Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.

Epílogo

Sonrío sintiéndome orgulloso.

La veo caminar al momento de cortar el listón rojo mientras los invitados y curiosos rompen en aplausos y silbidos al igual que nosotros. Ella extiende sus brazos y les da la bienvenida con unas breves palabras, se nota nerviosa porque no deja de retorcer sus manos, pero por algún motivo sus ojos están siempre al pendiente de nosotros.

― ¡Vamos con mami! ―pide Ellie tirando de mi mano.

Su hermoso cabello rizado se balancea de un lado a otro mientras camina presurosa llevando a su hermano con ella y avanzando entre las personas.

― ¡Ahí está! ―chilla Jeremy sin soltar la mano de su hermana.

― No me sueltes. ―Le pido a mi pequeña Abby que viene sentada sobre mis hombros. Mi preciosa de tres años es un terremoto convertido en niña; se afianza de mi pequeña coleta con toda su fuerza.

Al llegar frente a mí esposa nos abraza fuertemente aplastando a nuestros hijos en el acto que los hace protestar.

― Lo hiciste ―elevo mi voz ante los murmullos de la gente― estoy muy orgulloso de ti.

Deja un corto besos en mis labios llevándose a Abby entre sus brazos. Nuestra hija se ancla en su cadera a la vez que empieza a curiosear con esos grandes ojos verde esmeralda rascando con sus delicados dedos su melena cobriza y rizada.

― No lo hubiera logrado sin tu ayuda ―dice― has insistido tanto que debía dar el siguiente paso, creíste en mí y mira ―sus ojos recorren la pequeña tienda de joyería artesanal, suspira― mis sueños y muchas horas de trabajo están aquí.

― ¿Y yo mami? ―pregunta Abby frunciendo su entrecejo.

Isabella acaricia su mejilla haciéndola reír.

― Vendrás conmigo a trabajar, ¿está bien? Después iremos juntas a recoger a tus hermanos al colegio como siempre lo hacemos. ¿Te gusta la idea?

Abby solo sacude la cabeza de arriba abajo pidiendo que la dejen en el piso.

― ¡Abu!

Doy media vuelta al escuchar los chillidos de mis hijos. Esme viene llegando del brazo de Jenks, recibe con los brazos abiertos a sus nietos dejando besos en sus cabezas.

Debo confesar que Jenks había sido insistente y muy perseverante en conquistar el corazón de mi madre. A ella le tomó más tiempo del creí, en cambio hoy llevaban tres años felizmente casados. Jenks es el gran abuelo de mis hijos y tiene bien ganado ese lugar.

― Siento que lleguemos tarde ―se disculpa mamá besando mi mejilla para luego abrazar a mi esposa haciendo Jenks lo mismo― en recompensa cuidaré de mis nietos después de que regresen de sus vacaciones.

― ¡Sííí! ―los tres vuelven a gritar al unísono.

Ellos aman quedarse en casa de abu y mi madre los ama por completo. Es tanto su cariño que decidió abandonar Nueva York desde hace cinco años y vivir cerca de nosotros para estar al pendiente de mis hijos.

Es la mejor abuela. La más paciente, cariñosa y consentidora. Es nuestra cuidadora oficial cuando mi esposa y yo necesitamos salir solos o simplemente escaparnos unos días.

― ¿Cómo estás Edward? ―Jenks se dirige a mí― ¿tu dolor ha aminorado?

― Sí, estoy muy bien.

― Me alegro.

Después de cuatro hijos, Isabella y yo decidimos que nuestra familia estaba completa, así que tomé la iniciativa de ser quien se sometiera a una pequeña incisión, mi mujer ya había sufrido demasiado al tener a nuestros hijos. Era momento de recompensar y hoy hace una semana después de la vasectomía, me siento bien y sin dolor.

― Hey, héroe.

Es Jacob que me rodea con sus brazos. Se la ha pasado llamándome héroe desde mi cirugía, entre sus burlas ha apostado con Alec que seguro embarazare a Isabella en las primeras tres semanas que se me prohibió no tener sexo.

En verdad me pregunto ¿cuándo dejará de ser tan burlón? Ni siquiera la paternidad le ha traído algo de seriedad a sus años, después de su tercer hijo simplemente me uní a sus risas y lo acepté tal como es.

― Me tengo que ir ―expone Alec sosteniendo en sus brazos a su hija de cuatro años. La niña de cabello oscuro y ojos color miel apoya su cabeza en el hombro de su padre―. Charlotte nos está esperando en el hotel.

Ellos habían iniciando una relación formal y ahora son padres de una pequeña. Pat lo sabe, sin embargo nunca ha intentado acercarse de nuevo a Charlotte. No importaba los muchos intentos que ella hiciera, mi hijo había roto cualquier lazo desde hace tiempo. Mas debo aclarar que con su pequeña hermana Lily es único y protector.

No puedo decir que Alec tenga mala suerte o cómo se atrevió a meterse con Charlotte, no juzgaré fue su decisión y al parecer está feliz. Tal vez ella se está dando una oportunidad de remediar lo que nunca pudo lograr con Pat, quizá Charlotte ahora es realmente feliz al lado de Alec y su pequeña Lily.

― Me tendrán que dar un par de consejos ―interviene Mike algo distraído en seguir observando a su mujer con una gran barriga.

Jessica tiene ocho meses de embarazo, esperan su primer hijo en unas semanas más. Después de tantos años de noviazgo en una pequeña ceremonia se dieron el sí y decidieron no esperar para agrandar su familia.

― Te daré unos cuantos ―bromea Jacob― por lo pronto trata de masajear sus pies cada noche, ellas se ponen felices come ese detalle, es casi ganarte el cielo.

Me hago a un lado al ver a Isabella haciendo una videollamada; está muy sonriente e incluso mis hijos también dan pequeños saltos emocionados ante el móvil y mi mal humor sobresale. Sé que está hablando con Tyler, no digo que son grandes amigos, pero desde que él entró a la NFL parece que busca llamar la atención de mí mujer a como dé lugar.

Me acerco y sujeto sus caderas haciéndome notar en la cámara.

― ¿Qué tal, Tyler? -saludo fingiendo una sonrisa.

El tipo me saluda hipócritamente con una sonrisa.

― Oye, Edward, ¿cómo estás? Hermosa familia, eh.

― Sí, lo sé ―beso la mejilla de Isabella― estoy feliz. Por cierto felicidades por tu ingreso en la NFL.

― ¿Nos vamos, amor?

Isabella asiente y después mira hacia Tyler en la pantalla.

― Mucha suerte, Tyler, espero que seas muy feliz en tu nueva etapa, tanto en lo profesional como en lo personal.

― Les mandaré unos boletos para que vengan a verme jugar.

Mis niños chillan llenos de emoción.

Les mandaré unos boletos para que vengan a verme jugar.

Por dentro estoy remedando su voz melosa. Se nota que quiere quedar bien con mi mujer y mis hijos.

― Edward ―mi esposa me está observando y por su cara sé que ella sabe― deja tus celos. Tyler solo intenta ser amable con nosotros.

― ¿Amable? ―me burlo― ese tipo estaba viendo tu escote antes que tu rostro.

― ¿Qué es un escote? ―pregunta Jeremy.

― Luego te explico, hijo. ―Lo pongo en una charla pendiente con él volviendo a fijar mi atención en mi esposa―. No me gusta que esté todo el tiempo hablando contigo.

Isabella suspira.

― Solo está siendo amable porque sabía que hoy era la inauguración de la tienda ―se acerca envolviendo sus brazos en mi cuello―. Ahora sabes lo que sentía cuando te veía todo el tiempo hablando con Kate ―besa mis labios― no te preocupes, amor. Tyler tiene novia, él no tiene interés en mí.

Rodeo su cintura con mis dos brazos, aún estoy molesto.

― No soy celoso.

Ella ríe y se aprieta más a mi cuerpo.

― Sí lo eres. Te conozco, sé que estás celoso cuando te pones detrás mío y tus manos van a mis caderas apretando con fuerza. Es tu forma de marcar territorio, eres un celoso.

― ¡Papi es un celoso! ―canturrea Abby bailando de un lado a otro, la tomo en mis brazos y la elevo por encima de mi cabeza haciéndola chillar.

― Está bien, soy muy celoso con mis chicas ―confieso― por eso mismo no me hagan enojar. ¡No chicos!, ninguno, hasta que tengan cuarenta años, ¿estamos?

Abby asiente entre risas ahogadas.

― ¡Sí papi! No chicos.

Isabella ríe antes de rodar los ojos. Ella ahora se burla, quiero ver el momento que llegue la primera novia de Jeremy, seguro hará el mismo gesto de enfado como cuando Pat llevó su primera novia a casa.

.

La brisa del océano salpica mi rostro mientras los rayos del sol broncean mi piel.

Navegar cada verano es uno de mis pasatiempos favoritos y el de mi familia. Llevamos poco más de seis años con esta nueva tradición familiar, tenemos que disfrutar el verano juntos en medio del mar, es casi necesario hacerlo.

Me acerco a Pat que lleva más de una hora sentado en la orilla del yate con su vista perdida entre el inmenso mar azul.

― ¿Qué ocurre contigo? ―palmeo su hombro salpicado de pecas y me siento a su lado― ¿discutiste con Maddie? Es raro que no haya venido con nosotros.

― No ―responde de inmediato y sin titubeos.

Empiezo a preocuparme al verlo tan pensativo y demasiado callado para ser él.

― No me harás abuelo, ¿verdad?

― Papá, tengo veintidós años, no estoy interesado en tener un hijo a esta edad.

― ¿Entonces? Algo te sucede, lo sé, te conozco. Dime ―largo mi mano y despeino su cabello con la intención de molestarlo― sabes que estoy aquí para escucharte para apoyarte sin importar lo que sea.

Pat levanta su rostro y me mira directamente para después sonreír.

― Me iré a vivir con Maddie. Ya lo hablamos y queremos vivir juntos.

Me deja sin palabras.

Ni siquiera puedo ordenar los pensamientos en mi cabeza. Acepto que pensé que un día iba a suceder, incluso llegué a imaginar que ocurriría cuando Maddie empezó a pasar más tiempo en nuestra casa o cuando Pat iba y se quedaba a dormir con ella. Pero nunca imaginé no estar preparado para que ocurriera tan pronto, sé que tiene veintidós años acaba de graduarse de la Universidad y aún tiene planes por concretar. Pero es mi hijo, mi gran cómplice, aún no estoy preparado para dejarlo ir.

Aclaro mi garganta.

― He pagado el primer mes de alquiler ―revela mirándome― llegando a casa me iré.

― Oh… ―murmuro aún sin poder decir mucho.

― Papá, no me digas que estás enojado.

― No. No es eso, solo que ―levanto mis manos y lo único que puedo hacer es agarrar mi cabeza― es difícil aceptar que estás tomando tu camino. ¿Lo has pensado bien? Compartir la vida con otra persona también tiene sus desventajas.

― Papá, Maddie y yo tenemos cuatro años juntos, estamos listos para dar el siguiente paso.

Y quizá tiene razón. Ambos han sido buenos hijos; se han acompañado y han crecido juntos. Admito que estoy agradecido con esa niña que desde que llegó a la vida de Pat lo ha impulsado a dar lo mejor de sí mismo.

― Si lo has decidido ―empiezo a decir llevando mi mano a su hombro― te apoyo. No digo que no me duele porque ahora mismo me está doliendo saber que te vas ―vuelvo aclarar mi garganta porque ahora mismo el traicionero nudo en la garganta no me permite hablar con claridad― sé que es tiempo de buscar tu propio camino y está bien, estoy conforme con todos estos años que nos regalaste en familia.

― Tranquilo viejo ―Pat me abraza a él. Ahora tiene más músculo que yo y también es más alto― seguiré yendo por las noches a visitarlos, pues Maddie no sabe cocinar y necesitará unas clases de cocina, ya sea de Bella o Carmen. Ni crean que se desharan de mí tan fácil.

Sonrío. Sí, lo hago sintiéndome mejor al saber que seguirá visitando nuestra casa.

― Oye, papá, ¿recuerdas cuándo Bella cocinaba horrible? Qué tiempos aquellos donde por cariño a ella nos comíamos todo sin objetar ―ríe brevemente y después sacude su cabeza― quién diría que con los años se volvería tan buena cocinera ―voltea ligeramente a donde mi esposa juega con sus hermanos― es la mejor mamá que mis hermanos pudieron tener.

También miro hacia donde Isabella está. Trae un vestido largo de playa color naranja y su sombrero que la protege de la resolana. Ella está bromeando con los niños mientras ellos ríen a carcajadas a su alrededor.

Pat tiene razón, Isabella es la mejor madre que mis hijos pudieron tener.

― Te amo, hijo ―declaro también envolviendo mi brazo en su hombro―. Y cualquier cosa que decidas estoy aquí para cuando necesites hablar conmigo.

― Eres el mejor, papá. Nunca lo dudes.

Sus hermanos chillan y vienen hasta él abrazando su cuerpo mientras Abby baila en la orilla del yate, se echa un clavado sumergiéndose en el agua. Sé lo que viene Pat sin pensar se lanza tras ella. Él sabe que no le pasará nada porque nuestra pequeña aprendió a nadar desde los diez meses, pero es tan responsable en su papel de hermano mayor que es imposible que la deje sola.

Veo como la sostiene en sus brazos mientras sus demás hermanos se unen a ellos en el mar, empiezan a salpicar agua entre ellos dejando escapar unas carcajadas. Se aman y se complementan por igual.

― Me alegro que Pat haya hablado contigo ―dice Isabella.

La miro; se despojó de su sombrero y gafas de sol. Su largo cabello castaño ahora baila junto a la brisa.

― ¿Lo sabes?

― Sí, Maddie y él hablaron conmigo. Los dos estaban nerviosos a tu respuesta. Se aman, Edward, y quieren intentarlo.

Es de esperarse que mi esposa esté enterada. Pat la adora y confía por completo en ella, no dudó que ahora Maddie también se vuelva otra hija para Isabella porque para mí ya lo es.

― Sabes que te amo ―susurra mi mujer cuando me abraza hundiendo su rostro en mi pecho.

― Me gusta que me lo digas ―mueve mi mano instando a que siga hablando― dime más…

Isabella ríe de forma alegre, fresca y hermosa.

― Eres mío.

Estoy de acuerdo, lo he sido desde hace tiempo.

― Soy todo tuyo.

Rodeo su cuerpo con mis brazos descansando mi mentón en su cabeza y sin dejar de mirar al mar donde nuestros hijos siguen jugando, riendo y nadando en el agua sin ponernos atención.

Estoy completo.


Así es cómo llegamos al final de la historia, aunque aún falta un outtake que traeré el viernes. Me preguntaron a dónde se fueron a vivir, ellos se fueron a Montana lejos de la ciudad en busca de la tranquilidad que proporcionan las montañas. ¡Y qué olvido escribir en lo que ahora trabaja Edward! Bueno, es un pretexto más para traer ese outtake que prometí para este viernes.

Inmensamente agradecida con su apoyo, por sus favoritos, follows y reviews que me permitieron llegar a los 2k.

Les presento los summary de mis nuevas historias que muy pronto publicaré. Espero les den una oportunidad.

PAPÁ QUIERE HUIR

Summary: El torpe y siempre tímido Edward Cullen había idealizado a su futura compañera de vida por largos años, con lo que no contó es que viniera incluida con un par de mellizos revoltosos y un perro castroso. Ahora lo único que quiere es desaparecer y no volver jamás, pero el amor por ella le susurra que debe intentarlo. Family.

Peligrosamente, tú

Summary: Con un matrimonio a punto de romperse Edward acepta la propuesta que le hace su esposa, sin imaginar que su pasado está por jugarle la peor broma del destino cuando en su hogar aparezca Isabella Swan. Drama.

¡Gracias totales por leer!