¡HOLA MIS BELLAS!

Aquí os traigo un capi muy deseado... continuando con el anterior.

La verdad que ha sido muy fácil escribirlo. Aunque os aviso de que leáis con atención, los pensamientos de Edward... Os da pistas para entender su "comportamiento" en el próximo capítulo... No os digo más ;-)

RECORDAROS QUE ESTAMOS EN LA RECTA FINAL DE ESTA HISTORIA


ISIS JANET: Gracias por dejarme saber con tus comentarios, que sigues leyendo.

PANCHIIM: Me alegro de que te gustara el capítulo. ¿Qué significa eso de "la tenga cuesta arriba en este momento"? No lo entendí.

ADRIU: Gracias por tus palabras. Edythe es increíble.

PILIGM: Edythe es una pasada. Edward ha ido muy "sumiso", pero... él está muy dolido.

FLOR MACARTY: Esa era la idea, que fuese intenso. No me gusta decir cuantos capis, pq nunca lo cumplo... jajaja! Pero estamos en la recta final. (Unos 4/5 aprox)

WENDAY14: No adelantemos acontecimientos, ¿ok?

CAVENDANO13: Edythe es extremadamente inteligente... Influye mucho el don que tiene. Habrá momento Emme&Edythe y Alice&Edythe

DANITLUNA: Si te respondo a esas preguntas... entonces no sigo escribiendo el fic. ¡jajajaja! Tendrás que seguir leyendo.

NYDIAC10: La pregunta correcta sería... "¿Se perdonaran mutuamente?

BBLUELILAS: ¡Ufff...! Hay muchos sentimientos que deberán asimilar, para poder perdonarse... Intentarán entenderse por Edythe, pero, entre ellos...

ALICECAROLINA11: Mil gracias por tus palabras. Fue muy buena y certera, la pregunta sobre el amor entre sus padres de Edythe. Ella fue muy lista, dejándola caer así. Edward fue muy sumiso, pero... Emmet es genial. Creo que Rose, necesitará un gran pañuelo, y abrazar a su perrito, tras este capi...

NANCYGOV: En este capi, saldrás de dudas respecto a los Cullen. Bella está con las armas en alza, como es normal, pero cuidadito con la sumisión de Edward. Si, ellos se aman, pero... hay muchos "peros".

ELI MMSEN: Eso fue genial... jajajaja... La verdad que se me ocurrió sobre la marcha. Ha quedado muy divertido.

CLARYFLYNN98: Me alegro de que te gustaran mis otras historias. Ya me irás diciendo que te va pareciendo esta.

ROSY-CANUL.10: ¡Ohhh... cuántos sentimientos negativos...! (jajaja) Hay que ponerse en la situación de ella... En el próximo capi, entenderéis su punto de vista, al fin.

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MIL GRACIAS A TODAS POR COMENTAR. Y A LAS QUE NO OS EXTENDEIS, OS AGRADEZCO IGUALMENTE. TAMBIÉN AGRADECER LAS NUEVAS ALERTAS DE FAVORITOS... ME HACEN MUCHÍSIMA ILUSIÓN.

¡BIENVENIDAS! A LAS QUE EMPEZAIS A COMENTAR. ME ALEGRAIS EL ALMA.

VENGA CHICAS... A LEER, QUE ESTE FIC ESTÁ LLEGANDO AL FINAL. UNOS POQUITOS CAPIS MÁS, Y CONCLUIMOS OTRA HISTORIA.

NADA MÁS ACABAR ESTA, ME PONDRÉ CON LA "PROTEGIDA".

¡BESOSSSSSSSSS MILESSSSSSSSS!

CAPÍTULO 47


Edward se fue del apartamento de "sus chicas", despidiéndose animado, pero con un punto prudente. Fueron educados en sus formas, pero sin florituras.

Esa declaración de Bella, refiriéndose a "su" amor enfermizo, lo dejó con mal gusto, como resultado de su visita.

"¿Realmente ella pensará eso? ¿Amor enfermizo, es como ve el final de lo nuestro?" Ese pensamiento lo torturaba vilmente.

Edythe le sonrió muy dulce, pero mantuvo las distancias y él no quiso forzar las cosas. Sabía que una parte de esa prudencia de su hija respecto a él se debía por respeto y consideración hacía su madre. Otro punto era la propia confianza que entre ellos debía ir formándose. Pero fue la mejor experiencia que había vivido en sus 119 años de existencia.

Tardó más de lo que debía en llegar a casa, pero solo de pensar en el bombardeo a preguntas que le esperaba, parecía sentir una imposible jaqueca.

Después de una hora tras abandonar la casa de Bella y su hija, se armó de valor y paciencia y se fue junto a la familia.

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- Bueno… solo ha sido una hora - Alice saltó del gigantesco y centenario árbol que indicaba el camino hacía la casa, posicionándose al lado de Edward. - En fin… - Suspiró, con una sonrisa pacífica en su rostro.

- ¿Lo has visto todo? - Le preguntó Edward.

- No. Solo algunas partes, y en las que Edythe bajaba su escudo - ante eso, su sonrisa se amplió, de forma muy dulce y divertida.

- Claro… - Alzó las cejas Edward. - Su don debe ser muy potente. - Meditó.

- Si. Lo es… Y lo será aún más. Será una vampira muy poderosa.

- ¿Has visto algo? - El entusiasmo inundó el rostro del orgulloso papá.

- Si. - Alice le dedicó una amplia sonrisa cargada de amor a su hermano. - Será preciosa y repito… muy poderosa. Seguirá pareciéndose a ti muchísimo, pero cambiará y tomará rasgos de Bella… - Alice apretó la mandíbula tan fuerte, que el golpe de chocar unos dientes con otros, fue más que audible.

- ¿Alice? - Edward la miró con una ceja alzada, interrogativa, muy serio.

- No te preocupes - calmó a su hermano. - No le ocurre nada. - Asintió a su propia afirmación. - Es… - pensó las palabras adecuadas - Edythe es tremendamente sobreprotectora con Bella… - le alzó una ceja, guasona y Edward frunció el ceño - ¿Me pregunto de quien habrá heredado ese rasgo? - Soltó entre irónica y chistosa. Edward rodó los ojos, pero no pudo ocultar las arruguitas en la comisura de sus labios que delataban como intentaba esconder una sonrisa. - Ella es muy consciente de su naturaleza, más de lo que tu o Bella creéis. - lo miró con advertencia - y sabe que su madre es frágil, y pudo percatarse de ello cuando enfermó - Edward frunció el ceño, mirando fijamente hacía Alice. La cual rió - Edythe me mostró algunas cosas - inclinó los hombros.

- Bien… que es sobre protectora con Bella, me quedó más que claro cuando me sacó los dientes - Edward abrió los ojos con pasmo, pero formando un gesto de lo más cómico.

- ¡Jajaja! Eso fue buenísimo… ¡Ay, hermanito! Estás rodeado de chicas guerreras… - Alice alzó sus ojos con picardía. - Con lo de protectora, me quiero referir a que no va a consentir que manipulemos a su madre. Sobre todo, tu - Alice le lanzó una mirada cargada de advertencia - Voy a revelarte algo para darte un aliciente, ¿de acuerdo? Ella te adora… o te adorará. Pero al captar los sentimientos de Bella hacía ti, eso la hará marcar más las distancias contigo.

- Vaya… - Edward parpadeó, sintiéndose sobrecogido por la información de Alice.

- Ahora vamos… Todos están esperándote - le alzó las cejas de forma exagerada, ganándose un bufido por parte de Edward.

Alice fue lo suficientemente hábil para despistar a Edward, y no revelarle nada sobre lo que había visto de Edythe y Bella. Era una posibilidad, no una certeza, por eso no quiso decirle nada a Edward, infundiéndole vanas esperanzas.

Había tenido una visión de Edythe siendo mayor… Era una visión a largo plazo, ya que Edythe era adulta, una vampira completa. En la visión, salía Bella junto a su hija. Por eso Alice aseguró que la niña, tomaría más parecido a su madre; pero su parecido sería a una Bella vampira.

·

Tal como supuso, el resto de la familia estaba esperándolo impacientes. Ya que nada más atravesar la puerta de entrada, todos fueron a recibirlo al hall.

- ¿Edward? - Carlisle fue el encargado de iniciar la conversación con esa simple pregunta. Observó el rostro de su hijo y sonrió. Sabía que la visita había ido bien. - Tomemos asiento, y dejemos a Edward que nos cuente.

Edward estuvo durante horas narrando cada detalle de su encuentro, y repitiendo varias veces, algunos de los puntos de la conversación con Bella.

La familia estaba maravillada con lo que contaba de Edythe, y el oír hablar a Edward de su hija, solo consiguió acrecentar sus ganas de conocerla.

Y por supuesto, de volver a tener a Bella con ellos. Nadie tenía en cuenta que se hubiera ido, excepto Rosalie; incluso a ese punto de la historia, entendían sus motivos. Pero no hacía que doliera menos.

En eso del dolor, Edward era un experto; su herida aun estaba demasiado reciente. Se sentía ofendido, traicionado, y eso era peor que estar enfadado.

Pero había una pregunta pululando en el aire, que nadie se atrevía a hacer...

- Bueno… - Tomó la palabra Rosalie - Y ahora… ¿qué?

Esa, era la pregunta clave.

"¿Y ahora qué?"

Edward se inclinó de hombros, porque no tenía respuesta para ella. Y eso lo hacía estar frustrado.

- Juegan con ventaja porque no puedes leerles la mente. - Refunfuñó Rose.

- No hay ningún juego, Rosalie. - Le contestó severo Emmet. - Son personas, con ideas, con decisión propia. - Bufó frustrado - Al final, entre todos, conseguiréis que vuelvan a huir y entonces no las encontraremos jamás.

- Eso no va a pasar. - Soltó Alice de forma tranquila. Jasper la miraba de forma muy tierna. Edward con esperanza. - Porque Edythe no lo va a permitir. Ella nos mantendrá a ralla… a nosotros y a su madre. Entre su inteligencia y su don, conseguirá que vivamos en armonía.

- ¿Vivamos? - Preguntó esperanzada Esme. Alice asintió.

- Si. Nos vamos, todos - recalcó - a Forks.

·

·

Esa noche, tanto a Bella como a Edythe les costó mucho conciliar el sueño. Había muchos sentimientos y acontecimientos volando sobre sus cabezas y sus corazones como para que el sueño se apiadara de ellas.

Aunque no hablaron mucho sobre la "visita" de Edward. Edythe intentó entrar en conversación, pero observó el daño que le hacía a Bella, y pronto concluyó su parloteo. Sabía que su madre necesitaba serenarse para poder hablar.

Bella no sabía como sentirse; cientos de sentimientos se mezclaban unos con otros no dándole descanso y no dejándola clasificarlos y entenderlos.

Lo único que tenía claro es que su traicionero corazón, seguía amando a Edward. Sería fácil dejarse ir, pero su mente no estaba tan de acuerdo, embarullándolo todo.

Además, él no dio ninguna señal de seguir… enamorado (incluso en sus meditaciones, le costó pensar en esa palabra), de ella. Habían pasado cinco meses, y sus últimos días "juntos", habían sido catastróficos. Una reconciliación sentimental, era imposible. Inviable.

Si dejó claro su deseo por ella, pero eso eran temas carnales. Era sexo. La atracción, el magnetismo y… la tentación, seguían ahí. Ambos fueron bastante obvios, pero era eso… Sexo.
·

Solo consiguieron dormir unas pocas horas, y la luz del nuevo día, despertó el ligero e intranquilo sueño de Bella.

Se levantó, preparó café y se puso a sopesar los pros y contras.

Le preparó a Edythe sus tortitas favoritas con trocitos de fresa, y se fue a la ducha mientras dejaba a su hija seguir durmiendo; sabía que para ella había sido toda una experiencia conocer, por fin, a su padre, y se sentía exaltada.

El agua pareció despejar su mente, ayudándola a ver las cosas con más claridad; ahora era tiempo de comportarse como una adulta, dejando de lado sus niñerías y miedos. Así que tomó una decisión. Drástica y que la asustaba terriblemente, pero necesaria. Obligatoria sería la palabra que escogería.

Cuando Edythe se despertó, el olor de las tortitas recién hechas la fue guiando hasta la cocina, donde Bella estaba, por lo que parecía, recogiendo cosas personales.

- ¿Te parece que desayunemos juntas? - Le sugirió antes de que Edythe preguntara sobre lo que estaba haciendo. - Luego nos vestiremos bonitas, e iremos a que conozcas al resto de tu familia.

Edythe abrió los ojos como platos. No hubiera esperado semejante paso por parte de su madre.

- ¡Mamá! ¿En serio? - Bella asintió muy solemne - Sabes que no quiero que te sientas obligada…

- Nena… No es que esté obligada - Rodó los ojos mientras suspiraba - Eres su hija, su nieta y sobrina… Todos quieren conocerte, como es normal. Y que yo esté por medio es inevitable, porque no voy a separarme de ti, nunca. - La miró a los ojos, transmitiéndole la seguridad y sinceridad de sus palabras.

- Gracias mamá. Se que para ti esto es muy difícil, pero no permitiré que te dejen de lado. Si alguien tiene que tomar decisiones respecto a mí, hasta que sea suficientemente adulta para tomarlas yo sola, esa eres tu. - Bella sintió una inmensas ganas de llorar.

- Yo y… tu padre.

- Pero primero, tu. No quiero que te dejen de lado.

A Edythe aun le faltaba mucho por aprender de todo, pero las emociones, eran complicadas, y ella no había captado más que las de su madre, y las de gente que tocaba discretamente en la calle, para comparar. Pero era súmamente inteligente y entendía el sacrificio que hacía su madre.

Bella tomó su viejo móvil y lo volvió a configurar, para mandarle un mensaje a Edward, preguntándole la dirección.

Edward se la mandó, contestando al mensaje en menos de 30 segundos.

No le puso nada sobre ir a buscarlas, para que Bella fuese dándose cuenta de que tenía libertad para todo. Aunque por dentro estaba que se moría por ir él mismo a recogerlas, pero sabía que era una pequeña prueba por parte de Bella, para observar su reacción.

·

Cuando anunció que ellas irían a la casa, por decisión propia, todos se exaltaron de felicidad. Aunque tenían claro que debían ser comedidos en su recibimiento.

·

Bella frunció los labios en un gesto de conformidad, al darse cuenta de que Edward no había ofrecido su ayuda.

Tomarían un taxi, como era su plan.

Edythe escogió su propia ropa: un conjunto de pantalón corto abombado en rosa a conjunto con una blusa de tirantes, con caída en forma de campana en rosa suave y topos negros, con un precioso lazo rosa debajo del pecho.

Bella la ayudó a ponerse un lazo de raso rosa y topos negros, dejando su precioso pelo, ahora casi idéntico al de Bella. Estaba encantadora.

Bella abrió su armario, sintiéndose de pronto agobiada por lo qué ponerse; le parecía una tontería preocuparse por eso, habiendo cosas más importantes que tratar y en qué pensar, pero eso no hizo que dejara de angustiarse por su vestimenta.

Imaginaba que todos sabían su condición de "híbrida", por lo que optó por lucir su nuevo cuerpo, estrenando un conjunto que había comprado hacía días, en una tarde de tiendas con Edythe:

Un top lencero de satén blanco y tirantes anchos, con una delicada caída y encaje en el escote y los tirantes. Un vaquero apretado, largo por encima de los tobillos, con unas discretas aberturas en las rodillas, y una americana oversize, blanca.

Estaba preciosa.

Se maquilló muy suave y se marcó un poco las ondas del pelo.

No tenía intención de ir "excesiva", pero ahora, con cualquier "cosita" que se hacía, el resultado era asombroso.

También se dio cuenta de eso en la ropa. Le quedaba genial cuando la compró, pero ahora, tenía nuevas curvas en su cuerpo y la ropa le sentaba como un guante.

"Bueno… Con esto dejo claro que no oculto lo que soy… Realmente, porque sería una tontería. Aunque sigo aterrada al no saber ni lo que soy… ¡Ufff!"

Prefirió cambiar el rumbo de sus pensamientos y no ahogarse a sí misma.

·

Cuando salieron a la calle, justo enfrente de su portal había un coche de alta gama aparcado.

Bella frunció el ceño, mirándolo con reproche.

"Al final, no ha podido evitar venir… Es superior a él dejar tomar una decisión…"

Su verborrea fue interrumpida al darse cuenta de que no era Edward el que bajaba del coche, si no Emmet.

- ¡Emmet! - Exclamó emocionada, abriendo los ojos y la boca con alegría.

- ¡Bellita! - El vampiro a paso un poco más rápido de lo debido, se acercó a su "hermana/cuñada" y la alzó en brazos, dándole un abrazo de oso. - Que ganas tenía de verte. - Bella lo miró con emoción, sintiendo los ojos llenos de lágrimas. - Y yo - Una vez Emmet la posó en el suelo, y pudo recuperar el habla, lo miró a los ojos. - Gracias Emmet… - Llevaba desde aquel día con ese "gracias" clavado en su pecho.

- No hay de que. Alguien debía ponerse de tu lado - le alzó las cejas cómplice. - Además sabes que me encanta hacer rabiar a Edward… ¡jajaja! - rió tan despreocupado como solo Emmet podía ser. - Estás… deslumbrante. - la miró de arriba a abajo impresionado.

El vampiro voló sus ojos hacía Edythe, que lo observaba con una divertida sonrisa en su cara. Un toque tierno iluminaba sus ojos al ver a su madre tan radiante.

- Y tu, debes ser mi sobrina… Edythe. - Emmet se agachó para quedar, casi, a la altura de la niña.

- Si… y tu eres el tío Emmet. El favorito de mamá - Ladeó la cabeza, y le alzó una ceja con aire conspirador. Emmet no pudo evitar sonreír ampliamente ante esas palabras; entre él y Bella se lanzaron una mirada llena de cariño.

- Y seguro que seré tu tío favorito - le alzó las cejas, divertido y cómplice. - A simple vista, eres clavada a tu padre, pero tus gestos… Son iguales a los de tu madre. Eres una niña muy, muy guapa… Y por lo que me ha dicho tu padre, muy inteligente. - Emmet le alzó las cejas, y Edythe, en un gesto muy coqueto, muy de Bella, le devolvió la mueca acompañándolo de una inclinación de hombros. - Genes para ello, no te faltan, - la miró de forma intensa - pero… por favor, no le digas a tu padre que yo he dicho esto… - Rodó los ojos fingiendo horror, y Edythe se soltó a reír.

Bella sintió un escalofrío recorrerla cuando escucho a Emmet referirse a Edward con la expresión "tu padre", de forma tan normal. Si, era normal… Era su padre, pero el escalofrío le recorrió la columna vertebral, haciéndola estremecer.

Edythe se acercó a su tío, y tras tocar su mano, ella sonrió emocionada por los sentimientos tan puros y buenos que transmitía el enorme vampiro. Así que se acercó a él, y tras Emmet abrirle los brazos con la cara rebosante de amor, ella apretó su gran cuello entre sus bracitos finos.

Tras ese abrazo, Emmet se incorporó, con Edythe en sus brazos. Bella estaba desbordante de felicidad. Edythe no era dada a demostraciones tan claras de afecto, y ese abrazo solo significaba que Emmet se había ganado el amor de su sobrina. Había encontrado en él, un protector tan comprometido como su propio padre.

- En cuanto Edward dijo que ibais a ir a casa, no lo pensé y bajé a buscaros. No iba a permitir que fueseis en taxi. - Emmet meneó la cabeza con un disgusto fingido. - Se que tuvo que contenerse mucho para no venir - Bella apretó la mandíbula y su corazón se saltó un latido. Emmet se hizo el desentendido ante esa reacción - Él no quiere agobiarte. Quiere sinceramente que podáis entenderos, por el bien de ella - señaló a la niña - y… por el vuestro. - Bella agachó la cabeza, sintiéndose sobrepasada - Bella - Emmet le alzó la cara con su dedo - Vais a estar unidos por mucho tiempo. - Bella se tragó el nudo gigantesco que tenía en la garganta y asintió.

- Por eso vamos nosotras a vuestra casa. Como gesto de… paz. - Suspiró.

- Y todos lo agradecemos. Y… - Respiró hondo - Intentaremos facilitarte las cosas. Pero... Edward está dolido - Bella apretó la mandíbula. - Ahora, vamos... Todos os esperan - Emmet cambió el rumbo de la conversación, para no presionar más a Bella.

·

·

Con la facilidad de Emmet de sortear el tráfico, en cuatro minutos estaban tomando el desvío que llevaba a la casa que los Cullen habían alquilado.

- Cementerio Nacional San Francisco -

Bella casi infarta al leer ese letrero. Emmet tuvo que hacer grandes esfuerzos en no soltarte a reír a carcajadas.

- Tranquila hermanita… No vamos al cementerio… ¡jaja! - Al final, observando las muecas de Bella, no pudo contenerse de carcajearse. - Hemos alquilado una casa cerca de allí, pero no se ve el cementerio desde ella. - La miró con guasa - Es grande y alejada… Justo nuestras necesidades.

- ¡Uff! - resopló Bella, sin querer entrar en tema.

- Bella… No somos muertos vivientes - Rodó los ojos, meneando la cabeza - Aunque eso pudiera parecer. El veneno mata nuestras células humanas, reparándolas… Mejorándolas. Pero es como si siguiéramos vivos. No necesitamos tierra santa de un cementerio, ni ataúdes… Sácate los estereotipos del cine de la cabeza. - Emmet miró por el espejo retrovisor del coche, haciendo contacto visual con su sobrina, que lo miraba asintiendo con cara de guasa.

- Tu misma llevas cierta cantidad de ponzoña en tu cuerpo, - Bella contuvo el aliento al escuchar a Emmet entrar en "ese tema" - y yo te veo muy viva. - Le dedicó un alzamiento de cejas.

- No soy una vampira… - Apretó los labios, controlando su genio. - Solo fue lo justo para… repararme - ella también le alzó las cejas, usando su misma palabra.

Dos minutos después, entraban por una ornamentada e imponente puerta de hierro forjado. A unos pocos de metros, una majestuosa y enorme casa de estilo victoriano, se hacía visible. Era tan hermosa y monumental, que cortaba la respiración.

- Es… preciosa. - murmuró Bella alucinada.

- ¿Puedes verla desde aquí? - Preguntó Emmet curioso, con las cejas alzadas. - Está algo lejos para la vista humana. - Emmet le lanzó una miradita cargada de picardía.

- Emmet… - su tono no podía ser más condescendiente.

De forma inconsciente, movió el reloj, y la marca de media luna se hizo visible. Emmet pestañeó ante la visión de la huella inconfundible de dientes de vampiro.

- Bonita huella - ambos compartieron una mirada cómplice, que estaba llena de cariño y buen "rollo" entre ellos. Como siempre lo había habido.

Emmet estacionó el coche frente a la puerta de entrada a la impresionante casa y se giró hacía su "hermana".

- ¿Preparada? - No había humor ni guasa. Si no un tremendo sentimiento de empatía.

Bella tragó el nudo que tenía en la garganta, y pestañeó enjugando las lágrimas que se agolpaban sus ojos.

- No, pero… ¡Vamos! - Alzó la cabeza, inflándose de valentía.

- Esa es mi chica.

- Tranquila mamá… Nos iremos cuando te veas sobre pasada. - Edythe la miró muy seria y con el rostro lleno de paz.

·

Cuando se bajó del coche, Edward estaba en la puerta, esperando para recibirlas.

¡Impresionante!

Esa sería la única palabra que podría describir a Edward en ese momento… La forma de ir vestido, de su pelo desordenado "peinado" y la fragancia que emanaba de él, de estar recién duchado… Todo ello, hizo a Bella tener que inhalar oxígeno varias veces, y de paso, tragar la saliva que llenaban su boca de ver a Edward tan… radiante.

Bella comenzó a bajar del coche, y al alzar la cabeza, casi ya erguida, comprobó que tenía a Edward a menos de cuatro pasos.

La vista de Edward, era mucho, muchísimo más fina de la que tenía ahora Bella, y solo con el suave giro que hizo en el asiento del coche para bajar, pudo perfectamente verla… Devorarla.

Estaba… ¡Impresionante!

No encontraba otra palabra para describirla en ese instante.

Como solía pasarle respecto a Bella, volvió a equivocarse, ya que pensó que nunca podría desearla más, de lo que la había deseado; pero cuando la vio en ese momento, tuvo que recurrir a su entrenado autodominio, para no saltar sobre ella. Jamás pensó sentir un poder de atracción tan intenso y demoledor. Y eso, lo enfurecía; que ella, sin proponérselo, tuviese ese efecto, ese poder, sobre él.

Ninguno de los dos, quiso indagar más en sus propios sentimientos; ambos lo dejaron en "deseo". Algo sexual. Ya que levantar ampollas, era aun doloroso. Todas las heridas estaban a flor de piel… En un, muy leve estado de curación.

- Perdona - Se disculpó Edward ante su cercanía; ya que no pudo evitar acercarse demasiado rápido y demasiado cerca.

- No pasa nada - lo miró con el rostro neutro. Hasta que dejó salir una suave sonrisa - Edythe todavía no se mueve así - Rodó los ojos divertida - pero a veces corre a un paso muy poco humano, así que… estoy acostumbrada - inclinó los hombros. Edward sonrió de forma traviesa.

- Bien. No querría asustarte nada más llegar - La frase podría parecer seria, pero su tono de voz, dejaba claro que era una broma.

- Tras tu entrada triunfal en mi apartamento ayer… Creo que ya no hay muchas cosas por las que puedas asustarme - le contestó socarrona, con una ceja alzada.

Por los ojos de Edward pasó un fogonazo; un brillo que incluso Bella pudo advertir. Ella le había puesto un reto, y no había cosa que más emocionara y excitara a un vampiro que eso.

En menos de un pestañeo, Edward acortó los cuatro pasos que lo separaban de Bella, y metiendo su cara en el oído de ella, le susurró:

- No me pongas a prueba… - Su frase estaba cargada de tanto erotismo, que Bella sintió como un calambrazo le dio de lleno en su, traicionera, entrepierna. Edward no pudo evitar sonreír engreído, por ver que seguía ejerciendo ese poder sobre ella.

Bella respiró, jadeante, sintiéndose perdida. Se quedó tiesa como un palo y quieta, casi, como una estatua. No se atrevía a moverse por no dar un paso en falso.

Edward sacó su cabeza del cuello de Bella, aspirando su aroma en el proceso, y se separó los cuatro pasos iniciales.

Cuando sus ojos se encontraron, en ellos, en los de ambos, había hambre.

Pero ella estaba tan erguida, tan...soberbia. Como si su cercanía no la hubiese afectado. La ponzoña le ardía en las venas.

Despechado. Eso sentía Edward, y ese fue el sentimiento que Jasper captó de él, dejándolo preocupado. Porque sabía que su hermano era un hombre arrogante, muy consciente de su naturaleza, de su superioridad y que no llevaba bien que lo hicieran sentirse de menos. Y que Bella, a la que seguía amando, lo tratara así, no traería nada bueno.

·

- ¡Bellaaa! - Alice salió como un caballo de carreras en dirección a su hermana perdida. - Que ganas tenía de verte - Gritó con gran emoción. - Te he echado mucho de menos.

Alice paró a dos pasos de Bella, sorteando a su hermano en el proceso; se quedó contemplando a Bella, asombrada. La humana, por su parte, también la observó, con sus nuevos ojos, los cuales la traicionaron vilmente, ya que ellos si transmitían el anhelo que había padecido al estar separada de su pequeña duendecilla y que su boca se negaba a decir con palabras.

- ¡Guauuu! Estás… ¡Magnífica! - La miró de arriba a abajo con los ojos abiertos y llenos de emoción. - Es una pasada. - Meneaba la cabeza, incrédula.

- Alice, no monopolices a nuestra invitada - Jasper, muy formal, se situó al lado de Edward, el cual le dedicó una mirada extrañada, pero él mantenía un gesto travieso en su rostro. Bella alzó una ceja, molesta por eso de "visita".

- ¿Visita? Creo que hemos sobrepasado ese título hace mucho - Le respondió caminando hacía él.

Al pasar al lado de Alice, le dio una caricia en la mano y la miró con una liviana sonrisa.

- Yo también - Susurró, dejando la frase inconclusa, mirándola de lado y sin detenerse, siguió su camino en dirección a Edward… más bien a Jasper.

Se plantó delante de Jasper, a dos pasos escasos y lo miró fijamente; él la contempló de igual manera. Hasta que tras unos segundos, su rostro adornado con una sonrisa de suficiencia, dio lugar a uno lleno de confusión.

- ¿Qué pasa, Jasper? ¿No puedes psicoanalizarme? - Le preguntó con inocencia fingida. - Vaya… - Suspiró con una pena sobreactuada. - Eso es lo que le pasa al resto de la humanidad… - pestañeó, pensando. - bueno… al resto de las personas. Dejémoslo así. - le alzó las cejas y le guiñó un ojo.

- ¡Increíble! No puedo captar nada… absolutamente nada - Confesó anonadado. Edward se inclinó de hombros con inocencia, pero su rostro estaba lleno de malicia.

- Puedes darle las gracias a tu sobrina. - Bella se giró hacía el coche.

Todo esto había sucedido en cuestión de tres minutos, y Edythe estaba esperando a que su madre la llamara para que la presentara. Sabía que Bella necesitaba enfrentarse primero ella sola.

- Edythe, cariño… Ven. - Bella no pudo evitar hincharse de orgullo al verla salir del auto. Estaba muy hermosa. No la había visto nunca igual de radiante. Edward la miró amoroso mientras se acercaba. Y aunque estaba como loco de poder abrazarla, prefirió seguir siendo cauto.

- Hola tío Jasper… Tenía ganas de conocerte. - Jasper pestañeaba, alucinado, mirando prendado hacía su sobrina. Enfocó sus ojos hacía Edward, el cual tenía el orgullo reflejado en su rostro. - Mamá me ha dicho que compartimos similitud en nuestros dones. - Explicó muy formal.

- Si… Eso parece.

Bella le hizo señas a Alice para que se acercara, antes de que fuese a sufrir una crisis. La vampira estaba a su lado antes de que Bella acabara de bajar la mano.

- Y ella es… - Edythe cortó a su madre, mientras miraba hacía Alice brillándole los ojos exaltada.

- Tía Alice - Más que una presentación, fue un saludo, un reconocimiento. Alice la miraba maravillada, saliéndole un cariño, un amor infinito por ella y de igual forma Edythe miraba hacía su tía.

- Mi bellísima niña…

No hubo más palabras, ya que ambas se fundieron un cariñoso abrazo.

Bella tuvo que respirar hondo varias veces y tragar fuerte, para paliar las lágrimas que pugnaban por escapar de sus ojos.

Edward, tras contemplar a su hermana y a su hija, fundidas en tal amoroso gesto, desvió su mirada hacía Bella, observando como hacía grandes esfuerzos por no llorar.

- Tu mensaje me llegó alto y claro - Alice le guiñó un ojo a Edythe y esta se lo devolvió con una pícara sonrisa.

- Mamá te ha echado mucho de menos - Bella abrió los ojos, al borde del infarto. - Tu eres su fa…

- Edythe… - la cortó Bella sofocada. - Ven, vamos a conocer a los abuelos… - Respiró, llenando sus pulmones de aire. - Y todavía no has saludado a tu padre.

Alice le lanzó una mirada repleta de cariño a Bella, y esta suspiró, bajando los ojos, rendida. No podía hacer contacto visual en ese momento, ya que sabía que estaban repletos de amor por ella. Por esa duendecilla hiperactiva, dulce y… leal. Si. Leal.

- Hola, papá. - Bella giró violentamente la cabeza hacía su hija. El oírla llamar así a Edward, la dejó sin aliento.

"Agradezco que estos cambios también afectaran a mis ojos, y así no llorar con tanta facilidad, si no ahora serían un río desbordado."

- Hola nena - le devolvió el saludo Edward.

Edythe alzó la cabeza y Edward se inclinó, suponiendo que quería tocarlo, pero no. Ella se acercó más y tras apoyar su mano en el hombro de su padre, le besó la mejilla, dejando a Edward descolocado y repleto de amor.

- Tienes unos sentimientos bonitos. - Le dijo mirándolo directo a los ojos.

- Todos los provocas tu - la miró intensamente. Edythe ladeó la cabeza, analizándolo.

- No… Todos no. - le alzó las cejas, acompañando el gesto con una sonrisa pilla. En ese momento se pareció tanto a Bella, que a Edward se le atoró el aire en los pulmones.

- ¿Dónde están mis chicas? - La dulce y confortable voz de Carlisle llenó el ambiente.

Bella se giró hacía él, que venía acompañado de Esme, la cual tenía la cara acongojada en un claro gesto de emoción; como si estuvieras aguantando unas tremendas ganas de llorar.

Pero no podía… Tal y como le pasaba, casi, a ella.

Un recuerdo invadió su mente, dejándola aturdida.

Edward no le quitaba los ojos de encima, frunciendo el ceño de forma curiosa ante la congoja de Bella; aunque seguía con su atención en Edythe, y estaba maravillado por tener allí, con él a su hija, la fuerza de atracción que ejercía esa mujer sobre él, era todo poderosa.

Edythe observaba la escena en silencio. Hasta que un anhelo, una desesperación llenó su alma. Eran sentimientos que emanaban de su padre, mirando hacía su madre.

Entonces, entendió: Su padre se sentía frustrado por no poder escuchar a Bella, que miraba hacía Esme compungida, e hizo algo que no le iba a gustar mucho a su madre, pero solo serían unos segundos.

El escudo de Bella quedó desarmado. Por completo. Sin ella darse cuenta, por supuesto.

Edythe conseguía activar al máximo los dones externos, pero también podía anularlos completamente.

Así que lo pensamientos de Bella comenzaron a llenar la mente de Edward, al cual se le desencajó la cara.

"Aquel día, en casa de Charlie… La acusé de no poder llorar… Y ahora yo… a penas me salen ya lágrimas... He de disculparme con ella, pero… me es difícil doblegar así; tengo tanto miedo de ceder y perder el control… Pero he de disculparme. Tengo que hablar con Carlisle lo antes posible, y que me explique qué pasa, o… qué me va a pasar? Que ciegos están los humanos… Observándolos a todos ahora, es como si hubiese tenido niebla sobre los ojos."

Edythe volvió a "conectar" el escudo, cegando a Edward. Este la miró con una sonrisa cómplice y ella inclinó los hombros mostrando una inocencia angelical.

- Bella - la saludó Esme. - Estás preciosa, hija. - La miró con una ternura infinita, soltando chispas de amor maternal.

- Gracias… - La miró, y sus ojos derramaban sentimientos que, aun, no era capaz de transmitir con palabras.

Se giró hacía Carlisle; su mirada se cristalizó, y se volvió vulnerable. Él, era la sabiduría, la protección… El pilar de la familia.

- Hola hija. - la saludó, regalándole una cariñosa sonrisa y transmitiéndole un gran cariño en su mirada.

- Hola Carlisle… - Su pecho subía y bajaba casi con violencia.

Ambos se quedaron mirándose unos segundos, hasta que el dorado iris del vampiro, se tornó tierno; comprensivo.

- Ven… - Carlisle abrió sus brazos para ella, sabiendo que necesitaba la seguridad y el confort de su abrazo.

Bella contempló el gesto, sintiendo como sus ojos se humedecían; como sus barreras bajaban. Y de pronto, se sintió sobre pasada por todo. Por todas las cosas que habían pasado en estos últimos cinco meses.

Dio un paso tentativo en dirección al vampiro patriarca, bajó la cabeza y cerró los ojos, de los cuales, cayeron dos gotas salinas.

Carlisle al observar eso, sintió como algo se le rompía por dentro, así que acortó la distancia y la estrechó entre sus brazos. Sabía que Bella no lo rechazaría.

Ella tardó dos segundos en reaccionar, pero pasó los brazos por la cintura del vampiro, aferrándose fuertemente a él, sintiéndose protegida. Sintiéndose en casa.

Edythe se acercó más a Edward, y lo tomó de la mano, él la miró enternecido. Pero en esta ocasión no fue simplemente por el hecho de que su hija tuviera un gesto tan cariñoso con él, si no por lo que acababa de contemplar; por ese abrazo tan sentido y sincero entre Carlisle y Bella.

- Ahora entiendo… - Edward le hizo señas para que continuara - Mamá tenía a veces unos sentimientos extraños… - frunció el ceño - como si anhelara algo. Tenían que ver con el tío Charlie… pero ahora acabo de comprenderlos. - Sonrió llena de amor hacía su madre - Mamá echaba de menos a Carlisle, porque él es su figura paterna ahora. - Edward gesticuló sorprendido ante esa declaración. - Me habló mucho de él, - indicó a Carlisle - de lo sabio que es, que me enseñaría muchísimas cosas y que… debía seguir su ejemplo.

- Él es el que ha creado nuestra familia, con amor, respeto y sabiduría. - Respondió Edward con devoción hacía su padre en la voz.

Carlisle, aun con Bella entre sus brazos, sonrió lleno de orgullo y amor, al escuchar la conversación entre Edward y Edythe.

- Creo que tu y yo, tenemos una muy importante conversación pendiente. - Carlisle le alzó las cejas a Bella, la cual apretando los labios, asintió. Limpiándose las lágrimas con disimulo.

·

A Bella no le dio tiempo a responder, ya que la única persona que faltaba, hizo acto de presencia en ese momento.

- Bueno… la hija prófuga, ha vuelto. - Rosalie salió de la casa, quedándose al lado de Carlisle y Bella.

- Rosalie… - el tono y la mirada del patriarca fueron reprobatorias.

- Para haber salido huyendo por nuestra naturaleza, la semi-inmortalidad te sienta estupendamente - le soltó Rosalie con cierta burla.

Bella se quedó pasmada; sin palabras. No llevaba bien hablar abiertamente sobre su "semi-inmortalidad" como la había descrito Rosalie, y que ella lo expusiera así, abiertamente, la había dejado a parte de perpleja, abochornada.

Edward abrió los ojos, enfadado. Emmet fulminó a su esposa con una mirada seria. Jasper meneó la cabeza, molesto y Alice la miró con reproche.

Pero la acción que realmente causó sensación fue la de Edythe:

En un movimiento poco normal para un humano, se posicionó delante de su madre, mirando muy seria hacía Rose. Estaba más que claro, que había adquirido una posición defensiva.

- Hola Edythe. - La vampira se inclinó para quedar a su altura, y miró a la niña con mucha ternura. - Tenía muchísimas ganas de conocerte. - Sus ojos brillaban emocionados. - Soy tu tía Rosalie.

Rose se acercó, con intención de darle un beso a su sobrina, pero esta le puso la mano sobre el hombro, deteniéndola y de paso leyendo sus sentimientos, que era lo que pretendía.

Unos segundos después, se escuchó a Edythe gruñir. Rosalie pestañeó sorprendida, dando un paso atrás.

- No se me puede querer a mí, y a mi madre no. Somos un pack… un todo unido. - Edythe miró hacía Rose fija y duramente. - Agradezco tus bonitos sentimientos por mí, pero no me gustan los que percibo hacia mí madre. - Su voz no tenía nada que ver con su apariencia aniñada; era igual que escuchar a una persona casi adulta.

- Tu eres mi sobrina… - Rose intentó mantener las formas, y no dejar ver el tremendo chasco que estaba sufriendo de manos de su añorada y deseada sobrina.

- Me da igual que seas mi tía. - Respondió Edythe cortando así la excusa que, fuera a darle. - Ella es mi madre. - Sonó tajante al extremo. - Y no hay nada, absolutamente nada - Recalcó - más importante para mí, que ella. Y… - continuó al ver que Rose iba a interrumpirla. - me da igual que yo tenga más genética vuestra que suya… Ella estuvo a punto de morir por ayudarme a nacer. Iba a dar su vida por mi.

- Bueno, eso fue así, por culpa de ella - le respondió condescendiente Rose.

- No. No fue culpa suya, si no vuestra. - Rose abrió los ojos perpleja. - Creo que no eres… ninguno lo sois en realidad, del alcance de mi don. - Edythe lanzó una mirada general - Mamá me ha ayudado a distinguir muchos sentimientos, a ponerles nombre… por eso soy tan virtuosa pese a mi corta edad. - Explicó.

- Edythe… Cielo… - Bella apoyó su mano en el hombro de su hija, dejando que leyera su estado de ánimo. - No hemos venido a discutir.

- No… pero si a dejar las cosas claras. - Respondió muy tranquila.

Todos los Cullen estaban anonadados. Excepto Edward, que mantenía un semblante orgulloso en su rostro.

- Veo que la tienes bien aleccionada contra nosotros - Escupió Rose, clavándole una mirada envenenada a Bella.

Edythe iba a intervenir, pero su madre, que aun mantenía la mano en su hombro, se lo apretó indicándole que esperara.

- ¿Aleccionada? A Edythe no se la alecciona - le respondió ofendida. - Ella tiene su propio criterio, debido a su don. Nadie puede engañarla - la miró con intención. - Y con nadie, excepto contigo, ha tenido ningún problema. Analiza tus sentimientos hacía mí, y comprenderás su reacción. - Le soltó muy soberbia.

- No te pongas tan digna… Ahora has perdido el beneplácito de Edward - Rose fue a donde más pudiera dolerle a Bella. - Te has quedado sola. - La miró con odio. Bella abrió los ojos, sintiendo que podría matar a Rosalie en ese mismo momento. - Porque has llegado aquí, y todavía no he escuchado salir de tu boca una disculpa.

- ¿Una disculpa? - Bella alzó la voz, la cual sonó acampanillada, aunque afilada. - ¿A ti? - La miró con burla. - Espero que vivas una eternidad, porque eso es lo que tendrás que esperar por esa disculpa.

- Chicas… - Intervino Carlisle. - Mantengamos la calma. Nadie tiene que disculparse por nada - Suspiró, ya que eso no era del todo cierto. - Rosalie, creo que estás metiéndote en una conversación que debe ser exclusivamente entre Bella y Edward. - Miró con advertencia hacía su hija, ordenándole que se callara.

·

- Creo, que tu y yo, vamos a llevarnos bien - Jasper se acercó a su sobrina y le dio una caricia en la nariz.

- Seguro. - Asintió. - Siempre que os portéis bien con mamá. - Clavó los ojos en su tío, dejándolo maravillado. Jasper dirigió su mirada hacía Bella.

- Hola, hermana - Bella sonrió ante el nombramiento de Jasper. - Siento lo de invitada... - le sonrió de lado. - Solo quería picarte un poco. - Bella asintió, rodando los ojos - Me alegro de verte, de que estéis de vuelta. - Jasper la miró con un gran cariño y Bella sintió su pecho hincharse de felicidad.

- Tu madre y tu, sois lo más importante para nosotros. - Respondió Carlisle hinchado de orgullo por su nieta.

- Hola abuelo. - Edythe se giró hacía Carlisle. - Estoy deseando empezar a aprender de ti. - Carlisle estaba al punto de explotar de orgullo y felicidad. - Mamá me ha dicho, que debo aprender mucho de ti. - Lo miró con ilusión.

- Hola abuela. - Edythe se volvió a girar hacía Esme, que esperaba su turno para saludar a su nieta. - Mamá me ha dicho, que vas a ser la mejor abuela del mundo - Esme casi se desmaya al escuchar eso, y no pudo, ni quiso, evitar lanzarle a Bella una mirada enternecida. - Y que me vas a llenar de mimos - Edythe sonrió, ahora sí, como una niña, y Esme le regaló una de sus sonrisas maternales.

- Muchísimo nena… te voy a comer a besos.

Dicho eso, abuela y nieta, se fundieron en su primer abrazo; el primero de muchos.

·

Bella contemplaba la escena conmovida. Mucho más de lo que había imaginado, ya que a excepción del encontronazo con Rose, la bienvenida había sido muy agradable.

- Señorita - Carlisle se dirigió a Bella - Tu y yo… a mi despacho. - La miró sin lugar a réplicas, pero con un trasfondo simpático. - Edythe estará perfectamente - le recordó. Bella frunció la boca en un gesto de disculpa.

Aunque estaba con su familia, Bella nunca se había separado de Edythe. Incluso seguían durmiendo en la misma cama, acurrucadas.

- Tranquila, Bella. - Edward se acercó a su posición - Entre todos la tendremos entretenida. - Miró hacía su hija derrochando amor - Realmente creo, que será ella la que nos mantendrá entretenidos a todos.

- De eso no tengas ni la menor duda. Con ella, es imposible aburrirse. - Le respondió Bella muy normal.

Ambos se dieron cuenta de que se estaban hablando como personas civilizadas y eso les agradó. Parecía que la nube negra que ellos esperaban tener sobre sus cabezas, se disipaba, dejando un cielo despejado a un buen entendimiento.

Aunque a lo mejor, se habían emocionado mucho, por dirigirse un par de frases cordiales; ya que solo acababan de comenzar su andadura de estar "ligados" por su hija.

·

·

Parece que Bella ha tomado una decisión responsable y madura. Ha pensado como una madre, en el bien de su hija.

Y todos estaban emocionados por verla, dándole una bienvenida de lo más cariñosa.

Incluso se ha emocionado, conteniendo las lágrimas... Ella que pensaba que iban a estar enfadados...

Y Edward... está muy cordial, pero... ¡cuidadito con sus sentimientos! (Ahí lo dejo...)

BESOSSSSS