AVISOS: Historia creada por dos autoras, kaoru-himura1878 (Kaoru Himura en Amor Yaoi) y Fullbbuster (Fullbuster en Amor Yaoi).
ACTUALIZACIONES: El último domingo de cada mes.
ACLARACIONES: Queremos dejar claro una cosa, esto no es un omegaverse. Leímos las normas sobre lo que es un omegaverse y sinceramente... no nos gusta en absoluto, por eso tanto mi compañera como yo decidimos hacer una historia simplemente de ficción, cogiendo la temática de hombres lobo, así que para dejarlo claro, que nadie se deje llevar por las normas que otros autores hayan puesto sobre el omegaverse, porque no lo es. Para nosotras, ningún lobo nace y muere siendo un omega, ninguno nace y muere siendo un alfa, es una manada de lobos y todos sus miembros pueden ascender y descender de categorías, así que preferimos dejar esto claro, porque no vamos a seguir las normas impuestas por otros autores en referencia al "omegaverse", sino que seguiremos nuestra propia ideología y documentación respecto al tema y cómo funcionan las manadas auténticas de lobos.
En cuanto a actualizaciones, lamentablemente tanto mi compañera como yo estamos algo saturadas y, por tanto, este proyecto tan sólo se podrá actualizar una vez al mes, siendo el último domingo de cada mes. Esperamos la disfrutéis la historia y sobre todo recordad... somos dos autoras escribiendo esta historia, Fullbuster y yo. Un saludo.
Capítulo 43: Nuevos planes
Volver a la conciencia suponía una gran alegría para la gente que esperaba su despertar, en cambio, lo que Sasuke sintió fue una enorme confusión, una sensación de somnolencia y, sobre todo, una gran descoordinación muscular. Intentaba mover los dedos y estaba convencido de que lo estaba logrando, pero su cuerpo parecía el de un extraño. A su boca, completamente seca, llegaban incómodas náuseas.
Quiso incorporarse lo más rápido posible para aplacar esa angustia que llegaba desde el estómago a su boca, pero en su lugar, obtuvo la mayor lentitud jamás vista por él. Sus brazos reaccionaban lentos y el simple hecho de apoyar su peso sobre las manos le provocaba un agotamiento extremo.
Frunció el rostro debido al dolor y el malestar. Apoyando el peso de su cuerpo sobre el codo derecho, elevó la mano izquierda para destapar la sábana y ver su abdomen. Alguien le había puesto puntos. Todavía estaba la presencia de algo de sangre seca aunque se notaba que habían hecho un buen trabajo para cerrar la herida. La hemorragia se había detenido.
Miró a su derecha. Una pequeña lámpara estaba encendida iluminando ligeramente la estancia. Al principio creyó que debía estar en algún lugar en dominio de Pain, pero cuando sus ojos se fijaron mejor en los cuadros de la pared con certificados médicos, el instrumental de la encimera y la sala extrañamente conocida, se dio cuenta de que había estado allí antes. Olía a químicos y… a limpio. Le recordaba a un hospital, pero no lo era: la clínica de Minato. Estuvo allí cuando mordió a su hermano tras la herida que Pain le provocó.
Algo más calmado, suspiró aliviado. Lo que menos deseaba era estar cerca de Pain en un momento donde se sentía tan vulnerable, sin embargo, tampoco le gustaba la idea de estar cerca de Naruto y que su alfa se enterase. Las consecuencias podrían ser mucho peor.
Ejerciendo algo más de fuerza, trató de incorporarse del todo y mover sus piernas hacia un lateral de la camilla donde estaba para poder ponerse en pie. No lo consiguió. Algo bloqueaba sus piernas y le impedía moverlas: su hermano.
Sorprendido por ello, Sasuke estiró la mano con la que había agarrado su abdomen para llevarla hacia el largo cabello de su hermano mayor. Debía haberle preocupado mucho para negarse a separarse de él. Itachi siempre había sido un gran hermano mayor, muy protector y le dolía no haberle podido contar toda la verdad tras sus actos, pero lo hacía por su seguridad. Quería creer eso. Al verle allí, con su cabeza y brazos sobre sus piernas, sumamente dormido, Sasuke quiso acariciar su cabello en un intento por aplacar su preocupación. En el último momento, se contuvo.
Su mano se paralizó en el sitio y sus dedos se contrajeron evitando alcanzarle. Adoraba a su hermano, pero no podía negar el daño que le había hecho ocultándole tantas cosas. Se había vuelto todo un mentiroso.
Con mucho cuidado, alcanzó la cabeza de su hermano y la elevó junto a sus brazos para poder liberar sus piernas. Se le notaba tan cansado que, cuando dejó su cabeza de nuevo sobre la camilla, Itachi continuó durmiendo.
Ponerse en pie dolió como si mil cuchillos se clavasen en el abdomen a la altura de su herida. Apretando la herida con la palma de su mano, Sasuke caminó con lentitud hasta la encimera para poder apoyar la otra mano. Empezó a caminar sosteniéndose como pudo para poder dirigirse a la puerta. Todo su cuerpo temblaba y estaba entumecido, pero parecía estar respondiendo por ahora.
Al llegar a la puerta, se alegró de escuchar la voz de Naruto, sin embargo, pese a que su intención era salir y al menos, agradecerles los cuidados, se detuvo al entender que no era un buen momento para hacerlo.
– Papá, para de una vez. Yo puedo hacer eso – se quejaba Naruto al ver a su padre bloqueando la puerta principal de la clínica arrastrando uno de los muebles.
– Naruto, ya está bien. Puedo hacerlo.
– Poner un mueble tras la puerta no parará a un hombre-lobo.
Minato se detuvo un segundo pero al siguiente, empujaba nuevamente el mueble hasta bloquear la puerta. Ninguno de los dos rubios había hablado de lo sucedido, pero ahora que Itachi se había marchado a la habitación donde estaba Sasuke, Naruto estaba ansioso por tocar el tema, sin embargo, su padre no se estaba quieto ni un segundo.
– ¿Cómo se te ha ocurrido hacer algo tan desesperado? – preguntó Naruto con un tono de voz más suave. Apoyando su antebrazo contra una de las paredes, miraba a su padre. No se había enderezado tras empujar el mueble, pero se había detenido.
– ¿Algo desesperado? No lo considero así, Naruto. Os protegí y es lo único que podía hacer yo como humano.
– Tu artimaña funcionó, pero pudo no haberlo hecho y entonces, ¿qué? Habrías muerto.
– Yo ya estoy muerto, Naruto – susurró Minato, apartándose definitivamente del mueble.
Un suspiro fue lo que Naruto dejó escapar ante aquella afirmación. Sabía bien de lo que su padre hablaba, pero aun así, no resultaba menos duro escuchar esas afirmaciones tan rotundas. Ya había perdido a su madre y ahora… lo único que le quedaba se dejaba envolver en esos peligros. Quiso decir algo, pero un fuerte ruido se lo impidió.
Las patas del mueble fueron desplazadas unos centímetros y la puerta se abrió lo suficiente, como para ver el rostro de Kakashi al otro lado empujándola. Al ver el mueble tras la puerta, Kakahi se detuvo un segundo y alzó la mirada hacia ambos rubios como quien cuestiona lo que hacía ese mueble ahí detrás.
– Te lo dije – susurró Naruto hacia su padre –. Tenemos súper fuerza. Un mueble no es nada para nosotros.
– ¿Qué pasa aquí? ¿Estáis bien? – preguntó Kakashi con preocupación. La respuesta que esperaba no llegó por parte de Minato, quien resignado, chasqueó la lengua en seña de frustración y se dio la vuelta para apartarse de él.
– Sí. Ahora sí – susurró Naruto – pero quizá tú convenzas a mi padre para que deje de hacer locuras.
Al ver cómo Minato se apartaba de la puerta, Naruto se dirigió hacia ella para quitar el mueble y permitirle a Kakashi que entrase. Estaba claro que alguien le había informado de lo sucedido o puede que hubiera olido a Zabuza. La cuestión era que intuía que algo no iba bien. El problema era que también tenía claro que algo ocurría entre su padre y el lobo al que siempre consideró como su alfa.
Kakashi ayudó a Naruto a mover el mueble como pudo desde el otro lado de la puerta y entonces, entró a la clínica. Sus ojos se fijaron al instante en el adulto al otro lado de la sala. Tenía un corte en el cuello y todavía salía un poco de sangre; se asustó.
Sin acordarse del malestar que ambos sentían, se aproximó con rapidez a Minato, tomando una de las toallas de un lateral para presionar la herida. Minato se sorprendió, pero no tuvo tiempo a reaccionar al sentir que Kakashi movía la toalla para comprobar la herida.
– Pero… ¿Qué ha ocurrido? – preguntó Kakashi con preocupación – sentí el aroma de Zabuza viniendo hacia aquí y me apresuré en regresar.
– Ya se ha marchado – susurró Naruto.
– Estoy bien. Puedes soltarlo. Sólo ha sido una herida superficial.
Con un manotazo, Minato golpeó la mano de Kakashi para que éste la apartase de su cuello. El trapo cayó al suelo inevitablemente, provocando que ambos lo mirasen con atención. Naruto se quedó absorto. Había sentido que las cosas entre ellos no estaban bien, pero no se imaginaba que llegarían hasta ese punto.
El lugar se quedó en silencio unos segundos. Ninguno se atrevió a pronunciar palabra y Sasuke prefirió permanecer escondido tras la pared del pasillo en lugar de salir a comentarles que estaba despierto.
– ¿Papá? – preguntó Naruto con gran sorpresa por su reacción.
– Estamos bien. Puedes marcharte – sugirió Minato, aunque parecía más una orden que otra cosa.
– No voy a marcharme. Él podría volver y…
– Lo ahuyentaré entonces, como hice antes. No he necesitado tu ayuda.
Kakashi miró hacia Naruto y éste hizo un gesto con su mano para indicarle la herida del cuello.
– Amenazó con cortarse la carótida si no dejaba de controlarme. Ha intentado que mate a Itachi y ésta fue la única brillante idea que se le ocurrió a mi padre.
Absorto, con los ojos muy abiertos al escuchar que Minato había estado a punto de suicidarse allí mismo por salvar a su hijo y el resto, Kakashi le miró atónito. No reconocía al chico del que una vez se enamoró. Minato siempre fue un chico alegre, extrovertido, un poco tímido pero de buen corazón y nunca hacía locuras. Era sensato, inteligente, pensaba y planeaba las cosas al detalle, ese hecho había sido completamente impulsivo.
– No nos pongamos tan dramáticos, se ha ido, ya es suficiente – dijo Minato para dar por zanjado el tema mientras trataba de huir de la escena al ver el rostro de Kakashi nada de acuerdo con lo que había hecho.
Su ruta de huida fue drásticamente bloqueada por Kakashi. Agarrando su brazo por encima del codo con fuerza, evitó que Minato se marchase. Una cosa era que estuviera enfadado por lo que le hizo creer en el pasado para mantenerle a salvo y otra, que ahora se pusiera en riesgo como si no valorase su vida. Él nunca había sido así y eso le llevó a Kakashi a emplear todos sus sentidos para intentar esclarecer lo que estaba ocurriendo allí.
Sasuke, estático desde la pared donde estaba apoyado y oculto, dejó caer su cuerpo hacia el suelo hasta quedar sentado. Él había olido desde el día en que ambos rubios regresaron al pueblo lo que estaba ocurriendo y por cómo Kakashi ahora bloqueaba a Minato, Sasuke entendió que había captado ese aroma a…
– Hueles a muerte – susurró Kakashi, dejando perplejo tanto a Naruto como a Minato –. Tu olor era dulce y agradable, atrayente. Tu olor corporal ha cambiado.
Su dura mirada pasó a Naruto, quien, al sentirla, apartó su propia mirada para no tener que enfrentarse al que siempre trató como su alfa. Naruto había entrenado desde niño con él y sabía que ahora mismo, Kakashi estaba enfadado, muy enfadado. Le habían ocultado ese secreto y él no era partidario de hacerlo, pero su padre se lo había pedido. ¿Qué podía hacer al respecto? ¿Traicionar a su padre o a su alfa?
– Lo siento, Kakashi – susurró Naruto cerrando los párpados para no verle, pese a que se había puesto cabizbajo. Aquellas palabras fueron sin duda una declaración de que se ponía de parte de su padre en eso. Kakashi apretó más el agarre en el brazo de Minato hasta que éste mostró un leve gesto de dolor por la presión.
– ¿Por qué me has ocultado esto? – preguntó Kakashi.
– Esto no tiene nada que ver contigo – se quejó Minato.
– Tú siempre tienes que ver conmigo. ¿Creías que no me enteraría de esta enfermedad que recorre tu cuerpo? Puedo olerla. Al principio quería embelesarme con tu perfume, no entendía el motivo por el que empezabas a usarlo cuando tu olor corporal era tan… refrescante, pero ahora lo entiendo. Intentas camuflar ese olor a muerte que te consume lentamente. ¿Qué enfermedad es?
Minato guardó silencio pese a que Kakashi movía la nariz tratando de identificarla. Olía a… parásito, era alguna enfermedad de un animal. Le estaba costando disgregar los olores hasta llegar a la clave, pero entonces, miró a Naruto que alzaba la cabeza de nuevo algo asustado.
– Equinococosis 1– susurró Minato.
– No puede ser – se encerró Kakashi en una búsqueda mental por identificar esa enfermedad. Era transmitida por animales pero demasiado poco frecuente en Estados Unidos. Para ello, Minato debió ingerir los huevos del parásito. Generalmente eso ocurría al comer algún alimento que hubiera estado en contacto directo con un animal infectado.
– Creo que fue Zabuza cuando… le atacó – susurró Naruto – a los hombres-lobo no nos afecta esa enfermedad, pero…
– Podemos ser portadores – susurró Kakashi al darse cuenta de ello, lo que quería decir que Zabuza, sin darse cuenta, era el causante de que Minato se estuviera muriendo –. ¿Por qué, Minato? ¿Por qué me ocultabas esto?
– ¿Me lo preguntas tú? ¿El que me dijo que los humanos éramos débiles y que un lobo jamás podría enamorarse de uno? – se soltó Minato del agarre cuando sintió que Kakashi dejaba de presionar para empujarle con fuerza del pecho con ambas manos –. ¿La persona en la que más confiaba y que me hizo creer que tiró nuestro amor al río cuando siempre estuvo en tu maldito bolsillo?
– Creí que te protegía – alzó la voz Kakashi frente a lo sorprendidos que estaban Naruto y Sasuke al escuchar todo aquello.
– ¿Que me protegías? Mira la situación, nadie puede proteger a un humano de todo esto una vez descubre vuestro secreto. Quizá… con mi muerte acabe todo este infierno con Zabuza.
Con lágrimas en los ojos, Minato se alejó del lugar frente al rostro sorprendido de Kakashi. Naruto ni siquiera era capaz de articular palabra. Pensar en la muerte de su padre le dolía demasiado y saber que no había solución era mucho peor.
– Lo siento – susurró finalmente Naruto – quizá si me hubiera dado cuenta antes de su enfermedad, no estaríamos así. Debí percatarme antes, en los primeros estadios podrían haber hecho algo por él, pero…
– Ey… – Kakashi se acercó con rapidez a Naruto y presionó su cabeza contra su pecho. Naruto sintió el latido del corazón de Kakashi: rápido por los nervios. Por un momento, creyó que su corazón se rompería, pero intentaba aparentar fortaleza por él – no es tu culpa. ¿Vale?
– Todo este tiempo estuve entrenando, estaba a su lado y no me di cuenta de lo que le ocurría. Cuando empecé a oler la enfermedad… ya era tarde. Lo siento – lloró Naruto en el pecho del adulto.
– Jamás habías olido una enfermedad así, Naruto. No podías identificarlo, así que no te martirices. Pensaré en algo. Te prometo que no voy a permitir que tu padre muera sin intentar todo lo que esté en mi mano por él. Contactaré con los mejores médicos si es necesario.
– No pueden hacer nada. Hemos visitado muchos médicos. La enfermedad está demasiado avanzada para que la medicación haga efecto. Ni siquiera la cirugía es una opción.
– Pero... no lo entiendo. Se supone que el periodo de incubación de esa enfermedad es de años. Debe pasar mucho tiempo antes de que empiece a aparecer algún síntoma – comentó Kakashi recordando ese dato.
– La única posibilidad que se me ocurre es que haya mutado de alguna manera por las habilidades de hombre-lobo de Zabuza y, una vez transmitida a mi padre, la enfermedad se desarrolló con mayor rapidez.
Kakashi pensó en aquello y él también veía que era lo más probable.
– Es irónico, resulta que Zabuza no quería matar a mi padre cuando lo atacó hace un año, sino convertirlo, y al final resulta que es él quien lo ha condenado a muerte – continuó hablando el rubio con un gesto de impotencia en su rostro.
El adulto medio se sorprendió al escuchar esa información. La verdad es que no le extrañaba que Zabuza quisiera morder a Minato, ya lo había intentado en el pasado. Sin embargo, sí que había creído que intentó matarle junto a Kushina porque las heridas que le causó fueron muy graves.
– ¿Es por esto que volvisteis a Twain Harte? ¿Porque se está muriendo? – le preguntó Kakashi.
– Sí, papá quería visitar a mamá antes de... irse, – se le hizo un nudo en la garganta de sólo pensarlo – él quiere pasar el tiempo que le quede aquí, en su hogar, y... que le entierren junto a ella, no a kilómetros de distancia – dijo con pesar.
Kakashi notaba el dolor en el rubio. Hacía un año, le habían arrebatado a su madre y ahora, estaba a punto quedarse sin su padre también.
– Yo no voy a rendirme, Naruto. No permitiré que pierdas también a tu padre.
Naruto le miró con agradecimiento por sus palabras, aunque sabía que era casi imposible cambiar el destino que le esperaba a Minato. Sólo se le ocurría una cosa que podía ayudar en esa situación, pero su padre se había negado por completo.
– Tengo que hacer una llamada – le informó Kakashi, aunque lo que de verdad quería hacer era hablar con Minato, pero sabía que ahora no era el mejor momento.
– Kakashi – le llamó Naruto.
– ¿Sí?
– No le cuentes a nadie la condición de mi padre. No quiere que nadie lo sepa.
– De acuerdo. Mis labios están sellados – dijo Kakashi, aunque, en el fondo, consideraba que los demás merecían saber lo que le pasaba a quien consideraban parte de su familia. Sin embargo, sabía que no era decisión suya sino de Minato, por lo que la respetaría –. Aunque sinceramente… ¿Crees que los demás no se darán cuenta tarde o temprano? Apostaría lo que quieras a que Sasuke, que es el más intuitivo que has tenido en tu manada, ya debe saberlo. Ese olor no ha podido pasarle desapercibido y no lo hará mucho más tiempo frente al resto.
– Voy a ver qué tal está Sasuke.
Al escuchar esas palabras y cómo Naruto caminaba hacia la sala donde él estaba, Sasuke se dio la vuelta para volver a la camilla y fingir que seguía dormido. Sin embargo, sus heridas le impedían ir todo lo rápido que le gustaría, aun así, no se rindió y continuó hasta que por fin llegó a su objetivo. Estaba a punto de subirse a la camilla, cuando la puerta se abrió de repente y sus ojos se encontraron con los azules de Naruto.
"Mierda", pensó Sasuke.
. . .
Unos ojos rojizos observaban a toda la gente reunida en aquel despacho. Primero, se fijó en aquel hombre de pelo castaño recogido en una coleta, con una cicatriz cruzándole el puente de la nariz y que estaba más cerca de la puerta: Iruka. Le recordaba de cuando hacía un año detuvo a Kakashi y acudió como su abogado para sacarlo de allí. Después de aquello, le había visto tan sólo una vez más; apenas le conocía.
Su mirada continuó hacia la derecha, encontrándose con otro hombre de pelo corto castaño, ojos almendrados de una tonalidad más oscura que su cabello, y que se apoyaba sobre una de las paredes con los brazos cruzados. Era la primera vez que lo veía, pero si estaba ahí, debía formar parte de la manada de Kakashi. Yamato se llamaba, o al menos era el nombre que había pronunciado uno de sus compañeros para saludarle al verle llegar. Parecía una persona seria por lo poco que había observado.
Siguió su inspección, moviendo los ojos en la misma dirección que antes, hasta toparse con la única mujer presente: Kurenai. No solamente la recordaba de la investigación de la muerte de Kushina Uzumaki, donde fue entrevistada como testigo, sino que la había visto con Kakashi en más de una ocasión cuando se reunía con él por el tema de Zabuza, aunque no había cruzado palabra con la mujer. Siempre se marchaba cuando él llegaba. Quizás no le caía bien por la forma en que, en el pasado, trató a su jefe, bueno, alfa, como le habían explicado.
Sin entretenerse mucho más en sus pensamientos sobre la mujer, Tobirama apartó la mirada y la centró en la siguiente persona. Observó a un hombre robusto de pelo moreno, con una barba que le cubría el perfil del rostro solamente y que fumaba un cigarrillo: Asuma. Al igual que Kurenai, Asuma había sido un testigo en la investigación, por lo que le conocía principalmente de aquello, aunque a diferencia de Kurenai, con él había hablado alguna vez después de aquella desgracia.
Sus ojos no pudieron evitar fijarse en la manera en que se pegaba a la mujer y la forma con la que la observaba de reojo. Por lo que tenía entendido, esos dos no eran pareja, sin embargo, se notaba desde lejos que ambos sentían algo por el otro. No conocía los motivos que tenían para no pasar de la amistad, aunque, a decir verdad, tampoco le interesaba. Eran sus vidas y ellos sabrían lo que hacían con ellas.
Sin más dilación pasó a la siguiente persona. Si no recordaba mal, aquel hombre de peinado extravagante y densas cejas negras como su pelo se llamaba Gai. Como le pasaba con casi todos los de la manada de Kakashi, apenas había tenido contacto con él, pero sí había una cosa que sabía sobre ese hombre y era que solía sonreír mucho y ser muy positivo, pero en aquel momento, su semblante reflejaba una seriedad que no había visto con anterioridad en él, lo cual indicaba la severidad del tema que estaban tratando y por el que se habían reunido.
Sus ojos abandonaron a Gai y se posaron sobre otro miembro de la manada de Kakashi. A esa persona sí la conocía un poco más que al resto porque había estado presente algunas veces cuando quedaba con Kakashi y Hashirama para hablar sobre cómo acabar con Zabuza. Parecía ser el músculo de la manada, o al menos era la impresión que daba por la cantidad de cicatrices que tenía por toda su cabeza y rostro. Se notaba a la legua que Ibiki era un tipo duro con el que era mejor no meterse.
Durante unos instantes, se quedó meditabundo. Ahora que lo pensaba, sí que conocía a todas esas personas, pero hasta ahora no había caído en ello. Todos vivían juntos en la casa cercana a la suya cuando eran adolescentes. ¿Cómo no se había dado cuenta hasta ahora? Menudo detective estaba hecho. Aunque podía excusarse ya que, sinceramente, apenas los veía. Ni siquiera le sonaba haberlos visto en el instituto. Quizás era porque no coincidían en ninguna clase o actividad extraescolar, o... estaba tan centrado en Kakashi que ni se percataba del resto. Un chasquido de molestia salió de sus labios debido a aquel descubrimiento.
Tras acabar con los componentes de la manada de Kakashi, su mirada se centró en los dos únicos rubios de la sala. Minato estaba sentado en el asiento tras la mesa de su despacho y su hijo se hallaba de pie a su lado, como un perro guardián protegiendo a su amo, aunque podía entender ese comportamiento teniendo en cuenta por todo lo que habían pasado y aún se enfrentaban.
A Tobirama le llamó la atención el desinterés que mostraba Minato, parecía que ni siquiera escuchaba lo que se estaba diciendo en ese momento. Aunque al notar el cansancio que reflejaban su rostro y sus ojos, no le extrañaba esa actitud. Debía estar harto de toda esa situación y lo único que debía querer era que se acabara de una vez por todas.
No pudo evitar compadecerse de él. Después de perder a su esposa, se vio forzado a dejar su hogar y alejarse él y a su hijo de las personas que le importaban por culpa de un asesino que estaba obsesionado con él. Ahora sabía que ésa era la verdad de lo ocurrido y no lo que llegó a pensar en el pasado.
Tuvo que dejar de mirar a Minato cuando sintió un leve codazo en el lateral del torso. Giró el rostro para observar con molestia a su hermano, quien parecía decirle con la mirada que dejara su escrutinio y se centrara en escuchar lo que se estaba diciendo allí dentro.
Frunciendo el ceño con fastidio, hizo caso a su hermano. Apartó sus ojos de éste y los posó, por fin, sobre la persona que les había sacado de la cama antes del amanecer y los había hecho acudir allí para tener una reunión urgente.
Kakashi les contaba que Zabuza había vuelto a la ciudad, presentándose en la clínica sin ninguna buena intención, pero Tobirama dejó de prestar atención a sus palabras ya que, al mirar al de cabello gris, no pudo evitar que su mente comenzara a divagar de nuevo y pensara en el giro que había dado su vida en ese último año.
Jamás se hubiese imaginado que algo tan surrealista como la existencia de hombres-lobo fuera cierta. Si no lo hubiese visto con sus propios ojos, habría tachado a todos de locos. Sin embargo, debía admitir que conocer aquella verdad explicaba ciertas incongruencias de la investigación sobre el asesinato de Kushina, y también daba una nueva luz a lo que vio cuando era adolescente y el secreto que creía que Kakashi guardaba. Bueno, en eso no estaba equivocado porque claramente ocultaba algo, aunque no era ni por asomo lo que creía.
Ahora estaba en paz con esa verdad, pero debía admitir que, al principio, no estaba receptivo y no dio su brazo a torcer sobre la culpabilidad de Kakashi.
Flashback
– Así que mi hipótesis era cierta – comentó Hashirama sentado en un sillón del salón de Kakashi.
Tras la pelea del cementerio contra Zabuza y que el capitán diera una explicación de lo sucedido a sus agentes, obviando que Zabuza y él se transformaban en lobo, Kakashi invitó a los hermanos Senju a su casa para explicarles con más tranquilidad la verdad. También lo hizo para tener mayor privacidad y que oídos ajenos no pudieran escuchar lo que les iba a contar.
– No entendía el motivo para que alguien se hiciera pasar por Minato Namikaze mientras el propio Minato se disfrazaba para pasar desapercibido y huir del hospital, pero ahora sí. Escapaba del asesino de su esposa – continuó Hashirama.
– Venga ya, Hashi. No te creerás de verdad toda esa patraña, ¿cierto? – intervino Tobirama exasperado al ver que su hermano se creía a pies juntillas lo que ese... lo que sea que fuese Kakashi les estaba diciendo.
– ¿Acaso no has visto con tus propios ojos cómo se han transformado en lobos? – le preguntó Hashirama.
– Sí, y no creas que aún estoy confuso por todo lo que hemos presenciado hoy, pero me refería a que te creas de verdad que él no estuvo involucrado de alguna manera en la muerte de Kushina Uzumaki y el intento de asesinato de Minato Namikaze.
Terco como él solo, Tobirama no cedía en su empecinamiento; seguía creyendo en la culpabilidad de Kakashi.
– Si fuese cierta tu teoría, ¿para qué iba a ayudarle a escapar de la ciudad? No tiene sentido. Si de verdad intentara acabar con la vida de Minato, podría haber aprovechado cualquier ocasión en el hospital para matarle y hacer parecer que era obra de las heridas sufridas en el ataque – comentó Hashirama con tranquilidad, pero con firmeza.
– Para fingir su inocencia y que nadie sospechase de él – contestó Tobirama.
– ¡Jamás haría daño a Kushina o a Minato! ¡Son mi familia! ¡¿Cuántas veces voy a tener que decírtelo para que te entre en la cabeza?! – gritó Kakashi cabreado por la testarudez del policía.
– Bueno, se encontró ADN de lobo en el cuerpo de Kushina y en la escena del crimen, y por lo que hemos visto hoy, tú puedes convertirte en uno – le acusó.
– Al igual que tu "fiable" confidente Zabuza – le espetó el alfa.
El rostro de Tobirama pasó de mostrar una sonrisa de satisfacción a una mueca de fastidio casi al instante. No había tenido más remedio que explicarles qué hacía en el cementerio y que su soplón era ni más ni menos que Zabuza.
– Tobi, ¿no ves que ese hombre te ha estado manipulando desde el principio? Deja de ser tan cabezota y admite de una vez que Kakashi es inocente – le dijo su hermano.
Tobirama intensificó la mueca de fastidio al saber, en el fondo, que todo apuntaba a Zabuza y no a Kakashi.
– Puede que exista la posibilidad de que no hayas tenido nada que ver con este suceso – se refirió al asesinato de Kushina – pero, ¿inocente? Lo dudo. ¿Qué me dices de cuando éramos adolescentes y regresaste una noche a casa manchado de sangre?
Hashirama y Kakashi miraron sorprendidos a Tobirama. Era la primera vez que escuchaban aquello.
– ¿De qué hablas? – preguntó Hashirama mirando a su hermano primero y, después, a Kakashi para ver si éste sabía a lo que se refería.
– Te vi, hace muchos años, cuando fui a sacar la basura, te vi llegar a tu casa y tenías sangre por toda la ropa y, jamás se me olvidará la manera en que te limpiaste la que tenías alrededor de la boca. ¿A quién mataste, eh? ¿Te dedicaste a quitarle la vida con tus dientes solamente o también te la comiste después para no dejar evidencia alguna de tus horribles actos? – preguntó aquello último al conocer ahora la verdad que ocultaba.
Kakashi se sorprendió al escuchar aquello. ¿Así que por eso ese hombre tenía esa fijación con él desde el instituto? Creía que simplemente era que le caía mal, no que le hubiera visto de aquella manera y se hubiera imaginado todo eso.
– Los hombres-lobo no comemos carne humana – contestó rotundo. Sí, eran mitad lobos, pero también eran personas y comerse a otra... no estaba bien.
– Vale, pero no has negado que no matases a nadie esa noche – le replicó Tobirama.
Kakashi no recordaba a qué noche se refería, pero no dudaba de que Tobirama fuera testigo de algo similar. Tras mudarse a Twain Harte, algunos miembros de otras manadas iban a por él o alguno de sus amigos para demostrar quién mandaba en la ciudad y así marcar territorio, por llamarlo de alguna manera; y como alfa, debía defender a su manada, así que acababa metido en peleas, pero nunca mató a ninguno de sus contrincantes.
– No maté a nadie. No niego que pudieras presenciar algo así ya que, al ser nuevo en la ciudad, a algunos hombres-lobo les gustaba divertirse con los novatos, así que acababa metido en alguna pelea, pero sólo me defendía. Nunca maté a ninguno de ellos.
– No te creo – dijo Tobirama acercándose a Kakashi.
– Empiezo a estar harto de tus acusaciones. Me importa una mierda si me crees o no, es la verdad. No soy ese asesino sin piedad que te has creado en tu cabeza. Ser un hombre-lobo no es fácil, formar parte de ese mundo es complicado y peligroso. No te voy a negar que hay algunos crueles que no tienen ningún tipo de escrúpulo, pero yo no soy uno de ellos. Siempre he tratado de hacer lo correcto y de trasmitir unos valores mejores a mi manada y a otras, como la de Naruto.
– Tobi, haz el intento de dejar tus prejuicios a un lado y ver toda esta situación con otros ojos. Guíate por tu instinto de detective y no por la mente adolescente que te ciega. ¿Crees que miente o dice la verdad? – intentó mediar Hashirama.
Tobirama quiso decirle a su hermano que por supuesto Kakashi mentía, pero, en el fondo, una parte de él le decía que la sinceridad que Kakashi transmitía en sus palabras y lenguaje corporal era genuina. Sin embargo, no lo diría en voz alta.
– Sigue contándonos lo que sepas de Zabuza – dijo Tobirama.
Y ahí estaba la famosa testarudez de su hermano, sin embargo, Hashirama dibujó una sonrisa al saber que, con esa frase, le estaba dando la razón a su manera, pero sin hacerlo directamente. Aunque sabía que le llevaría un poco más de tiempo aceptar la verdad y dejar atrás la idea que tenía de Kakashi, al menos era un primer paso.
Fin del flashback
Necesitó algún tiempo, pero al final no pudo seguir negando lo evidente, sobre todo, con todo lo que iban averiguando de Zabuza y su manada. Sus rencillas con Kakashi habían quedado en el pasado y ahora no es que fuesen amigos precisamente, pero su relación había mejorado.
Al final, conocer que existían los hombres-lobo había servido para que se llevaran mejor. Sin embargo, como todo en la vida, también tenía un lado negativo. Hasta cierto punto, saber ese secreto había afectado a su vida profesional ya que ahora, cuando le llegaba un caso a sus manos, los veía con otros ojos, sobre todo, si algo no cuadraba con las pruebas científicas.
En esos casos, no podía evitar preguntarse si había algo sobrenatural en ellos y si algún hombre-lobo estaba involucrado de alguna manera. Le cabreaba pensar que, de ser así, se libraría y no pagaría por lo que había hecho simplemente porque el resto del mundo no sabía de la existencia de esos seres sobrenaturales, como era el caso de Zabuza. Como no podían probar que mató a Kushina, debían intentar pillarle por algún otro delito.
Otro codazo le devolvió de nuevo a la realidad. Miró a su hermano con fastidio y esta vez trató de prestar atención de verdad, ya que la primera vez, sólo había hecho caso a medias a su hermano.
– ...y, por tanto, debemos pensar en cómo mantener a salvo a Minato y a Naruto hasta que podamos librarnos de Zabuza – terminó la explicación Kakashi.
Tobirama no había escuchado todo el discurso del alfa, pero se imaginaba que, en resumen, Zabuza había regresado a la ciudad y sabía que Minato estaba de vuelta también.
– Puedo mandar a mis oficiales que patrullen con más frecuencia la zona o asignar un coche con una pareja de agentes para que vigilen la vivienda de forma permanente – comentó Hashirama.
– ¿Y qué les dirás? No tienes una causa legal para hacer algo así – dijo Iruka.
– No te preocupes por eso, yo me encargo de mis oficiales – le respondió dando a entender que ya se inventaría una excusa creíble.
– ¿Y de qué serviría tener a dos policías que no saben a lo que se enfrentan y que, aunque lo hicieran, no están a la altura de la velocidad y fuerza de un hombre-lobo? – preguntó Yamato –. Por eso nosotros nos turnamos en protegerles, porque podemos hacerle frente al menos.
– Serviría más de lo que crees. – Todos le miraron con cara de duda, por lo que el capitán optó por explicarse –. Por lo que he podido observar hasta ahora, a Zabuza no le gusta llamar la atención. Podría atacar en cualquier momento y herir o matar a cualquier posible testigo o persona que se le ponga en medio de su objetivo. Sin embargo, elige hacerlo de noche si tiene la posibilidad, cuando la oscuridad le puede ocultar; y cuando hay pocas personas alrededor. Además, huye rápidamente cuando le superan en número o la policía ha sido avisada.
– Bueno, creo que como cualquier persona que quiera cometer un delito, siempre intentará que no le pillen, ¿no? – dijo Naruto.
– Y más si esa persona es un hombre-lobo. No querrá que su secreto salga a la luz – intervino Ibiki.
– ¿Y por qué creéis que es así? Vosotros mismos habéis dicho que sois más veloces y fuertes, aparte de curaros con mayor rapidez. Podríais conquistar el mundo si quisierais – comentó como si nada Hashirama.
– Hay muchas razones, entre ellas, que muchas manadas no tienen ese tipo de meta, solamente quieren vivir sus vidas de la forma más tranquila posible, encajando en la sociedad y llevándose bien con el resto de personas, porque también lo somos – habló Kurenai.
– Otra razón es para proteger a otras personas y evitar que se vean involucradas en este mundo que puede llegar a ser muy peligroso y cruel – dijo Kakashi sin poder evitar que su mirada se desviara durante un segundo hacia Minato, pensando en su ruptura.
– Aunque también para protegernos a nosotros, ya que la reacción más natural cuando alguien descubre nuestro secreto es tener miedo. Así que para evitar daños emocionales al sentirnos rechazados, o incluso daño físico si trataran de matarnos simplemente por miedo a lo desconocido, intentamos que nadie descubra la verdad. No todo el mundo lo acepta tan bien como vosotros – explicó Gai.
– Miedo, exacto. Ahí es donde quería llegar – dijo Hashirama señalando a Gai con una pequeña sonrisa –. Creo que Zabuza no atacaría o mataría a policías por miedo a llamar demasiado la atención, porque el cuerpo no cesaría en la investigación, e, incluso, podría atraer el interés de federales que le darían caza sin descanso.
– O peor aún, el de cazadores – añadió Kakashi al oír la palabra "caza" –. No querrá que un puñado de cazadores entrenados para matar a hombres-lobo llegue a la ciudad y vayan tras él.
– Por eso creo que teniendo a un par de mis agentes protegiéndoles, – señaló a Minato y a Naruto – las posibilidades de que les ataque disminuyen bastante.
– ¿Entonces consideras que no debería tener a alguien de mi manada vigilando por la zona? – preguntó Kakashi por curiosidad, no porque realmente considerase esa opción.
– No, es mejor tener cubiertas todas las posibilidades. Mejor prevenir que curar, ¿no? – dijo Hashirama.
– De acuerdo, entonces tanto por mi parte como por la tuya, siempre habrá alguien protegiéndoles.
– A mí no – le dijo Naruto a Kakashi –. Puedo defenderme y Gaara y los demás me cubren la espalda.
– Pero, Naruto, si Zabuza repite lo mismo de esta noche...
– Soy consciente de eso, Kakashi, pero no puedo tener a un par de policías detrás de mí todo el día. Aparte, mi manada está avisada y creo que, si Zabuza me obligara a hacerles daño, entre todos a la vez, podrían detenerme. Además, ¿no habéis dicho que huye cuando le superan en número? Si siempre estoy con la manada, no intentaría nada.
– ¿Y si lleva a alguien de la suya? En ese hipotético escenario, tendríais las de perder – Kakashi intentaba hacerle entrar en razón.
– Algo me dice que le gusta hacer las cosas por sí mismo para sentirse superior – comentó Naruto recordando la sonrisa de satisfacción que Zabuza había puesto en las dos ocasiones que había usado su voz contra él –. Seguramente, ni le importen los miembros de su manada y los considere prescindibles, usándolos cuando le conviene.
– Preferiría que alguno de nosotros te acompañara siempre – dijo Kakashi.
– Y yo preferiría que centrarais todo vuestro esfuerzo en proteger a mi padre mientras hallo la manera de acabar con Zabuza, ya que no lo habéis hecho vosotros en todo este año – dijo desafiante sin poder evitar echarle en cara aquello, debido a toda la frustración acumulada esa noche.
– No es justo, Naruto. Ya te dije que no es tan sencillo...
– Suficiente – interrumpió Tobirama, quien había estado escuchando la conversación sin decir palabra –. No sirve de nada empezar esa discusión, aunque al chico no le hace falta razón al decir que hay que buscar una forma de terminar con esta situación, preferiría que fuese con ese asesino en la cárcel, pero cada vez estoy más convencido de que no va a ser así.
– Tobirama, somos policías – dijo molesto por lo que su hermano implicaba.
– Ya lo sé, Hashi, ya he dicho que preferiría que acabase en la cárcel, pero sinceramente, no perdería el sueño si algo le pasase a ese asesino tras lo que ha hecho.
Hashirama apretó los labios sin poder negar que él tampoco lo haría.
– Bien – continuó al ver que su hermano mayor no iba a añadir nada más – ya está decidido el tema de la protección...
– No, no lo está – le interrumpió Kakashi.
– Sí, lo está. El muchacho no quiere que la policía le escolte, así que, que así sea. No vamos a malgastar recursos de la policía para nada, porque estoy seguro de que perdería de vista a los agentes si se lo propone. Y en cuanto a tus amigos, ahí quizás le resulte más difícil, pero estaríais discutiendo por eso todo el día, lo cual veo una pérdida de tiempo y también de concentración, porque Zabuza puede aprovecharlo para ir a por Minato, quien me dijiste que es su principal objetivo. Si el chico no quiere ayuda en ese aspecto, pues nada, ya es mayorcito para enfrentar las consecuencias, así que, ¿por qué no mejor centrar nuestro esfuerzo en protegerle a él? – Señaló a Minato, quien seguía con esa mirada de cansancio y desinterés.
Kakashi sabía que Tobirama tenía razón, aunque eso no significaba que le gustase dejar a Naruto desprotegido. No quería alargar la reunión más de lo necesario y seguro que el resto tampoco, así que ya seguiría insistiéndole al rubio en privado.
– Está bien... por ahora – dijo mirando directamente a Naruto, haciéndole entender que la conversación no había terminado.
– Bien, pues pasemos a discutir cómo demonios detenemos a Zabuza – propuso Hashirama.
Aquello sería más difícil de planear.
– ¿Qué habéis intentado hasta ahora? – preguntó Naruto.
– No mucho. Primero recabamos información sobre quiénes formaban parte de la manada de Zabuza porque no queríamos atacar a ciegas, y eso nos llevó bastantes meses – le informó Kurenai.
– Después, ideamos varios planes para atacarles, pero no los llevamos a cabo porque nos superaban en número – añadió Ibiki.
– Bueno, ahora que Gaara y los demás conocen la verdad, podéis contar con ellos – dijo Naruto.
Kakashi estuvo tentado de decir que no iba a involucrarles porque no quería arriesgar sus vidas, cuando aún tenían tanto que vivir. Sin embargo, optó por fruncir el ceño demostrando que no le gustaba esa idea, intentando evitar otra discusión.
– Ya están metidos en este lío quieras o no – dijo Naruto intuyendo lo que pasaba por la cabeza de su mentor –. Y yo tampoco me voy a quedar sentado en el banquillo. Sé lo que Zabuza puede hacerme – añadió antes de que Kakashi pudiera protestar – pero hallaré la manera de deshacerme de su yugo o al menos seguiré entrenando para que no me afecte tanto.
– Bien, como quieras – accedió Kakashi cansado de discutir por esa noche.
– Como sus planes no eran factibles, nos pidieron ayuda para ver si podíamos acusar a Zabuza de algún delito – Hashirama continuó con la explicación anterior.
La reacción del joven fue enarcar una ceja.
– ¿Sólo a Zabuza? – cuestionó una voz masculina al fondo de la sala. Todos se giraron confundidos para encontrarse con Sasuke apoyado contra el marco de la puerta. Su hermano mantenía el silencio tras él preocupado por las heridas de su hermanito –. ¿No mirasteis si podíais acusar de algún delito presente o pasado al resto de su manada?
Todos se quedaron callados durante unos segundos, incrédulos de no haber caído en algo tan simple como aquello. Naruto sonrió sutilmente: ¡ése era su chico! El resto, se miraron incrédulos y finalmente, Tobirama estalló en una carcajada al ver que un adolescente pensaba de esa manera dejándoles en ridículo.
– ¿Tu chico? – preguntó Tobirama hacia Naruto. Naruto sonrió antes de hacer un ligero movimiento de cabeza afirmativo.
– Me avergüenza decir que no. No pensamos en eso – reconoció Kakashi.
– Os centrasteis tanto en Zabuza que no considerasteis otras opciones. Bueno, pues ahora podéis hacerlo. Si conseguís detener a varios miembros de su manada, ésta se verá reducida, y juntos, tendremos una oportunidad de acabar con él – comentó Naruto –. ¿Verdad, Sasuke?
– No cuentes conmigo. Ya he hecho bastante ayudándoos con esto. Espero que lo consideréis como muestra de gratitud por curarme. Ahora me largo.
Naruto observó a Sasuke marcharse. ¡Se hacía el duro! Pero en el fondo, se alegró de saber que Sasuke seguía apoyándole. Por un momento, sintió que nada había cambiado entre ellos, que seguía siendo su beta aunque Sasuke lo negase.
– Eso si han cometido algún delito que podamos probar – dijo Hashirama.
– Muchos parecen ser lo suficientemente tontos para haber cometido alguno y no haber cubierto sus huellas. Podemos ver si alguno tiene antecedentes o se ha presentado alguna denuncia contra alguien que encaje con sus descripciones – caviló Tobirama.
– Parece que ya tenemos asignada nuestra tarea para hoy – bromeó Hashirama.
No era mucho, pero aquella idea era un primer paso y todos allí esperaban que diera resultado.
1 Equinococosis: se han cambiado algunos detalles sobre la equinococosis para que encajase con lo que buscábamos, ya que no encontramos ninguna que lo hiciera al 100%. Po si a alguien le interesa, sacamos la información de esta página: .int/es/news-room/fact-sheets/detail/echinococcosis?fbclid=IwAR3xqUzu44r0V0o8l_TUxOrsDPx4kPniIawstsNQMmW7_flxGnl65juF_So
