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Capítulo 46: El Heredero de la Oscuridad (Quinta Parte)
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"Ecos del Pasado"
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Centro de Hyrule City, aproximadamente 5 años antes.
Estaba nerviosa, había evadido a Link durante días, y ahora parecía lo contrario, estaba callado y distante.
Cuando el timbre que anunciaba el fin de las clases sonó se sintió realmente aliviada, lo miró de reojo pero él estaba perdido en otro mundo, estaban tan cerca y a la vez tan lejos. ¿De qué les servía estar sentados en el mismo pupitre si iban a estar así siempre?, Impa tenía razón tenía que arreglar las cosas.
—Li...
—Oye Zelda, no soy rápida tomando notas, ¿me pasas la parte final?— una compañera la interrumpió.
—Claro— simplemente lo hizo sin pensarlo.
Cuando se dio cuenta soltó un respingo de sorpresa, Link se le había perdido, no sabía cómo lo había hecho pero se le había escapado
Durante ese segundo su corazón se paralizó, Link jamás se había ido sin decir nada, literalmente saltó de la mesa y dejó ahí todo tirado incluyendo las notas que recién le habían pedido.
Cuando llegó al exterior le pareció ver un resquicio de la cabellera de su amigo entre los arbustos.
—Link— musitó, lo siguió, pero al mover las hierbas del otro lado encontró al chico con un Mogma.
— ¿Deberíamos ir?
—Creo que estoy posponiendo éste asunto demasiado, Jerry.
Ambos caminaron alejándose de la escuela.
Por un segundo Zelda agachó la mirada y sintió la necesidad de marcharse.
—No te ves bien, Link, ¿pasó algo con Zelda?
—Vaya, por Hylia... es tan obvia mi cara.
—No dejas de mirar al edificio de la escuela— pronunció un poco preocupado.
Zelda se detuvo en seco y siguió escondida un poco más detrás de los arbustos.
—Estoy... preocupado. Pero, por mucho que lo esté no puedo hacer nada. Siento que soy de lo peor por no poder leer sus sentimientos y aunque no sé lo que le pasa es obvio que por alguna razón no me quiere cerca.
—Qué raro
—Creo que necesita espacio.
—Me pregunto si hiciste algo malo.
— ¿Yo?— clamó todo angustiado.
Jerry se encogió de hombros.
—No recuerdo haber hecho nada malo. — replicó con su carita triste y boba.
Ambos siguieron su camino, Zelda se sintió realmente mal al escuchar eso, con cautela siguió sus pasos desde lo lejos, caminaron más allá de lo que ella hubiera imaginado, hasta que llegaron a las afueras de la ciudad y descubrió ahí erguida una vieja construcción hecha ruinas.
Link y Jerry se adentraron en esa casa. La madera crujía y parecía peligroso.
—Vaya éste lugar está empeorando.
—En cuanto terminemos pondré una ligera barrera o de verdad se vendrá abajo— susurró el joven Hylian casi tan bajito que pareció hablarse a sí mismo, registraron cada una de las habitaciones, aunque no había más que el rastro de destrucción del fuego.
—Quizás no queda nada, Link.
—Tienes razón— dijo con tristeza mientras entraban a una sala grande, el piso de madera crujió de nuevo.
Entonces sin previo aviso algo se rompió debido al peso de los intrusos, Link pegó un ligero grito cuando de la nada el suelo desapareció bajo sus pies, Jerry saltó hacia un lado y consiguió evadir aquello.
— ¡Link!
—Estoy bien— apenas si escuchó la voz desde el fondo y eso que tenía grandes orejas.
Bajo aquella oscura sala los zarcos ojos de Link relucieron un poquito confundidos. Llamó al fuego de Din con magia.
—Rayos.. éste sitio...
Apagó su magia.
—Raika— pronunció suavemente cerca del contacto de electricidad, la magia hizo funcionar por un momento el antiguo sistema eléctrico de la casa, una farolilla se encendió iluminando todo de naranja.
—De verdad que es útil la magia Sheikah.
Se adentró en aquel espacio pero sus pasos se detuvieron de golpe.
— ¿Zelda?
No era su imaginación estaba seguro de que había escuchado su voz.
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Su cuerpo reaccionó sin que siquiera fuera consciente de ello, casi se le salió el corazón cuando vio que Link se había caído en ese agujero. Abandonó su escondite y literalmente empujó a Jerry hacia un lado, el mogma había tenido la cabeza dentro del agujero, husmeaba la oscuridad con aquellos ojos que podían ver a través de la carencia de la luz.
— ¡Link!— estaba que se le salía el corazón del susto.
— ¿Señorita Zelda?— no sabía ni donde había salido la chica.
Zelda ignoró al Mogma y siguió gritando el nombre de su amigo, Jerry pegó el tremendo susto cuando la vio dispuesta a lanzarse por ese resquicio oscuro.
—No, espere.
—Suéltame Jerry.
—Link está bien, yo lo escuche.
— ¿Y si se lastimó?
Forcejeó un poco, Jerry la soltó para evitar lastimarla.
— ¿Zelda?— Link la llamó desde el fondo.
—Link, ¿estás bien?... no espera no te muevas, voy por ti.
Otra vez el pobre Jerry soltó un grito cuando la vio lanzarse al agujero.
Afortunadamente Link estaba justo debajo y la atrapó entre sus brazos sana y salva.
— ¿Princesa, que haces aquí?
— ¡Link!, ¡cómo se te ocurre!— lo regañó, estaba realmente preocupada— éste no es un lugar para jugar, no quiero que vuelvas a meterte en lugares peligrosos, que no ves que casi me muero del susto
—Zel...
—No puedo creer que hayas hecho semejante irresponsabilidad.
—Zel...
Volvió a llamarla con resignación, pero el lado sobreprotector de ella había salido a flote, al final Link se rindió, soltó un suspiro y la vio con cariño, la dejó que sacara todo lo que llevaba dentro, hasta que la pobre finalmente se quedó sin aire. Cuando sus pulmones ya no daban para más lo único que le quedó fue abrazarse a él muy fuerte y esconder la cabeza entre su pecho. Solo hasta entonces Link la bajó al piso, le tomó el rostro con cariño y le limpió las lágrimas.
—Perdón.
— ¿Por qué?...— gimió.
—Yo...
La abrazo, no quería soltarla, la había extrañado demasiado de esa manera.
—Necesitaba despejar mi mente. No es lo que piensas, y no estaba jugando como un crio bobo que no sabe lo que hace. Lamento haberte asustado de esa forma.
Finalmente ella sacó la cabeza de su escondite. Link se sentía arrepentido de no haber puesto atención a su entorno, si lo hubiera hecho habría sentido la leve magia que despedía la muchacha y se habría dado cuenta de que lo seguía. Era un error que jamás volvería a cometer en el futuro.
—Rayos— soltó con una risita— había olvidado que Raven tenía justo aquí abajo su escondite. Metí la pata.
— ¿Raven?... espera, ¿tu Raven?
—Si— dijo sin poder ocultar su tristeza.
Link fue al centro de la sala y encendió el resto de las luces.
—Ésta era mi casa... bueno, lo que queda de ella.
—Ay Link yo...
—Está bien, Zel.
Aun así fue y lo abrazó muy fuerte.
—Hace poco que la encontré. Pensaba, que quizás podía salvar algo, pero la parte de arriba está hecha cenizas.
—Bueno, aquí abajo todo parece estar intacto.
—Es un desastre, ¿a veces no entendía a mi tío?, mira este sitio está lleno de cosas raras.
Husmearon en busca de algo que pudiera ser salvado, Link encontró una cortina vieja colgada en una de las paredes, era extraño, ahí no había ventana ¿para que la querrían?, sin dudarlo la jaló y ésta se cayó al piso, tras de ella había un tapiz de un dragón blanco, por un segundo se quedó en trance mirando a la bestia.
"Hakuryuu" leía al borde, ese debía ser el antiguo símbolo de la familia.
— ¿Y eso?
—Solo es un Zilant... un dragón de mitología.
Era magnífico pero Zelda lo olvido pronto, había algunas fotos que rescató de los marcos viejos y libros que aún seguían en buen estado. Todo fue amontonado en un rincón para después ser llevado al Z-corp.
—Oye Zel, gracias.
— ¿Eh?
—Ya te sientes mejor ¿verdad?
—Sí. Oye Link lo siento.
— ¿Por qué?
—Ya sabes, por todo— clamó de manera tímida — la verdad te seguí porque sentí que te estabas alejando de mi lado.
—Mmmh bueno, más o menos. Pensé que querías estar sola, pero yo no podía estar a tu lado y verte de ese modo, por eso vine aquí, pensaba que solo así mi mente se pondría en blanco, porque si me quedaba a tu lado quizás podía molestarte.
—No seas bobo— pronunció, no pudo evitar erguir una sonrisa, habían estado de espaldas el uno del otro así que se viró para encontrarlo de nuevo. —Tú jamás me molestas. No entiendo como a veces te pasan esas cosas por la cabeza, Link.
No dijo nada, estaba quieto al lado de un mueble, había abierto un cajón y se había quedado ahí petrificado, con la mirada en blanco.
— ¿Link?
Un poco preocupada Zelda se acercó a él y miró por encima de sus hombros. Dentro del cajón había una pistola plateada, era un arma muy bonita aunque a ella le dio escalofríos. Link salió del trance para tomarla entre sus manos.
—Supongo que habría sido útil aquella noche— pronunció ella cogiéndole por la cintura.
Link río nerviosamente.
—No. Créeme, había una cosa gigante que no se habría muerto ni con mil disparos.
Revisó el arma. Estaba vacía, sonrío y de manera ágil le plantó un hechizo de contrato, chocó las manos puño contra palma y la pistola desapareció entre una magia que Zelda bien conocía.
Era el único hechizo que Link solía usar enfrente de ella, la magia para invocación que todos, absolutamente todos los hylian poseían.
— ¿La vas a guardar en tu almacén?
—Puede ser útil algún día. Además era la favorita de Raven, supongo que no importa si me la quedo.
—Solo ten cuidado, Link.
—Lo tendré.
Tomaron más cosas y se marcharon, Link le dedicó una última mirada al tapiz de aquel sótano.
—"Un Zilant"— pensó, por ese segundo sintió que él y ese dragón se parecían, ambos eran los últimos de su familia. Recordó las palabras de Cris y la profecía del abuelo Mogma. Quizás era cierto y todo se trataba de destino.
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Continuara...
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Comentarios del Capítulo:
hola lectores hermosos, espero hayan disfrutado del capitulo cortito pero indispensable, quizas en el futuro Zelda recuerde este evento de su pasado y se dé de topes contra una pared x"D.
Al final Link no ha podido dejar morir esa parte de su pasado, el Zilant que había estado siempre en su familia sigue acompañándolo como un recordatorio contante de la razón por la cual lucha.
