Narrador

Ese sábado por la mañana la familia de Elsa se sorprendió al abrir la puerta y encontrarse con una Elsa en jeans y sudadera de la universidad de Pensilvania con estragos de una cruda en su rostro, pero más se sorprendieron al escuchar lo que tenía para decirles con tanta urgencia.

–Y eso fue lo que de verdad sucedió el día del accidente– dijo Elsa depositando con cuidado la taza de té que estaba vacía en la mesita de la sala.

Arianna y Frederic se miraron mutuamente con una expresión incomprensible, mientras Anna permanecía en su asiento mirando fijamente su propia taza.

–Yo…– la elegante y hermosa mujer de cabello castaño fue la primera en animarse a decir algo –No sé qué decir, es mucho para procesar– se tocó con suavidad la frente sintiéndose acongojada.

El sonido de una taza tambaleándose contra la superficie de vidrio de la mesa de forma brusca hizo que todos levantaran la cabeza en dirección a Anna, quien ahora estaba de pie –Lo siento, pero necesito tiempo– la chica de trenzas salió huyendo de ahí sintiendo una mezcla terrible de emociones que no harían nada más que mortificar a su ya apesadumbrada hermana, lo mejor era alejarse. Entre todas esas emociones resaltaba el enojo, no le enfurecía la verdad en sí, si no que ella lo hubiera ocultado tanto tiempo y se hubiera aprovechado de su pérdida de memoria.

–Yo de verdad lo lamento– Elsa al ver la reacción de su hermana no pudo hacer nada mas que imitarla, fue asi como salió corriendo de ahí.

–Elsa– su tío fue el primero en alcanzarla fuera de la casa.

–No estamos enojados– dijo su tía jadeando –Anna solo necesita tiempo, pero al menos de mi parte quiero que sepas que lo entiendo, estabas asustada y eras solo una niña cuando eso sucedió–

–El accidente no fue tu culpa– limpió sus mejillas húmedas por las lagrimas –Debiste habernos dicho esto de inmediato, pero esta bien cariño, te amamos y te perdonamos–

Elsa se hecho a llorar en los brazos de sus segundos padres sintiéndose mas ligera de alma.

Una vez terminó de sacar todo lo que habia que sacar volvió a donde la esperaban Shank y Honeymaren a bordo de un flamante auto rojo ultimo modelo.

–¿Cómo te fue?– preguntó Honey mirando al asiento de atrás donde estaba ella.

–Fue liberador decir la verdad, aunque creo que perdí a mi hermana– murmuró con voz ronca a punto de llorar.

–Hey, yo tambien tengo un hermano y creeme, no la perdiste… solo dale tiempo–

Elsa asintió limpiándose las lagrimas y sorbiendo la nariz.

–El lado bueno de esto es que ahora puedes ir por el chico– Shank le sonrió tratando de animarla.

Elsa esbozó una pequeña sonrisa, lo que ahora mas necesitaba eran los brazos de Jack para consolarla y decirle que todo estaría bien.

Elsa miró la pantalla de su telefono celular para ver la hora –Oh, no, quedan pocos minutos para que empiece su turno en el café– gimió con preocupación –Nunca podremos logralo–

Shank soltó una risa seca –¿Nunca?, nunca nadie le ha dicho nunca a Shank– le dijo con voz orgullosa y guiñándole el ojo de forma coqueta.

–Sujetate bien– cantureó Honeymaren colocándose su cinturón de seguridad y poniendose sus lentes de sol, adoraba cuando su Shank tenia esa mirada de determinación en el rostro.

Elsa al ver la seriedad de ambas se colocó el cinturón y se sujetó al sentir como la chica morena giraba el auto con brusquedad y salían disparadas de ese lugar a toda marcha. Ella rezó por poder llegar con Jack a tiempo y en una sola pieza.

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Mientras tanto Jack Frost se encontraba ayudándole a la tia de Tadashi y Hiro, Cass como le decían de cariño, a levantar la pesada cortina del local.

–Gracias Jack, eres un encanto– la mujer le pellizcó la mejilla suavemente mimandolo –No se que haré sin ti cuando te vayas en la primavera, ya muy duro fue perder a Kath– se lamentó con pesar.

–Por favor, no necesitas de mi para mantener de pie este lugar, ademas, todavia tendras a Hiro–

–Prometeme que volveras de visita– puso una cara de perrito.

–Por supuesto que si, Cass, no podria vivir sin tus postres–

La mujer le alborotó el cabello mientas le sonreía con afecto casi maternal –¿Podrias ayudarme a sacar las mesas y sillas?, tengo que hacer mas macarrones en la cocina–

–A la orden capitana– Jack le dio un saludo militar mientras la mujer entraba por la puerta principal.

–Oh… Jack– se devolvió a ver al chico –Katherine dijo que vendría a recoger su ultimo pago, lleva meses tratando de venir para recogerlo, pero ya sabes que Chicago no esta a la vuelta de la esquina, creo que dijo que vendría temprano, cuando llegue hazla pasar conmigo–

Jack se sorprendió al escuchar esto, Katherine no le habia comentado absoltuamente nada sobre que estaría visitándolos. Pasaron meses desde que ella se fue a la ciudad del viento a la universidad a estudiar literatura, desde entonces habian mantenido contacto, no muy constante, pero seguían conversando, despues de todo a Jack le veina muy bien escuchar sus experiencias estudiando aquella carrera e intercambiar ideas. Se habia decidido por estudiar literatura y dedicarse a continuar el legado de su padre.

–Por supuesto–

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Elsa se cubrió los oídos al escuchar el estridente claxon retumbar en sus tímpanos.

–Esto apesta– Shank golpeó el volante con furia sintiéndose impotente atorada en medio del trafico.

–Tranquila bebe, no es tu culpa– Honey le frotó el hombro tranquilizándola de inmediato.

–Sí, perdón– respondió con voz ronca y sumisa.

–Desciuden, no esta muy lejos de aquí– las chicas se giraron al escuchar como Elsa abria la puerta trasera y salía del auto –Volveré– les dijo inclinándose sobre la ventana del copiloto para despues echarse a correr, nunca habia sido muy deportista, pero era hora de sacar a relucir sus habilidades aprendidas en clases del entrenador Norte.

Corrió en medio del tráfico hasta llegar al meollo del asunto, un par de conductores que habian chocado sus autos y se encontraban gritándose en plena calle, los soprepaso casi que ignorándolos y corrió girando en la esquina de la cuadra, estaba a unos pocos metros, solo tenia que cruzar la calle y…

Su ritmo se desaceleró al divisar del otro lado de la calle a Jack de espaldas abrazando a una chica, la cual logró identificar como la de aquella vez en la cafetería. Miró las hileras de autos detenidos esperando solo a que el semáforo cambiara a verde, el camino estaba libre, pero lo que le esperaba del otro lado del azfalto le aterraba. ¿Y si esta chica era algo mas que solo una amiga para Jack? El abrazo habia durado mucho mas de lo que duraba un abrazo normal entre amigos. Y podía ver la mirada de ella, era la misma que ella le daba a Jack.

El semáforo cambió a rojo y los autos comenzaron a avanzar, lo ultimó que alcanzó a visualizar ella fue a la chica poniéndose de puntillas hasta alcanzar los labios del más alto. La figura de Elsa desapareció tras los automoviles, al igual que la pareja desapareció para ella. Elsa permaneció de pie unos segundos esperando a salir de su shock hasta que finalmente pudo ser capaz de ordenarle a sus temblorosas piernas que volvieran por donde habían venido.

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–Perdón– Katherine se cubrió la boca con lagrimas de los ojos luego de que Jack la apartara con gentileza –De verdad lo lamento mucho– la chica tomó su mochila que descnazaba en el suelo y corrió sintiéndose culpable por haberle robado aquel beso a Jack luego de haberse prometido a si misma que no volveria a interponerse entre él y la chica que amaba, pero no podía evitarlo, ella se habia enamorado.

–Katherine– Jack la persiguió media cuadra hasta que recordó que no podía dejar solo el café, asi que se dio por vencido y regreso, pero hablaría con ella esta tarde por telefono para hacerle saber que no estaba molesto. Al llegar de nuevo a las puertas del establecimiento se detuvo para mirar al otro lado de la calle, la acera estaba completamente vacia mientras los autos pasaban, aquella vista le dio un extraño sentimiento de desolación en su interior, decidió que eran ideas suyas y volvió al interior.

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–Elsa– Honey acarició la cabellera de Elsa de forma fraternal –Tienes que comer algo, por favor– habia pasado una demada despues de lo ocurrido y ella, Shank y Brutilda se arromolinaron alrededor de Elsa al ver que su estado de salud decaía, todo producto de que Anna no lo habia dicho nada en estos días y que lo de Jack. Se maldijo a si misma y la hora en la que convencieron a su amiga de llevarla a Burguess… pero es que por lo que Elsa les habia contado ambas podían jurar que seguro Jack seguía amándola, se habian equivocado monumentalmente y la platinada era quien estaba pagando los platos rotos.

–No tengo hambre– contestó Elsa con voz quebrada.

–Vamos, mira, te traje sopa instantanea– Brutilda meneó el tenedor con las tiras de sopa enrroladas en este y humeando por lo caliente que estaban –Nada mejor para empezar el día que una deliciosa porción de sopa alta en conservadores y otros componentes nada saludables–

Elsa se movió un poco en sus sabanas.

–Vamos, yumi– Brutilda restregaba el tenedor en los labios de Elsa tratando de abrirlos y hacerla comer.

Elsa suspió y finalmente se sentó en la cama, tomó el envace plástico de las manos de Brutilda y el tenedor y comenzó a masticar sin ganas, si con esto la dejaban sola, se obligaría a comer aunque no quisiera.

–Gracias–

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Los días pasaron con rapidez hasta llegar a Día de Gracias, la muchacha de ojos azules decidió que no volveria a casa para ese día, excusó con sus tíos diciéndoles que tenia mucho trabajo, lo cual era cierto, cada vez se volvían mas pesadas las clases y estar pasando por esa depresión no la ayudaba en nada.

Elsa caminaba por el campus en direccion a su dormitorio, queria tomar una pequeña siesta de 15 minutos antes de continuar estudiando. Frenó en automatico al ver aquel auto bonito, lo reconocería en cualquier parte.

–¿Jack?– se acercó al auto con curiosidad.

–Afortunadamente mi auto no falló esta vez…– sus ojos se abrieron al escuchar la voz varonil tras sus espaldas.

–Jack– se giró lentamente para verlo de pie tras de ella sonriéndole con un pie en la mano.

–De verdad tenía muchas ganas de traerte el pie de temporada del Lucky Cat Café, es de calabaza–

–¿Viniste hasta acá solo a darme un postre?– preguntó incrédula.

–Sí, bueno… sí– asintió –Me preocupé cuando dijiste que no irías a casa hoy–

–No debiste de haberte molestado–la chica tomó el molde metálico entre sus manos –Deberías estar con tu familia–

Jack le dio una media sonrisa –Lo haré, pero primero te llevaré a casa a ver a la tuya–

Elsa se mordió los labios –Jack, esto es muy lindo de tu parte, pero no puedo ir, tengo mucho que estudiar– se molestó con él por ser tan perfecto y hacerla amarlo aún más.

El muchacho miró a la distancia pensativo y después de unos segundos volvió a sonreír –Bueno, al menos tendrás que mostrarme el campus–

–Jack…– ella lo miró suplicante.

Él levantó su dedo índice –Oh vamos, una hora, ¿si?– suplicó con más intensidad que ella.

Elsa suspiró y asintió.

Fue asi como ambos emprendieron una caminata hacia su dromitorio donde ella le dio un rápido tur del edificio para despues mostrarle su habitacion, donde aprovechó para dejar el postre, en seguida se dirigieron de nuevo al exterior donde ella le explicó todo acerca de la escuela.

–Todo esto es increible– él se limitó a decirle –Pero no te ves muy feliz–

Ella soltó un pesado suspiro –No quiero hablar de eso– pasó un mechon de cabello suelto tras de su oído.

–En realidad no estoy solo aquí para darte comida, quería hablar contigo– le hizo un ademan hacia una de las bancas cerca.

El corazón de Elsa comenzó a latir desenfrenado, no por una buena razón, en su mente comenzó a plantearse que el quería decirle lo inevitable, le diría que ha conocido a alguien más y que ahora es feliz con esa persona.

Ella negó con la cabeza –Se acabó la hora, debo regresar a mi apartamento–

La sonrisa que Jack había mantenido en su rostro todo este tiempo por la emoción de contarle respecto a su decisión de estudiar literatura y preguntarle respecto a si todavía había oportunidades de ser algo más se borró en seguida al verla darse media vuelta.

–Espera, Els– tomó su hombro intentando detenerla –¿Qué sucede?–

–Nada, Jack, por favor vete– le rogó apartándolo levemente.

Jack no insistió, en su lugar se dirigió al lado contrario de Elsa rumbo a su auto estacionado con el corazón roto creyendo que había perdido su oportunidad con Elsa y que no quería nada más con él, tal vez había conocido a alguien mejor.

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Los días volvieron a transcurrir convirtiéndose en semanas hasta convertirse en las vacaciones de invierno.

Elsa habia decidido no volver a casa y permanecer en su dormitorio encerrada lamentándose con un monton de trabajo por hacer.

El día 24 de diciembre ella se sorprendió al escuchar que alguien tocaba a la puerta, ¿Quién podria ser?, todos se habian ido a casa para navidad.

Con un poco de malhumor se levantó de su escritorio para camina rumbo a la puerta.

–¿Quién es?– preguntó.

–Soy yo– era la voz de alguien que conocía muy bien.

Se apresuró a abrir la puerta de golpe revelando a nada mas y nada menos que Anna.

–¿Anna, que haces aquí?–

–¿No es obvio?– se abalanzó sobre ella abrazándola –Vine por ti–

Elsa, algo confundida, devolvió el abrazo.

–¿N-no estas molesta?–

Anna se separó del abrazo para mirar a su hermana un poco más alta que ella –Eres mi hermana, no podía molestarme, no por tanto tiempo… lamento si me tomó más de lo esperado, pero para demostrarte que realmente quiero que dejemos todo atrás, te traje un regalo– sonrió para después jalar una enorme y pesada maleta oculta tras el otro lado de la pared.

–¿Q-que es esto?– preguntó ella al verla abrir la maleta y sacar de esta una carpeta.

–Elsa, eres miserable aquí, tienes que volver a casa e ir con Jack y los demás a ese viaje–

–No soy miserable– respondió en seguida.

Anna arqueó la ceja y la miró con fastidio –Eso no es lo que dicen las fotografías de tu diario que Brutilda me mandó–

Elsa rodó los ojos ante la intromisión de su estridente compañera de habitación –De todas formas, no tengo opción, Anna– insistió.

–Elsa, ¿Qué es lo que decía el testamento de nuestros padres?– preguntó cruzándose de brazos

–Que la hija mayor, o sea yo, heredaría todas las responsabilidades de la compañía al cumplir la mayoría de edad–

–Corrección– Anna sacó una hoja de papel de la carpeta y se la entregó, tenía un párrafo subrayado con marcatextos –La hija mayor se desempeñaría en el puesto más alto de la compañía una vez cumpliendo la mayoría de edad mientras ella se encontrará en condiciones aptas de salud para hacerse cargo, en caso de que no lo estuviera, la responsabilidad pasaría a la segunda beneficiaria… o sea yo–

Elsa leyó sin comprender –¿Si, y?–

Anna suspiró y puso los ojos en blanco –Elsa, tú no puedes hacerte cargo de ese puesto– sacó otro de los papeles y se lo entregó con una sonrisa triunfal–

–¿Qué es esto?– Elsa miró la hoja sin comprender.

–Una carta medica elaborada por parte de tu psicólogo en donde especifica que te diagnostico con trastorno de ansiedad y un trastorno por estrés post traumático y por el cual estuviste bajo medicación en el año de la muerte de nuestros padres y después de lo ocurrido con Hans, además de mantener sesiones constantes de terapia, las cuales aún tomas, ¿verdad?–

Elsa se avergonzó de admitir que no había asistido a sus terapias desde que comenzó la universidad –No entiendo lo que tratas de decir–

–Elsa, tú no eres apta para hacerte cargo de la empresa, tienes problemas de salud mental del cual has tenido múltiples recaídas, por tu bien y el de la empresa la que debe de hacerse cargo soy yo–

Ella negó con la cabeza –¿Qué hay de tus sueños, Anna?–

–Elsa, cuando vinimos a dejarte estaba mucho más emocionada que tú, aún no he tenido oportunidad de explorar lo que quiero para mi futuro… ¿pero y que tal si esto es lo que estoy destinada a ser?... siempre he sido más activa que tú y amo los juguetes, yo misma diseñé uno, ¿lo olvidas?–

Elsa sonrió ante el recuerdo de su hermanita cosiendo un prototipo de peluche para mostrárselo a su padre al verlo tan mortificado por la falta de ideas para un nuevo producto –¿Te refieres a Sir Jorgenbjorgen?–

Anna asintió con orgullo –Si pude ser capaz de hacer eso a los 5 años, ¿no crees que tengo el potencial para más?–

Ella le sonrió a su hermana con admiración –Por supuesto que sí, Anna–

–Entonces déjame intentarlo, por favor, quiero hacerlo-

Elsa tomó las manos de su hermana y junto su frente con la de ella –Tienes razón, lo mejor para la empresa no soy yo… eres tú–

Anna asintió –Tu solo dedícate a disfrutar del dinero y viajar por el mundo– bromeó –Y buscar algo que te haga feliz, tu lugar–

Elsa rio y asintió en comprensión, pero su sonrisa se deshizo –No creo que Jack me quiera con él–

Anna se separó para mirar a su hermana con rareza –¿De qué hablas?, Jack se muere por ti–

Elsa hizo una mueca –Lo vi besándose con otra chica–

–¿Besándose?, ¿Jack?– Anna abrió los ojos sorprendida –Eso no puede ser verdad–

La rubia platinada suspiró y se sentó en el borde de su cama –Créeme, era muy verdadero. Se enamoró de la chica que trabaja con él–

–¿Te refieres a Katherine?– soltó una risa al recordar a la divertida chica que Jack les había presentado una vez que se reunieron ella, Merida e Hipo en aquel café –No puede ser, son solo amigos–

–No lo parecía– Elsa se peinó el cabello con la punta de sus dedos.

–Mhhhh, vamos a arreglar esto ahora– tomó su teléfono celular y marcó uno de sus números favoritos –Hey, Hip, ¿Cómo estás?–

–¿Qué estás haciendo?– la hermana mayor se puso de pie de inmediato entrando en pánico.

–Shhh– Anna se apartó el teléfono de la oreja un segundo y silenció a su hermana –Oh, nada, perdón por molestarte, solo quería preguntarte si recuerdas a Katherine– activó el altavoz.

–¿Katherine?, claro que la recuerdo, ¿Qué hay con ella?– preguntó del otro lado de la línea Hipo quien estaba en Burguess preparando ponche de huevo.

–Oh, ¿Qué hay entre ella y Jack?–

–Son amigos, ¿Por qué la pregunta?–

–¿Estás seguro como que de verdad muy seguro de eso?, ¿no ocurre nada más entre ellos?–

Hipo se tomó unos segundos para contestar –Bueno… Jack me dijo que salieron un par de veces, pero claro que no funcionó para nada–

–Oh, ¿Por qué no?– Anna estaba verdaderamente impactada por aquello, nunca creyó que hubiera la posibilidad de que Jack se fijara en alguien más que su hermana.

Hipo rio –¿Qué no es obvio?, Jack esta sigue locamente enamorado de Elsa… ¿y ella está escuchando esto, verdad?– preguntó sintiéndose torpe por hacer quedar en ridículo a su amigo.

Anna soltó una carcajada –Obvio si–

–Dame eso– Elsa tomó de las manos de Anna el teléfono –Hipo, soy Elsa…–

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Meses después…

–¿Todo bien?– preguntó la madre de Jack al verlo tan distante en su camino desde casa al aeropuerto.

Jack asintió en silencio sin apartar la vista de la ventana.

–Jack, te voy a extrañar mucho– giró su cabeza al sentir las manos de su pequeña hermana tirando de su brazo.

El chico esbozó una sonrisa triste –Lo sé, lo has dicho como veinte veces desde que salimos de casa– alborotó su cabello –Pero solo serán unos meses, volveré a tiempo para las aplicaciones de la universidad–

–¿Llevas la lista de lo que te pedí?– preguntó emocionada.

–Por supuesto que no, era demasiado grande para meterlo en el equipaje, pero la memoricé, descuida– le dijo antes de que su madre se estacionara frente a las puertas del lugar.

–Jack, prométeme que llamaras todos los días– su madre lo abrazó asfixiándolo y besó su rostro sin parar –Te cuidaras, ¿no es así?–

Jack rio – claro que sí, mamá– se separó del abrazo para después abrazar a Emma quien estaba en el asiento de atrás –Los quiero mucho– les dijo a ambas antes de abrir la puerta del copiloto y sacar sus maletas de la cajuela.

Jack se sintió inseguro al atravesar las puertas, para dirigirse a registrar su equipaje. Una vez pesadas las maletas y después de haber pagado la cifra para nada inocua, cambió hasta encontrar a sus amigos.

–¡Jack!– vio a solo siete de sus amigos saludándolo con emoción, Astrid de Hipo llevaban sus equipaje de mano y se miraban más que listos para esto.

Se sintió conmovido de verlos ahí, pero no podía evitar no pensar en la chica de ojos azules y labios carmín que faltaba entre ellos.

–¡Al fin llegas!, tenemos que pasar a control de seguridad– le gritó Hipo apurándolo.

–Bueno, supongo que esta es la despedida– dijo Rapunzel abrazando a los tres –No olviden publicar muchas fotos del viaje–

–Y recuerden a sus amigos a la hora de estar comprando recuerdos– Merida también repartió los abrazos a los chicos.

–¿Y qué hay de Elsa?– preguntó Jack.

–Oh, ella está un poco ocupada– Anna comenzó a despedirse.

–Oh– respondió Jack cabizbajo.

–Dicen que las chicas de Noruega son lindas– le susurró Eugene cuando fue su turno de despedirse.

–Animo, Jack– Kristoff le dio unas palmaditas con su abrazo –Te espera un buen viaje–

Los tres aventureros terminaron de despedirse y subieron por las escaleras eléctricas en dirección al área de seguridad no sin antes darle una última mirada al grupo quien se despedía con las manos.

–¿Listo?– le preguntó Astrid dándole un codazo suave en las costillas.

Jack se frotó el área que había golpeado la chica analizando sus palabras, mientras caminaba fijo la vista en sus amigos que caminaban frente a él con las manos entrelazadas.

–¿Jack?– Hipo lo llamó al ver que dejó de avanzar –¿vienes?–

Los labios del peliblanco formaron una línea delgada mientras veía el piso.

–Sabes, en la vida hay poca oportunidades– le dijo Hipo –¿Qué piensas hacer con las tuyas?–

–No estoy seguro–

La rubia y el castaño se miraron mutuamente –Piensa, Jack, ¿Qué es lo que te dice tu corazón?– le pregunto ella.

–Yo… lo siento– levantó la mirada.

–¿No vas a venir, verdad?– Hipo le sonrió con orgullo.

Jack negó con la cabeza –Yo… de verdad quería hacer esto con Elsa–

–Te lo dije– el muchacho miró a su novia dándole un empujoncito juguetón –Me debes 10 dólares–

Ella rio –Sí, tenías razón– no pudo hacer nada más que admitir que su chico había predicho a excelencia las acciones de su amigo.

–Tengo que ir a Penn– Jack les dijo antes de darse media vuelta.

El muchacho se detuvo en seco sintiendo que su corazón también lo haría, al haber girado se encontró con aquello que menos esperaba ver.

–¿No vas a formarte?– preguntó Elsa sujetando la correa de la mochila que colgaba en su hombro.

Jack soltó el aire que había estado reteniendo –Elsa… ¿Qué haces aquí?–

Ella se encogió de hombros –¿Todavía sigue en pie tu invitación?–

Jack sonrió sintiéndose inmersamente feliz y asintió con una enorme y blanca sonrisa –Sí, por supuesto que si– dijo antes de caminar hacia ella y tomar su rostro para unir sus labios con los de ella en un profundo y apasionado beso.

Tras de ellos Hipo y Astrid los veían burlonamente.

–Ejem– Hipo se aclaró la garganta –Perdón por interrumpir, pero nos aguardan 19 horas de vuelo y dos escalas con 3 horas muertas, no creo que quieran llegar tarde a eso– se burló Hipo.

La pareja se separó de inmediato apenada y siguieron a los dos muchachos que ya se habían adelantado chocando en el proceso.

–Perdón, tu primero– Jack le hizo una seña para que pasara delante de ella mientras se frotaba la nuca nervioso y ruborizado hasta las orejas.

–Gracias– ella se encogió igual de apenada.

Ambos caminaron hacia la línea de seguridad sintiendo una extraña mezcolanza de sentimientos florecer en su interior, se sentía como que era el fin de una vida, su antigua vida, y el comienzo de una nueva. No sabían lo que les aguardaría después de cruzar esos detectores de metal, pero si algo era seguro es que ninguno planeaba perderse la oportunidad de averiguarlo, después de todo, mientras estuvieran uno al lado del otro no había que temer.

Fin…?


Quiero agradecerles a todos los que siguieron la historia, sé que seguiré publicando más cosas en este libro, aun así, este es el final de la historia y no quiero pasar por desapercibido a la gente que la apoyó. Muchas gracias por leer la historia de una desconocida amante del Jelsa. Como regalo les quiero decir que el próximo update será cachondo.

Nikolai: Gracias por todo tu apoyo a lo largo de la historia, espero que este ultimo capitulo cubra las expectativas y si no, como quiera habra mas hahahahaha

Camilaski: Si, efectivamente, Ryder y Honeymaren son hermanos, creo que ninguno jamas se enteró de sus historias paralelas con Elsa XD Espero que te haya gustado este ultimo capitulo en el cual ahora le robaron un beso a Jack, no se que me pasa con eso de robar besos XD

Cristina: Efectivamente, es Shank de WiFi Ralph, amé ese personaje y creo que merece su propia pelicula y la shipeo con muchos personajes hahahahaha, entre ellos Ralph y Honeymaren. Creo que nadie se resiste a nuestro Jacky, es perfecto, hace a la mujer mas santa pecadora y al hombre mas hetero dudad de su sexualidad. Espero te haya gustado este final y no haber dejado cabos sueltos, si los deje trataré de atarlos en los pequeños capitulos que subiré! :3 saludos y cuidate mucho.

GRACIAS!