros. Las damas están en casa con los niños por lo que una noche intercambiaremos de lugar con ellas para que puedan salir y tendremos la Guardería de Papás.

Ella sonríe nerviosamente y todos se quedan en silencio.

—¡Preséntanos a tu grupo! —Deja que Emmett eche leña al fuego.

Kalia pronuncia un par de nombres mientras señala a cada persona. Cuando llega al tercer chico frente a ella, Jason, él se pone de pie y estrecha nuestras manos.

—Señores.

—¿Sirves? —cuestiona Emmett, a pesar que ya sabemos la respuesta basado en su postura.

—Sí, señor, en el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos.

Varias cosas graciosas ocurren al mismo tiempo. Emmett y yo soltamos nuestros «oorahs», haciendo que los otros ineptos en la mesa se paren y estrechen nuestras manos, dándose cuenta ahora que están en presencia de Marines de alto rango. Kalia entierra su rostro en sus manos y veo a Riley dejar unos billetes en nuestra mesa antes de marchar hacia aquí.

—¿También sirven, señores? —chilla el niño y se suena la garganta mientras que el resto de su grupo palidece un poco.

—Tenien...

—Teniente Coronel Riley Biers —interrumpe Riley, acercándose al grupo—. Y bien, ¿cómo se conocen todos? —Su sonrisa es excepcionalmente enorme, como la del Grinch. Dirige su pregunta a Kalia.

—Nos conocimos cuando fuimos a Atlantic Beach con la familia de Natalie en las vacaciones de primavera. —La voz de Kalia es pequeña. Riley tiene un brillo curioso en su ojo que indica que está disfrutando de verla retorcerse o que está a segundos de perder la cordura.

Jason se aclara la garganta, luciendo incluso más enfermo.

—¿Todos son...?

—Oficiales, sí.

Emmett estalla en risas.

—Kalia, no le dijiste a tu novio que tu hermano mayor y tus dos tíos eran oficiales del Cuerpo de Marines?

—Él no es mi novio. —Ella responde al unísono con Riley, que cambia "mi" por "su".

Pasan unos minutos de silencio.

—Bueno, chicos, disfruten del resto de su noche —ofrezco, tratando de calmar la situación.

—¿A qué hora llegarás a casa, Kalia?

—Senna me dijo que a la medianoche —responde ella con respeto, pero no más alto que un susurro.

Riley aprieta la mandíbula.

—Ni un minuto más tarde. —Se aparta de nosotros y se va. Hago contacto visual con Kalia, cuya expresión solo puede ser descrita como desesperada. Antes de que yo siga a su hermano, toca mi brazo.

—¿Estoy muerta? —susurra.

—No estás muerta. Puede que su corazón esté rompiéndose un poco, pero no, no estás muerta. —Le doy un apretón a su mano, apartándome—. Hasta la medianoche.

Ella vuelve a mirar a su grupo. Natalie luce incómoda y los chicos tienen sus cabezas juntas, probablemente tratando de descifrar cómo salir vivos de la ciudad.

—Bueno, llegaré a la medianoche o en veinte minutos.

Le guiño un ojo, agradecido una vez más que no esté criando a una adolescente y que mi esposa y mis bebés me esperan en casa. Afuera, la brisa cálida trae un suspiro de alivio. Ver a estos jóvenes Marines disfrutando de su noche me recuerda a lo loco y horrible que era la vida de soltero.

Emmett se encuentra inclinado contra mi camioneta, visiblemente aliviado de verme. Riley está encorvado sobre el asiento, sobre sus brazos, perdido en pensamiento.

—¿Supongo que nuestra noche ha acabado? —Emmett se ríe y yo me encojo de hombros. Este es el show de Riley en estos momentos. Estoy contento de ir a casa y acostarme al lado de Bella—. ¿Quieren tomar un pack de cervezas y solo estar en la cubierta?

—Tómatelo con calma, Ri. Disfruta de tus vacaciones... tú y Senna lo necesitan.

Él nos da un simple asentimiento, gira su cuello rápidamente, y abre la puerta.

—A la mierda. Kalia es una buena chica, siempre lo ha sido. Es lo que es. —Señala con sus dedo entre Emmett y yo—. Pero si me hace un jodido abuelo mientras tengo a mi propio niño y bebé en casa, los mataré a los dos.

Pongo los ojos en blanco.

—Me parece bien.

~TotS~

Bella no bromeaba.

A pesar que los niños han mantenido ocupados a los adultos esta semana con la playa y la piscina, con salidas bajo el sol para jugar al mini golf, a la Colonia de Roanoke, y compras de recuerdos que llevó a que nuestra familia tenga tres cangrejos ermitaños de mascotas, ella y yo hemos logrado coger al otro hasta desmayarnos casi todas las noches de estas vacaciones.

Mi esposa definitivamente trajo a Hawái de vuelta.

—Shh —Ella trata de ocultar mis gruñidos—. La bebé.

Amo a mi Dulce Juliet, pero ella tiene el sueño más ligero de mis tres hijos. Y solo se encuentra a dos metros en su practicuna. Debemos proceder con cuidado.

—Esto... fuera.

Seguimos las órdenes del otro hasta que no hay nada que rasgar y jalar excepto nuestra piel desnuda. Después de colapsar sobre la cama, ella se ríe mientras beso su vientre.

—¿Qué pasa con nosotros esta semana? —respondo con un suspiro contra su piel mientras ella chilla mediante suspiros apasionados—. Estamos actuando como si fuera temporada de tifones de nuevo.

Ella jadea cuando no respondo, sino que separo sus piernas y deslizo mi lengua a través de sus húmedos labios.

—Pero no meeeeh quejo.

Le sonrío con suficiencia y ubico mi ansiosa boca en su entrada, succionando y lamiendo como si ella fuera mi oasis en el medio del desierto.

—¡Oh, por Dioooooos! —La almohada que ella llevó hacia su rostro momentos atrás hace un buen trabajo al ahogar su placer. Es una lástima para mí porque me gusta escucharla, pero tendré que esperar hasta que volvamos a casa en unos días.

Cuando me acomodo y me entierro en su calor, le agradezco a todo ser superior que ella sea mía y lo haya sido por los últimos siete años. Su suavidad, inteligencia, esa boca sabelotodo y belleza exquisita por dentro y por fuera, sigue maravillándome que ella sea todo lo que jamás supe que deseaba y necesitaba en esta vida.

~TotS~

BPOV

Edward está listo. Él vive para estos momentos y me causa gracia. Quiero decir, normalmente me causa gracia. Pero cuando voy por mi tercer Zima, me tiene muerta de risa. Pero soy la chica con la chicharra. Necesito mi cara de juego. Es chicos contra chicas, y tenemos con qué presumir aquí.

Senna gira el cronómetro justo cuando Edward toma su primera carta...

Siempre intelectual, él pasa unos segundos en silencio antes de comenzar.

—Cuando necesitas evaluar cómo se siente alguien...

Riley lo interrumpe, gritando como un subastador demente.

—¡Los cinco sentidos! ¡Tacto! ¡Oído! ¡Gusto! ¡Vista! ¡Esnifar!

—¿Esnifar? —repite Senna, inclinada hacia adelante.

—¡Olfato, diablos!

Las chicas comienzan a reírse al ver a Emmett y a Riley soltar ideas ridículas. Mientras tanto, Edward trata de mantenerse calmado y pasar su carta Taboo sin que yo suene la chicharra en su oído.

Mi esposo gana cinco puntos para su equipo antes de que le pase la chicharra a él y es el turno de las chicas para sumar unos puntos finales al tablero. De alguna forma, estaba hecha para este juego, así que todo depende de mí.

Nos llevo al empate antes que suene la chicharra y solo cediendo una vez. Mi mirada se mueve frenéticamente entre el reloj de arena y las pistas de mi carta. La palabra que ellas necesitan adivinar es humo, pero no tengo permitido decir fuego, cigarrillo, ardor, cocinar, horno, u olla.

Mi cerebro está congelado porque todo lo que pasa por mi mente tiene que ver con cena quemada, así que rezo por mis chicas.

—Dónde hay...

—¡CENIZAS, HAY FUEGO! —gritan al mismo tiempo; es un puto milagro, pero lo logramos, ganándoles por un punto.

—¿Cómo diablos pensaron en "cenizas hay fuego" de las dos malditas palabras de Bella que ni siquiera tienen sentido? —protesta Emmett.

—¡Bueno, podríamos haberles ganado si no hubieras pasado todo el tiempo señalando al vientre de Senna y hacernos pensar sobre embarazo, cuando la pista que intentabas expresar era esperma de ballena, idiota! —Riley desafía a Emmett.

Rosalie, Senna y yo levantamos nuestras bebidas en celebración mientras los chicos gruñen y hacen pucheros.

Amo nuestra familia militar.

~TotS~

Todo está tomando lugar. La prueba del pastel y finalización del diseño fue ayer y el último pago al catering fue hecho hoy.

Suspiro en alivio al salir de la oficina del director. El Museo Nacional del Cuerpo de Marines en Quántico es el lugar perfecto para el retiro de Edward el próximo mes. La Capilla Memorial Semper Fidelis está ubicada en el bosque y tiene capacidad de hasta casi cien personas. Nuestras confirmaciones de asistencia llegan a los setenta y ocho. Tendremos la ceremonia de retiro aquí y luego caminaremos hacia el restaurante Tun Tavern en el museo para la recepción, donde un buffet con catering y bar será nuestro por la tarde. El museo es una dedicación hermosa al servicio y el sacrificio que los Marines y sus familias han entregado a nuestro país desde la creación del Cuerpo en 1775.

Edward ha amado cada momento de su carrera a pesar de que hubo partes trágicas que apenas podía soportar. Hemos tenido nuestras charlas sobre esto tantas veces en nuestros años juntos. Esas misiones de CACO fueron devastadoras y dañaron mucho su mente, pero mirando atrás él considera que fue un gran honor; pagar tributo a aquellos Marines y sus familias que sufrieron la mayor pérdida imaginable. Sus funerales merecían toda su atención y él jamás vaciló en cumplir ese deber.

Sabiendo que él será capaz de seguir su trabajo en el Cuerpo de Marines incluso después de su retiro ha hecho que esta transición alivie un poco el dolor. Si fuera a abandonarlo por completo, estoy segura que sería mucho más difícil. Pero ir a trabajar todos los días al mismo edificio, solo una oficina diferente; cambiando su uniforme por un traje y corbata... trabajando como un civil del gobierno es exactamente donde él esperaba terminar cuando se cierra una etapa y comienza otra. Su deber a Dios y al País continuará, así como él lo deseaba.

Más de veinte años de servicio noble y dedicado... mi esposo se ha más que ganado este honor.

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Estuve allí. ¡Estuve allí cuando hizo esa llamada! Estuve allí cuando recibió los resultados en nuestro patio trasero y me asintió. Hecho. Listo.

¿Él es una maravilla médica? ¿O yo lo soy?

Juliet gimotea en su monitor, pero se calma en segundos. La tormenta afuera nos tiene a la espera de atravesar la noche sin caminatas por la casa o amamantamiento innecesario.

—Hola. Me llegó tu mensaje. —Edward cierra la puerta de nuestro cuarto y camina hacia mi lado de la cama. Él está en una misión—. ¿Te sientes juguetona? —Él sonríe, dejando un beso detrás de mi oreja.

Trago con fuerza y me aparto, mi mirada en la ventana.

—En estos momentos, no.

—De acuerdo, ¿qué pasa?

—Estoy embarazada. —Esta vez, lo miro. Sus ojos casi se salen de su cabeza, pero no ofrece respuesta alguna por unos segundos.

—Pero...

—Sí, pero.

Él se pone de pie y comienza a dar vueltas frente a mi mesa de noche.

—Pero hice la prueba. ¡Me dijeron que estábamos bien! ¿Cómo...?

—Sí, aparentemente tienes esperma de alto calibre, cariño. Nadie se encuentra a salvo de ti. —Me cruzo de piernas en caso de que algo más intente invadir mi útero.

—¿De alto calibre?

—Le haces una pregunta a una esposa del Cuerpo de Marines, tienes una respuesta de esposa del Cuerpo de Marines. —Levanto una ceja.

Él presiona sus labios, sabiendo que es mejor para su salud y bienestar que no haga chistes. En cambio, después de otro minuto de silencio, se sienta a mi lado y toma mi mano. Cuando enlaza sus dedos con los míos, mis ojos se llenan de lágrimas.

—Estás a punto de retirarte. El dinero será diferente. Juliet solo tiene ocho meses. No podré dar más clases... —digo, estremeciéndome y llevando el borde de mi manga hacia mi ojo—. Edward, ¿qué vamos a hacer?

Él acerca su cabeza, buscando mi mirada. Cuando se encuentra con mis ojos, vierte todo el amor y consuelo que tiene, y aprieta mis dedos. Y con su susurro más sincero, alentador y cariñoso, perfectamente organizado, responde:

—Vamos a tener otro hermoso bebé.

~TotS~

El sol de diciembre calienta mi rostro, de pie sobre el camino de piedras que nos dirige a la capilla. Los abrazos y besos abundan. Viejos colegas y familiares viajaron desde el otro lado del país para honrar el servicio de Edward mientras que él y yo los saludamos en la entrada.

Él me guiña el ojo y le ofrezco mi sonrisa. Él luce tan apuesto en su Uniforme de Gala Azul Charlie. Gorra de plato blanca sobre su cabeza, camisa de mangas largas color caqui y sus pantalones azules con la franja roja a un costado. Las medallas de colores por todas las campañas en las que ha participado y galardones que haga ganado en su carrera se encuentran en el lado izquierdo de su pecho, sobre su corazón.

Es apropiado, de hecho. Él ha puesto su corazón en cada momento siendo un oficial del Cuerpo de Marines.

Nos tomamos una selfie anoche cuando volvió a casa del trabajo. Nuestra última foto con él vistiendo sus cammos. Fue... agridulce. Estoy tan emocionada como él lo está de comenzar esta nueva fase de su carrera, así como estoy triste de despedirme de la vida de esposa en deber activo.

He sufrido durante sus misiones en zonas de guerra. Noches sin dormir fueron costumbre mientras trataba de ignorar las noticias aterradoras. Luchar con bebés enfermos y horarios complicados mientras él se encontraba en el exterior en ejercicios y esfuerzos humanitarios fue demasiado agotador. El matrimonio a distancia y la maternidad en solitario, aunque fuera temporal, ha sido una tarea difícil a veces... pero no cambiaría estos últimos siete años por nada en el mundo.

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Después de la llamada del capellán de la base y que suene el himno nacional por parte del quinteto de metal, nos ubicamos en la primera fila; Edward a mi derecha, Christopher y Cecilia a mi izquierda, y Juliet sobre mi regazo, pronto a expandirse. Emmett, el Maestro de Ceremonia, da la bienvenida a todos mientras intercambia momentos en el podio con Riley, el narrador. Sus trabajos no parecen ser muy diferentes hoy, pero con toda la ostentación, las ceremonias vienen con ciertas posiciones y títulos, y hoy ciertamente no es la excepción.

El coronel de Edward lee sus proclamaciones y galardones enviados por el Comandante en Jefe, el Comandante del Cuerpo de Marines, y su actual comando. Él alaba a Edward por la carrera que ha conducido y la distinción de su servicio, así como CACO y su trabajo como oficial de suministros y logística alrededor del mundo. Es extraordinario todo lo que mi esposo ha logrado; incluso como su esposa nunca supe sobre todas las complejidades y las responsabilidades de su rango y posición. Los elogios que le dan son más que merecidos.

Cuando es el turno de Edward para hablar, habla de su padre; como siempre lo idolatró. Su abuelo, que se hizo cargo después de la pérdida de su papá, y los sacrificios de su mamá. Sabía de todas estas cosas... pero es un cuento que merece ser relatado en voz alta, a todas estas personas que han venido a honrar a mi esposo. Su vida podría haber resultado muy diferente, pero él fue amado y guiado hacia esta vida de retribución. Siempre estuvo destinado a ser.

Él se vuelve hacia mí después. Es difícil recordar sus palabras exactas. Paso todo el tiempo con mi mirada centrada en él mientras me agradece profusamente por mi amor, por mi valentía, por mi fuerza. Él aún no cree que lo merece, pero yo pienso diferente.

—Bella, esta vida simplemente no funciona sin ti. Puedo hacer las cuentas de mil formas diferentes... —Pausa, aclarándose la garganta mientras sus ojos se llenan de lágrimas—, pero esta carrera, estos niños increíbles con los que me has bendecido, tu corazón... en esta ecuación de vida, eres mi factor X. Eres la variable más significativa. Las respuestas que no pueden existir y no existen sin ti.

Sacudo mi cabeza suavemente, emocionada por la honestidad y la devoción en sus palabras. Articular «te amo» es todo lo que puedo hacer en este momento mientras él me sonríe brillantemente. Él está listo —estamos listos— para dar el siguiente paso en nuestra vida juntos.

Su coronel le presenta el regalo que todos diseñamos: un cofre de madera con tapa de cristal que muestra todas sus medallas, rangos, y emblemas de los diferentes comandos a los que ha servido en su carrera. Sus guantes blancos se sitúan al fondo, y dentro del cofre, su espada y su vaina están por encima. Él mantendrá sus uniformes y otros recuerdos adentro. No estoy segura de lo que él creía que le daríamos como regalo de retiro, pero su reacción me dice que está más que sorprendido.

Después de la bendición, el quinteto toca "Levando Anclas" y "El Himno de los Marines". La Presentación de Vieja Gloria es cautivante mientras siete Marines, en uniformes de distintas eras comenzando por la Revolución de los Estados Unidos y luego la Guerra Civil, atravesando las dos guerras mundiales, Corea, Vietnam, y terminando con el uniforme actual, hacen el saludo militar y veneran la bandera, pasándola de uno a otro hasta que es entregada a Edward, que la acepta y la coloca por debajo de su brazo.

La experiencia de hoy estará por siempre en mi corazón. Mi esposo ha dedicado más de veinte años a esta forma de vida, y fui afortunada de unirme a él en el último tercio de su carrera militar. No muchos han ganado esta distinción. Los pocos y orgullosos componen esta fraternidad de élite... y nuestra membresía jamás acabará.

Cuando la ceremonia termina, Edward se para frente al Coronel Moore y grita su último pedido como Marine activo.

—Señor, Teniente Coronel Masen solicita permiso para desembarcar.

—Permiso concedido.

En Guardia

Por más de veinte años este Marine ha estado en guardia
Mientras algunos yacíamos en nuestras literas de noche,
Este Marine estuvo en guardia.

Mientras algunos íbamos a la escuela,
Este Marine estuvo en guardia.

Y, sí, incluso antes de que muchos de nosotros naciéramos,
Este Marine estuvo en guardia.

Mientras nuestras familias observaban las tormentas de guerra
Que se formaban en el horizonte de la historia,
Él estuvo en guardia.

Este Marine vio la costa y notó que
Su familia a menudo necesitaba dirección
Pero él sabía que debía quedarse
Porque tenía que estar en guardia.

Por más de veinte años, él estuvo muy en guardia para que
Nuestros compatriotas pudieran dormir tranquilos, seguros,
Sabiendo que este Marine estaría en guardia.

Hoy estamos aquí para decir
Que puede bajar la guardia.
Relevado por aquellos que ha liderado, guiado y entrenado.

Teniente Coronel Masen, puede descansar
Nosotros estamos en guardia.


Hooter Hiders: cubiertas para amamantar

CNJ, Castigo no Judicial: una forma de justicia militar; permite que los comandantes disciplinen administrativamente a las tropas sin una corte. Esta puede varias desde una reprimenda a el bajo de rango, custodia correccional, pérdida de paga, deberes extra, y/o restricciones. Recibir una CNJ no constituye una condena criminal (es equivalente a una acción civil), pero a menudo es colocado en el historial de servicio del individuo.


Toda esta ceremonia la presenció Jen, la autora, cuando su marido se retiró. ¿Quién no lloró con todo lo dicho? Pasó de todo.

Mil gracias a todos los que estuvieron siguiendo a estas dos hermosas personas. Su viaje fue increíble y su vida juntos aún más :')

Gracias a mi querida freedom2604 por ser mi mayor porrista en esta historia, siempre con gusto ayudándome, más al principio que todo me parecía infinito jajaja Vos siempre apurándome para que pida permiso alguna historia o que ni loca lo haga en otras. ¡Te adoro!

Por favor, si disfrutaron de Tip of The Spear, como siempre, consideren dejarle un review. La autora siempre estuvo al pendiente de ustedes ;) El link está en mi perfil y acá les dejo dos alternativas, aunque siempre podrían escribirle en español.

Hi, Jen, I just read the Spanish translation of Tip of the Spear and I wanted to thank you for writing it and allowing Pali to translate it. I hope to read more of your stories in the future. Greetings from (tu país).

Hi, Jen, I just read the Spanish translation of this story and I wanted to thank you for sharing your words. I hope to read more of your stories in the future. Greetings from (tu país).

Como siempre, si desean algo más en particular, me hablan ;)

¡Nos vemos en otras traducciones!