Harry Potter pertenece a JK Rowling.
Star Wars pertenece a George Lucas (y a Disney)
Harén de Harry.
HP: Hermione Granger, Daphne Greengrass, Padma Patil y Susan Bones.
SW: Aayla Secura, Ahsoka Tano y Maris Blood.
39: Primera Prueba.
Shmi y Jenna, acabaron cediendo a las palabras de Qui-Gon, y vendieron todo lo que tenían cada una, para irse a vivir a Coruscan, y pudieron comprar una casa, estando cerca de su hijo.
Pero solo pudieron verlo, dos días después.
― ¿Por qué venimos a esta parte de la ciudad, maestro? ―Preguntó Anakin Skywalker-Rish, quien no entendía, a donde se dirigían, pero su maestro no habló, sino hasta que llegaron al edificio 320 Republica.
—Sabes montar un Pod y sabes montar un Deslizador, y podrás usarlo, para venir cada vez que quieras, pero no debes de olvidarte de tu entrenamiento Jedi, Anakin —advirtió el maestro Qui-Gon.
—Entiendo, maestro —dijo Anakin, mientras quedaban ante el porche del edificio, entraron, tomaron el ascensor, hasta el piso 500, y fueron al apartamento 500-C, llamaron a la puerta, y Anakin se sorprendió, a ver a sus madres a quienes abrazó. —Gracias, maestro.
—No me agradezcas a mí. —Dijo Qui-Gon.
Shmi le sonrió a su hijo, mientras sentía la mano y barbilla de Jenna en su hombro, se giró y besó a su amante, en los labios.
—Mami, vino a verme... estuvo atrapada en una especie de... Crono-Sismo, o algo así —dijo Shmi. —Cuando llegó, estaba siendo... la aldea fue atacada por los Tusken, y muchos fuimos capturados, íbamos a ser vendidos nuevamente como esclavos, en el Borde Interior, pero mami nos rescató a todos —Shmi tembló, y Jenna les enseñó a ambos, una sonrisa nerviosa —El maestro Qui-Gon, parecía haber venido, cargado con joyas y Créditos, para liberarme, y que pudiera quedarme a vivir, en algún lugar. —Miró a su amante y luego al maestro de su hijo, suspiró. —Tuvieron un combate, ambos tienen mucha energía, casi lucharon por una hora entera, antes de que yo, lograra calmarlos y hacerles ver, que estaban del mismo lado, entonces, el maestro Qui-Gon nos trajo aquí, usamos el dinero, para comprar este apartamento y amueblarlo.
Los cuatro fueron a comer, pero Anakin no prestaba atención a la conversación de los adultos, sino que miraba a sus madres, fue una muy agradable tarde junto a sus madres.
A la distancia, como Fantasmas de la Fuerza, dos personas observaban tranquilamente, lo que ocurría en el apartamento 500-C.
—Anakin... no se unirá al lado oscuro, no será Darth Vader. —Dijo uno de los fantasmas calmado.
El otro fantasma, no dijo nada, solo asintió.
-/-/-/-
Harry fue advertido por Sirius, Julius e incluso Amelia, sobre lo que solía hacer Rita Skeeter: Arruinar reputaciones, únicamente por el placer de hacerlo. Aun así, él había aceptado y no era como que tuviera muchas opciones.
—Probando: Mi nombre es Rita Skeeter: Reportera de El Profeta... ¡Digo: ¡El Panorama Mágico! —dijo Rita, mientras la vuela-pluma, comenzaba a escribir.
Harry bajó la vista a la pluma, la cual comenzó a escribir.
La atractiva rubia Rita Skeeter, de cuarenta y tres años, cuya despiadada pluma ha pinchado tantas reputaciones demasiado infladas...
—Divinamente —dijo feliz, mientras arrancaba esa parte del pergamino, lo arrugaba y lo tiraba a un cubo de basura, junto a ella. —Dime querido, ¿Qué sentiste, cuando Dumbledore intentó forzarte a ingresar al torneo?
Harry le enseñó una sonrisa encantadora, y llevó su mano derecha a su sien, colocando sus dedos índice y corazón. —Sabía que algo estaba mal, desde el comienzo. La profesora Bashteda Babbling, jamás me hubiera fallado, es una fantástica maestra de runas, y era improbable que la Línea de Edad fallara, especialmente: porque conocí los peligros, de lo que significaba ingresar en el Torneo.
— ¿Qué te parecen las pruebas? —preguntó, mientras se desperezaba, o al menos lo intentaba. — ¿Estás emocionado? ¿nervioso?
—Estoy muriéndome de los nervios. He leído sobre el torneo, esto es... una locura. El torneo fue prohibido, en 1792, cuando una Mantícora asesinó a muchas personas, ¿Qué me asegura, que sobreviviremos a las pruebas, incluso si Amelia Bones ha puesto una férrea defensa, gracias a los Aurores y magos de golpe?, nada.
—Te has enfrentado, a otras ocasiones de vida o muerte, ¿Cómo dirías que te ha afectado? —preguntó ella.
Harry enseñó una sonrisa. —No sabes cuantas ocasiones, de vida o muerte... solo conoces lo ocurrido en Hogwarts. —Negó ligeramente, con la cabeza. —Intento... no ser imprudente. Intento reconocer, cuando puedo hacer algo, y cuando no puedo, ni debo inmiscuirme en un asunto. No intento ser un héroe. Pero... como diría mi padrino: "Los problemas, persiguen a los Potter".
— ¿Cuál podría haber sido el motivo de Dumbledore, para obligarte a ingresar en el torneo? —preguntó Rita.
—Luego de una exhaustiva investigación, por parte de mi padrino; descubrí que fue Dumbledore quien informó a mis padres y a los de mi amigo Neville, sobre la Profecía, dicha por la maestra Sybill Trelawney, una profecía que llegó a oídos de Tom Ryddle. —Dijo Harry. Rita se sorprendió, sacó otra pluma, la cual liberaba tinta roja, por sí misma, garabateó algo, en el pergamino. —Desde mi punto de vista... es una prueba de Dumbledore: Él quiere, desesperadamente, que yo gane experiencia... de combate, para en algún momento, enfrentarme a Ryddle.
— ¿Recuerdas algo de tus padres?
—No. Nada. —Dijo fríamente.
— ¿Crees que estarían orgullosos, preocupados o enfadados?
Harry tragó saliva. —Tengo... acceso a sus cuadros, por consecuencia, conservaron sus memorias, ¿sabes? —eso sorprendió a Rita. —Papá, estaba encantado, (lo mismo con Sirius, aunque él conocía perfectamente los riesgos), ambos dicen, que podré lograrlo, que seré el mejor. Mi madre, está furiosa... —lanzó una carcajada nerviosa, al recordar aquello. —A-agradezco, que sea un cuadro, o podría haberme... mandado a mi habitación, o quizás... ir a matar a Dumbledore. —Ahora, Rita lanzó una risilla.
— ¿Cómo se siente? —preguntó ella. —El hablar con los cuadros de tus padres.
— ¿El poder conversar, con sus cuadros de la Mansión Potter? —preguntó, para estar seguro, y ella asintió. —Siento paz. Es muy agradable, poder conocerlos. Papá es... como un niño, en el cuerpo de un adulto. Mamá, es... mamá, es seria, amable, encantadora... —Suspiró. —Planeo comenzar a escribir, una... autobiografía, Rita. Y no puedo contarte mucho, pero sí, que crecí en el infierno. —Esto era interesante. —Una pareja de magos, me sacaron de allí: Sheda Obaset y Athric Kevazz.
— ¿Dónde creciste, antes de conocer a estos dos magos, Harry?
—El profesor Dumbledore, le negó a Sirius mi custodia legal, y me llevó con mi tía materna y su esposo, ellos odian la magia, odiaban a mis padres... me trataron peor que a un elfo doméstico. —Harry le contó todo, e incluso, empeoró los recuerdos de lo ocurrido en el #4 de Privet Drive, y mintió solo un poco, respecto a cómo conoció a Sheda y Athric, aunque no mintió, en que ellos le enseñaron sobre la existencia del Mundo Mágico, y su agradable vida, junto a ellos.
La puerta se abrió, ambos parpadearon para acostumbrarse, a la luz brillante, era...
—Dumbledore —dijo Rita encantada, poniéndose de pie. — ¿Cómo estás? Supongo que leíste mi artículo del verano, sobre el Congreso de la Confederación Internacional de Magos, ¿o no?
—Francamente, repugnante —dijo Albus. —Disfruté especialmente, como me llamaste... un anticuado héroe y de anticuadas ideas sobre la educación mágica. Vamos Harry, aún faltan las fotografías.
— ¿Puedes mandar al joven Diggory? —pidió la mujer, con una sonrisa. Aquello hizo fruncir el ceño a Albus, quien tuvo que aceptar.
Harry se tomó varias fotos, en algunas él solo, en otras con Fleur, otras con Viktor, y otras con Cedric.
Quedó bastante exhausto.
Luego de dos semanas, se descubrió a lo que se enfrentarían: Dragones. Padma lo supo, porque los vieron, desde la torre de Ravenclaw, y corrió horrorizada, a buscar a su novio y maestro en La Fuerza.
Aquello aterró a Harry.
Pronto, Hermione, como la más cercana sentimentalmente a Harry, lograría hacerlo confesar, y ella se acercaría al área donde estaban los dragones, con la Capa de Invisibilidad, y rociada con una poción, que eliminó su olor. Los miró, estudio sus colores, un poco de sus características, tanto como pudo. Ella no deseaba ser una Magizoología, y aunque participaba en la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, no era su auténtico fuerte. Pero no tuvo que pensarlo mucho, ni tuvo que esperar mucho, ni quemarse las pestañas, al leer el libro de «Animales Fantásticos y Donde Encontrarlos», ni «El Monstruoso Libro de los Monstruos», pues vio llegar al director de la oficina de Búsqueda y Restricción de Dragones, de la División de Bestias, del Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas: Newt Scamander.
―Entonces, ¿los campeones deben de enfrentarlos? ―preguntó Charlie Weasley.
―Son dragonas hembras, protegerán a sus huevos, y entre ellos, encontrarán un huevo de oro, el cual tienen que agarrar. ―Dijo Newt Scamander.
Con la información, Hermione volvió al castillo, logró que la primera prueba, solo corriera entre sus amigas, y el propio Harry, cuando lograron tener un momento a solas, en el Salón del tercer piso, aquel donde había estado Fluffy, todos palidecieron, ante lo que Harry tendría que lograr.
Susan y Harry, comenzaron a discutir sobre qué hechizos podrían usar, y fueron a sus respectivas salas comunes, trayendo libros de encantamientos y transformaciones, para poder buscar como sortear al dragón, y como darle tiempo, de buscar el huevo de oro.
Harry, se acercó a Cedric, cuando lo vio junto a sus amigos. Aunque estaban compitiendo, no deseaba que él muriera. Podía no conocerlo, pero eso no quería decir, que le odiara, no lo conocía, y él estaba seguro, de que Fleur y Viktor, ya lo sabrían. ― "Diffindo" ―susurró, la mochila se descoció.
―Tranquilos. Vayan ustedes, yo me encargo, díganle a Flitwick que no tardaré ―pidió Cedric, algo enfadado.
―Hola Cedric ―dijo Harry, ayudándole a recoger libros.
―Hola Harry, se me descoció la mochila... a pesar de... bueno... es nueva...
― "¡Cedric!" ―susurró con angustia. ― "¡La primera prueba son dragones, uno para cada uno, Padma me dijo que lo vio desde la torre de Ravenclaw, y fui escondido, para averiguarlo, uno para cada uno y tenemos que alcanzar un huevo dorado!"
Cedric lo miró, por varios minutos, antes de sonreírle. ―Gracias, Harry.
Harry comenzó a estudiar, tanto como pudo.
Casi no salía de la Sala de Menesteres, y de no ser porque la sala podía transformarse en múltiples cosas y para tantos propósitos, entonces quizás jamás hubieran logrado encontrar incluso libros, de magia tan oscura como aquella.
Harry fue sometido por Hermione y Padma, a estudiar tantos hechizos, como les fueron posibles.
Y luego Daphne y Susan, lo obligaban, a practicar los hechizos, y formar hechizos encadenados, para poder tener múltiples efectos, y sortear el dragón.
Las cuatro sabían, que, si algo le pasaba a su amado, ellas mismas cumplirían uno de los sueños de Voldemort: Destruirían el colegio, por sí mismas.
-/-/-/-
Las semanas pasaron, y el día de la primera prueba llegó. Harry tuvo que fingir, pedirle consejos a Sirius, pero él acabó por obligarlo a decirle, lo que realmente pasaba, y pronto Sirius le estaba enviando muchas Pociones.
Una de ellas, era la que utilizó aquella misma mañana: una para estar totalmente despierto y alerta, se bañó, bebió una poción de alimento, agarró su varita, recordó todos los hechizos, y fue al primer piso, donde Snape le hizo una seña, de que lo siguiera.
―Hazlo, lo mejor que puedas, Potter. Haz lo que tengas que hacer... ―le agarró del hombro, y lo miró a los ojos. ―Sobrevive. Toma el huevo, y.… vuelve... "por Lily" ...
―Lo prometo. Gracias, profesor ―dijo Harry sonriente, mientras iba hacía el estadio que habían creado, para la prueba.
Al acercarse a la carpa, fue asaltado por Hermione, Daphne, Padma y Susan, quienes lo besaron, lo abrazaron y le desearon suerte.
Snape vio aquello, con una sonrisa. ― ¿Qué te parece, el que tu hijo tenga el harén que tu jamás pudiste tener, Potter? ―pensó el maestro de pociones, seguro de que el chico sobreviviría.
Harry ingresó en la carpa y vio a los otros tres, pronto los reunieron, les contaron sobre el huevo. El dragón a enfrentar, fue al azar.
El de Harry, fue el Colacuerno Húngaro, el más feroz de todos. ―Maldita sea mi suerte ―pensó desesperanzado.
―Sobrevive, Harry ―creyó escuchar a sus maestros. ―Usa todos los hechizos que has aprendido, usa La Fuerza, si hace falta, pero sobrevive.
―Tienen razón, voy a sobrevivir ―pensó, ahora con valor.
Por lo que pudo descubrir, gracias a los comentarios de Bagman: Cedric cegó al dragón con un hechizo de algún tipo, Fleur recurrió a su lado Veela, pero no supo lo que hizo Krum.
Hubiera deseado, que el tiempo pasara más lento, o que ellos se demoraran más. Pero ya era su turno, y tenía que sobrevivir.
―Agilitatem ―dijo, mientras se hechizaba sí mismo, y usaba la Fuerza, corrió hacía el estadio, pronto vio los huevos, tuvo que frenar, arrojándose al suelo, como si fuera un jugador de Baseball, y corrió hacía los huevos, entonces, escuchó el rugido del dragón, y sintió el calor del fuego, acercándose a su espalda. Se giró rápidamente. ― ¡Protego! ―al tiempo que usaba el encantamiento, utilizó un empuje de La Fuerza.
― ¡Harry Potter, ha corrido por el campo, ha empleado le hechizo de protección y ahora, está obligando al fuego del dragón, a volver a su boca! ―decía Bagman asombrado. ― ¡Ha usado el hechizo Atrapado, haciendo que los grilletes salgan del suelo, agarrando al dragón por sus patas, brazos y múltiples grilletes en su cola! ―Era asombroso, Harry sabía que lo estaba haciendo bien. ― ¡Corre hacía el nido, pero el dragón, se ha liberado y va tras él, volando! Potter, acaba de usar el hechizo Obscuro, colocándole una venda en los ojos al dragón, y ahora, está usando le hechizo Defodio, está provocando agujeros, debajo de las patas del dragón, lo está volviendo a capturar y está... ―tuvo que taparse los oídos. ― ¡ACABA DE USAR EL ENCANTAMIENTO RUGIET, GENERANDO UN RUGIDO QUE ATURDE AL DRAGÓN POR UN MOMENTO, ¡Y CORRE HACÍA EL NIDO, HA AGARRADO EL HUEVO DE ORO, Y AHORA VUELVE NUEVAMENTE, AL PUNTO DE PARTIDA, ¡INCREIBLE DAMAS Y CABALLEROS! ―Dijo asombrado. ―Un grandioso despliegue de habilidad mágica. ―Harry Potter y Viktor Krum, están cabeza a cabeza de la primera prueba, ambos con 10 puntos, luego les sigue Cedric Diggory con 8 y en el fondo, Fleur Delacour con 5.
―Gran trabajo, jóvenes, eso ha sido majestuoso ―dijo Bagman sonriente.
―Gran trabajo Harry ―dijo Cedric, quien se veía pálido, venía abrazando a Cho Chang, su novia de Ravenclaw. ―Lo hiciste maravillosamente, bien.
Pronto, cuatro brujas de catorce años, le cayeron encima a Harry, besándolo, acariciándolo y abrazándolo, chillando aun asustadas, al verlo enfrentarse al dragón.
Seria luego, un sonriente Cedric quien le diría lo que tenía que hacer, pues por culpa de las chicas, no escuchó nada: Tenían que lograr escuchar el mensaje, del huevo de oro, pues sería la pista de la próxima prueba: Sería el 24 de febrero, a las 9:30.
Cuando se fue a dormir, fue contactado por La Fuerza, encontrándose ante Aayla, Maris, Sheda y Athric.
Las dos primeras, lo abrazaron, lloraban histéricas y lo felicitaban.
Sheda lo abrazó con fuerza, mientras lloraba y le decía, cuan orgullosa de él, se sentía.
Athric también lo abrazo, igual de feliz que Sheda.
Harry supo, que tenía aún más familia, aparte de Sirius.
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Una hora después, mientras Harry dormía.
Una nave descendió no muy lejos de Inglaterra, y empleó un sistema de camuflaje.
Nadie escuchó la puerta trasera de Privet Drive abrirse.
Nadie se molestó verdaderamente, por las luces centelleantes, azules y rojas dentro del hogar.
Nadie escuchó los gritos de los Dursley, ni de su hijo.
Solo quedó un mensaje en inglés y en un idioma desconocido, pero supusieron, que decía lo mismo.
Maltratadores de niños.
