Un par de días ya habían pasado para la pareja. La cual no solo aprovecho para descansar. Sino también para atender otros asuntos antes de irse de nuevo a cumplir sus responsabilidades en el mundo Astral.
Astral se hizo cargo de avisar al Cazador acerca de su pronta salida. Mientras Yuma se encargo de avisar a sus Guardias. Los cuales sonrieron aliviados... Por alguna extraña razón.
Akari escucho estos preparativos. Así que aun renuente con dejar solo a su bello hermano con aquel alienígena. Fue en busca de sus padres como apoyo. Los cuales solo le sonrieron con complicidad.
-Akari, Cariño... Se qué no confías en Astral... Pero, no podemos hacer nada al respecto-Menciono Mira mientras terminaba de revolver la comida que estaba casi llegando a su punto de cocción.
-¿A que te refieres? ¡Mamá Yuma tiene 16 años apenas! ¿No crees que es demasiada confianza que se tiene con ese tipo?...-Replico Akari ligeramente enojada.
-Puede ser. Puede ser. Pero ¿No crees que es algo normal después de lo que paso?-Cuestiono la Bella Dama tomando asiento junto a su marido quedando justo frente a su primogénita.
-¿Lo que paso? Mamá yo no recuerdo nada... ¿A que te refieres con eso?-Cuestiono ligeramente confundida.
-...-Mira observo por un momento a su hija para después posar su mirada a su esposo. Quien rápidamente entendió esta señal.
-Akari-Llamo con ligera fuerza a su hija, quien ahora poso su mirada en él- Se que para ti es difícil todo esto. Se qué es más tu propio miedo hablando pero... ¿No crees que es hora de dejar ir a Yuma a explorar el mundo? ¿A dejarle vivir nuevas experiencias?
Akari se quedo por un momento muda. Descolocada. Pues a pesar de que sabía que su padre llegaba a ser muy directo. No espero que sacara la verdadera razón tras todos esos ataques al peliblanco. Y bajando un poco su mirada. Comenzó a pensar acerca de su propio hermano. Su pequeño y dulce hermano. Aquel que en todo momento siempre estuvo para ella. Quien le buscaba para que le protegiera de las tormentas. Ese dulce niño que ahora... Era todo un hombre en crecimiento.
Su vista se nublo por un momento. Era cierto. Y era difícil admitirlo. Muy difícil. Pero ¿cómo era posible que sus padres le dejaran ir tan fácil? ¿A tan tierna edad? Se supone Yuma debería estar sufriendo más por sus calificaciones, por proyectos. Por sus amigos, por una tonta pelea. Disfrutando de los pequeños momentos. No... No estando al frente de un mundo que ella ni conocía.
Sí. Era difícil. Muy difícil reconocer que Yuma estaba creciendo. Y no solo eso... Se estaba alejando de ella.
Akari entonces miro de nuevo a sus padres, que sonreían comprensivos. Parecía que esperaran a que ella misma se diera cuenta de su falta. De su pequeña pelea que tenía, no con Astral, si no con ella misma. El peliblanco solo era el recordatorio viviente de lo sentía. No había odio. No había resentimiento. Solo dolor. Dolor a la perdida.
Y por fin. Akari lo comprendió. Y excusándose de entregar una nota. Fue que se dirigió a su habitación. Aquellos padres suspiraron con leve melancolía. La entendían, mucho más de lo que ella misma creía. Por eso, acordaron ir a dar una vuelta a su habitación. Verificando que todo estuviese bien. Y en orden.
-.-.-.-.-
Yuma por alguna extraña razón se sentía. Nostálgico. Melancólico. Lo medito por un tiempo mientras Astral terminaba aquella llamada con Kaito. Mirando la espalda de su amado. Se preguntaba el por qué. Quizá era por que se debía alejar una vez más de la Tierra.
Mmm. No. No era eso. Él podía regresar cuando quisiera. ¿Era acaso por que estaba por tener un bebé? No. Tampoco era eso. ¿Entonces qué? Algo iba mal. No lo sabía con certeza. Pero. Dentro de su corazón algo le decía que el día de hoy pasaría por una dura prueba. ¿Cuál? No estaba seguro.
Fijo su vista entonces a su comunicador. Tenía mensajes de sus amigos dándole y deseándole lo mejor. Así que, tristeza por eso. Definitivamente no. Mmm algo se sentía extraño. Quería llorar. Quería reír. ¿Por qué? No se sentía como otros días.
Paso entonces sus manos a su vientre. Y con cuidado comenzó a dar ligeros masajes al lugar. El podía sentir más que nunca a su lindo bebé. Su hijo o hija. Aún debían abordar ese difícil tema. Pero ¿Cómo?
¿Llegar y gritar a los cuatro vientos que estaba en cinta por muy extraño que fuese? No. Esa no era la solución. Definitivamente no. Entonces. ¿Qué tal si reunía a sus amigos y con una fiesta les dijera aquello? No. Muchas miradas extrañas y un viaje al manicomio sonaba mal.
Debía ser algo especial. Sencillo pero con pruebas. ¿Dejar que se note el embarazo por si solo? Lo medito. No. Tampoco era lo correcto. Aunque funcionara bien. ¿Pero cómo podría suceder? Miro entonces al techo, recostándose en la cama. Y comenzó a contar los puntos que veía en aquella losa.
¿Qué dirían acerca de ello? Él estaba orgulloso de su bebé. Y sobre todo muy contento. Pero. ¿Y los demás? ¿Le aceptarían fácilmente? No lo sabía. Y eso le frustraba. Llevándolo a caminos tan oscuros. Fríos. Solos.
Él quería que todos estuviesen felices. Contentos como él y que recibieran a su bebé de la misma manera. No como algo extraño, si no como un miembro más de la familia. Eso es lo que el deseaba. Anhelaba que todo sucediera así. Más sin embargo siempre estaba el endemoniado "pero y sí..."
No quería que sus amigos le miraran mal. O de lo contrario dejaran de hablarle. Mucho menos su familia. A la cual quería muchísimo. Mmm. ¿Por qué sonaba tan complicado siendo algo tremendamente fácil?... No. No lo sabía tampoco. Imaginarse todo ello solo ocasiono que sus ojos se mostraran nublosos. Más brillantes de lo usual. Y girando sobre si mismo colocándose de lado para no incomodar o lastimar a su bebé. Fue que se cubrió la cabeza con una almohada.
Astral justo en el momento había dejado la llamada con Kaito de lado. Acordando solo ciertos detalles que tendría que decir y aclarar con Yuma para que no hubiese mal entendidos. Más girando en su propio eje para ver a su amado. Fue que se percato de la extraña posición de su amado. Tapado con una almohada mientras trataba de abrazarse así mismo. De inmediato supo que nada andaba bien con el menor. Y asegurando que la puerta estuviese bien cerrada. Se acerco con su amado, sentándose en la orilla de la cama. Extendiendo su brazo para alcanzar a tocarlo suavemente en su cintura. Y llamándolo dulcemente, pregunto.
-Yuma, ¿Esta todo bien?-Espero respuesta. Más esta nunca llego.
Suspiró. Y subiéndose aquella cama, fue que se acerco más a su amado. El cual insistía en taparse con aquella almohada. Miro el escenario y con suavidad poco a poco fue que removió aquella almohada. Encontrando a un lloroso Yuma.
Astral se enterneció con la escena. Al mismo tiempo que se preocupaba levemente. Pues Yuma no lloraba sin un buen motivo. Y el que lo este haciendo justo ahora, eso le alertó.
-Yuma- Llamo suavemente casi en un susurro- Yuma. Cariño ¿A pasado algo? ¿Estas bien?-Cuestiono haciendo que el mencionado le mirara con extrañeza.
-¿Astral?
-Sí. Soy yo...
-Astral... ¡Astral!-Nombro con urgencia a su amado, a la vez que de levantaba para abrazarlo. Escondiendo su cara en el pecho contrario. Dejando salir todo aquello que en ese momento le hostigaba.
Astral no supo exactamente que hacer en el momento. Más siguiendo su instinto. Atino a abrazar a su prometido. El cual ahora estaba dejando un poco húmeda su camisa y chaleco.
Acarició con un poco de torpeza la espalda de su amado. Jalándolo de nuevo a la cama. Sentándose en una mejor posición. Una que no incomodara a ambos. Y se dispuso a esperar.
Astral miraba de vez en cuando al techo y de vez en cuando a su amado. Alternando su mirada. Pensando en lo que vendría. Habían pasado tantas cosas en tan solo poco tiempo. Tantos secretos revelados y otros más por descubrir. Que en algún momento dejo de lado lo más importante.
Los sentimientos y la belleza del embarazo del amor de su vida.
Se sintió culpable por descubrir aquello. ¿Cuantas cosas bellas ha ignorado hasta ahora? No lo sabía. Y no estaba dispuesto a perderse ni el más mínimo detalle de ahora en adelante. Él quería descubrir todo lo nuevo. Todo lo diferente en su amado. Cada paso. Cada proceso mudo y en silencio. Su bebé que crecía ante la mirada atenta de sus padres. Fuerte y valiente. Su primogénito. Su hijo. Su bebé...
¿Qué sería? ¿Un niño? ¿Una niña? Tantas preguntas. Tan pocas respuestas. ¿Sería buen padre aún cuando descubrió aquello? Mmm. Tenía miedo de arruinarlo en algún punto. Pero. Viendo como Yuma le abrazaba con tanta fuerza, eso se volvía un asunto que sabia. No manejaría solo.
Sonrió acomodando aun más a su amado. El recargándose en la pared. Mientras mantenía a su prometido entre sus brazos. Ajenos al mundo que les rodeaba. Al mundo que avanzaba sin su presencia.
Miro entonces su mano izquierda. Donde reposaba aquel anillo blanco. Una promesa muda de lo que venía. Era cierto. No todo debía ser malo. También podía ser bueno. Muy bueno.
Y con ello, acuno más a su amado. El cual dejaba salir uno que otro sollozo. Él podía esperar. Solo por Yuma. Podría esperar la eternidad y la muerte misma. Y depositando un beso en la cabeza de su amado. Le consoló.
-.-.-.-
Akari había estado llorando y enojándose en silencio. Ajena a aquella mirada que le esperaba con paciencia y cariño.
Maldijo una y otra vez al hombre que representaba su miedo. Más al final. Termino por disculparse. Culpable por reflejar su miedo en él. En quien solo amaba a su hermano. Astral para ella, era un obstáculo. Uno grande. Pero por primera vez desde que llego hace un poco más de un mes. Fue que pudo ver solo a un ser. Sonriente y de mirada amable. Uno que trataba de manera suave y animada a su hermano. Y se dio cuenta.
Astral era un hombre. Un hombre amando a otro. Y eso era todo. No había dobles intenciones. No había un Villano malo atrás de esa imagen. Solo era Astral. Un Astral que amaba a su bello hermano.
Y saber aquello. Solo la hizo llorar. No quería que él se llevara a su hermanito. No quería que lo alejara de ella. No deseaba eso. Y abrazando a su madre. Fue que se lo hizo saber.
-Mamá... No quiero, no quiero que se vaya... No quiero que me deje...-Menciono entre sollozos. Mira solo le abrazo, acariciando su cabeza. Y susurrándole suavemente le hizo saber algo que ella ignoraba.
-Akari... Yuma jamás va a dejarte sola... Es tu hermano, amor. Y eso es más que razón suficiente para verte... Y, es cierto... Yuma esta creciendo a pasos agigantados. Pero eso no impide que disfrute de eso. Él esta viviendo a su manera. A su ritmo... Y debemos ayudarle. No podemos dejarlo solo por qué sí... A pesar de que no lo diga, él nos necesita Akari... Él te necesita... No lo abandones ni te abandones a ti...
-Mamá...-Susurro Akari abrazando con más fuerza a su progenitora.
-Tranquila amor... Tranquila... Estoy aquí. Estamos aquí...-Menciono aquella Bella Dama abrazando de la misma manera a su hija. Mientras daba la bienvenida a su esposo. Quien se sentó a un lado de las féminas.
Akari noto apenas su presencia. Y volteando ligeramente a su padre. Fue que dejo de abrazar a su madre para ahora abrazarlo a él. Quien le recibió con un abrazo fuerte y un poco tosco. Reconfortándola.
-Akari... Eres fuerte. Se que podrás superar esto... Tu madre tiene toda la razón en cuanto a Yuma... Es difícil Cariño. Lo sé... Pero... ¿No acaso tu también vas por el mismo camino?... No creas que no me he dado cuenta de como ese chico te mira... Es la misma mirada que le dedico a tu madre...
Akari sonrió con un tenue sonrojo, mientras lágrimas seguían recorriendo sus mejillas.
-Papá...-Se quejó.
Es difícil. Muy difícil dejar ir a una persona que en todo momento estuvo contigo. Que conociste desde que nació. Pero. A fin de cuentas. No puedes tenerlo todo el tiempo encapsulado en una burbuja. Tienes que dejarlo salir a explorar. A vivir. Y Akari cayo en cuenta de esto. Y eso no significaba un adiós. Sino más bien, un hasta luego.
Yuma ya era un hombre que sabía a donde se dirigía. A donde iba. Y que camino estaba tomando. Él ya no era un niño. Mucho menos alguien a quien cuidar... Y como hermana mayor. Eso es difícil de entender. Pero. Tarde o temprano debía aceptarlo. Sin miramientos y sin excusas.
Akari lo comprendió. Y con una leve sonrisa. Lo acepto.
Sus padres vieron esto. Y sonriendo tenuemente fue que se mostraron orgullosos. Esa era su Akari. Fuerte y decidida.
-.-.-.-
Yuma había dejado de llorar hace apenas un rato. Y justo ahora se mantenía mirando a la nada. Mientras Astral le acariciaba.
Era de alguna manera difícil para ambos. Más para el menor. Pero. Aun así. Debían seguir adelante. Por ellos mismos. Por su hijo.
Yuma dio unos leves suspiros antes de mirar a su amado. Y apenas sonriéndole, le expreso aquello que no le dejaba en paz.
-Tengo miedo Astral... Tengo miedo de... Tanto... Jajaja no se ni siquiera a qué... Pero... Me paraliza. Me... Hace sentir mal...
Astral le escucho. Y mirándole con intensidad. Le consoló. Abrazándole con fuerza. Pegándolo a un más a él.
-Pienso... Que estas cargando con mucho. Una sensación agobiante que no te deja en paz. El por venir es cruel... Pues no sabemos lo que pasará realmente. Y eso... Paraliza. Daña... Sin embargo. Al mismo tiempo. Creo que es bueno... Muy bueno...
-¿Bueno?-Cuestiono casi incrédulo el menor. Mirando a su amado.
-Así es. Bueno. Por qué puedo ubicarme en el presente. En el aquí y en el ahora. Y mirando a mi lado... Se qué tu estarás ahí en ese momento. Cuando todo eso llegue a nuestras vidas... No estas solo cariño... No estas solo Yuma... Por qué así como yo se que estarás para mí. Yo estaré en todo momento para ti...
-Astral...-Llamo sonrojado con ligeras lagrimas recorriendo sus mejillas.
-¿Si Yuma?
-...Te Amo. Mucho. Más de lo que crees...
Astral vio esta escena. A su amado declarándose tan bellamente. Siendo algo que amaba. Solo siendo él. Y con una sonrisa. Respondió.
-Yo también Te Amo Yuma. Muchísimo...
Yuma sonrió. Y con lentitud se acerco a su amado. Dando un beso tímido. Cariñoso y lleno de Amor. El que Astral este ahí. Es todo lo que necesitaba. Lo demás vendría poco a poco. Lentamente. Y ellos lo afrontarán. Juntos. El mayor le dejo hacer. Y apenas separándose, con ligera burla pregunto.
-¿Cambios de humor?
-...-Yuma le miro confundido hasta que lo comprendió y riendo levemente, secando sus lágrimas. Le respondió- Cambios de humor...
Ambos jóvenes entonces rieron. Abrazándose una vez más. Sintiéndose. Felices de lo que vivían y de quizá vivirán. La atmosfera que habían creado, rodeándoles con delicadeza.
Yuma entonces recordó aquello que se había quedado pendiente. Y con un sonrojo aun más visible, fue se lo hizo saber a su amado.
-Astral...-Llamo.
-¿Sí?
-Yo... Mmm... Sabes que... Algo...mmmm no... Es que... Bueno...-Tartamudeo. Dejando extrañado a Astral. Quien no dudo en preguntar.
-¿Pasa algo malo?
Yuma ahora parecía un lindo tomate. Y negando con su cabeza fue que al final se desespero. Y tomando a su amado del cuello fue que, llego su turno de tomar por sorpresa al mayor. Quien mirándole sorprendido, después de unos segundos, solo atino a responderle.
Ambos jóvenes de alguna manera. Peleándose. Reconciliándose. Apoyándose. Siempre llegaban a este punto. En donde ambas almas desnudas se dejaban ver. Expresándose lo que no podían con palabras. Sus sentimientos a flor de piel. Así como sus pensamientos.
Astral se separo por un momento de Yuma al sentir como bajaba sus besos a su cuello. Sabiendo entonces lo que el menor quería hacer. Y deteniéndole un momento, mirándole a los ojos, preguntó.
-¿Estas seguro de esto cariño?... No quiero que te sientas obligado a nada...
Yuma le miro. Y sonriéndole con felicidad. Solo asintió.
-Estoy seguro Astral... Muy seguro... ¿Acaso tú...?
-No. No es eso... Solo me detengo antes de saltarte encima... Es todo...
-Entonces...-Yuma volvió a acercarse a Astral, jalándolo junto con él en aquella cama, y pasando sus piernas a la cadera del mayor, susurro- Hazlo...
El mayor no necesito de más palabras. Y acatando la orden fue que ataco los labios del menor. Saboreándole. Yuma sonrió en medio del beso. Y queriendo contribuir, fue que comenzó a acariciar la espalda de su amado.
Astral una vez que quedo satisfecho de sus labios. Pido permiso para entrar en aquella bella boca que tantas veces había recorrido. Y sin demora. Esta se abrió para él. Recibiéndole con ansias.
Una batalla intensa tomo lugar. Mientras aquellas manos comenzaban a recorrer esos lugares que se daban por prohibidos. Ocasionando leves gemidos por parte del menor. Quien gustoso, tampoco se quedaba atrás. Pues trasladando sus manos hasta aquel chaleco del mayor. Fue que comenzó a quitarlo. Primero un botón. Después otro. Una nueva caricia le hizo detenerse por un momento. Más entusiasmado continuó.
Pasando ahora sus manos hasta los hombros del mayor. Comenzó a bajar poco a poco aquel chaleco. El cual termino botando el peliblanco. Quien seguía haciendo de las suyas.
Yuma entonces tomo aquella camisa blanca, y arrugándola un poco con sus manos, fue que repitió el proceso. Primero un botón. Después otro. Cada botón que encontraba era simplemente desabotonado. Y para cuando se dio cuenta. La camisa de su amado yacía abierta. Tentando torpemente fue que comenzó a delinear aquel bello torso que le invitaba a ser tocado. Acariciado.
Astral gimió apenas un poco. Pues aquellas bellas manos le incitaban a hacerlo. Y separándose del beso. Abriendo un poco sus ojos. Fue que pudo contemplar a su amado.
Sus bellos ojos Rubí ahora cerrados. Sus labios levemente hinchados, y su respiración agitada. Eso le hizo sonreír de manera tranquila. Feliz y con cierto deseo. Dándole un descanso al menor, fue que inició a quitar poco a poco aquellas prendas que le estorbaban.
Primero aquel chaleco rojo. El cual termino botado en el piso. Seguido de cerca por aquella camisa con la enigmática D. Dejando al descubierto aquel lindo pecho canela que tanto amaba. Siguiendo con su labor. Comenzó a quitar aquel pantalón. Y el par de calcetas. Siendo ayudado por el menor. Quien sonrojado. Solo le miraba con cierta vergüenza. Más continuando. Fue que llego a la recta final de aquellas prendas. Y con lentitud y suavidad. Despojó a su amado de aquel molesto bóxer.
Y ahora contemplando la desnudez de su amado. Fue que sonrió. Enamorado. Feliz. Y con cierta lujuria. Sus ojos lograban trasmitirle todo lo que no podía expresar a su prometido. Quien recostándose se dejo hacer. Invitándole a tomarle.
Astral entonces comenzó a besar. Desde la punta de sus pies, hasta la ultima hebra de cabello del menor. Solo deteniéndose en la zona de su vientre. El cual acarició y beso. Dando pequeños mimos que hicieron reír al menor. Mas siguiendo con su labor. Fue que volvió a besar aquella boca que no se cansaba de explorar.
Yuma le abrazo acercándolo más a él. Y continuando en donde se quedo. Fue que comenzó a quitar aquellas prendas que le impedían ver todo del mayor. Astral le ayudo a hacer aquella tarea más fácil. Pues separándose un momento. Dejo que Yuma hiciera lo que quisiera.
Y ahora estando los dos en la misma situación. Fue que se acercaron. Acariciándose. Besando aquellas partes que el sol no les dejaba ver con facilidad. Sintiéndose. Sus pieles ardiendo en amor y deseo. Amándose como solo ellos solían hacer.
Astral entonces tomo al menor, recostándolo de nuevo en aquella cama. Y sonriéndole, le hizo saber lo que vendría. Yuma entendió y abriendo un poco más sus piernas al mayor fue que se dejo hacer.
Estrellas. Lindas y extenuantes estrellas fue lo que el menor vio una vez su amado le preparo y entro en él. Era una sensación embriagadora. Adictiva. Hermosa a su punto de vista. Y más tarde que nunca. Un vaivén comenzó. Uno lento. Torpe. Poco a poco más experto.
Fue entonces que el menor abrazo a su amado. Aferrándose a su espalda. Dejando leves marcas a causa de sus uñas. Disfrutando de aquello que su amado le hacía, fue que vio el infierno y el cielo al mismo tiempo. Una vorágine de emociones y sensaciones se agruparon en él. Podía sentir a su amado con todo su ser. Con toda su alma. Y con todo su corazón. Astral no estaba lejos de aquello, pues tomando con cierta fuerza al menor. Fue que pudo gozar de todo ello. Siempre procurando hacer sentir al menor lo mejor que pudiese.
Ambos amantes haciéndole saber al otro cuanto se amaban. Con pequeños gemidos y ligeros gritos que alcanzaban a dar y escaparse. Para ellos no había mejor manjar que el otro. Y tomándose de sus manos. Abrazando con la otra, fue que el mayor encontró aquel punto dulce que hacía a su amado delirar. Y sonriendo, fue que beso a su prometido. No dejándole escapar de ninguna sensación. De ningun toque. De ningun sentimiento.
Yuma ya se había perdido en aquel bello mundo. Aferrándose a lo único que sabía era su faro en aquel acto. Su amante. Su amigo. Su novio. Su prometido. Su amado. El amor de su vida.
Astral le tomaba de la misma manera. El sudor perlando ambos cuerpos con orgullo. Un leve vaho en la ventana. Y su corazón latiendo a más no poder.
Fue entonces que ambos lo supieron. Y mencionando el nombre del otro, aquel acto lleno de amor se dio por terminado. Ambos amantes dejándose caer en aquella cama, única testigo de esa bella demostración de amor. Y dando un último beso. Ese acto se dio por oficialmente concluido.
El mayor una vez calmado salió del interior del menor. Y tomando la sabana, les cubrió a ambos. Yuma de inmediato le abrazo. Y sonriendo satisfecho fue que menciono en susurro.
-Te Amo... Astral...-El mencionado correspondió con un nuevo beso. Y sintiéndose pleno y feliz. Fue que realizó una mínima broma al menor.
-Yuma-Llamo con suavidad. El menor cansado le miro.
-¿Sí?
-¿Sabías que eres muy ruidoso? Apuesto a que tus padres y hermana lo saben ahora...
-¿Qué?-El menor entonces cayo en cuenta de aquello que en algún momento pensó en aquel acto. Y sonrojándose violentamente fue que se escabullo debajo de las sabanas. Avergonzado. Hasta que una carcajada se escuchó.
-Yuma. Yuma. Yuma... Eres todo un amor... Jajajaja
El menor al escuchar esto entonces salió de su escondite y le miro. Levemente molesto.
-Colocaste una barrera antisonido ¿no?
-Puede ser. Puede ser...
-¡Astral!-Reclamo. Más fue abrazado por el mencionado.
-Lo siento. Lo siento. Tenía que hacerlo. Después de todo fuiste demasiado entusiasta... No quería que te distrajeras cariño...-Menciono el mayor. Riendo levemente. Mirando a su amado con deseo.
-Idiota...
-Soy tu idiota cariño-Menciono Astral mostrando el anillo en su mano- Para siempre... Así que no lo olvides...
-Eres insufrible...
-Lo sé...
-Te Amo...
-Y yo a ti... Te Amo Yuma...
La pareja entonces hizo nacer un nuevo beso. Acostándose cómodamente en aquella cama. Ajenos al mundo que les rodeaba.
-.-.-.-
La tarde paso. Y con ello llego la noche. La familia ahora yacía en el comedor.
Akari miraba de reojo a la pareja, sospechosamente muy junta, y a sus padres. Que parecía sonreían emocionados por algo. Más comprendiendo que aquello no podía esperar más, dejando un poco su plato de lado. Fue que encaro a su hermano.
-Yuma...-Llamo. Demandante.
-¿Sí Ne-chan?-Contesto el menor. Desviando su mirada a la mayor.
-¡Yuma!-Grito de la nada. Haciendo que el menor diera un ligero brinco por el susto.
-Sí...
-...-Akari le miro. Con sus ojos nublándose. Más con una sonrisa, le mencionó- Más vale que seas feliz. Muy feliz. ¡Prométeme que serás feliz y no te olvidaras de tu hermana! ¡Promételo Yuma!
El menor el miro extrañado. Más le asintió con una sonrisa.
-Por supuesto... Lo prometo.
-...-Akari entonces sonrió y dirigiendo su mirada al peliblanco fue que le dijo con voz demandante y ligeramente amenazante- ¡Más te vale cuidar de Yuma como se debe! ¡O iré hasta donde estés para patearte el trasero! ¿He quedado clara?
-Como el agua...-Respondió Astral ligeramente sorprendido.
Mira viendo entonces como las cosas avanzaban. Fue que decidió darles otro empujón más a la pareja. Claro antes escondiendo todos los objetos punzo-cortantes cerca de ellos. Y con voz cantarina. Preguntó.
-¡Yuma, Astral! ¿Hasta cuando van a ocultar la existencia de mi nieto?
La pareja quedo muda. Pálidos. Akari pareció perder color en sus ojos y piel. Mientras la abuela y Kazuma sonreían con felicidad. Esperando la respuesta de los mencionados.
Astral fue el que más rápido se recompuso. Más antes de contestar fue que un cuchillo paso rozando su mejilla, haciéndole apenas un leve corte.
Su mirada paso entonces a la mayor. Y viendo como le miraba con furia. Hizo lo mejor que sabía. Correr con su amado en brazos.
-¡Vuelve aquí miserable alienígena! ¡Sabía que no podía confiar en ti!... ¡Y ni siquiera se como es que sea posible! ¡Pero de esta no te salvas! ¡Vuelve aquí maldición!-Grito desde las escaleras. Mientras la pareja se soltaba a carcajadas.
Tanto cuidado para que al final fuera la Dulce Dama quien les delato. Aunque, ¿Cómo es que lo sabía? Bueno eso ahora no importa. Ambos tenían que sobrevivir.
