Autor: Nos despertamos de buen humor asi que decdí publicar el antepenultimo capitulo! WOW, pueden creelro? ya casi llegamos al emocionante final :3

Por cierto, el otro día andaba por instagram y me topé con el pefil de un modelo ruso y quede impactada, es identico a Jack Frost y su novia es identica a Elsa. Creo que si alguno de ustedes quiere ver como serian estos dos en la vida real deberian pasarse por su pefil de insta: bendaselis

Camilaski: siii, este es el antepenultimo capitulo, dos mas y nos vamos va a ser muy interesante ver las reacciones a este capitulo, creo que lo van a amar y a odiar. Saludos :3

Nikolai: A ver que opinas de este capitulo, tal vez no te guste o tal vez si... a ver que

Cristina: No se volvera militar con Norte pero en este capitulo se menciona algo que tal vez te guste. Tus teorias son muy buenas ;) Saludos :3

Narrador

El verano transcurrió con su habitual calma, Jack Frost poco a poco fue recuperando su antigua vida. Él y Elsa se mantuvieron en contacto durante todas las vacaciones por medio de mensajes, él le contaba a ella el progreso de su salud y ella le contaba sobre Alemania y cuando regresó le hizo llegar la camiseta del recuerdo que le había prometido junto con un libro de cuentos de los hermanos Grimm en alemán para que él pudiera practicar aquel idioma en el cual apenas daba sus primeros pasos. Poco después ella le dio la noticia de que había sido aceptada en la Universidad de Pensilvania, lamentablemente no pudieron verse antes de su partida ya que él, en el último mes de vacaciones, había encontrado el trabajo que tanto estaba buscando; si bien ahora no necesitaba el dinero con urgencia para su familia, ingresos extras no le vendrían nada mal para su largo viaje.

Jack comenzó a trabajar en el Lucky Cat Café, estaban cortos de personar ya que Hiro se había ido a un campamento de robótica y Tadashi estaba por irse a la universidad.

–Bien, así es como se maneja la caja registradora– Tadashi terminaba de explicarle a Jack como usar el artefacto de forma adecuada –¿Tienes alguna duda?–

–Eh…– Jack analizó la pregunta con cuidado, tenía un poco de nervios por echar a perder esto –No– respondió después de pensarlo bien.

–Mañana te enseñaré a hacer el inventario– dijo el chico mientras el ultimo cliente dejaba la tienda después de terminar su café.

–Ven, te enseñaré como cerrar la tienda– el chico asiático quiso aprovechar la oportunidad pero una visita inesperada los sorprendió.

–Hey, hola– sonrió la bella chica alta y rubia de ojos avellana –Perdón por entrar por la puerta principal…–

–No te preocupes Honey– la tranquilizó el muchacho –Estaba a punto de enseñarle a Jack a cerrar la tienda–

–Oh– la rubia fijó la vista en su antiguo compañero de la escuela –¿Qué tal, Jack?, ¿Cómo te ha ido?– preguntó con cortesía.

–Muy bien, Honey– le respondió el chico.

–Supe lo que sucedió– le dijo con una mirada de lastima –¿Estas bien?–

Jack asintió con un rostro sereno.

–¿Y qué hay de Elsa?, ¿Cómo esta ella?–

–Muy bien, o eso me ha dicho, la verdad es que terminamos hace un tiempo– admitió con incomodidad.

La chica cubrió un jadeó de sorpresa con sus manos –Ay no, no puede ser– sus ojos comenzaron a humedecerse –Cuanto lo siento–

Jack puso una mano sobre su hombro –Tranquila, estamos bien, somos amigos–

Esto no pareció terminar de tranquilizarla –Aun así, sigue siendo tan triste, ustedes dos son increíbles juntos… imaginarlos separados es tan difícil como imaginar mi vida sin Tadashi– abrazó al chico que era unos centímetros mas bajito que ella, todo a causa de sus enormes tacones que la caracterizaban.

Jack sonrió e hizo una mueca de incomprensión al escuchar esto –¿U-ustedes dos están juntos, chicos?– preguntó sintiéndose un completo ignorante.

–Sí, desde Halloween del año pasado– recordó la chica.

–Wow– esto hizo que Jack se sintiera aún más estúpido, ¿todo este tiempo había estado celoso de un chico que ya tenía novia? –No tenía ni idea–

Ambos se miraron y se encogieron de hombros –Somos discretos con muchas cosas– respondió él.

–Como cuando le sucedió aquella tragedia a Elsa, me identifiqué tanto con ella que quería ayudarla de alguna manera, fue así como le pedí a Tadashi que le contara nuestro caso–

Jack se extrañó al escuchar esto –¿D-de que hablas?–

Ella lo miró con tristeza –Antes de lo que le sucedió a Elsa a mí me pasó algo similar, fue algo tan traumático– relató la chica avergonzada.

–Lo lamento, no quise ser inoportuno– Jack se sentía como un tonto por haber tocado el tema.

Ella negó con la cabeza y se apoyó más en Tadashi quien acariciaba su mano y besaba su mejilla –Ya pasó tiempo de eso, creo que ya lo superé, pero en su tiempo fue un gran problema para nosotros dos– ella miró al asiático con remordimiento.

–Pero trabajamos en eso y al final lo superamos– el chico miró a Jack –Aquel día en la enfermería le conté a Elsa nuestra historia, creo que eso le ayudó porque pudo tomar mi mano para consolarme–

Bang, Jack Frost el supremo idiota. Pensó el chico peliblanco odiándose. ¿Cómo había cometido el error de ser tan inseguro y desconfiar de Elsa y este chico que no era más que un alma de Dios¡?

–Hacen una increíble pareja– Jack les sonrió.

–¡Eso espero, porque iremos a la universidad juntos!– apretujó al chico de cabello azabache.

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En el Lucky Cat Café también fue donde conoció a Katherine…

–Jack, ella es la otra chica nueva, solo estará aquí lo que restan de las vacaciones así que cuento contigo para ayudarla a aprender rápido todo lo que hay que saber– Tadashi había aparecido en la cocina con esta hermosa chica de estatura bajita y un hermoso cabello rizado que se acomodaba de forma majestuosa en una coleta alta con unos mechones cayendo sobre su rostro en forma de corazón –Los dejaré para que se conozcan, tengo que seguir atendiendo las mesas, muéstrale lo que te enseñé sobre la cocina– le pidió el chico de forma apurada.

–Hey, ¿Qué tal?, soy Jack Frost– el peliblanco examinó a la chica cuya figura espectacular resaltaba con aquellos mom jeans y la camiseta de cuello alto, su rostro estaba bañado por pecas.

–Yo soy Katherine Goose– habló con voz energética y confiada mientras le extendía la mano con entusiasmo.

–¿Goose?– Jack rio al estrechar su mano.

–Sí, como el ganso– ella se sonrojo sin perder la sonrisa confiada.

–Whoa– Jack se sorprendió al sentir el fuerte tirón de la chica hacia ella, acercándolo a tan solo unos centímetros de su rostro.

–Tienes los ojos más hermosos que he visto– le dijo susurrándole.

El rostro del chico se pintó de rojo al escuchar este cumplido tan directo –G-gracias, tu también tienes unos lindos ojos– le dijo al ver sus hermosos y grandes ojos grises.

La sonrisa de ella se ensanchó –Espero podamos ser buenos amigos, Jack– finalmente lo dejó ir.

–Seguro que lo seremos– le respondió nervioso.

Ese día Jack se dio cuenta de una cosa, si tiene un tipo de chica, le gustan las mujeres más maduras que él. Lo había notado con Rapunzel, lo confirmó con Elsa y lo volvió a reconfirmar ese día con aquella chica, que a lenguas se veía que era mucho más madura que él a pesar de su juguetona personalidad.

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–¡Jack!, ¡Corre!– el peliblanco entró en la cocina al escuchar los gritos desesperados de su compañera.

–¿Qué sucede?– preguntó agitado.

–¡La espuma!– al acercarse vio que la máquina para hacer capuchinos estaba sacando espuma sin parar.

–¿Qué fue lo que pasó?– preguntó él acercándose para tratar de apagar la maquina como le había mostrado Tadashi pero no tuvo éxito.

–¡No lo sé!, solo hice lo que me dijiste y comenzó a hacer eso– ella tomaba la espuma que brotaba sin parar –¿Qué hago?– preguntó ella asustada.

Jack intentó ayudarla poniendo un par de tazas abajo pero no fue suficiente, tuvieron que agarrar la espuma con sus propias manos para evitar que más de esta cayera al suelo.

Finalmente la maquina comenzó a hacer un ruido raro y terminó de escupir la espuma restante.

–Eso fue aterrador– rio nerviosa la chica.

–Dímelo a mí– Jack usó la espuma en sus manos para untarla en el rostro de la chica dándole una apariencia de que tuviera una barba.

Ella jadeó sorprendida –¡Jack Frost!– para vengarse tomó su propio monton de espuma y lo dejó caer en el cabello perfectamente despeinado del muchacho.

–¡Hey!– Jack remato salpicando el resto de la espuma en sus manos sobre el rostro de la chica.

–¡Te odio!– le gritó ella en medio de carcajadas por parte de ambos.

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–Buenos días– saludó la chica abriendo su casillero.

–Buenos días– respondió Jack amable apartando por un momento la vista de su libro.

Ella miró con curiosidad la tapa de la portada.

–¿Los hermanos Grimm, eh?– preguntó tratando de sacar un tema de conversación.

Jack asintió –Sí, ¿has leído algo de ellos?–

Ella asintió –Me encantan los cuentos– se sentía feliz de que Jack tocara el tema, era la oportunidad perfecta de hablar de algo que le apasionaba –Quiero ser escritora de cuentos para niños– confesó.

–¿De verdad?– él estaba asombrado por la coincidencia –Mi padre escribía cuentos para niños–

Ella jadeó –¿De verdad?, ¿Cuáles?–

–The Guardians of Childhood–

El rostro de ella se tornó aún más sorprendido –¿De verdad?, ¡Son de mis libros favoritos!–

–De hecho…– Jack se acercó a su rostro –Cuando te conocí me sorprendí porque tu nombre es como el de Katherine, la Madre Ganso–

Ella rio –Supongo que es una coincidencia–

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–Oye Jack– la chica alcanzó a Jack quien caminaba a su auto en medio de la oscuridad después de cerrar el local.

–¿Qué sucede?– le preguntó el con curiosidad.

–Yo…– apartó un mechón de cabello acomodándolo tras de su oreja –Me preguntaba, ¿te gustaría salir algún día?–

Jack abrió la boca en señal de respuesta, una chica tan linda y divertida como Katherine le ofrecía una cita, eso hubiera sido genial de no ser por ese pequeño detalle…

–Yo…– intentó rechazar la propuesta con gentileza.

–Como amigos– ella se apresuró a decir para tratar de convencerlo.

Jack sonrió –Bueno, ¿Por qué no?– se encogió de hombros.

–Perfecto, ¿Qué te parece mañana domingo?– preguntó ella –¿Es tu día de descanso, no?–

Él asintió –Por mi está bien–

–Puedo pasar por ti después de cerrar– le dijo.

Jack entrecerró los ojos, ¿pasar por él? –¿No debería ser al revés?–

Ella le dio una inocente sonrisa y se encogió de hombros en respuesta.

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Él no supo en que momento esa cita se convirtió en otra y luego otra y otra, hasta encontrarse aquella noche en su auto frente a la casa de ella.

–Me divertí mucho hoy, de verdad que sabes hacer todo divertido– ella rio arrugando su nariz de forma adorable.

–Yo también me la pasé genial– y era cierto, hacía mucho que no conocía a alguien fuera de su habitual grupo de amigos con quien se divirtiera tanto, había mucha química entre ambos y el adoraba como ella tomaba la iniciativa en los planes.

–Bueno, creo que será mejor que me vaya– ella se acomodó el mismo mechón rebelde tras su oreja.

Ambos se vieron el uno al otro con una sonrisa, sabían lo que venía y ambos lo querían, diablos, se habían tardado mucho en llegar a eso.

Sus labios se juntaron en un apasionado beso.

Jack se sentía sorprendido consigo mismo, nunca creyó que lo disfrutaría tanto como lo estaba haciendo, sus labios sabían a cereza a causa de su brillo labial y ella olía a fresa, su cabello se sentía sedoso y rizado entre sus manos.

Le gustaba ese beso, Katherine le gustaba, pero…

–Lo siento– Jack se separó del beso con la menor brusquedad posible.

No era amor.

Ella negó con la cabeza sin dejar de sonreír –Lo entiendo-

Jack gimió con frustración –Nunca debí de continuar saliendo contigo sabiendo que no podía llegar a mas, lo lamento mucho– se sentía muy arrepentido por lastimarla así de esa manera.

–Está bien, también fue mi culpa, nunca debí de habértelo pedido, era obvio que amas a alguien más–

Jack suspiró –¿De verdad?–

Asintió –Debe de ser alguien muy especial–

Él asintió –Lo es–

Hubo un silencio incomodo entre ambos.

–¿Y por qué no?– preguntó ella de forma repentina.

–¿Eh?– Jack salió de sus pensamientos al escuchar la cuestión.

–¿Por qué no están juntos?–

–Teníamos problemas y queríamos arreglarlos para poder estar juntos– explicó con calma.

–¿Y ya arreglaste tus problemas?– ella arqueó una ceja.

Él negó con la cabeza –La mayoría…–

–¿Puedo saber de qué trata?– preguntó con timidez.

Jack suspiró sin saber cómo explicarlo –No… no sé quién soy–

Ella rio y lo miró con ternura –Tal vez para saber quién eres… debas mirar a lo que fuiste–

El muchacho la miró sin comprender sus palabras, aunque sabía que eran más sabias de lo que podía alcanzar a vislumbrar.

Katherine se inclinó hacia él dándole un beso en la mejilla –Nos vemos mañana, descansa– se despidió para después abrir la puerta del auto y entrar a su casa no sin antes girarse a verlo y levantar su mano a modo de despedida de forma amigable.

Jack le correspondió el gesto antes de encender su auto y volver a casa a consultar esas palabras con la almohada.

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Un martes por la tarde faltando una hora antes de cerrar, Jack barría la tienda que estaba casi vacía, ese día era el día de descanso de Katherine y por fortuna todo había estado muy tranquilo.

El tarareaba una canción en voz muy bajita mientras barría el casi inexistente polvo de la entrada principal.

–Te ves muy bien, Jack– el muchacho levantó la vista hacia la mesa ubicada frente a la ventana donde estaba sentado un hombre de mediana edad que sostenía el periódico, en su mesa había una caja de donas y una taza de café.

–Disculpe– él prestó atención a los detalles, el hombre era rubio, tenía ojos azules, un cuerpo fornido y usaba un uniforme de policía.

El oficial Parr, o al menos eso era lo que indicaba su placa, soltó una carcajada al ver el confundido rostro del muchacho.

Jack no tenía ni idea de quien era, pero era obvio que este sujeto lo conocía muy bien. Repasó su banco de memoria buscando a alguien entre sus recuerdos con esas características, pero estaba en blanco.

–L-lo lamento oficial, ¿pero lo conozco?– preguntó el confundido.

El hombre rubio sonrió –Tu a mí no, pero yo a ti te conozco desde que tenías esta altura– levantó su mano a poco más de un metro de altura del suelo.

–Perdón, estoy confundido– admitió.

–Yo estuve aquel día en el que tu padre murió– dijo con pesar antes de tomar un sorbo a su café –También en la mansión de Las Islas del Sur y en tu casa, de hecho fui yo quien te dio primeros auxilios antes de que llegaran los paramédicos.

Fue entonces que Jack recordó a aquel sujeto, al menos lo recuerda con claridad de aquella vez que estuvieron en casa de Hans. Mientras a él lo sacaban escoltado hacia una patrulla de policía junto a Hipo, recuerda haber visto su rostro.

–Es verdad, ahora me acuerdo– él se apoyó contra su escoba.

–Déjame ser honesto, niño, no creí que fueras a sobrevivir– levantó su taza hacia él con respeto y admiración –Eres un hueso duro de roer, ¿no has pensado en ser policía?–

Jack rio –N-no creo que lo mío sea salvar personas, como usted sabrá, he fracasado tres veces– bromeó con cierto pesar en su voz.

La sonrisa del oficial se borró y bajo su taza abruptamente –¿Pero de que hablas?– el hombre estaba incrédulo ante lo que escuchaba –Jack, eres un héroe–

Él levantó el rostro al escuchar estas palabras viniendo de un policía.

–¡De no ser por ti y tu amigo aquella chica rubia hubiera sido violada!, ¡Atrapaste a un hombre que era buscado por fraude que estaba armado!– El rubio habló con admiración –En mis 20 años como policía no he hecho tantas hazañas como las que tú has hecho–

–Yo no lo veo así– suspiró Jack –Mi padre murió por mi necedad, la chica que amo sufrió un trauma de por vida por mi imprudencia y mi madre estuvo en el hospital una semana por mi impulsividad–

–Jack– él lo miró negando con la cabeza –Un héroe no es ni por asomo un ser perfecto, se cometen errores, no somos superhéroes… solo somos humanos haciendo lo mejor que podemos y tú has hecho más que solo eso, lo he visto con mis propios ojos– Abrió sus ojos muy grandes.

Jack le sonrió sintiéndose agradecido y conmovido por sus palabras. Cuando quiso decir algo el sonido de la campana de la puerta lo interrumpió, una mujer de traje gris entró, en seguida la reconoció.

–Señora Parr– entonces comprendió –¿Ustedes son esposos?– unió los apellidos.

La mujer asintió –Que gusto verte de nuevo, Jack– lo saludó poniendo una mano en su hombro–

El oficial se puso de pie estirándose un poco –Bueno, es hora de ir a casa– dijo tomando la caja de donas y bebiendo lo que quedaba de su bebida. Sacó su cartera y dejó una propina sobre la mesa –Ya lo sabes, eres bienvenido a presentar tu solicitud si algún día quieres. Ser oficial tiene muchas ventajas, una de ellas es que las mujeres adoran los hombres con uniforme– se señaló con galantería.

Helen rodó los ojos y negó con la cabeza tomando el brazo de su esposo –Fue un gusto volver a verte, Jack, cuídate– se despidió.

–Gracias– Jack se despidió –Y gracias por sus palabras señor Parr–

–Oh, dime Bob– aclaró dirigiéndose a la puerta.

–Esperen– el muchacho los detuvo –¿Ustedes siempre supieron que querían trabajar en esto?– los señaló.

El hombre y la mujer se miraron mutuamente antes de responder

–Sí– respondió ella con seguridad.

–No- respondió él con seguridad.

–Mi padre trabajaba en esto y desde pequeña siempre supe que quería ser como él– explicó ella.

–Yo era un chico problemático que un día salvó a un hombre de un incendio– relató él –Ahí fue cuando supe que quería hacer algo bueno con mi vida–

–Ya veo– él les dio una última sonrisa de agradecimiento antes de que salieran por la puerta.

Jack continuó con sus tareas, se dedicó a tomar la propina y a levantar los platos de la mesa esperando a que llegara la hora de cerrar.

Al llegar a casa y colocarse su pijama lo primero que hizo fue tomar su celular y mandarle un mensaje de texto a la persona con la que más quería hablar en ese momento.

Jack: Hey, Els, ¿crees que me vería bien en uniforme de policía?

No tuvo que esperar mucho para recibir la respuesta.

Elsa: Sabes que te verías bien con cualquier cosa ;)

Elsa: ¿Por qué preguntas?

Jack: Solo estaba considerando la opción de ser policía.

Elsa: Serias un asombroso policía.

Jack se dejó caer en su cama sin saber que responder, al hacerlo se topó con uno de los libros que su padre había escrito.

Tal vez para saber quién eres… debas mirar a lo que fuiste.

Jack: Olvídalo, creo que encontré una mejor opción.

Elsa: Como te dije una vez, hagas lo que decidas hacer, serás increíble en eso.

Elsa: Confia en ti, Jack Frost :)

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A la mañana siguiente se dio cuenta de que su auto no encendía y tuvo que llamar a Hipo para ver si le podía hacer el enorme favor de pasar por él y llevarlo a su trabajo.

–Otra vez ese auto, es muy testarudo– lo saludó Hipo al momento en el que Jack entró al asiento de copiloto.

Jack no respondió nada, solamente miró por la ventana de forma pensativa.

–¿Estas bien?– le preguntó su fiel amigo y confidente.

–Sí, de hecho, me siento mejor que nunca– Jack sonreía de oreja a oreja –Se quién soy Hipo, siempre había estado frente a mí la respuesta–

Hipo se quedó mudo por unos instantes.

–E-eso son excelentes noticias– sonrió con emoción –¡Felicidades, Jack!– le dio una fuerte palmada en la espalda.

–Finalmente tengo mi vida en orden– suspiró –Tal vez ahora…–

Hipo lo miró con una sonrisa pícara –¿Tu y Elsa puedan estar juntos?–

Jack asintió eufórico –Digo, debo de esperar a que ella aclaré sus problemas, pero si para cuando lo haga todavía me quiere… no dudare en volverle a pedir que salgamos de nuevo–

Hipo sonrió con orgullo –Estoy feliz por ti amigo mío– lo abrazó.

–Gracias, Hip– Jack devolvió el gesto –Me pregunto si ella se sentirá igual que yo–