Disclaimers: Los personajes de Harry Potter pertenecen a J.K. Rowling y a los que han comprado parte de los derechos de autor, lo cual NO es mi caso, y sólo los utilizo sin intención de lucro alguno, la trama me pertenece, al igual que algunos personajes.
Scorpius despertó en su habitación, no le había quedado de otra ya que Albus no quiso que se quedara con él en su casa, y James le dijo que no era correcto que pasara la noche en su apartamento, aun así, lo primero que vio al abrir los ojos y despabilarse, fue la hermosa lechuza de color negro de James, observándolo con atención, como si el ave tampoco comprendiera qué le veía su dueño.
Tomó la nota, la letra de James era uniforme, pero no era cursiva como la de él, así que leyó fácilmente, Alex los había invitado al parque, así que se verían ahí en una hora, y quería confirmación, así que escribió en su mejor letra un "Estaré ahí, tan pronto como pueda, te amo".
Entró a la ducha, se vistió y arregló lo más pronto posible, saludó a su padre y lo besó en la mejilla, estaba de tan buen humor, que Draco Malfoy simplemente sonrió y le pidió que saludara a James de su parte.
Usó la red flu, no podía esperar por cumplir los 17 y poder aparecerse en donde quisiera, a mala hora no se le había ocurrido pedirle a un elfo que lo llevara al lugar, pero no le prestó mucha atención.
Avanzó tranquilamente, buscando a James en el lugar donde se habían quedado de ver, pero no lo vio, tampoco a Alex, así que gruñó, esperó cinco minutos, hasta que un grupo de niños le llamó la atención, tenían la vista fija en la copa de un árbol a un par de metros, así que se acercó, para ver si podía ayudar.
—Ya lo alcanzó –soltó el niño.
Scorpius levantó la vista una vez más, negó con una sonrisa al ver a su novio trepado en un árbol, tratando de alcanzar a un bendito gato, sabía que no podía hacer magia, por eso estaba batallando para que el gato se dejara agarrar.
—Solo quiero ayudarte –murmuró en un tono tranquilo, y se subió a otra rama, sin dificultad –ven, vayamos con tu dueño.
El gato blanco de manchas cafés lo observó, tenía las pupilas completamente dilatadas y la cola esponjada, Scorpius no sabía mucho de gatos, pero suponía que aquello no era una buena señal, y más porque bufó cuando estiró la mano para tocarlo.
—Sé que no sabes cómo bajar, así que, si me dejas bajarte, te prometo no volver a molestarte ¿qué dices?
Estiró la mano, sus dedos quedaron a un escaso centímetro de distancia del hocico del gato, Scorpius pensó que estaba meditando si morderlo o dejarse auxiliar, y cuando volvió a prestar atención, vio a su novio cayendo del árbol.
—James –soltó preocupado, aventando a los niños para acercarse a él.
—Estoy bien –le sonrió, se puso de pie y tomó al gato para dárselo a uno de los niños –no quiere mucha atención, así que no deberías molestarlo o te morderá –informó.
El gato bufó cuando el niño le acarició la cabeza, y se fue corriendo seguido de los demás niños, sin agradecerle al chico por la ayuda.
—Ahora ayudas a gatos indefensos a bajarse de los árboles.
—Era yo o uno de ellos, y podían caerse –contestó.
—También tú pudiste caerte –informó Scorpius.
—Soy un auror, he hecho cosas más peligrosas que esa, no te preocupes.
—Siempre me voy a preocupar por ti –soltó Scorpius, y lo siguió cuando su novio avanzó hasta la banca donde había puesto sus cosas.
El castaño se giró hasta su novio, sacó algo de su abrigo y lo estiró para que las tomara, las cejas rubias se fruncieron al no comprender del todo, eran solo dos flores, una distinta de la otra, una de un rosa intenso y la otra blanca, no eran las flores más bonitas que Scorpius hubiese visto, pero sonrió.
—Gracias –soltó observándolo.
—Es una rosa de los Alpes y un pensamiento blanco –le informó –espero que te gusten.
—Claro –dijo dándole por su lado, observando las flores con ojos críticos cuando su novio se distrajo viendo a lo lejos.
—De acuerdo ¿desayunaste antes de venir aquí? –Lo cuestionó.
—No, y para ser honesto contigo, me estoy muriendo de hambre.
—Vayamos a que comas algo –lo sujetó de la mano.
Se dejó ser llevado por su novio casi arrastras, no quería equivocarse con la emoción que expresaba, pero para el chico, estaba un poco ansioso, y no entendía el porqué.
Fueron a una cafetería, James fue a ordenar mientras él se quedaba en la mesa observando a su alrededor, se le hacía un poco extraño que Alex no hubiese llegado, normalmente era demasiado exagerado con la puntualidad, si quedaban a una hora, estaba ahí.
Sacó su pergamino y su pluma y garabateó, era el mejor invento de W&W, él escribía en ese pergamino, y otra persona con la otra mitad, recibía el mensaje.
"¿Dónde estás? Te estamos esperando, es de mala educación invitar personas al parque y nunca llegar".
Levantó la vista, su novio estaba siendo interceptado por un par de chicas, las jóvenes tenían toda la intención de no dejarlo pasar, aquello le pareció divertido al inicio, pero recordó el detalle que las chicas también le atraían, así que frunció el cejo, un poco irritado, siendo James ¿cuánto tiempo le tomaría pasar de ellas?
Bajó la vista hasta el pergamino, la respuesta de Alex ya estaba ahí, así que mejor decidió distraerse un poco, antes de hacerle una escena y quedar como el novio loco, celoso y tóxico.
"No sé de qué me estás hablando, yo no he invitado a nadie al parque, de haberlo hecho, ya estaría ahí ¿todo bien? ¿Necesitas ayuda?"
"James me envió una nota en la mañana, diciendo que tú nos habías invitado al parque".
"Ah, ya veo, supongo que creyó que si te invitaba él, no aceptarías ir a verlo, así que lo más lógico, es que inventara que fui yo quien los invitó, para poder pasar un tiempo a solas contigo, felicidades, ya es todo tuyo".
Aquella información lo hizo sentirse alegre, volvió su vista hasta su novio, que estaba más incómodo, así que se levantó, fue hasta él y sin previo aviso, lo besó frente a todos en la cafetería; los labios del castaño se movieron dulces sobre los de él, no lo sujetó porque traía ambas manos ocupadas con el café, pero no evitó que Scorpius lo sujetara de las mejillas, y aumentara aquel beso tan suave, que le hizo olvidarse del lugar en que estaban.
—Te amo –susurró en los labios de James –y dementores ¿por qué sigues dudando sobre eso? No hay nada, absolutamente nada, que no sea capaz de hacer por ti.
—Te compré un café –le mostró el vaso, así que Scorpius sonrió y lo tomó.
Ya con una mano libre, el castaño lo sujetó del cuello, acercándolo de nuevo a su rostro y besándolo otra vez, con un poco más de pasión, le gustaba la sensación que le provocaban sus besos, sus labios eran suaves, y la mayoría del tiempo, sabían a regaliz.
—Tus besos saben a regaliz –le informó, acariciando sus labios, sin perder la vista de ellos.
—Alguien hizo a Albus adicto al regaliz –le sonrió –pero si no te gusta, cambiaré de dulces.
—Me gusta –informó James –el regaliz no, en realidad no me gustan los dulces.
—Pero te gustan mis besos –sonrió socarrón Scorpius.
—Sí –admitió.
—M—
Scorpius sonrió al ver el rostro de su padre, normalmente tendría una cara seria, sin filtrar alguna emoción, sin embargo, en ese momento, dejaba ver que estaba en modo ataque, desde que le había dicho que salía con James, se había propuesto ponerse en el plan de padre sobreprotector y celoso, no le salía muy bien, principalmente por la personalidad de su novio.
—Buenas noches, señor Malfoy –saludó James, estirando la mano, en dirección del varón mayor.
—Hola, papá –soltó divertido Scorpius.
—Buenas noches –saludó, sujetando fuertemente a James –es bastante tarde para que esté trayendo a mi hijo ¿no lo cree, señor Potter?
—Disculpe, estábamos…
—Teniendo sexo salvaje, papá, comprende un poco.
—Eso no es verdad –se apresuró a negar James.
—Yo puedo ponerlo más nervioso que tú ¿ya lo notaste?
—Porque tú le gustas –respondió Draco.
—No, posiblemente porque cuando te hiciste mayor, te volviste adorable, y tu lado matón se perdió, ya no eres ese chico que le salía bastante bien molestar a los Potter –le sonrió, y soltó una risa divertida al ver la incomodidad de su padre –como puedes ver, ahora te lo heredé, así que se me da bastante bien incomodarlos y molestarlos ¿quieres ver?
Scorpius se acercó a su novio tanto, como para ponerlo incómodo y no conforme con eso, lo besó, tan pasional como se podía, y aunque pensó que su novio se alejaría, siguió el beso con el mismo entusiasmo con que lo había estado besando desde hacía unos días.
—Pues yo no lo veo tan incómodo como yo –soltó Draco, aclarándose la garganta –pero bueno, es demasiado tarde, señor Potter, creo que debería ir a descansar, su trabajo es muy demandante.
—Tiene razón –admitió, alejándose de Scorpius, observó a Draco y le dedicó un movimiento ligero de cabeza –aún faltan cuatro días para que vuelvas al colegio, veré si puedo conseguir un poco de tiempo, para verte antes de que te marches.
—De acuerdo –sonrió encantado Scorpius.
—Gracias por permitirme ver a su hijo, lo veré después, señor Malfoy.
De los cuatro días que le restaban a Scorpius para volver al colegio, James le había tocado trabajar dos días, y no habían podido verse, claro que al rubio se le había ocurrido una idea magnífica, así que la pondría a prueba.
Se sentó a la mesa con aire despreocupado, quizás eso fue demasiado, porque su padre bajo el periódico, para poder observarlo mejor y con más detenimiento, el joven lo ignoro lo más que pudo, pero termino observándolo, con una ceja levantada.
— ¿Pasa algo? ¿O porque me ves así?
—Eso mismo quiero preguntar, no me has dicho nada de cómo reaccionó la familia de tu novio, y sobretodo, tú mejor amigo.
—Ah, la señora Potter reaccionó de maravilla, mejor que tú, de hecho, me encargó a su hijo, y me exhortó a ser muy feliz con él, en cambio tú, solo le dijiste bienvenido y te has dedicado a pretender que soy un joven inocente, casto y puro, y que James solo quiere profanarme y abandonarme.
—Perdón si me comporto como un padre preocupado, no sé sus intenciones contigo, no ha sido capaz de decirme.
—Él no tiene ningunas intenciones conmigo, de hecho, él no siente nada por mí.
—Eso solo me lo estás diciendo, porque sabes que es lo que quiero escuchar –Draco hizo un mohín, bastante encantador, que le pareció tierno a su hijo –claro que quiero que él te ame, con todo su ser –aclaró –pero no quiero que solo juegue contigo, que vuelvas a las actitudes tóxicas anteriores, quiero que aguardes, Scorpius, que vivan juntos, que su relación crezca y se desenvuelva, no de buenas a primeras, termines en la cama con él.
—No te estoy engañando, papá, James sigue enamorado de su ex novia Violet, y siguiendo tu consejo, le pedí una oportunidad, estoy dando todo de mí, en serio, sé que con mi amor basta para los dos, para que él se quede por siempre conmigo, así que dime ¿en serio te molestaría mucho si tuviera sexo con él?
—Ya te lo dije –repitió Draco –y me has dado la razón en mi punto de vista ¿crees que él esté contigo de esa forma por qué? ¿Solo porque le atraes sexualmente o por amor?
—La verdad, es que no me interesa la razón por la cual quiera estar conmigo, sino por la que yo quiero estar con él, de esa forma.
—Scorpius, dale tiempo, las relaciones son más que buenos tiempos y sexo desenfrenado, y si es todo lo que te interesa para estar con ese chico, deberías plantearte las cosas también.
—Papá, no soy un niño, y dudo que tú y mamá aguantaran hasta casarse para el sexo.
—No me fui a la cama con tu madre a las primeras de cambio, Scorpius, fue hasta que ambos estábamos claros de nuestros sentimientos, de nuestras emociones, de que nos amábamos el uno al otro.
—Si tengo que esperar a que James me ame, para ir a la cama con él, papá, creo que me quedaré célibe el resto de mis días, y no creo que eso te desagrade.
—Si James no se enamora de ti, después de ver lo maravilloso que eres, entonces deberías recapacitar sobre lo suyo, hijo.
—No lo haré, James es el hombre que amo, y si no es con él, buscaré solo saciar mi libido –admitió.
—Al menos deberías esperar a tener los 17 –murmuró Draco –para estar con él, de esa forma.
—He estado con otros de esa forma, papá ¿por qué esperar con el hombre que amo?
—Porque es un adulto, y tú un menor de edad, y no quieres meterlo en problemas.
Scorpius gruñó, no iba a decirle a su padre que desde los 14, había estado con chicos mayores de edad, sin duda le daría una imagen de él, que no quería que su progenitor tuviera, asintió, porque James le había dicho que no lo tocaría de forma sexual, hasta que fuera mayor de edad, y esa era la única regla que el primogénito Potter había puesto.
—Pero dime ¿cómo lo tomó Albus? –cuestionó Draco, cambiando de tema.
—Ya sabes, lo mismo de siempre, Albus es un idiota, que por alguna estúpida razón, está peleado con el resto del mundo, así que no lo tomó muy bien, como era de esperarse.
—Nunca le has preguntado cuál es su problema como su hermano ¿o sí?
—No me lo dirá, no le gusta tocar el tema de su familia, así que la mayoría del tiempo, tengo que soportarlo siendo un cretino, hablando mierda de sus hermanos, o que se masturbe al lado, mientras ve revistas de mujeres desnudas.
—Estas siendo muy explícito con la vida privada de tu amigo –informó Draco.
—Ah –movió la mano despreocupadamente –estoy diciendo la verdad, algo que diría también en su cara, además lo conoces, solo estoy hablando hechos ciertos, de mi mejor amigo.
—Aun así ¿no crees que él podría tomarlo a mal?
—Lo dudo, es como si yo tomara a mal que él le contara a su familia que me acostaba/besaba con todo lo que se moviera en el colegio –le sonrió cínico a su padre –son hechos reales, que él también me diría en mi cara o lo hablaría con alguien aunque estuviera a lado, es buena nuestra amistad, a pesar de sus altibajos –se encogió de hombros –las cosas que son secretas, le aclaró que no puede decirlas, y no lo hace.
—Amistades modernas –masculló Draco.
—Verdaderas, papá, las verdaderas amistades no se molestan por estupideces como esas boberías.
Draco le bebió a su café, mientras observaba nada convencido a su hijo de lo que había dicho, mucha gente no encontraría a bien escucharlo hablando así de su mejor amigo, pero si las cosas funcionaban bien con ellos, no tenía por qué opinar, era la amistad de su hijo, no de él.
—Y hablando de amigos, Alex me invitó a su casa, a pasar la noche, ya sabes, cosa de chicos.
—Alex, el mejor amigo de tu novio ¿cómo crees que se vea eso?
—Que me llevo bien con él, y que es tan hetero, que me da un poco de nauseas, aunque está bien, porque de no serlo, creo que James estaría con él, y no conmigo.
—Está bien –respondió Draco, nada convencido.
—M—
Scorpius apareció en el apartamento de James, su padre no tenía por qué saber que había mentido, y James no podía decirle nada, si también había metido a Alex en una mentira para invitarlo a una cita, sin que supiera que era una cita.
Se quedó en la estancia la mayor parte de la tarde, preparó algo de cenar para su novio, suspiró encantado, sin duda podría acostumbrarse rápido a una vida así, aguardando por él al final del día, de hacer sus cosas mientras James trabajaba.
El ruido de la chimenea lo sacó de sus pensamientos, su novio apareció, con cara de cansancio, y un segundo después apareció Alex, con aquel semblante despreocupado, el primero en verlo fue este, precisamente.
—Está un poco tirado, no he tenido tiempo de acomodar las cosas que desacomodaste –respondió James.
—Ayudará con tu problema de querer controlarlo todo, obseso del control.
—El orden alfabético se inventó por algo, si ese te molesta, existe el acomodo según la gama de colores, de tamaños, hay muchas formas de ordenar las cosas, yo prefiero el alfabético.
—No tiene nada de malo que los Expedientes secretos X, estén junto a Star Wars y Xena.
—Pues deberían estar junto a Doctor Who –respondió, comenzando a arreglar las cosas.
—Deja eso –ordenó Alex, jalándolo del hombro –o tu visita dirá que eres un loco y cambiara de opinión.
Los ojos de James recorrieron el lugar, hasta que toparon con los de Scorpius, estaba sorprendido, y por un momento, pudo ver una pequeña sonrisa en sus labios, que se borró para dejar una expresión seria.
—Hola, prepare la cena –sonrió.
—Ah, que ternura, mira, justo dijiste que estabas demasiado cansado para preparar algo de cenar.
—Gracias –admitió James.
Scorpius lo observó encantado cuando avanzó hasta él, le sujetó la mano y se inclinó a besarlo de forma tierna, derritiendo todo en el interior del rubio, le encantaba que se comportara así con él,
—No tienes nada que agradecer –recargó el rostro en el pecho de su novio, contento.
—No era necesario, pero te agradezco que me librarás de la cena que hubiese podido preparar Alex –comentó tranquilo.
—A eso se le llama ser malagradecido –soltó Alex.
—Tu comida sabe a cartón –informó tranquilo James.
—Es raro, porque todo es sopa instantánea –se encogió de hombros.
—Siéntense.
—No –hablo Alex –es mejor que sepas que tu novio es un orangután con reglas, manías, hábitos, y rutinas, primero se ducha, luego cena.
—Entonces, ve a ducharte, calentare esto.
—Gracias –le acarició la mejilla y fue hasta el pasillo, para ir al baño.
Scorpius observó a su amigo que no dijo nada ni se burló de las muestras cursis de afecto, así que lo siguió a la sala una vez que éste se sentó en el sofá y prendió esa cosa que le encantaba, se quedaron diez minutos en silencio, hasta que James salió con su pijama, unos pantalones flojos y una playera de algodón de color negro, dejando sus bíceps marcados a la vista, el rubio se quedó embobado con la vista, todo lo que veía, le gustaba.
—Por cierto ¿qué haces aquí, Scorpius? –preguntó Alex.
—Pasare la noche aquí –informó el rubio, haciendo que su novio se tensara.
—Ah, vaya ¿qué dijo tu papá de eso?
—Le dije que pasaría la noche en tu apartamento –le respondió Scorpius a Alex.
—Ah ¿qué crees que dirán las personas de eso? Soy el mejor amigo de tu novio, después de todo –lo cuestionó el chico, viendo a la pareja.
—Mi padre dijo lo mismo, pero le dije que eres hetero, y me produces un poco de malestar estomacal –le sonrió.
—Buen punto –se rió Alex.
—Alex, creo que lo mejor será que te quedes a dormir también –habló James.
—Pero… –intentó Scorpius.
—Es mejor que alguien pueda corroborar que no pasó nada entre él y yo.
—Bien, puedes quedarte en la habitación de huéspedes.
— ¿Y tú? –preguntó Scorpius, decepcionado.
—La sala es mía. Esta bebé no puede ser desperdiciada –sonrió encantado.
—Bien –puso mala cara el rubio.
Los tres cenaron, la mayor interacción fue entre Scorpius y Alex, sin embargo, James no dijo nada cuando su novio lo sujetó de la mano durante toda la cena, e incluso en algunas ocasiones, su pulgar acariciaba el dorso de la mano del rubio.
—Iré a dormir –habló James, interrumpiendo la algarabía –tengo que estar en el trabajo a las seis de la mañana –observó a Scorpius –saldré a las 4 de la tarde, iré a la casa de tu padre e iremos al caldero chorreante a beber algo ¿te agrada la idea?
—Me encanta la idea –aceptó.
—Bien, descansen, y no se duerman tan tarde, en espacial tú, Alexander.
—Sí, papá –se llevó la mano al pecho, y sonrió.
—Te veré mañana –besó a Scorpius y se dirigió a su habitación.
—Perdón que arruinara tus planes –soltó Alex.
—Ya estoy acostumbrado –le sonrió divertido.
—Pero en serio, con James no tendrás ese tiempo de aventuras hasta que tengas los 17, así que yo que tú, no lo presionaba al respecto...
—De acuerdo, no lo haré.
Después de la media noche, Scorpius se dirigió a la habitación de huéspedes, pero como la habitación de James estaba abierta, no pudo evitar asomarse, dijo que no lo presionaría, más no que no observaría un poco a su novio.
Sonrió encantado al notar que no traía playera, su espalda estaba desnuda, la cobija le llegaba hasta la cintura, estaba acostado bocabajo, con la cabeza girada al lado contrario de la puerta, sus ligeros ronquidos hicieron que Scorpius sonriera, suspiró, y después de cinco minutos, regresó a la habitación de huéspedes.
—X—
Scorpius despertó temprano, eran las ocho de la mañana y ya no había nadie en el apartamento, fue hasta la habitación de su novio y se recostó sobre la cama, hundiendo el rostro en la almohada, absorbiendo todo el aroma a almizcle de James, cerró los ojos, dejándose llevar por su imaginación, llevando su mano hasta su parte sur del cuerpo, mientras se mordía el labio inferior, no era la primera vez que se tocaba a sí mismo de aquella manera, mientras pensaba en Sirius Potter.
Después de un rato, salió de la habitación y fue por sus cosas, se detuvo en la chimenea al ver un trozo de pergamino pegado.
"Tienes suerte de que James estuviera realmente cansado, de lo contrario, lo hubieses despertado, ya entiendo porque tú y Albus son tan amigos"
El rubio se rió fuertemente, así que realmente había sido descuidado en la noche, después de ir a ver a James, y de imaginar de todo con él, aquello había sido necesario, y no tenía nada de qué avergonzarse por ello.
—M—
El día del regreso a Hogwarts había llegado, no podía estar del todo feliz, ya que seguía sin hablarse con Albus, y bueno, el tren se iba en diez minutos, y había albergado la esperanza de que James fuese a despedirlo, cuando se dio media vuelta, resignado, sintió que alguien lo sujetó de la mano.
El enorme arreglo de flores estaba a la altura de su rostro, pero no podía ser otro que su novio, así que sonrió.
—Lamento llegar tarde –se disculpó –pero me hicieron firmar un par de pergaminos y me dieron instrucciones –se encogió de hombros.
—Estas aquí, es lo importante –admitió.
—En Noche Buena, me dijiste que mi actitud contigo no te agradó, y bueno, es mi forma de disculparme contigo –le dio las flores –también sé que me dijiste que no se obsequian flores a los chicos, pero… –se llevó la mano al cuello, incomodo.
—No es que no se regalen, es poco común, pero… Me encanta que me des Flores –el castaño levantó el rostro hasta el de su novio, ya que veía al piso, y sus ojos brillaron.
—Otra cosa, en las notas, por favor, no vayas directo al grano, quiero saber de ti, de tu día, de lo que piensas, así que, dime que iras de misión, pero no seas tan formal, por favor.
— ¿Seguro que quieres eso?
—Claro que sí.
Scorpius se estiró a besarlo, pero en cuanto toco sus labios, James se alejó rápidamente, le sonrió incomodo de nuevo, así que Scorpius suspiró, debía suponer que no le gustaba para nada que los vieran en público, las muestras de afecto en lugares así, James las evitaba por completo.
—Te amo, te veré en vacaciones –Sonrió, y su novio se limitó a asentir.
Scorpius subió al tren, no se quedó pegado a la ventana para asegurarse de que James siguiera ahí, entró a un vagón y suspiró, observando las flores, que eran más bonitas que las que le había dado la última vez, en su cita en el parque, sin duda.
—Vaya romance –soltó una voz monótona, así que Scorpius levantó la vista hasta Albus.
—No quiero pelear –contestó.
—No vine a pelear contigo –se sentó despreocupado.
—Ya me levantaste el castigo, por enamorarme de tu hermano.
—Ah, ¿qué hacerle? –Suspiró –solo, no me interesa su relación, así que por favor, no me hagas participe de sus cosas.
—Como mi mejor amigo, esperaba que te comportaras a la altura, y estuvieses feliz por mí, como Alex lo está por James.
—Bueno, ese imbécil solo quiere quedar bien, y ser amigo de James y estar siempre bien con él, porque de otra forma ¿cómo crees que podría estar cerca de Victoire?
— ¿Qué? –soltó Scorpius incrédulo.
—Te dices observador, pero no te habías fijado que le encanta Victoire, a pesar de que ya lo rechazó dos veces.
—No es cierto –soltó sorprendido –a Alex le gusta Victoire, jamás pensé que fuese ella quien le interesaba.
— ¿Quién sino?
—Era una gran incógnita para mí, no me ha querido decir quién le gusta.
—Pues ya lo sabes.
Después de un par de horas, Audrey McLaggen se unió a ellos, sonrió encantada cuando vio el ramo de flores, así que lo tomó y observó.
—No sabía que eras un chico de flores –comentó encantada.
—No lo soy, de hecho, ni siquiera sé qué clase de flores son.
—Peonías –respondió la rubia –con lilas, estos colores combinan muy bien, Peonías Rosas y lilas lila –suspiró –son hermosas, para ser honesta, te las dio el susodicho ¿no es cierto?
—Sí, al parecer, quiere tratarme como una dulce chica –rodó los ojos, exasperado.
—Pues no te comportes como una –soltó Albus, irritado.
—Mejor cambiemos de tema.
—De acuerdo, hablemos de otra cosa ¿cómo de qué? –Observó a los chicos –se ve que hay tensión entre ustedes ¿tan mal fueron las noticias? –Sonrió.
—Noticias ¿qué noticias? –Elevó una ceja Albus.
—Ya sabes, que sale con tu hermano, según los planes, eran decirles en Navidad a tu padre –señaló a Scorpius –en año nuevo, a tu familia.
—Claro, pero ¿cómo es que tú lo sabes?
La rubia observó a Scorpius, sí, sin duda había arruinado las cosas, pero no era su culpa, suponía que habían hablado de todo el tema una vez que saliera a la luz la relación que Scorpius tenía con James.
La incomodidad se sintió por un momento, hasta que Albus suspiró a regañadientes, dejando esa mirada enfadada de lado, así que Scorpius sonrió agradecido de que por esta vez, estuviese dispuesto a dejar de buscar un pretexto para pelear.
—Bueno, los dejaré, iré a buscar a Lily –comentó Audrey, relajada.
—A Lily ¿Lily Luna Potter? –Cuestionó Scorpius, sorprendido.
—Sí, la misma que viste y calza –admitió la rubia, divertida –pero dime ¿por qué la sorpresa? –Elevó una ceja.
—Es que, no comprendo en qué momento se volvieron tan amigas, eso es todo –murmuró incrédulo –hasta donde yo me quedé, querías ser su amiga, pero de eso a que se haya dado una amistad, bueno, me sorprende.
—No debería, ella es una chica increíblemente divertida y genial, es bastante sociable, no por nada tiene tantos amigos y muchos quieren ser parte de su séquito.
—Sí, eso no lo dudo, pero, si a mí no me tolera ¿por qué a ti sí?
—Porque soy genial –sonrió la rubia.
—Siempre puedo decirle que saliste con Alex –soltó irritado Scorpius.
—Claro ¿y eso qué? No es como si fuese la única chica que salió con él –se burló la rubia.
—Esa información, sin duda me sorprende, McLaggen, Alexander no es la clase de chico que…
—Que no te guste a ti, Malfoy, no lo hace poco atractivo, para tu información, el tipo es modelo en el mundo muggle ¿sabías eso?
Scorpius observó a Albus, que le regresó el mismo gesto de incredulidad y escepticismo, ninguno podía creer que el mejor amigo de James Sirius fuese modelo, ni en el mundo mágico, ni en el mundo muggle, así que fue inevitable que los dos soltaran una carcajada.
—Sí, era increíble incluso para mí, bueno, digo, me parece un chico increíblemente sensual ¿lo has visto desnudo siquiera? –Suspiró –pero, de ahí a que dedicara su tiempo a ser modelo –negó –sin embargo, Dana Stuart, llegó al inicio del año, con una revista del mundo muggle donde aparece Alexander, y sin duda creo que soy una chica con mala suerte, porque no soy de la que está enamorado.
—Bueno, Victoire Weasley no por nada tiene un cuarto Veela que…
La risa de Audrey cortó las palabras de Scorpius. —Alex no está enamorado de Victoire, le da consejos para el cabello –le informó –pero nada más, me tocó ver las lechuzas que intercambian.
—Entonces dime ¿qué nombre dijo cuando estaba contigo? –Cuestionó Scorpius, con una sonrisa macabra en el rostro.
—Bueno –admitió en un suspiro –ciertamente, es la mujer que menos sospeches.
—Rose –soltó Scorpius –digo, vela, no es para nada una chica bonita.
—Mi prima es una chica bonita –informó Albus, irritado –más que James, por ejemplo.
—Bueno, Albus, soy un chico gay, y aun así, sé que tu hermana es millones de veces más hermosa y sensual que tu prima Rose.
—No estábamos haciendo comparación entre ellas –soltó Albus.
—Ah, entonces coincidimos que tu hermana es mejor.
—Obviamente, es mi hermana, además, se parece mucho a mamá en su juventud.
—Pensé que aun la odiabas, como antes –comentó Scorpius.
—Pues no, al inicio pensé que sería un fastidio, pero me sorprendió gratamente, ella no se mete en mis asuntos, como solía hacerlo el imbécil de James, y por eso yo no me meto en sus asuntos.
—Bueno, yo los dejo –sonrió Audrey.
—No, no, no, no te puedes ir, primero tienes que decirnos quién es la chica que le gusta a Alex.
—Tiene que ser Victoire ¿o Dominique? –Preguntó Albus.
—Bueno, yo no dije que tenía que ser forzosamente de tu familia, Albus –le sonrió.
—Yo no sé porque la insistencia de hacer todo esto un misterio, ni que él fuera muy importante.
—Bueno, Albus, es un buen amigo, y si pudiese ayudarlo en algo, me gustaría hacerlo, incluso, si es algo como ayudarlo a conquistar a la chica de sus sueños.
—Mejor no hagas nada, amigo –soltó Audrey –los dejo –se despidió y salió divertida.
—Creo que ella sólo está jugando con nosotros –admitió Albus –digo, ¿tú en serio crees que tu amiguito Alex, tenga el potencial necesario para ser un modelo?
—Para ser honesto, no tengo la menor idea, a mí no me parece en lo mínimo atractivo, pero, bueno, ahí tienes a Audrey y a tu hermana, que no sé qué rayos le ven.
—Algo tiene que tener que a las chicas les guste.
—Sumando a eso ¿alguna vez lo has visto con ropa decente? –Hizo mala cara Scorpius –claro que no, se viste como un vagabundo –se burló –ninguna persona en su sano juicio contrataría a un chico luciendo así, supongo que tienes razón y solo quiso jugarnos una broma.
—Supongo –se encogió de hombros Albus.
—Pero… vamos, cuéntame ¿qué pasó contigo el resto de las vacaciones? ¿Alguna nueva conquista de la que tenga que saber? –Se burló.
—No quiero hablar de eso contigo, Scorpius –Albus hizo un mohín –en realidad, prefiero no hablar contigo de eso –rectificó.
—Oh –musitó en un tono apagado.
—No te ofendas, pero si yo comienzo a hablar de mi vida íntima y mis relaciones, tú querrás contarme de la tuya, y si salieras con cualquier tipo, no tendría problema alguno, créeme, pero, sales con mi hermano, y eso… me produce asco.
—Entiendo –suspiró el rubio –pero sigo diciendo que estás exagerando, aun espero que en un futuro, no tengas problemas con la relación.
