Tomoko 3:
Como no sé nada de este mundo, evaluaran a mi equipo
No tengo idea de cómo ocurrió. Para empezar, ¿no era difícil conseguir una entrevista? Hace una semana que vivo en este nuevo mundo, lo mismo que volví a conocer a todas las chicas que llamo amigas y, como digno cliché de una novela fantástica de aventuras de moda, decidimos formar un equipo de aventureras para ganar algo de dinero y conocer el mundo más allá de esta ciudad. Claro, el camino no sería nada sencillo, incluso recuerdo que la chica piña dijo algo sobre esperar mucho tiempo antes de que nuestra solicitud fuera tomada en cuenta por las autoridades, así que estaba confiada en que la suerte dictaría una cosa: esperar el tiempo suficiente para acostumbrarme a esta nueva vida. Pero en una sorpresa que no sé calificar de buena o mala, nuestra espera solo duró siete días. ¿Qué pasó entonces?
Ah, un momento, ya sé que pasó. Todo es culpa de mi padre, por así decirlo. Yoshida dio en el clavo cuando dijo que mi apellido nos daría una ventaja sobre el resto de las solicitudes. Entonces como otro un digno cliché de otra digna novela de moda, el equipo de la protagonista (es decir, yo), ha conseguido aplicar a las pruebas del gremio de aventureros en un tiempo muy breve. Eso sí que es suerte, pero como ya dije, no estoy segura si es buena o mala. Podría decir que un poco de las dos. Por una parte, está el beneficio de las demás, por el otro, está mi situación. Claro está, la vida no es como en un anime. En la ficción sueles ver esto como algo sumamente conveniente para los personajes principales, reciben todos los beneficios otorgados por su autor sin que nadie a su alrededor les cuestione, incluso reciben elogios por ser afortunados. Ahora cambiemos un poco de perspectiva. Todo lo anterior es algo que percibimos como lectores o espectadores, es la parte bonita que estas obras nos ofrecen y solo lo que su autor quiere mostrarnos, pero ¿alguien ha pensado cómo sería eso en la vida real? ¿Cuál es el punto de vista de un protagonista? No daré más rodeos al respecto. Desde mi posición se ven dos cosas muy distintas; al frente está los "amables" empleados del gremio. Sí, con comillas por una sencilla y poderosa razón: son unos hipócritas. Si esa amabilidad fuese autentica, no pasarían cada dos minutos frente a mi para preguntarme:
—Señorita Kuroki, ¿se le ofrece algo?
—¿Ah? N-no... estoy bien —este llegó más rápido de lo esperado.
Como decía sobre esta amabilidad exagerada, he concluido que su naturaleza es de lo más baja, hipócrita e interesada que podría existir. Y el motivo es muy sencillo de descubrir: mi apellido. Es curioso como en la Tierra nadie le daba la mayor importancia, pero aquí es lo contrario. En cuanto mencionaron "Tomoko Kuroki", todos en la sala de espera voltearon a mirarme. Repito, a mí. Me miraban a mí. Lo usual era que las miradas se fueran sobre Asuka (yo también lo haría) o sobre Nemo (ese color de cabello resalta mucho), incluso Yoshida y su aura criminal destacan más. Sin embargo, el centro de atención soy yo o, mejor dicho, mi familia. Y eso me lleva a la segunda parte del mundo que percibe un protagonista. Al extremo contrario de tanta amabilidad (sin importar que tan autentica o falsa sea), se encuentra la hostilidad... ¡pero es una muy evidente! Hasta cierto punto puedo comprender las malas miradas y algunos gestos que nos dirigen, es posible que yo también despreciara a alguien cuya posición social le da un trato preferencial por sobre los demás, aunque sería más discreta que la mayoría de las personas en este lugar.
Toda esta hostilidad y miradas furiosas comenzaron poco después de escuchar mi nombre. Estábamos con el resto de los candidatos en una sala común, sin molestar a nadie, cuando uno de los empleados salió a llamarnos una por una. ¿Era nuestro turno? No. Solo nos hizo pasar a la sala donde estamos ahora, una privada y alejada a donde están el resto de los aspirantes. Ah, y también tenemos el campo a un lado, podemos ver todo el procedimiento de las pruebas, tanto lo que deberemos hacer cuando llegue nuestro turno como las habilidades de los otros participantes. Si lo miramos fríamente, esto nos da una ventaja enorme sobre los demás.
Cómo era de esperar, esto no le sentó nada bien a los demás aspirantes. Los que esperaban en la sala me dirigieron una mirada de odio mientras caminaba frente a ellos y quienes nos vieron llegar desde el campo, hicieron lo mismo. Me acompañan seis chicas, todas más llamativas que yo, ¡y los ojos furiosos de los demás aspirantes se centran en mí! De acuerdo, comprendo su frustración, pero no es mi culpa pertenecer a esta familia, ni que me ofrecieran esta sala. Quería pasar desapercibida el mayor tiempo posible, pero estos tipos tenían que arruinarlo. No se dan cuenta que estas actitudes suyas solo propician el resentimiento de las personas hacia las clases privilegiadas. Quiero aclarar que no me molesta ser una privilegiada, pero las miradas de molestia son demasiado para mí.
—Señorita Cole, aquí dice que su especialidad es la magia de viento —escucho decir a uno de los evaluadores.
En cuento a las pruebas, solo puedo decir que las cosas son distintas a como esperaba. Cuando supe que había un proceso de evaluación y selección, me imaginaba algo épico, no sé, algo así como una batalla entre todos los equipos aspirantes o una especie de misión simulada. En parte porque eso es algo que tendría sentido en este mundo, ¿no? Se elije a los equipos más fuertes para afrontar las numerosas tareas que deberíamos desempeñar. Pero nada de eso, las cosas aquí parecen más una simple demostración de habilidades dividida en dos partes muy sencillas. Primero está la parte escrita, que consiste en escribir los mismos datos que ya pusimos en la solicitud de registro, con uno que otro agregado. Por ejemplo, Yuri tuvo que especificar si su estilo de pelea usa más los brazos o las piernas, Yoshida puso el tipo de espada que usa y yo aclarar mi afinidad mágica. Luego de eso y de una larga espera, sigue la que podría llamarse parte práctica, aunque no es más espectacular que lo anterior. Esto consiste en demostrar tus habilidades ante el evaluador. En verdad no es la gran cosa, se siente como una práctica más que rutinaria. Lo he visto muchas veces durante la mañana. Si usan espadas, les piden que corten algunas ramas y rompan unos escudos de madera; a los arqueros solo les ponen a disparar sus flechas a un objetivo lejano y a los magos, como es esa chica de ahí, a que demuestren su hechizo más poderoso.
—Correcto, señor.
—Bien, adelante, el campo es todo suyo —le indica el evaluador. Supongo que a mí me pedirán usar magia de sombras. Pondré atención a lo que esta chica de cabello verde haga. No es la primera hechicera que veo, pero todos los anteriores solo eran curanderos.
—Gracias, señor. Por cierto… —su voz sonó más de lo normal. ¿Acaso me está mirando? ¡Sí! ¡Me está mirando! ¿Por qué rayos lo hace?—. ¡Presta mucha atención a esto, Kuroki!
—¿Eh? —no entiendo que ha pasado. ¿Por qué me dijo eso? Tal vez he ignorado el hecho de tener a una rival en este mundo. Es un tópico común en las novelas ligeras, ¿no? Los protagonistas siempre tienen a alguien detrás suyo que busca superarles o, como en ese juego de monstruos de bolsillo, alguien a quien superar.
—¿Qué le hiciste a esa chica? —me pregunta Yuri—. Parece estar muy molesta contigo.
—Seguramente es una de tus víctimas, ¿no? —comenta Yoshida. Momento… ¿cómo que víctimas? Cada vez me preocupa más que tipo de persona que soy en este mundo.
—¿De qué están hablando? ¡Ni siquiera la conozco! —aunque bueno, considerando que no sé mucho de mi vida en Tibitha, no puedo asegurar no conocer a esa escandalosa.
—Que amnesia tan oportuna, Kuro —escucho a Nemo burlarse de mí. ¿De parte de quien estás? No importa el mundo en el que vivas, el tinte para cabello igual te afecta el cerebro.
—¡Ventus saeta! —el grito de esa chica nos interrumpe.
Con su varita apuntó al frente y tras exclamar el hechizo, frente a esta se formó una delgada y larga flecha blanca. Apenas duró un momento en su lugar, porque de pronto fue lanzada hacía el interior del bosque con una velocidad tan grande que apenas pudimos verla avanzar y la única manera de seguir su trayectoria era con las hojas que se sacudían a su paso. Por si fuera poco, esa chica es capaz de controlar la trayectoria de la flecha; veo cómo cambia su dirección con pequeños movimientos de su varita. Es algo asombroso de ver, no solo el control que tiene de su magia, también la fuerza y la velocidad de su hechizo, pues pareciera estar a punto de arrancar los árboles más delgados. Esa chica de pronto alza su varita.
—¡Tempestas! —vuelve a exclamar.
Tras esa palabra, la flecha se detuvo en el centro del bosque. Pudimos saberlo al ver que los árboles dejaron de sacudirse. Si las cosas hubiesen terminado en ese momento, mi asombro no hubiese durado tanto; ya sé que acabo de alabar sus habilidades, hasta admiré ese control de la flecha, pero lo que se está formando es muy superior a una simple flecha controlada a la distancia. El viento comienza a soplar con una mayor fuerza, no solo en el lugar donde la flecha se detuvo, sino también en todo el campo. Incluso tenemos que aferrarnos a nuestros papeles de registro y sombreros para que estos no salgan volando por ahí. Las ráfagas de viento se dirigen al bosque y, por el movimiento de los árboles y las hojas que son arrastradas, estas vienen de todas direcciones. Rápidamente, estas corrientes de aire se concentran en un solo punto y forman un tornado. ¿Ah? ¿Un tornado? ¡Sí! ¡Esa chica acaba de formar un tornado a partir de una flecha! El evaluador mira eso sin mucha emoción, anotando todo en sus pergaminos; mis compañeras parecen sorprendidas, pero no tanto como yo y, por último, esa peliverde se ha volteado a verme y sonreírme con una expresión tan detestable. Maldita, incluso en este mundo existen personas así de presumidas. Debe pensar algo como "supera eso, Kuroki".
—Muy bien hecho, señorita Cole —le dice el evaluador sin apartar la mirada de sus papeles. ¿Qué pasa con este tipo? Acaban de formar un tornado ante él y no se muestra sorprendido—. Ha sido la mejor demostración de magia hasta ahora.
—Gracias, señor. ¿Necesita que lo repita?
—No es necesario —este tipo es muy parecido a un NPC. Nada le hace reaccionar, solo está ahí parado apuntando cosas en esos papeles sin dirigirle la mirada a nadie—. Puede ir a descansar, más tarde anunciaremos los equipos aceptados.
—Entiendo. Con su permiso.
Y ahí va esa presumida chica de cabello verde. ¿Cómo dijo que se llama? No lo recuerdo por ahora y espero que no se vuelva necesario. Aunque debo admitir que en una cosa tuvo razón el NPC, ella hizo la mejor demostración hasta el momento. No solo de magia, sino sumando a todos los demás aspirantes. Hasta el momento había visto magia curativa en acción para atender heridas y un envenenamiento (provocado por el mismo evaluador… sí, eso mismo que estás pensando); a un sinfín de espadachines hacer exactamente lo mismo una y otra y otra y otra vez. Lo mejor fue ver a una chica con una lanza, no solo por la variedad en su presentación, también por la fuerza y velocidad demostradas durante la misma. Eso fue muy entretenido de ver. Lo único malo vino después, cuando de nuevo volvimos a la rutina de espadachines. ¿No hay otra arma en este mundo? ¿Y magos? Estuve leyendo mucho tiempo en mi habitación de esta realidad, aprendí que existen diferentes afinidades y tipos de magia, pero parece ser que en esta ciudad solo vinieron usuarios de magia curativa. Solo esa chica de cabello verde y yo nos destacamos por otro tipo de magia… y no estoy muy segura de mí misma.
No piensen mal de mí. Estuve practicando mucho mis hechizos para este momento, tal vez demasiado. Durante toda la semana, me encerré en mi habitación con un solo objetivo: aprender a usar magia como la prodigio que todos conocen. Por horas estuve sentada frente al escritorio sin apartar la mirada de todos los libros que tuve a la mano. Fue como estudiar para los exámenes de ingreso a la universidad, pero con fórmulas mágicas en vez de químicas y palabras raras de este mundo sustituyendo al inglés. Los leí tanto como me fue posible hasta caer dormida, apenas y salí a cubrir mis necesidades más básicas. Aquí debo admitir una cosa, y es que esto de tener a una fiel sirvienta a mi lado me ayudó mucho para lograr este objetivo. De no ser por Rina, estoy segura de que no habría hecho ni una cuarta parte de todas las lecturas que me programé. Su cercanía me ahorró muchas vueltas a la cocina y en algunos momentos actuó como una especie de tutora, pero ella no lo sabe. En estos días comprendí que Rina no es una sirvienta más de la casa, sino que trabaja como mi sirvienta personal. Supongo que es algún capricho de la yo de este mundo, una empleada confiable siempre disponible para hacer aquellas pequeñas actividades cotidianas que intervienen en la búsqueda de conocimiento.
Fue gracias a esta cercanía que pude aprender un poco sobre el uso de la magia. Aunque al principio su presencia me parecía abrumadora, fue mediante las sugerencias y observaciones de Rina que supe como sujetar de manera correcta mi bastón mágico (que en verdad no tiene nada de mágico) o la pronunciación de algunos conjuros cuyas palabras no entendía. Ella pensó que me ayudaba a recordar cómo se hacían las cosas, pero en verdad me estaba enseñando magia. Sin embargo, además de la sirvienta, hubo alguien más acompañándome en todo momento. Si le dijera esto a cualquiera, estoy segura de que me llamarían loca. Incluso yo pensé que estaba enloqueciendo con tanto estudio y eso que solo había pasado un día.
Pasó cuando quise recrear el primer hechizo que realicé en este mundo, la bola de fuego. Estaba parada en medio de la habitación, con el bastón en una mano y mis apuntes en la otra, lista para dominar ese hechizo. Todo estaba en silencio y yo intentaba permanecer lo más tranquila que me fuera posible, pues mi error fue ponerme nerviosa en el peor momento posible. De pronto, escuché un susurro apenas entendible. Me di la vuelta, pensando que sería Rina dándome ánimos o mi hermano fastidiando mi práctica, pero no había nadie cerca. Como es natural pensar en estas situaciones, atribuí esa voz a una imaginación mía y volví a lo mío, pero una vez más volví a escucharla más fuerte. Descubrí que esa voz en verdad era mi propia voz o, mejor dicho, de la otra Tomoko.
¿De dónde venía? De mi propia mente. ¿Por qué? No lo sé. Es algo que no he tenido tiempo de investigar. Me enfoqué tanto en encajar en esta realidad y en dominar la magia que no le di la mayor importancia. Además, estoy segura de que no encontraré la gran cosa si busco en algún libro "voces de mi otra yo en mi cabeza". Creo que es cuestión de tiempo para despertar de este sueño o de encontrar la clave para darle una solución. Lo bueno de ese pequeño sacrificio, es que soy capaz de controlar la magia. Gracias a la constante ayuda de Rina y a las instrucciones de mi otra yo, logré controlar la bola de fuego, lanzar rayos y demás cosas sombrosas. ¡Hasta puedo controlar el tamaño de mi sombra y tomar objetos con esta! Lo único que me inquieta un poco es saber qué ha pasado conmigo en la Tierra. Si escucho la voz de la otra Tomoko, debo suponer que su existencia no ha desaparecido de esta realidad y yo la estoy sustituyendo o, más tenebroso, nos hemos fusionado. ¿Se supone que, en la Tierra, solo desaparecí de la noche a la mañana? Eso me deja un mal sabor. Yo sé que no tenía la mejor vida en mi realidad, pero el pensar que dejé a mi familia y a mis amigas... me provoca una tristeza que nunca había sentido.
—Tomoko... ¡Tomoko!
¡Ah! Ese grito me hizo volver a la realidad de un salto. Estaba tan concentrada en mis pensamientos que por un momento me olvidé de todo a mi alrededor. El campo está vacío y el NPC evaluador solo nos está mirando con sus pergaminos en la mano. Es la primera vez que le veo apartar los ojos de sus propios escritos. Me giro un poco y vuelvo a dar un salto por la impresión. ¡Asuka está demasiado cerca de mí! Un poco más cerca y podría tocar su cuerpo. De hecho…
—Ya es nuestro turno, los evaluadores nos esperan —ah… perdí mi oportunidad para aprovecharme de la situación. Antes de que pudiera reaccionar, ella ya estaba de pie a mi lado y se dirigió a la puerta donde nos espera el empleado del gremio. ¿Pero en que estoy pensando? No es momento de acosar a las chicas, es hora de demostrar mis habilidades ante todos… si tan solo hubiese practicado más, no estaría tan nerviosa.
Estarás bien, Tomoko, estarás bien. Convencerme de algo nunca fue tan difícil y es que ya no tengo otra opción. De saber que la prueba sería de esta manera, me habría enfocado más en aprender más hechizos propios de mi afinidad y no una variedad tan grande que consideré oportuna en su momento. Creí que habría una batalla de por medio y me enfoqué en magia ofensiva y defensiva, no en lo más fuerte que tuviera. Ya de nada sirve quejarme; afrontaré las consecuencias de esto a como dé lugar. Además, puede que las evaluaciones se sumen. Aun si yo fuera un desastre, tengo el apoyo de todo el equipo para sumar puntos.
Y aquí estamos, paradas en el campo de prácticas mientras los trabajadores de la oficina terminan de alistar nuestras pruebas. El evaluador camina frente a nosotras, nos dirige una mirada y vuelve a sus garabatos sin decirnos una sola palabra. ¿Qué tanto escribe este tipo? Además, está esa inexpresividad en su rostro. No puedo leer lo que está pensando, es imposible saber si está conforme con algo o molesto; es una cara que no dice nada. Al final se detiene ante Yuri; puedo ver que la recorre con los ojos.
—Señorita Tamura —dice sin el mayor interés en su voz—. Aquí puso que es una peleadora y utiliza más sus manos.
—Ajá… —esta chica. Al menos responde de una manera más educada.
—Bien, adelante, el campo es todo suyo —no me había planteado la idea de que este mundo es un videojuego hasta que conocí a este sujeto. Su forma de actuar es exactamente igual con todas las personas. Solo cambia los apellidos, pero sus palabras siempre son las mismas.
—Gracias.
Mentiría si dijera que no me da curiosidad ver esto. A pesar de que ellas son mis amigas y próximamente mi equipo de aventuras, desconozco por completo que son capaces de hacer. La voz en mi cabeza solo me ha dicho como utilizar mi magia o donde estaban guardados algunos libros en mi habitación, pero referente a todo lo demás, no me ha mencionado nada. Veamos, ¿de qué manera podría Yuri demostrar sus habilidades? No veo algo que pueda usar para golpear. Momento, se está acercando a una gran piedra. Igual que en la tierra, no puedo saber en qué está pensando. Se detiene y… le ha dado un golpe. ¡Y que golpe! El puñetazo fue rápido y firme, con una fuerza tal que logró dejar un gran agujero en el centro de la piedra. ¡¿Cuan fuerte es esta Yuri?! De acuerdo, por nada del mundo puedo permitir que me dé un solo golpe. Eso podría ser mortal para mí. Lo peor del asunto es que todas parecen tan acostumbradas a ese desplante de poder que ni siquiera reaccionan.
—¿Con eso está bien? —pregunta ella.
—Muy bien, señorita Tamura. Con eso es suficiente —le responde el evaluador con la misma voz plana. Ya me quedó claro que nada hará que este hombre reaccione de otra manera—. Señorita Tanaka.
—Soy yo señor —le responde en el acto y da un paso al frente. Esta chica parece estar educada como un soldado y no como la religiosa que sus ropas dicen que es.
—Aquí puso que es una clériga especializada en magia curativa —ya me estoy cansando de escuchar las mismas frases una y otra vez. Para evitarnos el aburrimiento, debería variar un poco sus palabras. Me cuesta creer que una persona como semejante labor tenga un vocabulario tan limitado.
—Así es. Puedo atender todo tipo de heridas.
—Bien. Espere un momento.
Oh, el NPC tiene más palabras programadas. Eso es toda una sorpresa. Se guarda la pluma entre la ropa y lleva su mano al cinturón en busca de una daga. Ya he visto este acto varias veces durante la mañana; lo siguiente será realizar una pequeña cortada en su mano para que la lesbi pueda curarle. La primera vez que lo vi fue impactante. Bueno, ahí va. Sujeta la daga... pero ahora la tomó de una manera distinta y no acercó su otra mano. ¡Ah! ¡No puedo creerlo! ¡Se acaba de apuñalar la pierna el mismo! Retira la daga, dejando expuesta una herida sangrante muy grande. ¿Pero que fue eso? ¡No se portó tan salvaje con los demás curanderos!
—Adelante, señorita —¡¿y aun así puede hablar con calma?! Hasta la lesbi se mostró asombrada por ese numerito. Aun así, se acerca a él y le extiende una mano sobre la herida. Ugh, no creo poder ver más esto. ¡Date prisa!
—¡Medella! —la escucho exclamar. Si mi memoria no me falla, los demás curanderos utilizaban otro hechizo y acercaban sus varitas, no las manos. Supongo que es cosa de estilos. Tras el hechizo, la mano de la lesbi comenzó a despedir una intensa luz blanca en toda su palma. Era tan fuerte el destello que pudimos verla a plena luz del día. Su interacción sobre la herida fue muy extraña y distinta a lo que había visto hasta ahora; los demás hechizos sanadores provocaron que la herida brillara y desapareciera. En cambio, la luz despedida por esta chica parece tocar el corte, incluso entrar por la piel abierta y sanarla desde adentro. En unos segundos, su efecto ha terminado. De no ser por las manchas de sangre en el suelo y la ropa del evaluador, pareciera que no ha pasado nada.
—Muy bien señorita Tanaka. Buen tiempo de curación.
—Gracias. Y... um... tal vez debería encontrar otra manera de...
—Señorita Yoshida. Aquí puso que su arma principal es el sable.
A su falta de vocabulario y la notable despreocupación por los demás, ha agregado un nuevo defecto: interrumpir a las personas. Aunque estoy segura de que la lesbi estaba por sermonearlo a causa de esa herida. No lo culpo, yo tampoco querría recibir un sermón de parte de una religiosa; pero en cierta manera ella tiene razón. No es un espectáculo divertido de ver, más bien resulta macabro presenciar algo como eso y esa falta de expresión en su rostro solo lo volvió peor. No quiero negar lo efectivo que sea este método para evaluar a los sanadores, de hecho, no puedo imaginar otro, pero al menos podría evitar cortarse frente a los aspirantes.
Sin mayores complicaciones, Yoshida se acercó al área del campo donde sería su evaluación. Le prepararon el mismo recorrido que había visto durante toda la mañana, con algunos palos distribuidos por todo el camino, algunos escudos de madera y un par de monigotes que debía atacar. El evaluador le da la señal de salida. Yoshida, como pocas veces la he visto, muestra emoción por esto y se abalanza sobre los numerosos objetivos del camino. Con facilidad corta los primeros obstáculos en su camino, con solo un ataque pudo superar la primera viga que bloqueaba su paso. Siguen dos palos más que parte justo a la mitad con el mismo movimiento y continua su paso sin detenerse. Así continua hasta llegar a uno de los escudos. Me pregunto cómo superará eso. Los espadachines anteriores usaban armas más pesadas que ella, así que rompieron los escudos con facilidad; pero Yoshida usa un sable que es más delgado. Dudo mucho que eso pueda romper los escudos y eso podría afectarnos a todas. ¿Oh? Esa delincuente es más lista de lo que parece. Logró barrerse a media carrera y desde abajo realizó un ataque circular. No rompió el escudo, pero cortó la base de madera que lo sostenía para derribarlo. Eso debería contar, ¿no? Por un momento le dirijo la mirada al evaluador y... ¡no puede ser! ¡Acaba de alzar una ceja! Parece que el NPC si tiene más expresiones programadas.
Ahora se acerca al final del recorrido donde le esperan los dos monigotes. Sin la mayor dificultad, corta los últimos palos del camino y arremete contra el primer enemigo, por nombrarlo de algún modo. Realiza un amplio movimiento circular y le corta la cabeza al primer muñeco. El corte fue limpio y rápido. En un parpadeo vimos como el cuerpo del monigote cayó al suelo. Aun en carrera, Yoshida empuñó su arma antes de girar sobre ella misma. Todavía en movimiento, alza su sable y lo deja caer con fuerza sobre el segundo muñeco, cortándolo en dos con una diagonal que cae desde su hombro hasta la cintura. La mitad del muñeco cae al suelo, levantando una pequeña nube de polvo. Yoshida detiene su carrera y enfunda su arma para indicar que ha terminado.
—Muy bien señorita Yoshida. Cumplió el recorrido en buen tiempo —¿tiempo? Así que esto también mide el tiempo que tarda en realizarse la evaluación. No lo había notado hasta ahora, pero el NPC lleva consigo un pequeño reloj de arena colgado en el cuello. Hasta ahora lo había visto como un simple adorno, no le presté atención a su forma hasta ahora. Creo que fui prejuiciosa con este hombre; podrá parecer que no le importa lo que hagamos y es muy posible que así sea, pero está al pendiente de todo. Quizá hasta utilice algún instrumento mágico para su trabajo—. Señorita Nemoto… oh, y señorita Okada. Ambas arqueras.
—Así es señor. Las dos aprendimos juntas a usar el arco —le dice Nemo con más ánimo del que debería, aunque no debería parecerme nada extraño, después de todo estamos aquí por culpa de ella.
Ambas pasaron juntas a otra parte del campo que es visible desde aquí. Yo solo me quedo en silencio observándoles. El examinador solo hace una seña antes de girar su reloj de arena y Nemo comienza a disparar sus flechas a una serie de blancos distribuidos entre los árboles mientras nuestro callado evaluador se limita a, vaya sorpresa, anotar más cosas en su libreta. En esta posición no puedo verlo todo con claridad, pero creo que lo está haciendo mejor de lo que pensé; un par de flechas dieron al centro de su respectiva diana y eso debe sumar muchos puntos. Creo que la parte difícil de todo esto es lo más alejado, pues son unos blancos que se mueven sobre una banda. La chica piña mira con más atención que el resto. Debe estarse preparando para su turno.
¡Un segundo! Eso significa que las ultimas en ser evaluadas seremos Asuka y yo. Me dejé llevar por la emoción del momento que me olvidé de lo más importante: mi inevitable participación. Con cada flecha lanzada, se acerca el momento que he temido durante toda la semana. Sí, ya dije que pasé todos estos días con una rigurosa rutina de estudio y practica mágica, pero aun así siento que no fue suficiente para lograr un resultado satisfactorio, en especial porque me enfoqué en magia en general y no en dominar mi afinidad con las sombras. ¿El problema? Que esto se basa en tu afinidad. Apenas y practiqué eso. Me siento como esas veces que te preparas para un examen y al presentarlo te das cuenta de que la mayoría de este va sobre el tema que menos estudiaste. Pero… si las demás logran un resultado aceptable, no importa que el mío sea un desastre, ¿verdad? En el peor de los escenarios, solo me prohibirán ser parte del equipo, así que no les afecta. O eso espero. Por otra parte, está el asunto de la familia Kuroki y su reputación, no es solo un tema que trate sobre la yo de este mundo, sino de toda la familia. Que la prodigio de la familia falle en algo tan sencillo sería imperdonable. Y tampoco quiero ser superada por esa presumida de cabello verde. Esa sonrisa tan engreída que me dirigió fue realmente una molestia… pero ¿qué hago? ¡Ah! Alguien puso su mano sobre mi hombro.
—Tomoko, ¿te encuentras bien? —me pregunta Asuka. Me giro para verla. Ahí está su mano, firme sobre mi hombro. En su rostro puedo ver una expresión de auténtica preocupación por mí. ¿Tan evidente era mi nerviosismo?
—S-sí. Todo está bien…
—¿Estás segura? Pareciera que algo te preocupa mucho en este momento —oh no, ahí viene su instinto maternal. Siempre que ve a alguien en apuros (especialmente a mi) no puede evitar acercarse y ofrecerte ayuda, la pidas o no—. Acaso es... ¿la evaluación?
—Ah... s-sí. Acertaste —el instinto maternal atacó y dio en el clavo—. Es todo este asunto el que me tiene preocupada... más bien nerviosa. Temo... em... no hacerlo bien cuando llegue el momento. No quisiera arruinarles la evaluación.
—Tomoko... —aquí viene, un discurso para decirme que debo creer más en mis habilidades. Je, si supiera que ese no es el mayor problema—. Me sorprende que pienses en eso. Deberíamos ser nosotras quienes tengan ese miedo.
—Lo sé, pero intento... espera, ¿cómo? ¿Ustedes estaban nerviosas por fallar?
—Claro. No es fácil lidiar con la idea de pertenecer al equipo de Tomoko Kuroki. Tan solo por ese detalle, se espera mucho de nosotras —me dice con esa voz tan tranquila que siempre usa en los momentos difíciles. Pareciera que busca crear un ambiente seguro a su alrededor. Sus orejas de zorro se mueven ligeramente hacia abajo. Quisiera tocarlas, aunque sea solo un roce—. Tal vez no lo sepas, pero llevamos toda la semana preparándonos para este momento y estoy segura de que tú también.
—Claro que lo hice. Pasé los últimos días encerrada en mi habitación, pero al ver como es el proceso de evaluación, creo que lo hice de manera errónea. Me esperaba otra cosa.
—Creo que todas esperábamos otra cosa. Tal vez algo más elaborado que esto. Para ser sincera, este tipo de evaluación me parece más sencillo, así que no deberías estar tan nerviosa —poco a poco, veo como su sonrisa se desvanece y adopta una expresión más seria. Ahora parece una mamá molesta—. A menos que tu preocupación sea otra.
Esto es incómodo, pero no como suele ser cuando Asuka quiere hacerme hablar en la Tierra. Se siente muy diferente. Es como si ella pudiera ver más allá de lo que muestro, como si supiera que yo...
—Señorita Kato —salvada por el NPC evaluador—. Interesante. Usted puso que se especializa en magia de hielo.
—Así es, señor evaluador. Toda mi familia tiene esa afinidad— la respuesta de Asuka es acompañada por su voz delicada y elegante. Esta mujer es terrible; puede cambiar su cara en cuestión de segundos.
—Ya es inusual ver kitsunes en este departamento y con afinidad hielo, aún más. Bien señorita, el campo es todo suyo.
—Gracias —le dice con una reverencia. Antes de tomar su lugar, me mira de nuevo con su expresión amistosa y me sonríe antes de susurrar—: Vamos a dar lo mejor, Tomoko.
Yo solo le respondí con una cara tonta y una cabezada. Ni siquiera pude decirle que sí. ¡Es que ella me pone muy nerviosa! Es fácil lidiar con todas las demás, incluso con Yuri cuyos pensamientos nunca puedo descifrar. Pero Asuka es otra historia. Tan solo verla me poner muy ansiosa. Ahora sumemos que en esta realidad es una hibrida entre humana y zorro. Sí... no hablaré mucho de las ideas que eso ha puesto en mi mente. ¿Y a dónde va? Se alejó unos pasos más de donde le indicaron. Veo que toma aire y su cuerpo ha empezado a despedir una luz blanca.
—¡Yukinna bereru! —exclama con fuerza y extiende sus brazos a ambos lados.
De pronto se siente frio, mucho frio proveniente del lugar en donde ella está parada. Su cabello pareciera volverse blanco, pero eso es lo de menos. Alrededor de Asuka se está formando una barrera de hielo que la cubre desde todos lados en una perfecta fortaleza circular. En un instante, en vez de verla a ella, solo podemos distinguir el grueso hielo que le rodea. Hasta el suelo se ha congelado. Lo que faltaba, además de todo lo que ya era Asuka, también es poderosa en esta realidad. El hielo se fractura de un costado, creando un arco por el cual sale nuestra compañera. Su cabello ha vuelto a ese tono champagne habitual.
—Muy interesante, señorita Kato. Con eso es suficiente —le dice el evaluador y, para continuar con las sorpresas, la está mirando a ella. Aunque fuera por un segundo, dejó a un lado sus pergaminos interminables y se dignó a tornar sus ojos a una persona. Eso significa que en verdad está interesado en la magia de hielo... o en Asuka. Veo que hace unos últimos apuntes antes del momento que más temía. No importa que haga, ha llegado la hora de enfrentarme con el destino de una buena vez.
—¡Vamos, Kuro! —me dice Nemo para elevar el ánimo—. Si nosotras pudimos, esto será lo más sencillo para ti.
—Sí, esto se hizo para que puedas lucirte, Kuroki —dice la chica piña.
—Es más fácil de lo que parece. Seguro que esto es un regalo para ti, camarada —ahora Yoshida intenta darme ánimos—. ¿No es así, Mako?
—Estoy segura de que tu talento natural puede con esto, Tomoko.
No importa como lo vea, las chicas realmente confían en mis habilidades. La única con dudas soy yo. Pero claro, ellas desconocen por completo lo que estoy pasando y el verdadero motivo de mis preocupaciones. Un momento. ¿Y qué más da? En primera, no tengo que realizar la gran maravilla para sorprender a este hombre; por si sola, mi afinidad ya es una rareza, al menos hasta donde he investigado. Puede ser que cualquier cosa que haga sea más que suficiente. En segundo, ¡tengo a la experta en magia dentro de mi cabeza! De conseguir concentrarme podré escuchar su voz para guiarme. Y en tercer lugar… esto no se trata de mí. Al menos no del todo. Quien a la larga deberá sufrir por esto es la otra Tomoko, no yo. Es complicado, lo sé, pero me quedaré con la idea de que no soy yo, sino la yo de este mundo. Básicamente soy otra persona. Eso puede funcionar.
—Señorita Kuroki —ahí está el llamado. Es hora de la sentencia—. He esperado esto toda la mañana. El campo es todo suyo.
—Gracias… señor.
—Tomoko —me habla Yuri antes de avanzar. Hasta ahora solo faltaba ella de darme palabras de aliento. Eso es algo que pocas veces ocurre en mi mundo. ¿Será que aquí se muestre más emocional?—. Tú puedes.
—Ah… sí, gracias. Haré lo mejor —me equivoqué, es la Yuri de siempre. Aun así lo agradezco.
Veamos… ¿qué sería lo mejor para asombrar a este NPC? Tiene altas expectativas sobre mi magia, quizá demasiado altas. Podría realizar algo sencillo, pero no generaría tanto impacto. O usar algo nuevo, como ese hechizo del brazo de sombras. Aunque me aterra, quise hacerlo en casa y no pude lograr nada bueno. Algo que pueda manejar… piensa, ¿qué hechizos de sombra practicaste? ¡Ah, lo tengo! Muy bien otra Tomoko, será mejor que puedas guiarme ahora mismo. Recuerda que tu reputación está en juego.
Respiro profundo. Necesito completa calma para ponerme en contacto con la voz en mi interior. El silencio a mi alrededor ayuda mucho para concentrarme y, como un extra, cierro los ojos para evitar distracciones (y no sentirme ansiosa por las miradas de las chicas y del evaluador). Debo enfocarme en mi objetivo, ahora solo importa realizar ese hechizo que garantizará nuestro éxito. Me aferro al bastón y lo extiendo al frente. Puedo sentir como el flujo de magia recorre mi cuerpo; llega a mis brazos, pero también a mis pies. Concéntrate, Tomoko, piensa en tu sombra creciendo a pesar de la luz del sol; en este momento debo mandar toda mi magia hacia mi sombra para volverla más fuerte. "Gemina..." escucho débil la voz de la otra yo "umbra". Es el momento de extender mis brazos y pronunciar el hechizo. Abro los ojos y...
—¡Gemina umbra!
Justo ahora puedo sentir como el flujo de magia baja hasta mis pies y sale despedido de estos hacia delante. Siguiendo al flujo, mi sombra se vuelve más larga de lo que ya era, más oscura y, por último, se levanta del suelo. Ha dejado de ser solo una proyección de mi figura; con cada segundo que pasa, esta se vuelve una copia de mi persona, dejando de ser solo una silueta en el suelo. Ahora es un doble mío capaz de tener contacto físico con el mundo que le rodea. Solo para demostrarlo, la mando a un árbol cercano para que corte una rama y se le entregue al evaluador. Él, sin cambiar ese rostro serio, la toma con cuidado. Me siento satisfecha, ¡logré que apartara su mirada de los pergaminos! Ahora hago que la sombra vuelva a mí y con un movimiento del bastón, esta regresa a la normalidad.
—Ingenioso —le escucho decir. Bueno, no es la gran cosa ese comentario, pero es mucho más de lo que esperaba oírle decir—. Con eso es suficiente. Gracias, señorita Kuroki.
—Gracias a usted por su tiempo.
—Pueden ir a descansar. En unas horas les informaremos sobre el registro.
La espera se volvió más larga de lo pensado. Después de nuestra evaluación, siguieron otros equipos más, pero a esos ya no les prestamos mucha atención. En vez de eso preferimos salir de la oficina para dedicarnos a una de las actividades humanas más placenteras del mundo: comer. Independiente a lo bien o mal que nos fuera en las pruebas, ya habíamos pasado por eso y lo mejor que podíamos hacer era buscar un momento de calma a solas, sin molestos empleados del reino acosándome en busca de quedar bien con mi padre ni malas caras de parte de los otros aspirantes. O eso creí. Terminamos en un restaurante pequeño que, por su cercanía, fue elegido por otros aventureros que vimos durante las evaluaciones. La mayoría prefirieron ignorarnos, pero no faltaron aquellos cuyo rencor era imposible ocultar, aunque nadie superaba el resentimiento mostrado por esa maga de viento. Quisiera saber qué le hice para ganarme tanto rencor.
El sol ha empezado a caer y los resultados de las evaluaciones a los aspirantes tienen poco menos de una hora listos. Uno por uno, los equipos han pasado a la oficina del NPC evaluador para escuchar el veredicto. Algunos salen satisfechos y alegres, pero en otros casos, la decepción es evidente. Me sorprende ver que, aun con pruebas tan sencillas, hubiera gente que falló. Supongo que existen ciertas exigencias, como tiempos para cumplir con los recorridos o la capacidad de reacción. Sigo sin tener muy claro el criterio. Cada vez quedan menos personas. La chica de cabello verde hace poco se fue muy conforme, tanto que ni les prestó atención a sus compañeros de equipo.
Al fin ha llegado nuestro turno. Pasamos todas juntas a la oficina y, apenas entramos, el evaluador nos entregó los pergaminos que llenaba mientras nosotras realizábamos las pruebas. Logro espiar lo que dice la de Nemo y la chica piña. ¡Esto es mucho más elaborado de lo que pensé! Está lleno de anotaciones sobre el tiempo que demoraron en realizar su ejercicio, la manera en que sujetan el arco y la flecha, lo certeros que fueron sus tiros, el manejo del viento... ¿cómo pudo notar todo eso? Con cierto temor, ese mismo que se siente cuando realizas un examen complicado, veo mis observaciones. Tiene muchos detalles. Tiempo de realización del hechizo, tiempo de reacción, forma de sujetar el bastón, descripción de lo ocurrido, tipo de magia, afinidad, control mágico. Con razón escribía tanto. Momento... una de sus notas me califica como "espeluznante". ¡Será un maldito...!
—Felicidades señoritas —nos dice sin la mayor emoción. En sus manos tiene otro pergamino con todos nuestros datos—. Han sido aceptadas. Solo falta establecer el nombre de su equipo y el registro quedará completo. Podrán recoger sus licencias en dos días.
—El nombre... —murmuro. Apenas puedo reaccionar con lo rápido que ha sido esto. En cambio, las demás parecen contentas, tanto que Yoshida no esperó nada para abrazar a Yuri y a la lesbi.
—Cierto, debemos elegir un nombre —escucho a Asuka a mi espalda—. Pero no habíamos pensado en uno.
—No se preocupen, eso lo tengo resuelto —dice Nemo tomando el pergamino y una pluma del tintero—. Llevo toda la semana trabajando en eso, pero Kuro me dio el nombre idóneo para nosotras.
—¿Y-yo lo hice? Paro nunca me preguntaste nada.
—Lo sé. Pero ese hechizo tuyo me pareció asombroso y me dio una gran idea. Nuestra mejor opción es llamarnos Sombras.
Ja... sin duda eso suena a la Nemo que conozco. Es justo el tipo de nombre que sus delirios de protagonista de anime le harían pensar.
—Me gusta —¿Qué cosa? ¿Asuka está de acuerdo?—. Es fácil de recordar y tiene su encanto.
—Es perfecto. Recuerda a ese hechizo de Tomoko —Yoshida también está emocionada por eso—. Es simple y también amenazante.
—No tengo problema si para ustedes está bien —dice Yuri entre el creciente escándalo.
No es precisamente lo que esperaba para nombrar a un grupo de aventureras, aunque tampoco puedo decir que tenga una mejor idea. Supongo que esperar algo más épico no tiene sentido. A falta de una idea mejor y sumando la aceptación demostrada por las demás, no estoy en posición de negarme.
—De acuerdo —les digo—. Seremos las Sombras.
